Una Noche
La puerta de su departamento fue tocada con desesperación, tanto que tuvo que levantarse rápidamente del sofá para abrir, encontrándose a su mejor amigo del otro lado.
-¿Que demonios te sucede, Mew?.- preguntó Gulf al ver el estado de su amigo. Su piel pálida estaba sudada, su cabello castaño despeinado y sus ojos lo miraban de una forma extraña que no sabía explicar.
-Necesito que me hagas un favor.- fue lo primero que dijo tomando la mano de su amigo de piel morena y cabello negro.
-Primero respira, te traeré agua, siéntate en el sofá.- dice el menor, por tan solo un año, antes de partir a la cocina. -Toma esto.- dijo extendiéndole el vaso a su amigo, quien lo tomó y le dio un largo trago.
-Gracias.- una sonrisa nerviosa cruzó el rostro de Mew y eso solo preocupó más al dueño del departamento.
-Ahora si, dime que sucede.- lo alentó a hablar el menor.
-Te necesito por una noche.- dijo seriamente el pálido.
-¿A qué te refieres?, no entiendo.- Gulf comenzó a creer que tal vez su amigo estaba ebrio o algo pues nunca había actuado así de nervioso.
-Se mi novio por una noche.- explicó el castaño, aunque seguía sin dar muchos detalles pues primero quería convencer a su amigo.
-Espera, espera.- dijo el pelinegro. -¿Estas pidiéndome que sea tu novio?.- preguntó notablemente alterado por el pedido tan extraño de su amigo.
-Si, pero solo por una noche.- aclaró Mew como si eso hiciera menos confusa la situación.
-¿Por qué demonios necesitas que sea tu novio una noche?.- cuestionó muy confundido el menor, pasando su mano por su cabello.
-Mi padre quiere hacer una fiesta para presentarme a las hijas de sus socios.- explicó el mayor recargándose en el respaldo del sofá con pesar.
-Pero eres gay.- dijo Gulf, pues si su amigo le había dicho casi desde que lo conoció que era gay y él no tenía ningún problema con eso.
-Por eso necesito llevar a mi novio, para que papá entienda que soy gay, pero como no tengo novio, pensé en que tal vez tu podrías actuar como mi novio.-
-Es la idea más estúpida que has tenido nunca.- se quejó el moreno. -¿Enserio pensaste que diría que si a eso?.- dijo poniéndose de pie algo molesto por el pedido.
-Vamos Gulf, eres mi mejor amigo, tienes que ayudarme.- Mew lo siguió y lo abrazó por la espalda, como siempre hacía, aún con las quejas de su amigo. -Además ellos no te conocen, así que no dudarán de si eres mi novio o no.-
-Suéltame, Mew.- se quejó removiéndose entre los fuertes brazos del mayor, pues este tenía fuertes músculos y siempre le ganaba en fuerza.
-Por favor, ayúdame.- suplicó el castaño sin soltar a su amigo. -Prometo que no tendrás que hacer mucho, solo ir, verte tan lindo como siempre y tomar mi mano.-
-Lindo mi trasero, no soy lindo.- dijo finalmente soltando el agarre que lo rodeaba.
-Si, tu trasero también es lindo, pero no estamos hablando de eso.- se burló con diversión el mayor.
-Idiota.- masculló el menor. Su amigo siempre hacía esa clase de chistes.
-Pero hablando en serio, necesito que me ayudes, por favor.- suplicó una vez más, tomando las manos de su amigo entre las suyas. -Si lo haces yo te deberé un favor y haré lo que me pidas sin replicar, ¿esta bien?.-
-Enserio me necesitas, ¿eh?.- dijo Gulf algo divertido por la desesperación de su amigo.
-¿Lo harás?.- preguntó Mew con un nuevo brillo en los ojos.
-Esta bien, solo porque me vengare después.- aceptó el moreno rodando los ojos con fingida molestia.
-Eres el mejor.- dijo el mayor besando fugazmente la mejilla del otro.
-Pero no tengo nada que ponerme.- dice Gulf pensando en toda la ropa que tenía, de la cual ninguna era lo suficiente elegante para una cena con empresarios.
-Por eso te llevaré de compras, buscaremos trajes para los dos.- comentó el castaño con una sonrisa autosuficiente por haber conseguido convencer a su amigo.
🌙⭐
Dos días después habían acordado verse en el centro comercial, donde había muchas tiendas donde podrían conseguir algún traje.
-¿Estás listo?.- preguntó Mew tomando la mano de su amigo.
-Supongo.- suspiró Gulf apretando el agarre de sus manos, pues el cálido toque del mayor siempre lograba tranquilizarlo.
-Vamos, buscaremos un traje que te haga ver hermoso y seas la envidia de todos en la fiesta.- afirmó el castaño y aun tomados de la mano, pues no les molestaba estar así, entraron al enorme centro comercial.
Algunas personas se detenían a verlos de forma extraña al estar tomados de la mano, otras chicas los veían y sonreían emocionadas.
-Aggh odio que las chicas siempre estén detrás de ti.- se quejó el moreno.
-No te pongas celoso, cariño.- dijo el pálido con diversión, viendo los enormes ojos del otro.
-Celoso mi trasero, solo odio tener que soportar que las chicas se nos queden viendo.- explicó el menor rodando los ojos.
-Pues yo creo que te ven a ti, debes aceptar que eres guapo, cariño.- Mew apretó el agarre de sus manos y los guió por algunas tiendas, tratando de dar el tema por terminado. -Entremos aquí.-
-Como quieras.- Gulf se veía notablemente molesto, aunque no era para menos si ya había notado que algunas chicas los seguían muy de cerca.
-¿Te molestaría llevar trajes iguales?.- preguntó el castaño viendo un par de trajes blancos.
-Lo que sea está bien para mi.- respondió el pelinegro viendo algunas prendas con tal de mantenerse distraído.
-Vamos al probador.- lo llamó Mew después de un rato.
Gulf volteo a ver a las chicas que seguían persiguiéndolos de forma "disimulada" y rodó los ojos antes de caminar hasta el probador.
-Dejé tus prendas dentro, yo usaré el probador de un lado, tienes que salir para que te vea.- explicó el pálido.
-Está bien.- finalmente el moreno se metió al reducido espacio y se cambió, vistiendo un traje blanco. Salió con algo de dudas y se vio en el enorme espejo, un segundo después Mew apareció con un traje similar.
