Sumiso Perfecto
Desde la puerta de la habitación se podía ver la silueta de un hombre de cuerpo fornido, el cual movía sus caderas de forma ruda y gruñía de puro placer.
Mew tenía frente a sí el cuerpo pequeño de Kaownah, un chico que encontró en el club que suele frecuentar. El menor estaba amarrado de las manos y de los pies, dejando su cuerpo a merced del Dom (dominante).
El hombre de 30 años tenía varios años desde que había decidido convertirse en un Dom, de esos hombres que adoran tener el control y someter a personas bajo su poder en un ámbito sexual. Mew había descubierto que le encendía demasiado tener a su merced un cuerpo pequeño y sumiso que hiciera todo lo que él pidiera.
-Por favor, no más.- jadeaba Kaownah jalando las cuerdas con las que estaba atado a la cama.
-¿No más?.- preguntó entre sorprendido y frustrado el hombre de cabellos castaños, cuerpo musculoso y ojos coquetos. -Apenas llevamos 3 rondas.-
-No puedo mas.- suplicó el sumiso amarrado. El Dom pareció no prestar atención a sus palabras pues lo tomó de la cadera fuertemente y continuó con sus duras penetraciones. -Rojo.- gritó el chico y finalmente el pálido se detuvo.
-¿Enserio usaste la palabra de seguridad?.- preguntó Suppasit riendo con burla, sacando su duro miembro del interior del sumiso que jadeaba con fuerza en busca de aire.
-Te dije que no podía más, eres un animal.- se quejó el moreno acariciando sus muñecas cuando el Dom comenzó a desatarlo. -No se que mierda te inyectas pero nadie es capaz de tener más de dos erecciones en menos de 3 horas.- dijo completamente frustrado y enojado, tomando su ropa para vestirse. El pálido se enfureció y caminó hasta el chico, tomándolo de la barbilla con algo de fuerza.
-Yo no me inyecto nada, que tu no puedas soportar más no es mi problema, simplemente es que no sirves como sumiso para mi.- dijo con desprecio el castaño, soltando algo brusco al chico.
-Eres un completo idiota, nunca encontraras a alguien tan enfermo como tu para estar cogiendo todo el día como puto conejo.- muy ofendido Kaownah termino de tomar sus cosas y salió de la mansión dando un portazo.
-Maldito mocoso.- gruñó Mew dejándose caer sobre la cama frustrado. Esa noche solo había tenido dos orgasmos y cuando iba por el tercero, el niñito arruinó sus planes.
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-¿Enserio, Mew?.- cuestionó Mild, un gerente del club de dominantes y sumisos, que también era muy amigo del mencionado. -No puedo creer que es el octavo chico que desprecias solo porque no puede con tu obsesión por el sexo.- se queja.
-Lo sé, pero es como soy y sé que encontraré al sumiso perfecto, tengo que encontrar a uno que pueda correrse tantas veces como yo quiera.- comentó Mew tomando un largo trago a su whisky.
-¿No es una enfermedad esa obsesión por el sexo?.- preguntó notablemente curioso Mild.
-No lo sé, pero no daño a nadie, así que no importa.- respondió sin darle importancia el mayor. -¿Tienes a alguien nuevo para mi?.-
-Para mi sorpresa si.- suspiró el chico de menor estatura. -En la semana llego un chico diciendo que venía buscándote justamente a ti, que no quería otro Dom que no fueras tu.-
-Interesante.- murmuró Mew dando otro trago a su bebida. -¿Dejo sus datos?.-
-Me entrego una hoja con toda su información y número de contacto.- Mild busco en la bolsa de su pantalón y saco una hoja bien doblada.
-Gulf Kanawut, 23 años, análisis de enfermedades de transmisión sexual hechos y completamente sano.- leyó el Dom en el papel. -¿Por qué no tiene una foto de él?.- preguntó viendo a su amigo.
-El dijo que no había necesidad, que estaba seguro de que seria de tu completo agrado.- comentó Mild encogiéndo los hombros.
-Muy bien, supongo que no pierdo nada con darle una oportunidad al chico.- suspiró Mew. Cada semana era lo mismo, buscar un sumiso que pudiera soportar sus infinitas sesiones de sexo, cosa que hasta ahora no había sucedido.
Lo más lejos que había llegado con un sumiso era a 3 orgasmos en una noche y para él eso era el simple calentamiento para empezar de verdad el juego.
Llegando a su mansión Mew sacó su celular y tecleó el número escrito en el papel, marcándolo de inmediato, necesitaba contactar al misterioso sumiso cuanto antes.
-Hola.- se escuchó una dulce voz del otro lado de la línea.
-¿Gulf Kanawut?.- preguntó el pálido con su voz ronca.
-El habla, ¿Qué necesita?.- preguntó el chico.
-Mild me dio tu hoja de información, quiero saber que día puedes venir a mi mansión.- explicó sin rodeos Mew.
-Oh señor Suppasit.- exclamó sorprendido el menor. -Será un placer llegar a un acuerdo con usted.-
-¿Te parece si me cuentas sobre tus gustos y límites?, así cuanto antes podemos comenzar la diversión.- comentó el mayor recostándose en su enorme cama.
-Claro, señor Suppasit.- aceptó de inmediato el chico.
-Después te diré como me llamarás, bebé.- la voz ronca del pálido causó escalofríos en el cuerpo del menor al otro lado de la línea.
-Mis límites son bastante normales, nada que atente contra mi integridad física, acepto el dolor como en azotes y juegos con cera caliente, pero nada de cortadas o cosas de ese estilo.- comenzó a contar el menor.
-Me parece bien, continúa.- pidió Mew sintiendo como su cuerpo poco a poco se calentaba con la idea de las cosas que podría hacerle al menor.
-Me gusta que me aten de cualquier forma, me gusta que me muerdan, que me ahorquen, me gusta que sean rudos pero de alguna forma cariñosos, son fanático de los besos, me gusta que me jalen el cabello.- siguió contando Gulf una lista que parecía no tener fin y eso hacia muy feliz a Mew pues parecían tener mucho en común. -¿Es demasiado?.- cuestionó al no percibir ningún sonido del otro lado de la línea.
