Nuestro
-Mew Suppasit, tu no puedes tener un hijo hasta que encuentres a tu omega.- gritó May, la madre del mencionado, evidentemente enojada.
-Mamá, tengo 30 años, puedo decidir si quiero o no un hijo.- dijo el hombre de piel pálida, ojos café y un cuerpo musculoso, poniéndose de pie para pararse frente a su madre, pasando su mano por su cabello castaño con frustración.-Estoy mayor para encontrar omega y quiero formar mi familia, quiero tener un pequeño que se parezca a mi y no quiero esperar 30 años más a que mi omega llegue, cuando ya no podre criar a un cachorro.-
-Lo se, hijo, se que puedes hacer todo eso, pero no quiero que tengas que criar solo a un bebé, se lo que te digo, me costó mucho salir adelante contigo, sola sin un alfa.- May comenzó a llorar al recordar todo lo que tuvo que pasar porque el alfa que la embarazó la dejó tan pronto supo que esperaba un cachorro.
-Mamá.- Mew se acercó a la mujer y la rodeó con sus brazos, dejándola llorar en su pecho. Él lo sabía, su madre había dado todo de sí para criarlo, aunque gracias a eso ahora tenían una buena vida, pues el pálido era un reconocido chef, razón por la cual ya no tenían problemas financieros como antes.
-Yo no quiero que tu sufras de criar solo a un bebé, el bebé también merece tener a sus dos padres.- May rodeaba la cintura de su hijo, el cual era bastante más alto que ella, llorando aun contra su pecho.
-Mamá, si decido tener un cachorro no solo me tendrá a mi, tendrá una abuela increíble que le dará todo el amor que necesita.- dijo el único Jongcheveevat acariciando la espalda de su madre. -El cachorro nos tendrá a los dos.-
-¿Enserio quieres tener un pequeño?.- preguntó la madre una vez se tranquilizo un poco.
-Es lo que más deseo, aun cuando no tenga un omega.- respondió seguro el castaño, demostrando que su decisión era definitiva.
-¿Que pasara si después llega tu omega?.- preguntó la mujer.
-Tendrá que quererme con todo y mi cachorro.- explicó Mew, pues sabía que existía la posibilidad de que aún encontrara a su destinado, pero eso no lo detendría de la idea que tenía ahora.
-Esta bien.- suspiró May rendida. -Ya eres mayor, sabes lo que haces.-
-Gracias por entender, mamá.- dijo Mew besando la mejilla de la mujer que se había desvivido por darle lo mejor.
-Solo voy a pedirte una cosa, Mew Suppasit Jongcheveevat.- dijo su madre de forma seria y el nombrado se asustó al escuchar su nombre completo salir de su progenitora. -Si encuentras a tu omega y llegas a tener un hijo con él o ella, no quiero que hagas a un lado al cachorro que quieres tener ahora.-
-No, mamá, prometo que nunca dejaré de amar al primer cachorro que tenga aun cuando después encuentre a mi omega.- prometió el más alto con la mano en el corazón para confirmar sus palabras ante su madre.
-Bien, solo escoge un lindo omega para que lleve tu bebé, quiero que mi primer nieto sea hermoso como tu.- comentó May agarrando las mejillas de su hijo, como cuando este era pequeño.
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-Señor Jongcheveevat.- habló la recepcionista, llamando la atención del hombre que jugaba nervioso con sus manos. -El doctor Suttinut lo espera en el consultorio.-
-Tu quieres esto, Mew, tu puedes.- el pálido se dio ánimos y se levantó de su silla rumbo al consultorio.
-Buenas tardes, señor Jogcheveevat.- saludó el doctor al ver al hombre entrar.
El consultorio olía a frutos rojos y té verde, producto del aroma del doctor, un omega con una bonita marca en su cuello, la cual afirmaba que su mezcla de aromas era la propia con la de su alfa.
-Buenas tardes.- Mew se sentó en la silla justo frente al escritorio, viendo al doctor con dudas.
-Comento cuando hizo la cita que quería iniciar el trámite de subrogación para tener a su primogénito, ¿es así?.- preguntó el omega anotando algunos datos en su computadora.
-Si, quiero tener un hijo y esa fue la forma que encontré más viable.- respondió Mew aún nervioso por si rechazarían su solicitud al ser un alfa sin pareja.
-Debo deducir que no tiene un omega, ¿es así?.- preguntó el doctor viendo a su paciente.
-No doctor, no tengo un omega.- confirmó sintiendo un peso en su corazón, pues de alguna forma le avergonzaba no haber encontrado a su pareja aun.
-Muy bien, revise los papeles que envió sobre su estatus económico y la vivienda donde está actualmente, ambas son estables por lo que lo hacen un buen candidato para esto.- comenzó a decir el doctor Suttinut. -Aquí dice que vive con su madre.-
-Eso es cierto, aunque tenemos dos casas una junto a la otra, una es de ella y la otra es mía, pero casi siempre estamos en la de ella.- explicó el pálido con una ceja arqueada al ver que el omega anotaba muchas cosas en su computadora.
-Bien, pasemos a la elección de la persona que llevará su bebé, ¿prefiere algún género en especial?.- preguntó el omega.
-No en realidad.- respondió inseguro el alfa, pues Mew creía en que se enamoraba del alma de la persona, no de su apariencia física.
-Entonces dígame algunas características físicas que quiere que tenga la persona que lleve a su cachorro.- pidió Mild, listo para anotar en la computadora, donde posteriormente obtendría los resultados de omegas que estuvieran en el programa y que encajaran en las características.
-Quiero que sea de piel más morena que la mía.- dijo Mew seguro de que no quería que su cachorro fuera igual de pálido que él. -Que sea de mi altura, con cabello oscuro, ojos más claros que los míos.-
-Bien, el sistema ya me presenta algunos omegas.- comentó el doctor, volteando el monitor de la pantalla hacia el alfa. -Todos ellos entran en su descripción, puede tomarse un tiempo para leer sus perfiles y decidir.-
-Bien.- Mew comenzó a leer, la mayoría eran mujeres, las cuales casi todas comentaban que lo hacían por el simple hecho de que les gustaba sentir al bebé moverse dentro de sus barrigas y aunque era una razón válida, eso le daba desconfianza a Mew. Él quería que su cachorro fuera sólo suyo, no quería que quien fuera su madre quisiera estar en su vida siempre, porque no era su idea.
-¿No le interesa ninguna de ellas, señor Jongcheveevat?.- preguntó Mild al ver la indecisión en el hombre.
-No lo sé, no me convence ninguna.- dijo dudoso el pálido. Claro que las omegas eran hermosas, pero de alguna forma ninguna le daba la confianza de llevar su bebé en su vientre.
-Hay algunos omegas hombres, aunque solo dos entran en la descripción que usted quiere.- comentó el doctor cambiando la página a una que mostraba solo dos perfiles. -Gulf y Kaownah, Kaownah ya ha alquilado su vientre unas veces, mientras que Gulf recién comenzó a trabajar, su salud es impecable pero aún no ha tenido ningún bebé.- explicó.
Mew vio la foto de Kaownah, un hombre delgado, piel morena y cabello oscuro, su cara se veía como la de un muchacho pretencioso y eso no le gusto. "Veo mi posibilidad de tener bebés como la oportunidad de ganar dinero sin mover un solo dedo, es fácil y conveniente" decía su descripción y eso decepcionó totalmente al alfa.
