Mi Ángel
El pequeño lugar privado del restaurante estaba tranquilo. Los dos hombres ahí sentados platicaban amenamente mientras comían.
-Se está haciendo tarde.- murmuró Gulf, el chico de 24 años, piel morena, cabello negro y 1,85 de estatura. -Mamá sigue preguntando a qué hora volveré a casa.-
-Sabes que ella se preocupa por ti.- comentó Mew, el guapo hombre de 31 años, piel pálida, cabello castaño y la misma estatura que su acompañante.
-Lo sé, pero ella sabe que estoy en mi día de descanso contigo.- se quejó el menor. -Como cada último viernes del mes.- dijo rodando los ojos.
-Tal vez no confía en mí.- dijo el pálido riéndose.
-Créeme que confía en ti, en quien no confía es en mí.- aseguró Kanawut, trayendo de regreso a su mente los recuerdos de aquella conversación que había tenido con su madre hace más de un año.
Grabar la serie de TharnType había sido todo un reto y constante cansancio para el inexperto actor que era Gulf en esos momentos. Pero no se quejaba, ahora que iban por la segunda temporada todo era más llevadero, incluso se divertía en el set cuando grababa con Mew o con Mild.
-¿Cómo estuvo el día hoy?.- preguntó Nunch a su hijo.
-Bien, hoy tuvimos que grabar una escena de llanto y como no podía dejar de llorar, Mew me abrazó y me consoló.- explicó el moreno sin poder evitar sonrojarse en el proceso.
-Mew es un hombre muy caballeroso.- comentó la mujer.
-Si que lo es, siempre es tan amable, tan atento y procura ayudar a todos en el set.- agregó Gulf con una sonrisa.
-Cariño, hay algo que quiero preguntarte.- el tono serio de Nunch alertó al chico.
-¿Qué sucede Mae?.- preguntó el pelinegro con preocupación ante el cambio de su madre.
-¿Te gusta, Mew?.- su pregunta fue directa, tanto que incluso el menor se quedó totalmente pasmado al no saber cómo responder a eso.
-Yo, Mae, no, yo no, Mew, el no.- tartamudeó Gulf en busca de una respuesta coherente en su cerebro.
-Mira hijo, no me molesta si te gusta otro hombre.- habló claramente la mujer, tomando una de las manos de su hijo por sobre la mesa. -Puedes decírmelo, confía en mí.-
-Yo creo que sí, me gusta Mew.- admitió el moreno bajando la cabeza para que su madre no viera su sonrojo.
-¿Él lo sabe?.- cuestionó Nunch.
-No, Mae, no podría confesárselo nunca.- se apresuró a decir Kanawut.
-¿Por qué?, yo he visto como es contigo, tal vez también le gustas.- comentó la mujer y el menor sintió un vuelco en su pecho.
-No podría decírselo, él no me aceptaría, se que prometió no volver a enamorarse de su co-estrella.- explicó con un semblante notoriamente triste.
-Deberías decírselo, ya no falta mucho para que termine la serie, puede que no les quede mucho tiempo juntos y tu llevaras ese amor encerrado en tu pecho por mucho tiempo, tal vez sea muy tarde cuando quieras hacerlo.- comentó Nunch de forma seria. Ella estaba casi segura de que los sentimientos de su hijo eran correspondidos y quería verlo feliz junto al hombre que quería.
-No, Mae, no puedo perder mi amistad con él por mis sentimientos tontos.- comentó Gulf negando con la cabeza.
-Se lo que te digo, cuando menos lo pienses, esos sentimientos van a explotar en tu pecho y vas a terminar gritándole que lo amas en el lugar menos apropiado.- la mujer se levantó y se acercó a su hijo para darle un beso en la frente, marchándose después, dejando al menor totalmente confundido y hasta preocupado.
Antes de salir del restaurante, tanto Gulf como Mew se colocaron el cubrebocas, una gorra y su suéter. De esa forma habían estado saliendo desde hace un año que se había estrenado la segunda temporada de la serie por la que se habían conocido.
-¿Necesitas que te lleve, Gulf?.- preguntó el mayor deteniéndose frente a su auto.
-No te preocupes, Mae ya viene por mi, sabes que ella siempre lo hace a pesar de que tu podrías dejarme de camino a tu casa.- respondió el menor negando con diversión.
-Entonces hablamos después, que tengas un gran día mañana en tu entrevista.- Mew no dudó en acercarse al moreno y darle un apretado abrazo, como cada vez que se despedían.
-Adiós, Mew, espero que tu también tengas un gran día mañana.- murmuró Gulf disfrutando los cálidos brazos que rodeaban su cintura. -Avísame cuando llegues a casa.- pidió.
-Lo haré, Gulf.- el pálido se subió a su auto y partió rumbo a su hogar.
Pronto Nunch pasó a recoger a su lindo hijo, a quien se empeñaba en recoger cada que terminaban sus salidas con Mew.
-No se porque te empeñas en venir por mi, Mae.- dijo Kanawut subiéndose al auto.
-Para preguntar lo mismo de siempre.- Nunch sonó orgullosa de su respuesta.
-Pues la respuesta es la misma de siempre.- suspiró frustrado el moreno. -No, Mae, no le he dicho a Mew que me gusta.-
-Deberías, nunca sabes cuando será muy tarde.- repitió la mujer las mismas palabras que siempre le decía a su hijo.
En menos de 15 minutos Gulf ya estaba en casa, caminando a su habitación para ducharse y dormir.
Hizo las cosas que usualmente hacía antes de dormir y se acostó en su cama, tomando su celular para comprobar que Mew ya había llegado a su casa, pues éste solía tardar casi 30 minutos.
Grande fue su sorpresa cuando no encontró ninguna notificación de su ex compañero de serie. Preocupado llamó de inmediato al número del mayor, pero este lo mandó directamente al buzón.
-Algo está mal.- murmuró Kanawut sentándose contra la cabecera de su cama. -Tal vez se quedó sin batería.- se dijo a sí mismo para tratar de menguar su preocupación.
Decidió quedarse despierto otro rato con la esperanza de que Mew se comunicara con él tan pronto pudiera cargar su celular. Pero los minutos pasaban y no había ninguna señal de vida del pálido.
Gulf, que se había mantenido viendo sus redes sociales para no caer en los brazos del Morfeo, se detuvo abruptamente al ver el encabezado de una noticia que tenía pocos minutos de haber sido subida.
"El famoso actor y cantante Mew Suppasit acaba de sufrir un terrible accidente" se leía en la nota junto a una foto del auto blanco destrozado por el golpe de otro coche.
El corazón del menor se detuvo, todo a su alrededor se volvió negro, de pronto las lágrimas comenzaron a bañar su rostro sin parar. Como pudo se puso de pie y salió a buscar a su madre.
-Mae.- gritaba desesperado. Se sentía destrozado, necesitaba ir a ver a Mew al hospital y saber que este seguía con vida. -Mae.- gritó, cayendo de rodillas a mitad de la sala.
-¿Qué sucede, hijo?.- la mujer corrió preocupada hasta el menor y se arrodilló a su lado, abrazándolo.
-Mew, el tuvo un accidente.- sollozó el moreno abrazándose con fuerza a su madre. -No se si esta vivo, no se donde esta.-
-Espera un momento, querido.- rápidamente Nunch corrió por su celular y marcó el número de la madre de Mew.
Gulf no escuchó nada de lo que hablaban sus madres. En su cabeza sólo pasaba la idea de perder a Mew y eso solo lo hacía llorar cada vez más.
-No quiero perderte.- murmuraba entre lágrimas.
-Vamos al hospital.- dijo Nunch ayudando a su hijo a ponerse de pie. -Mew está en urgencias, su madre ya me dio la dirección.- la mujer tomó sus llaves y ayudó a su hijo a llegar al auto, ayudándolo a ponerse el cinturón al ver que este estaba en un estado de shock que no le permitía hacer nada.
Gulf corrió a los brazos de la madre del pálido, la apretó contra su cuerpo con miedo y preocupación.
-Mi hijo, Gulf, él puede morir.- sollozó la mujer en los brazos de quien consideraba el mejor amigo de su hijo.
-No, Mae, no diga eso.- pidió Gulf dejando las lágrimas mojar su rostro.
-Si tan solo lo hubieras visto, él está destrozado.- la madre del mayor lloraba desconsoladamente, nada podía calmarla. -Mi hijo, mi bebé.-
-¿Aún no les ha dicho nada el doctor?.- preguntó Nunch a la mujer mayor.
-No, llevaron a Mew a urgencias, lo están operando.- logró explicar Suporn entre su llanto.
-Dicen que recibió un fuerte golpe en la cabeza, se golpeó contra el volante.- comentó Boonsak, el padre de Mew, quien había estado muy serio.
-No puede ser.- jadeó Kanawut preocupado.
El tiempo pasaba y nadie salía a darles noticias sobre el estado de Mew. Todos estaban sentados en la sala de espera, algunos fans estaban fuera del hospital con velas, pidiendo que su ídolo estuviera bien.
-¿Familiares de Mew Suppasit?.- preguntó un doctor, cerca de las 5 de la mañana. 6 horas después de que el accidente sucediera.
-Nosotros.- Boonsak se levantó rápidamente, siendo seguido por su esposa, quien se mostraba demasiado decaída. -Somos sus padres.- explicó.
Gulf se puso de pie pero se mantuvo detrás de los padres de Mew porque sabía que él no tenía derecho a exigir saber sobre el mayor pues no era más que su amigo. Aunque el menor no podía estar más angustiado, su corazón dolía en su pecho por el triste accidente.
-El joven sufrió un fuerte golpe en la cabeza, tiene algunos golpes en el cuerpo, algunos cortes pero lo más grave fue el golpe en la cabeza.- explicó el doctor con normalidad, demasiado acostumbrado a dar todo tipo de noticias, buenas y malas.
-¿Pero cómo está él?.- preguntó Suporn abrazándose a su esposo.
-Por ahora está dormido, no sabemos aún del todo cuáles serán las secuelas que le quedarán, pero sí puedo decirle que es probable que tenga algunos problemas de la vista, dado que el golpe daño ciertos ligamentos y nervios importantes para la vista.-
El mundo de todos se vino abajo cuando escucharon eso. El moreno se dejó caer en el sofá de la sala de espera, su corazón se oprimió en su pecho.
-¿Quiere decir que mi hijo ya no podrá ver?.- cuestionó el padre de Suppasit.
-Es una gran probabilidad.- afirmó el doctor.