-¿Qué te parece?.- preguntó el mayor acercándose a su amigo para tomar su mano y darle una vuelta. -Siento que este no le hace justicia a tu figura.- comento viendo el voluptuoso trasero del menor.
-En realidad no me gusta mucho vestir de blanco, pero a ti te queda genial.- afirmó viendo como la piel pálida del castaño resaltaba de una linda forma con aquel traje, además de que la prenda lo hacía ver mas masculino e imponente.
-Bueno pero tenemos que ir a juego, así que a cambiarnos.- dijo Mew con emoción, pues en realidad le gustaba eso de ver a su mejor amigo en elegantes trajes que resaltaban su espléndida figura.
El segundo traje era uno negro, muy clásico. Ambos vestían el mismo cuando salieron del robador.
-Este no me gusta nada, te hace ver muy serio.- comentó el mayor viendo con detenimiento a su amigo.
-Siento que vamos a un funeral.- dijo divertido el menor. -Aunque técnicamente es un funeral para mi.-
-¿En serio?.- cuestionó el pálido acercándose a su amigo para rodearle la cintura y pegarlo a su cuerpo. Los gritos emocionados de unas chicas llamaron la atención del mayor, quien volteo y les sonrió amablemente, para después volver su atención a su amigo, quien no despegaba la mirada. -¿Tan malo es estar conmigo una noche y actuar como mi novio?.- pregunto acercando sus caras, casi rozando sus narices.
-No lo se, ¿crees que podría disfrutar actuar como gay un día?, no podré ir a conquistar chicas ricas.- respondió con diversión el menor, pasando sus manos por los hombros de su amigo, sin romper el contacto visual.
-No puedes negarlo, Gulf, se que en el fondo te emociona ser mi novio por un día.- lo molestó aún más, acercándose al oído del menor. -Tal vez podrías aceptar finalmente que te gusto.- susurró en su oído antes de morder su lóbulo.
-Idiota.- lo empujo el menor enfadado. -En tus sueños me enamorare de ti.-
-Esta bien, dejare de molestarte.- Mew levanto las manos en son de paz y su amigo suspiró. Siempre tenían esa clase de peleas amistosas, más que nada porque la actitud del mayor era muy juguetona y bromista. -Vamos a cambiarnos.-
-De acuerdo.- aceptó en un suspiro el pelinegro, pues nunca podía durar enojado con su amigo. El pálido se acercó a él y besó su frente de forma cariñosa, como solía hacer siempre, pero esta vez Gulf no pudo disfrutar mucho el cálido beso, pues de nuevo los gritos de las chicas retumbaron entre los probadores. -Mew, no quiero ser grosero pero esas chicas me incomodan.- murmuró.
-Lo se, cariño, deja que me encargue, tu ve cambiándote.- dijo con voz dulce el castaño y caminó hasta donde estaban las chicas. El moreno se adentro en el probador pero no hizo nada para poder escuchar lo que su amigo decía. -Chicas, quisiera pedirles que dejaran de seguirnos, mi novio es muy tímido y no le gusta la atención, por lo que les agradecería si nos dejan solos.-
-Oh lo sentimos mucho, es solo que son una pareja tan linda que no nos pudimos resistir.- comentó una de las chicas.
-Lo sé, mi novio es hermoso.- afirmó Mew y algo en el pecho del menor se alteró al escucharlo. -Pero lamento decirles que es solo mío, así que tengo que protegerlo.-
-Lo entendemos, lamentamos molestarlos.- después de unas disculpas más, las chicas dejaron de escucharse.
Cuando finalmente dejó de escuchar ruidos comenzó a cambiarse por el último traje que su amigo había dejado para él. Salió unos minutos después y Mew ya lo esperaba ahí, con el hermoso traje color crema con rayas negras, el cual acentuaba bien su fornido cuerpo.
-Wow, te ves espectacular.- lo halago el mayor cuando noto que ya había salido. El traje de Gulf era igual, tal vez solo un poco más ajustado, pero gracias a eso se podía notar la silueta de su fina cintura y su bien formado trasero. -Ese traje parece haber sido hecho solo para que tu lo usaras.-
-Eres un exagerado.- dijo el moreno tratando de ocultar el sonrojo en sus mejillas por las palabras del mayor. -Pero creo que tu también luces bien con él, te ves serio pero relajado.-
-Bueno, creo que estos trajes serán los ganadores.- afirmó Mew sin despegar la vista del cuerpo del menor y como el traje parecía acariciar cada bella curva de su cuerpo, haciéndolo ver más hermoso que de costumbre.
🌙⭐
El viernes de la misma semana finalmente se celebraría la fiesta con los socios de la famosa empresa de los Jogcheveevat. Gulf ya estaba listo, con su traje color crema y una camisa blanca debajo, además de su cabello bien peinado y un ligero maquillaje.
Mew pasaría por él en cualquier momento, por lo que solo estaba en su sofá esperando la llegada de su "novio". Cuando el reloj marcó las 8 exactas, el timbre sonó, por lo que dando un enorme suspiro se puso de pie y abrió la puerta.
-Hola, novio.- lo saludo el pálido con una sonrisa deslumbrante. El traje se le miraba fantástico, marcando cada músculo de forma perfecta.
-Peinaste tu cabello diferente.- comentó el moreno viendo a su amigo con el cabello cubriendo su frente, lo cual le parecía sorprendente porque pocas veces lo usaba así.
-¿Te gusta?, pensé en cambiar un poco.- a Gulf le tomó por sorpresa el leve sonrojo que se esparció por el pálido rostro de su amigo.
-Se ve bien, te hace ver lindo.- afirmó el moreno.
-Pues tu te ves aun mas espectacular.- Mew extendió su mano hacia su amigo y este entrelazo sus dedos. -Vamos, cariño.-
-Vamos, amor.- dijo el menor usando ese apodo que el mayor pidió que usara cuando estuvieran en la fiesta, para hacer la situación aún más creíble.
Tomados de la mano caminaron hacia el lujoso auto negro de Mew. Un precioso BMW que a Gulf le fascinaba.
-Enserio te agradezco por ayudarme.- dijo el pálido para rellenar el silencio.
-No agradezcas, me las cobraré cuando sea mi turno de pedirte algo.- comentó el moreno tratando de seguir la conversación para calmar sus nervios.
-Lo se, solo no seas malo con tu novio.- Mew volteo a ver a su amigo aprovechando la luz roja del semáforo y le hizo unos lindos ojitos.
