Taza De Café
El guapo batista estaba detrás de la barra, limpiando a primera hora de la mañana. La camisa blanca y el delantal color café hacía que su piel se viera aún más blanca, contrastando con su cabello castaño. Sus ojos coquetos de un lindo color café y su sonrisa amable siempre hacían sonreír a los clientes.
-No entiendo cómo es que siempre estás de buen humor.- comentó el otro batista, un chico de piel morena, cuerpo fornido y cabello corto.
-Sabes que me encanta este trabajo, tal vez sea por eso.- comentó Mew.
Suppasit tenía 2 años trabajando en "Moon Café" y disfrutaba cada segundo de su horario ahí. El olor a café, la gente, preparar bebidas, todo le parecía fascinante y sin duda eso ayudaba a que sus horas ahí no se sintieran como una obligación para poder conseguir dinero y pagar su departamento.
-A mi también me gusta, pero siempre me tocan los clientes horribles.- se quejó Pakorn sentándose en un taburete, recargando su cara sobre la palma de su mano.
-Si no les pusieras esa cara de "deme su pedido y váyase a la mierda", puede que ellos no se porten tan groseros.- comentó el pálido con diversión.
-Por eso mi papá te quiere más a ti que a mi.- dijo Tul fingiendo dolor, poniendo su mano sobre su corazón.
-Sabes que el te ama, pero no es mi culpa ser tan buena persona.- Mew se burló, sacándole la lengua a su amigo.
-Le diré a tu madre que te estás burlando de mi.- Pakorn se puso de pie y caminó hasta estar junto a su amigo para ayudarlo a limpiar.
-Hasta ella sabe que soy el favorito de tu papá, no creo que te compadezca.-
Los amigos iban a continuar su tonta pelea, cuando la campanilla que anunciaba la llegada de alguien al café los hizo voltear hacia la puerta.
Frente a ellos quedó un chico de piel morena, cabello negro, ojos ámbar y un abrigo largo, con una bufanda que les decía que el clima afuera era muy frío.
-Bienvenido a "Moon Café".- saludó Mew con una radiante sonrisa, robándole el primer cliente a Tul, quién rodó los ojos al verse privado de atender al lindo chico. -¿Qué le puedo ofrecer el día de hoy?.- preguntó amablemente una vez tuvo al chico frente a él.
-Buenos días.- dijo tímidamente el recién llegado. -Quiero un café con leche, pequeño.- pidió.
-Claro, ¿a nombre de quien?.- Mew puso la bebida en la máquina de pedidos y esperé por el nombre del tímido chico.
-A nombre de Gulf.- respondió el moreno.
-Excelente.- anunció Suppasit con una sonrisa feliz, pues le parecía un lindo nombre para el primer cliente de su día. -Son 4 dólares.- dijo y el pelinegro le extendió el dinero.
-Solo que traje mi propia taza, ¿hay algún problema con eso?.- mencionó el moreno poniendo frente a la vista de Mew una taza con un mono de nieve dibujado en él.
-Ningún problema, déjela al final de la barra, llamaré su nombre cuando tenga el pedido listo.- el barista le regaló una cálida sonrisa al chico frente a él y este le dio una pequeña sonrisa de lado.
-Te lo dije, siempre te quedas con los lindos.- se quejó Tul pasando junto al pálido para atender al siguiente cliente que llegaba, mientras Mew preparaba la bebida del chico lindo.
Suppasit solo sonrió y continuó preparando el café con leche que Gulf había pedido en su tierna taza navideña, muy acorde a las fechas.
-Pedido a nombre de Gulf.- llamó Mew desde la barra y el lindo chico se puso de pie con algo de pesar.
-Gracias.- dijo el nombrado tomando un sorbo de la bebida caliente.
-Que tenga un excelente día.- deseó Mew amablemente, dándole una última sonrisa al chico.
-Eso espero.- suspiró el cliente. -Ojalá usted también tenga un buen día.- fue lo último que dijo el lindo chico antes de salir por la puerta que había entrado.
-A veces creo que tienes un imán para atraer a los mejores clientes y además los más guapos.- continuó Pakorn con su queja una vez entregó el pedido que estaba preparando. -A mi siempre me tocan las ancianas que no saben pedir un maldito café y las chicas que piden cosas absurdas que vieron en tiktok.- agregó bufando con cansancio.
-Recién comenzamos el turno y ya estás quejándote.- dijo Suppasit riéndose. -Mejor deberíamos volver a trabajar, porque ya llegan más clientes.- señaló a la puerta, por donde entraba una pareja.
-Sólo dime que me pediste su número o algo.- comentó Tul, siempre buscando la oportunidad de finalmente conseguirle una pareja a su mejor amigo.
-Ponte a trabajar.- Mew golpeó con el codo a su amigo y lo empujó frente a la otra caja para recibir los pedidos de las personas que llegaban.
El turno continuó con normalidad después de eso, muchos pedidos, algunas personas estresantes, gente amable que les dejaba una buena propina, etcétera.
-Estoy tan agotado.- suspiró Tul dejándose caer en uno de los sillones del café. -No entiendo como puedes terminar el día con una sonrisa y sin parecer cansado.-
-Porque no estoy cansado.- se rio Mew. -Simplemente que tú eres un llorón.- se burló limpiando la última mesa del lugar.
-Y tu un mal amigo por llevarte a los chicos lindos.-
-A Max no le gustaría saber qué dices eso.- canturreó el pálido quitándose el mandil para colocarlo junto a la caja registradora.
-Oye, él sabe que lo amo.- se defendió el moreno. -Pero ver chicos lindos haría menos estresante este trabajo.- agregó de forma divertida.
-Mejor vamos a cerrar ya, así puedes descansar de este trabajo que tanto odias.- Suppasit jaló a su amigo y los llevó hasta afuera, cerrando con candados la puerta.
-Hay que ir por un trago mañana, realmente necesito salir a divertirme.- propuso el pelinegro rodeando el hombro ajeno.
-¿Por qué no hoy?.- cuestionó el castaño caminando junto a su amigo hasta donde tenían sus autos estacionados.
-Max preparó una cena para mí, ahora que está tomando clases de cocina, se vuelve loco cocinando como si vivieran 20 personas en nuestro departamento.- explicó Pakorn entre risas. -¿No quieres cenar con nosotros?.- preguntó.
-No, ustedes siempre son demasiado cariñosos.- respondió Mew haciendo una mueca de disgusto.
-Simplemente te da envidia.-
-Si, claro.- dijo rodando los ojos. -Soy feliz así, sin ninguna pareja, vivo mi vida como quiero y tengo un trabajo que me hace feliz.-
-Ya ya, mejor me voy porque yo si tengo alguien que me espera en casa.- fue la última burla de Tul antes de subir a su auto, dejando a Mew a mitad del estacionamiento, solo.
Soltando un largo suspiro, el pálido sacó las llaves de su auto y caminó hasta el. Un auto pequeño, color negro, no era lujoso, pero se lo había comparado con su propio dinero y eso lo hacía feliz.
Condujo con tranquilidad, su departamento estaba a tan sólo 10 minutos del café, así que no tardó en llegar. El edificio tenía 6 pisos y el vivía en el 4to.
Al abrir la puerta 426 unos ladridos lo recibieron emocionados.
-Hola, Chopper.- saludó el pálido a su linda mascota. -¿Quien dice que nadie espera por mi en casa?.- preguntó al aire, tomando a su cachorro en brazos, recibiendo tiernas lamidas en su cara.
Se preparó la cena, se duchó y se acostó en su cómoda cama, con su pequeño perro a su lado.
Esa era su tranquila rutina, una que Mew juraba amar con su vida, aun cuando él mismo sabía que no estaba completa, que algo aún faltaba en él para ser totalmente feliz.
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Tal como habían planeado, Tul mandó un mensaje a su mejor amigo diciéndole que irían a un club cerca del café, además de que llevaban a un amigo para que Mew lo conociera, cosa que no agrado a este último, pero ya no podía cancelar los planes del moreno.
-No seas antisocial.- se dio ánimos mientras terminaba de peinar su cabello.
Había decidido usar unos pantalones negros y una camisa del mismo color, dejando unos botones abiertos, mostrando su piel pálida.
Tomó sus llaves y condujo hasta la ubicación que su amigo le había mandado por mensaje.
-Mew, por aquí.- gritó Tul cuando vio al castaño entrar al club, buscándolo con la mirada. -Me alegra que no me cancelaras de último momento.-
-Nunca te canceló los planes, siempre eres tú.- se defendió Mew. -Porque siempre prefieres a Max antes que a tu amigo de más de 10 años.- agregó haciéndose el ofendido.
-Oye, a mi no me metan en su pelea.- dijo Max tomando un sorbo de su bebida.