-¿Podemos pasar a verlo?.- Suporn solo quería ver a su hijo y saber que a pesar de todo, este seguirá vivo. Aunque le dolía pensar en que su hijo ya no pudiera ver, ella sería feliz con que su pequeño sobreviviera.
-Síganme por favor.-
La madre de Mew volvió a ver a Gulf, sabía que su hijo y el menor tenían una gran amistad. El moreno le hizo señas de que siguiera al doctor, aunque él también deseaba demasiado poder ver que Mew seguía con vida, sabía que la prioridad siempre serían los padres de este.
-Mew no merece esto.- murmuró Kanawut poniendo su rostro entre sus manos.
-Nadie merece esto, cariño, pero es algo no podemos controlar, siempre hay gente imprudente al manejar.- Nunch abrazó a su hijo y acaricio su espalda, buscando consolarlo un poco.
-Pero Mew es tan buena persona, toda su vida cambiará si no puede volver a ver, ya no podrá hacer lo que más ama.- sollozó Gulf recargándose en el hombro de su madre.
Cerca de media hora después se escucharon unos gritos viniendo de la habitación donde Gulf había visto a los señores Jongcheveevat entrar.
-Déjenme solo.- se escuchó el grito que el menor sabía de sobra que era la voz de Mew.
-Hijo, tienes que calmarte.- decía Boonsak.
-No quiero que estén aquí.- volvió a gritar el pálido.
Gulf se preocupó y no dudo en correr hasta la habitación, donde Mew estaba queriendo quitarse los cables que tenía conectados.
-No deberías entrar.- dijo Suporn deteniendo al menor. En su rostro se veía el miedo y la preocupación por la actitud tan aterradora de su hijo.
-¿Qué le sucede?.- preguntó Kanawut sorprendido al ver al mayor casi golpear a su padre para alejarlo.
-El doctor le dijo que no podría volver a ver y enfureció.- respondió la mujer con tristeza.
-¿Es oficial?.- cuestionó el menor.
-Si, pero aún tienen que hacer pruebas para saber si hay una posibilidad de operarlo.- explicó Suporn.
-Déjame, vete, no quiero escuchar a nadie.- gritó Mew empujando a su padre.
-Hijo, escúchame.- pidió Boonsak poniendo sus manos sobre los hombros de su hijo. -Tienes que ver el lado bueno, sobreviviste a un accidente.-
-Lo dices porque no eres tu el que no podrá volver a ver, mi vida está arruinada.- gruñó Mew enfurecido.
-Hijo.- dijo el hombre mayor.
-Lárgate de aquí.- gritó el actor quitando bruscamente de sus hombros las manos de su padre.
El hombre mayor no tuvo más remedio que salir de la habitación, totalmente decaído ante la reacción de su hijo.
-No pude hacer nada.- suspiró con pesar, abrazando a su esposa.
-¿Creen que pueda hablar con él?.- preguntó Gulf nerviosamente.
-No deberías arriesgarte, querido.- respondió Suporn tomando la mano del menor.
-Se que Mew necesita a alguien en estos momentos, tal vez no lo entienda aún, pero él va a necesitar mucho apoyo después de esto, tendrá que aprender a vivir así.- comentó Kanawut con cierta timidez. El mismo estaba preocupado por entrar a la habitación de Mew, pero quería ser de ayuda para el hombre que amaba. No le importaba si este no lo quería a su lado, él estaría junto a él apoyándolo.
-Hazlo, Gulf, estaremos aquí por si algo pasa.- aceptó Boonsak palmeando el hombro del moreno.
-Ten cuidado, hijo.- pidió Nunch, quien se había acercado a la pareja para saber porque era todo el alboroto.
El menor tomó aire y lo dejó salir lentamente. Abrió la puerta con suavidad, viendo a Mew sentado contra la cabecera de la cama, rasguñando sus brazos, con su rostro rojo de furia.
-No quiero a nadie aquí.- gruñó al escuchar como la puerta era cerrada.
-Pero yo quiero saber como estas.- dijo Gulf con voz suave y hasta dulce.
-Ya debes saberlo, no se porque vienes a restregarme en la cara que mi vida está arruinada.- murmuró Mew apretando sus manos en puños.
-Tu vida no está arruinada, Mew.- afirmó el menor acercándose lentamente a la camilla. -Estas vivo, eso es lo importante.-
-No es lo importante para mi, ya no podré hacer nada.- se quejó el mayor.
-Es importante para tu familia, para tus fans y para mi, nos alegra mucho que sigas vivo, no sabes lo feliz que me hace el que sigas aquí.- con cuidado Kanawut se sentó junto a la camilla. -Estaba muy preocupado cuando leí la noticia de tu accidente.-
Mew solo suspiró, tomaba aire profundamente y lo soltaba. Sentía el coraje recorrer su cuerpo, pero había algo en la voz de su ex compañero de serie que lo estaba calmando poco a poco.
-He llorado demasiado desde que mire las fotos del accidente.- agregó el moreno. -Y se que odias la idea de que no podrás volver a ver, pero enserio deberías agradecer que sigues vivo, que sigues con nosotros, conmigo.- con dudas estiró su mano y la puso sobre la del mayor.
-No quiero vivir así, Gulf, no quiero ser una carga para nadie.- murmuró Mew. No alejó su mano, la calidez de la suave piel del menor le estaba dando una sorprendente calma.
-No serás una carga, tu familia te cuidara, todos estaremos ahí para ti, Mew.- afirmó el moreno apretando la mano que se entrelazaba con la suya.
-Debí haber muerto.- las lágrimas comenzaron a mojar el rostro del mayor.
-No digas eso, Mew, por favor no lo hagas.- suplicó Kanawut sentándose junto al pálido. -Me dolería mucho perderte, no sé qué hubiera hecho si no hubieras sobrevivido.-
-Gulf, no quiero esto, no quiero esta vida, no puedo vivir una vida así, sin poder ver nada.- de pronto la ira del castaño se convirtió en una profunda tristeza.
-Vas a salir adelante, Mew, lo sé.- ánimo el pelinegro. -Si me dejas yo voy a estar a tu lado ayudándote, apoyándote en este proceso, hasta que te acostumbres.- prometió.
-No creo que nunca me acostumbre a no poder ver nada, a golpearme con todo, a no saber con quién estoy o sin poder ver a mi familia, a mis fans.- sollozó Mew.
-Pero estás vivo, Mew, sigues aquí, con tu familia, conmigo.- Gulf se arriesgó a pasar su brazo por la espalda del mayor para abrazarlo contra su pecho. -Vas a salir adelante, lo prometo.-
Mew tan solo sollozó con fuerza en los brazos del menor. Los cálidos brazos le transmitan tanto cariño y esperanza que enserio quería creer que podía vivir con esa condición. Sabía de sobra que era posible vivir una vida normal estando ciego, pero a él aún no le entraba del todo la idea de cambiar su vida completamente y no poder moverse con la misma facilidad que antes.
-Gulf es un ángel.- dijo Suporn viendo a su hijo sollozar en los brazos de su amigo a través de la pequeña ventana de la puerta.
-Tu hijo es un gran hombre, Nunch.- agregó Boonsak sorprendido de que Gulf pudiera calmar a su hijo.
-Lo sé, mi niño sólo quiere lo mejor para Mew.- dijo Nuch, sabiendo de sobra porque su hijo se portaba tan dulce con el hijo de los Jongcheveevat.
-¿Qué sucede aquí?, me dijeron que alguien estaba gritando y armando escándalo.- habló el doctor parándose justo frente a los 3 adultos que miraban por la pequeña ventana de la habitación.
-No es nada, Mew se había alterado un poco, pero ya está bien.- explicó Boonsak.
-Le podemos administrar un tranquilizante si lo necesita.- informó el doctor.
-No es necesario, él ya tiene su tranquilizante con él.- afirmó Suporn sonriendo al ver a su hijo abrazando con fuerza Gulf, como si este fuera su salvavidas.
-Me alegra que tenga a alguien a quien aferrarse.- comentó el doctor. -Las cosas serán muy difíciles para él, probablemente se frustre mucho mientras se acostumbra a no poder ver, pero es muy bueno que tenga a alguien que lo calme, el va a necesitar todo el apoyo de su familia y amigos.-
-El siempre tendrá a Gulf a su lado.- aseguró Nunch sonriendo. Su hijo estaba demasiado enamorado como para dejar solo a Mew en una situación tan difícil como la que él tendría que pasar.
Dentro de la habitación se escuchaban los sollozos de Suppasit y los suaves susurros del menor para calmarlo, mientras le acariciaba la espalda.
-Tengo que disculparme con mis padres.- murmuró Mew contra el cuello del moreno.
-Si, tienes que hacerlo, pero se que ellos entenderán.- la voz de Gulf también se mantuvo baja para no alterar más al pálido. -¿Quieres que les hable?.- preguntó.
-Si, creo que es lo mejor.- respondió el castaño alejándose un poco del menor.
Kanawut se puso de pie y se asomó por la puerta, haciéndole señas a los Jongcheveevat para que entrarán a la habitación.
-Mew quiere hablar con ustedes.- murmuró Gulf a la pareja.
-Hola, hijo.- saludó de nuevo Suporn a Mew.
-Hola, mamá y papá.- dijo el pálido con notable vergüenza y nerviosismo, jugando con sus manos.
-Yo estaré afuera.- anunció el menor.
-No, Gulf, no te vayas, por favor.- pidió Mew rápidamente. -Quiero pedirte que te quedes conmigo, por favor, te necesito aquí.-
-Tranquilo.- Gulf volvió de inmediato junto al mayor y tomó su mano, haciéndolo sobresaltarse un poco. -Iré a hablar con Bester para que cancele mi horario de hoy.-
-Querido, no tienes que hacer eso.- dijo Suporn demasiado preocupada por el trabajo del chico que había llegado a considerar un hijo.
-Pero quiero hacerlo, Mew es mi mayor prioridad en estos momentos.- dijo el pelinegro con seguridad, apretando la mano del pálido. -Me iré mientras hablas con tus padres, será solo un momento.- aseguró.
-De acuerdo.- suspiró Mew con nerviosismo.
Pronto se escuchó la puerta de la habitación ser cerrada.
-Lamento haberles gritado, me sentí demasiado impotente cuando desperté y no podía ver nada.- murmuró Suppasit con algunas lágrimas mojando su rostro.
-Es entendible, hijo.- habló Boonsak. -¿Puedo tomar tu mano?.- preguntó
-Quiero darles un abrazo.- la voz del actor salía baja y tímida. Sabía que sus padres estaban frente a él, pero casi sentía como si les hablara por teléfono pues no podía ver nada más que un inmenso color negro.