-No, bebé, está bien que me cuentes cada detalle, así los dos disfrutaremos mucho más.- lo incitó a seguir el pálido.
-También estoy abierto al uso de juguetes sexuales, esposas, pinzas en los pezones, creo es todo lo que puedo pensar por ahora.- dijo riendo el menor.
-Descubriremos más sobre la marcha, no te preocupes.- comentó el pálido sonriendo por la ternura extraña que le causaba el chico al cual ni siquiera había visto. -Ahora dime, bebé, ¿palabras de seguridad?.-
-Oh cierto.- exclamó el menor riendo. -Lo normal, verde para seguir, amarilla para bajar la intensidad o estoy cerca de mi límite y rojo para detener todo.-
-Muy bien, ahora dime, ¿Por qué no dejaste ninguna foto tuya?.- cuestionó el castaño con curiosidad, pues moría por ver el rostro del chico de dulce voz que aparentemente tenía gustos tan retorcidos como él.
-Quiero que sea una sorpresa, además sé que voy a gustarte.- dijo con mucha seguridad el menor.
-Me gusta esa seguridad, bebé.- gruñó el mayor encantado con la actitud del sumiso.
-¿Cuándo nos veremos, señor Suppasit?.- preguntó ansioso Gulf.
-Mañana ven a mi mansión, te mandaré mi dirección, el mayordomo te dejara entrar y te dirá la habitación, quiero que me sorprendas, así que no te daré instrucciones de como te quiero vestido.- respondió el mayor sintiendo como su miembro se endurecía en sus pantalones al pensar en la fina figura de su nuevo sumiso, imaginando cómo sería su cara y su cuerpo.
-Estoy ansioso de verlo, señor Suppasit.- dijo Gulf con su dulce voz completamente emocionada.
-Adiós, bebé.- dijo Mew antes de cortar la llamada. Por mensaje le mando su dirección y hora de encuentro.
Aunque Mew tenia que trabajar en la famosa empresa de modelaje que él mismo creó, al ser el CEO podía salir a la hora que quisiera, aun así quería que Gulf estuviera en su habitación cuando él llegara, ansiaba esa cálida sensación de tener a alguien esperándolo en casa, aunque fuera solo un sumiso.
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Al día siguiente el castaño usaba su usual traje negro con una camisa blanca debajo y su cabello bien peinado. Había sido un día tranquilo, lo cual agradecía porque así disfrutaría más de poseer al nuevo sumiso que esperaba encontrar en su cama.
-Buenas tardes, señor Suppasit.- saludó Jai, el mayordomo.
-Buenas tardes, Jai.- saludó de regreso dándole su maletín y su saco al hombre.
-Su invitado ya se encuentra en la habitación.- anunció el hombre de cabellos pelirrojos.
-Gracias, Jai, puedes ir a descansar a tu habitación, yo te llamo si necesito algo.- dijo Mew. Cada cuarto era a prueba de sonido, por lo cual ningún ruido entraba o salía de estos, dándole la libertad de hacer lo que quisiera con sus sumisos.
-Gracias, señor.- Jai hizo una reverencia y salió rumbo a su cuarto.
Mew subió las escaleras mientras desabotonaba los botones superiores de su camisa, dejando ver parte de su fornido pecho, además dobló las mangas de la blanca camisa hasta sus codos. Se paró frente a la puerta y dio un largo suspiro antes de abrirla.
-Mierda.- masculló ante la excitante imagen frente a él. De frente a la puerta estaba un chico de piel morena, arrodillado, sentado sobre sus talones, con sus manos sobre sus muslos desnudos, su mirada fija en el piso y su cabello negro con ondas rebeldes. -Mírame, Gulf.- ordenó y el chico levantó la cabeza lentamente, encontrando los ojos ajenos con los suyos, dejando a Mew ver sus iris color ámbar.
-¿Le gusta, señor Suppasit?.- preguntó de forma inocente el menor.
-Me encanta, bebé.- gruñó acercándose como cazador a su presa hasta que estuvo de pie frente a él. -Pero no me digas mas señor, dime daddy.- ordenó.
-Daddy.- suspiró con gusto el moreno, sonriendo de forma coqueta. -¿Que quiere daddy que haga?.-
-Demuéstrame que puede hacer esa dulce boquita tuya, bebé.- Mew tomó al menor por la barbilla y con su pulgar acarició el grueso labio inferior del chico, imaginándose esos rosados belfos rodeando su longitud que ya estaba poniéndose dura de solo pensarlo.
-A la orden, daddy.- Gulf subió sus manos y abrió el pantalón del mayor, dejándolo en su lugar, solo abriendo lo suficiente para dejar ver la ropa interior de lycra negra que apresaba una orgullosa erección, la cual le hizo agua la boca.
-Gulf.- dijo le mayor con voz seria al ver que el menor no se movía.
-Lo siento, daddy.- se disculpó sonriendo y bajando el boxer ajeno con lentitud, liberando un largo y grueso miembro.- Oh daddy.- exclamó sorprendido, tomando entre sus pequeñas manos el duro falo.
-¿Te gusta lo que ves?.- preguntó con su voz ronca el castaño.
-Me encanta, daddy.- Gulf se acercó y dejó cortas lamidas en la punta roja del miembro, acariciándolo con sus manos. Lamia cada vena sobresaliente y cada gota de líquido preseminal que salía.
-Mételo en tu boca.- ordenó Mew pasando su mano por los suaves cabellos negros, jalándolos un poco para acercarlo mas a su miembro.
-Mghh.- gimió Gulf con la mitad del falo dentro de su cálida boca. Su propio miembro estaba duro ante la placentera sensación de tener el miembro del Dom entre sus manos y su boca, degustando su agridulce sabor.
-Eres tan bueno, bebé.- lo halagó el mayor sin despegar la vista del bello chico frente a él, encantado con la forma en que esos rojos labios se amoldaban a su eje.
Gulf movía su lengua de forma experta sobre la punta de la erección del pálido, succionando el líquido que salía de este, con sus manos jugando con el pesado saco detrás de ese enorme miembro, dándole aún más placer al Dom.