-Es que nosotros estamos enamorados, claro que quiero pasar tiempo con Max.- Tul abrazó a su novio y le dio un beso en la mejilla. -Como tu mismo dijiste, ya llevamos 10 años de amigos, no nos hace mal separarnos un poco.-
-Eres un tonto.- resopló Suppasit riéndose.
-Bueno, cambiando de tema.- mencionó Tul. -Acaba de llegar mi invitado especial, justo para ti.- canturreó señalando hacia la puerta del club, por donde entraba un chico delgado, cabello negro y una sonrisa coqueta.
-Hola, chicos.- saludó el desconocido una vez llegó hasta su mesa.
-Kao, él es mi mejor amigo Mew.- los presentó con emoción el moreno.
-Un gusto conocerte, Mew.- dijo Kao extendiendo su mano hacia el pálido.
-Lo mismo digo.- Suppasit apretó la mano ajena a forma de saludo y ambos se sonrieron ligeramente.
-Hay que pedir más bebidas, chicos, esta noche quiero quitarme el estrés de otra semana de trabajo pesado.- anunció Pakorn llamando al mesero para pedir otra ronda de bebidas para los 4.
Conforme la noche avanzaba, la música se volvía más fuerte, con un par de copas encima, Max y Tul terminaron en la pista, bailando muy juntos, demostrando la gran química y el amor que se tenían.
-¿Quieres bailar?.- preguntó Kao a Mew, quien tan solo miraba a su mejor amigo, muy en el fondo celoso por ver lo feliz que este se miraba junto a su novio.
-Claro.- se obligó a aceptar, pues tampoco quería ser un aguafiestas.
Kao no esperó más para tomar la mano de Mew y arrastrarlo hasta la pista de baile. La música era movida, con un ritmo muy latina y Kao parecía más que feliz con eso. Sin pena este pasó sus manos por los brazos de Suppasit hasta sus hombros, moviéndose al ritmo alocado de la música.
Aunque algo incómodo, Mew posó sus manos sobre la cintura ajena y poco a poco comenzó a moverse junto a la melodía que sonaba a todo volumen. Inevitablemente empezó a disfrutar bailar esa música que nunca solía escuchar.
Tul miraba a su amigo con felicidad, pues pocas veces lo veía así de tranquilo, suelto y disfrutando la compañía de alguien.
-Creo que a Mew le agrada Kao, hacen linda pareja.- dijo el moreno en el oído de su novio.
-Sospecho que a Mew no le agrada Kao como para ser su pareja.- comentó Max señalando hacia donde los mencionados estaban.
Mientras bailaban alguien empujó a Kao y este fue atrapado por Mew, pero tomando ventaja de estar contra su pecho, tan cerca de su rostro, Kao besó los rosados labios del pálido. Suppasit se sintió un poco en shock, pero con cuidado ayudó al chico a ponerse de pie correctamente y negó con la cabeza.
-Lo siento, Kao, no me interesa una relación contigo.- dijo Mew seriamente.
-Nadie dijo que teníamos que llegar a tener una relación.- aclaró Kao tomando las manos del pálido para volver a colocarlas a cada lado de sus caderas, acercando sus rostros con una sonrisa coqueta.
-Tampoco quiero solo una noche de sexo, lo siento, pero no.- con cuidado alejo las manos de su cuerpo y se alejo.
-Mew.- lo llamó Tul, queriendo ir detrás de él, pero siendo detenido por su novio.
-Déjalo, habla con él mañana, no creo que quiera escucharte ahora.- dijo Max volviendo a rodear el cuerpo del moreno entre sus brazos.
Kao pasó junto a ellos y sólo encogió sus hombros, soltando un suspiro finalmente abandonó también el club donde estaban, dejando solo a la pareja de enamorados.
Mew no sabía qué pensar de aquella extraña situación, aunque sabía de sobra que Tul llevaba tiempo buscándole pareja, no esperaba que el chico que quisieran presentarle fuera tan extrovertido y le fuera fácil besarlo así como así.
Pero agradecido por las copas que había tomado, no podía sentir enojo, así que al llegar a su departamento se dio una ducha y se acostó a dormir. Mañana sería otro día de ese trabajo que tanto le gustaba.
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Sabía que su mejor amigo ya estaba dentro del café, seguramente limpiando el lugar, pero él no quería bajar aún de su auto, pues sabía de sobra que al entrar, Tul le haría un interrogatorio de porque había rechazado a Kao la noche anterior, dándole mil argumentos de porque era una buena opción de pareja para el.
Suspirando salió del auto y entró al café actuando con normalidad, aunque podía sentir la mirada penetrante de su amigo seguirlo hasta que estuvo parado junto a él.
-Explícate.- fue lo que dijo Tul, sin siquiera voltear a ver al pálido, continuando con su tarea de limpiar la máquina de expreso.
-Oye, yo soy el que debería estar enojado.- se defendió Mew. -Me estabas buscando pareja sin mi permiso y esperabas que después de unas copas me fuera a la cama con ese chico.- reclamó comenzando a exaltarse, pues no era la primera vez que algo como lo de esa noche sucedía.
-Te estoy haciendo el favor de buscar eso que tanto miedo te da buscar por ti mismo.- alegó Pakorn finalmente volteando hacia su amigo. -Quiero verte feliz, así como yo soy feliz con Max.- agregó tratando de no enojarse por la tonta pelea que estaban teniendo una vez más.
-Soy feliz con lo que tengo, un trabajo que me gusta, mis padres apoyándome, un lindo cachorro que me ama, un mejor amigo que adoro a pesar de que puede llegar a ser un idiota.- dijo Suppasit golpeando su hombro con el de su amigo de forma amistosa.
-Siempre dices lo mismo.- suspiró el moreno rendido.
Mew trataba de convencerse que lo que ya tenía era suficiente en su vida para ser feliz y en ocasiones si sentía que nada le faltaba, pero cuando estaba totalmente solo, en silencio, hundido en sus pensamientos, había algo que su corazón añoraba tener y no sabía exactamente qué ni cómo llenar ese vacío.
-Es la verdad, tu tranquilo, no debes seguir buscándome pareja.- el castaño le sonrió a su amigo y este tan solo asintió antes de continuar con su trabajo.
La campanilla de puerta anunció la entrada del primer cliente del día. Inevitablemente ambos chicos voltearon a ver al recién llegado. Un chico moreno con un abrigo largo y una bufanda negra.
-Buenos días, bienvenido a "Moon Café".- saludó Mew cuando tuvo al chico frente a su caja. -¿Qué le puedo ofrecer el día de hoy?.- preguntó con una sonrisa amable.
-Yo vine el día de ayer.- comenzó a decir el chico tímidamente.
-Disculpe los inconvenientes, los viernes no solemos abrir el café.- explicó el barista. -Incluso tenemos un letrero en la entrada con el horario.- agregó.
-Oh lo siento, seguro no lo vi, lamento eso.- el de piel morena se sonrojó debido a la timidez por su acto despistado.
-No se preocupe, es normal, tal vez deberíamos hacer más llamativo el letrero, no es el único que ha pasado por alto eso.- dijo Mew intentando calmar al tierno chico. -¿Estás listo para ordenar?.- preguntó para dejar ese tema de lado y no incomodar más al cliente.
-Si, quiero un café con leche, pequeño.- pidió internamente agradecido por el cambio de tema.
-Perfecto, ¿a nombre de quien?.- preguntó el barista anotando en la caja registradora los datos del pedido.
-Gulf.- respondió el chico mordiendo su labio nerviosamente. -Yo...- quiso agregar pero las palabras no salieron y solo mostró su taza con dibujos de gatos.
-Ponla al final de la barra.- instruyó Suppasit con una sonrisa.
El chico asintió y dejando los 4 dólares del café se fue a sentar para esperar su pedido.
-Es el destino.- susurró Tul cerca de su mejor amigo.
-¿Ahora que te sucede?.- preguntó Mew mientras continuaba preparando el café del cliente.
-Es el mismo chico lindo del otro día y casualmente de nuevo tu tienes que atenderlo, es el destino.- explicó con emoción.
-Estas loco, solo es una casualidad.- dijo el pálido restándole importancia. -Pedido a nombre de Gulf.- anunció desde la barra y el lindo chico se acercó.
-Gracias.- dijo Gulf tomando su taza y dando un sorbo a la bebida caliente.
-Que tenga un excelente día.- deseo el barista sonriendo. -Por cierto, linda taza.- agregó.
-Gracias.- el chico se sonrojó y salió del lugar con una sonrisa sutil en los labios.
-Qué bello es el amor.- suspiró Pakorn exagerando el tono dulce de su voz.
-Creo que pasar tanto tiempo con tu novio ya te afecto el cerebro.-
-No me creas, pero se lo que veo, Mew.- comentó el moreno levantando una ceja hacia su amigo.
Mew tan solo vio extrañado a Tul, sin entender a qué se debía todo su teatro sobre el destino y el amor cuando sólo estaba atendiendo amablemente a un cliente, como cualquier otro día.