-Solo serás mi novio esta noche, amor.- comentó sarcásticamente el pelinegro.
-Créeme que lo sé.- suspiró el castaño, tratando de ocultar su decepción. Porque no podía engañarse, estaba irremediablemente enamorado de su amigo.
Mew se había enamorado casi al instante que lo vio, su cuerpo y su hermoso rostro lo habían hechizado, pero sin duda su actitud tierna y algunas veces agresiva, lo habían vuelto loco. Para su mala suerte, Gulf nunca dio indicios de ser gay o por lo menos estar atraído a más de un género, contando que ya le había conocido algunas novias desde que eran amigos.
-Pero ya pensaré en que pedirte después, por ahora tengo que pensar en como actuar como un buen novio.- comentó el pelinegro queriendo aligerar el ambiente algo incómodo.
-Llegamos.- anunció el pálido y se bajó del auto para rodearlo y abrir la puerta a su amigo. -Vamos, cariño.- dijo extendiendo su mano al menor, quien la tomó y salió del auto.
-Vamos, amor.- Gulf entrelazo sus dedos en busca de calma y seguridad, como siempre que estaba nervioso.
Había algunas cámaras fotografiando a los famosos empresarios que llegaban y obviamente el futuro heredero de la famosa empresa Jongcheveevat no iba a pasar desapercibido, por lo que los flashes comenzaron a sonar tan pronto notaron su presencia.
Caminaron a lo largo de una enorme alfombra, adentrándose finalmente en el enorme salón donde ya había muchas personas vestidas de forma elegante.
-Hola, Mew.- saludó una voz masculina llamando la atención de ambos chicos.
-Hola, padre.- saludó cortésmente el pálido. -El es mi novio, Gulf.-
-Un gusto señor Jongcheveevat.- dijo el moreno apretando la mano del padre de su amigo.
-Es un joven muy lindo, querido.- la voz de una mujer llegando los hizo voltear a los tres.
-Hola, madre.- saludo Mew a la mujer, dándole un beso en la mejilla. -El es Gulf, mi novio.
-Mucho gusto, Gulf.- dijo la mujer acercándose a besar la mejilla del moreno.
-El gusto es mío señora Jongcheveevat.- el menor sonrió a la linda mujer y esta le devolvió el gesto.
-Pero pasen, disfruten la fiesta.- dijo la mujer y los chicos caminaron aún más dentro del enorme salón, sentándose en una de las mesas cerca de la pista.
-No fue tan malo como pensé.- dijo Mew alejando la silla para que su "novio" se sentara. El pelinegro le sonrió en agradecimiento y se sentó.
-No, en realidad no fue tan malo.- afirmó el moreno viendo al sin fin de chicas y chicos, hijos de empresarios, que estaban ahí, algunas chicas incluso no despegaban la vista del mayor.
-Por ahora solo tienes que seguir viéndote lindo y saludar a muchas personas.- Mew no soltaba el agarre de sus manos, pues podía notar el nerviosismo de su amigo.
-Yo siempre me veo lindo.- dijo con egocentrismo fingido el menor.
-Siempre eres lindo.- afirmó el mayor. -Pero hoy te ves totalmente perfecto.- murmuró muy cerca del oído del moreno.
-Basta, Mew.- susurro el moreno apenas alejándolo un poco, pues su rostro se sentía repentinamente caliente al escuchar a Mew decirle lo lindo que se veía.
-Solo digo la verdad, por eso todos nos ven, seguro tienen envidia de que estoy con el hombre más guapo que verán en toda su vida.- en realidad el castaño sabía que también muchas personas lo veían a él, pero podía jurar que más de la mitad en realidad miraba a Gulf, porque nunca se había visto mejor.
-A veces no entiendo cómo es que no tienes novio.- comentó por lo bajo para que nadie más que Mew lo escuchara.
-En realidad no lo sé, pero al menos por esta noche te tengo a ti.- dijo el pálido acariciando la suave mano de su acompañante, suspirando con total amor. Pues nunca había tenido pareja debido al lindo chico que actuaba como su novio ese día.
-Una noche.- suspiró Gulf viendo sus manos unidas, pues muy en el fondo sentía algo extraño en su pecho cuando su amigo lo tocaba con tanta delicadeza.
-Les puedo ofrecer algo de beber.- la voz de un mesero los sacó de su burbuja.
-Claro, un whisky en las rocas para mi, ¿tu que quieres, cariño?.- preguntó dulcemente a su "novio".
-Lo mismo, amor.- respondió el moreno viendo los movimientos elegantes de su amigo.
-Dos whiskys en las rocas, por favor.-
-A la orden, joven Jogcheveevat.- dijo el mesero haciendo una corta reverencia a ambos.
-Mi novio es muy conocido, ¿eh?.- lo molestó Gulf con una sonrisa burlona.
-Supongo que sí, pero no te preocupes, yo solo tengo ojos para ti.- Mew se acercó a su amigo y le dio un beso en la mejilla, muy cerca de la comisura de sus labios.
Sorprendentemente el moreno no se quejó, sólo quedó pasmado, viendo el rostro de su amigo tan cerca de él.
-Sus bebidas.- dijo el mesero interrumpiendo el extraño momento de los amigos.
-Gracias.- Mew sonrió amablemente y tomó un sorbo de su bebida para dejar ir la tensión.
No se movieron de aquella mesa en toda la noche. Se dedicaron a platicar y tomar más.
-Cariño, iré al baño, las bebidas ya hicieron efecto en mi vejiga.- comentó Mew después de algunas horas.
-Claro, yo te espero aquí.-
-No te vayas a ir.- bromeó el pálido apretando la mano de su amigo.
-No te preocupes, aquí estaré, amor.- dijo el moreno dándole un último apretón a la mano del mayor antes de dejarlo ir.
Gulf suspiro, en realidad actuar como novio de su mejor amigo estaba resultando más fácil de lo que esperaba, pero algo en su pecho seguía sintiéndose incómodo, aunque no sabía que era esa extraña sensación.
-Debe ser difícil.- de repente una voz grave y ronca lo sacó de sus pensamientos.
-¿A que se refiere, señor Jongcheveevat?.- preguntó confundido viendo al hombre al cual Mew se parecía demasiado, solo que el mayor tenía ya algunas canas pintando su cabello.
-Digo que debe ser difícil actuar como novio de un hombre al cual no quieres de esa forma.- explicó el hombre jugando con su copa de vino.
