Deseo de cumpleaños.
-Sabes Shin-Chan, yo solo tengo un deseo.
-¿Cual?
-Poder ver las estrellas en el exterior.
(...)
El azabache miró por la ventana, entreteniéndose a observar las nubes a su paso o perdiéndose en sus propios pensamientos.
Aburrido.
Así era la vida en el hospital. Pero tampoco recordaba ningún momento en el que estuviera fuera.
Odiaba todo en el hospital, no había nada bueno. No tenía familia, sus padres murieron cuando tenía diez años en un accidente. Y él se salvó por estar en el hospital.
Aborrecía todo lo que pasaba, incluso en un día como hoy, su cumpleaños, odiaba estar ahí.
Dio un suspiro, a la vez que un ramo de rosas aparecía delante de él.
-F-Feliz cumpleaños.- Takao sonrió, tomando las flores con sus manos.
Quizás había mentido, pues si había algo bueno en aquel hospital, el hijo del director de este. Shintaro Midorima, su novio.
-Shin-Chan... Dijiste que hoy tenías cosas que hacer.- Llevó el ramo de rosas hasta su rostro aspirando su aroma, haciéndole una seña a su sonrojado novio para que le besara. Cosa que hizo.
-¿Cómo iba a perderme el día tu cumpleaños?- Takao sonrió.
Midorima había conocido a Takao en ese mismo lugar. Siempre que venía se fijaba en esa habitación en la habitación donde siempre estaba el mismo chico, un chico que aún estar siempre ahí nunca quitaba la sonrisa.
Un día el padre de Midorima, que aparte de ser el director del centro era un cardiólogo de gran fama en Japón, entró en la habitación de aquel chico, y esa fue la primera vez que hablaron.
Desde aquel momento empezó su amistad. Y a sus catorce años, se dieron cuenta de que no era solo amistad, sino algo más.
Desde aquel día hacía ya dos años eran "algo más" en la escala de amistad. Y hoy en el cumpleaños dieciséis de su Takao, él seguía jugando con aquel ramo de flores que le había regalado.
Sin poder evitarlo, esbozó una ligera sonrisa, acercando su mano hasta acariciar los cabellos azabaches de Takao. Bajando su mano hasta su mentón, y así atraerlo hacia sus labios.
-Te ves hermoso.- Susurró Midorima mirando hacia Kazunari, quien al oírle enseguida se avergonzó.
-N-No es cierto... Hace mucho que no me da la luz del sol... Y tan solo me levanto para ir al baño.- Takao no era tonto, veía todos los días sus enfermeros y enfermeras, tan arreglados, sin ninguna ojera ni tener la piel pálida. No como él.
-¿Y qué tiene que ver eso? Eres la persona más hermosa de todo el hospital, no, de todo el mundo.- Takao no lo pudo evitar, y de él surgió una gran carcajada acompañada de un gran sonrojo.
¿En qué momento tuvo que enamorarse? ¿En qué momento tuvo que sentir tanta felicidad? Rayos, ¿Porque estaba tan enamorado de aquel peli verde?
-Eres... Tan idiota.- Susurró volviéndose a acercar a besar a Midorima.- Te quiero.- El rostro de Midorima enseguida se sonrojó, aún no se acostumbraba a que Takao le dijese esas palabras.
-C-Cállate... -¡Shin-Chan estás rojo!- Kazunari no lo pudo evitar, empezó a reír con fuerzas al ver ese rostro que tanto amaba sonrojado hasta la medula. Pero esa risa paró de golpe cuando un fuerte ataque de tos le entró a Takao.
-¡Takao!- Midorima corrió acercándole a Takao la máscara de respiración artificial. No era la primera vez que Takao sufría un ataque de tos por algo así.- Idiota... Me asustaste.
-Lo siento.- Tosió aun levemente.
-Si sigues así... No podré darte tu regalo.- Midorima tentó a Takao, sería un tsundere, pero sabía cómo dejar con las ganas a su novio.