-Definitivamente se volvió loco.- se dijo el barista negando con la cabeza.
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Al siguiente día fue lo mismo, el primer cliente en llegar fue el lindo chico de piel morena y cabello negro, usando su abrigo largo y una bufanda ahora de color crema.
-Bienvenido de nuevo.- saludó Mew con una sonrisa, recordando perfectamente a su cliente del día anterior.
-Hola.- dijo Gulf con timidez, sonriendo ligeramente.
-¿El mismo pedido de ayer?.- preguntó el barista.
-Si, por favor.- respondió el moreno mostrando su taza con arcoiris en ella.
-Ya sabes donde ponerla.- indicó el pálido tecleando el pedido en la caja registradora. -Enseguida tengo tu pedido, Gulf.- con una sonrisa Suppasit tomo el dinero que el nombrado dejó en la barra y comenzó a preparar el café.
-¿Porque parece que el chico siempre llega cuando solo estás tú al frente?.- preguntó Tul parándose cerca de su amigo, aparentando que barría el piso.
-No se de que hablas.- dijo Mew sin dejar de preparar la bebida.
-Ese chico siempre llega cuando yo estoy en la parte de atrás y solo estás tú atendiendo en la caja.- explicó el hombre musculoso.
-Enserio deberías dejar de leer libros de amor adolescente.- recomendó el pálido. -Creo que ya te fundieron el cerebro.- se burló riéndose.
-Oye.- se quejó el moreno pero no pudo hacer nada pues su amigo se alejó antes de que pudiera siquiera darle un golpe.
-Está listo tu pedido, Gulf.- anunció llamando al cliente, pues no había nadie más en el café a esa hora de la mañana.
-Muchas gracias, Mew.- dijo el chico tomando su taza con delicadeza.
-Espero que tengas un excelente día.- deseó Mew con una sonrisa al escuchar su nombre de la dulce voz que poseía su cliente.
-Gracias, espero que tú también tengas un buen día.- Gulf sonrió tímidamente y suspirando de gusto por la bebida caliente, finalmente salió del lugar.
-No es que yo sea un entrometido.- comenzó a decir Pakorn.
-¿Tu? ¿Un entrometido?.- cuestionó Suppasit aparentando sorpresa.
-Eres un mal amigo.- se quejó el moreno. -Pero note que ahora que atendiste a ese chico, no le hablaste de usted como acostumbras hacer.- explicó sin importarle la burla de su amigo.
-¿Enserio?.- preguntó sorprendido el pálido y su amigo asintió. -No lo había notado.-
-Por algo será.- canturreó Tul.
-Basta, Tul, solo es un cliente que ha estado viniendo unos días, no es nada importante.- pidió Mew suspirando cansado.
-¿Pero dirás que no es lindo?.- preguntó Pakorn.
-Si, ¿eso quieres escuchar?, es lindo, es muy tierno.- afirmó el castaño viendo a su amigo a los ojos.
-Si, eso quería escuchar.- dijo Tul sonriendo. -Llegué a pensar que no te podía gustar nadie en el planeta, pero me alegra saber que si te puede interesar una persona.-
Mew tan solo rodó los ojos y continuó con su trabajo sin importarle que su amigo lo veía con la sonrisa pícara o emocionada, no sabía ni quería saber que cosas locas pasaban por la mente de tu amigo.
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Durante toda la semana el chico lindo de presentó a primera hora, todos los días con una taza diferente, con dibujos divertidos que hacían a Mew sonreír, pues cada que Gulf aparecía por la puerta, Tul desaparecía para dejar sin opciones al cliente y orillarlo a ser atendido por Mew.
-Hola, Gulf.- Suppasit lo saludó con una sonrisa cuando lo vio entrar bien cubierto con su abrigo largo y su bufanda, con las mejillas sonrojadas por el clima frío.
-Hola, Mew.- devolvió el saludo el chico. A pesar de haber pasado solo una semana desde la primera vez que el moreno se había presentado en el café, conforme iba, la confianza se fue dando y ahora prácticamente se saludaban como si fueran amigos.
-Enseguida hago tu pedido.- dijo el barista tomando el dinero y la taza que había puesto sobre la barra el chico.
Mew vio la linda taza en sus manos y sonrió. Un color crema lo cubría y tenía muchos girasoles dibujados y la linda frase de "para mi lindo girasol". Leer eso hizo creer que tal vez el chico tenía una pareja y sin entender los motivos sintió un pequeño dolor en su pecho.
-Estas siendo un tonto.- se recriminó a si mismo.
Terminó rápidamente el pedido y dio un último vistazo a la bella taza.
-Listo tu pedido, Gulf.- anunció poniendo una sonrisa en sus labios, aun cuando se sentía confundido por dentro.
-Gracias, Mew.- dijo el moreno tomando su pedido.
-Esa es mi taza favorita hasta ahora.- dijo con sinceridad, pues aunque sabía que podía ser de la pareja de su cliente, realmente le parecía una hermosa pieza de cerámica.
-También es mi favorita.- afirmó el tierno chico. -Mi madre me la regaló en mi cumpleaños.- explicó sonriendo al ver la letra de su madre tallada en la taza.
-Que lindo regalo.- suspiro el barista con un extraño alivio. -Espero que tengas un buen día.- dijo con más ánimos.
-Yo también espero eso.- el tono desgastado y hasta triste preocupó un poco al pálido, pero sabía que no podía decir ni preguntar nada, pues no era siquiera cercano al chico como para indagar qué le sucedía. -Adiós, Mew.- se despidió con una sutil sonrisa y salió del lugar.
-Son muy lindos.- suspiró Tul saliendo finalmente de su escondite. -Y no creas que no vi tu preocupación por esa bonita taza.-
-¿Dónde te escondes tú cuando llega Gulf?, no puedo creer que hasta eso pudieras ver si ni siquiera estás por aquí.- preguntó Suppasit muy sorprendido y hasta asustado.
-Te recuerdo que hay cámaras y una cómoda oficina desde donde puedo verlas.- explicó Pakorn con malicia.
-¿No deberías estar trabajando en lugar de espiarme?.- cuestionó Mew levantando una ceja.
-A esta hora de la mañana nadie viene al café más que tu lindo chico.- se defendió el moreno.
-No es mi lindo chico.-
-Pero quisieras.- Tul palmeó el hombro de su amigo y se fue a atender a la chica entraba al lugar.
Las palabras de su amigo se quedaron en su cabeza por el resto del día. Al llegar a su departamento comenzó a pensar en su vida, en los últimos 6 años que habían pasado desde que tenía una pareja.
Inevitablemente su mente lo llevó al cliente lindo que con gusto atendía cada mañana. Recordaba a la perfección su piel morena, su cabello ondulado, sus ojos ámbar, sus mejillas sonrojadas y sus labios gruesos.
-Es muy lindo.- suspiró viendo hacia el techo, recostado en su cama con chopper sobre su abdomen.
Hacia tanto que Mew no sentía alguna atracción por otro hombre, ninguno despertaba su interés y estaba totalmente sorprendido de que quien encendiera su deseo de buscar amor fuera el tímido cliente con el que apenas si compartía un par de palabras al día.
-Le pediré su número.- se dijo dándose ánimos de intentar algo con una persona que le interesaba, pues no era algo que hiciera regularmente.
Con eso en mente, Mew se quedó tranquilamente dormido, pensando en que con suerte podría tener una oportunidad con Gulf, el lindo y tímido cliente.
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La alarma sonó a las 6 de la mañana y él no pudo estar más feliz de escuchar ese molesto ruido de su celular. Se estiró en su cama y salió a darse una ducha relajante con agua caliente.
Siempre tenía que usar la misma ropa, un pantalón negro y una camisa blanca, pues sobre eso se ponía un mandil color café. Pero eso no impidió que peinara mejor su cabello, que usará su mejor perfume y se colocará un poco de maquillaje en su pálido rostro.
-Hoy es tu día, Mew.- se dio ánimos mientras se veía en el espejo. -Tal vez Tul si tiene razón y hay algo en Gulf que me atrae.-
Algunos suspiros esperanzados llenaban el auto de Mew, ansioso y feliz por tomar la decisión de intentar conocer más a su más lindo cliente, esperando que este no tuviera pareja.
-Alguien está muy feliz hoy.- dijo Tul al ver a su amigo entrar al café con una enorme sonrisa. -¿Qué sucedió?.- cuestionó de forma sospechosa.
-Nada, al menos no aún.- respondió Mew. -Pero para calmar a tu entrometido trasero, lo que pasa es que decidí que le pediré su número a Gulf.- explicó con orgullo por su decisión tomada.
-¿Quién eres y qué hiciste con mi mejor amigo?.- preguntó el moreno tomando entre sus manos el rostro de su mejor amigo.
-Hay algo en ese chico que llama mi atención y pensé que tal vez sería bueno conocerlo un poco más si es que él me deja.- comentó Suppasit pasando por alto la reacción exagerada de su compañero.