-No se de que habla.- se hizo el desentendido el peli negro.
-Es obvio que tu no sientes nada por Mew, además mi hijo es muy cariñoso y apenas los he visto tomarse de las manos.- el hombre lo miraba de forma sospechosa y eso solo inquietaba al menor.
-Con todo respeto, esta es una fiesta, no es como que voy a estar besando a Mew todo el tiempo.- quiso excusarse Gulf, viendo de forma inquieta el lugar por donde su amigo se había ido, esperando que este lo salvará.
-Lo se, pero no han tenido ningún acercamiento que me diga que enserio son novios.- lo molesto aun más el hombre mayor.
-¿Qué sucede, papá?.- de repente la voz de Mew se escuchó desde detrás del moreno.
-Nada, solo quería platicar un poco con tu novio, eso es todo.- el señor Jongcheveevat se puso de pie y se fue.
-¿Podemos ir a bailar?.- preguntó Gulf a su acompañante, sorprendiéndolo.
-Claro, cariño, vamos.- aceptó el castaño extendiendo su mano, la cual fue tomada con suavidad.
Mew no podía quejarse, aún cuando la situación le parecía rara, pero claro que deseaba poder bailar una balada lenta con el chico que más amaba.
-¿A qué debo este pedido?.- preguntó el castaño pasando sus manos por la fina cintura de su amigo, quien tímidamente pasó sus manos por los anchos hombros del mayor.
-Solo estaba muy aburrido de estar ahí sentado.- explicó el moreno encogiendo los hombros.
La música sonaba lenta, dulce y hasta cierto punto sensual. Sus cuerpos estaban pegados, sus rostros muy cerca, con sus narices rosandoce.
-¿Estás borracho?.- preguntó Mew al ver la mirada perdida de su amigo, quien no dejaba de verlo justo a los ojos.
-Tal vez un poco.- respondió con simpleza el moreno.
Gulf siente su corazón latir con fuerza en su pecho, su piel quema al sentir las manos del mayor rodear su cintura, su mirada pasaba de los lindos ojos coquetos a los rosados labios de Mew.
De repente el moreno se encuentra pensando que sería besar esos lindos labios, que se sentiría tener los suaves belfos de su "novio" contra los suyos.
Mew sabe que algo pasa por la mente del pelinegro, lo conoce tan bien que casi puede ver cómo los engranajes en su cabeza giran a toda velocidad pensando en algo que desconoce.
-Gulf.- murmura el pálido y los ojos del moreno vuelven a sus ojos. Mew puede ver en ellos un brillo inusual, nuevo y completamente hermoso, tal vez sea porque está algo ebrio, pero él quiere pensar que es por algo más.
Su cuerpo no espera reacción de su cerebro. Gulf no dudó en juntar sus labios con los de su amigo, tomándolo por sorpresa.
Pero claro que el castaño no podía rechazarlo, había pasado años fantaseando en cómo sería sentir esos gruesos labios sobre los suyos y finalmente podía.
Sus labios se movían de forma lenta y dulce, casi al compás de la melodía que sonaba de fondo. Mew mordió con suavidad los gruesos labios de su pareja y se deleitó con su dulce sabor.
El pelinegro apretó el agarre con el que rodeaba el cuello del otro y lo acercó más a él, no dejando ningún espacio entre ellos. Su cuerpo le pedía más, por lo que pasó su lengua por los delgados labios del castaño pidiendo más y Mew de inmediato accedió, abriendo un poco su boca para dejarle paso a la curiosa lengua que parecía querer devorarlo.
Sus húmedos músculos se enredaron con placer, el calor comenzó a recorrer sus cuerpos. Agradecían que había mucha gente en la pista, pues así no muchos verían como parecían querer comerse mutuamente.
Mew jaló a Gulf por la cintura y pegó completamente sus cuerpos, sintiendo como el miembro ajeno comenzaba a despertar, al igual que el suyo.
-Vámonos de aquí.- pidió el pálido jadeando contra los ya rojos labios del menor.
-¿A dónde?.- preguntó el moreno aún sintiéndose en un trance placentero por el delicioso beso que habían compartido.
-Vamos a tu departamento, por favor.- suplicó el mayor cerca del oído del otro, para después morderlo y pasar a besar su cuello, dejando cortos besos en toda la piel morena.
-Vamos.- accedió el pelinegro de inmediato. Nunca había sentido aquello, ese placer solo con ser besado, esa excitación por ser tocado de esa forma tan dulce y esa sensación en su pecho por la ternura de alguien. Todo aquello se sentía completamente nuevo, pero su cuerpo necesitaba más.
Mew entrelazo sus manos y casi corrió fuera del salón, poco le importó despedirse de sus padres. Se subieron al auto y el pálido condujo con rapidez, ansioso por llegar y poder seguir besando a su compañero.
Por otra parte Gulf solo seguía pensando en ese beso, su mente solo le repetía lo mucho que quería volver a ser besado así y su cuerpo le gritaba que necesitaba alivio físico, pues su miembro se apretaba contra sus pantalones de forma casi dolorosa.
Llegaron al departamento en menos de 10 minutos. Entraron al lugar y Mew no esperó más, acorraló a Gulf contra la puerta y arremetió contra sus labios, tomando por sorpresa al menor, quien segundos después se encontró respondiendo con la misma pasión.
Gulf pasó sus manos por el cabello castaño de su amigo, enredando sus dedos en él. El mayor acariciaba la fina cintura del menor, pasando a desabotonar el saco y quitarlo, dejando a Gulf solo con la camisa blanca. Después hizo lo mismo con el suyo, lanzando el traje lejos.
No mediaron palabras, sus labios parecían decir lo mucho que deseaban seguir con aquello, aún cuando muy en el fondo ambos sabían que no estaba bien y que podía arruinar su amistad.
Sorprendiendo al castaño, Gulf comenzó a desabotonar la camisa blanca de este, acariciando sus hombros cuando pasó la prenda por ahí para dejarla caer en el suelo.
Mientras sus lenguas seguían en una aparente batalla en la que ninguna daba tregua, el moreno decidió explorar el bien trabajado cuerpo frente a él, pasando sus manos por el abdomen del pálido, subiendo hasta su pecho prominente y firme, sintiendo bajo la palma de su mano los duros pezones que le hicieron agua la boca.
La sensatez había abandonado a Gulf, por lo que rompió el beso y no dudo en ir directo a atacar esos duros botones rosados. Tomó uno en su boca y su mano se encargó de jugar con el otro.