Luego su mirada pasó a Gulf, se veía tan tierno e inocente, con su piel morena y sus mejillas sonrojadas, tenía unos labios gruesos preciosos, sus ojos color ámbar hicieron que el corazón del alfa latiera en su pecho de forma extraña. "No se como se siente tener un bebé, pero le daré todo el amor que mis padres no me dieron, aun cuando tenga que despedirme de él, me mantendré sano para cuidar al cachorro que esté creciendo en mi." se leía bajo su foto y el corazón del pálido se partió, el chico de 23 años sonaba tan triste y eso que solo había leído su descripción. Una sensación extraña le gritaba que escogiera a ese omega, algo dentro de él quería conocer más la historia de ese hermoso y triste chico.
-Quiero a Gulf.- dijo con seguridad el alfa, completamente embelesado por la inocente belleza del omega.
-Muy bien, ¿le parece si nos reunimos los 3 mañana aquí mismo a las 5 de la tarde?.- preguntó el doctor anotando la elección del alfa en su computadora.
-Me parece perfecto.- dijo Mew sonriendo, si todo salía bien ya podía imaginar lo hermoso que sería su bebé.
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Al día siguiente, como acordaron, el alfa entraba al hospital donde vería al omega que llevaría a su cachorro.
-Buenas tardes, señor Jongcheveevat.- saludó la recepcionista al ver al hombre llegar.
-Buenas tardes, ¿sabe si ya puedo pasar al consultorio?.- preguntó ansioso por conocer a Gulf, cosa que también le sorprendió pues el chico solo sería quien le prestará su vientre para tener a su hijo.
-Claro, el doctor Suttinut y Gulf lo esperan dentro.- respondió la chica sonriendo y el alfa con emoción se adentro en el consultorio.
Un olor a moras y manzanilla lleno todos los sentidos del alfa, casi mareándolo.
-Buenas tardes, señor Jongcheveevat.- la voz de Mild trajo de vuelta a la realidad al nombrado, quien dirigió su vista al omega que estaba sentado en la silla donde él había estado el día anterior, se veía tímido y temeroso.
-Buenas tardes.- Mew se acercó y se sentó en la silla junto al omega. -Hola, Gulf.- saludó al chico del cual no había podido despegar la vista.
-Buenas tardes, señor Jongcheveevat.- saludó en voz baja el omega de delicioso aroma.
-Puedes decirme solo Mew, pequeño.- el castaño quería tranquilizar al omega, pues casi parecía que este temblaba de miedo.
-¿Gulf estas bien?.- preguntó Suttinut preocupado.
-Si, lo estoy, solo tengo algo de frío.- mintió el omega, pues en realidad sentía su cuerpo extraño con la presencia del alfa, su aroma a petricor y chocolate causaba cosas extrañas en él y eso le daba miedo.
Mew no dudó en quitarse su chaqueta y cubrir al omega, sorprendiéndolo. Gulf finalmente vio directamente a los ojos del alfa, sintiendo su corazón latir desbocado.
-Gracias.- susurró con un sonrojo en sus morenas mejillas.
-Pues parece que se llevan bien.- comentó Mild sonriendo al verlos. -Bueno Gulf, esta reunión es para saber si estás de acuerdo con llevar al bebé del señor Jongcheveevat y los acuerdos del dinero que se te pagará por esto.- esas palabras hicieron temblar al menor y Mew no pudo detener su impulso de tomar su pequeña mano y entrelazarla con la suya para intentar calmarlo.
-Esta bien sino quieres Gulf, lo entenderé.- dijo el pálido de forma dulce, sonriendo al omega.
"Necesitas el dinero" pensó el menor suspirando para tranquilizarse, llenándose del olor del alfa que estaba impregnado en la chaqueta que lo cubría por completo y le daba una sensación de calidez que le gustaba más de lo que quería admitir.
-Esta bien, lo haré.- el omega forzó una sonrisa y vio al alfa a los ojos, pensando en que tal vez no sería tan malo llevar un bebé en su interior, después de todo era para lo único que servía según su padre.
-Prometo que te pagaré bien y te ayudaré con todo lo que necesites durante el proceso.- prometió el alfa apretando la mano que seguía teniendo entrelazada y Gulf vio el punto donde sus manos estaban unidas.
-¿Procedemos con el papeleo?.- preguntó el doctor una vez ambos aceptaron el trato.
El alfa no respondió, simplemente se quedó viendo a Gulf, esperando que este aceptara, pues podía notar que el omega no estaba del todo feliz con trabajar alquilando su vientre, más considerando que sería su primera vez.
-Hágalo, doctor.- aceptó el omega apretando la mano del pálido para darle seguridad de que cuidaría bien a su hijo una vez lo tuviera en su interior.
Una hora después tenían todos los papeles firmados y los acuerdos establecidos.
-Señor Jongcheveevat, el día de hoy realizaremos el proceso y si el cuerpo de Gulf recibe los espermatozoides de forma correcta, finalmente se estará gestando la vida de su progenitor.- comentó el doctor.
-Me parece perfecto, ¿puedo estar aquí durante el proceso?.- preguntó Mew, quería estar en cada momento de todo ese increíble momento que le cambiaría la vida por completo.
-Solo si Gulf lo permite.- respondió Mild viendo al omega.
-¿Puedo quedarme, Gulf?.- preguntó el alfa viendo a los ojos al menor. -Prometo no ver nada más allá de lo necesario.- prometió y el moreno sonrió de lado.
-Esta bien, puedes quedarte Mew, después de todo será tu bebé.- respondió el pelinegro sonriendo ligeramente por la ternura que le causaba el alfa.
Pasaron a una sala esterilizada, con una camilla y algunos objetos en una mesa cercana, además de un monitor. Cubrieron al omega con una manta y utilizando el esperma del alfa, que había entregado anteriormente, lo introdujeron en Gulf, quien sostenía la mano del mayor y la apretaba ante la sensación extraña en su parte intima.
El proceso fue rápido y sin dolor. Ahora solo tocaba esperar que el omega recibiera de forma correcta los espermatozoides y su cuerpo hiciera el resto.
Salieron juntos de la clínica, no habían hablado mucho, pero el alfa quería saber más del lindo omega que pronto tendría a su bebé en el vientre.
-¿Dónde vives, Gulf?.- se atrevió a preguntar Mew, viendo al omega meter sus manos en la chaqueta que aun no le devolvía.
-En un departamento cerca de aquí.- respondió el moreno con timidez, pues algo en el alfa causaba esa reacción en él.
-¿Vives solo?.- preguntó preocupado, pues no solo el omega era joven, además ahora llevaría a su bebé en su vientre, por lo que estar solo sería peligroso.
-Si, no tengo familia.- confesó el omega con un toque de tristeza en su voz.
-Yo se que aun no sabemos si el bebé está creciendo en ti.- comentó el alfa inseguro de lo que diría.
-Tu bebé.- aclaró el menor viendo al piso, quería dejarse en claro a si mismo que no debía encariñarse con el pequeño cachorro que tendría en el futuro.
-De igual forma quería pedirte que te mudaras conmigo, quiero estar en todo el proceso de gestación, no quiero perderme nada, así que, ¿Qué dices?.- el alfa miraba con dudas al moreno, el cual estaba en silencio y con una cara neutra, como si estuviera debatiéndose internamente.
-No lo se.- respondió Gulf inseguro, en realidad no tenía muy buenas experiencias con alfas y le daba miedo comenzar a vivir con uno que apenas si conocía.