-Estoy muy feliz por ti.- exclamó Pakorn con emoción.
-Oye, aún falta que él acepte darme su número y no tenga pareja.- dijo Mew, tenía muy en cuenta esos factores y se los recordaba para no sorprenderse si algún rechazo relacionado a eso sucedía.
-Se que te aceptará, siempre se te queda viendo mientras preparas su café.- Tul le dio un rápido abrazo a su mejor amigo y se dispuso a limpiar el lugar.
El reloj marcó las 7 de la mañana, por lo cual oficialmente el café estaba abierto al público general. Y el barista de piel pálida estaba ansioso y nervioso detrás de la caja registradora, sin despegar su vista de la entrada, en espera de su cliente favorito.
La campanilla de la puerta sonó y el corazón de Mew se agitó en su pecho, pero la figura que vio entrar no fue quien esperaba. Un señor de avanzada edad entró y fue directamente hacia donde él se encontraba.
-Bienvenido a "Moon Café", ¿que va a ordenar hoy?.- preguntó con amabilidad, aunque decepcionado de que su primer cliente no fuera Gulf.
-Un café amargo, mediano, por favor.- pidió amablemente el señor mayor.
Mientras hacía el pedido y preparaba el café, su vista seguía volviendo a la puerta, esperando que llegara el lindo cliente que tanto quería ver.
-¿Gulf ya vino?.- preguntó Tul saliendo al escuchar la campana de la puerta cuando el hombre mayor salió del café.
-No era él, fue un señor mayor.- respondió Mew sin poder disimular su decepción.
-Tranquilo, tal vez se le hizo un poco tarde.- ánimo el moreno apretando el hombro ajeno.
-Supongo.- suspiró el pálido.
Las horas pasaron y los clientes llegaban y llegaban, pero ninguno era el que Mew quería ver en esos momentos.
-Supongo que es una señal de que no debería pedirle su número.- se dijo a sí mismo con decepción.
-Mew.- dijo Tul llegando con prisa hasta donde estaba su amigo sufriendo internamente.
-¿Qué pasa?.- preguntó el pálido.
-Max está atrapado en el elevador de nuestro edificio y tengo que ir para que lo saquen.- explicó el moreno denotando su preocupación. -Se que aún quedan dos personas, pero enserio me tengo que ir.-
-No te preocupes, Tul, yo cerrare, tu ve a salvar a tu hombre.- dijo Mew de forma comprensiva y recibió un rápido abrazo antes de ver a su amigo correr fuera del café.
-Gracias por el café.- la pareja que quedaba en el lugar agradeció al único barista que aún quedaba ahí y se fueron, dejando solo a Mew.
Con tristeza comenzó a limpiar, sus ánimos estaban en el suelo al pensar que justo cuando había decidido hacer algo por él, por su vida amorosa, el destino parecía no querer que eso sucediera.
La campanilla de la puerta alertó a Mew pues ya había terminado el horario de atención.
-Disculpe, ya estamos cerrados.- dijo el pálido saliendo de detrás de la barra, encontrándose con la persona que había entrado. -Gulf.- exclamó sorprendido al verlo frente a él, con los ojos rojos y un semblante totalmente triste.
-¿Es muy tarde para pedir un café?.- preguntó el chico con la voz quebrada.
-¿Estás bien?.- cuestionó Mew preocupado por el estado de su cliente favorito.
-No.- respondió el moreno sintiendo que las lágrimas volvían a correr por sus mejillas.
-No podemos quedarnos aquí, pero déjame llevarte a tu casa, te ves cansado.- Suppasit puso su mano nerviosamente sobre el hombro ajeno.
-No quiero ir a casa, Mew, no quiero estar solo.- murmuró Gulf sorbiendo su nariz.
-No se que te haya pasado y no se si es muy atrevido de mi parte.- dijo el pálido. -¿Quieres quedarte conmigo?.- ofreció. No sabía si su propuesta sería bien recibida, pero no podía dejar solo al lindo chico, a su suerte.
-Pero no quiero ser una molestia para ti.- respondió con timidez el pelinegro.
-Te aseguro que no eres una molestia para mí, vamos, te prepárate una taza de café en mi departamento.- aseguró Mew guiando al chico hasta afuera del café, cerrándolo con la llave que su amigo le había dejado.
En total silencio caminaron hasta el auto negro del pálido. Mew le abrió la puerta a su acompañante y rápidamente subió él también.
Mientras conducía el pálido no dejaba de pensar en que decir o hacer, no esperaba tener a Gulf junto a él mientras iban rumbo a su departamento.
Al llegar al edificio, Mew abrió la puerta para Gulf y este dio su mano para ayudarlo a salir. Tímidamente el chico la tomó y se dejó guiar por el lugar hasta que llegaron al departamento del pálido.
-Siéntate en el sofá, iré a preparar el café.- indicó el dueño del lugar. -Hola, chopper.- saludó a su mascota.
Gulf miro un poco el departamento, sus paredes color crema, algunos cuadros, todo en colores claros. Con pesar se sentó en el sofá y se quedó viendo hacia un punto sin sentido, pensando en todo lo que había pasado en su vida desde el día anterior, cuando el pequeño perro comenzó a jugar entre sus pies, sacándole una pequeña sonrisa.
-Aquí tienes, chopper no molestes a nuestro invitado.- la voz de Mew lo hizo reaccionar, notando frente a él una taza blanca con su bebida. El cachorro se sentó frente a ellos, viéndolos. -¿Quieres contarme qué te pasa?.- preguntó.
-Mi madre murió ayer por la noche.- respondió Gulf apretando sus manos contra sus piernas.
-Oh Gulf.- exclamó el pálido con tristeza e inevitablemente abrazó el cuerpo tembloroso junto a él. -Lo siento tanto.-
-No se que haré sin ella.- sollozó el moreno llorando contra el hombro ajeno. -Me quedé solo.- con sus brazos rodeó el cuello del otro, sintiendo la calidez ajena.
-No estás solo, Gulf, si tu me dejas, nunca estarás solo.- Suppasit acariciaba la espalda del moreno de forma dulce. -Si necesitas un amigo o solo una compañía, siempre sabes donde encontrarme.-
-Gracias, Mew, no sabes como agradezco que estés conmigo en este momento.- dijo Gulf sin poder detener sus lágrimas. -No tengo a nadie, ni familia, ni amigos, eramos solo mi madre y yo, ahora soy solo yo.-
-Ahora me tienes a mí.- afirmó el castaño de forma dulce. -Toma.- le ofreció un pañuelo y el chico se alejó para limpiarse las lágrimas.
-Gracias.-
Nuevamente el silencio los rodeó, tomaron su café entre miradas tristes por parte de Gulf y unas dulces y comprensivas por parte de Mew.
-¿Puedo preguntar que te hizo ir a buscarme?.- se atrevió a preguntar el dueño del departamento.
-Yo no lo sé.- murmuró el pelinegro, incluso confundido. -Me sentía muy solo después de la noticia de la muerte de mi madre y pensé en ti, pensé en la calidez que me dan tus sonrisas y tus cafés, así que simplemente camine hasta el café.-
-Me alegra que pensaras en mi.- dijo el castaño llevando una de sus manos hacia la del moreno, tomándola con cautela. -Yo me preocupe cuando no te vi llegar esta mañana al café.-
-Eres lo único que tengo ahora.- suspiró Kanawut sonriendo un poco al sentir las caricias en su mano.
-No se si tengas la confianza de contarme lo que le pasó a tu madre, pero tal vez sea útil que lo digas y saques todo lo que sientes.- comentó el pálido queriendo saber más sobre la situación que su cliente favorito vivía.
-Ella tenía cáncer y las últimas semanas estuvo en el hospital, muy grave, su cuerpo no resistió más y ayer por la noche falleció.- contó Gulf intentando no llorar otra vez, aunque las lágrimas se escapaban de sus ojos. -Comencé a ir al café antes de ir a verla, le conté de ti, de lo amable que eras, de que me hacías sentir cálido cuando me sonreías, ella me alentó a seguir yendo a verte y me aconsejo pedirte tu número para hablar, pero el día que pensé en hacer fue esta mañana, lo habíamos planeado ella y yo, pero debido a que falleció ya no pude hacerlo, ella quería verme feliz y ya no tuvo la oportunidad, me dejó solo, me dejo sin su amor, sin su compañía.-
Mew volvió a abrazar al moreno, pegándole contra su pecho y parecía que incluso chopper entendía que el invitado estaba triste pues se subió a sus piernas y se sentó ahí.
-No estás solo, yo también iba a pedirte tu número el día de hoy, y aunque no pude, aquí estás, a partir de ahora podemos ser amigos, si tu quieres.- comentó Suppasit, dispuesto a acompañar al lindo chico en esos momentos de tristeza.