-Oh mi niño.- Suporn no dudó ni un segundo en rodear el cuello de su hijo, abrazándolo firmemente mientras lloraba.
-No debí gritarles así.- dijo Mew una vez recibió a su padre del otro lado, siendo abrazado por sus progenitores. -Pero yo no quiero vivir así, siendo una carga para todos.- lloró sin poder evitarlo.
-No serás una carga, Mew, eres nuestro hijo y como padres es nuestro deber cuidar de ti.- afirmó la mujer tomando el rostro de su hijo para limpiar sus lágrimas.
-Solo el hecho de que estés vivo ya es la mejor noticia para nosotros, esto solo es un obstáculo que aprenderemos a sobrellevar.- agregó el hombre de mayor edad en la habitación.
-Estaré discapacitado para toda la vida, todo por un idiota que manejaba ebrio.- gruñó Mew con rabia. Por su mente aún pasaban los últimos momentos antes de caer en la inconsciencia.
-Mew, un oficial quiere hablar contigo.- dijo Gulf asomando su cabeza por la puerta.
-Dile que pase.- dijo Suppasit en un suspiro pesado. Sabía que tenía que declarar lo que había sucedido y esperaba que la policía pudiera hacer justicia y atraparan al hombre que le había destruido la vida.
-Soy el oficial Thiwat, vengo a tomar la declaración de Mew Suppasit.- se presentó el hombre de traje azul.
-Mucho gusto, oficial.- saludó Boonsak al otro hombre.
-¿Quieres decirme qué pasó, Mew?.- preguntó el oficial sentándose cerca de la camilla.
-Yo iba de camino a mi casa, siempre soy precavido al manejar porque sé que los accidentes pueden ocurrir en un instante.- comenzó a contar Mew. -En un semáforo la luz cambió a verde y avance, pero un auto que venía de mi lado derecho venía a toda velocidad, se pasó la luz roja y se impactó contra mi, creo que mi auto dio vueltas y luego perdí la conciencia.-
-De acuerdo, revisaremos las cámaras de seguridad para corroborar el suceso, pero el otro implicado también está hospitalizado así que no podrá escaparse en caso de ser culpable.- informó el oficial Thiwat.
-¿Ese imbécil está en este mismo hospital?.- preguntó Mew enojado, apretando sus manos.
-Si, él fue ingresado de emergencia también.- respondió Thiwat.
-Voy a matar a ese idiota por arruinar mi vida.- Suppasit hizo amago de ponerse de pie, pero unas manos en sus hombros lo detuvieron.
-Mew, cálmate.- pidió Gulf con su voz dulce y calmada. -Acabas de despertar de una cirugía de casi 4 horas, tu cabeza aún está vendada, tienes golpes en el cuerpo, debes descansar.-
Casi como si fuera un calmante, el pálido se acomodó de nuevo en la camilla y suspiró varias veces para menguar su enojo.
-Yo me retiro, debo seguir reuniendo testimonios del accidente.- anunció el oficial.
-Gracias por todo.- dijo Suporn antes de que el oficial se fuera.
-Tranquilo, la ley se hará cargo de esto.- aseguró Kanawut acariciando el cabello castaño que no estaba cubierto por la venda. -Tu debes descansar para poder recuperarte y volver a casa.-
-Hijo, nosotros saldremos para que duermas.- mencionó el señor Jongcheveevat.
-Nos vemos más tarde, mi niño.- la madre de Mew se inclinó a dejar un beso en la frente de su hijo y junto a su esposo finalmente salió de la habitación.
-Yo también debería irme.- Gulf no quería irse, si por el fuera velaría el sueño de Mew, estaría cada segundo a su lado, cuidando y protegiéndolo.
-No, Gulf, no quiero que te vayas.- las palabras de Mew aceleraron el corazón del menor, incluso se sonrojó y por un milisegundo agradeció que el mayor no pudiera verlo.
-Pero tienes que descansar.- dijo Kanawut acariciando la mano ajena, sonriendo como todo un joven enamorado al poder sostener la mano de su amor platónico.
-No se si pueda hacerlo, mi mente no deja de pensar en lo horrible que será mi vida a partir de ahora, en cómo voy a sufrir y haré sufrir a todos a mi alrededor.- nuevamente las lágrimas mojaron el rostro de Suppasit y el moreno no dudó en abrazarlo.
-No harás sufrir a nadie, todos los que te conocemos agradecemos que sigas con vida, que estés aquí con nosotros.- murmuró Gulf de forma dulce, pasando su mano por la amplia espalda del mayor para tranquilizarlo.
-Quédate a mi lado, te necesito más que nunca.- confesó Mew. El odiaba sentirse vulnerable, pero había algo en su amigo que calmaba todas sus preocupaciones. Junto a Gulf sus penas eran menos.
-Siempre estaré a tu lado, Mew, lo prometo.- el pelinegro se sintió dichoso al saber que su amor platónico lo quería a su lado y que solo con él se mantenía en calma. Tal vez eso era una buena señal de que algo más podía suceder entre ellos, aunque ese no era momento para pensar en eso.
-Eres mi ángel.- murmuró el mayor acomodándose entre los brazos del menor para poder dormir un poco. Dejó su rostro casi sobre el pecho del moreno y este no tuvo ningún problema con ello, por el contrario se acomodó mejor en la camilla y los tapó a ambos con una manta.
Gulf dejó un beso sobre el cabello del pálido y se dispuso también a descansar un poco, después de tantas horas despierto y llorando por saber algo sobre la salud de su ex compañero de serie, finalmente podía descansar, con Mew entre sus brazos de esa forma tan dulce e íntima.
💧💕
Un largo mes había pasado desde aquel fatídico accidente. Mew había estado en observación todo ese tiempo, los doctores esperaban a que sus heridas físicas sanarán para poder darlo de alta con la seguridad de que ninguna de sus heridas fuera a infectarse.
-Finalmente volverás a casa.- dijo Suporn tomando la mano de su hijo.
-Podrían llevarme a cualquier parte y yo no sabría dónde estoy.- murmuró Mew. Si bien ya quería salir del hospital porque el ruido y el olor tan característico de ese lugar le molestaba, no podía imaginarse cómo sería su vida a partir de ese momento.
-Disculpen, quisiera preguntar ¿Mew vive solo?.- preguntó el doctor, quien estaba haciendo los papeles del alta.
-Si, tiene un departamento.- respondió Boonsak.
-Como deben saber Mew no puede vivir solo aún, necesitará a alguien que esté con él las 24 horas del día y lo ayude a acostumbrarse a su nueva vida.- explicó el doctor.
-Lo sé, doctor.- habló Suppasit recalcando su presencia en la habitación.
-Mew podría quedarse con nosotros mientras se acostumbra.- mencionó el señor Jongcheveevat.
-Aconsejo que se quede en el lugar donde pasa más tiempo para que aprenda a moverse en ese lugar.- agregó el doctor.
-Ya llegué.- anunció Gulf con la respiración agitada pues había corrido desde el auto para alcanzar a ver a Mew siendo dado de alta.
Sin poder evitarlo, una sonrisa se posó en los labios de Suppasit al escuchar esa dulce voz que llevaba poco más de 3 años escuchando.
-¿Ya fuiste dado de alta?.- le preguntó el menor al pálido directamente, acercándose a tomar su mano.
-Si, pero estábamos hablando del lugar donde me quedaré ahora, porque alguien tiene que estar todo el día conmigo.- explicó Mew apretando la mano que se entrelazaba con la suya.
-Oh, claro que alguien debe estar contigo.- afirmó Kanawut.
-Y yo creo saber quién sería perfecto para acompañar a mi niño.- murmuró Suporn señalando al joven chico que miraba a su hijo con tanto cariño.
-¿Me pueden dejar un momento con Gulf?.- preguntó Mew y sus padre sonrieron, sabiendo de sobra que su hijo se sentía tranquilo junto al moreno.
-Claro, Mew, oficialmente ya puedes irte del hospital y solo agendaremos citas mensuales.- comentó el doctor. -Nos vemos pronto.-
-Estaremos afuera hijo.- dijo Boonsak apretando el hombro de su hijo.
Los Jongcheveevat salieron de la habitación, dejando solos a los chicos que tantas experiencias habían vivido juntos.
-¿Qué querías decirme, Mew?.- preguntó el menor sentándose junto al mayor.
-Quiero agradecerte por venir a verme cada día, por cuidarme tanto y darme esperanza.- dijo Suppasit acariciando con su pulgar la mano del moreno.
-Ha sido un placer hacerlo, enserio me gusta venir a verte y ser tu apoyo.- aseguró Gulf viendo el guapo rostro del pálido, sonriendo levemente.
-Pero quiero pedirte algo.- Mew mantenía su rostro hacia el frente, pues para él no tenía caso voltear hacia donde sabía que estaba el menor si de todas formas no podía verlo. -Puedes negarte si quieres, no quiero obligarte a nada.-
-Dime, Mew, ¿qué quieres pedirme?, si esta en mis manos sabes que haría todo por ti.-
El pálido no pudo evitar sonreír ante la disposición de su ex compañero de serie.
-Se que tienes trabajo y que estoy pidiendo demasiado, pero quisiera que tu me acompañaras, que tu vivas conmigo mientras me acostumbro a mi nueva vida.- Suppasit no pudo evitar sonrojarse al pedir aquello. Sabía que era demasiado, pero también estaba seguro de que de alguna forma solo Gulf podía calmarlo y mantenerlo un poco más motivado a seguir su vida.
-Mew, no es mucho pedir, me halaga que quieras que yo esté contigo.- afirmó el pelinegro tomando las dos manos del mayor para darle todo su apoyo. -Y me encantaría acompañarte.- la emoción no cabía dentro de él, su corazón se sentía dichoso y su rostro estaba sonrojado. El hombre que le gustaba le decía que lo necesitaba y que quería que viviera con él.
-Gracias, Gulf, enserio eres mi ángel.- dijo el mayor sonriendo demasiado feliz de que su ex compañero de serie aceptará su petición.
-Querido, ¿podemos irnos ya?.- cuestionó Suporn tocando la puerta de la habitación, viendo a su hijo apretando las manos del menor.
-Creo que sí.- respondió Mew poniéndose de pie.
-Vamos, Mew, yo te ayudaré.- Gulf tomó la maleta del mayor y le rodeó la cintura para poder guiarlo hasta la puerta. -Te conseguiremos un bastón.-
-Si, en cuanto te instalemos en casa iré a comprar uno.- dijo Boonsak quitándole la maleta a Gulf para cargarla el.
