Sin Salida
⚠️ADVERTENCIA: este capítulo es en su mayoría una escena explícita, si no les gusta ese contenido, absténganse de leer ya que esa escena es el punto de esa historia.⚠️
Un agitado hombre entraba a toda prisa en el gran edificio de Moon Studio, donde sabía que su puesto quedaría en juego si alguna vez llegaba tarde, puesto que el dueño de la compañía no aceptaba algún retardo al menos que estuviera bien justificado.
Pero Gulf Kanawut, un omega de apenas 24 años y poco más de 2 años trabajando para el famoso y millonario empresario Mew Suppasit, siempre hacía todo por incluso superar las expectativas de su frío y serio jefe.
Más aún cuando en esa ocasión sabía que su retraso era totalmente su culpa por haber olvidado sus supresores en la oficina. Había entrado en pánico esa mañana cuando lo despertó el intenso calor de su cuerpo y al ver el calendario entendió que su celo se estaba presentando, a tiempo como siempre, pero toda su calma desapareció al no encontrar la caja de pastillas que tomaba desde hace años para no sufrir durante esos días.
El miedo a perder el trabajo que tanto había soñado tener desde adolescente le nubló la mente y no pensó más que en darse una ducha fría, colocarse su pantalón azul y su camisa blanca, como todos los días y correr a la empresa en busca de sus supresores.
Apresuradamente apretó el botón del elevador que podía llevarlo rápidamente hasta el piso 10 de aquel gran edificio, su mano se encargaba de abanicarse para menguar su calor y sus dientes mordían su labio inferior con ansiedad pues comenzaba a sentir su intimidad reaccionar ante su celo.
-Finalmente.- exclamó aliviado el joven de hermosa piel morena que brillaba ligeramente a causa del sudor.
Y justo cuando las puertas estaban por cerrarse y dejar a Gulf en la soledad de esa pequeña cabina de metal, una mano detuvo su cierre, una mano que el chico dentro conocía muy bien. Todo el cuerpo del omega tembló al ver a su imponente jefe entrar a lo que ahora sentía como un reducido espacio.
Mew Suppasit portaba un traje color vino con una camisa negra de fondo que contrastaba perfectamente con su piel blanca, haciéndolo ver guapo, elegante y como el famoso hombre que era.
-Buenos días, Kanawut.- saludó con su usual voz seria, el hombre de 31 años.
-Buenos días.- dijo Kanawut intentando controlar su agitada respiración.
-¿Se encuentra bien?.- preguntó el mayor al ver cómo su asistente mantenía su mano en el corazón y de forma disimulada tomaba aire por la boca.
-Si, señor Suppasit, nada de qué preocuparse.- se obligó a responder el omega lo más normal posible.
El alfa no quiso preguntar más, pues tampoco era alguien que se interesará demasiado por la vida de sus empleados. De pronto el elevador donde iban hizo un sonido extraño, las luces dentro parpadearon y un segundo después se detuvo por completo, dejándolos en total oscuridad.
-No puede ser.- jadeó Gulf asustado al sentir que el ascensor se quedaba totalmente quieto. -No puede estar pasándome esto.- agregó con frustración y ansiedad, pues sabía que no podría resistir mucho tiempo sin tomar sus supresores.
-¿Kanawut tiene usted claustrofobia?.- preguntó Mew preocupado por la reacción de su asistente, aunque claro que él estaba algo consternado por haber quedado encerrado en la oscuridad del elevador.
-No es eso, señor Suppasit.- respondió el menor secando el sudor de su frente.
-Seguro esto no tardará demasiado Kanawut, no se preocupe.-
-Eso espero.- suspiró Gulf dándose un poco de aire con la mano.
-Llamaré a recepción para notificar y que lo arreglen pronto.- Mew tomó su celular y llamó al número de la recepción del edificio, donde le notificaron que todo el edificio se había quedado sin electricidad alguna.
-¿Qué le dijeron?.- preguntó el moreno cuando vio a su jefe terminar la llamada.
-El edificio entero está sin luz, llamaron a los electricistas, hay que esperar que vengan a revisar y que lo solucionen.- explicó el famoso empresario con sorprendente calma, aunque en realidad el chico que era su asistente nunca lo había visto perder la compostura.
-¿Cree que se tarden demasiado?.- cuestionó el chico comenzando a preocuparse pues ya podía sentir la humedad en su parte baja y sabía que pronto esta mancharía su ropa, aunque la falta de luz no permitiría que su jefe lo notará, sabía que su olor delataría su estado.
-No lo sé, puede que un par de horas.- respondió Suppasit recargándose contra una de las paredes del elevador, tan calmado como podía, pues tenía una idea de que había sucedido, ya que no era la primera vez que alguien atacaba su empresa debido a la envidia que tenían de la fama que había conseguido.
-Esto no puede ser peor.- murmuró Gulf golpeando ligeramente su cabeza contra una esquina del estrecho lugar donde estaba encerrado junto a su jefe.
-Kanawut, sabe usted que no soy de hacer muchas preguntas, pero si no tiene claustrofobia, ¿porque está tan preocupado?.- cuestionó Mew con genuina curiosidad. -¿Le incomoda estar encerrado conmigo?.- agregó al recibir el silencio ajeno como respuesta.
-No es nada de eso, señor Suppasit.- contestó Gulf con su respiración cada vez más pesada. -Es algo un poco personal.-
-Entiendo.- Suppasit apenas podía distinguir un poco la silueta de su asistente recargado contra la esquina del elevador, pero además de escuchar su respiración, podía ver cómo sus manos se apretaban en puños a sus costados, preocupando al empresario.
-Hace tanto calor.- murmuró Kanawut sintiendo el fuego de su celo quemar sus cuerpo desde dentro, sofocándolo al no tener ni una corriente de aire dentro de ese pequeño lugar.
Mew escuchó aquel comentario muy claramente y comenzó a sospechar que podía estarle sucediendo al menor pues él no sentía el clima tan cálido como para que el menor se abanicara con tanto ímpetu, casi como si acabará de correr un maratón bajo el sol.
Preocupado por el menor tomó su celular y encendió su linterna para poder iluminar el lugar, queriendo comprobar el estado de su asistente. Al dirigir la luz hacia Gulf noto no solo su rostro sudado, sino también que su camisa blanca estaba totalmente desabotonada, dejando ver la piel morena de su torso.
-¿Kanawut está entrando en celo?.- cuestionó Mew aunque la respuesta era clara.
-Sí.- murmuró Gulf totalmente apenado al saber que su jefe lo estaba viendo en esa penosa situación donde ya no podía controlar más el calor que sentía.
El famoso empresario trago con pesadez, comenzando a sentir un extraño nerviosismo pues sabía que durarían tal vez horas ahí y no tenía idea de cómo resultaría estar encerrado con el omega.
-¿No tienes supresores?.-
-Los tengo en la oficina, los olvidé aquí la última vez.- la voz del moreno salía en cortos jadeos. -Pensé que llegaría a tiempo para tomarlas, no esperaba que esto sucediera justo hoy.- conversar estaba ayudando a distraer un poco su mente de la creciente necesidad que sentía.
-Mierda.- masculló Suppasit. Esa situación se complicaría demasiado y él estaba seguro, pues a pesar de tener un buen control de su lado alfa, que el aroma tan delicioso a chocolate y nuez que emanaba su asistente pronto lo harían ceder a sus instintos.
Dentro del pequeño lugar se podía escuchar claramente la respiración agitada del omega y pequeños gemidos de dolor al no estar recibiendo nada de alivio, ya sea por los supresores o por algo de actividad.
Poco a poco los eróticos sonidos hacían que el cuerpo del mayor reaccionará, además de que no había apagado su linterna, por lo que seguía viendo como Kanawut se removía en la esquina del elevador.
-No puedo soportarlo.- jadeó Gulf apretando sus manos contra sus rodillas, inclinado en busca de un poco más de aire para sus pulmones.
De pronto el sonido de una llamada los hizo saltar del susto. Mew atendió de inmediato su celular y después de algunas cortas afirmaciones terminó su llamada.
-Dicen que tardarán de dos a tres horas en reparar el centro de electricidad, dicen que alguien colocó una pequeña bomba para explotarlo.- explicó el pálido con la voz más calmada que pudo, pues ver a su asistente en esas condiciones no lo ayudaba a mantener su compostura. -Tendrás que pensar en que puedes hacer para menguar tu celo.- agregó al sólo recibir más quejidos en respuesta a su comentario.