-Eso me encantaría.- afirmó el moreno acariciando la cabeza del pequeño perro. -A mamá le hubiera encantado conocerte.-
-A mi también me hubiera gustado conocerla, estoy seguro de que era una gran mujer, con un hijo muy lindo.- dijo intentando animarlo.
-Ella era muy amable, tan dulce y siempre buscando lo mejor para mi, no se porque la vida castigo a una mujer tan buena como ella.-
-Tranquilo, se que ella te cuidara desde donde sea que esté y pase lo que pase siempre estará aquí.- Mew señaló justo al corazón de Gulf y este sonrió ligeramente.
-Si, siempre estará en mi corazón.- afirmó el moreno poniendo su propia mano sobre su pecho.
El pálido mantuvo su brazo rodeando los hombros del moreno y este se quedó recargado en el hombro ajeno, mientras seguía acariciando a chopper. Se quedaron en silencio, Mew tenía muchas preguntas, pero aunque deseaba saber más del lindo chico, no creía que fuera un buen momento para llenarlo de preguntas.
-¿Tienes sueño?.- preguntó el castaño viendo como el chico junto a él bostezaba de forma tierna.
-Si, apenas si dormí un poco anoche.- respondió Gulf.
-Entonces vamos, te enseñaré dónde vas a dormir.- Mew se puso de pie y con cuidado tomó a chopper para dejarlo en su camita, después extendió su mano hacia el moreno y este la tomó con timidez.
-Yo debería irme a mi casa, no quiero incomodarte.- murmuró Kanawut apenado, aunque continuaba siguiendo al dueño del departamento.
-Dijiste que no querías estar solo en tu casa, así que puedes quedarte aquí conmigo, si tu quieres.- explicó Suppasit abriendo la puerta de su habitación. -Puedes dormir aquí y yo me quedaré en el sofá.-
-No, no te dejaré dormir incomodo por mi culpa, yo me quedaré en el sofá.- dijo Gulf con decisión.
-No, Gulf, tu estas mas cansado, deberías dormir cómodo esta noche.- trato de convencerlo el pálido. -Dormiré bien, no te preocupes por mi, así que a descansar.-
Sin esperar otra objeción, Mew lo guió hasta la cama y lo ayudó a recostarse bajo las cálidas cobijas. Acomodándolo de la forma más cómoda posible.
-Si necesitas algo estaré en la sala, buenas noches, Gulf.- se despidió Mew acariciando el cabello negro del moreno.
-Gracias por todo esto, Mew, buenas noches.- dijo el pelinegro con timidez, viendo al dueño del departamento irse por la misma puerta por la que habían entrado.
Suspirando Mew se dio una ducha rápida y se vistió para recostarse en el sofá. En realidad era bastante cómodo y no le costó mucho quedarse dormido ahí, sin embargo unos ruidos que venían de su habitación lo hicieron despertar un par de horas después.
Preocupado por Gulf se levantó y abrió con cuidado la puerta, encontrándose con el chico llorando en la cama.
-Gulf.- murmuró el pálido para llamar su atención y no asustarlo si se acercaba, este volteó a verlo y rápidamente secó sus lágrimas. -Tranquilo, puedes llorar todo lo que quieras, yo solo me preocupo que algo te hubiera sucedido.- explicó acercándose hasta la cama, sentándose junto al chico.
-Yo soñé con mi mamá, era como si ella estuviera aquí.- comenzó a explicar Kanawut. -Ella me pidió que fuera feliz y que no me dejara caer solo por ella, que debía ser fuerte.-
-Oh Gulf.- exclamó Mew tomando al chico entre sus brazos.
-Fue como si ella en serio me lo estuviera diciendo, se sintió tan real que cuando desperté no pude con el dolor en mi corazón.- sollozó el pelinegro escondiendo su rostro en el cuello ajeno. -Me siento tan solo ahora.-
-Yo estoy aquí, Gulf, estoy contigo, tranquilo.- Suppasit acarició la espalda y el cabello ajeno para calmarlo. -Vamos a dormir, no te dejaré solo.- se acomodo en la cama y atrajo hacia él a Gulf, dejándolo sobre su brazo izquierdo y parte de su torso.
-Gracias, Mew.- dijo el moreno con voz temblorosa, rodeando la cintura del castaño con nerviosismo, pero agradecido con el cariño y la calidez que sentía cuando este lo tenía entre sus brazos.
🌙☕❤️
Por la mañana, el primero en despertar fue Mew, pues sentía el cuerpo junto a él temblar ligeramente. Al abrir sus ojos se encontró con que Gulf estaba llorando, escondiéndose en su pecho.
-Gulf.- lo llamo con voz suave el pálido.
-¿Te desperté?.- preguntó el moreno entre sus lágrimas, tratando de limpiar su rostro. Obtuvo un asentimiento en respuesta a su pregunta. -Lo siento mucho, no quería incomodarte.-
-Tranquilo, Gulf, no me molesta que me despertaras.- se apresuró a aclarar Mew, ayudando a limpiar las lágrimas que manchaban el rostro frente a él. -Me preocupe al saber que estabas llorando.-
-Es solo que no puedo dejar de hacerlo, me duele mucho haber perdido a la única persona que me quedaba en este mundo.- explicó Gulf sin poder retener sus lágrimas.
-Debe ser muy difícil para ti, cariño, enserio lamento que tengas que pasar por esto.- Suppasit no estaba seguro de porque ese apodo tan íntimo se había deslizado de su boca, pero no se sintió incorrecto decirlo, menos cuando lo que intentaba era hacer sentir mejor al chico.
-Perdón por no poder dejar de llorar.- se disculpó Kanawut intentando, sin éxito, seguir limpiando sus incontrolables lágrimas.
-No te disculpes, tienes que dejar salir el dolor, desahógate, estás seguro conmigo, cariño.- afirmó el castaño atrayendo aún más contra su cuerpo al chico, dándole todo su calor con ese cariñoso abrazo.
El pelinegro apretó la cintura del pálido y continuó llorando sin control. Esa muestra de cariño hizo que algo en el corazón de Gulf se agitara, nunca pensó que terminaría llorando en los brazos de ese amable hombre que le servía el café cada mañana y que tenía que admitir que le había gustado desde el primer día que lo vio.
Unos minutos después el llanto se calmó, dejando solo la pesada respiración del moreno tratando de calmarse completamente, aspirando el masculino aroma del hombre que lo rodeaba de forma cálida y acariciaba dulcemente su cabello.
-¿Estas mejor?.- se atrevió a preguntar Mew.
-Un poco, gracias por todo, Mew.- respondió tímidamente Gulf, alejándose un poco para poder ver a la cara al otro hombre. -¿No tienes que trabajar hoy?, llegarás tarde por mi culpa.- preguntó preocupado.
-Calma, hoy no abre el café, así que no tengo trabajo.- respondió Suppasit regalándole una tierna sonrisa que derritió al moreno por dentro. -¿Tu tienes trabajo o estudias?.-
-Trabajo como asistente de cocina en un restaurante de comida italiana, pero tengo permiso de ausentarme por 5 días debido a la muerte de mi madre.- dijo Kanawut.
-Bueno, entonces podemos seguir acostados por más tiempo antes de preparar el desayuno.- comentó el dueño del departamento suspirando con gusto cuando el chico entre sus brazos se acomodo mejor sobre el brazo que había dormido y lo veía directamente a los ojos.
-Eres un hombre muy dulce, Mew.- murmuró Gulf sin ser totalmente consciente de su implícita confesión hacia el pálido.
Ese cumplido tomó desprevenido al nombrado, quien no pudo evitar sonrojarse. Tenía mucho tiempo que no estaba de esa manera tan tranquila e íntima con alguien y recibir esos cumplidos tiernos era algo nuevo para él.
-Te sonrojaste.- exclamó el moreno con sorpresa. -Eres muy lindo.- agregó llevando una de sus manos a la rosada mejilla ajena, acariciándola con su pulgar.
-Nadie me había dicho esas cosas antes.- dijo Mew en voz baja, demasiado tímido con los cumplidos que recibía del chico entre sus brazos. -Pero tú también eres muy lindo, tienes una sonrisa encantadora.-
-Ahora creo que soy yo quien se está sonrojando.- comento el pelinegro con una ligera sonrisa en los labios.
-Tan lindo.- afirmó el castaño posando su mano sobre la que acariciaba su mejilla. -¿Quieres que nos prepare un poco de café?.- ofreció, demasiado tímido por no saber qué más hacer en esa linda situación con el chico que le interesaba.
-Eso me encantaría.- afirmó Kanawut.
Finalmente se pusieron de pie y tomando turnos fueron al baño a refrescar sus rostros. Gulf se quedó en el sofá esperando por la bebida, mientras acariciaba a Chopper, quien se había acomodado sobre sus piernas, ambos viendo por el ventanal hacia la ciudad.