-Si temes quedarte solo conmigo no tienes que preocuparte, mi madre está siempre conmigo y ella podrá cuidarte cuando yo tenga que trabajar.- explicó Mew, aunque sabía que se estaba apresurando mucho considerando que aún no sabían si Gulf había quedado embarazado o no.
-¿Puedes darme unos días para pensarlo?.- preguntó el menor viendo a los ojos rasgados del alfa, sintiendo de nuevo una corriente recorrer su cuerpo y su corazón latir con fuerza en su pecho.
-Claro, pequeño.- aceptó el alfa y busco entre sus cosas una tarjeta. -Este es mi número, llámame cuando lo necesites.-
-Muchas gracias.- dijo el omega guardando la tarjeta, procediendo a quitarse la chaqueta para devolverla.
-No te la quites.- se apresuró a decir Mew. -Hace frío y no quiero que enfermes.- el pálido incluso cerró el cierre de la chaqueta para que el aire no llegará al omega.
-Pero...- quiso quejarse Gulf aun cuando disfrutaba de estar rodeado del delicioso aroma del alfa.
-No te preocupes, igual nos volveremos a ver.- afirmó el mayor. -¿Quieres que te lleve a tu casa?.- preguntó amablemente.
-No es necesario, Mew, tengo algunas cosas que hacer antes de ir a casa.- respondió el omega, aunque era mentira, solo no quería que el guapo alfa viera que vivía en un lugar muy pobre y feo.
-Esta bien, solo avísame cuando estés en casa, ¿está bien?.- pidió el alfa preocupado por el pequeño omega, pues era tan lindo y tierno que pensaba que cualquier alfa se podría aprovechar de él, cosa que le daba rabia solo de pensarlo.
-Lo haré.- afirmó el omega.
-Entonces nos vemos, Gulf.- Mew se acercó y dejó un beso en la frente del menor, actuando por instinto, haciendo sonrojar al moreno.
-Nos vemos, Mew.- Gulf agitó su mano en forma de despedida, viendo al chef irse en su auto. El omega comenzó a caminar por las abarrotadas calles, pensando en cómo había cambiado su vida desde que su padre supo que era un omega y fue dejado en la calle.
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Habían pasado ya tres semanas, las recomendadas por Mild antes de hacer la prueba de embarazo. En esas semanas Mew y Gulf se habían hablado un par de veces por mensajes, mayormente era el alfa quien preguntaba por la salud del menor.
Pero ahí estaban nuevamente, frente al consultorio, donde finalmente sabrían si Gulf estaba embarazado con el pequeño Jongcheveevat en su vientre.
-Hola, chicos.- saludó el doctor cuando entraron al consultorio.
-Buenas tardes, doctor.- saludo Mew y el menor solo sonrió a forma de saludo.
-¿Cómo has estado Gulf?.- preguntó el doctor guiándolos por su lugar de trabajo hasta la sala donde habían realizado la inseminación la última vez que estuvieron ahí.
-Bien, con leves mareos nada más.- comentó el omega sentándose donde el doctor le indicaba.
-¿Por qué no me dijiste eso, Gulf?.- preguntó el alfa preocupado, sentándose junto al menor.
-No era nada grave, Mew, no quería preocuparte.- Gulf bajó la mirada y jugó con la chaqueta del mayor, la cual volvió a usar porque de alguna forma el olor del alfa lo calmaba y le daba la paz que hace años no tenía.
-El tiene razón, Mew.- afirmó Mild, quien ahora llamaba al alfa por su nombre, a pedido de él. -Los mareos y nauseas son los primeros síntomas del embarazo, eso puede ser una buena señal.-
Procedieron a sacar un poco de sangre del menor para posteriormente llevarla al laboratorio, dejando a Mew y Gulf solos en la sala.
-¿Pensaste una respuesta a mi propuesta?.- preguntó el alfa viendo algún punto del consultorio.
-Lo he pensado.- dijo el omega dando un largo suspiro.
-¿Y qué dices?.- Mew volteó a ver al omega y sus ojos se conectaron. -Prometo darte tu espacio y no hacer nada que te moleste, solo quiero ver como el bebé crece, desde el primer segundo.-
-Entiendo que quieras estar en este proceso, después de todo es tu bebé.- comenzó a decir el moreno. -Además este seria mi primer embarazo, estoy nervioso y tal vez estar cerca de tu madre me ayude.-
-¿Estás aceptando mi propuesta?.- preguntó el alfa entre sorprendido y emocionado.
-Si, Mew.- afirmó el menor algo sonrojado por la emoción del hombre.
-Gracias, Gulf.- Mew no dudó en tomar la mano ajena y besar su dorso de la felicidad.
-Parece que ya están celebrando.- la voz de Mild hizo que el alfa se separará y se sentara de manera correcta en su asiento, ambos sonrojados como si hubieran sido atrapados haciendo travesuras. -Es de mi agrado informarles que el proceso fue un éxito y que Gulf esta embarazado.-
-Eso es genial.- el alfa se puso de pie y en su emoción se arrodilló frente a Gulf para abrazarlo. El moreno se sorprendió y con dudas rodeo el cuerpo fornido, llenándose del olor del alfa. -Muchas gracias, Gulf.- dijo el pálido emocionado.
-Es un placer.- murmuró tímidamente el moreno, sonrojándose hasta las orejas.
-Bueno, felicidades Mew, si todo sale bien tendrás a tu cachorro pronto.- dijo Mild sentándose frente a su computadora.
-¿Cuándo podré saber que es mi cachorro?.- preguntó el alfa alejándose del cálido cuerpo del omega que ahora llevaba a su primogénito en su vientre.
-Es muy pronto para eso, deberás esperar hasta el tercer o cuarto mes de gestación.- explicó el doctor.
-Está bien.- dijo el pálido haciendo un puchero que le pareció muy tierno al omega embarazado.
-Pues eso sería todo por hoy, solo les agendare una cita cada mes para revisión y en caso de que algo inusual ocurra no duden en venir lo más pronto posible.- explicó Mild y ambos asintieron.
-Entonces nos vemos, doctor, muchas gracias por todo.- dijo Mew poniéndose de pie, extendiendo su mano hacia el moreno y este con timidez la tomó, levantándose de su silla.
-Gracias, doctor Mild.- dijo Gulf sonrojado por el cálido contacto del alfa.
-Los veré pronto.- el doctor los guió a la salida y estos se fueron tomados de la mano, con sus dedos entrelazados. -Supongo que este será el primer y único trabajo de Gulf rentando su vientre.- dijo al aire, sonriendo feliz pues aquellos hombres, aunque no lo supieran, demostraban ser destinados con cada acción y reacción que tenían.
-Entonces iras a vivir conmigo.- dijo Mew cuando llegaron al estacionamiento.
-Y con tu madre.- le recordó el menor.
-Claro, ¿iremos por tus cosas?.- preguntó el mayor abriendo la puerta del copiloto para el omega, soltando finalmente su mano para que este subiera al auto.
-Si no es molestia.- dijo el pelinegro tímidamente, pues no quería que ese guapo y reconocido hombre, que sorprendentemente lo había elegido a él para llevar a su bebé, viera el departamento en el que vivía.
-No es ninguna molestia.- el alfa se inclinó y besó la frente del moreno con dulzura.
El camino fue silencioso y tranquilo, salvo por las indicaciones de Gulf para llegar a una parte muy humilde de Bangkok, donde las casas parecían viejas y desgastadas.