-¿Regalo? ¿Qué es?- SU regalo no era para poco. Midorima había conseguido que durante una tarde, dejaran salir a Takao del hospital, cosa que no había hecho desde que entró. Miró la hora, eran las dos cincuenta, y Takao tenía el permiso para salir a las tres.
-Tendrás que esperar. ¿Puedes levantarte?
-¿Eh? ¡Dímelo Shin-Chan!- Takao hinchó sus mejillas, haciendo un puchero, pero Midorima se resistió a este y negó con la cabeza.
-¿Puedes levantarte o no?- Takao asintió, levantándose poco a poco de la cama hasta que estuvo de pie. Pero enseguida tambaleó al estarlo, Midorima no tardó en cogerlo, evitando que se cayera.- Creo que... Sería mejor que fuera por una silla de ruedas.
-Gracias Shin-Chan.- Takao sonrió, viendo como su novio le daba la espalda para salir.
Al cabo de pocos segundos, Midorima volvió con la silla para Takao, junto a una gran mochila a la espalda. Takao se sentó con cuidado en la silla, y tirado por Shin-Chan, se dirigieron a la entrada del hospital.
-¿Dónde vamos Shin-Chan?
-¿Kise y los demás ya te felicitaron?- Cambió de tema exitosamente, pues Takao asintió con rapidez.
-Justo después de ti.- Sonrió.
Los compañeros de Midorima, al enterarse de que su tsundere amigo tenia novio, no tardaron en querer enterarse de quien era ese misterioso chico que podía aguantar todos los gritos de Midorima.
Lo que ninguno de ellos sabia es que toda su faceta "dere" la reservaba únicamente para mimar a ese chico.
Pero al ver cómo tan solo entrar por la puerta, Takao extendía sus brazos esperando recibir a Midorima, y este casi volaba para ir a besarle, comprendieron realmente, que su amigo estaba enamorado. Desde ese día, Midorima no era el único que visitaba a Takao.
-Pero no intentes distraerme, ¿Dónde vamos?- Midorima paró de golpe, justo en la entrada del hospital.
-¿Recuerdas lo que me dijiste de niños?
-¿Eh?
- Tu mayor deseo.
-¿Tener un robot gigante e irme volando a marte?- Midorima palmeó su frente con fuerza.
-¡Claro que no!
-¿Entonces?- Midorima esbozó una ligera sonrisa.
Takao entendió al instante a que se refería.
-Ya pero eso es im...- Viró su rostro rápidamente hacia Midorima, quien agrandó algo más su sonrisa.- S-Shin-Chan... T-Tu... N-No puede ser...
-Conseguí los permisos. Puedes pasar la tarde fuera. ¿Es tu deseo no?- Los ojos de Takao empezaron a llenarse lágrimas, asintiendo de nuevo con efusividad. Takao con toda la fuerza que pudo, dio un salto hacia atrás para abrazar a Midorima. Por suerte Midorima conocía a su novio, y sabía que iba a hacer eso. Con rapidez lo cargó, dejándole por encima de él sin borrar la sonrisa.
-T-Tu... T-Tsundere tonto...- Sollozó.- No... No vale que me hagas tan feliz...- Takao se hundió en el cuello de Midorima, sin dejar de caer las lágrimas de sus ojos.
-Es lo menos que pude hacer, solo necesité un poco de papeleo y...- Takao le calló con un beso. Midorima tan solo pudo suspirar de felicidad en medio de ese beso. Ya había hecho llorar de felicidad a su Takao, y eso tan solo era el principio de todo.
-¡Midorimacchi! ¡Takaocchi!- Gritó Kise corriendo entrando al hospital.
-¿Ki-Chan?- Kise sonrió.
-Ya está todo preparado.
-Gracias Kise.- Kise le guiñó un ojo volviendo a salir del hospital. Takao miró hacia el oji verde, intentando descifrar que estaba pasando. Pero Midorima solo le dio un beso como respuesta.- Tu regalo no ha hecho más que empezar.-
Con cuidado, Midorima volvió a dejar a Takao en la silla de ruedas, para dirigirse a la puerta.