-Café con leche para Gulf.- anunció Mew llamando la atención del nombrado, extendiéndole una taza blanca con su bebida caliente. -Lamento no tener tazas tan lindas como las tuyas, soy alguien muy básico.- se disculpó sentándose junto a él en el sofá.
-No te preocupes por eso, ya estas haciendo mucho por mi.- dijo Gulf dando un sorbo a su bebida. -Además las tazas así también tienen su encanto, son elegantes.- agregó encogiendo los hombros.
Un silencio cómodo los rodeó mientras tomaban sus respectivos cafés. Chopper se mantenía entre los dos hombres que tan solo admiraban la ciudad, con todo su bullicio.
-Gulf.- lo llamó Mew. -¿Puedo saber qué edad tienes?.- preguntó cuando este volteó a verlo.
-Tengo 23.- respondió con una sonrisa tímida. -Apenas termine la carrera de gastronomía y comencé a trabajar en el restaurante que estoy desde hace 1 año.- explicó con, aparentemente, mejor ánimo que cuando recién despertaron.
-Eso suena genial.- exclamó Suppasit. -Yo tengo 25, me gradué de contador, pero mi verdadera pasión es preparar café, por eso trabajo en "Moon Café", llevo la contabilidad, pero tengo la oportunidad de hacer lo que mas amo.- comentó, dando también datos sobre el para que poco a poco fueran conociéndose mejor.
-Me alegra que puedas hacer lo que amas, Mewie.- suspiró Kanawut poniendo su mano sobre la del mayor, el cual acariciaba a su mascota.
-¿Mewie?.- cuestionó el pálido y el menor se sonrojó pues no había notado la forma linda en la que había dicho el nombre ajeno. -Suena lindo, me gusto.- dijo con una sonrisa, tranquilizando al chico.
-¿Sabes?, me siento muy tranquilo contigo, no sé si es normal, porque no tenemos mucho de conocernos.- dijo Gulf soltando un largo suspiro después de terminar su café.
-No se si sea normal, pero yo también me siento muy tranquilo contigo, supongo que eso es lo que importa.- explicó Mew perdido en lo bonito que se veía su acompañante con las mejillas sonrojadas.
-De alguna forma creo que mi mamá te puso en mi camino para que no me quedara solo.-
-¿Por qué dices eso?.- preguntó el mayor algo confundido.
-Ella me recomendó la cafetería, dijo que el café era muy delicioso.- respondió el menor. -No se si ella ya te había visto a ti y por eso quiso que fuera, pero siento como si ella hubiera sabido que me gustaría ir a verte cada día.- confesó sonriendo con timidez.
-Pues agradezco a tu madre por recomendarte el café.- dijo Suppasit. -Enserio me alegra verte en las mañanas, aunque solo haya pasado una semana desde la primera vez que te vi.- añadió intentando controlar el acelerado latir de su corazón.
-Gracias por ser tan amable siempre conmigo.- dudando un poco, Kanawut se inclinó hacia un costado hasta que su cabeza estaba recargada en el hombro ajeno.
-No tienes nada que agradecer, me hace feliz poder ayudarte un poco y que pensaras en mi cuando te sentías perdido.- murmuró Mew girando su mano que seguía sobre Chopper para poder entrelazarla con la del menor, que se había mantenido sobre la suya.
-Eres lo mas cercano que tengo a un amigo.-
-Soy tu amigo, Gulf, a partir de hoy soy tu amigo, así que nunca dudes en pedir mi ayuda si necesitas algo.- afirmó el mayor dando un ligero apretón a la mano ajena.
-Eres increíble, Mewie.- suspiró el menor, encantado con el dulce hombre.
-¿Quieres algo específico para desayunar?.- cuestionó el pálido acariciando con su pulgar la mano que tenía entrelazada a la suya.
-¿Puedo cocinar para ti?, técnicamente soy un chef y es lo menos que puedo hacer por ti.- ofreció el moreno levantando su cabeza para ver a los ojos al mayor.
-Adelante, cariño, puedes adueñarte de la cocina.- acepto Mew poniéndose de pie y señalando donde estaba la cocina.
Gulf se movió como pez en el agua en esa pequeña cocina que estaba casi pegada a la sala, tan solo separada por una pequeña barra. Al dueño del lugar le dio gusto ver como el chico se mostraba feliz e incluso tranquilo, como si la trágica muerte de su madre no hubiera sucedido.
-Sé que no es mucho, pero hice mi mayor esfuerzo.- dijo el pelinegro poniendo sobre la barra dos platos con huevos estrellados, un par de pancakes y tocino.
-Esto es más de lo que yo hago.- aseguró el castaño sentándose frente a uno de los platos. -Nunca me han quedado los pancakes así de esponjosos.- halagó.
-Espero que te guste.-
Comieron en un cómodo y tranquilo silencio, dándose miradas coquetas que decían que había algo creciendo entre ellos, algo que apenas estaban descubriendo.
-Gulf, este ha sido el mejor desayuno que he tenido desde que he visitado a mis padres hace dos meses.- alardeó Mew una vez terminó su plato. -Cocinas increíble, cariño.-
-Gracias, Mewie.- dijo Gulf volviendo a sentir el calor colorear sus mejillas.
De pronto el celular del menor sonó y este se apresuró a responder la llamada.
-¿Aló?.- respondió Kanawut. -Si, el habla.-
Mientras el chico estaba en su llamada, Mew tomó los platos sucios y se dispuso a limpiarlos, esperando a que Gulf terminara de hablar.
-¿Sucede algo?.- cuestionó el pálido al ver que el chico volvía a la cocina y lo veía mientras se mordía una uña nerviosamente.
-Me dijeron que ya puedo llevar las cenizas de mi madre al cementerio donde se quedarán.- explicó nerviosamente el moreno.
-Entiendo.- dijo Suppasit alargando un poco la palabra para dar pie a que el chico explicara a donde quería llegar con eso.
-Se que esto ya es demasiado, que apenas nos conocemos pero, ¿podrías acompañarme?, no quiero ir solo.- pidió alejando la mirada pues se sentía demasiado nervioso de pedir aquello a ese hombre que apenas conocía de unos días, en los cuales tan solo compartían un saludo.
-Gulf, te dije que a partir de ahora somos amigos, así que claro que te acompañaré.- afirmó el pálido acercándose para tomar delicadamente la barbilla ajena y poder verlo a los ojos. -Solo hay que cambiarnos, no podemos ir en pijamas.-
-Gracias.- murmuró el menor.
Mew le prestó ropa a Gulf para que pudieran salir finalmente del departamento. Bajo las direcciones del menor llegaron al cementerio donde su madre finalmente descansaría.
-¿A tu madre le gustaban algún tipo de flores?.- preguntó Suppasit mientras caminaban entre varios puestos con distintas flores coloridas.
-Los girasoles.- respondió Kanawut con seguridad. -Ella decía que yo era su girasol, radiante y siempre sonriente, desde pequeño me llamaba pequeño girasol.- explico más a detalle.
-Entonces hay que comprarle unos, vamos.- el pálido estaba intentando mantener el ánimo del chico, pues sabía que estaba pasando por un muy mal momento y que pronto comenzaría a llorar al despedirse otra vez de su madre.
-Aquí estamos, mamá.- suspiró Gulf.
Ambos estaban parados frente al lugar donde estaban colocando la placa de cemento donde estaba el nombre de la mujer y dentro del cuadro la urna con sus cenizas.
-Pheng Kanawut.- leyó Mew en voz alta.
-Disculpe, ¿Por qué tiene esa frase escrita?.- preguntó el moreno a uno de los hombres que estaban colocando la placa.
-La persona que contrató el servicio dio órdenes de poner esa frase en la lápida.- explicó el hombre. -Creo que fue la misma persona que falleció la que dejó las órdenes.-
-"Nunca te marchites, mi lindo girasol, mamá te ama".- leyó el pálido lo que estaba grabado ahí.
-Ella...- jadeó el pelinegro tapando su boca. Su corazón se estrujó en su pecho y las lágrimas bañaron su rostro en un segundo.
Suppasit no dudo ni un segundo en abrazar al menor y acariciar su espalda, tratando de consolarlo un poco en su terrible pérdida. Al mayor le pareció un hermoso detalle de la madre de Gulf y aunque no podía hablar con ella, le prometió, desde ese momento, nunca dejar solo al menor, cuidarlo y estar siempre para él.
-Llora, cariño, llora todo lo que tengas que llorar.- susurró Mew entre suaves caricias.
-No se que será de mi vida sin ella.- sollozó Gulf apretando la cintura del mayor. -Solo nos teníamos el uno al otro y ahora me dejo.-
-Ella sabía lo que hacía, cariño, te guió hasta mi y ahora me tienes a tu lado, prometo no dejarte.- aseguro dulcemente, dejando un beso en la frente ajena.
-Oh Mew.- lloró con más fuerza, entre la tristeza y el agradecimiento de tener a alguien que lo acompañara en ese desgarrador momento.