-¿Gulf, irás con nosotros?.- preguntó la señora Jongcheveevat.
-Si, si no les molesta.- respondió Kanawut sonriendo tímidamente.
-No nos molesta para nada, cariño.- afirmó Suporn apretando el hombro del moreno.
El camino en el auto fue en total silencio, nadie sabía que decir, la situación era extraña para todos, pero más para Mew.
-Me siento mareado.- dijo Mew de pronto, llamando la atención de las otras 3 personas en el auto.
-Sak, detén el auto.- pidió la mujer y el señor Jongcheveevat no dudo en orillarse a un lado de la carretera.
-Respira, Mew, toma aire y suéltalo.- pidió dulcemente el menor, acariciando la mano del mayor.
-Es extraño sentir el movimiento y no ver nada.- murmuró el pálido tomando aire profundamente.
-¿Hay algo que pueda hacer por ti?.- preguntó Gulf preocupado por el hombre junto a él.
-Dime por donde vamos, tal vez pueda recordar como se ve la calle y así no me maree tanto.- dijo Mew entrelazando sus dedos de su mano con los del moreno, buscando tranquilizarse.
Kanawut iba describiendo cada calle por donde pasaban y le hacía feliz ver que el pálido ya no se notaba tan mal. Los señores Jongcheveevat se abstuvieron de decir algo, ambos entendían que ellos no podían hacer nada, que aunque les sorprendiera, Gulf parecía ser de mucha más ayuda para su hijo.
-Llegamos.- anunció Gulf.
Con cuidado el menor se bajó primero del auto y después ayudó al mayor a hacer lo mismo.
-Hijo, iremos a hacer algunas compras y después pasaremos a casa para traer una maleta y poder quedarnos aquí contigo.- informó Suporn cuando ya habían acomodado a Mew en uno de los sofás de su departamento.
-Mamá, papá, quiero decirles algo.- dijo Mew con nerviosismo. -Yo le pedí a Gulf que se quedara conmigo hasta que me acostumbre.- soltó de pronto.
-Espero no les moleste, pero Mew me lo pidió y yo no pude negárselo, quiero ayudarlo.- comentó el menor sintiéndose nervioso por la reacción de los señores Jongcheveevat.
-Gulf, querido, no nos molesta.- afirmó la madre de Mew.
-De hecho nos hace felices saber que Mew te tiene a su lado para apoyarlo y cuidarlo.- agregó Boonsak.
-Gracias por entender.- dijo Mew sonriendo levemente.
-Entonces solo iremos por cosas para surtir el refrigerador y algunas cosas de limpieza, además del bastón.- anunció Suporn y la pareja finalmente salió del departamento.
Gulf suspiro, dejándose caer en el sofá junto a Mew. No había dudado ni un segundo en aceptar la oferta del mayor, pero ahora tenía que pensar en su trabajo, en que su madre probablemente no estaría de acuerdo con su decisión.
-¿Por qué estás tan callado?.- se atrevió a preguntar Mew. Ahora que no podía ver, el silencio le causaba ansiedad, no sabía que sucedía a su alrededor, aunque podía sentir la presencia de Gulf junto a él.
-Estaba pensando en que tengo que ir por ropa a mi departamento, tengo que avísele a Mae y también tengo que hablar con Bester.- explicó el menor.
-Puedes negarte todavía, se que es mucho pedir que te quedes aquí las 24 horas del día, no se ni por cuánto tiempo.- comentó el pálido suspirando con pesar.
-Mew.- lo llamó seriamente el moreno. -En estos momentos solo me importas tu, que mejores y te adaptes a esta nueva vida, lo demás puede esperar.- afirmó.
-¿Enserio estás dispuesto a arriesgar tu carrera por mi?.- cuestionó el mayor sorprendido.
-Mi carrera no es importante, yo quiero ayudarte, quiero apoyarte y estar a tu lado si me necesitas.- Gulf sabía que se estaba arriesgando al decir aquellas palabras, aunque no confesaba del todo sus sentimientos, afirmar que no le importaba dejar todo por estar al lado del mayor era una gran confesión.
-Eres un ángel.- con timidez Suppasit busco a tientas la mano ajena y entrelazo sus dedos. -Gracias por esto.-
-Es un placer, Mew.- afirmó Kanawut sin poder evitar la sonrisa emocionada en sus labios. Su corazón se alocaba cuando escuchaba al hombre que amaba decirle ángel. -¿Quieres escuchar algo de música?.- propuso.
-Eso me gustaría.- aceptó el pálido.
Gulf no tardó en colocar las canciones de Ed Sheeran que sabía que me gustaban mucho a Mew. Ambos se mantuvieron en silencio, con sus manos entrelazadas, solo escuchando la música.
Por medio de un mensaje el moreno le había hecho saber a su madre de la situación y esta estuvo completamente de acuerdo con que se quedara junto a Mew, incluso se ofreció a llevarle la ropa a su hijo para que este no dejará al mayor solo ni un momento.
Los señores Jongcheveevat habían dejado todas las cosas necesarias para ambos jóvenes y se habían marchado después de pedirle a Gulf qué les notificará si necesitaban algo o si algo ocurría, a lo que el menor les prometió cuidar de su hijo.
-Adiós, mi niño.- dijo Suporn abrazando a su querido hijo.
-Adiós, madre.- Mew suspiró en los brazos de la mujer que le había dado la vida, inhalando su dulce aroma flores, producto de su perfume.
-Llámanos si necesitas algo, hijo.- Boonsak también abrazó a su hijo de forma cariñosa.
-Lo haré, pero Gulf cuidara bien de mi.- dijo Mew con seguridad.
-Si, yo cuidare muy bien de Mew.- afirmó Gulf sonriéndole a los padres de su amigo.
-Después vendremos a visitarlos.- aseguró la señora Jongcheveevat y finalmente se fueron.
-¿Tienes hambre?.- preguntó Gulf de pronto.
-Un poco.- respondió Mew con voz baja, mientras movía sus manos nerviosamente.
-Preparare algo rápido.- informó el pelinegro adentrándose en la cocina.
Si bien Kanawut no se proclamaba un rey de la cocina, había algunos platillos que según él le quedaban muy bien, por lo que preparó un poco de arroz blanco con verduras.
-A comer.- anunció Gulf.
De pronto se escuchó un golpe y un "mierda" de parte de Mew, lo cual asustó mucho al joven que estaba terminando de acomodar los platos.
-Mew.- corrió asustado a la sala y encontró la mesita de centro con un jarrón quebrado.
Tal parecía que el mayor se había puesto de pie y se había golpeado con la mesita, haciendo que el jarrón se cayera.
-Soy un maldito inútil.- gruñó Suppasit tratando de juntar algunos de los pedazos del jarrón.
-Deja eso ahí, vas a cortarte, yo lo limpiare.- se apresuró a decir el pelinegro, quitándole de las manos a Mew los pedazos de cristal.
-No puedo hacer nada.- Mew se recargó contra el asiento del sofá y dobló sus piernas escondiendo ahí su rostro.
-Mew, tranquilo, es tu primer día en la casa, aun tienes que acostumbrarte, además tienes que aprender a usar el bastón que compraron tus padres.- dijo el menor de forma tranquila mientras metía en una bolsa los restos del jarrón, dejando el área completamente limpia.
-No puedo evitar sentirme tan inútil, lo único que hago es quedarme sentado a esperar que alguien me ayude en todo.- dijo el pálido.
-Y por eso estoy aquí, Mew.- Gulf se sentó junto al mayor y se atrevió a rodearlo con su brazo. -Por eso me quedaré a tu lado, para ayudarte en todo y ser tu apoyo.-
-Gracias, Gulf, enserio no se como logras calmarme tanto.- Mew levantó su rostro y buscó el cuerpo del menor para abrazarlo contra su pecho.
El abrazo fue firme y hasta dulce. El mayor sentía que se aferraba al único hombre que le hacía ver la vida de mejor manera y el menor se aferraba al hombre que amaba y al que quería cuidar con su vida.
-Vamos a comer.- habló el castaño.
-Yo te guiaré.- dijo el moreno poniéndose de pie para ayudar al mayor.
Con cuidado tomó las manos del pálido y fue caminando con él hasta el comedor, donde lo ayudó a sentarse en la silla.
-¿Crees poder comer tu solo?.- cuestionó el pelinegro con miedo a que su amigo se ofendiera con su pregunta.
-Tal vez.- respondió dudoso el mayor, tomando la cuchara. Con sus manos tanteo donde estaba el plato de arroz y tomó un poco con la cuchara, llevándolo a su boca con su mano algo temblorosa por los nervios de quedar como idiota frente a Gulf.
-Lo hiciste, Mew.- exclamó Kanawut con emoción al ver que el mayor podía comer sin mucha dificultad.
-Gracias por preparar la cena.- murmuró el pálido sintiéndose algo tímido al ser elogiado como un niño pequeño cuando aprende a comer solo.
Terminaron de comer en silencio, no tenían mucho que decirse, además de que Suppasit buscaba concentrarse en no hacer un desastre con la comida.
-Gulf, quisiera darme un baño.- dijo Mew un tiempo después de haber terminado su comida.
-Oh.- exclamó Gulf. -¿Podrás hacer eso tú solo?.- preguntó rascándose la nuca preocupado.
-No lo creo, tal vez termine poniéndome espuma de afeitar en lugar de shampoo.- respondió el mayor riendo con suavidad.
Al menor le sorprendió que por primera vez fuera el mismo Mew el que se estuviera burlando de su condición, pero eso lo hizo muy feliz.
-Podríamos bañarnos juntos, solo que en ropa interior.- ofreció Kanawut la única idea que había pasado por su mente. -Así yo podría pasarte lo que necesites.-
-Me parece buena idea.- aceptó Mew con una ligera sonrisa.
Media hora después ambos estaban en el baño del cuarto del mayor, usando sólo su ropa interior. Si bien ya se habían visto de esa forma al grabar la serie de TharnType, esta vez el menor sentía el nerviosismo de estar solo con el hombre que amaba.
-Déjame regular el agua.- Gulf abrió la llave y colocó el agua tibia. -Entra con cuidado.- tomando las manos de Mew lo ayudó a ingresar a la ducha, dejándolo mojarse por completo.
-Necesitaba esto.- suspiró el pálido levantando su rostro para que el agua lo mojara.
Gulf tan solo se quedó en silencio, viendo el musculoso cuerpo de Mew ser sensualmente mojado, con las gotas de agua perdiéndose en el bóxer negro que cubría la intimidad del pálido. Sabía que el mayor podía lucir muy erótico, pero en esos momentos le parecía la mismísima lujuria en persona y este ni se daba cuenta de todo lo que estaba causando en el menor.