-Te vas a tragar todo mi semen, ¿entendido?.- ordenó jalando el cabello negro del menor, quien gimió alrededor de su miembro, mandando corrientes de puro placer por todo su cuerpo.
El menor aumentó la velocidad, metiendo y sacando el duro miembro de su boca, llevándolo cada vez más lejos, sintiendo como la punta tocaba su garganta. En esos momentos agradecía que no tenía reflejos de náuseas porque estaba disfrutando como nunca la mamada que realizaba.
Mew pudo ver cómo el cuerpo moreno frente a él temblaba, con su miembro duro y su pecho rojo del esfuerzo que realiza. La sola imagen de Gulf desnudo tragando su miembro lo llevó al límite.
-Oh bebé.- gruñó tomando con fuerza el cabello del moreno para no dejar que se alejara y tragara cada gota de semen que expulsaba. Dio unos cuantos empujes más en esa cálida boca y finalmente se alejó, viendo como su esencia se escurría por la comisura de los gruesos labios de Gulf.
-Sabes delicioso, daddy.- dijo el pelinegro pasando su lengua sobre sus labios para rescatar cada gota blanquecina.
Mew no resistió la tentación y se arrodilló frente al chico para tomar de forma posesiva sus labios, degustándose a él mismo en esa dulce boca. El Dom pasó sus manos por la cintura del menor, atrayéndolo más contra su cuerpo mientras sus lenguas se enredaban.
-Rodéame con tus piernas y tus brazos.- ordenó en un jadeo el pálido, siendo obedecido de inmediato. Gulf se agarró con fuerza, sintiendo el fornido cuerpo vestido contra su desnudez.
Volvieron a besarse con ansia y pasión, mientras Mew se ponía de pie y caminaba hasta la cama para dejar ahí el cuerpo del menor. Sus lenguas hacían un ruido húmedo y obsceno que estaba excitando de nuevo al mayor.
-De rodillas, bebé, voy a amarrarte a la cama.- gruñó con placer el mayor, pasando sus manos por los firmes muslos morenos.
Gulf se movió con gracia y quedó de rodillas, inclinando más su pecho para dejar en alto su trasero hacia el Dom.
-Ahh.- gritó el moreno cuando recibió una dura nalgada.
-¿Por qué mierda te pusiste un buttplug?.- rugió enojado el Dom, golpeando una vez más el firme trasero frente a él.
-Ah daddy.- gimió ante la corriente que se extendió por su cuerpo ante el duro golpe.
-Responde.- exigió Mew volviendo a golpear la roja mejilla, apretando ambas protuberancias entre sus manos de forma ruda, separándolas para ver con más detalle la roja joya que decoraba el final del buttplug.
-Quería estar listo para ti, para que me follaras tan duro como quisieras, daddy.- respondió Gulf hundiendo su cara entre las almohadas. -Ahh.- gimió de nuevo al recibir otra nalgada.
-Tu no tienes permitido meter nada en ti al menos de que yo lo diga.- Mew tomó el fino cuerpo del moreno y lo volteo para verlo a los ojos. -¿Entendiste?.- preguntó dándole un firme jalón a la erección del menor.
-Si, daddy.- gimió en respuesta el pelinegro.
-Por eso serás castigado, bebé.- Mew se bajó de la cama y acomodó su ropa de forma correcta. -Ven aquí.- ordenó y Gulf rápidamente se puso de pie y se paró frente al Dom.
-¿A dónde iremos, daddy?.- preguntó curioso.
-A la cocina.- respondió y sin ningún esfuerzo tomó al menor de los muslos y lo obligó a rodearlo con sus extremidades otra vez.
-Pero daddy, ¿Qué pasa si nos ve tu mayordomo?.- preguntó escondiendo su cara en el cuello del pálido, besando su tersa piel nívea.
-El está en su habitación y no saldrá hasta que yo se lo pida, bebé.- respondió Mew bajando las escalera mientras sostenía el cuerpo del menor con sus manos en su firme y ya rojo trasero, deleitándose con su suave piel.
Una vez en la planta baja el Dom camino hasta la cocina y ahí bajó al menor, deteniéndose a observar cada pequeño detalle del lindo sumiso. Su fina cintura, sus caderas, la silueta de su trasero, su levemente abultado vientre y sus pezones marrones duros.
-Eres precioso.- murmuró Mew pasando una de sus manos por el costado del moreno, causándole escalofríos.
-Gracias, daddy.- dijo algo sonrojado el menor.
-Ahora contra la barra, deja ese trasero en alto.- pidió de forma autoritaria el castaño y Gulf obedeció de inmediato. -Voy a azotarte con mi mano, tu deberás contar cada golpe y veremos cuantos necesitas para correrte, ¿entendido?.- explicó el Dom acariciando las protuberancias firmes que ansiaba dejar rojas con sus manos marcadas.
-Entendido, daddy.- afirmó Guf meneando el trasero de forma tentadora. -Ahhh.- gritó cuando recibió una fuerte palmada en su nalga izquierda.
-Cuenta, bebé.- gruñó Mew tomando rudamente las caderas de Gulf.
-Uno, daddy.- jadeó el menor recargando su cabeza en la barra.
El Dom sonrió ante la temblorosa voz y dio otra dura palmada sobre la misma nalga, haciendo temblar la suave piel.
-Ahh dos.- gimió Gulf encantado con la quemazón que sentía cuando la gran mano del pálido impactaba con su piel.
Los azotes siguieron, Mew sentía su mano adolorida pero valía la pena con tal de ver esa morena piel volverse más roja con cada azote y poder tener el temblorosamente hermoso cuerpo del sumiso a su merced.
-12 daddy.- gritó Gulf sintiendo las lágrimas bañar su rostro y su clímax muy cercano.
-Tienes resistencia, bebé.- el castaño vio marcas demasiado rojas en la piel del menor y aunque deseaba que se corriera a causa de los azotes, tampoco quería dañarlo. -¿Color?.- preguntó para estar seguro.
-Amarillo.- jadeó el pelinegro tratando de recomponerse un poco.
-Bien.- con esa respuesta Mew dio una nalgada mas, no con tanta fuerza.