-Es aquí.- murmuró tímidamente y el mayor se detuvo en la casa indicada.
-¿Rentas este lugar?.- preguntó el pálido curioso por la vida del omega de dulce aroma.
-Si, es para lo poco que me alcanza con el dinero que tengo.- respondió con pena, bajando la cabeza y el mayor tomó su mano, apretándola.
-Esta bien, Gulf, tu no escogiste esta vida, pero prometo que todo va a mejorar.- el alfa tampoco entendía del todo porque prometía aquello, pero no quería que el inocente y tierno omega sufriera.
-Si quieres puedes esperar aquí mientras saco mis cosas.- comentó el menor viendo como su mano seguía unida a la del castaño.
-¿No necesitas ayuda?, tampoco quiero que te sobre esfuerces.- la preocupación y caballerosidad de Mew tenían impresionado al omega, pues en sus 23 años de vida nunca había conocido a un alfa así, para él todos eran fríos y manipuladores, aprovechados y groseros, como su padre.
-No quiero que veas la basura de casa que tengo.- murmuró el moreno sintiendo sus ojos picar por las lágrimas. Nunca se había sentido tan vulnerable y menos que alguien más, hasta que ese maravilloso hombre que podía tener lo que quisiera, estaba en su vivienda.
-No debes sentirte así, aunque no conozco toda tu historia, estoy seguro de que no escogiste esta vida y estás tratando de salir adelante, eso habla muy bien de ti, Gulf.- lo animó el alfa, acariciando su mano con el pulgar.
-Esta bien.- aceptó el menor, porque algo en el alfa lo hacía confiar casi ciegamente en él.
Bajaron del auto y se adentraron en la vieja casa. Las luces parpadeaban debido al mal funcionamiento, el lugar olía a humedad producto de alguna fuga de agua, además de polvo. Los muebles se veían algo viejos.
-¿Puedo preguntar cuanto tiempo llevas aquí?.- cuestionó Mew preocupado por que el hermoso omega llevara viviendo en ese horrible lugar por demasiado tiempo.
-Desde siempre, en este lugar nací y crecí, mi familia nunca fue de dinero o lujos, vivíamos decentemente.- comenzó a contar Gulf, caminando hasta su habitación para comenzar a hacer sus maletas. -Al menos así fue hasta que me presenté como omega.- murmuró con dolor.
-¿Tus padres no aceptaron que fueras un omega?.- preguntó curioso el alfa, quien había seguido al menor.
-Mi padre se enfureció, me gritó muchas cosas ese día, lo recuerdo como si fuera ayer y eso que ya pasaron 8 años.- el omega sabía que estaba revelando mucho sobre él, pero nunca se había podido desahogar con alguien porque no tenía amigos ni más familia. -Mi papá me golpeó y me dijo inútil, dijo que los hombres omegas solo servimos para follar y tener bebés, mi madre lo apoyó y se fueron, me dejaron solo aquí desde los 15 años, sigo pagando la renta con dinero que ellos habían ahorrado para mi educación.-
-Oh Gulf.- Mew no pudo resistir el impulso de abrazarlo. El moreno escondió su rostro en el cuello ajeno y por primera vez no contuvo las lágrimas, lloró con fuerza, aferrándose al alfa que lo trataba como si fuera el ser más preciado del mundo. -Lamento que hayas tenido que vivir eso, espero no creas lo que él dijo, no sirves solo para eso.-
-Pero no me conoces, no sabes nada de mi.- se quejó el menor sin poder dejar de llorar.
-Estoy seguro, no se como, pero se que tu tienes mucho potencial, eres hermoso y apuesto que aprendes rápido, ahora mismo podrías estar graduado de la universidad.- y el pálido lo decía enserio, pensaba que Gulf solo no había tenido suerte en la familia que le tocó. -Te lo dije, a partir de ahora tu vida mejorará.-
No dijeron mucho más después de eso, se dedicaron a guardar las cosas necesarias de Gulf, dejando las que no servían de nada.
-Ya no tendrás que pagar la renta de este lugar.- comentó Mew subiendo la última maleta a su auto.
-¿De qué hablas?, después de que tenga a tu bebé volveré a mi casa.- cuestionó el omega.
-Prometo buscarte un departamento barato que sea mejor que esto, estoy seguro que te hará bien alejarte de los recuerdos que tienen en ese lugar.- el alfa abrió la puerta del auto y Gulf se metió.
-Eres sorprendente.- murmuró cuando el pálido cerró su puerta y le dio vuelta al auto. -Eres un alfa muy inusual, ¿lo sabías?.- se atrevió a decir y el mayor lo volteo a ver confundido, arrancando el auto para comenzar a conducir a su propia casa.
-¿A qué te refieres?.- preguntó confundido.
-Eres un alfa guapo, caballeroso, atento y dulce.- Gulf no pensó en cómo sonaba aquello hasta que lo dijo y sus mejillas se sonrojaron de inmediato.
-Supongo que no has tenido buenas experiencias con alfas.- más que una pregunta, Mew afirmaba aquello, pero el pequeño "ujum" del menor se lo confirmó. -No todos los alfas somo como el estereotipo que se cree o se muestra en la televisión, conozco mas alfas buenos que malos.-
-Oh.- fue lo único que pudo decir el omega. Su mente aun pensaba en que prácticamente le había confesado al castaño que se sentía inusualmente atraído a él. El alfa tampoco quiso decir nada más para no incomodar al menor.
-Llegamos.- anunció después de 20 minutos de viaje.
-Tu casa es enorme.- dijo el menor sorprendido, viendo la enorme casa frente a la que estaba.
-En realidad la casa de al lado también es mía, pero se la regale a mi madre.- comentó y el omega veía aun mas sorprendido ambas viviendas. -Bajemos, mamá quiere conocerte.- el alfa se bajó del auto y lo rodeó para abrirle la puerta al menor, extendiendo su mano para que este la tomara y ayudarlo a salir.
-Mew.- gritó una voz femenina saliendo de su casa.
-¿Qué hacías en mi casa?.- preguntó el alfa con diversión, siendo abrazado por su madre.
-Tenía que preparar la habitación de este lindo omega.- dijo May soltando a su hijo para centrar su atención en el chico que no conocía.
-Hola, señora Jongcheveevat, soy Gulf.- se presentó el tímido omega.
-Oh querido, solo dime May, es un gusto conocerte finalmente.- la mujer abrazó al omega con cariño y este casi lloró al sentir el calor de la omega, como si fuera esa madre amorosa que tristemente nunca tuvo.
-El gusto es mío.- Gulf tomó todo su esfuerzo para no llorar y saludar de forma correcta.
-Bueno, madre, llevaré a Gulf a su habitación.- anunció Mew y su madre asintió, yéndose a su propia casa.
Entraron a la enorme casa y el alfa lo guió por las escaleras, al segundo piso, donde había un pasillo con varias puertas.
-Mi habitación es la puerta del final, la tuya está justo a un lado, en caso de que necesites cualquier cosa.- el pálido abrió la puerta y mostró un espacio amplio, con paredes color azul y una enorme cama al centro, además de algunos otros muebles y la televisión. -¿Qué te parece?.- preguntó el mayor al ver que el menor observaba todo con detalle. -Si algo no te gusta podemos cambiarlo.-
-Es la habitación más perfecta que he tenido.- murmuró emocionado el moreno. -Aunque sea por un tiempo.- dijo eso ultimo mas para el mismo, para recordarse que no debía acostumbrarse a eso.