-Oh Gulf.- gimió con placer el mayor, pasando su mano por el negro cabello del menor, pegándole aún más a su pecho.
Mew no podía hacer más que jadear y gemir en señal de satisfacción, jalando las suaves hebras negras. Para su sorpresa el menor comenzó a subir sus besos hasta su cuello, donde comenzó a morder su piel.
El menor sentía que estaba en el paraíso, la pálida piel frente a él tenía un sabor suave y delicioso, por lo que no podía detenerse, quería degustar cada centímetro y dejar bellas marcas rojas que contrastaran con esa piel.
Con la cabeza hacia un lado, para darle más espacio al moreno de jugar con su cuello, sus manos hábiles comenzaron a desabotonar la camisa de este, acarició cada centímetro de la morena piel frente a él al quitar la prenda. Sus manos tocaron cada espacio, sus pequeños hombros, su fina cintura, su abultado vientre y su suave pecho, donde se detuvo a jugar con los levantados pezones.
-Mew.- gimió Gulf contra la piel del cuello ajeno.
El menor se alejó y vio directamente a los ojos cafés que lo veían con lujuria, pasión y amor, volviéndolo loco. Sus labios se juntaron al igual que sus cuerpos. Ambos gimieron con placer al sentir todo el torso desnudo del otro contra sus cuerpos.
Sus labios ya dolían de las mordidas y succiones que se daban, pero no daban tregua a soltarse, no querían dejar de besarse, pues desde el primer contacto sabían que se volverían adictos a eso.
-A la habitación.- jadeó el pelinegro. -Vamos a la habitación.- suplicó sobre los labios ajenos.
-Salta.- dijo Mew y el menor acató la orden de inmediato, enredando sus piernas en la cintura del mayor.
Nunca habían hecho aquello, pero estaban en perfecta sintonía, se sentían conectados, como si aquello fuera lo que necesitarán.
Haciendo uso de su fuerza Mew tomó de forma firme los fuertes muslos del moreno, apretándolos con gusto.
Sus ojos no se despegaron en ningún momento, compartiendo ese brillo erótico que llenaba sus pupilas. Entraron a la habitación y Mew pegó el ligero cuerpo de su compañero contra la pared, arremetiendo contra sus labios de nuevo, enredando sus lenguas con placer.
-Más, necesito más.- suplicó Gulf con los ojos nublados del placer.
-Oh Gulf.- gimió Mew al escuchar el tono necesitado de su amigo.
El pálido subió sus manos hasta que las tenía sobre el redondo trasero de su amigo, ese trasero que siempre lo había vuelto loco y que tanto deseaba marcar, finalmente lo tenía entre sus manos.
-Si, mas.- jadeó el moreno cuando sintió las grandes manos apretar su trasero de una forma alucinante. Decir que estaban excitados era poco, sus miembros se encontraban duros, retenidos duramente contra sus pantalones, causándoles molestia.
No pudiendo más con su deseo, Mew se encaminó a la cama y dejó el cuerpo de su amigo sobre el colchón.
-Te ves tan hermoso.- gruñó el castaño con placer, arrodillándose entre las piernas del moreno, acariciando sus largas piernas hasta llegar al botón del pantalón el cual abrió y tomando las dos prendas que aún cubrían al menor, fue bajándolas lentamente para darle tiempo a Gulf de detenerlo.
Pero eso no pasó, el pelinegro incluso levantó sus caderas, dejándose desnudar aún cuando su rostro y parte de su pecho estaba roja de la timidez que le daba estar desnudo frente al mayor.
-Wow eres simplemente perfecto.- dijo Mew deleitándose con la hermosa imagen del cuerpo desnudo del hombre que amaba.
-Tu también quítate la ropa.- pidió tímidamente el pelinegro.
El mayor sonrió y se puso de pie a la orilla de la cama, sacando sus prendas con rapidez. Gulf suspiró al ver cada centímetro de la piel del pálido, tan hermosa y suave, además de que su miembro estaba duro y se sentía orgulloso de poder excitarlo.
Mew se situó entre las piernas del moreno y atacó sus labios, juntando tanto sus cuerpos que sus miembros se acariciaban entre sí con cada movimiento. Aun con su inexperiencia en hombres, Gulf rodeo la cintura del castaño y lo apretó más contra sí, moviendo las caderas en busca de un poco de alivio.
-¿Puedo hacerte el amor?.- preguntó el pálido no pudiendo resistir más. Si bien el placer que sentía ya lo estaba volviendo loco, pues era más de lo que nunca pensó que tendría, aun así deseaba más, quería poder marcar el interior del menor, hacerlo suyo, ser su primera vez.
-Si, por favor, sí.- la efusiva respuesta de Gulf lo hizo sonreír.
-Cariño necesitamos...- antes de que pudiera terminar, el menor ya estaba extendiendo su mano hacia el mueble junto a la cama, buscando entre los cajones, para después entregarle el tubo de lubricante.
Queriendo marcarlo como de su propiedad, el castaño atacó el pecho del menor, mordiendo y succionando para dejar rojas marcas en todo su ser. Se detenía a jugar con los pezones levantados, degustándolos en su boca y mordiéndolos con suavidad.
-Ah Mew.- gemía el menor jalando el cabello de su compañero.
Se sentían en una nube de completo placer, donde solo esperaban poder consumirse en la pasión para obtener su tan ansiado orgasmo.
Abriendo el tubo de lubricante, Mew coloco una buena cantidad en sus dedos y sin dejar de morder la morena piel comenzó a acariciar el pasaje que esperaba pronto poder poseer. El primer dedo se adentro con facilidad, llegando hasta el fondo.
-¿Duele?.- preguntó dulcemente el pálido, besando las sonrojadas mejillas de su amigo, quien simplemente negó con la cabeza.
Lentamente el pálido comenzó a meter y sacar su dedo hasta que sintió que podía agregar otro. Gulf estaba totalmente entregado al nuevo placer, su cuerpo no podía resistencia a la intromisión en su parte baja, al contrario, sentía corrientes de puro placer cada que Mew adentraba más profundamente sus dedos.
Pronto el mayor pudo agregar un tercer dedo, estirando más la estrecha entrada. Sus labios se encargaban de distraer al menor, besando sus labios con amor y deseo. Con sus dedos busco la próstata de Gulf, adentrando más sus falanges hasta que la encontró.