-Sabe que sólo tengo dos opciones, uso supresores o tengo que darme alivio, cosa que no haré aquí con usted viéndome.- la voz del omega sonaba molesta y desesperada.
-Tampoco puede estar dos horas en ese estado.- dijo Mew. -Si continuas así podrías tener un paro cardíaco debido al aumento de tus latidos provocados por el celo.-
-Ya lo se, maldita sea, no soy un idiota.- gritó Gulf completamente frustrado por esa incómoda situación.
-Gulf.- jadeó el alfa sorprendido por la actitud del chico frente a él, no sólo porque al ser su asistente siempre le hablaba con respeto, si no porque al ser un omega no se esperaba ese tipo de acciones.
-No diga mi nombre.- pidió el moreno tomando profundas respiraciones que lo inundaban del leve olor a café y petricor del mayor. Un olor que conocía desde hace años, pero que recién comenzaba a percibir con tanto detenimiento.
-Gulf.- lo llamó Suppasit de nuevo, queriendo hacer que el nombrado lo viera a los ojos, cosa que logró después de unos segundos.
Y algo en esos ojos ámbar hizo que Mew se acercara a paso lento hasta la esquina donde estaba Gulf.
-Señor Suppasit.- suspiró el omega al poder oler tan de cerca el delicioso aroma de su jefe. -No debería acercarse.- murmuró repentinamente nervioso al ver la mano ajena levantarse y acercarse a su desnudo pecho.
-Tienes que darte algo de alivio, Gulf, sino podría sucederte algo grave.- la voz del pálido sonaba cada vez más grave y hacía estragos en el pobre chico que estaba en celo.
-No, no puedo hacerlo aquí.- el de cabello negro se sintió repentinamente sumiso al tener el cuerpo del mayor tan cerca de él, apenas rosando su piel con la punta de sus dedos.
-Gulf.- repitió el castaño, llevando inconscientemente sus dedos hasta uno de los pezones ajenos, el cual acarició sutilmente.
-Mhg Mew.- gimió el omega ante el toque, que a pesar de haber sido tan suave, había mandado una corriente a todo su cuerpo, haciendo que su parte íntima se humedeciera aún más.
-Mierda.- gruñó el alfa sintiendo cómo poco a poco se rendía ante lo sensual que se veía su asistente en ese estado. -Te ves tan sumiso y delicioso, tan a mi merced.- murmuró acercando su rostro hasta el oído ajeno.
-Por favor, Mew.- suplicó sin poder resistir más las ganas que tenía de que su guapo jefe le diera algo de alivio en su celo.
Las manos del menor se sostuvieron de los hombros ajenos cuando sus piernas temblaron debido a la traviesa lengua que se paseaba por su oreja.
-Ya no tienes salida, pequeño omega.- susurró en su oído antes de tomar entre sus dientes el lóbulo ajeno y morderlo con delicadeza.
-No quiero escapar de ti, alfa.- afirmó Gulf totalmente rendido ante su jefe, deseándolo como nunca antes había deseado a alguien.
-Te daré justo lo que necesitas.- Mew se separó un momento para dejar su celular sobre su maletín, con la linterna hacia arriba para seguir iluminando el espacio. Después se quitó el saco color rojo y lo acomodo junto a sus cosas, las mangas de su camisa negra fueron dobladas hasta sus codos y desabotono su camisa un poco, todo producto del calor que comenzaba a sentir.
-Oh Mew.- exclamó Kanawut al sentir su cuerpo temblar solo ante la vista de su sexy jefe acomodando su camisa y el delicioso aroma que poco a poco de intensificaba, un excitante aroma a petricor y café.
Ambos sabían en el fondo que aquello no estaba bien, pues tenían una relación laboral que nunca había sido más que eso, saludos amables, pláticas sin mucho detalle y largas horas de temas de trabajo, nada más.
Pero en ese momento eran sus lados animales los que deseaban unirse y saciar el deseo que habían despertado de pronto por el otro. Un deseo abrasador al que ninguno quería resistirse ni un segundo más.
Y fue Gulf quien perdió primero la batalla contra su lado omega, pues se acercó hasta el alfa y rodeando su cuello cerró el espacio entre ellos, juntando sus labios en un ansiado beso. Mew no tardó en corresponder, rodeando la cintura ajena, sintiendo la húmeda y caliente piel bajo sus extremidades.
El beso se volvió apasionado casi al segundo en que sus labios se unieron, extasiándolos a ambos, pues parecía que llevaban mucho deseando ese contacto tan íntimo.
Sus cuerpos se acercaron y el alfa pudo sentir el miembro ajeno duro contra él, cosa que lo excitó más, provocando que también su miembro se endureciera.
-Mierda.- gimió el omega restregando sin pena alguna su cuerpo al del mayor, pues la fricción en sus erección, a pesar de la ropa, le daba algo de alivio.
Suppasit dejó que su lado alfa lo guiará, por lo que tomó al menor por los muslos y lo levantó, obligando a este a rodearlo con sus largas piernas que el pálido sabía que se veían muy bien en esos pantalones que solía usar el moreno. Sin dejar de besarse los llevó hasta una de las paredes del elevador y pegó ahí el cuerpo de Kanawut, dándole la facilidad de friccionar más sus partes bajas.
-Mew.- gimió bajo cuando el nombrado se alejó de su boca para repartir besos desde su mandíbula, pasando por su cuello, sus clavículas y terminando finalmente en su pecho, donde comenzó a morder la morena piel, succionando para dejar algunas posesivas marcas rojas. Luego su atención fue a dar a uno de los rosados pezones que estaban evidentemente levantados, sin dudar tomó uno en su boca, lamiendo y mordiendo a su total antojo, sintiendo el cuerpo entre sus brazos temblar con cada caricia de su lengua.
-Eres tan delicioso, Gulf.- murmuró Mew sobre la piel ajena, llevando a su boca el otro pezón para dejarlo igual de rojo y húmedo con su saliva.
-Ahg, Mew, mgh.- gemía el menor enredando sus dedos en el cabello castaño del mayor. -Necesito más.- suplicó, pues aunque estaba ayudando lo que ya le hacía a su cuerpo, quería y necesitaba más.
-¿Qué quieres, Gulf?.- preguntó el alfa alejándose del pecho ajeno para poder ver los ojos ambarinos que parecía que lo habían hechizado. -¿Quieres que tome tu cuerpo, que te haga mío?.- juntó sus rostros a medida que decía aquello, dejando que incluso sus labios se rozaran con cada palabra.
-Oh Mew.- gimió el omega al sentir las grandes manos de su jefe posarse en su trasero y darle un ligero apretón. -Si, mierda, si, quiero que me hagas tuyo.- suplicó viendo directamente a los ojos cafés de su jefe.
El nombrado sonrió antes de terminar el espacio entre ellos y besar con pasión a su asistente. Esta vez Suppasit no perdió su oportunidad de invadir con su lengua la cavidad ajena, buscando enredar sus lenguas juntas, compartiendo su sabor.
Con delicadeza el pálido dejó que el omega pusiera sus pies de nuevo en el piso y rápidamente sus manos hicieron su camino hacia el botón del pantalón azul, soltándolo para después bajar el cierre. Sin querer esperar más tiempo metió sus dedos debajo de las dos prendas inferiores del menor y fue bajándolas lentamente hasta que tuvo que separarse de los gruesos labios ajenos para terminar de alejar de su vista la estorbosa ropa.
En algún momento Gulf se había quitado los zapatos y no tuvo problema con sacar por completo la ropa que lo cubría. Dejándolo solo con su camisa blanca abierta, dándole la imagen más sexy que Mew hubiera visto nunca.
-Oh Gulf, eres un hermoso omega.- admitió el alfa con total sinceridad, sintiéndose babear por el bello chico desnudo frente a él. Sus manos dieron un recorrido por la bella silueta del menor, sus muslos, su angosta cadera, su cintura ligeramente marcada y después se desvió a su vientre un poco abultado, para llegar más abajo, justo al húmedo miembro que tomó en su mano sin quitar su vista del rostro ajeno.
-Mew.- el gemido de Gulf salió desde lo profundo de su pecho, haciendo eco en el pequeño lugar. -Mgh, si, más, Mew.- suplicó clavando sus uñas en los ancho hombros del mayor.
