Lo Que Pasa En Las Vegas
El moreno cuerpo se removía incómodo en la cama de un lujoso hotel en Las Vegas, pues los rayos del sol daban justo en su cara. Se removió hasta que sintió algo cálido a su lado y se acurruco ahí, buscando volver a conciliar el sueño.
-Buenos días, bebé.- una voz que conocía muy bien lo hizo reaccionar un poco, además del apodo que nunca había escuchado salir de esa boca. Pero lo que sin duda lo despertó fue la sensación suave de unos labios sobre los suyos, moviéndose con ternura.
Cuando abrió un poco los ojos, pudo ver muy cerca de su rostro la cara de su mejor amigo, Mew.
-¿Qué mierda está pasando?.- preguntó Gulf separándose del pálido evidentemente asustado. -¿Por qué rayos me besaste?.- estaba enojado, confundido y podía ver que su amigo estaba igual.
-¿No puedo besar a mi esposo?.- preguntó el castaño con confusión, tratando de acercarse al moreno.
-Aléjate, no.- gritó el menor asustado. - ¿Qué mierda es esa de esposo?, ¿de qué rayos hablas?.- lo atacó con preguntas.
-¿No recuerdas lo que pasó anoche?.- preguntó Mew casi al borde del llanto.
El pelinegro se asustó y revisó bajo las sábanas si aún usaba ropa y se encontró con las mismas prendas que usaba cuando salieron la noche anterior del hotel.
-Solo recuerdo que salimos a un bar a tomar.- la voz del menor, por solo un año, temblaba de miedo al no recordar nada de lo que había hecho, menos el cómo llegó al punto de que su mejor amigo de los 4 años de universidad le llamará esposo.
-Después de unos tragos me dijiste que querías casarte en las vegas, me pediste casarme contigo y fuimos a esos lugares donde te casan por 20 dólares.- explicó el mayor con pesar.
-Entonces es un matrimonio falso, esos lugares no pueden ser serios.- argumento Gulf casi perdiendo la cabeza, rogando porque su matrimonio no fuera real.
-Son reales, válidos, estamos casados desde anoche.- Mew tomó una foto que estaba en la mesita al lado de la cama, junto con un certificado firmado por los dos y se la pasó a su amigo.
En la foto se veía a Mew con un moño negro y a Gulf con un velo blanco sobre su cabello, en una se daban la mano mientras sonreían y en la otra se estaban besando. Con miedo el menor vio su mano y encontró ahí un anillo, que parecía barato, pero un anillo a fin de cuentas, demostrando que aquello sí había pasado.
-¿Cómo es posible?.- se preguntó el moreno, las lágrimas comenzaron a salir y no sabía si era por el enojo, la confusión o el estrés que le generaba no recordar nada de lo que había hecho. Porque él lo había ocasionado, o al menos así sonaba si lo contaba Mew. -¿Porque tu recuerdas todo?. -
-No estaba tan borracho, supongo.- y era verdad, el pálido no solía tomar demasiado y conociendo a su amigo, sabía que tendría que cuidarlo al final.
-¿Por qué mierda aceptaste mi idea?.- Gulf tomó una almohada y comenzó a golpear a su amigo con esta. -¿Si estabas más consciente porque no me detuviste?, ¿Por qué aceptaste casarnos?, sabes que digo estupideces cuando estoy ebrio.- estaba furioso, golpeando sin cesar a su amigo.
-Yo...- quiso hablar Mew, pero nada salió de su boca, ¿Qué podía decir ahora que sabía que Gulf no hablaba enserio con lo de casarse?.
-Espera.- el menor se detuvo, analizando un poco los hechos. -¿Tu querías casarte conmigo?.- la sorpresa en la voz de Gulf era evidente, como si acabará de hacer el mejor descubrimiento del siglo.
-Enserio creí que tú también lo querías.- se disculpó el mayor, bajando la mirada apenado.
-Tu sabes que no soy gay.- replicó el moreno. -Esta bien si tu eres gay, pero eso no es lo mío, mierda Mew pensé que ya habíamos dejado en claro que no te enamorarías de mi.- se quejó.
-Lamento no haber cumplido con mi palabra.- Mew se puso de pie y tomó la maleta, que ni se habían molestado en desempatar cuando llegaron a las vegas el día anterior y salió de la habitación.
-Mierda.- masculló el pelinegro cuando la puerta fue azotada y el dolor de cabeza volvió con mucha más intensidad.
Gulf se quedó ahí recostado, masajeando su frente para tratar de disminuir el dolor de cabeza, que ya no solo era por la resaca, sino también por la rara situación en la que se encontraba.
Mew y Gulf se conocieron cuando entraron a la universidad, puesto que iban a la misma carrera, aun cuando el pálido era un año mayor. En ese entonces el pelinegro tenía 19 y el castaño 20, por lo que congeniaron de inmediato.
-Hola, ¿eres de la carrera de ingeniera en sistemas?.- preguntó el bello chico de cabellos castaños, piel pálida y bien trabajado cuerpo.
-¿Me hablas a mi?.- preguntó el otro chico de piel morena, cabello negro y sedoso, además de unos labios gruesos y apetecibles.