-¿Gulf?.- llamó Mew pues no sentía su presencia y no había dicho ninguna palabra desde que se colocó debajo de la ducha.
-Dime, Mew.- respondió Gulf saliendo de su ensoñación.
-¿Puedes pasarme el shampoo?.- preguntó Suppasit extendiendo su mano.
-Claro.- el menor se obligó a dejarse llevar por la hermosa imagen frente a él y se dedicó a ayudar a Mew a limpiarse y él hizo lo mismo.
Al salir se vistieron. El mayor no tuvo mucho problema en ponerse la ropa que Gulf se encargó de dejarle en la cama antes de ir a la habitación de visitas para colocarse un pijama.
-¿Listo para dormir?.- preguntó Gulf volviendo a entrar a la habitación donde Mew esperaba sentado en la orilla de la cama.
-Creo que sí.- respondió el mayor. Con cuidado el mismo quitó la colcha y se situó debajo de esta para poder taparse.
-Entonces creo que me voy a la habitación de visitas, dormiré ahí, si necesitas algo solo grita mi nombre.- indicó el menor.
-Gulf.- lo llamó rápidamente, preocupado de que este saliera de la habitación.
-¿Necesitas algo más, Mew?.- preguntó Gulf.
-¿Podrías quedarte a dormir conmigo?.- preguntó el mayor tímidamente. -Se que sonara estúpido, pero me da miedo escuchar ruidos y no poder ver que es.- explicó.
-Claro que me quedaré contigo, para eso estoy aquí, para cuidarte y apoyarte.- afirmó el menor acomodándose junto al pálido en la cama que para su suerte era bastante grande para los dos.
Sorprendiendo a Gulf, Mew no dudó ni un segundo en atraer el cuerpo del menor más cerca, abrazándolo, dejando su rostro sobre el pecho ajeno, tal como un niño pequeño.
-Gracias, mi ángel.- suspiró el mayor llenando del dulce aroma a bebé que el menor siempre desprendía.
-No es nada, Mew.- murmuró el pelinegro acariciando el cabello del hombre que amaba, el cual parecía muy cómodo usando su pecho de almohada.
Pronto ambos cayeron en un profundo sueño. El cansancio físico y mental de ambos era notorio, pero juntos pudieron descansar.
A la mañana siguiente el primero en despertar fue Gulf, aún con Mew recostado sobre él, cosa que lo hizo sonreír. Por un momento se quedó admirando el rostro plácidamente dormido del mayor.
Kanawut no pudo evitar suspirar enamorado. El rostro de Mew se veía tranquilo, sus pestañas largas, sus pómulos sonrojados, sus labios entreabiertos, soltando suspiros. Oh cuán enamorado estaba Gulf de ese hermoso hombre.
-Se que me estas viendo.- murmuró Suppasit.
-Mew.- jadeó el menor asustado.
-No porque no te pueda ver ya no siento las miradas de la gente.- aclaró riendo delicadamente.
-Lo siento, no quería incomodarte.- dijo Gulf preocupado.
-No me incomodaste, no te preocupes.- afirmó Mew sin siquiera moverse de la cómoda posición en la que estaba.
-Buenos días, por cierto.- el moreno se rió tímidamente al haber sido descubierto.
-Buenos días.- dijo el pálido con una sonrisa divertida en sus labios. -¿Que hora es?.-
-Cerca de las 9 de la mañana.- respondió el menor.
-Entonces vamos a desayunar.- Mew se estiró sobre el colchón y se sentó a la orilla de la cama.
Pronto Gulf hizo lo mismo y ayudó a Mew a llegar al baño. Ambos se asearon un poco y salieron rumbo a la cocina.
💧💕
Los días juntos eran tranquilos, habían aprendido a vivir juntos sorprendentemente rápido. Cada fin de semana los señores Jongcheveevat y los padres de Gulf iban a visitarlos para saber cómo estaban.
Mew ya se había acostumbrado más a caminar por su departamento sin mucho problema, incluso iba él mismo al refrigerador por algo de beber.
-Mew, ¿dónde estás?.- preguntó Gulf entrando al departamento donde ya llevaba casi dos meses junto a Mew.
El menor ahora salía a trabajar y volvía lo más pronto posible para acompañar al hombre que amaba, aunque justo ese día se le había hecho un poco tarde.
A pesar de la espera, Kanawut no recibió ninguna respuesta de parte del dueño del departamento.
-Mew.- volvió a llamarlo.
-Mierda.- se escuchó el quejido desde dentro del baño.
-Mew.- alarmado Gulf lanzó su bolso al sofá y corrió al lugar de donde había venido el ruido. -¿Que te paso?.-
-Nada.- gruñó Mew apretando sus puños.
-Pero tienes sangre en el rostro y en las manos.- dijo el menor tomando papel para limpiar las manchas rojas.
-Solo quería rasurarme la barba, pero como siempre soy un inútil que no puede hacer nada bien.- se quejó el mayor tirando la cuchilla por alguna parte del baño.
-Maldita sea, Mew, deja de decir eso cada que no puedes hacer algo.- gritó Kanawut totalmente enfadado con la actitud del pálido. -Estas ciego, ya no puedes hacer las cosas que antes hacías, entiéndelo.-
-No quiero ser una maldita carga para ti, ni para nadie.- gruñó Suppasit enojado, quitando las manos que intentaban limpiar su rastro.
-Estoy harto.- exclamó Gulf totalmente enfurecido. -No puedo seguir soportando esto.-
Para Kanawut era muy difícil pasar los días con el hombre que amaba, durmiendo a su lado y escucharlo llorar, verlo sufrir por no poder hacer las cosas que normalmente hacía, pero aunque él creía tener mucha paciencia, poco a poco está se estaba acabando por la avaricia de Mew al querer hacer cosas que sabe que no puede hacer solo.
-Estoy harto de ver como arriesgas tu vida por querer hacer las cosas por ti mismo.- se quejó el moreno. -No puedo soportar ver al hombre que amo arriesgar su vida así, no creo soportarlo más tiempo, Mew.- dicho eso salió del baño, buscando estar lo más lejos posible del mayor.
-Gulf.- suspiró el castaño quedándose de pie justo a mitad del baño.
El corazón de Suppasit se agitó en su pecho con las palabras que el menor le había dicho. De alguna forma él sospechaba de los sentimientos de Gulf, pero escucharlo de su boca fue toda una experiencia distinta.
-Gulf.- comenzó a llamarlo mientras caminaba a tientas fuera del baño, tocando con sus manos la pared para poder guiarse. -Gulf, por favor habla conmigo.- pidió, aunque no sabía siquiera si el menor seguía en la casa.
Sigo caminando por su casa, llamando el nombre del pequeño chico que se había convertido en su ángel protector.
-Gulf, por favor, habla conmigo, quiero disculparme.- habló con voz fuerte para que el nombrado lo escuchara si es que seguía por ahí.
-Habla.- dijo Gulf, quien estaba sentado en el sofá de la sala, llorando.
-¿Dónde estás?.- preguntó Mew. Últimamente había tomado la costumbre de preguntar donde estaba la persona con la que hablaba para poder tener una conversación decente y no darle la espalda a nadie.
-En el sofá de la esquina.- contestó el moreno a mala gana, sin siquiera voltear a ver a Mew, pues en su rostro aún estaban las manchas de sangre.
-Lamento tanto preocuparte.- murmuró el mayor caminando con pasos pequeños hasta golpear su pie con el sofá, donde después se sentó y buscó con su mano la del menor. -Solo no quiero ser una carga.-
-Te he dicho mil veces que no eres una carga.- dijo Kanawut apretando la mano que se entrelazaba con la tuya. -Yo estoy aquí porque quiero cuidarte y ayudarte.-
-¿Sabes porque te pedí quedarte conmigo aquí?.- preguntó Mew de pronto.
-Para cuidarte.- respondió Gulf como si fuera lo más obvio del mundo.
-No, al menos esa no fue la razón principal.- dijo el pálido. -Tenía miedo de que te alejaras de mí.- confesó.
-No entiendo.- el pelinegro miró confundido al hombre a su lado, con su rostro tranquilo y la mirada perdida, como siempre.
-Tenía miedo de que si ya no podía verte y salir contigo, te alejaras de mí y no pudiera volver a tenerte a mi lado.- explicó el mayor acariciando la cálida mano ajena. -Pedirte que me acompañaras aquí fue solo una excusa para tenerte conmigo.-
-Pero yo nunca me alejaría de ti.- afirmó el moreno alargando su mano para acariciar la mejilla limpia del mayor.
-No podía imaginar que sería de mi vida si tu te alejabas de mi, no quería perderte.- algunas lágrimas mojaron su rostro al decir aquello. -Aún no quiero perderte.-
-No me perderás, Mew.- aseguró Gulf juntando su frente a la del mayor. -Pero ahora soy yo el que teme perderte.-
-Siempre creí que era yo quien debía cuidarte, que debía convertirme en el mejor hombre para poder ser digno de estar contigo, pero ahora no soy nada de eso.- expresó Mew con pesar, cerrando sus ojos, aspirando el dulce aroma de su acompañante. -Quiero hacer las cosas por mi mismo para que veas que aún puedo cuidar yo de ti, pero en lugar de mostrar que puedo valerme por mi mismo, solo te preocupo más.-
-Mew.- suspiró el menor viendo al maravilloso hombre que tanto amaba.
-Te amo tanto que me da miedo que te canses de cuidarme y me dejes, no puedo siquiera imaginar mi vida sin ti.- confesó el pálido de forma dulce, poniendo su mano libre en la mejilla ajena, acariciándola con dulzura.
-Mew, te amo, nunca me alejaría de ti.- afirmó Gulf maravillado con la dulce confesión que nunca esperó obtener del mayor. -No quiero que pienses que te dejaré, porque no hay forma de que lo haga, nada hará que me aleje de ti.-
-Te amo, mi ángel.- murmuró Mew moviendo lentamente su nariz para rozarla con la del moreno.
-Te amo, Mew.- susurro el pelinegro con felicidad. -Pero no vuelvas a hacer que me preocupe por ti.-
-Prometo ya no preocuparte, mi ángel.-
-Ahora vamos a limpiarte, no me gusta ver esas manchas de sangre en tu hermoso rostro.- dijo Kanawut poniéndose de pie, ayudando al mayor a hacer lo mismo, guiándolo hasta el baño.
-Lo bueno es que yo no puedo ver el desastre que hice.- comentó Suppasit en broma, riéndose de forma suave.