El alfa sonrió encantado con la forma en que el omega parecía deshacerse entre sus brazos, lo hacía sentir poderoso y dominante ante el hermoso chico. Mientras su mano seguía dando lentas caricias al miembro del menor, su mano libre fue a dar hasta el trasero ajeno, donde ahora sin ninguna estorbosa prenda de por medio tomó uno de los redondos glúteos y lo amasó a su total antojo.
-Eres precioso, Gulf.- murmuró Mew en el oído ajeno aquello que siempre había pensado de su asistente, pues desde que lo conoció admitió que el chico era un omega muy lindo, solo que no había tenido razón para externar aquello, hasta en ese caliente momento.
-Más, Mew, necesito más.- pidió Kanawut, pues aunque no entendía las razones, recibir cumplidos de su jefe hacía que su deseo aumentará.
-¿Qué más necesitas?.- cuestionó Suppasit sin dejar las caricias. -¿Me necesitas aquí?.- cuestionó llevando su mano sin escalas hasta la entrada del menor que estaba totalmente húmeda, mojando incluso sus muslos con tanto lubricante natural, ahí tocó ligeramente, sin adentrar su dedo y eso fue suficiente para hacer temblar al omega.
-Sí.- exclamó el pelinegro con su voz llena de deseo. -Por favor, Mew.- sus ojos se encontraron y ambos supieron que no sólo necesitaban aquello, también lo querían.
El mayor unió sus labios de nuevo, demasiado ansioso como para saber qué más decir. Dejó de acariciar el miembro del menor y tomó una de sus piernas para rodear con ella su cadera y darle más espacio a su otra mano para preparar el húmedo pasaje en el que ya deseaba adentrarse.
Con cuidado fue adentrando uno de sus largos dedos, el cual no tuvo problema alguno pues la zona estaba bastante bien lubricada, así que no mucho después pudo agregar otro dígito más. Los gemidos de Gulf se perdían entre su húmedo beso y su cuerpo temblaba con cada estocada de esos largos falanges que tocaban su próstata.
-Ya, Mew, por favor.- con un puchero en los labios y una voz totalmente sumisa, el moreno desabotono el pantalón rojo de su jefe y sin pena alguna sacó el largo y grueso miembro de su confinamiento, dándole unas cuantas caricias, extasiado con la vista y la idea de que eso entraría en el.
-Como decirle que no a esa preciosa cara.- Mew tomó el rostro de su asistente por la barbilla y le dio un beso que se sentía más dulce que los demás, casi amoroso. -Date la vuelta e inclínate, puedes sostenerte de los tubos de seguridad.- indicó con su voz baja y grave.
Apenas con un asentimiento el omega se dio la vuelta y sosteniéndose de uno de los tubos se inclinó, arqueando su espalda para darle un mejor acceso al alfa. Mew soltó un suspiro ante la deliciosa vista frente a él, sus manos no pudieron evitar acariciar el redondo trasero tan expuesto a su merced, separando los montículos para ver la palpitante entrada que iba a profanar. Con malicia adentro dos de sus dedos de una sola estocada, provocando un alto gemido del omega.
-No juegues así, Mew.- pidió entre bajos gemidos por los falanges que no dejaban de darle placer.
-Está bien, te daré justo lo que quieres, Gulf.- riéndose de forma maliciosa saco sus dedos y se acomodo para ingresar su miembro de forma lenta, disfrutando como las húmedas paredes se acomodaban a su alrededor.
-Oh si, Mew, si, mgh.- gimió el moreno apretando sus manos contra el tubo que sostenía, pues estaba siendo totalmente llenado por el duro miembro de su jefe.
-¿Esto es lo que deseabas, Gulf?.- preguntó Mew inclinándose sobre la espalda del menor para susurrar en su oído. -¿Deseabas sentirme dentro de ti?.- preguntó dando una corta estocada que provocó un ahogado gemido.
-Si, Mew, deseaba sentirte en lo más profundo de mi.- respondió Gulf entre jadeos.
-Eso quería escuchar.- el castaño dejó un camino de besos por el hombro que estaba descubierto del menor, incluso mordió la morena piel, dejando al omega acostumbrarse un poco a la intromisión, disfrutando además del dulce aroma que exudaba desde el cuello ajeno.
-Muévete.- pidió el pelinegro meneando sus caderas en busca de algo más de acción.
-A tus órdenes, bonito omega.- no pudo evitar soltar una pequeña risa ante la desesperación de su asistente, pero aún así acató el pedido, pues él también necesitaba más.
Tomando a Gulf de las caderas sacó ligeramente su miembro y lo volvió a ingresar, dando cortas estocadas primero, las cuales para su fortuna parecían dar en el punto dulce del chico, pues no hacía más que gemir y temblar de placer.
Incluso Mew no podía evitar soltar jadeos y gruñidos de placer, pues el cuerpo del moreno parecía hecho específicamente para él, le daba un placer que nadie le había dado nunca y una sensación de posesividad que no había sentido antes en su vida.
Las estocadas se volvieron más profundas y rápidas conforme pasaban los minutos. Ambos disfrutaban aquel encuentro y no sentían pena de expresarlo, con jadeos y gemidos de puro placer. Sus aromas se combinaban a la perfección, una deliciosa mezcla entre café, chocolate, nuez y una noche lluviosa.
Mew jaló el cuerpo de Gulf y lo pegó contra su pecho, dejándolos a ambos de pie en medio del elevador. El menor no tardó en voltear su cabeza para pedir un beso que le fue dado de inmediato, mientras una de las manos del mayor iba sin escalas al miembro ajeno y la otra a uno de los rosados pezones.
Para el omega era el momento más placentero de toda su vida, nunca había estado con un alfa antes ya que se había dedicado completamente a su trabajo, por lo que su cuerpo reaccionaba aún más al ser la primera vez que tenía sexo.
-Oh Mew.- las manos de Kanawut apresaron las del mayor que no dejaban de acariciar su cuerpo. Sabía que no resistiría más, pues en su vientre bajo ya sentía esa característica sensación de que pronto llegaría al clímax. -No puedo más.- jadeó contra la boca ajena.
-No te contengas, Gulf.- Suppasit no se alejó, dejando que sus labios se tocaran, pasando juguetonamente su lengua por los gruesos labios del menor. -Déjate ir en mis brazos.-
-Si, oh, Mew, mgh.- las sensuales palabras lo llevaron a alcanzar el orgasmo que tanto ansiaba. Sus uñas se clavaron en las manos que lo rodeaban y su esencia manchó la gran mano que no dejaba de acariciar su miembro. -Ah, Mew, si, Mew.- todo su cuerpo tembló ante la sensibilidad por el duro miembro que no dejaba de dar en su próstata.
-Tan sensual.- murmuró el alfa extasiado con el precioso hombre que gemía y temblaba en sus brazos. -Tan mío.- agregó a la par que soltaba toda su esencia en el cálido pasaje que se había apretado aún más a su alrededor.
-Tan tuyo.- jadeó el omega al sentir el cálido semen llenarlo y poco después el nudo que se formaba en su interior.
Sus labios se buscaron una vez más, compartiendo un beso más calmado y dulce, lento pero sensual, no tenían prisa, pues debían esperar a que el nudo se deshiciera para poder separarse. Ambos jugaban con sus lenguas en la boca ajena, enredándolas entre sí. Mew paseaba sus manos por los muslos ajenos y subía hasta el pecho agitado del menor en caricias lentas y suaves.
-Eres totalmente delicioso, Gulf.- dijo Mew justo antes de separarse pues sentía que el nudo ya había bajado y podía salir del moreno. -Y muy sexy.- agregó al alejarse un poco y ver su esencia derramarse por los muslos del omega, quien se recargo un poco contra el elevador, con su respiración agitada.
-Eso fue increíble.- suspiró Gulf sintiendo su cuerpo débil y cansado. De pronto sintió que sus piernas no resistían y se doblaron, pero su cuerpo no cayó al suelo como esperaba, el alfa rápidamente lo tomó en sus brazos y lo ayudó a sentarse sobre sus piernas en una esquina del elevador.
-¿Estas bien, omega?.- preguntó Suppasit moviendo el cabello negro que se pegaba a la frente del moreno.
-Si, me siento muy bien.- respondió con una tímida sonrisa. -Esa fue mi primera vez.- confesó alejando su mirada de la del mayor.