-Me alegra que te guste.- Mew sonrió encantado con la bella cara de emoción y asombro del omega, sintiendo su corazón latir con fuerza en su pecho. -Traeré tus maletas para que te acomodes.-
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Pasó un mes y medio en el que todo fue normal. Gulf no había tenido ningún cambio físico ni de salud. El omega había entablado una buena relación con May y siempre que el alfa se iba a trabajar, él estaba con la omega.
-¿Hay algo que quieras comer hoy, Gulf?.- preguntó la madre de Mew, como todos los días.
-Lo que sea está bien para mi.- respondió de igual forma el omega, pues tampoco quería ser una molestia para los Jongcheveevat, él solo estaba haciendo su trabajo ahí.
-¿No has tenido antojos, querido?.- cuestionó May usando el mote cariñoso que llevaba días diciéndole al chico.
-Yo...- dudó el moreno.
-Esta bien si los tienes, Mew tiene la obligación de cumplirlos, después de todo llevas un lindo bebé en tu vientre.- comentó la mujer.
-En realidad si los he tenido, pero no quiero molestar a Mew.- respondió apenado Gulf, jugando con sus manos nerviosamente. May se acercó a él y se sentó a su lado, poniendo su mano sobre las más pequeñas.
-¿Acaso son por la madrugada?.- preguntó curiosa y el omega asintió aún más apenado. -Querido eso el normal, estoy segura de que Mew no se molestaría si lo despiertas por culpa de algún antojo, es parte del embarazo y es malo que le niegues esas comidas al lindo cachorrito que tienes dentro.- May había alargado su otra mano para tocar el vientre del omega, pero se detuvo pensando que tal vez podría incomodarlo.
-Esta bien si quiere tocar mi pancita, aunque aun sigue igual.- Gulf le sonrió a la mujer y esta se atrevió a posar su mano sobre la pancita apenas abultada del omega. En eso se abrió la puerta de la casa, dejando ver al alfa usando una filipina negra, que hacía hermoso contraste con su piel.
El recién llegado no pudo decir nada cuando vio a su madre acariciando el vientre del omega. La escena era tan linda que conmovió al alfa.
-Oh, hola hijo.- saludó May cuando noto la presencia de su hijo, separándose de Gulf para acercarse a su hijo y darle un beso en la mejilla.
-Hola, mamá.- saludó de regreso el pálido, sin despegar su vista del omega. -Hola, Gulf.- lo saludó y este se sonrojo al escuchar su nombre salir de ese hombre de voz gruesa y profunda.
-Hola, Mew.- devolvió el saludo completamente sonrojado el menor, como todos los días, porque ese era el efecto que tenía en él el alfa.
-Entonces, querido, ¿de qué tienes antojos hoy?.- preguntó la mujer a Gulf.
-¿Has estado teniendo antojos?.- preguntó sorprendido el alfa y May sonrió, sabiendo que había conseguido lo que quería, pues estaba segura de que el omega no diría nada.
-Eh si, algunos.- respondió tímidamente Gulf.
-¿Por qué no me lo dijiste?, yo te habría comprado lo que quisieras.- el alfa se apresuró y se sentó junto al chico, tomando sus manos entre las suyas.
-No quiero ser una molestia para ti o para May.- se excusó el moreno, bajando la cabeza.
-Nene.- Mew tomó con delicadeza la barbilla del omega y levantó su rostro para verlo a los ojos. -Llevas un cachorro dentro, tenemos que cumplir sus antojos, nunca me molestaría contigo por despertarme en mitad de la noche por un antojo.-
-¿Seguro?.- preguntó Gulf aun dudando.
-Lo prometo, tú puedes pedir lo que quieras, por eso te traje aquí, para cumplir cada capricho de este precioso ser.- el alfa colocó sus manos sobre el vientre del menor y lo acarició con suavidad.
-¿Puedo pedir cerdo crujiente para la cena?.- preguntó el omega embelesado en como el mayor acariciaba y mimaba su pancita.
-Tendremos cerdo crujiente para la cena.- afirmó el pálido y se inclinó para besar la frente del menor.
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Las primeras dos revisiones de Gulf habían sido bastante sencillas. El bebé aún no se dejaba ver debido a lo pequeño que era. Pero entrando el tercer mes, su vientre comenzó a crecer un poco, a la vez que los antojos.
-¿Cómo estás hoy, nene?.- preguntó Mew cuando llegó a casa, encontrando al menor frente al televisor de la sala.
-Bien, recién note que mi pancita está creciendo.- dijo con emoción.
-¿En serio?.- preguntó sorprendido el chef, sentándose junto al omega, el cual asintió en respuesta. -¿Puedo verla?.-
-Claro, después de todo es tu bebé.- dijo el menor, sonriendo tristemente. Cada día tenía que recordarse que no eran una pareja, que el alfa lo cuidaba porque en su vientre tenía a su progenitor, no porque lo quisiera a él.
Con timidez levantó su camiseta y dejó ver su pequeño bultito.
-¿Puedo tocarlo?.- preguntó el alfa ansiando tocar la suave piel del omega.
-Adelante.- respondió el moreno, aunque sabía que su rostro se pondría rojo al sentir esas cálidas manos en su cuerpo.
Con delicadeza el mayor pasó una de sus manos por la suave pancita, con sus ojos cristalizándose en la emoción de saber que ahí dentro crecía su pequeño cachorro.
-No puedo esperar a tenerte en mis brazos.- murmuró Mew sobre la barriguita ajena, dejando un beso tierno ahí, sorprendiendo al omega, cuyo corazón latió desbocado. -Oh lamento incomodarte, Gulf.- rápidamente el alfa se retiró, cayendo en cuenta de lo que había hecho.
-No te preocupes, entiendo que estés emocionado.- lo tranquilizó el menor, sonriéndole de una forma tan linda que Mew se tuvo que detener antes de saltar y besar esos gruesos labios que tanto habían llamado su atención desde que lo escogió para llevar a su hijo.
-¿Estás listo para la cita con el doctor?.- preguntó el pálido queriendo despejar su mente de los sentimientos que sabía que estaba desarrollando por el hermoso omega.
-Perfectamente listo.-
Desafortunadamente en esa cita tampoco pudieron saber el sexo del bebé debido a que este parecía no querer dejarse ver. No se entristecieron pues el doctor Mild les dijo que el cachorro estaba sano y creciendo debidamente.
👶🏻
El cuarto mes llegó y con eso el aumento de peso de Gulf. Su barriga estaba más pronunciada, pero aun era pequeña. Sus antojos de comida habían disminuido, pero ahora tenía un enorme problema, su cuerpo parecía quemar desde dentro en la ansiedad de sentir algo de alivio.
Claramente sabía que no podía decirle eso a Mew, tampoco lo obligaría a tocarlo solo porque el bebé lo tenía con las hormonas locas. Tendría que pensar en cómo aliviar su necesidad sin ser descubierto por el alfa.
No tenía dinero para comprar algún juguete que lo ayudara, por lo que una noche pensó en alguna forma de aliviarse. Más de una vez había usado alguna almohada para poder descargarse y aunque moría de pena al hacerlo en la casa del alfa que le había dado trabajo, sentía que se quemaría desde dentro si no tenía por lo menos un orgasmo pronto.
-Vamos, Gulf, no es la gran cosa.- se animó, desnudándose para entrar en la cama, acostándose justo en mitad del colchón, viendo al techo.