-Oh mierda.- gimió el pelinegro arqueando la espalda, rasguñando la firme y pálida piel de la espalda del mayor. -Hazlo de nuevo.- pidió.
-Con gusto.- aceptó el pálido volviendo a dar en ese mismo punto, volviendo al moreno un manojo de gemidos y temblores de puro placer. -¿Estás listo para recibirme en tu interior, cariño?.- preguntó en el oído ajeno, jugando con su lóbulo después.
-Si, te quiero dentro, por favor.- rogó completamente entregado, disfrutando cada cosa que Mew le hacía a su cuerpo. A Gulf le sorprendía como su cuerpo parecía tan relajado y dispuesto a todo con su amigo, pero no podía pensar con claridad en esos momentos, tal vez debido a las bebidas que tomó en la fiesta o el enorme placer incomparable que sentía su cuerpo.
Con cuidado Mew saca sus dedos del cálido pasaje y humedece su erección con lubricante, para después acomodarlo en la entrada del menor y empujar suavemente para que fuera entrando. No quería dañar al menor por lo que fue lento, sin despegar su vista de cada gesto del chico.
-Oh sí.- suspiró con gusto el moreno cuando finalmente estuvo todo dentro. Era una sensación nueva pero completamente enloquecedora, nunca había sentido placer así en su vida.
Los gemidos inundaron la habitación cuando el pálido comenzó a moverse, entraba y salía con cuidado, pero dándoles placer a ambos. Para Gulf sentir como ese duro miembro daba en su próstata era el mejor placer del mundo, mientras que para Mew sentir la opresión y humedad de su amigo, sumado a sus gemidos roncos y caras de absoluto placer, era lo mejor que le había pasado.
Las palabras sobraron en ese momento, solo era necesario besarse y clamar lo bien que se sentía hacer el amor. Porque ambos lo sabían, no estaban solo teniendo sexo, aquello era el acto mas puro y pasional que nunca experimentarían en su vida.
Las embestidas nunca dejaron de ser lentas y certeras, cada empuje iba cargado de amor y deseo, volviéndolos locos. Gulf sabía que no resistiría por mucho tiempo, entre los embistes y la forma en que su miembro se friccionaba entre sus vientres era suficiente para correrse.
-Oh Mew, ya no puedo mas.- se quejó el menor apretando a su amigo contra él, sus pies se encargaban de empujar con más fuerza el cuerpo del mayor.
-Córrete, cariño, vamos, regálame tu esencia.- las palabras sucias del mayor fueron el detonante de su orgasmo.
-Ah sí, Mew.- gimió en alto encajando sus uñas en la pálida piel del castaño, mientras su blanquecina esencia manchaba sus abdómenes.
-Oh Gulf.- gruñó el pálido cuando la opresión alrededor de su miembro fue demasiado y sin poderlo evitar se corrió en ese cálido pasaje.
-Mghh, Mew.- gimió por lo bajo Gulf al sentir la cálida esencia en su interior. -Te quiero.- suspiró.
-También te quiero.- Mew saco su miembro con cuidado y se recostó junto al menor, atrayéndolo a su cuerpo, dejándolo casi sobre su pecho. Poco después escuchó los suaves ronquidos del moreno.
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Gulf despertó con su cuerpo terriblemente agotado, la luz comenzaba a molestarle, por lo que se giró en busca de su amigo para pedirle que cerrara las persianas, pero lo que encontró fue el lado frío y vacío de la cama. Abrió los ojos de golpe y comprobó que estaba solo en la cama.
-Calma, tal vez solo fue al baño.- se dijo así mismo. Pues él había esperado despertar junto a Mew, abrazados como durmieron la noche anterior. -Mew.- llamó su nombre lo suficientemente alto para que si estaba en su departamento lo escuchara.
Al no recibir respuesta se preocupó, busco en sus cajones algo de ropa que ponerse y cuando fue a buscar su teléfono, encontró una nota sobre la mesa junto a la cama.
"Lamento lo que te hice, no quería aprovecharme de ti, espero puedas perdonarme algún día. Te quiero." decía la nota y totalmente pasmando Gulf se sentó en la cama. Su corazón latía nervioso en su pecho.
Sabía que la situación había sido extraña la noche anterior, pero él había querido cada cosa que pasó, él había besado al mayor porque lo deseaba y lo había dejado marcar su cuerpo porque tan solo tocar sus labios supo que no podía resistirse a ese hombre, quería ser suyo y que este fuera suyo también.
Siempre había querido a Mew como algo más que un amigo, solo que se negaba a aceptarlo porque nunca pensó que sería el tipo de chico que a su amigo le gustaba. Pero la noche anterior no pudo resistir más tomar esos rosados labios entre los suyos y dejar a su cuerpo guiarse por sus más profundos deseos.
Lo que nunca pensó es que su amigo huiría, más aún nunca creyó que este pensara que se había aprovechado de él. Desesperado buscó su celular y marcó el número del mayor, el cual lo mandó al buzón de inmediato.
-Mierda, responde.- se quejó el menor. -Por favor, Mew, responde.- rogó volviendo a marcar el número.
Sus ojos se cristalizaron, su corazón latió con preocupación y tristeza. Gulf no podía entender porque su amigo lo dejó solo, porque si él estaba seguro de que le gustaba al mayor.
-A menos de que yo entendiera mal sus señales y sus comentarios.- comentó a la soledad de su cuarto. -No puede ser.- rendido se dejó caer completamente en la cama, viendo al techo.
Tal vez Gulf nunca pensó que le gustaría a su amigo, por eso no intentó nada con él antes, pero los comentarios sobre su cuerpo y su belleza le decían que muy en el fondo tal vez el mayor también sentía lo mismo por él. Esconder su amor por el pálido no había sido difícil, simplemente mantenía su mente ocupada con otras cosas, pero al verlo la noche anterior y con unas copas para darle valentía, todo su deseo explotó.
-Yo también te quiero.- dijo viendo la carta del mayor. -Te daré tiempo si eso es lo que necesitas.-
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Pasó un torturoso mes en el que Gulf no pudo contactar a Mew. El castaño ni siquiera se presentó a clases, lo que era aún más preocupante.
-¿Cómo estás?.- preguntó Mild acercándose a su amigo, quien estaba con la mirada perdida. -Gulf.- volvió a llamarlo al no recibir respuesta.
-Oh Mild, lo siento, no te escuche.- se disculpó el moreno sin ánimos.
-Te preguntaba como estas.- dijo el más bajo sentándose junto a su amigo.