-Espero no haber sido rudo contigo.- Mew tomó al moreno por la barbilla para levantar su rostro y poder verlo a los ojos antes de darle un beso.
El omega se sonrojó ante el tierno acto, pero no pudo evitar rodear el cuello de su jefe para darle otro beso más profundo y apasionado, reavivando el calor de su cuerpo.
-¿Ya quieres otra ronda, omega travieso?.- preguntó el alfa alejándose unos centímetros con una sonrisa sexy en sus labios.
-Aún no acaba mi celo.- fue la respuesta de Gulf antes de acomodarse a horcajadas del mayor y volver a besarlo apasionadamente.
Mew no dudó ni un segundo en llevar sus manos al trasero del menor y lo amasó a su antojo, ayudando al omega a comenzar a moverse sobre él, frotando sus miembros húmedos.
Sabían que ya no había necesidad de más preparación, pues hace tan solo unos minutos acababan de hacerlo, por lo que Kanawut no dudo en levantarse un poco para acomodar el miembro del alfa en el, sentándose lentamente hasta que lo tenía de nuevo en lo más profundo de su ser.
-Así te ves aun más hermoso, Gulf.- Suppasit se alejó un poco para ver la imagen del hermoso chico que montaba su miembro, viéndose totalmente erótico con su cuerpo sudado, su cabello revuelto y algunas marcas rojas en su pecho.
-Y tu te ves malditamente sexy, Mew.- halagó el omega acariciando los anchos hombros de su jefe.
Ambos se sonrieron antes de besarse y con ayuda del pálido, Gulf comenzó a dar pequeños saltos sobre el duro miembro en su interior. Su calor aún no menguaba y aún podía sentir la necesidad por tener a Mew dentro de él, dándole más de ese delicioso e inimaginable placer.
Y aunque ambos estaban perdidos en el placer de su encuentro sexual, no pasó desapercibido para ellos que la linterna que los había estado iluminando se apagó.
-Seguro se quedó sin batería.- comentó Mew cuando vio a Gulf voltear asustado. -Tranquilo, omega, puedes seguir usando mi cuerpo.- lo animó dándole un apretón a su trasero.
Al moreno le tranquilizó aquel comentario e incluso lo calentó aún más, por lo que siguió con sus movimientos, en los que cada corta estocada daba en su punto de mayor placer. Para Mew era todo un espectáculo tener a tan bello omega sobre él, usando su cuerpo a su antojo, usándolo para calmar su celo.
-¿Se siente bien?.- el alfa se alejó un poco para ver el rostro de su asistente, que aún en la oscuridad podía distinguir un poco.
-Muy bien.- afirmó el omega acelerando el ritmo de sus movimientos, sintiendo cerca su segundo orgasmo.
-Entonces muéstrame lo bien que mi cuerpo te hace sentir.- Suppasit tomó en su mano el húmedo miembro del menor y solo hicieron falta un par de caricias para que éste derramara su esencia una vez más.
-Mew, oh, Mew, si.- las uñas de Kanawut de clavaron en los hombros ajenos, su cuerpo se arqueo y solo fue sostenido por los fuertes brazos de su jefe.
-Justo así.- afirmó Mew encantado con la forma en que su asistente se deshacía entre temblores sobre su cuerpo que ocasionaron que el también soltará su esencia por segunda vez, llenando aun más el húmedo pasaje del menor. -Oh Gulf.- gruñó con placer, sintiendo el nudo expandirse dentro del cuerpo ajeno.
-Mew.- jadeó Gulf al volver a tener al alfa anudado a él de aquella forma tan extraña para él, pero de igual forma placentera.
-Tranquilo, Gulf.- dijo Mew acariciando la espalda del pelinegro. -Será un momento nada más.-
-Me gusta estar así.- suspiró el menor recargándose en el hombro ajeno, descansando sobre el amplio pecho de su jefe, totalmente agotado y satisfecho.
-A mi también me gusta.- admitió el mayor sonriendo, aunque el pelinegro no pudiera verlo. -Levántate un poco, dolerá si me quedo mucho dentro de ti.- indicó, ayudando al omega a liberarse de él.
Antes de que pudieran hacer o decir cualquier cosa, el celular de Gulf sonó, avisando que tenía una llamada entrante. Mew estiró su brazo para tomar el pantalón del menor y le entregó el celular a su dueño, quien tomó una gran bocanada de aire para tranquilizarse antes de responder.
-Si, estoy con él.- se escuchó decir a Kanawut. -Entiendo, muchas gracias Yiwah.- dicho esto terminó la llamada.
-¿Qué sucedió?.- preguntó Suppasit sin dejar de acariciar de forma suave la fina cintura de su asistente.
-Yiwah preguntó si estabas conmigo ya que no respondes tu celular y dijo que los electricistas están a unos minutos de poder restaurar la luz, que estemos tranquilos.- explicó Gulf comenzando a ser consciente de todo lo que habían hecho y que estaba con su jefe, el hombre frío que sólo le hablaba de trabajo.
-Entonces debemos vestirnos.- indicó Mew y jaló su maletín para sacar algunos pañuelos que traía siempre consigo para así poder limpiar sus cuerpos.
En silencio se pusieron de pie y el castaño se encargó de limpiar al menor con cuidado, para después ayudarlo a colocarse su ropa, procediendo después con la de él mismo.
-¿Que pasará si alguien nos ve así?.- cuestionó el omega repentinamente preocupado, pues aunque se habían vestido, era obvio que algo había sucedido pues ambos estaban algo despeinados y casi completamente cubiertos de sudor.
-Recuerda que la oficina está sola en el último piso, no debería haber nadie en ese piso.- el alfa se acercó al moreno y delicadamente acomodo su cabello, acariciando su rostro al final.
Inconscientemente sus rostros se fueron juntando, esperando unirse en un beso que fue interrumpido debido al regreso de la electricidad, que puso en marcha el elevador y encendió las luces.
-Estamos hechos un desastre.- comentó Kanawut riéndose levemente al ver a su jefe algo desaliñado por primera vez.
-Tu eres un hermoso desastre.- Suppasit no se contuvo de tomar a su asistente por la barbilla y dejar un corto beso en sus rojos labios, cosa que provocó en él un sonrojo que está vez fue muy evidente para el mayor. -Vamos.- dijo guiando al omega hasta la oficina una vez se abrió el ascensor pues este parecía estar en un tipo de transe.
Gulf tan solo se dejó guiar, siguiendo a su jefe hasta su oficina, específicamente al baño que este tenía ahí para su uso personal.
-Puedes darte una ducha si quieres, también puedes tomar algo de la ropa que tengo guardada aquí.- indicó Mew abriendo la puerta de su baño, donde además había un pequeño ropero. -Adelante, Gulf.- lo animó al ver que este seguía viéndolo como si fuese un fantasma, aunque incluso él estaba sorprendido de seguir siendo lindo con su asistente después de que ya había pasado la acción.
-Esta bien.- el omega se adentro al baño y cerró la puerta, aún demasiado extrañado con lo que sucedía con su jefe. El remordimiento lo inundó, pues sabía que no debía haber cruzado esa línea con su jefe y sabía que lo más probable era que fuera despedido, aún cuando el alfa no parecía molesto, pero él sabía de sobra que al famoso empresario no le gustaba mezclar sus relaciones personales con las laborales.
Ambos estuvieron pensando en todo lo que había sucedido dentro de ese elevador. Y aunque se querían convencer que todo era por el celo del omega, ninguno podía negar que algo más los había atraído a dejarse llevar por sus instintos, a dejarse llevar por el placer junto a quien menos habrían pensado.
-Gracias por todo, señor Suppasit, comenzaré a trabajar de inmediato.- la voz de Gulf sacó a Mew de sus pensamientos y cuando volteó a verlo, lo encontró usando uno de sus pantalones negros y una camisa blanca.
-Gulf.- lo llamó el empresario, pero el nombrado casi huyó de la oficina del mayor para irse a su pequeño espacio a la entrada del último piso.
El omega se dejó caer en su silla de escritorio y su cabeza comenzó a dar vueltas, ya no debido su celo, pues este se había controlado después de las dos placenteras rondas juntos a su jefe, sino porque no podía dejar de pensar en que se había lanzado sobre su jefe y había tenido sexo con el en aquel elevador. Habían dejado de lado los formalismos, la actitud casi fría del alfa había desaparecido por completo y aunque todo le había dado el placer que necesitaba y deseaba, sabía que no podría volver a ver a su jefe a la cara después de eso, aún cuando este no se viera molesto por lo sucedido.