El solo hecho de estar desnudo y tan cerca del alfa hacía que su cuerpo reaccionara. Con una de sus manos acarició uno de sus pezones, jugando lentamente con él, apretándolo.
Finalmente jugaba con ambos, suspirando de gusto ante la placentera sensación. Su miembro ya estaba duro entre sus piernas, goteando presumen contra su abultado vientre. Sin dejar de jugar con su pecho, bajó una de sus manos hasta su miembro, acariciándolo como sabía que le gustaba.
De repente detuvo todo y tomó una almohada, se colocó de rodillas en la cama y situó la almohada entre sus piernas, haciendo presión en su miembro. Comenzó a mover las caderas, amando la fricción que eso generaba en su erección. Intentaba mantener sus jadeos bajos para que Mew no lo escuchase.
Mientras parecía cabalgar la almohada, una de sus manos fue a jalar sus sensibles pezones. Esa parte de su cuerpo siempre había tenido cierta sensibilidad, pero ahora que estaba embarazado las sensaciones aumentaban al doble, haciéndolo gemir de placer.
-¿Gulf, estás bien?.- escuchó la voz del alfa desde el otro lado de la puerta y se detuvo en seco.
-¿Qué sucede, Me-mew?.- tartamudeó el omega, excitado por el olor de Mew, además de su gruesa voz preocupada.
-Escuche unos quejidos por el monitor que conecte para saber si algo te pasaba y me preocupe.- explicó el pálido y Gulf casi se ahoga al saber que el hombre escuchó sus gemidos, suerte que no había mencionado el nombre de este.
-Estoy bien.- afirmó el moreno sin dejar de moverse lentamente sobre la almohada.
-¿Puedo entrar?.- preguntó el pálido, queriendo cerciorarse de que el omega estaba bien y no decía aquello sólo para no preocuparlo.
-No es necesar-rio.- la voz de Gulf se entrecortaba por el placer que le daba la fricción y la forma en que jugaba con su pezón, sumado a la voz y olor del alfa que lo estaba volviendo loco.
-Puedo ayudarte con lo que necesites, lo sabes, así que no dudes en pedirme lo que sea.- afirmó el pálido.
-¿Puedes seguir hablando?.- pidió el omega totalmente perdido en el placer.
-¿Hablar?.- preguntó extrañado el castaño y recibió un "ujum" en respuesta. -¿Sobre qué?.- cuestionó aun mas confundido.
-Sobre ti, cuéntame sobre tu trabajo, lo que sea.- pidió Gulf, pues le gustaba escuchar la voz de Mew, eso aumentaba su placer a niveles desconocidos para él.
-Bueno no se que decir, hoy fue un día aburrido, casi no hubo gente en el restaurante.- el alfa comenzó a contar sobre su día y lo que había hecho, aunque a Gulf no le importaba eso, sino el tono de voz ronco que este tenía.
-Oh mierda.- jadeó bajo, esperando que el mayor no lo escuchara.
-Gulf.- lo llamó con preocupación el pálido, pues no escuchaba ningún ruido.
-Oh Mew.- el omega no pudo contener el gemido de puro placer cuando se corrió al escuchar su nombre con la ronca voz de Mew.
Preocupado el alfa abrió la puerta, pues ese ruido llamando su nombre lo dejó inquieto y preocupado.
-Gulf.- jadeó sorprendido el castaño. La imagen que tenía ante él era la más erótica y sensual que jamás hubiera visto. El omega se había dejado caer sobre la almohada, jadeando en busca de aire, con su redondo y hermoso trasero levantado, directamente hacia la puerta.
El aroma de moras y manzanilla era aún más intenso y dulce dentro de la habitación. Por más que Mew se repetía que debía irse, no podía, se sentía hechizado por el precioso omega que jadeaba en la cama, completamente ajeno a su presencia.
-¿Mew?.- murmuró el moreno algo adormilado después del increíble orgasmo que había tenido.
-¿Si?.- Gulf se congeló al escuchar la voz tan cerca del alfa, además que recién notaba que su aroma se había intensificado. Temiendo que lo que pensaba fuera real volteo su cabeza y vió como Mew casi se comía con la mirada su cuerpo.
Asustado el menor tomó una sábana y cubrió su cuerpo, su respiración se agitó y su corazón latió con fuerza.
-Yo... Mew... yo...- tartamudeó el omega, no sabiendo qué decir al haber sido atrapado.
Sin poder resistirse más el alfa se sentó en la cama y tomó entre sus manos la cara del menor, uniendo sus labios con dulzura. Una corriente los recorrió al sentir sus belfos juntarse en ese ansiado beso por los dos. Porque si, los dos sentían una extraña atracción por el otro.
La pasión se apoderó del alfa, quien pidió acceso a la dulce boca ajena, siento recibido por la cálida lengua del menor. Sus húmedos músculos se enredaron con placer.
-Gulf, lo siento.- jadeó Mew contra los labios ajenos, saliendo de la habitación justo después.
El menor se quedó jadeando en la cama, acariciando sus labios sorprendido. Mientras el castaño hundía su cara en su almohada, lamentando lo que había hecho, aun cuando no se arrepentía, pues era el mejor beso que nunca había dado.
👶🏻
Nada cambió entre ellos aun después de ese apasionado beso. Habían hecho un trato silencioso de no mencionar nada al respecto por el bien de su situación.
Aunque para que mentir, ambos seguían rememorando el dulce sabor y la suave sensación de los labios ajenos contra los propios.
El omega ya estaba por su quinto mes de embarazo. Todo iba bien y ya sabían que el pequeño sería un niño, cosa que alegró demasiado al alfa.
-Nene, ¿estás listo para salir?.- preguntó Mew desde la planta baja, pues ese día irían de compras porque la ropa de Gulf ya dejaba a la vista parte de su barriga.
-Enseguida bajo.- el moreno aun se sonrojaba cuando el alfa lo llamaba nene, pero nunca se quejaba porque se sentía querido al escuchar que lo llamaba por ese apodo.
Colocándose un abrigo, el pelinegro salió de su habitación y se apresuró a bajar las escaleras. De pronto resbaló y su cuerpo rodó por la mitad de escalones que le faltaban.
-Gulf.- gritó el pálido asustado, corriendo hasta su cuerpo una vez este cayó al suelo del primer piso. -Nene, Gulf, responde.- pidió con los ojos llorosos pero no obtuvo ninguna respuesta.
Con cuidado cargo al omega al estilo nupcial y corrió hasta su auto. En el camino se topó con su madre que estaba regando sus plantas.
-Hijo, ¿Qué le sucede a Gulf?.- preguntó preocupada, acercándose a ellos.
-Se cayó de las escaleras y no despierta, vamos al hospital.- explicó brevemente el pálido y su madre subió al auto, en la parte de atrás para sostener el cuerpo inconsciente del omega. -No puedo perderlo.- murmuró, sintiendo como algunas lágrimas recorrían sus mejillas.
En menos de 5 minutos ya estaban frente a la sala de emergencias. Bajo del auto y cargo al omega.
-Necesito ayuda.- gritó al entrar y rápidamente unas enfermeras se acercaron.
-Mew, ¿Qué sucede?.- preguntó Mild, el cual corrió hasta la recepción al escuchar la voz del alfa.
-Gulf se cayó de las escaleras y no reacciona.- explicó sin soltar la mano del menor, el cual había sido puesto en una camilla.