-Cállate.- ordenó el moreno golpeando delicadamente el pecho del mayor. -Me dio demasiado miedo ver la sangre en tu rostro, ¿que hubiera pasado si te cortabas el cuello?, pudiste haber muerto.-
-Pero mi lindo ángel me salvó y prometo no volver a intentar algo que atente contra mi vida.- prometió el castaño levantando su mano, sonriendo.
-Muy bien, ahora déjame limpiarte.- Gulf rodó los ojos y no pudo evitar sonreír ante la ternura que le daba el mayor. -Siéntate.-
Mew quedó sentado sobre la tapa del váter y entre sus piernas tenía al menor de pie, limpiando su rostro con una toalla húmeda. Cada mancha de sangre fue delicadamente removida.
-Quedaste listo.- dijo el pelinegro.
-Gracias, mi bello ángel.- el pálido tomó al menor de las caderas y después rodeó su cintura, recargando su frente en el abdomen ajeno.
-Deberíamos ir a descansar, Mew.-
Tomados de la mano llegaron a la habitación, donde Suppasit ya se movía sin miedo y con confianza.
-¿Cuántas veces me salvarás la vida, mi ángel?.- preguntó abrazando el cálido cuerpo del moreno, dejándolos frente a frente.
- Las que sean necesarias con tal de mantenerte a mi lado.- respondió el menor acomodando el cabello castaño del hombre que acariciaba su cintura sobre la ropa.
-Siempre estaré a tu lado, eres la razón por la que sigo aquí.-
Gulf se perdió en los hermosos ojos color café que tenía el mayor. Aunque este ya no pudiera verlo a él, aún mantenían ese hermoso brillo que le encantaba.
-¿Que estas viendo, Gulf?.- preguntó el pálido juntando más sus rostros, pegando sus frentes y rozando sus narices.
-Tus ojos.- respondió el pelinegro.
-¿Se ven extraños?, nadie me ha dicho si algo cambió ahora que no veo.- comentó el pálido repentinamente preocupado por su aspecto, pues quería verse bien ante los ojos del menor.
-Se ven igual de hermosos que siempre, nunca perdiste el hermoso brillo en ellos.- afirmó Gulf enterneció por la timidez del mayor.
-Extraño ver los tuyos, tienen un lindo color y brillan mucho cuando eres feliz.-
-Pues te puedo decir que en este momento deben brillar porque estoy muy feliz de tenerte conmigo.- Kanawut se acurrucó entre los brazos del pálido, escondiendo su rostro en el cuello ajeno.
-Te amo, mi ángel.- suspiró Mew con gusto, apretando la fina cintura que rodeaba con sus brazos.
-Te amo, Mew.- el menor se alejó un poco para ver el tranquilo rostro del mayor con una sonrisa.
Con algo de dudas Gulf acercó más su rostro al de Mew y finalmente juntó sus labios. Un beso corto, dulce y cariñoso.
-Hace tanto que no te besaba.- suspiró Suppasit tan pronto el menor rompió el contacto de sus labios.
-Lo sé.- dijo el moreno con una sonrisa enamorada en su rostro. -Extrañaba mucho hacerlo.- confesó.
Mew no dudó un segundo más en juntar sus labios de nuevo, esta vez haciendo la caricia más duradera. Ambos dejaron todos sus sentimientos en ese beso. Sus labios se amoldaban a la perfección.
Sin perder su oportunidad el mayor mordió el abultado labio inferior del menor, succionandolo.
-Mew.- jadeó Gulf alejándose apenas un centímetro del pálido.
El nombrado sólo volvió a unir sus labios de forma necesitada. Sus cuerpos se juntaron más de forma inconsciente, su abrazo se volvió más apretado. Pronto el castaño paseó de forma sensual su lengua por sobre los rosados y gruesos labios que tanto adoraba besar en el pasado.
Gulf abrió su boca ligeramente, dejando el húmedo músculo ajeno adentrarse en su boca. Sin timidez alguna su propia lengua se enredó con la del mayor, justo como en aquellos años donde grababan la serie, solo que esta vez sin preocuparse por las cámaras o los ojos curiosos.
Poco a poco la temperatura de sus cuerpos se iba elevando. Ambos sabían a donde estaba llevando aquello, pero no podían detenerte. Había pasado demasiado tiempo desde que habían podido juntar sus labios de esa forma apasionada y ahora que sabían que se amaban el uno al otro, la necesidad de besarse era aún mayor.
-Detente.- pidió Gulf jadeando, buscando recuperar el aire perdido.
-No, mi ángel, ni quiero detenerme.- Mew dejó un camino de besos desde la mejilla del menor hasta el cuello suave que no se contuvo en morder y lamer a su antojo, totalmente perdido en el placer.
-Mew.- suspiró el moreno lleno de placer, enredando sus dedos en el cabello castaño del mayor.
-Te amo tanto.- murmuraba el pálido contra la morena piel que seguía degustando.
-Te amo.-
Mew dejaba a su cuerpo hacer lo que deseaba, mordía y succionaba la piel a su antojo. Aunque no podía ver que hacía, esperaba poder dejar algunas marcas en esa hermosa piel que estaba grabada a fuego en su mente.
-Había deseado muchas veces tenerte así, suspirando por mi, por mis besos.- Suppasit se encargó de darle atención a todo el cuello que tenía a su disposición, incluso las clavículas del menor se vieron atacadas con besos y mordidas.
-He suspirado por ti desde el segundo que nos conocimos, nunca deje de suspirar por ti, mi amor.- afirmó Kanawut.
-Oh mi ángel.- Mew arremetió contra los dulces labios ajenos, acomodando su cuerpo casi sobre el del menor, juntando sus anatomías.
-Mi amor.- llamó Gulf de forma dulce y necesitada. -Hazme el amor.- pidió.
-¿Estás seguro de lo que pides, mi ángel?.- preguntó el mayor bajando una de sus manos hasta la espalda baja del menor.
-Más seguro que nunca, mi amor.- afirmó el pelinegro tomando la mano ajena para bajarla aún más por su cuerpo, dejándola justo sobre su trasero.
-Eres muy travieso, mi ángel.- gruñó el pálido con gusto, apretando la firme protuberancia bajo su mano.
-Y puedo serlo aún más.- aseguró el moreno metiendo una de sus manos bajo la camiseta del mayor, acariciando toda su espalda.
-Mi ángel, no creo que pueda hacerlo.- de pronto el ambiente cambió por completo. Mew se alejó y se sentó a la orilla de la cama, pasándose las manos por el cabello.
-Espera, amor, ¿qué sucede?.- preguntó Gulf preocupado por el repentino cambio. Rápido se puso de pie y se arrodilló frente al mayor.
-No se como hacer esto, no así.- respondió el pálido soltando algunas lágrimas.
-Déjame intentar algo, ¿está bien?.- dijo el pelinegro poniéndose de pie.
Por un momento nadie dijo nada, solo se escuchaban sus respiraciones y el sonido de tela haciendo fricción.
-Ponte de pie, amor.- pidió dulcemente el menor
-¿Que planeas, mi ángel?.- preguntó el castaño cuando su ex compañero de serie tomó sus manos y las llevó hasta su negro cabello.
-Tócame, desde la cabeza hasta los pies.- la respuesta de Kanawut mando una corriente eléctrica al cuerpo ajeno, haciéndolo estremecerse.
Mew se mantuvo en silencio, sus dedos se enredaron en el suave y rebelde cabello que tanto le gustaba; después tomó el rostro ajeno entre sus manos, acarició las abultadas mejillas, las cejas pobladas, la nariz perfecta y finalmente los gruesos labios que tanto lo tentaban en el pasado. Su camino siguió hacia los hombros del menor.
-¿Te quitaste la camisa?.- preguntó Suppasit aunque la respuesta fuera obvia, pero solo recibió una traviesa risa en respuesta.
Las manos grandes del pálido bajaron hasta el pecho del moreno. Sus grandes palmas se situaron justo sobre cada pectoral, apretándolos ligeramente.
-Mew.- suspiró Gulf cuando los pulgares del mayor acariciaron sus pezones de forma lenta.
El recorrido no se detuvo ahí. El castaño se sentó en la cama de nuevo y mantuvo sus manos en la fina cintura que adoraba abrazar casi desde que se conocían.
-No sabes cómo odio no poder verte, no saber cómo es tu cuerpo desnudo.- gruño Mew notablemente enojado, recargando su cabeza en el abdomen del menor.
-Diséñame.- pidió Gulf dulcemente. -Con tus manos diseña mi figura y crea en tu mente una imagen.- explicó.
-Pero yo no quiero eso, quiero verte, quiero saber como te ves al llegar al clímax y después de hacer el amor.- murmuró el mayor tratando de controlar sus lágrimas.
-Tócame, siempre que quieras saber si estoy feliz o triste, toma mi rostro, siéntelo.- con delicadeza el moreno tomó las manos del mayor y las llevó a su rostro. -Tus manos son tus ojos ahora.-
-No quiero vivir así, no quiero que tu vivas así.- las lágrimas bañaron las mejillas del pálido y el moreno no dudó en limpiar cada una con su corazón apretado en su pecho.
-Te amo, Mew, nada cambiará eso, te he amado por tanto tiempo y no sabes lo feliz que soy al tenerte conmigo, de esta forma tan íntima que nunca pensé que podría tener.-
-Te amo, mi ángel.- Mew jaló el rostro del menor más cerca y este se sentó sobre sus piernas para poder unir sus labios más cómodamente.
Ambos suspiraron con gusto al volver a unir sus labios en ese dulce beso que reflejaba todo el amor que sentían el uno por el otro. Las manos del pálido no tardaron en situarse en los fuertes muslos que tenía a cada lado de su cadera, los acarició y apretó, subiendo cada vez más hasta llegar a la cintura del menor.
-¿Estás completamente desnudo?.- jadeó el castaño su pregunta, alejándose repentinamente de los labios del moreno.
-Quiero que me hagas el amor.- fue la respuesta que dio el pelinegro antes de volver a besar a Mew, pero esta vez con más pasión.
Sus lenguas no tardaron en enredarse con deseo. Gulf enredaba sus dedos en el castaño cabello del pálido, no dejándolo apartarse de sus labios.
Está vez Suppasit no perdió el tiempo, paseó sus manos lentamente por toda la espalda del menor, apreciando la preciosa curva que daba al redondo trasero que tantas veces había admirado y que hoy que por fin lo tenía a su disposición, no podía verlo.
-No pienses en nada más que en mi, en que estamos juntos, en que te amo.- pidió Kanawut llevando sus labios al cuello del mayor, lamiendo la pálida piel, mordiendo a su completo gusto.