Para Mew la sensación era similar y a la vez muy diferente. Sabía de sobra que había disfrutado el encuentro, que poco le había costado dejarse llevar por su lindo asistente, pero también sentía que se había aprovechado de que este se encontraba en celo. Y aunque no podía entender del todo como es que sucumbió a sus deseos nada más ver a Kanawut en aquel caliente estado, tampoco se arrepentía, pues aunque ya había tenido algunas relaciones pasadas, nadie le había dado el placer que Gulf le había dado, ni lo habían hecho sentir tan deseado y de alguna forma querido.
-Esto es un desastre.- suspiraron los dos, cada uno en sus lugares, rememorando lo que hace apenas minutos acababan de hacer.
A pesar de eso los dos volvieron a trabajar y cruzaron algunas palabras, casi como si aquello no hubiera sucedido o al menos no esa misma mañana. Se firmaron papeles, se llevaron a cabo juntas empresariales, pero ellos ni siquiera cruzaban sus miradas, demasiado confundidos para entender cómo es que tan fácil se habían dejado llevar por el deseo.
-Mi iré ya, señor Suppasit.- informó Gulf desde el otro lado de la puerta de la oficina de su jefe, temeroso de siquiera verlo a los ojos.
-Ve con cuidado, Gulf.- dijo Mew sintiendo algo contraerse en su pecho con la actitud casi fría de su asistente, aunque sin darse cuenta seguía llamándolo por su nombre y no por su apellido como solía hacer siempre.
Cada uno tomó su camino y tuvieron la más pesada noche de sus vidas, pues ninguno podía sacar de su mente lo que había sucedido en aquel elevador.
🚫🚪🔥
El alfa le había dado vueltas a la situación y aunque no estaba seguro del todo si haría lo correcto, algo lo hacía seguir el deseo de su corazón, ese órgano que creía congelado y que su lindo asistente había revivido.
Se arregló tal y como siempre con uno de sus caros trajes que acentuaban su figura y su color de piel, tomó sus llaves y manejó hasta una florería cercana para conseguir algo especial para el omega en el que no había dejado de pensar toda la noche.
Nunca había sido alguien detallista, pero sabía que Gulf era alguien sensible y carismático, por lo que comenzaría a dejarle pequeños obsequios para conquistarlo, por que si su corazonada era correcta, podría haber encontrado en ese bello chico, a su destinado.
Compró una sola flor envuelta en un papel café. El hermoso y enorme girasol había sido el elegido pues Mew recordaba haber visto alguna vez que el menor portaba un llavero con una de esas flores, por lo que asumió que le gustaría.
Nervioso y animado siguió su camino hacia su empresa. Al entrar al elevador espero tener la misma suerte de que Kanawut estuviera ahí, pero no encontró más que a algunos de sus otros empleados, quienes lo vieron curioso por la flor que llevaba en su mano.
Al llegar a su piso tampoco encontró a su lindo asistente, cosa que le sorprendió pues éste solía llegar incluso antes que él a la empresa. Se acercó al escritorio de este para dejar la flor en el, cuando vio un sobre blanco que decía "para el señor Suppasit".
Rápidamente lo tomó y sacó la hoja que estaba dentro, desdoblándola para poder leer su contenido, esperando que no fuera lo que él creía.
"Señor Suppasit, no se como explicar esto, pero espero sepa entender.
Se que el día de ayer me pase de la línea con usted, entiendo que fue mi culpa por ser descuidado y no tomar mis supresores, por lo que me disculpo.
Entiendo que usted correspondiera, pero también sé que pudo ser debido a mis feromonas y el calor del momento.
El punto es que no me veo capaz de seguirle viendo después de ese suceso. Me apena demasiado verlo a los ojos después de lo que pasó, ya que me culpo de eso y me apena que me viera en esa situación tan vergonzosa.
No tengo más que decirle, solo que esta es mi renuncia.
Le agradezco la confianza al elegirme como su asistente y los años de aprendizaje que tuve con usted.
Le deseo mucho éxito en su empresa.
Gulf."
Atónito y preocupado sacó su celular para marcar el número del menor, pero este lo mandó directamente al buzón, dando a entender que este se encontraba apagado.
-Maldita sea.- gruñó Mew enojado por cómo había terminado esa situación.
Molesto dejó la flor sobre el escritorio de su asistente y siguió su camino hasta su oficina, aún viendo la carta que este le había dejado como renuncia.
Claro que durante su horario había intentado llamar otras veces a Gulf, pero de igual manera siempre terminaba en el buzón. Y aunque sospechaba que tampoco le respondería, se metió a su correo y le escribió un pequeño mensaje.
"Kanawut, he intentado comunicarme con usted para proporcionarle su liquidación, pero dado que no responde le dejo un código que puede usar para cobrar ese dinero que le pertenece." fue lo poco que le mandó, pues tampoco sabía si debía o quería decir algo más. Estaba molesto, casi furioso pero no podía hacer nada, no si el omega no respondía a sus llamadas o mensajes.
-Definitivamente esto es un desastre.- suspiró al no recibir siquiera una respuesta a su correo.
🚫🚪🔥
El aeropuerto no se encontraba tan lleno, por lo que Ohm, uno de los guardaespaldas de Mew, pudo buscar al señor JeongMin, el nuevo socio de Moon Studios, con facilidad.
Ohm utilizaba su usual traje negro y traía consigo un letrero con el nombre del nuevo inversor de Corea que ahora sería de ayuda para extender la empresa Tailandesa hasta aquel país tan famoso.
Miro con detenimiento a cada persona que salía para ubicar al señor Kim y poder llevarlo hasta la empresa, cuando por delante de él pasó un hombre junto a dos niños de escasos 3 años.
Los vio de forma disimulada para confirmar que era el omega que buscaba y no tuvo dudas al ver a los pequeños que lo acompañaban. Rápidamente tomó su celular y marcó el número de su jefe.
-¿Qué sucede Ohm?.- preguntó Mew desde el otro lado de la línea.
-Lo encontré señor, está con dos niños pequeños.- informó el guardaespaldas.
-Pero el señor Kim no tiene hijos.- comentó extrañado el empresario.
-Uno de ellos se parece mucho a usted.- agregó Ohm esperando que así su jefe entendiera, pues no quería decir el nombre del omega y que este huyera del lugar.
-Cierren el maldito aeropuerto.- ordenó Suppasit sintiendo su corazón agitarse en su pecho. -Voy para allá.- agregó antes de terminar la llamada.
-Cierren todas las entradas, es una orden del señor Suppasit.- habló Ohm por el intercomunicador con los otros guardaespaldas que lo acompañaban.
Rápidamente se pusieron manos a la obra y cada empleado se colocó en una entrada para detener el paso de la gente.
-Lamentamos los inconvenientes, por cuestiones de seguridad en estos momentos está prohibida la entrada y salida de pasajeros.- se escuchó una voz femenina por los altavoces del aeropuerto. -No hay de qué preocuparse, en unos momentos restauraremos el flujo de pasajeros.-
Mew iba a toda velocidad hasta el aeropuerto, ansioso, molesto y emocionado. Sentía un mar de cosas dentro de él pues habían pasado casi 4 años desde que había visto al lindo omega y saber que este estaba con dos niños quería decir que, aunque lo había pensado, eso confirmaba que aquel día en el elevador había quedado en cinta.
No le había costado nada hacer una llamada y usar sus influencias para mandar a cerrar el aeropuerto de Bangkok, pero aún no sabía del todo que haría una vez pudiera tener al omega frente a él.
-Al pasajero Gulf Kanawut se le solicita acudir a la oficina de turismo.- habló de nuevo la chica que hacía los anuncios en el aeropuerto.
El nombrado se preocupó al escuchar su nombre en los altavoces de aquel lugar que lo llevaría de regreso al lugar donde había decidido hacer su nueva vida.
-Vamos, niños.- indicó el omega caminando con sus hijos a cada lado del. Sintió miedo y preocupación, pues no había ningún motivo por el que pudieran estarlo buscando a él.
Frente a la oficina de turismo encontró a unos hombres de trajes negros, uno a cada lado de la puerta, cosa que sólo lo puso más de nervios.