-13.- gritó el menor corriéndose, manchando la barra en la que estaba recargado, con su cuerpo retorciéndose.
-Tranquilo, bebé.- el mayor lo tomó entre sus brazos y lo volteo para pegarlo a su pecho. -Lo hiciste bien.- Mew no solía ser así de atento con sus sumisos, pero la ternura de Gulf le provocaba querer cuidarlo.
-Eso fue intenso.- comentó Gulf apretando la cintura del castaño, suspirando encantado con la calidez del fornido cuerpo.
-Vamos al sofá.- el moreno apenas podía caminar correctamente después de haberse corrido, pero siendo ayudado por Mew pudo llegar hasta la sala. -En cuatro contra el posa brazos.- ordenó y aun con el ligero mareo que sentía, el pelinegro obedeció.
El pálido se sentó justo detrás de él, pasando sus manos por la roja piel del trasero del menor, acariciándolo con suavidad.
-Mghh.- gimoteó Gulf ante la sensibilidad que tenía la piel de esa zona.
Pronto comenzó a sentir cálidos besos en su roja piel, Mew besaba cada protuberancia con ternura y cariño, paseando su lengua para calmar un poco el calor de la piel morena. Después con cuidado separó las nalgas y quedó a su vista la roja joya que no había quitado.
-Bebé, ¿no te lastimaba el buttpulg?.- preguntó el pálido con preocupación, sorprendiéndose a sí mismo por sus reacciones extrañas con Gulf.
-No, daddy, se sentía bien.- suspiró el pelinegro encantado con las dulces caricias que recibía.
Con cuidado el mayor quitó el objeto que obstruía el lugar que solo él podía poseer, al menos por ahora y dejo ver la rosada y palpitante entrada que le hizo agua la boca nada más verla.
-Mghh.- gimió bajito al sentir su entrada vacía, con el aire golpeando en su zona íntima. Aunque esa sensación no duró mucho ya que la húmeda lengua del Dom se adentro en él sin dudas. -Oh daddy.- la experta lengua de Mew se abría paso en su interior, tocando todas sus paredes de forma deliciosa.
El pálido acariciaba la caliente piel de las nalgas del sumiso, mientras disfrutaba el cálido pasaje que pronto se encontraría llenando con su miembro, el cual estaba dolorosamente duro contra sus pantalones.
-No puedes correrte hasta que yo lo diga, ¿entendido?.- preguntó el mayor alejándose del menor para acomodarse y sacar su miembro.
-Si, daddy.- suspiró el moreno recargando todo su pecho sobre el reposabrazos del sofá.
Mew tomó las pronunciadas caderas del sumiso y de una sola estocada se adentro en él, llegando hasta el fondo.
-Oh daddy.- gritó el chico arqueando la espalda ante el delicioso placer de ser embestido de forma ruda. -Ah ah ah.- comenzó a gemir cuando el Dom inició las estocadas rápidas y duras, dando en su próstata de una forma que lo volvía loco.
-Eres tan perfecto, bebé.- gruñó el castaño apretando entre sus manos la fina cintura de Gulf, esa parte que le había encantado desde que vio al hermoso sumiso desnudo en su cuarto. -Tu cuerpo se amolda perfecto a mi.- jadeó encantado con la cálida y húmeda sensación que rodeaba su miembro.
-Ah daddy.- gritó Gulf cuando su cabello negro fue tomado de forma ruda por el Dom, quien lo jaló para dejarlo de rodillas sobre el sofá, sin detener las duras penetraciones.
-Tienes una voz tan erótica cuando gimes por todo el placer que te doy.- le habló al oído el mayor, mordiendo su lóbulo después, pasando a su cuello, donde dejó varias marcas rojas.
-Daddy, mas.- suplicó el moreno volteando su cabeza hacia el Dom pidiendo ser besado, cosa que le fue concedida, pues Mew no podía negar que le gustaban esos labios gruesos. El beso fue igual de apasionado que la actividad que realizaban, se mordían y sus lenguas se enredaban de forma obscena, ocasionando un ruido que hacía eco en la sala, como el sonido de sus pieles chocando.
-¿Te quieres correr, bebé?.- preguntó burlón el pálido jugando con los pezones del menor, apretándolos entre sus dedos para después bajar su mano y tomar la húmeda erección del sumiso.
-Si, daddy, por favor déjame correrme.- suplicó con los ojos nublados del inmenso placer que sentía.
-¿Qué más necesitas para correrte, bebé?.- los embistes de Mew fueron alentándose, torturando al lindo sumiso el cual se quejó por el repentino cambio del placentero ritmo.
-Más, más fuerte, más rápido, muérdeme, ahórcame.- jadeó Gulf levantando sus manos para enredarlas en el cabello del hombre que lo tomaba desde atrás.
-Tan lindo cuando suplicas.- gruñó Mew acelerando el ritmo, entrando y saliendo con fuerza del menor. Con una de sus grandes manos rodeó el cuello del moreno, mientras mordía su hombro y su otra mano se encargaba de jalar los duros pezones.
-¿Puedo ah daddy, puedo corre-r correrme?.- preguntó entre cortado el moreno, no pudiendo resistir más la sensación en su vientre.
-Hazlo, bebé.- aceptó el Dom y eso basto para sentir la cálida esencia en su mano.
-Daddy.- gritó con placer dejándose ir en un duro orgasmo. Mew no detuvo sus empujes, alargando la sensación post-orgasmo del menor, aunque igual no duró mucho pues la opresión alrededor de su miembro lo llevo al limite, llenando el cálido pasaje con su semen. -Ah sí.- gimió encantado con la húmeda sensación en su interior.
-Te quiero lleno de mi semen todo el día.- gruñó Mew tomando al menor de la barbilla para obligarlo a verlo a los ojos.
-Me encanta esa idea, daddy.- Gulf se inclinó de nuevo sobre el sofá y sacudió su trasero aun con el miembro del mayor en él, gimiendo ante la sensibilidad de su cuerpo.
-Eres un gatito malo.- dijo el castaño acariciando la espalda del moreno, sacando su miembro lentamente, admirando la forma obscena en la que su semen salió de esa palpitante entrada.