Estuvieron un tiempo ahí, hasta que Gulf aceptó que era hora de irse, pues aunque le doliera, tampoco podían quedarse ahí demasiado tiempo.
-¿Puedes dejarme en mi casa?.- preguntó el moreno mientras iban en el auto. -Ya me aproveche demasiado de tu amabilidad.-
-No es ninguna molestia tenerte en mi departamento otra noche, créeme.- aseguró el mayor, pues ciertamente había adorado dormir con el cálido cuerpo ajeno entre sus brazos.
-No quiero incomodarte, pero enserio agradecería que me dejes quedarme otra noche.- murmuro tímidamente el pelinegro. -No creo que pueda quedarme solo en mi casa, aún.-
-Tu no te preocupes, no me incomoda para nada que te quedes otra noche o las que necesites.- dijo Mew volteando a ver al menor rápidamente, regalándole una cálida sonrisa.
-Solo que si me gustaría poder pasar por ropa, no quiero seguir tomando la tuya prestada.-
El mayor estuvo de acuerdo y en poco tiempo estuvieron en la casa de los Kanawut. Una vivienda pequeña, perfecta para dos personas, decorada de forma rústica y con un pequeño jardín donde había girasoles y otros tipos de plantas.
-Es una hermosa casa.- comentó Mew.
-Mi mamá se encargó de decorarla, ese era su trabajo, decoradora de casas.- explicó Gulf paseando con nostalgia por el lugar. -Tomaré rápido un poco de ropa y podemos irnos.-
-De acuerdo.- el mayor paseo por la casa, vio varias tazas en un mueble, en el cual encontró aquellas bonitas piezas de cerámica que ya había visto, pues eran aquellas que Gulf solía llevarle al café.
Después fue a dar a la pequeña sala, donde había un mueble con cuadros de fotos. En unas se podía ver a la señora Kanawut de joven con un pequeño niño de cabello ondulado y enorme sonrisa. Encontró un sin fin más, donde miraba el crecimiento del lindo chico que captó su atención desde el primer día.
-Mi madre era muy linda, ¿verdad?.- preguntó Gulf acercándose a donde el mayor veía las fotos.
-Si, ahora entiendo de donde sacaste lo lindo.- afirmó Mew sonriendo.
-Vámonos antes de que termine llorando de nuevo, seguro ya tengo los ojos rojos.- pidió el menor.
-¿Te llevarás la taza?.- preguntó viendo que sobre la mesa ahora estaba la taza de girasoles que conocía bien.
-Si, es para sentirla un poco cerca.- respondió el pelinegro y el otro asintió.
-Vamos.-
Llegaron a la casa del pálido y comieron algo que compraron de camino, pues ninguno tenía tantos ánimos de cocinar. Se sentían tan cómodos con el otro que sin decir nada cada uno se dio una ducha y se recostaron en la cama, viéndose a los ojos.
-Lo siento, yo ni siquiera te pregunté si podía dormir en tu cama de nuevo.- comentó Kanawut con pena.
-Tranquilo, me alegra que te sintieras con la confianza de dormir de nuevo conmigo.- dijo Suppasit ofreciendo su brazo para que el menor se recostara sobre él, como la noche anterior. -Tan solo descansa, cariño.- dio un beso en la frente ajena y sonrió al ver las mejillas del moreno sonrojarse.
-Gracias, Mewie, tu también descansa.-
No se detuvieron a preguntarse si era o no correcto dormir de esa forma tan íntima a una semana de conocerse, pues ambos se sentían cómodos y eso era lo que más importaba en esos momentos. La tranquilidad y el cariño que sentían estando juntos les decía que eso era lo que necesitaban, que se necesitaban.
🌙☕❤️
Por la mañana Mew se colocó su uniforme y Gulf se encargó de preparar el desayuno para los dos. Ambos estaban cómodos y se movían por el departamento como toda una pareja, aunque apenas si pudieran considerarse amigos.
-Hora de irnos.- anunció el mayor desde la puerta, viendo como el chico se acercaba a él con su mochila de la noche anterior colgando de su hombro. -¿Quieres que te lleve a tu casa?.- preguntó.
-No tengo nada más que hacer, aun estoy de permiso en el trabajo.- respondió el menor tímidamente.
-Podrías quedarte en la cafetería si quieres, así no estarás solo en tu casa.- ofreció mientras abría la puerta del auto para que el moreno entrará.
-¿No voy a estorbar si me quedo ahí?.- preguntó el pelinegro con dudas.
-Claro que no, además se que a mi amigo Tul le encantara verte.- explicó el barista antes de cerrar la puerta y rodear el auto para subirse.
Gulf se sintió algo confundido al escuchar aquello, pues él nunca había visto al compañero de trabajo de Mew, ya que cuando llegaba al café solo veía al mayor en la barra atendiendo. Mew ni siquiera volvió a preguntar si aceptaba irse con él al café, tan solo condujo al lugar
-Puedes quedarte en una mesa y esperar a que acabe mi turno para que vayamos a cenar.- ofreció el mayor a la par que abría la puerta y extendía su mano para ayudar al menor a bajar. -O también puedes irte cuando gustes, no quiero que pienses que te estoy reteniendo a mi lado.- agregó con una amable sonrisa en sus labios.
-Me encantaría ir a cenar contigo, Mewie.- afirmó el moreno sonrojándose cuando sus manos se entrelazaron mientras caminaban hacia la puerta del café, el cual ya tenía la puerta abierta, pero aun no colocaban el letrero de abierto.
-¡Te dije que terminarían juntos!.- exclamó Tul tan pronto vio entrar a su amigo de la mano del lindo cliente.
-Tul, cállate, solo somos amigos.- dijo Mew rodando los ojos ante la actitud de su amigo.
-Pero...- quiso agregar señalando a las manos entrelazadas de los recién llegados.
-No digas nada, es algo difícil de explicar.- el pálido le hizo señas a su amigo de que dejara de insistir en ese tema y este solo suspiró. -Tul, él es Gulf, Gulf él es mi mejor amigo, Tul.- los presentó.
-Es un gusto conocerte, Gulf.- dijo Pakorn con una sonrisa, extendiendo su mano hacia el menor a forma de saludo.
-Lo mismo digo.- Kanawut también puso una tímida sonrisa en sus labios, aceptando el amistoso saludo. -No sabia que trabajabas aquí, creo que nunca te había visto en los días que vine.- comentó.
-Digamos que quería darles privacidad.-
-Ya basta, Tul.- se quejó Suppasit tapando la boca de su amigo. -Puedes sentarte donde quieras, te prepararé un café.- le dijo a Gulf.
-Espera, traje la taza.- lo detuvo, sacando de la mochila la linda taza de girasoles.
-Enseguida te llevo tu café, cariño.- dijo Mew dulcemente, acariciando el cabello del menor.
-Con que no hay nada entre ustedes, ¿eh?.- cuestionó Tul en voz baja. -Porque nunca había escuchado que llamaras a alguien "cariño".- agregó.
-Lo único que puedo decirte es que el esta pasando por un momento difícil y lleva dos noches durmiendo en mi departamento.- explicó el castaño sorprendiendo de sobre manera al otro barista. -Se que estoy sintiendo cosa por él, pero apenas nos conocemos, así que quiero llevar todo con calma, además me siento como alguien inexperto en esto de las relaciones amorosas.-
-Aunque te sale muy natural llamarlo "cariño".- se burló, aunque feliz de saber que su amigo estaba finalmente enamorado, después de tantos años de soledad.
Mew tan solo negó, sabiendo que su amigo era demasiado insistente como para seguirle pidiendo que dejara de decir algo sobre él y Gulf.
-Listo tu café, cariño.- dijo poniendo la taza frente al chico que se había acomodado en una esquina del café, sacando una libreta y su celular.
-Muchas gracias, Mewie.- agradeció con una cálida sonrisa, tomando su billetera para pagar la bebida, pero antes de que pudiera sacar el dinero, la mano del mayor se posó sobre la suya.
-No tienes que pagarlo, va por mi cuenta, cariño.- ambos se sonrieron con un cariño que no sabían que podían sentir por alguien a quien apenas conocían. -Debo volver a trabajar, si quieres algo mas solo pídelo, ¿de acuerdo?.-
-Eres un sol, Mewie, muchas gracias.-
El nombrado no pudo evitar inclinarse a dejar un beso en la frente ajena antes de irse a limpiar el lugar y comenzar a atender a algunos de los clientes que iban llegando al lugar.
Durante todo el turno de Mew estuvieron dándose cálidas miradas y sonrisas tímidas. El barista había visto al menor llorar un par de veces, pero al ver que lo observaba se limpiaba las lágrimas y le sonreía.
-Suerte en su cita.- gritó Tul cuando los vio salir tomados de la mano.
Mew tan solo le lanzó una mirada de odio a su amigo y siguió su camino junto Gulf.