-Soy Gulf Kanawut.- dijo el omega sin saber qué más hacer pues la situación lo tenía muy confundido.
-Pase.- uno de los hombres abrió la puerta y lo dejó entrar junto a los curiosos pequeños que tan solo miraban todo a su alrededor.
-No, me voy.- dijo Gulf cuando vio a Ohm de pie junto a una silla negra que estaba de espaldas a él.
No le costó mucho reconocer a ese hombre que había sido guardaespaldas de Mew desde antes que él incluso entrará a Moon Studios.
-Déjenme salir.- pidió tocando la puerta por donde había entrado, la cual fue cerrada tan pronto él estuvo dentro de aquella oficina.
-No tienes salida, Gulf.- la grave voz llenó el lugar y ocasionó un escalofrío en el más joven.
-Mew.- jadeo sorprendido, pues aunque esperaba verlo, no sabía que este ya se encontraba ahí mismo. Con miedo se dio la vuelta, dándole la cara al alfa que estaba en aquella silla que ahora daba de frente a él. No había notado el ligero aroma a café y petricor, hasta que vio al dueño de este.
Los pequeños niños ni siquiera hacían un ruido, tan solo seguían tomando la mano de su papá y miraban la escena sin entender nada. Kanawut no dudó en poner a sus dos hijos detrás de él para alejarlos lo más posible de aquel alfa que no esperaba ver nunca más en su vida.
-Ya no puedes escapar, Gulf.- aseguró Mew poniéndose de pie para rodear el escritorio y recargarse en él, a tan sólo unos pasos del menor.
-No hagas esto, Mew.- pidió el moreno.
-Tu sabes que tenemos mucho que hablar.- dijo el empresario cruzando sus brazos.
-No aquí, no frente a ellos.- ambos pequeños se asomaban a cada lado de su padre, viendo al alfa frente a ellos con curiosidad.
-Ohm puede llevarlos a recorrer el aeropuerto mientras hablamos.- indicó el pálido señalando a su guardaespaldas.
-Sabes que no les haré daño, Gulf.- dijo el guardaespaldas al joven omega y este solo volteó a ver a su ex jefe, pues aunque confiaba en Ohm, no sabía si bajo órdenes del empresario podría robarle a sus hijos.
-No haré nada de lo que puedas estar pensando, Gulf, solo quiero hablar contigo y aclarar las cosas.- afirmó Suppasit. -No dañaría a esos niños y tampoco los alejare de ti.-
-Alex, Nat, van a ir con el señor Ohm, él los llevará a ver el aeropuerto, quiero que se comporten y le hagan caso en todo lo que les diga.- Gulf tan solo se puso de rodillas sobre el suelo y se dirigió a sus hijos. -Yo tengo que hablar con el señor Suppasit un momento, pero cuando termine volveremos a casa.- aseguró.
-Si, papi.- dijeron ambos niños y se acercaron a abrazar a su padre, dejando que este les diera un beso en la frente a cada uno.
-Son muy tranquilos, Ohm, pero no les pierdas la vista.- le dijo al guardaespaldas y este asintió antes de guiar a los pequeños fuera de la oficina.
-¿Alex y Nat?, ¿Así se llaman?.- cuestionó el alfa viendo como su ex asistente tomaba asiento en una de las sillas frente al escritorio, casi justo frente a él.
-Alexander y Natasha.- respondió el pelinegro. -Son mellizos.- agregó como simple dato, como si no fuera obvio que ambos niños tenían varias similitudes.
-Gulf.- suspiró el mayor sin saber por dónde empezar aquella conversación.
-No tengo salida, así que pregunta lo que quieras.- dijo el menor cruzando sus brazos, sin bajar la mirada, mostrándose seguro ante el alfa.
-¿Cuantos años tienen los niños?.- cuestionó el pálido, esa respuesta le diría aquello que de alguna forma sabía ya.
-3 años y 2 meses.- respondió el omega con calma.
-¿Llevan tu apellido?.-
-Claro, yo soy su padre.- Gulf sabía de sobra a donde iba aquello y por más que quisiera estaba seguro de que tendría de decir la verdad.
-¿Dónde están viviendo?.- preguntó Mew sin querer hacer aún la pregunta más importante de todas.
-En China, vivimos en un departamento que alquilé tan pronto huí de Tailandia.- confesó el moreno sin ningún tipo de problema, siendo totalmente honesto.
-¿Porque huiste?.- Suppasit moría por saber eso, pues le había dolido sentirse abandonado por quien él creía era su destinado.
-Porque creí que había arruinado mi vida, que había arruinado el trabajo que tenía, me sentí muy mal después de lo que pasó y no podía verte.- confesó.
-Gulf, nunca me he arrepentido de lo que sucedió en ese elevador.- dijo el mayor con seguridad, viendo en su ex asistente una cara de sorpresa. -Me costó una sola noche pensar en que me deje llevar porque algo me atraía de ti, algo que me ha atraído desde el primer segundo que te vi en la entrevista.-
-No, no voy a caer en esas mentiras solo porque quieres estar con los niños.- afirmó el menor poniéndose de pie, de alguna forma molesto con la confesión de su ex jefe. -No voy a creer que el hombre más frío del planeta sintió algo conmigo desde el primer día que me vio y lo dice hasta ahora que sabe que tengo dos hijos de él.- la voz de Kanawut sonaba exaltada y furiosa. Su molestia le hizo confesar aquello que no quería admitir en voz alta.
-Maldita sea, Gulf.- exclamó Suppasit comenzando a perder la paciencia. -Si tan solo no hubieras huido créeme que hubiera hecho todo para ganarme tu cariño, puede que no lo creas, pero se que algo sucedió en ese elevador, encendiste algo en mi que estaba muerto y al día siguiente, cuando tomé la decisión de comenzar a conquistarte, ya te habías ido.-
-Pensé que me odiarias una vez pudieras pensar correctamente.- admitió el omega, sintiendo como su enojo disminuía con las dulces palabras del mayor.
-Nunca, Gulf, no podría odiarte, ni antes, ni ahora.- el alfa se atrevió a acercarse al menor y acunó en su mano una de las mejillas ajenas. -No hay día que no piense en ti, en tu hermoso rostro y tus dulces besos.-
-¿Qué quieres de mí, Mew?.- preguntó Gulf viendo directamente a los ojos del pálido.
-Te quiero a ti y a los niños en mi vida, eso es lo que más deseo.- respondió Mew acercando poco a poco sus rostros, rozando sus narices. -Confía en mí.- dicho eso terminó la distancia entre ellos y beso esos gruesos labios que no habían salido de su cabeza.
El pelinegro se sintió derretirse ante el dulce beso y de forma inconsciente sus brazos fueron a rodear el cuello del castaño, dejándose llevar por esa suave caricia que tanto había ansiado volver a sentir.
De pronto la puerta fue tocada, asustándolos un poco a ambos. Se separaron y se vieron a los ojos por un momento, viendo en el otro un brillo especial.
-Señor Suppasit, el señor Kim se encuentra ya en Moon Studios y pronto será la hora acordada de su cita.- informó la voz de uno de sus guardaespaldas.
-Gracias por el aviso.- respondió Mew rodando los ojos ante la interrupción.
-Tienes trabajo que hacer.- dijo Gulf queriendo alejarse, pero los fuertes brazos del mayor rodearon su cintura y lo atrajeron hacia su fornido cuerpo.
-Quédate.- pidió Mew. -No vuelvas a China, quédate aquí, déjame demostrarte que enserio te quiero y que quiero a los niños.-
-Mew.- suspiró el omega.
-Déjame hacer las cosas bien.- suplicó el alfa, importándole poco verse sumiso ante el menor. -En el momento en que tu decidas que no soy lo que quieres, prometo dejarte ir sin retenerte.-
-De acuerdo.- dijo Kanawut rindiéndose ante los coquetos ojos que lo veían con cierto cariño, las caricias en su cintura y el delicioso aroma a café y petricor del mayor.
-Gracias, prometo que no te vas a arrepentir.- afirmó Suppasit antes de dejar un corto beso en los gruesos labios del menor.
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La cabeza del omega daba vueltas, pero no podía dejar de caminar de un lado al otro de aquella sala lujosa, con un enorme ventanal frente a él. Nunca había estado en la casa de Mew y tampoco esperaba estar ahí en esas circunstancias, esperando la llegada de este para terminar de hablar lo que no pudieron terminar en el aeropuerto, pues aún tenía dudas de toda esa situación.