Takao limpió sus ojos con el puño. Emoción, felicidad, nerviosismo, quizás hasta un poco de miedo. Eran demasiados los sentimientos que había en aquel momento dentro de él. Pero lo que más resaltaba, era la alegría, de al fin poder pisar un suelo que no fuera las frías baldosas del hospital.
Levantando la vista, Takao pudo ver un pequeño parque donde en seguida reconoció la cabellera rubia de Kise moviéndose de un lado para otro, y los enormes dos metros de altura de Murasakibara.
-¿Listo?- Preguntó Midorima. Takao asintió con un leve sonrojo en las mejillas, cruzando las puertas automáticas del edificio.
La luz del sol acarició sus mejillas, por primera vez no a través de una ventana, si no naturalmente, sin un cristas transparente de por medio. Sin resistirlo, Takao dio un grito de felicidad, asustando a algunas personas que pasaban por delante, pero enterneciendo a Midorima. Quien aún no se había detenido, cruzando hasta llegar al otro lado de la calle, donde un grupo de chicos con unas cabelleras para nada discretas, estaban preparando algo.
-¡Aominecchi te dije que lo siento!
-¡Y MÁS QUE LO VAS A SENTIR! ¡POR TU CULPA SE MOJARON MIS REVISTAS!
-¡No fue mi intención lo prometo!- El moreno corría tras el pobre rubio, quien huía para salvar su vida.
-¡¿Se puede saber que os pasa?!- Gritó Midorima, consiguiendo que la risa que llevaba resistiendo Takao desde que los vio, saliera en forma de fuertes carcajadas.
-¡Se me cayó el refresco sobre las revistas de Aominecchi y ahora quiere matarme!
-¡VE PENSADNO A QUIEN QUIERES INCITAR A TU FUNERAL "MODELITO"! ¡EN CUANTO TE PILLO VOY A...- De golpe Aomine dejó de correr, cayendo al suelo. Kuroko se había puesto entre ambos, y dándole un golpe en las costillas, había hecho caer a Aomine.
-Feliz cumple años Takao-Kun, y disculpe a estos dos.- Le echó una mirada furtiva a ambos chicos.
-¡Gracias Kuroko!- Dijo Takao sin dejar de reír. Fijándose en un mantel rojo que había sobre la hierba, con platos llenos de comida sobre él.- ¿Shin-Chan que...
-P-Pensé que te gustaría... Celebrar el cumpleaños con todos.- Murmuró Midorima por lo bajo. Takao le sonrió a modo de respuesta, agarrando su mano para poder darle un beso.
-¿Cómo me conoces tan bien?
-Eso es porque Midorimacchi se pasa más tiempo en el hospital que en el instituto, y cuando está en clase lo único que hace es hablar de ti... ¡AU MIDORIMACCHI ESO DUELE!- Shintaro no iba a permitir que Kise siguiera diciendo esas "mentiras"-que él mejor que nadie sabía que eran verdad-, así que pellizcó la mejilla del rubio, y cierto moreno no tardó en unirse.
-¡Esto es por mis revistas!- Gritó Aomine victorioso.- ¡Felicidades pulga!- Miró hacia Takao, quien reía sonrojado por las palabras de Kise.
-¡Gracias Ao-Chan!
-Taka-Chin~ Te compré dulces.- El peli lila, seguido por el oji rojo, se acercó a Takao.
-¡Mu-Chan! ¡Gracias!- Se podría decir que cuando se lo permitían, Takao era un verdadero devora dulces.
-Felicidades Kazunari.- Akashi miraba hacia su derecha, fingiendo no ver al azabache, como si no le importara aunque la verdad era que Akashi era uno de los que más se preocupaba por el estado de Kazunari.