-El gatito malo de daddy.- afirmó divertido el sumiso.
-¿Color, bebé?.- preguntó Mew, por más que quería seguir jugando sin fin con Gulf, tampoco quería sobre exigirle, aunque le costaba creer que se estaba preocupando por un sumiso, cuando nunca le había preocupado nada más que su propio placer.
-Verde, daddy, apenas tuve 2 orgasmos, puedo soportar más.- respondió el moreno sin moverse de su sitio.
-Entonces vamos, tengo una habitación donde podremos jugar más.- el Dom se puso de pie y ayudó a Gulf a caminar por su casa hasta que llegaron al segundo piso, a la habitación del final del pasillo.
-Wow, daddy tiene muchos juguetes.- comentó con diversión y emoción el menor, viendo las paredes rojas con látigos, esposas, cuerdas, ganchos en el techo y un sin fin de juguetes sexuales que encendían a Gulf como nunca.
-Alguien parece emocionado.- dijo Mew rodeando al menor por la espalda, acariciando el miembro que comenzaba a despertar de nuevo.
-Ah sí.- suspiró en respuesta tirando la cabeza hacia atrás, recargándola en el hombro del Dom. -Me da curiosidad saber qué otras cosas me harás.-
-Primero tengo algo que sé que se verá perfecto en tu moreno pecho.- susurró sobre el oído del menor, paseando su lengua por toda la cuenca de su pequeña oreja.
Gulf soltó un gimoteo cuando sintió el cálido y fornido cuerpo separarse de él, aun así no se movió de su lugar, viendo atentamente como Mew buscaba algo entre unos cajones, volviendo frente a él segundos después.
-Esta cadena plateada se verá preciosa en tu piel.- el Dom le enseñó la cadena, la cual terminaba en dos pinzas pequeñas y la sola idea de tener apresando sus pezones lo tenía cada vez más duro.
Sin escalas el pálido se inclinó y tomó en su boca uno de los duros pezones, mordiendo y succionando la protuberancia.
-Ah daddy.- gimió Gulf enredando sus dedos en el cabello del castaño, jalando con cada mordida que recibía en sus sensibles pezones.
Mew degusto ambos botones en su boca, dejándolos rojos y húmedos, una vez estuvo satisfecho se alejó un poco y vio su obra. El pelinegro estaba algo sudado, su pecho subía y bajaba, su cara estaba roja y su miembro estaba duro una vez más, haciéndolo sonreír.
Con sus grandes manos acarició el pecho del menor, pellizcando sus pezones para poder colocar la primera pinza, dándole un juguetón jalón antes de pasar a la otra y hacer lo mismo.
-Es perfecto para ti.- dijo Mew jalando la cadena que unía ambas pinzas. -¿Te gusta?.-
-Mghh, me gustan mucho.- gimió pues el Dom seguía jalando la cadena, estimulando sus pezones.
-Tengo otro juguetito que quiero usar, pero primero tengo que atarte las manos.- explicó el mayor sacando una cuerda del bolsillo de su pantalón. Le tomó un minuto tener las manos del moreno bien atadas. -¿Están apretadas, bebé?.- preguntó para asegurarse.
-Están bien así, daddy.- respondió el moreno sonrojándose por lo lindo que le parecía que el Dom se preocupara por él.
-Levanta las manos, bebé.- ordenó y Gulf de inmediato hizo lo pedido, sintiendo como Mew pasaba una especie de gancho entre sus manos, dejándolo a su completa merced a mitad de la habitación. -Tan sensual.- jadeó encantado con la imagen del sumiso atado para el.
Gulf dejó de sentir la presencia de Mew a sus espaldas, pero pudo escuchar el ruido de sus zapatos vagando por la curiosa habitación. Poco después una tela fue puesta sobre sus ojos impidiéndole ver.
-Te vendare los ojos, así te concentraras solo en como hago mío tu cuerpo y sentirás mas placer.- explicó el Dom amarrando la tela de seda negra. -¿Está bien así?.- preguntó dejando húmedos besos por los hombros del menor.
-Perfecto.- suspiró con gusto el moreno, agachando la cabeza para dejar que el mayor mordiera más partes de su cuello.
-Aún falta algo, lindura.- mencionó Mew justo sobre el oído ajeno, usando una voz grave y ronca que envió corrientes de puro placer por todo el cuerpo del sumiso.
-Ahh.- gimió cuando un objeto frío se fue adentrando en él, como una especie de óvalo que supuso que era un vibrador.
-Quiero volverte tan loco de placer que me ruegues hacerte mío.- gruñó el pálido con placer, viendo como solo quedaba una pequeña tira fuera, donde se jalaba el vibrador para sacarlo.
Gulf ni siquiera pudo quejarse cuando una suave vibración atacó su próstata.
-Ohh daddy.- jadeó el pelinegro encantado con la sensación.
El Dom se sentó en la cama frente al chico y acarició su miembro mientras se deleitaba con la erótica vista. Poco a poco fue aumentando la velocidad del vibrador, viendo a Gulf retorcerse.
-Ahh daddy.- gemía de vez en cuando el menor. Sintiéndose tentado por la forma en que la cadena plateada golpeaba el pecho del sumiso, Mew se puso de pie y se paró frente al menor, jalando la cadena de forma juguetona.
-Daddy.- gritó Gulf siendo tomado por sorpresa. Su cuerpo se sentía en llamas y su vientre anunciaba que se correría pronto si el Dom seguía jalando las pinzas. -Me voy a correr pronto.- anunció.
Como si esa fuera la alarma de Mew, detuvo el juguete que acariciaba las paredes internas del moreno.
-No, no, por favor.- rogó el menor con lágrimas mojando la tela que cubría sus ojos.
-Tranquilo, bebé, un poco de sufrimiento nos ayudará a que tengas un orgasmo más potente.- explicó el pálido pasando las yemas de sus dedos por el abdomen del menor, subiendo hasta encontrar la cadena y volver a jalarla.
-Oh daddy.- gritó cuando el vibrador fue encendido de nuevo en el nivel más alto, haciendo al cuerpo de Gulf temblar.