Claro que había deseado poder formar una hermosa familia con el alfa que era padre de sus hijos, pero nunca había tenido la esperanza de que aquello fuera posible, menos después de que había huido preso de miedo ante la idea de que su jefe se molestara con él por lo que habían hecho en el elevador.
-Me estoy volviendo loco.- suspiró dejándose caer en uno de los sofás frente al ventanal, viendo el hermoso atardecer.
-Papi, Papi.- se escuchó la voz de los dos pequeños y sus rápidos pasos hasta donde se encontraba su padre.
-¿Que pasa mis angelitos?.- preguntó Gulf sin poder evitar su sonrisa, pues esos niños lo hacían el hombre más feliz del mundo.
-Mira.- ambos me enseñaron el dibujo que juntos habían hecho.
-¿Quién es él?.- preguntó al ver en el dibujo una enorme casa, a él, Alex, Nat y otro hombre.
-Es papá.- dijo Alex con emoción.
-Papi y papá.- explicó Nat señalando a cada dibujo. Gulf sabía de sobra que uno de esos era el, pero desconocía aquel nuevo dibujo que ahora se unía a la familia.
-¿Y quién es papá?.- cuestionó curioso el omega.
Justo en ese momento se escuchó la puerta del lujoso departamento y los tres voltearon hacia ese lugar, donde entró Mew notablemente agitado.
Tanto Alex como Nat jalaron la camisa de su papi y señalaron al recién llegado. No necesito de palabras para saber a que se referían sus pequeños, cosa que lo conmovió y confundió de igual forma.
-Vine lo más rápido que pude.- dijo el alfa llegando frente a ellos. -Lamento la espera.-
-No te preocupes, es bonito aquí y los niños se divirtieron coloreando.- explicó el omega viendo a sus hijos que no le despegaba los ojos al mayor.
-¿Puedo ver su dibujo?.- preguntó Mew sentándose frente a lo que esperaba que pudiera ser su pequeña familia.
Aquello puso nervioso al menor pues ya se estaba haciendo más ilusiones de las que debería, considerando que hace casi 4 años que no se veían y que el pálido ni siquiera sabía de la existencia de sus hijos hasta hace un par de horas.
-Familia.- dijo Nat mostrando el dibujo al alfa con una sonrisa.
-¿Este es papi?.- preguntó Suppasit dulcemente señalando el dibujo y después a Gulf.
-Si.- respondió Alex, quien también se había acercado a su hermana.
-¿Y el quién es?.- preguntó señalando al otro hombre del dibujo, pues no se había detenido a preguntar si el moreno tenía a alguien más en su vida, aunque había correspondido a su beso en el aeropuerto, no podía asumir que este estuviera soltero, después de todo el omega era hermoso.
-Papá.- respondieron ambos niños.
Kanawut comenzó a ponerse nervioso pues sabía lo que sus pequeños dirían y aunque estaba curioso de saber porque sus hijos ya pensaban en Mew como su padre, no sabía que reacción tendría este.
-¿Y quien es papá?.- cuestionó el castaño comenzando a sentirse entre molesto y frustrado pensando en que alguien más ya ocupaba su lugar.
Los pequeños tan sólo lo señalaron a él y Mew no supo qué decir, se quedó sin palabras ante aquella situación. Pensaba que le costaría mucho hacer entender a los niños que él era su padre aunque no había estado con ellos en sus primeros años, pero tal parecía que no había necesidad de complicar las cosas, pues ellos lo sabían, sabían que él era su padre.
-¿Cómo?.- preguntó dirigiéndose a su ex asistente.
-No lo sé, ellos llegaron con el dibujo y dijeron lo mismo que te han dicho a ti.- respondió el pelinegro mordiéndose el labio nerviosamente.
-Si, chiquitos, él es su papi y yo soy su papá.- afirmó el alfa sonriendo a los niños, quienes emocionados subieron al sofá y abrazaron al mayor.
La escena sorprendió y conmovió al omega, quien no pudo evitar que algunas lágrimas mojaran sus mejillas.
-Papá.- dijeron ambos niños con emoción. Tanto Alex como Nat habían sentido algo al ver a ese alfa y por la forma en que su papi lo veía, sabían, aún a su corta edad, que ese hombre era especial para él.
-Oh papi está llorando, vayan a abrazarlo a él.- dijo Mew quién había cerrado los ojos un momento para disfrutar el abrazo de sus hijos, pero que al abrirlos noto aquella situación.
En poco tiempo los pequeños habían corrido hacia su papi para abrazarlo fuertemente.
-Papá.- habló Alex.
-Papi quiere abrazo.- completó Nat como siempre que su hermano empezaba una frase.
Alfa y omega se vieron a los ojos al ver como sus hijos, tan pequeños, ya intentaban hacer todo para juntarlos. Gulf tan solo asintió al ver la duda en el mayor y Mew entonces se apresuró en ir hacia él, sentándose justo a su lado, rodeando su cintura delicadamente.
-Ya no tienes salida, Gulf.- susurró en su oído de forma divertida al sentir su cuerpo relajarse en sus brazos, dándole una señal de que el menor se sentía cómodo y seguro con el.
-Ya no quiero huir, Mew.- afirmó el omega volteando a ver a su ex jefe.
-Prometo que serás muy feliz aquí conmigo y los niños.- dijo el alfa llevando una de sus manos a la sonrojada mejilla del pelinegro. -Déjame cuidar de ti y de nuestros hijos.- pidió.
-Si, casa.- dijo Nat emocionada, bajando del sofá para correr por la sala, siendo seguida por su hermano.
-Casa.- dijo Alex también.
-¿Qué dices, Gulf?.- preguntó Mew acariciando la mejilla ajena, viéndolo directamente a esos ojos ámbar que lo habían perseguido en sus sueños.
-¿Estás seguro de que esto es lo que quieres?.- cuestionó Gulf queriendo asegurar que estaba bien quedarse ahí con el alfa y dejar la vida que tanto le había costado volver a hacer en otro país. -¿Estás seguro que quieres tener la responsabilidad de una familia?, ¿estás seguro de que me quieres en tu vida?.- antes de que pudiera hacer más preguntas, los labios del pálido se posaron sobre los suyos en un lento y dulce beso que lo dejó incluso mareado.
-He estado seguro desde ese día en el elevador, te quiero a ti en mi vida.- aseguró el alfa rozando sus narices de forma dulce. -Y a nuestros hijos también, no quiero perderme más de su vida.-
-Yo también te quiero en mi vida, Mew.- confesó tímidamente, pues aunque no lo hubiera dicho nunca en voz alta, ese alfa había dejado una huella en su vida, en su cuerpo y en su corazón. No había día en que no pensara en él. -Y los niños necesitan a su padre.-
-Te prometo que serás muy feliz conmigo.- afirmó Mew con una sonrisa. -Y los niños también.- agregó viendo cómo los pequeños seguían persiguiéndose el uno al otro por toda la sala.
Gulf también sonrió al contemplar al alfa viendo con un lindo brillo en sus ojos a sus hijos jugar juntos. Nunca imaginó estar en esa situación con su ex jefe, pero sintió una gran emoción en su pecho, sabía desde ese instante que Mew sería un gran padre.
-Esta vez no te dejaré ir por nada del mundo.- el pálido volvió su mirada hacia el omega de sus sueños y le sonrió con cariño. Sus rostros se acercaron y sus labios se unieron en un dulce beso.
Aquella muestra de cariño se vio interrumpida por los dos pequeños que treparon por el cuerpo de sus padres, haciendo sonreír a los dos hombres.
-Papi y papá tan juntos.- gritó Nat con emoción, abrazando a su papi.
-Familia.- gritó Alex abrazando al alfa.
Aquel abrazo conmovió totalmente al empresario. No esperaba tal aceptación de parte de sus hijos pues suponía que Gulf no les había hablado de él.
-Si, Alex, ahora somos una familia.- dijo Suppasit pegando a su pecho al pequeño niño. Nat se unió poco después al abrazo.
-Papá.- lo llamó la pequeña demandando también atención.
-Si, nena, soy tu papá, ven aquí.- Mew sonrió y abrió su otro brazo para ella. De inmediato la niña le rodeó el cuello y suspiró feliz ante la calidez y el aroma de su papá. -También tengo espacio para ti, lindo omega.- agregó viendo al menor con sus ojos cristalizados.