-¿Hay algún restaurante que te guste o algo que desees comer?.- preguntó el pálido.
-¿Podemos comer en casa?, no tengo ánimos de salir.- respondió el moreno jugando con sus manos nerviosamente.
-Me parece perfecto.- aceptó Suppasit sonriendo por la forma en que Gulf había dicho casa, sin especificar la de quien. -Solo necesito saber si te refieres a tu casa o a mi departamento.- agregó con una sonrisa algo burlona que hizo sonrojar al otro chico pues ni siquiera había notado como había dicho aquello.
-Lo siento, me refería a tu departamento.- se disculpó apenado. -Es solo que aun no me siento listo para estar en la casa que vivía junto a mi madre.-
-Lo entiendo.- dijo el pálido de forma comprensiva.
🌙☕❤️
Pasaron un par de semanas viviendo de esa forma. No se habían detenido a preguntar si era extraña la comodidad que sentían con el otro, pues Gulf ahora prácticamente vivía junto a Mew en su departamento, solo iba a su casa por más ropa y al trabajo por las tardes.
Tul siempre decía que eran una hermosa pareja, aunque ellos aún no le dieran un nombre a lo que tenían, pues solo sabían que se sentían cómodos con el otro, pero no había pasado nada más allá de los abrazos y los besos en la frente por parte del mayor.
-Tu novio llegó.- anunció Tul viendo entrar a Gulf al café, pues aún no era hora de cerrar.
-Gulf.- exclamó Mew llegando hasta donde estaba el mencionado. -¿Sucede algo?, pensé que me esperarías en casa.- dijo preocupado.
-No te preocupes, no tengo nada.- dijo el menor dulcemente. -Vine a traerte algo.- añadió mostrando una caja de mediano tamaño que traía en sus manos.
-¿No podías esperar hasta estar en casa?.- cuestionó el barista confundido, pues después de todo igual se verían en su departamento.
-No, si no te doy el regalo ahora siento que ya no tendré el valor de hacerlo.- respondió de forma nerviosa, mordiendo su labio.
-Me estás asustando, cariño.- admitió el mayor.
-No, no es nada malo, te lo juro, no te asustes.- suplicó tomando una de las manos ajenas. -Si abres el regalo tal vez entiendas mis sentimientos.-
-De acuerdo.- aceptó Mew tomando la caja entre sus manos.
Abrió la tapa y ahí encontró algo escrito. "Ha pasado un mes desde que llegaste a iluminar mi vida. ¿Serías el sol de este girasol?." era lo que se leía ahí.
Después quitó el papel que cubría el regalo y se topó con una taza, similar a la que Gulf tenía, solo que esta tenía soles dibujados y la frase "para mi hermoso sol".
-Yo se que sentí algo especial desde la primera vez que te vi, por eso quería preguntarte, ¿quieres ser mi novio?.- agregó Kanawut pues el mayor no decía nada, se había quedado en silencio a ver el regalo que le había dado.
-Gulf.- suspiró el pálido con una sonrisa enamorada en el rostro. -Me encantaría ser tu novio, mi girasol.- dijo con seguridad y pronto recibió en sus brazos al menor.
-Gracias por aceptar.- murmuró contra el cuello ajeno.
-No tienes que agradecer nada, me encanta estar contigo y me alegra saber que te sientes de la misma forma que yo.-
-Te amo, mi sol.- Gulf se alejó un poco y con timidez tomó el rostro del mayor entre sus manos.
-Te amo, mi girasol.- dijo Mew encantado con la tierna propuesta y confesión de su novio.
Dudoso, el moreno rompió el espacio entre ellos, sin siquiera importarle que había gente viéndolos ahí de pie a mitad del café. Su primer beso fue lento y dulce, lleno de ese amor que ambos sabían que sentían por el otro.
Los aplausos y gritos de emoción por parte de los clientes y Tul no se hicieron esperar al ver aquella muestra de amor. A la pareja no le importo, pues solo estaban concentrados en el otro y lo bien que se sentía finalmente besarse.
-Te dije que estaban hechos para el otro.- gritó Tul cuando vio que los enamorados se separaban un poco. -Qué bello es el amor.- suspiró, haciendo sonreír a la pareja.
-Que hermosa taza de café.- dijo Mew sacando de la caja el bonito regalo.
-Es para que haga juego con la mía.- confesó Gulf tímidamente.
-Me encanta.- afirmó. -Se verán hermosas en la barra de nuestra casa.-
-Nuestra casa.- murmuró el menor sorprendido y emocionado.
El mayor no pudo evitar dejar otro beso en los gruesos labios de su novio, encantado con su tierna reacción.
-Pajaritos del amor, mejor váyanse, disfruten su noche.- Tul se acercó a ellos, pues seguían aún en medio del café, dejando a todos presenciar su amor. -Yo me haré cargo del café lo que queda del turno, ustedes merecen disfrutar su día como novios oficialmente.-
-Muchas gracias, Tul.- dijo Kanawut sonrojándose.
-Soy muy feliz por ustedes.- Pakorn abrazó a ambos hombres con emoción. -Los veré mañana, ahora váyanse a cenar o algo.-
-Eres el mejor, Tul.- Suppasit dio un último abrazo a su mejor amigo y finalmente se fue junto a su novio, con sus manos entrelazadas.
-Yo todavía te tengo otra sorpresa.- admitió Gulf una vez se habían subido al auto.
-Eres asombroso, cariño.- dijo Mew negando con una sonrisa en los labios. -¿A dónde vamos, entonces?.- preguntó.
-A casa de mi madre.- respondió el pelinegro y aunque el mayor se sorprendió, sólo asintió y condujo al lugar.
En el bonito jardín de la casa de los Kanawut había una mesa con un florero en medio y un par de platos, cubiertos, bien acomodados.
-¿Cómo te dio tiempo de hacer todo esto?.- cuestionó el batista demasiado sorprendido.
-Digamos que fingí estar enfermo para ausentarme del trabajo y preparar esta sorpresa para ti.- explicó el chef. -Es lo menos que puedo hacer por ti después de todo lo que tu haces por mi cada día desde que mi madre falleció.-
-No tienes que pagarme por lo que hago, todo lo hago porque te amo y porque eres la persona más dulce y hermosa que conozco.-
Gulf abrazó a su novio y besó sus labios tímidamente, siguiendo los deseos más profundos de su corazón. Mew sonrió encantado y rodeó la pequeña cintura del menor y lo atrajo más contra su cuerpo.
Sus labios parecían encajar a la perfección, al igual que sus cuerpos en los brazos del otro. El chef tenía tiempo sin sentirse tan feliz como lo era mientras su novio lo abrazaba y besaba. Para el barista ese momento fue mágico, fue descubrir esa felicidad que no sabía que le faltaba en su vida.
-Ahora yo prepare el café para ti.- murmuró Gulf cuando se separaron.
-¿Usaremos nuestras tazas de pareja?.- cuestionó Mew con diversión.
-Si tu quieres.- dijo el menor tímidamente.
-Me encantaría, en serio es el regalo más hermoso que me han dado.- afirmó el pálido sacando de la caja su bonita taza.
-Y pensar que todo empezó por una taza de café.- suspiró Kanawut viendo sus tazas sobre la mesa, mientras ellos se acurrucaban en la banca.
-Te amo, mi cliente favorito.- Suppasit tomó el rostro ajeno con su mano y acarició la sonrojada mejilla.
-Te amo, mi barista favorito.-
Se unieron en un dulce beso, lleno de amor y felicidad, sintiéndose totalmente completos ahora. El destino y una taza de café habían unido sus caminos, pero eran sus corazones los que habían decidido que nunca más se separarían.
🌙☕❤️🌙☕❤️🌙☕❤️🌙☕❤️🌙☕❤️
Hola, mis girasoles!!🌻🌻
Primero que nada, este OS esta inspirado en un tiktok que vi, no es de los chicos, pero igual aquí les dejo el link.
https://vm.tiktok.com/ZMYdJcKyC/
En realidad no se que tanto haya valido la pena la espera, considerando que no tiene mucho del MewGulf.
A mi me pareció muy dulce, tierno y triste. Además de que es el capitulo mas largo que he escrito hasta el momento. Me gusto y enserio espero que a ustedes también les haya gustado.
Ya saben que pueden dejar sus sugerencias y comentarme si hay algún error en el capitulo.
Debo admitir que últimamente no tengo muchas ganas de escribir, a pesar de que sigo teniendo ideas, por alguna razón no puedo ponerme a escribir porque me frustro, pero espero este semi bloqueo se me pase porque tengo varias ideas que me interesa desarrollar.
Igual ya saben que en mi Instagram intento estar mas activa y ahí doy spoilers y noticias importantes. Por si gustan seguirme si usuario es _neyrgz_
Sin mas, nos leemos en otra historia. Los amo💙💙💙
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