-No pensé que me felicitaras de nuevo Aka-Chan.- Takao rió aún más.- ¡Gracias!- Con una mirada que se podría describir como amenazante, Takao agarró la mano de Midorima, marcando así "su territorio", nunca le había gustado como Akashi miraba a Midorima.
Entre risas y estupideces, empezaron a comer. Midorima sentó a Takao sobre sus piernas diciendo que "Así vigilaré que tu temperatura corporal no baje demasiado". Hasta el momento había sido la peor excusa por su parte.
-¡Vamos Takaocchi! ¡Tienes que soplar las velas de la tarta!
-¿Ta-También hay tarta?- Los ojos de Takao brillaron al oír la palabra mágica. Tarta.
-¡¿Qué sería un cumpleaños sin tarta?! ¡Además tienes que pedir un deseo al soplar las velas!- Con cuidado, Kise colocó y encendió las velas en el pastel ayudado por Murasakibara, que es quien trajo e hizo el postre.- ¡Vamos hazlo!
No le hizo falta pensarlo mucho. Miró hacia su novio quien mantenía los brazos alrededor de su cintura para abrazarle. Soplo las velas, apagándolas todas de golpe, haciendo que los demás aplaudieran como era típico en los cumpleaños.
-¿Qué pediste?- Preguntó Midorima al oído de Takao.
-No te lo voy a decir, da mala suerte decirlo, y no quiero que ese deseo se chafe.
El resto de la tarde lo pasaron ahí, los seis chicos eran excelentes en baloncesto, y a Takao siempre le había divertido ver los videos de sus partidos, tanto unos contra otros, como jugando en equipo. Así que viéndolos en directo y, con una ayuda de Midorima, pudiendo jugar junto a ellos, era simplemente la persona más feliz de mundo. Por una vez, podía olvidar toda su vida en el hospital, y sentirse como "un chico normal".
Pero cuando empezó a anochecer "misteriosamente" cada uno tuvo que irse de repente, dejando solos a Midorima y a Takao.
-¿A dónde vamos Shin-Chan?- Viró levemente su cabeza para mirar hacia Midorima quien lo llevaba.
-No voy a decírtelo por mucho que preguntes, además ya casi estamos.- Solo un par de minutos más de subida, llegaron.
Un mirador natural, desde el que se podía ver gran parte de Tokyo y lo más importante, las estrellas.
-V-Vaya...- De la boca del azabache tan solo salían balbuceos, nunca había podido imaginar el ver una vista tan hermosa en vivo.
-¿Quieres ir al banco?- Takao asintió, levantándose con mucho cuidado de la silla de ruedas, no quería volver a tambalearse, y andó hacia el banco. Sentándose sin permiso en las piernas de Midorima. Pero este tampoco hizo nada para evitarlo.
Al sentarse Midorima notó a Takao frio, y eso era mala señal. Si su temperatura corporal era baja, era mucho más sencillo que cogiera algún tipo de enfermedad. Y dada la condición del chico no podía permitírselo.
Sacó de su mochila un abrigo para Takao, junto a una manta para cubrirlos a ambos.
-Gracias.- Tiritó un poco Takao, tapándose.
Ambos quedaron en silencio, mirando el cielo nocturno. Quizás aquel era el momento. Midorima le quería regalar algo más a Takao que el conseguir que le dejaran salir, le había comprado un pequeño anillo plateado con su nombre escrito. No era mucho, pero era horrible pensando regalos, y gracias a un amigo de Kuroko, se le ocurrió eso.
Pero ahí estaba el gran problema, ¿Cómo dárselo? Le avergonzaba en exceso decir un largo discurso, y dárselo tal cual era demasiado aburrido para él. Después de al menos cinco minutos auto convenciéndose de dárselo, y animándose a sí mismo a hacerlo, se decidió a hablar.
-Ta...
-Gracias Shin-Chan.- Le interrumpió de golpe.- Yo... Todo este día ha sido... Perfecto. Estar contigo, con los chicos, y esto... Estoy tan feliz que yo...- Una pequeña lágrima rodó por su mejilla.- Gracias.- Se giró hacia Midorima, sonriéndole. Midorima podía asegurar que esa había sido la sonrisa más sincera e inocente que había visto en toda su vida.