Mew tomó de forma ruda los rojos labios del menor, quien tardó en responder debido a la sorpresa, pero que de inmediato siguió el beso con la misma pasión, la saliva se escurría de sus labios, sus lenguas se enredaban de una forma sensual.
El cuerpo del moreno se tenso cuando su clímax se acercó otra vez y no pasó desapercibido para el Dom, quien de inmediato apagó el vibrador.
-No, daddy.- se quejó el pelinegro, el cual tenía una roja y dolorosa erección, la cual se tocaba de forma suave contra la ropa del mayor.
-¿Color, bebé?.- preguntó Mew besando el cuello del moreno, dejando más marcas rojas.
-Verde.- respondió en un jadeo el sumiso.
-Muy bien.- entonces el pálido encendió de nuevo el aparato que Gulf estaba comenzando a odiar.
-Daddy, ya no lo soporto.- lloriqueó el moreno, su erección dolía horrores, pero el Dom parecía no querer dejarlo correrse.
-Sabes que tienes que hacer para que deje que te corras, bebé.- murmuró el castaño con diversión, pasando su mano por la húmeda punta de la erección del menor, haciéndolo temblar más.
-Hazme tuyo, daddy, por favor, follame hasta que me quede sin voz.- rogó completamente perdido en el placer. Necesitaba aliviar su necesidad ya o se desmayaría de la sobre estimulación y el dolor.
-Eso es, bebé.- el Dom se situó detrás del chico y sin apagar el vibrador tomó la tira y lo sacó, dejando ver como su semen aún salía del moreno.
No pudo quedarse mucho tiempo admirando la vista pues su propia erección ya dolía en espera de llenar ese cálido pasaje. De una sola estocada se adentro en el sumiso, el cual abrió su boca pero ningún sonido salió de él.
Pronto comenzó a embestirlo de forma ruda, tomándolo de las caderas para dar de forma certera en su próstata, siendo alentado por los agónicos gemidos de Gulf.
-Si, daddy, mas.- gemía el chico con la cabeza recargada hacia atrás, sobre el hombro del Dom.
-Gime para mi, bonito.- el mayor aceleró sus embestidas, haciendo al chico gritar de puro placer.
-Daddy.- con un grito algo Gulf se corrió manchando el piso.
-Oh bebé.- gimió ronco Mew, corriendo en el interior del menor. -¿Color?.- preguntó preocupado al sentir al moreno temblar entre sus brazos cuando rodeo su cintura sin salir de él, aún empujando su semen dentro de él.
-Amarillo.- jadeó este en respuesta.
Con cuidado Mew salió de él y comenzó a desatarlo, quitó la venda de sus ojos y acarició sus muñecas rojas de tantos jalones. Finalmente soltó las pinzas, lanzando la cadena lejos para inclinarse a dejar húmedos besos en cada pezón rojo.
-Mghh.- se quejó el menor, le gustaba la sensación suave y cálida de la boca del Dom, aunque su pecho estuviera demasiado sensible.
-Vamos a darnos una ducha, después seguiremos.- el sumiso solo asintió y se dejó guiar por Mew hasta el baño de su habitación.
En silencio llenó la tina y agregó una esencia de lavanda, la cual llenó todo el cuarto de baño.
-Metete en la bañera, bebé.- ordenó y Gulf se adentro en el agua tibia, sentándose con cuidado. El castaño comenzó a quitarse su ropa, casi rasgando su camisa para soltar los botones y tirando hacia abajo sus pantalones, dejando ver su completa desnudez al sumiso por primera vez en la noche.
-Daddy pareces un dios griego.- dijo sorprendido el menor, viendo cada músculo del cuerpo del pálido.
-Hazme espacio.- pidió y el moreno se hizo para enfrente, dejando al Dom sentarse detrás de él, dejándolo entre sus piernas. -Recárgate en mi.-
Por alguna razón aquello parecía más íntimo que todo lo que habían hecho las horas pasadas, casi parecían una pareja en una noche romántica. Y aunque para el mayor fuera una novedad desear solo estar ahí en la bañera, relajándose junto al sumiso que apenas si conocía, disfrutaba el momento como nunca imaginó.
-Esto se siente bien.- murmuró Gulf acurrucándose entre los fuertes brazos del pálido.
-Se siente perfecto, como tu.- dijo Mew dando cortos besos por los hombros del menor, besando cada marca roja que había dejado.
-¿Haces esto con todos tus sumisos?.- se atrevió a preguntar el pelinegro, entrelazando sus manos con las que estaban descansando sobre su vientre.
-¿Porque preguntas, bebé?.- cuestionó el mayor con curiosidad.
-No quiero imaginar a daddy siendo así de atento con otro que no sea yo.- confesó con nerviosismo. -Quiero que daddy sea solo mío.- afirmó con seguridad.
-Alguien se volvió posesivo, eh.- se burló el Dom. -¿Cómo me conociste, bebé?.- preguntó para cambiar el tema, al menos por ahora.
-Yo conozco a Mild, él nos presentó.- respondió el moreno nervioso por el rumbo que parecía llevar la plática.
-¿Ya te había visto antes?.- cuestionó sorprendido y confundido el pálido, tomando el rostro de Gulf para hacerlo voltear y verlo a los ojos.
-Si.- fue la corta respuesta que el sumiso pudo dar al tener la penetrante mirada de Mew sobre él.
-¿Donde?, ¿Como?, ¿Cuando?.- preguntó alterado el Dom, pues no recordaba haber visto nunca a Gulf y con lo hermoso que era seguro lo recordaría.
-Mild es mi hermanastro, nos presentó una vez que fuiste a casa.- confesó finalmente, bajando la vista pues no podía sostenerle la mirada por mucho tiempo al pálido.
-¿Tu eres Kanawut?, ¿El Kanawut que se escabulló en mi cama cuando me quedé a dormir con Mild?.-
-Si.- murmuró nervioso el pelinegro, sintiendo como el agarre en su cintura se apretaba.
-Date la vuelta.- ordenó el Dom algo enojado y aunque Gulf tenía miedo de lo que pudiera pasar, se obligó a moverse hasta quedar a horcajadas del mayor. -Te voy a hacer unas preguntas y espero que las contestes con sinceridad, sino haré que Jai te saque de la mansión.- dijo con voz dura.