-Lo revisaremos rápidamente y te diré qué sucede.- comentó el doctor.
-Por favor, sálvelo.- pidió Mew aun cuando no sabía que tenía el omega.
El alfa se quedó junto a su madre en la sala de espera, angustiado y terriblemente ansioso por tener alguna noticia de Gulf y el cachorro.
-Hijo, cuando dijiste que lo salvaran, ¿te referías al bebé?.- preguntó May algo confundida, pero sabiendo de sobra que algo pasaba entre Mew y Gulf.
-A los dos.- respondió rápidamente el pálido. -Porque los dos son mis pequeños, mis bebés.- murmuró confesándose con su madre.
-¿Te gusta Gulf?.- se atrevió a preguntar May.
-Lo amo.- confesó con seguridad el castaño. -No se en que momento, no se como, pero lo amo, mamá, no quiero perder a mi omega.-
-Gulf estará bien, al igual que tu bebé.- la voz de Mild lo hizo levantarse rápidamente.
-¿Enserio están bien?.- preguntó el alfa para confirmar.
-Si, afortunadamente los golpes no fueron severos, sólo tendrá algunos moretones, se desmayó del miedo a perder a su bebé.- explicó el doctor.
-¿Él está despierto?.- preguntó ansioso por ver al omega.
-Si, puedes pasar a verlo si gustas, solo no lo alteres, lo dejaremos salir en unas horas.- Mild guió al alfa y lo dejó entrar en la habitación.
-Hola, nene.- Mew se acercó a la camilla y tomó la mano del menor, besando el dorso de esta. -¿Cómo te sientes?.-
-Adolorido.- respondió el omega acariciando la mano tibia que sostenía la suya. -¿El bebé está bien?.- preguntó preocupado.
-El esta bien, solo tendrás unos moretones en tu linda pancita.- explicó el mayor, viendo con absoluto amor al moreno, dándose cuenta que enserio amaba a ese omega. Ese pequeño era su omega, lo sabía, lo había sentido desde que vio su foto y algo en su corazón se lo dijo, por esa razón siempre quería protegerlo y mimarlo.
-Lamento haber puesto en peligro a tu bebé.- se disculpó apenado el moreno.
-Cariño, el bebé está bien y tu también, eso es lo que importa.- dijo Mew tratando de ocultar su tristeza al escuchar a Gulf decir "tu bebé".
Esa misma tarde pudieron volver a casa, con algunos analgésicos por si acaso Gulf no soportaba el dolor.
-¿Quieres ir a dormir ya?.- preguntó el alfa ayudando al pequeño a subir lentamente las escaleras.
-Quisiera darme una ducha, pero me duele todo el cuerpo.- respondió el omega con sinceridad.
-¿Que tal si te das un baño en la bañera de mi cuarto?, sería más sencillo y podría ayudarte si lo necesitas.- explicó el pálido.
-Eso me gustaría.- aceptó el menor, aun cuando sabía que moriría de pena si el alfa tocaba su cuerpo, ya que recordaría aquella penosa noche donde Mew lo había besado.
-Puedes ir buscando ropa cómoda y cualquier cosa que necesites, puedes ir a mi baño mientras yo voy por los analgésicos.- el pelinegro asintió y fue en busca de su ropa.
Mew tomó las pastillas, un poco de agua y corrió de regreso a su baño, encontrando al omega sentado sobre una silla que tenía él en su baño.
-Toma esto mientras preparo la bañera.- pidió el alfa y el menor asintió tomando las cosas. Mew encendió el agua tibia y agregó una esencia de vainilla, la cual hizo espuma en la superficie. -Listo, ya puedes entrar.-
-¿Tengo que quitarme la ropa?.- preguntó Gulf tímidamente, sonrojándose al instante
-Claro, nene, así puedo tallar tu espalda y lavar tu cabello.- explicó el pálido sonriendo ante lo tímido que era su omega.
-¿Puedes salir en lo que me desvisto?.- pidió el menor y el mayor solo asintió antes de salir. Gulf se inclinó para sacar sus pantalones, pero el dolor de su vientre lo hizo levantarse de nuevo. -Mew.- le habló mordiéndose el labio al pensar lo que haría.
-¿Qué sucede, nene?.- preguntó preocupado el alfa.
-Entra por favor.- en menos de un segundo el mayor ya estaba frente al omega viéndolo con preocupación.
-¿Te lastimaste?.- preguntó muy preocupado, tomando el rostro del pelinegro entre sus manos, analizando el cuerpo del menor.
-No, pero intenté sacar mis pantalones y me dolió mi pancita.- confesó apenado el moreno.
-¿Quieres que te ayude a desvestirte?.- cuestionó sorprendido el castaño.
-Esta bien si te molesta, lo entiendo.- el omega sintió sus ojos aguarse ante la sensación de rechazo por el alfa, aunque no tuviera ninguna relación con este.
-Cariño, no me molesta, solo no quiero incomodarte.- explicó el alfa, acariciando las mejillas sonrojadas del menor. -Prometo no ver de más.-
-Gracias, Mew.- con una sonrisa tímida, Gulf dejo que el otro bajara sus prendas inferiores, siendo cubierto solo por su larga camiseta.
-¿Quito tu playera o eso lo puedes hacer tu?.- preguntó Mew acariciando el hombro del moreno, moviendo su camiseta hacia un lado para dejar expuesta parte de su morena piel.
-No quiero que esto suene a que me estoy insinuando.- murmuró el omega con pena. -Pero no puedo ni levantar los brazos, todo me duele, aunque no quiero que pienses mal de mi.-
-Lindo.- el alfa se inclinó y besó la frente del menor. -Nunca pensaría mal de ti, ahora vamos a quitarte esto.- comenzó a subir la prenda poco a poco, dejando a la vista las largas piernas del moreno.
-Solo no te rías de mi cuerpo.- pidió el moreno.
-Ya he visto tu hermoso cuerpo y créeme que nada de lo que hay en el me molesta, eres bello de cualquier forma.- afirmó el mayor pasando la camiseta por el vientre del menor, luego por su pecho, revelando como estos estaban ligeramente hinchados, finalmente pasó por la cabeza del omega y la forma en que esta despeinó su cabello lo volvió loco. -Eres precioso con nuestro bebé en tu vientre.- su lado alfa tomó el control de él y sin poder evitarlo se arrodilló frente al menor, acariciando y besando su prominente pancita.
-¿Nu-nuestro bebé?.- preguntó confundido el omega.
-Vamos a adentrarte en el agua antes de que se enfrié.- comentó el alfa ayudando al confundido chico a entrar a la bañera con mucho cuidado, dejándolo sentado con la espuma cubriendo casi hasta su pecho. -Voy a lavar tu cabello.- anunció sentándose cerca de la bañera, justo detrás de Gulf, para poder masajear su suave cabello con el shampoo.
-Mew, ¿Por qué dijiste nuestro bebé?.- se atrevió a preguntar el menor.
-Porque es nuestro bebé, tiene mis genes y los tuyos.- explicó el pálido terminando de lavar el cabello negro del menor.
-Pero será solo tuyo, es tu cachorro.- Gulf sabía que pronto tendría que dejar a Mew y alejarse del bebé que crecía en su vientre. Pero que Mew dijera esas cosas definitivamente no le ayudaba.
-No, es nuestro porque se que tu también me quieres como yo a ti.- el alfa acarició los hombros del moreno, pasando por su espalda y terminando en sus clavículas, muy cerca de su pecho.