-Te amo, mi ángel.- dijo el pálido en un suspiro.
La camiseta del mayor desapareció del camino del menor, quien estaba maravillado con el escultural torso pálido que tenía frente a él. Para Gulf nadie era más guapo y masculino que Mew, simplemente le parecía el hombre más perfecto de todo el universo.
-¿Tu también quieres hacer el amor conmigo?.- preguntó Kanawut para estar seguro de que podían seguir con lo que hacían.
-Nada me gustaría más que eso, hacerte mío, tomar tu cuerpo y demostrarte lo mucho que te amo.- respondió Suppasit empujando el cuerpo del moreno aún más cerca, pegando sus torsos lo más posible.
-Tal vez no será de la forma que imaginabas, pero quiero hacer esto, no importa si yo tengo que guiarte a ti, todo nos llevará al mismo resultado.- murmuró Gulf juntando su frente a la del mayor, acariciando sus narices juntas.
-¿Cuál es ese resultado?.- preguntó Mew enamorado con la forma tierna en que el menor acariciaba sus rostros juntos.
-Unir nuestros cuerpos y almas, fusionarnos en esa erótica danza que es hacer el amor.-
-Oh Gulf.- gruñó el castaño sintiendo su miembro endurecerse con las palabras tan sensuales que salían del hombre que por años había creído tan inocente y que hoy finalmente se mostraba como en realidad era ante él.
-Siente lo que causas en mí.- suplicó el pelinegro moviendo sus caderas lentamente sobre la pelvis del mayor, endureciendo el miembro ajeno aún más.
Con dudas Mew llevó sus manos por las angostas caderas del moreno, llegando al suave vientre bajo, donde pudo sentir algo húmedo. Grande fue la sorpresa del pálido al sentir las pequeñas manos del menor llevarlo aún más abajo, a su duro y húmedo miembro.
-Mew.- gimió bajo Gulf. -Tantas veces imaginé que se sentirían tus manos en mi cuerpo, pero esto se siente aún mejor.-
-Quisiera verte, ver lo que causó en tu cuerpo.- se quejó Mew dando lentas caricias en el duro miembro ajeno, tratando de acariciar cada rincón para imaginarse como era esa íntima parte del hombre que amaba.
-Mejor siéntelo, siente como tiemblo por ti, como mi cuerpo pide a gritos tu toque.- el menor tomó el rostro ajeno y lo obligó a levantarlo para poder unir sus labios dulcemente.
Su beso era amoroso y apasionado. No se comparaba en nada con los que se habían dado antes para la serie, esta vez no les importaba la saliva que caía por sus comisuras, sus mordidas dejaban marcas rojas.
En la mente del mayor estaba la imagen de la hermosa piel morena aperlada por el sudor, su cabello revuelto como cuando despertaba por las mañanas. Pero aún así no podía imaginar las partes que ahora disfrutaba tocar, porque nunca las había visto, simplemente no podía.
-No pienses.- habló Gulf dulcemente cuando el pálido se alejó de sus labios. -Si no puedes imaginarme, tan solo deja de pensar y concéntrate en lo que sientes, cada tacto, cada caricia, cada roce, cada beso.- suspiró moviendo sus caderas de forma que su erección follaba la mano del mayor, dado que este se había quedado quieto.
-Tócame entonces, necesito sentirte, distráeme.- pidió Suppasit recargando su frente en el hombro del menor.
-Ven, quiero quitarte la ropa.- indicó el moreno poniéndose de pie y ayudando al mayor a hacer lo mismo.
Gulf se arrodilló frente al pálido y dejó cortos besos en el abdomen bien formado que aún mantenía sus marcados músculos.
-Mi ángel.- suspiró Mew al sentir los húmedos besos y las cálidas manos trabajar con el nudo de su pijama. Con delicadeza llevó sus manos al cabello del pelinegro, enredando sus dedos en él.
-No pienses en lo que no puedes ver.- murmuró el menor bajando lentamente la única prenda que cubría la parte inferior del mayor. -Piensa en lo que puedes sentir.- agregó ayudando al otro hombre a sacar sus pies del pantalón.
Y antes de que el castaño pudiera decir algo, Mew sintió los gruesos labios ajenos bajar por sus caderas, acercándose peligrosamente a su miembro, que hace tiempo que estaba duro y húmedo.
-Mi ángel, no hagas nada que no quieras.- dijo el pálido preocupado porque Gulf solo estuviera haciendo aquello para complacerlo a él.
-Pero yo quiero hacer esto.- afirmó Kanawut antes de llevar sus labios a la goteante punta del pene del mayor, limpiando la de todo el salado líquido preseminal que soltaba.
-Oh Gulf.- gimió Mew apretando ligeramente el agarre que tenía en el cabello del pelinegro.
El nombrado sonrió feliz de la reacción que había obtenido. De forma traviesa dio largas lamidas por toda dura erección, dejando húmedos besos. Cuando se sintió ansioso por más, se aventuró a adentrar en su boca la a longitud ajena.
-Oh mi ángel.- Suppasit no podía evitar los gemidos roncos que brotaban desde lo profundo de su pecho.
Cada lamida enviaba corrientes de puro placer al cuerpo del pálido. Ya no pensaba más en lo que no veía, ahora solo estaba concentrado en el enorme placer que le estaba otorgando el hombre que amaba.
Gulf no creía saber exactamente que hacía, pero parecía estarlo haciendo bien, pues los roncos gemidos que recibía lo incitaban a seguir succionando con gula el duro y largo miembro que adentraba cada vez más profundamente en su boca.
-Eres tan bueno en esto, mi ángel.- gruñó Mew sintiendo sus piernas temblar. -Pero no quiero terminar así.-
-Pero yo quiero que lo hagas, déjame probarlo.- Gulf levantó su vista hacia el guapo hombre que tenía los ojos cerrados y la cabeza hacia atrás, jadeando.
-Eres tan travieso, mi ángel.- el mayor no pudo evitar reír ante la ternura y erotismo que su acompañante desprendía.
El menor tarareó con gusto, introduciendo en boca lo más que podía de la longitud ajena. Sus dotes no lo dejaban llevar ese duro miembro muy dentro, pero la mitad que no entraba era atendida por su mano, ya que la otra se encargaba de sostenerse de las caderas del mayor para no caer.
-Ah Gulf.- gemía y jadeaba del pálido, apretando el suave cabello del pelinegro.
El nombrado llevó la mano con la que se sostenía hasta una de las duras nalgas del mayor, apretándola a su completo antojo mientras aumentaba la velocidad de su felación.
-Gulf, oh Gulf.- con un ronco gemido Mew se corrió. Su esencia llenó la boca del menor y este procuro tragarse todo, aunque le parecía un saber extraño, viniendo de Mew todo le gustaba.
-Eso fue increíble.- dijo Kanawut poniéndose de pie para abrazar al mayor.
-Yo debería decir eso, mi ángel.- se rió Mew dejándose rodear, sintiendo la calidez del cuerpo del menor.
-¿Quieres seguir?.- preguntó el moreno de manera sensual en la oreja ajena, pasando su lengua por ella antes de tomar el lóbulo entre sus dientes.
-Si, mil veces si, solo si es contigo.- suspiró el pálido sintiendo su cuerpo estremecerse con la lengua que jugueteaba en su oreja.
-Te amo, mi amor.- Gulf tomando el rostro ajeno entre sus manos, viendo la sonrisa satisfecha del mayor.
-Te amo más, mi ángel.- el castaño ya no pensaba en lo que no podía ver, ahora su total atención estaba en las dulces sensación que su acompañante lo hacía sentir. -Hagamos el amor, Gulf.- suplicó llevando sus manos a las caderas ajenas, jalando el cuerpo frente a él aún más cerca.
-Entonces recuéstate en la cama, mi amor.- pidió el moreno sacando su lengua para lamer el labio rojo del mayor.
-A tus órdenes, mi bello ángel.- sonriendo Suppasit caminó un poco hacia atrás, sintiendo la cama contra sus piernas, sentándose después. Bajo la atenta mirada de su ex compañero de serie, se acomodo justo a mitad del colchón.
-No sabes lo hermoso que se ve tu cuerpo a mitad de la cama, desnudo, con mis marcas rojas, con esa creciente erección entre tus piernas.- murmuró Gulf sin poder apartar su vista.
-Acércate, necesito sentirte, mi ángel.- el mayor se removió algo incómodo en la cama por no saber ni donde se encontraba el pelinegro.
-Siente cada parte de mí.- suplicó el menor sentándose justo sobre la pelvis del pálido.
-Eres mío.- gruñó Mew atrapando entre sus manos el redondo trasero ajeno, masajeándolo a su total antojo.
-Todo tuyo desde el momento en que te vi.- afirmó Kanawut moviendo sus caderas lentamente, acunando entre sus nalgas la creciente erección ajena.
Se acomodaron de forma en que el pálido estaba recargado contra la cabecera de la cama y el moreno aún a horcajadas de él.
-Chupa mis dedos, dulzura.- pidió Mew llevando tres dedos de su mano hacia el rostro del menor, guiándose con sus sensaciones.
-Con gusto.- dijo Gulf tomando en su boca los largos falanges que ansiaba ya sentir dentro de él. -Parece que si hay algo que puedes hacer tu solo.- tarareo con gusto al sentir los dedos húmedos acariciar su intimidad.
-Quiero tanto hacerte el amor, te deseo demasiado.- el mayor fue adentrando poco a poco uno de sus dedos en el menor, mientras mordía y succionaba la piel que tenía frente a él, en la clavícula y cuello ajeno.
-Estás aprendiendo a sentir.- murmuró el pelinegro con gusto, moviendo sus caderas, auto penetrándose en el largo dedo que se adentraba profundamente en él. -Ah Mew.- gimió en alto, apretando los hombros ajenos cuando sintió una corriente de puro placer.
-Tu también debes aprender a sentir.- murmuró Mew agregando un dedo más al estrecho pasaje que apretaba su falange.
-Estoy sintiendo muchas cosas en este momento.- afirmó el moreno retorciéndose de placer. -Oh mi amor.- gemía cada que su próstata era acariciada por el guapo hombre.
-Adoro tus gemidos.- gruñó el castaño.
-Y yo los tuyos.- dijo el moreno sonriendo encantado. -Pero te necesito en mi, no puedo esperar más.- inconscientemente sus caderas subían y bajan para adentrar más profundamente los dedos ajenos.
-¿Estás listo, mi ángel?.- preguntó Mew dulcemente, dejando un camino de besos por el pecho del menor.