-Mal, extraño mucho a Mew y ni siquiera he podido hablar con él para aclarar las cosas.- respondió sinceramente.
-¿Qué pasó esa noche?.- preguntó Mild curioso, pues al ser amigo de ambos sabía del plan que habían ideado para la fiesta de la empresa Jongcheveevat, pero nada más.
-Yo finalmente bese a Mew.- comentó Gulf jugando nerviosamente con sus dedos.
-Espera, ¿Cómo que besaste a Mew?, ¿no eras hetero?.- cuestionó confundido el bajo.
-Nunca dije que fuera hetero, además siempre me ha gustado Mew.-
-Pero has tenido como 3 novias desde que lo conoces.- se quejo Mild sin entender la situación.
-Creí que no sería el tipo de chico que le gustaría a Mew, por lo que trate de tener novia todo el tiempo, pero como mi prioridad siempre es Mew, todas me dejaron.- explicó el moreno con timidez. -Pero esa noche se veía tan guapo y tierno que no pude evitarlo, lo bese y terminamos en mi departamento.-
-¿Ustedes follaron?.- preguntó en shock el pálido.
-Sonara tonto pero no, Mew y yo hicimos el amor, fue tan lindo y cariñoso, pude sentir su amor en cada caricia, pero por lo visto el no sintió el mío.- suspiró Gulf a punto de llorar.
-Wow enserio estas totalmente loco por el.- comentó Mild acariciando la espalda del moreno. -¿Pero el te dijo algo antes de irse?.-
-Dejó una nota que decía que lamentaba haberse aprovechado de mí y que me quería.- dijo Gulf reviviendo la sensación que tuvo al leer esa nota.
-¿Bebiste esa noche?.- cuestionó el pálido comenzando a armar toda la situación.
-Si, un poco.- respondió el menor. -¿Porque?.-
-Gulf, Mew debe creer que se aprovechó de ti estando borracho, tal vez cree que tu no querías nada de lo que pasó y que solo lo dejaste seguir porque estabas ebrio.- explicó Mild, pues era la única idea que se le ocurría de lo que pudo haber pasado.
-Pero yo no lo detuve, yo quise cada cosa que me hizo, yo le suplique que lo hiciera.- las lágrimas mojaban las mejillas del pelinegro, quien sentía un enorme vacío en su corazón.
-Tal vez no debería decir esto, pero Mew me dijo hace mas de un año que estaba enamorado de ti, pero como te creíamos hetero nunca hizo nada, puede que sea por eso que cree que se aprovecho de que estabas borracho.- confesó Mild el secreto que el castaño le había pedido nunca revelar, pero que le parecía prudente decir en ese momento. -Mew te ama.- afirmó.
-Y yo lo amo él, pero no me dio tiempo de decírselo.- aunque el moreno sentía un ligero toque de esperanza en su corazón, otra parte seguía triste de no saber donde encontrar al mayor. -Necesito encontrarlo.-
-¿Porque no hablas con sus padres?, tal vez ellos sepan donde esta Mew.- dio su idea Mild, pues a ninguno les respondía el celular.
-Lo haré, iré después de clases.- afirmó con seguridad, haría todo por encontrar a su amigo.
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Gulf pasó una semana yendo todos los días a la casa de los Jongcheveevat, pero para su mala suerte nunca los encontraba en el lugar. Aunque no se iba a rendir, se juró ir cada día hasta encontrarlos y conseguir saber dónde estaba Mew.
-Hola, Frank.- saludó Gulf al mayordomo, quien siempre lo recibía e incluso esperaba diariamente el menor.
-Hola, joven Gulf.- saludó cortésmente el hombre de traje.
-¿Están los señores Jongcheveevat?.- pregunto como todos los días.
-Si, solo que recién llegan de un viaje, no se si quieran recibirlo.- respondió el hombre.
-Diles que solo será un momento, por favor.- suplicó haciendo un lindo puchero a Frank, pues se negaba a irse sin haber hablado con ellos.
-Déjame ver que puedo hacer.- Frank se encaminó dentro de la casa y Gulf se quedó pacientemente esperando en la sala de espera.
-¿Que te trae por aquí, Gulf?.- la conocida voz de Surat Jogcheveevat llegó a sus oídos de forma burlona.
-Buenas tardes, señor Jongcheveevat.- saludó haciendo una corta reverencia. -Solo venia a preguntar si usted sabe donde esta Mew.-
-¿No te lo dijo?.- preguntó el señor y Gulf hizo una cara de confusión. -El se fue con una chica, decidió formar su familia lejos de aquí.-
-Eso no puede ser cierto.- reclamó el menor. -El es gay.-
-Bueno eso no pareció importarle cuando dejó embarazada a aquella chica.- el tono burlón de Surat molestaba cada vez más a Gulf, quien sentía una horrible opresión en el pecho que amenazaba con hacerlo llorar.
-Eso no puede ser.- jadeó con la mano en su corazón y sus ojos cristalizándose. A duras penas pudo ver a Mali, la madre de su amigo, venir por el pasillo. No lo soporto más y corrió lejos, no quería sentirse aún más humillado y que Mali solo le confirmara lo que ya le había dicho Surat.
-Gulf.- gritó la mujer pero el nombrado no se detuvo.
El moreno dejó de correr cuando estuvo lo suficiente lejos de la enorme casa y aun con las lágrimas bañando su rostro, siguió caminando hasta su departamento.
Cuando llegó a su habitación fue directo a la cama y se recostó boca arriba en el colchón, dejando las lágrimas recorrer su rostro, desahogando el inmenso dolor que llenaba su corazón.
Aún le costaba creer que Mew se había ido con una mujer, que sería padre y que nunca volvería a verlo.
-¿Porque justo ahora que iba a confesarte mis sentimientos?.- preguntó entre sollozos. -Tal vez en realidad nunca me amaste, solo querías follarme.- ese pensamiento lo hundió aún más, aumentando la intensidad de su dolor y su llanto.
El sonido del celular lo alarmó. Pensando en que tal vez sería su mejor amigo, busco el aparato y se decepcionó al leer el nombre de Mild en el contacto.
-Hola.- dijo con voz temblorosa Gulf.
-¿Qué sucedió?.- preguntó preocupado el pálido.
-El se fue, me dejó por una mujer con la que tendrá un hijo.- sollozó el moreno su respuesta.
-Eso es imposible.- jadeó sorprendido Mild.