Gulf se acercó y se recargo en Alex, poco después sintió la cálida mano del alfa rodear su cintura. Suspiró feliz, tan feliz como no había estado desde que sus hijos habían nacido.
Definitivamente no tenía salida, pero tampoco quería escapar. Esa era la vida que había anhelado y finalmente la diosa Luna se la había dado.
🚫🚪🔥
-Vamos niños, ya va a comenzar la ceremonia.- indicó Nam, la madre de Gulf y abuela de los lindos niños de ya 5 años.
-Estoy lista, abuela.- dijo Nat mostrando su lindo vestido azul pastel.
-Te ves preciosa, mi niña.- halagó la mujer de avanzada edad que se había encargado de preparar a los pequeños.
-Yo también estoy listo.- anunció Alex saliendo del baño para mostrar el traje del mismo color que el vestido de su hermana.
-Pero mira que guapo niño.- exclamó Nam al ver a su otro nieto. -Se ven muy bien los dos.-
-Gracias, abuela.- dijeron los mellizos al mismo tiempo.
-Pero vámonos ya, porque si no llegaremos tarde y papi se va a molestar.-
Los tres salieron de la habitación y encontraron en el pasillo al tierno omega que vestía un traje color blanco, llevando en sus manos un pequeño ramo de flores azules pastel.
-Hijo, te ves hermoso.- la señora Kanawut sintió que sus ojos se cristalizaban de la felicidad que le dio ver a su hijo listo para iniciar su nueva vida.
-Gracias, mamá.- Gulf sintió sus mejillas sonrojarse, su corazón latía rápidamente en su pecho producto de los nervios.
-Papi.- gritaron los pequeños y se acercaron a su progenitor.
-Se ven muy lindos, mis angelitos.- Kanawut se puso de cuclillas y abrazó a dos de los seres que más amaba en la tierra.
-Ya es hora, todos esperan por ti, hijo.- la voz de Pheng Kanawut resonó en la sala. -Tu nueva vida te espera.- agregó caminando hasta su único hijo.
-Vamos, hacia mi nueva vida.- suspiró el omega con una enorme sonrisa en sus labios.
Nam le dio a cada uno de sus nietos una pequeña canasta con pétalos de flores azules y blancas que hacían juego con los colores que se habían decidido para aquel importante evento. La mujer abrió la puerta y frente a ellos vieron el camino que llevaba hasta el altar, sillas llenas de sus familiares y amigos, el hermoso atardecer con el mar de fondo y al guapo alfa de traje negro que no podía esperar para unir su vida a la de su destinado.
Una suave música de piano comenzó a sonar y Alex y Nat comenzaron a caminar mientras tiraban aquellos pétalos por el pasillo, detrás iba Nam cuidando de los pequeños y por último Gulf quien era acompañado por su padre.
Alfa y omega se vieron a los ojos con una inmensa felicidad y emoción en ellos.
-Mew, te entrego lo más valioso que tengo en esta vida, mi hijo.- habló Pheng cuando estuvieron frente al empresario. -Espero que lo cuides y ames como nosotros lo hemos hecho todos estos años.-
-Prometo cuidarlo y amarlo hasta mi último respiro.- afirmó Suppasit viendo a los hermosos ojos de quien pronto sería su esposo.
Todos se sentaron y la ceremonia dio inicio. Mew y Gulf estaban frente a frente, tomados de la mano, suspirando con amor.
-El día de hoy estamos aquí reunidos para unir de forma legal la vida de estos destinados, alfa y omega cuya vida estaba escrita para ser una sola.- habló el juez que habían contratado para la ceremonia. -Alfa y omega, deben amarse y respetarse el resto de sus vidas como lo dictó la diosa Luna al hacerlos el complemento perfecto para el otro.-
-Eres mi complemento.- murmuró Mew apretando las manos del menor, haciéndolo sonreír y sonrojarse aun mas.
-Ahora pueden decir sus votos.- dijo el beta que oficiaba aquella unión.
-Gulf, mi dulce omega, ya no tienes salida.- se burló el empresario y varios de los presentes se rieron, incluyendo al mencionado. -No tengo palabras para agradecerte la maravillosa forma en la que tú y nuestros hijos han cambiado mi vida, despertaste un corazón que creí congelado y te puedo afirmar que ahora solo arde de amor por ti, eres la pieza que le faltaba a mi vida y no tengo ninguna duda de que la diosa Luna sabia que tu eres perfecto para mi, por lo que prometo mejorar cada día, por ti y por los niños, por la hermosa familia que ahora somos, te amare hasta mi último respiro, mi omega.- los votos del pálido hicieron llorar al menor, una enorme felicidad se instaló en su pecho con las dulces palabras.
-Mi alfa, mi destinado, eres tú el que ya no tiene salida.- dijo Gulf burlándose también de su hombre. De igual forma los presentes rieron, pues podían ver el hermoso amor entre ellos. -Nunca pensé que encontraría el amor, en realidad no era algo que buscara, pero la diosa Luna supo ponerme en el camino al alfa que completaría mi vida, no tengo dudas de que tu y nuestros hijos son lo que le faltaba a mi vida y lo que más feliz me hace en este mundo, prometo ser el mejor omega para ti, estar para ti en las buenas y en las malas, juntos somos el complemento perfecto y por eso te amare hasta el último día de mi vida.- incluso Mew lloró ante las palabras de su omega, aunque todo se debía a la enorme felicidad que no sabía que podía sentir.
-Mew Suppasit, ¿aceptas a Gulf Kanawut como tu esposo?.- preguntó el juez dirigiéndose al alfa.
-Si, acepto.- afirmó el pálido apretando las manos de su pareja con cariño.
-Gulf Kanawut, ¿aceptas a Mew Suppasit como tu esposo?.- esta vez el beta se dirigió al omega, quien no podía evitar que algunas lágrimas rebeldes bajaran por sus mejillas.
-Si, acepto.- respondió con una sonrisa que contagió al mayor.
-Por el poder investido en mí, yo los declaro esposos, alfa y omega, pueden besarse.- declaró el juez sonriendo a la nueva pareja que la diosa Luna había destinado a estar juntos y que gracias a él, podían ser legalmente una pareja.
-Beso, beso.- comenzaron a gritar los invitados.
-¿Me permites darte un beso, mi lindo esposo?.- preguntó Mew acercándose más al menor para poder rodear su cintura.
-No tengo salida, mi querido esposo.- respondió Gulf con diversión pues estaba preso entre los fuertes brazos de su esposo.
Ambos sonrieron y juntaron sus labios en su primer beso como esposos de forma legal. Sin embargo, aquella caricia no duró mucho pues unos pequeños llegaron hasta ellos y abrazaron sus piernas, haciéndolos separarse.
-Vengan aquí, pequeños.- el alfa tomó en brazos a Alex y el omega a Nat, ambos felices de finalmente ser una familia.
Los padres de ambos aplaudieron el hermoso amor que podían ver en sus hijos, ahora como toda una familia. Pheng y Nam dejaban ir a su único hijo aunque sabían que estaba en buenas manos con el alfa, mientras que Som y Jai veían con orgullo cómo su hijo finalmente unía su vida a un buen omega que lo completaba y lo hacía tan feliz como hace años no se le veía.
La diosa Luna trabaja de formas misteriosas, y cuando menos lo esperes pondrá frente a ti a aquella persona que te complemente. Y aunque quieras huir de tu destino, la diosa Luna encontrará la forma de dejarte sin salida para cumplir aquello que ella dicta para tu vida.
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Hola, mis girasoles🌻🌻
Por fin, después de 10 siglos volví a escribir algo!!! Enserio se siente como si fuera la primera vez que escribo, pero estoy satisfecha con el resultado.
Se que este capitulo es casi en su totalidad una escena explícita pero me gusto demasiado lo que escribí, así que no pude evitarlo. En realidad la inspiración es de un video de tiktok, de la escena donde cierran el aeropuerto, porque me encanto, asi que esto salió.
Díganme que les parecio, si les gusto o que le cambiarían. Cualquier sugerencia es bien recibida.
Espero que lo disfrutarán tanto como yo y que les haya gustado.
Ojalá nos leamos pronto en otra historia. Pidan al universo que me de inspiración para escribirles más historias.
Los amo, mis girasoles 🌻🌻❤️❤️
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