-Entendido, daddy.- con dudas el sumiso pasó sus manos por los hombros del mayor, tratando lo mejor posible de mantener sus ojos unidos y no moverse sobre el exquisito miembro que quería dentro de él otra vez.
-¿Por qué te escabulliste en mi cama esa noche?.- lanzó la primera pregunta Mew, aunque ya conocía la respuesta.
-Porque me gustabas, Mild me había enseñado muchas fotos tuyas y me gustaste de inmediato, así que tome la primer oportunidad que tuve.- explicó sintiendo sus mejillas sonrojarse al recordar esa noche y la forma tan apasionada en la que se habían besado y tocado mutuamente, siendo esa su primera experiencia sexual con otro hombre.
-¿Porque me dejaste después de jugar con mi corazón?.- preguntó con dolor el mayor, apretando los muslos del menor.
-Nunca jugué contigo, daddy.- se apresuró a decir tomando entre sus manos el apuesto rostro del Dom. -Me enamore de ti y en serio fui feliz contigo esos 7 meses.-
-¿Entonces porque me dejaste?.- Mew sentía su corazón doler, aquel chico le había enamorado como nunca, había robado el corazón y el aliento con ese primer beso, pero de aquel chico tierno de 17 años ya no quedaba nada. Gulf había crecido, su cuerpo ahora tenía unas curvas de infarto y su cara era dulce y sensual al mismo tiempo. No le sorprendía no haberlo reconocido, pues aunque era hermoso en su juventud, ahora se había vuelto perfecto.
-Mamá se enteró de nosotros.- confesó con un suspiro pesado. -Dijo que estaba loco, que yo aun era muy joven para salir contigo y que seguramente te estabas aprovechando de mi, por eso me mandó a estudiar a Japón, porque era la única forma de alejarme de ti.- explicó sintiendo como sus ojos se llenaban de lágrimas al pensar en cómo había sufrido al irse sin despedirse del hombre que amaba.
-Oh Gulf.- jadeó sorprendido el mayor, atrayendo el cuerpo del menor contra él, acariciando su espalda.
-Mild me seguía contando sobre ti, dijo que me odiabas y tiempo después me contó que iniciaste a ser un Dom, no sabes como me dolió saberlo e imaginar que estabas con otros hombres, mientras yo solo podía pensar en ti.- Gulf enterró su rostro en el cuello del mayor, respirando para tratar de no llorar.
-Yo creí que me habías abandonado y me desahogué al dominar a otros chicos jóvenes como tú, descargué mi coraje en ellos.- explicó el castaño con pesar, pues él había pasado tantos años resentido con el joven que le había puesto el mundo de cabeza. -Solo he pensado en ti y te aseguro que nadie me ha hecho sentir mejor que tu, solo contigo me siento completo, satisfecho.-
-Decidí volver a ti con la esperanza de recuperarte, pues mamá ya no puede hacer nada, ya me gradué y ahora vivo mi propia vida, le pedí ayuda a Mild para contactarte y aunque no supieras que era yo, quería saber como se sentía estar entre tus brazos de esta forma.- ronroneó moviendo las caderas de adelante hacia atrás, situando el miembro del mayor entre sus nalgas.
-¿Estás listo para otra ronda?.- preguntó Mew entre sorprendido y emocionado por haber encontrado no solo a alguien con la misma resistencia que él, sino al pequeño ser que amaba, aun cuando se hizo creer que lo odiaba por abandonarlo y hacerlo creer que solo lo quería por su dinero.
-Necesito mas de ti, nunca podré estar saciado de ti, fueron muchos años sin tus labios y tus manos en mi.- jadeó acelerando el movimiento de su cadera, mientras que con una mano jalaba sus pezones sensibles.
-¿Como puedes tener tanta resistencia?.- preguntó repentinamente celoso el Dom al pensar en qué Gulf hubiera entrenado con otros hombres para ser un buen sumiso para él.
-No es lo que crees daddy.- gimió al recibir una mordida en su pezón que no era apresado entre sus dedos. -Mild me conto de tu obsesión con el sexo y aunque sabia que quería poder cumplir tus deseos, no quería que nadie mas que tu tomara mi cuerpo.-
Mew sintió su sangre hervir de puro gozo al caer en cuenta de que había sido el primer hombre en tomar a Gulf y se aseguraría de ser el ultimo, porque ahora que lo había probado su adicción al sexo era menor comparado con lo adicto que se sentía a Gulf.
-Compre muchos juguetes sexuales, de muchos tamaños, muchas formas, con velocidades, intente cada juguete y muchos videos para poder mejorar mi resistencia.- explicó el sumiso besando la piel pálida del cuello frente a él, no dejando de mover sus caderas en ningún momento.
Al escuchar eso el miembro de Mew se puso completamente duro, ansioso por volver a poseer el hermoso cuerpo sobre él. Sin aviso alguno tomó su miembro y lo alineó en el húmedo pasaje, empujando a Gulf hacia abajo para meter toda su extensión de una sola estocada.
-Ahh daddy.- gritó el moreno apretando los hombros del mayor. -Si, así, si.- gemía, saltando sobre la dura erección para embestirse a un ritmo enloquecedor para ambos.
-Mío, mío, eres mío.- gruñía el Dom mordiendo toda la piel morena frente a él, dejando aun más marcas rojas de toda la posesividad que sentía sobre Gulf.
-Solo tuyo, daddy.- afirmó el menor sintiendo como rápidamente el clímax se acercaba. Su cuerpo estaba hipersensible, su corazón latía desbocado en su pecho, lleno de amor por saber que Mew lo aceptaba en su vida otra vez y con suerte sería para siempre.
Con una embestida particularmente fuerte y un húmedo beso que compartían, Gulf no pudo resistirlo más y se corrió, manchando su pecho y el del mayor. Mew no necesito más que ver la hermosa cara llena de puro placer de Gulf para correrse en su interior una vez más. Ambos jadearon sus nombres sobre los labios ajenos.