Todo su valor se esfumó de golpe. Se hundió completamente rojo en el cuello de Takao, causándole un cosquilleo a Takao al rozar su nariz con su piel. Sacó el anillo de la cajita en su bolsillo, y aún sin mirarlo buscó la mano de Takao. Inocentemente, colocándolo en el dedo de pedida.
-¿Qué?- Levantó su mano, viendo el anillo plateado.
-Fe-Felicidades... O-Otra vez.- Tartamudeó con las mejillas ardiendo.
Takao notó donde había colocado el anillo, riendo al instante, pero decidió guardarse ese pequeño secreto para él.
-Gracias, mi amor.- Buscó la mejilla de Midorima, besándola tantas veces como le fue posible. Midorima se aferró más al cuerpo de Takao.
¡¿Acaso no iba a parar de decir cosas vergonzosas?! ¿Por qué tenía que sonrojarle tanto que le llamara así?
Maldición... No era justo que amara tanto a Takao.
-Mira Shin-Chan, una estrella fugaz, pide un deseo.- Midorima levantó el rostro, mirando como pasaba la estrella.
-Con solo estar con Takao me es suficiente.
-¿Pensaste un deseo?- Preguntó Takao, a lo que Midorima asintió.- ¿El qué?
-"No te lo voy a decir, da mala suerte decirlo, y no quiero que ese deseo se chafe."- Había cierto tono de burla en sus palabras, recordándole a Takao lo que hacía unas horas le había dicho.
-Eres horrible.- Rió Takao, hundiéndose a besar el cuello del más alto.
-Lo sé.
El tiempo que podían estar fuera era limitado, como muy tarde Takao tenía que volver a las diez de la noche, y a esa hora, ya estaban delante del hospital.
Llevó a Takao hasta su cuarto, que por suerte no compartía con nadie, y con delicadeza lo desvistió, volviéndole a colocar la bata del hospital para tumbarlo en la cama.
-¿P-Puedo quedarme un poco más?
-Sabes que sí.- Sonrió Takao, prácticamente arrastrando a Midorima hacia su cama, dejándolo a su lado.
Con una sonrisa juguetona, Takao empezó a robarle besos a Midorima, quien intentaba seguir sus rápidos besos, acariciando el cuerpo del menor causándole suspiros.
-¿Shintaro?- La grave voz de un hombre hizo que ambos se giraran hacia la puerta.
-Ho-Hola padre...
-La hora de visita terminó.- Dio un bufido, otra vez su hijo ignoraba los horarios del hospital.
-Y-Yo...
-Tengo turno de noche, puedes quedarte. Pero solo por hoy.- Sin evitarlo sonrió, adoraba ver a su hijo y a Kazunari feliz.- Feliz cumpleaños Kazu.
-Gracias Midorima-San.- Le sonrió avergonzado.
-¿Pediste ya un deseo de cumpleaños? Cuando era niño solían decirme que los deseos de cumpleaños siempre se cumplían.- La sonrisa de Takao aumentó.
-Eso espero.- Ambos se dedicaron otra sonrisa, antes de que el mayor se fuera dejando otra vez a solas a ambos amantes, que no tardaron mucho a empezar de nuevo a robarse besos el uno al otro.
"Mi deseo es poder pasar muchos otros cumpleaños junto a Shin-Chan"
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Lo siento ;-; Ayer se me borró todo lo que tenía y no pude publicarlo a tiempo Q-Q Pero bueno, aquí esta para el cumple del Halconcito QwQ
¿Les gustaría un especial lemmon para el cumple de Kazu? Si es así, ¿MidoTaka o TakaMido(Takao de seme)? Díganme en los comentarios lo que prefieran :3
Muchas gracias por los votos y comentarios y no leemos en el próximo One-Short~
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