-Su padre me lo dijo, él se fue a ser feliz.- explicó Gulf tratando de calmar su llanto pues su cabeza ya dolía. -Se fue para ser feliz sin mi.-
-No, me niego a creer eso, el te ama, lo se, el lo dijo con tanta emoción y nerviosismo, además siempre te ve como el ser mas hermoso del mundo.- se quejó Mild hablando apresuradamente. -Esto debe ser una mentira de su padre.-
-Podemos hablar después, me siento muy agotado.- pidió Gulf con las pocas fuerzas que le quedaban después de tanto llorar.
-Esta bien, pero te prometo que esto es una trampa de su padre, Mew te ama.- dicho eso Mild corto la llamada.
"Mew te ama" resonaba en su mente. Toda la noche estuvo pensando en eso, en las palabras dulces del pálido cuando hicieron el amor o follaban, ya no sabía decir que habían hecho aquella noche que para él había sido la mejor de su vida.
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La semana después de su reunión con Surat, Gulf no había tenido ni fuerzas para levantarse de su cama más allá del baño o la cocina, aunque tampoco comía demasiado.
Mild le llamaba todos los días, intentaba hacerlo reír aunque sea un poco, pero no funcionaba. Ese día no fue la excepción, después del horario de clases recibió la llamada.
-Después me agradeces, Mali te mandará un mensaje en cualquier momento.- dijo Mild apresuradamente.
-¿De qué hablas?.- preguntó confundido el moreno.
-Calla, tan solo espera el mensaje.- Mild cortó la llamada, dejando a Gulf sumamente confundido.
No tuvo tiempo de volver a llamar a su amigo para pedirle explicaciones cuando un mensaje apareció en su pantalla. "Mew no tienen a nadie más, se fue porque tenía miedo de que lo odiaras, el esta estudiando desde un pueblo cercano, te daré su dirección, pero prométeme que lo harás muy feliz. -Mali."
Ni siquiera terminó de procesar el mensaje cuando ya estaba escribiendo una temblorosa respuesta, "Le prometo que si él me acepta, haré a su hijo inmensamente feliz lo que me queda de vida".
Lo siguiente que recibió fue una dirección y no tardó en tomar su cartera, las llaves del auto que rara vez usaba y emprender viaje hasta el lugar donde esperaba encontrar al amor de su vida.
El viaje era de poco más de una hora, lo que le dio el tiempo suficiente para pensar en qué rayos haría una vez tuviera a Mew frente a él. Lo único que tenía claro era que no se iría sin recibir una respuesta clara del pálido, haría todo lo que estuviera en sus manos para poder tener a Mew con él.
Cuando llegó al pueblo buscó la casa que decía la dirección y no tardó mucho en encontrar la pequeña casa de madera justo frente a un parque.
-Vamos, Gulf, esta es tu última oportunidad de luchar por él.- se dijo dándose ánimos. -No más miedos, no más timidez, amas a ese hombre, lucha por él.- con eso en mente salió del auto, quedando de frente al parque.
Su mirada tardó dos segundos en ir a parar al chico sentado en una banca, el cual tenía sus ojos cerrados y la cabeza volteando al cielo azul, decorado con bellas nubes. Pero aun así se miraba hermoso, con su fornido cuerpo marcado con la ropa deportiva y su piel blanca casi de porcelana brillando tenuemente por el sol.
Sus pies lo llevaron directamente hasta el parque, sentándose al lado del mayor, quien ni se inmuto ante el movimiento de la banca.
-Aun me debes un favor, mal amigo.- Gulf dijo las primeras palabras que vinieron a su cerebro, pero hizo reaccionar de inmediato a otro.
Mew abrió los ojos y volteo rápidamente hacia el lado desde donde escuchó esa dulce voz de la que había huido.
-Gulf.- jadeó sorprendido. -¿Qué haces aquí?, ¿Quién te dijo donde estaba?.-
-Eso no importa, me dejaste, así que vengo a cobrar mi favor.- el moreno se mostró serio, casi pareciendo enojado.
-Está bien, ¿Qué quieres?.- preguntó el mayor confundido.
-Sé mi novio.- dijo Gulf con seguridad.
-¿Por una noche?.- preguntó inseguro el pálido, volteando el rostro para no ver los lindos ojos ámbar del menor.
-No, se mi novio para toda la vida.- Mew volteo al escuchar esas palabras, con su corazón latiendo rápidamente.
-Pero yo me aproveche de ti.- murmuró con pena, recordando aquel momento que no salía de su mente.
-No, Mew, no lo hiciste, yo quise que pasara eso, lo anhelaba tanto.- explicó el menor tomando la mano, apretándola para darle confianza, como el mayor hacía con él. -Siempre te he amado, pero no lo dije porque pensé que no sería tu tipo.-
-Te amo desde el primer momento en que te vi.- confesó el castaño acariciando la pequeña mano del moreno. -Eres el único ser en el que pienso cada día.-
-Entonces, ¿serás mi novio?.- preguntó Gulf de nuevo, acercándose más al mayor, tomando entre sus manos su hermoso rostro.
-Sigo sin creer que tú digas eso.- suspiró Mew, pasando sus manos por la fina cintura del menor. -Pero claro que acepto ser tu novio.-
-Pero no por una noche.- aclaró el pelinegro sonriendo.
-Para toda la vida.- afirmó el pálido antes de unir sus labios en un tierno y dulce beso.
Con ese beso dejaron atrás sus miedos y dieron paso al desenfrenado amor que tanto habían ocultado, que gracias a esa noche de pasión había explotado, dejándolos en un punto sin retorno.
-Pasemos más noches juntos.- pidió el moreno contra los labios ajenos.
-Todas las noches que quieras.- dijo Mew antes de volver a unir sus labios con amor.
Lo que fue cosa de una noche, se convertirían en un millón más, pues ahora que habían aclarado las cosas, nada ni nadie podría separarlos.
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Volví con esta nueva historia!
La verdad la idea me encanto, pero siento que el final quedo muy apresurado. Igual espero les haya gustado y lo apoyen porque quedo extremadamente largo.
Yo se que tengo mucho sin hacer una segunda parte, pero aun no se de cual hacerla. Si quieren comentar aquí de cual les gustaría una segunda parte, veré si puedo traérselas pronto.
También si tiene alguna otra idea es mas que bienvenida, así me dan mas material para historias, porque después de tantas la imaginación si va muriendo jajaja.
Nos leemos pronto, wuv u💚💚💚
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