-Nunca estuve más listo en mi vida.- suspiró Gulf tomando la mano ajena para alejarla de su intimidad.
-Te amo.- suspiró el castaño apretando el trasero ajeno.
-Te amo.- repitió el pelinegro tomando el miembro que estaba duro de nuevo, alineándolo en su entrada, bajando sus caderas lentamente.
-Oh Gulf.- gimió el pálido cuando sintió el trasero ajeno contra sus muslos, su miembro siendo apretado por el estrecho canal del menor. -¿No te duele?.- preguntó llevando sus manos al rostro ajeno para comprobar su reacción.
-Duele un poco, pero es justo lo que necesitaba.- Gulf se abrazó fuertemente al pálido, tan solo disfrutando la sensación dentro de él. El duro trozo de carne palpitaba contra sus paredes internas, se sentía lleno y completo.
-Usa mi cuerpo a tu placer, mi ángel.- dijo Mew dejándose a total disposición del chico que amaba.
-Con gusto.- el menor se reincorporó y tomando impulso de los hombros ajenos, comenzó a mover sus caderas, subiendo y bajando lentamente.
-Gulf.- suspiró el pálido rodeando la cintura ajena, buscando los labios del menor para unirlos.
Sus lenguas se buscaron con desesperación, como si no se hubieran besado hace pocos minutos. Sus labios siempre habían parecido encajar como piezas de rompecabezas y ahora sus cuerpos también.
Mew podía dibujar en su mente la erótica silueta que lo montaba a un ritmo lento y sensual. Juraba que, a través de sus manos, podía ver la preciosa curva que daba al redondo trasero del menor. Imaginaba el cabello revuelto del moreno, su piel aperlada.
-Eres hermoso.- jadeó Mew animando al pelinegro a aumentar el ritmo de sus embestidas.
-Tu también.- dijo Gulf con una sonrisa en el rostro, feliz de saber que su amante estaba disfrutando su encuentro, a pesar de las circunstancias.
-Te amo tanto, mi ángel.- con el deseo corriendo por sus venas y siguiendo sus instintos, sus labios fueron directamente al pecho del moreno, donde lamio uno de los duros pezones, mientras el otro era atendido por su mano.
-Oh mi amor.- gritó Kanawut sobre estimulado por todo lo que sentía en su cuerpo. Las juguetonas lamidas, la forma en que Mew jalaba su pezones, las profundas embestidas que daban siempre en su próstata.
Todo estaba siendo demasiado perfecto para ambos, porque no tenían inhibiciones, se amaban y querían sellar su amor con ese acto tan puro.
-Córrete para mí.- pidió el mayor dejando el pezón del menor para tomar la húmeda erección de este, dándole largas caricias.
-Amor, oh mi amor, ah.- Gulf no necesitó más que escuchar esas sucias palabras para dejar salir su esencia a borbotones, manchando sus cuerpos en el proceso.
-¿Puedo llenarte de mi, mi ángel?.- preguntó Mew incitando al menor a continuar moviéndose, alargando aún más su orgasmo.
-Hazlo, llenarme de tu esencia.- gimió el pelinegro moviendo sus caderas en círculos, apretando en su interior la erección ajena. -Hazme tuyo.-
-Gulf, oh mi ángel.- gruñó Suppasit sin poder soportar más la dulce opresión a su alrededor. -Tu ya eres completamente mío.- aseguró dejando salir todo de sí en ese pasaje que tanto placer le había otorgado.
-Si, mi amor, todo tuyo.- murmuró con gusto el menor, sintiendo el líquido tibio derramarse entre sus cuerpos, escurriéndose por sus piernas.
-Te amo tanto, mi ángel, gracias por estar conmigo.- dijo el castaño pasando sus manos por las mejillas ajenas, después por el cabello del pelinegro, por su espalda, hasta dar de nuevo al trasero redondo que apretó con gusto, grabando en su mente una imagen del cuerpo sudoroso que estaba sobre el.
-Es más que un placer estar contigo, mi amor.- aseguró el menor acomodando su rostro en el hombro del mayor, abrazando el fornido cuerpo que tanto amaba. -Te amo.- dio un beso sobre el pecho del pálido y volvió a acomodarse, con una sonrisa satisfecha y enamorada en el rostro.
-Mi ángel.- murmuró Mew con una sonrisa, sintiendo la pesada respiración contra su cuello, indicando que Gulf había caído profundamente dormido.
Sin darse cuenta ambos cayeron en un profundo sueño, exhaustos por la apasionada actividad que habían hecho. Y aunque ellos hubieran querido dormir hasta altas horas de la mañana, la persona que llamaba a uno de los hombres en la cama, tenía otros planes.
-Mi ángel, están llamando.- indicó Suppasit retorciéndose en la cama, donde ya estaba bien recostado e incluso tapado.
-Tengo sueño.- murmuró Kanawut acurrucándose contra el costado el pálido, con su cabeza en el pecho ajeno.
-Pero alguien está llamando y es como la tercera vez que llaman, debe ser importante.- dijo el pálido, aunque también apretó más la cintura del menor, demasiado cómodo en la calidez que le brindaba el hombre junto a él.
Bufando Gulf estiró su brazo para buscar su celular y responder a quien estaba arruinando sus bellas horas de sueño junto al hombre que amaba y con el que finalmente había podido hacer el amor.
-Habla Gulf.- fue lo primero que dijo al atender la llamada.
El pálido estaba demasiado concentrado en cómo se sentía el cuerpo junto a él que ni siquiera prestó atención a lo que hablaba el menor. Sus grandes manos acariciaron la cintura ajena, bajando hasta los firmes glúteos que tanto había disfrutado apretar, pero que está vez se limitó a sentir bajo la palma de sus manos.
-Esa es una gran noticia.- gritó el menor emocionado, sacando de su ensoñación al pálido. -Claro, hoy mismo vamos.- agregó.
-¿Qué sucede, mi ángel?.- preguntó el mayor consternado por la emoción de su amante.
-Tienes una nueva oportunidad para vivir, mi amor.- dijo Gulf sollozando.
-Gulf, ¿hablas en serio?.- preguntó Mew tomando el rostro ajeno entre sus manos, juntando sus frentes, rozando sus narices, como se le había hecho costumbre al no poder ver el rostro del menor.
-Si, mi amor, las pruebas que te hizo el doctor dicen que eres candidato perfecto para la operación.- exclamó feliz el moreno entre lágrimas. -Vas a poder ver de nuevo, mi amor.-
-Oh mi ángel, cuantas cosas buenas has traído a mi vida, mi pequeño amuleto de la suerte.- las lágrimas mojaron el rostro del castaño. -Gracias, Gulf.-
Para Mew el lindo chico entre sus brazos era su luz, su ángel, su amuleto, lo mejor que le había pasado en el mundo y esa noticia sólo lo comprobaba. El pálido no había querido considerar operarse, más que nada por miedo, pero Gulf siempre le había dicho que todo saldría bien y que él estaría a su lado pasara lo que pasara, lo que lo llevó a hacerse los estudios para considerarlo para la cirugía.
El nombrado junto sus labios con emoción y demasiada felicidad. Ahora todo mejoraba para la pareja, Mew volvería a ver y ellos finalmente estarían juntos, para siempre.
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Con cuidado Gulf quitaba las vendas que rodeaban la cabeza de su novio. Ya habían pasado 3 semanas desde la exitosa operación que devolvería a Mew eso que tanto le había dolido perder, aún cuando el hombre que tuvo la culpa estuviera tras las rejas.
-Abre los ojos lentamente.- indicó el moreno, alejándose un poco de su pareja.
-Wow, la luz si que es muy brillante.- exclamó el pálido abriendo sus ojos con dificultad, percibiendo la luz que entraba por la ventana.
Poco a poco fue enfocando su vista en la silueta frente a él. Sabía que era su novio, pues este había querido que ese momento tan especial fuera solo de ellos, sin nadie más alrededor.
-¿Como me veo?.- pregunto Kanawut tímidamente, jugando con sus manos.
-Gulf.- jadeó Suppasit admirando la esbelta silueta desnuda de su pareja. Con toda su piel morena a la vista. -Estoy viendo a un ángel.- con cuidado se puso de pie, caminando lentamente hasta el menor.
-¿Es así como me imaginabas?.- preguntó el pelinegro sonriendo al ver de nuevo los ojos ajenos escanear su cuerpo, con ese brillo de deseo en ellos.
-Eres aún más hermoso, mi ángel.- afirmó el castaño pasando las yemas de sus dedos por el costado del moreno, acariciando sus curvas.
-Creí que te gustaría verme así, como deseabas verme aquella noche.- murmuró el moreno al tener a su pareja tan cerca de él, acariciándolo como si fuera lo más hermoso que nunca hubiera visto.
-Siempre sabes justo lo que quiero, mi ángel.- dijo el pálido tomando al menor del mentón para verlo a los ojos. Finalmente viendo de nuevo ese bello color ámbar que estaba grabado en su mente desde que se conocían. -Tu cuerpo es hermoso.- afirmó pasando sus manos por la cintura ajena, juntando sus cuerpos, apretando después el trasero respingado y suave que lo volvía loco.
-Tu eres hermoso.- afirmó el pelinegro entre suspiros.
-Te amo, mi ángel.- murmuró Mew sobre los labios ajenos.
-Te amo, mi amor.- dijo Gulf sonriendo antes de unir sus labios dulcemente.
Finalmente todo volvía a la normalidad, solo que esta vez ellos podían estar juntos. Sin ataduras ni miedos, solo ellos amándose. Y aunque una desafortunada situación los había unido, ahora todo parecía ir mejorar para ellos y eso no podía hacerlos más felices.
Mew finalmente podría vivir su historia de amor junto a su ángel y Gulf con el hombre que tanto amaba.
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Después de mil años más, volví jajajja
Tarde demasiado en terminar este capitulo porque como habrán notado es el One-Shot más largo que he escrito hasta el momento.
Enserio ame toda esta historia de principio a fin, así que espero que a ustedes también les encantará.
Díganme que les pareció y si quieren sugerir historias o algo, pueden hacerlo.
Ademas quiero agregar que en caso de que no esté subiendo historias tan seguido es debido a que ya entre a la universidad y estoy en mi último semestre, lo cual es muy pesado. Tengo muy poco tiempo para hacer cosas a parte de la escuela, pero seguiré intentando traerles historias, solo que no será tan seguido.
Espero me entiendan y sigan apoyándome tanto como siempre lo hacen.
Nos leemos pronto, los amo💙💙💙💙💙
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