-¿T-tu me quieres?.- preguntó sorprendido el omega, volteando su cabeza para ver como el castaño le sonreía.
-Desde el primer momento en que te vi en aquella imagen sentí una especie de atracción y desde que te vi personalmente solo quiero cuidarte y protegerte.- comenzó a decir el mayor. -Nunca había sido así con otro omega, tu olor, tu voz, tu cuerpo, me encanta todo de ti.-
-Pero...- Gulf quiso quejarse, pero en realidad no sabia que decir.
-Aquella noche que te vi desnudo en la cama, gimiendo mi nombre, no pude contenerme, llevaba días queriendo besarte y sé que nunca volvimos a hablar de eso, pero no quería incomodarte.- explicó el alfa sin detener las dulces caricias. -Dime que tu también me quieres, mi omega.- susurró en el oído del menor, mordiendo su lóbulo después, ocasionándole un jadeo al menor.
-Desde el día en que respire tu aroma a petricor y chocolate, desde que tomaste mi mano y sentí toda tu calidez recorrer mi cuerpo, desde que solo pienso en ti día y noche, me gustas.- confesó finalmente el omega, sin voltear a ver al pálido, totalmente sonrojado.
-Entonces, ¿serías mi omega?.- preguntó el mayor volteando delicadamente la cara del menor para poder ver sus hermosos ojos ámbar.
-Eso me encantaría.- los ojos de Gulf se cristalizaron, sus mejillas se mojaron con las lágrimas y sus labios fueron cubiertos por los del pálido, en un beso suave y encantador. -Aun no entiendo cómo es que te gusto, pero espero que no me rompas el corazón.- murmuró tímidamente sobre los belfos ajenos.
-Nunca, cariño, si te lastimo a ti me lastimaría a mi, porque no tengo dudas en que tu eres mi destinado, mi bello y dulce omega.- Mew volvió a unir sus labios con todo el amor que sentía en su corazón y el alivio de ser correspondido por su omega.
-Mi tierno alfa.- murmuró el menor sonriendo, completamente feliz porque finalmente le pasaba algo bueno en la vida.
-Vamos a sacarte de aquí, el agua se está poniendo fría y no quiero que enfermes.- el castaño ayudó a su omega a ponerse de pie y con cuidado lo envolvió en una toalla, llevándolo hasta la habitación, sentándolo en la cama.
-¿Esto en que nos deja, Mew?.- preguntó nerviosamente el moreno.
-En que ahora eres mi omega, mi nene, mi bebé, mi pareja, mi todo.- respondió felizmente el mayor, secando el cabello del menor con otra toalla.
-¿Tu pareja?, no creo que May esté de acuerdo con que salgas con un chico pobre que no tiene estudios.- comentó Gulf jugando nerviosamente con sus manos.
-Cariño.- dijo severamente el pálido, tomando a su omega de la barbilla para que lo viera a los ojos. -Te amo por lo que eres, un chico tierno, dulce y que se preocupa por los demás, tus estudios y eso no importa, podemos buscar alguna escuela en línea para que los continúes si así lo quieres.-
-¿Harías eso por mi?.- preguntó Gulf con sus ojitos llenos de lágrimas por la conmoción de saber que su alfa estaba dispuesto no solo a aceptarlo, sino a ayudarlo a progresar.
-No hay nada que no haría por ti, nene.- afirmó el alfa arrodillándose frente al menor, tomando sus manos entre las suyas, entrelazando sus dedos. -Además estoy seguro de que mi madre ya sospecha que eres mi destinado por la forma en que me preocupo por ti.-
-Te amo, Mew.- se atrevió a decir el omega, rodeando el cuello del pálido para abrazarlo fuertemente.
-También te amo, Gulf.- el pálido enredó sus brazos en el lindo cuerpo del moreno y besó su hombro con dulzura.
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-Con que finalmente se dieron cuenta, eh.- comentó May al ver a los chicos tomados de la mano, sonriéndose y dándose cortos besos en la sala, mientras ella preparaba la cena.
-Si, finalmente pude confesarle mis sentimientos a mi omega.- dijo Mew sonriendo feliz.
-¿Cuándo sucedió eso?.- preguntó curiosa la mujer.
-Hace dos semanas, cuando volvimos del hospital.- respondió el alfa y recibió un golpe en el brazo.
-¿Por qué me lo dicen hasta ahora?.- se quejó May.
-Lo lamento, May, tenía miedo de que no me aceptaras por la vida que tengo.- explicó el omega sinceramente.
-Tenías, cariño, ahora estarás siempre aquí conmigo.- lo corrigió dulcemente el pálido.
-Gulf, querido, no debes sentirte mal de donde vienes, tu saliste adelante y la vida te está recompensando la hermosa persona que eres.- dijo May tomando la mano del moreno. -Ahora serás parte de nuestra pequeña familia.-
-Gracias, May.- Gulf sintió que lloraría de la emoción al poder tener una familia tan linda con su alfa.
-Puedes decirme mamá o suegra si quieres.- comentó la mujer feliz de que su hijo hubiera encontrado a su destinado, con el cual además tendría un hijo.
-Gracias, mamá.- el omega no pudo resistirlo, abrazó a la mujer y esta lo envolvió entre sus brazos, acariciando la espalda del pequeño, pues entendía que para él era algo difícil saber que tendría a una figura materna cariñosa en su vida.
-Seremos una muy linda familia.- comentó Mew uniendo al amoroso abrazo con las tres personas que más amaba en el mundo.
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Gulf ya iba por su séptimo mes de embarazo, su vientre era cada vez más grande, aunque su bebé era demasiado calmado y no se movía casi, pero el doctor Mild les había asegurado que el cachorro estaba sano.
-Mew, acabo de sentir una patada.- dijo el omega entrando a la habitación del mayor. Pues aunque ya eran una pareja, seguían durmiendo en habitaciones separadas.
-¿Enserio?.- preguntó el alfa totalmente despierto, pues apenas había dejado a su omega en su habitación.
-Si, siente.- Gulf se sentó en la cama y tomó la mano de su alfa para posarla sobre su barriga. -Vamos, cachorrito, muéstrale a papi como te mueves.- pidió y sorprendentemente el bebé pateó justo donde estaba la mano cálida del pálido.
-Oh cariño, nuestro cachorro.- murmuró el alfa completamente feliz.
-Nuestro cachorro.- suspiro enamorado el omega.
Gulf sabía que aún tenían muchas cosas que vivir, pero confiaba en que su alfa lo ayudaría y estaría siempre para él. Porque el cachorrito que ahora crecía en su vientre era de ambos, ese hermoso ser tendría dos padre amorosos y nunca sufriría las pobres desgracias que Kanawut tuvo que soportar.
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Primera del año!!!
Omegaverse para que no nos faltes jotos embarazados este año. jajajja
Yo se que este capitulo aun tiene mucha historia que contar, pero ya estaba siendo demasiado largo el capitulo. Probablemente después le haga una segunda parte para contar la reacción de Mild al saber que están juntos y cuando nació el bebé.
Espero les haya gustado. Si quieren leer algo mas de esta historia coméntenme y lo agregare a la segunda parte cuando la haga.
Tengo que admitir que esta historia se iba a subir la semana antes de navidad, pero no pude terminarla a tiempo. Asi que aqui esta.
Enserio espero que este año este lleno de historias y sus lindos comentarios de apoyo. Wuv u💚💚💚
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