-Eres el sumiso perfecto, cariño.- jadeó el pálido sonriendo, usando ese apodo con el que le hablaba al menor cuando estaban juntos hace años.
-Tu eres el hombre perfecto.- el pálido volvió a unir sus labios, esta vez de forma dulce y tierna, lenta, saboreándose sin prisa.
-Mi novio perfecto.- murmuró Mew y ambos sonrieron, porque no había necesidad de preguntar, ellos se querían como hace 6 años cuando fueron novios y ahora que todo estaba aclarado y nadie podría separarlos, nadie les impediría estar juntos por muchos años más.
-Tu novio.- suspiró encantado el pelinegro.
-¿Estás cansado, cariño?.- preguntó el pálido acariciando la espalda de su novio, aún no había salido de él, pero amaba tanto la calidez que lo rodeaba que quería dormir así, enterrado en lo más profundo de su ser.
-Depende de para que.- respondiendo entre tiernas risas Gulf, acariciando el amplio pecho del mayor.
-¿Qué tal si ahora te hago el amor en nuestra cama?.- preguntó con voz ronca el castaño ante la idea que había tenido. No quería mas sexo rudo esa noche, no quería cuerdas o juguetes, quería hacerle el amor de forma dulce y que el pelinegro pudiera tocarlo como quisiera, que rasguñara su espalda y le dijera que lo amaba mientras se corría.
-Si, por favor, amor.- aceptó de inmediato encantado con la idea.
-Tenemos que secarnos primero, cariño y para eso tengo que salir de ti.- comentó divertido al ver que su novio no se movía.
-No quiero dejar de sentirte.- Gulf movió sus caderas de forma perezosa, haciendo que el miembro dentro de él tocará todas sus paredes.
-Lo sé, cariño, yo tampoco quiero, pero prometo que tan pronto lleguemos a la cama volveré a hacerte mío.- Mew dio cortos y cariñosos besos en los rojos labios de su novio, haciéndolo sonreír y finalmente levantarse un poco para dejar salir el miembro del pálido.
-Vamos a nuestra cama.- dijo el moreno saliendo de la bañera para tomar una toalla y comenzar a secar su cuerpo rápidamente. -Rápido, amor o volveré a entrar a la bañera.-
Mew se rió ante la necesidad y desespero de su pequeño, finalmente se puso de pie y tomó la toalla de Gulf para ayudarlo a secarse, para después secarse el. Una vez secos el menor tomó la mano de su novio y salió del baño rumbo a la cama, donde se acostó justo en medio del colchón.
-Ven aquí, quiero sentirme tan lleno de ti.- Gulf abrió sus piernas de forma obscena, mostrando como aún algo de semen salía de él.
-Estarás lleno de mi toda la noche, cariño.- Mew no esperó más y se situó entre las piernas del menor, tomando sus labios con pasión, mientras guiaba su miembro hasta el lugar que pertenecía. Se adentro lentamente, saboreando la cálida sensación que lo rodeaba.
-Mghh Mew.- gemía entre el beso, rodeando con sus piernas la cintura del mayor, clavando sus uñas en la ancha espalda pálida, dejando rojas estelas con sus uñas cuando su próstata era golpeada de forma suave.
-Eres lo más hermoso del mundo.- gruñó el Dom encantado con cada reacción de su novio.
Fueron lentos y cariñosos, no dejaron de besarse en ningún momento, acariciando cada parte que podían del cuerpo ajeno. Dejaron marcas posesivas en el cuerpo del otro, dejando en claro que se pertenecían.
-Mew te amo.- gimió alto Gulf, corriéndose entre ellos.
-Te amo, Gulf.- gruñó el mayor dejándose ir también, llenando aún más al menor de su esencia.
Se besaron de forma lenta, apenas moviendo sus cuerpos para alargar la explosión de sensaciones que les ocasionó el orgasmo.
-No salgas.- se quejó el sumiso cuando sintió a su novio comenzar sacar su miembro.
-¿Enserio me quieres dentro?.- preguntó divertido el Dom, pues su novio ahora le parecía mil veces mas tierno, aun cuando lo que pedía era algo más de adultos.
-Decir toda la vida sería demasiado, pero por lo menos toda la noche te quiero dentro, sintiendo tu calor.- Gulf se sentía completo al ser llenado por el hombre que amaba y que ahora sería suyo para toda la vida. -No, amor.- se quejó cuando de igual forma el mayor sacó su miembro de el.
-Recuéstate de lado, cariño.- ordenó y aun sintiendo frustrado el menor lo hizo, sintiendo a Mew acomodarse detrás de él, pegando su espalda a su pecho.
-Mghhh amor.- gimió bajito el moreno al volver a sentir a su novio entrar en él y rodearlo por la cintura con su fuerte brazo.
-¿Así quieres dormir, cariño?.- preguntó dulcemente el pálido, acariciando el vientre ligeramente abultado del menor.
-Justo así.- suspiró Gulf con gusto, acurrucándose más contra el fornido pecho del castaño.
-Te amo, cariño.- dijo Mew tomando la manta para tapar sus cuerpos firmemente unidos.
-También te amo, amor.- dijo el menor ya agotado de toda la actividad de las horas pasadas.
-Descansa, mi sumiso perfecto.- el Dom beso de forma tierna la nuca del moreno.
-Descansa, daddy.- el pelinegro movió de forma juguetona su trasero y finalmente se dispuso a dejarse ir en los brazos del Morfeo.
Mew no esperaba encontrar a un sumiso tan perfecto que tuviera la misma resistencia y adicción al sexo, pero menos espero encontrar esa perfección en el chico que hace años le había robado y destrozado el corazón. Aun así, ahora podría y sería feliz al lado de su sumiso perfecto.
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Volví con un capitulo muy puerco jajaja.
Les comente en WhatsApp que si leerían un capitulo con solo escenas +18, pero como siempre le metí historia jaaj, esa no era la idea principal, pero un poco de historia en el smut no esta mal jajaja.
Espero les haya gustado tanto como a mi y lo apoyen.
Ya saben que si tienen alguna idea me la pueden dejar aquí y veré que puedo escribir. Además pueden pedir alguna segunda parte si lo desean.
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