-Claro, creo que te vi en el curso de inducción y como veo que tú tampoco conoces a nadie, pensé que sería buena idea acercarme a hablar.- explicó el mayor.
-Me parece bien, soy Gulf.- se presentó el moreno.
-Yo soy Mew.- el pálido estiró su mano y el otro chico la apretó a forma de saludo.
Se llevaron muy bien y se hicieron mejores amigos, el año de diferencia entre sus edades no complicó que su amistad se diera. Tenían gustos parecidos en juegos, películas, menos en una cosa, las preferencias sexuales.
Mew toda su adolescencia tuvo dudas de sus preferencias, pues cuando tenía 15 una chica lo beso y no había sentido nada, pero a los 16 probó a besar a un chico y su corazón latió emocionado. Aun así no había dicho nunca cuáles eran sus preferencias, ya que le daba miedo lo que pudieran decir de él.
Pero se había cansado de fingir y de tener que soportar a su amigo preguntándole cuándo tendría una novia.
-Mew, Fai tiene una amiga muy linda, debería presentártela, tal vez te guste.- comentó Gulf llamando la atención de su amigo, mientras estaban en casa de este haciendo tarea.
-¿Fai?.- preguntó confundido Mew, pues ese nombre no le parecía conocido.
-Si, la chica con la que estoy saliendo desde la semana pasada.- explicó el menor. -Su amiga Mai es muy linda y pensé en que tal vez podrías salir con ella y si te interesa, después podríamos salir a citas los cuatro juntos.-
El pálido se quedó callado, ya tenían dos años de amistad en ese momento, dos años en los que Mew tuvo que esconder quién era y cómo se sentía en realidad, por miedo a que su mejor amigo lo dejase.
-¿Qué sucede, Mew?.- preguntó preocupado el moreno al ver que su amigo se quedaba callado, como pensando en algo.
-Quiero decirte algo.- la voz seria del castaño alertó a Gulf. Pocas veces ellos se ponían serios, pues podían hablar de todo sin ningún problema.
-Me estas preocupando, Mew.-
-Prométeme que no dejaras de ser mi amigo después de esto.- el castaño evitaba la mirada de su amigo, pero podía sentir como lo veía con curiosidad y hasta cierto punto preocupación.
-No puedes deshacerte de mí tan fácil, recuerda que ya planeamos irnos de viaje a Las Vegas cuando nos graduemos.- lo animó el menor, se acercó hasta él, pues estaban sentados uno en cada esquina de la cama, para tomar su mano en señal de apoyo.
-Yo quiero decirte que soy gay.- su voz tembló notoriamente, pues nunca había dicho eso en voz alta más que con sus padres y hermana, los cuales lo aceptaron muy bien, pero hacerlo con amigos era más preocupante según él.
-¿Y eso es lo que te pone tan nervioso?.- preguntó sorprendido el moreno. -Mew, a mi no me importa si te gustan los hombres o las mujeres, eres mi amigo por me caes bien y nos llevamos muy bien, aunque quiero disculparme por molestarte tanto con presentarte chicas.-
-No te disculpes, no lo sabías, no es tu culpa, Gulf.- Mew suspiro más tranquilo con la reacción tan tranquila de su mejor amigo, pero suponía que lo demás que quería decirle no se lo tomaría tan bien.
-Mientras no me digas que te gusto, no tengo ningún problema.- dijo de forma divertida el pelinegro, ya que él no se consideraba tan guapo como para gustarle a un hombre, menos a su amigo que debía admitir que era un hombre muy guapo y que enamoraba a todos en el campus.
-No, como crees.- se apresuró a decir el pálido, preocupado de que su amigo se sintiera incómodo si lo hacía creer que si le gustaba. -No tienes que preocuparte por eso, no pasara.-
-Wow, ¿me estás diciendo feo?, ¿crees que no puedo enamorar a un hombre?.- preguntó el pelinegro solo para molestar a su amigo, el cual ya estaba sonrojado por la pena.
-No, no Gulf, eso no es lo quise decir.- Gulf se rió ante el nerviosismo de su amigo, riendo por lo bajo.
-Solo estoy jugando contigo, no creo ser tu tipo.-
Y así había sido esa "salida del closet", que había salido mejor de lo que Mew pensó, ya que su amigo nunca se mostró incómodo con él.
Todo eso es lo que pensaba Gulf tirado en la cama del hotel. Hace dos horas que su amigo se había ido y no volvió, por lo que el menor se dedicó a pensar bien qué hacer o cómo actuar ahora.
No recordaba nada de la noche anterior, su último recuerdo era haber entrado al bar y comenzar a tomar junto a Mew. Pero todo lo demás estaba borroso, recordaba de forma nublada que bailaron juntos, se reían y brincaban con emoción por estar finalmente graduados.
No salió del hotel en todo el día, la resaca hacía que su cabeza pulsara, la luz lastimaba sus ojos y si se movía mucho su estomago se revolvía. Se durmió para dejar de sentir los malestares y no pensar en la extraña situación en la que se encontraba ahora.
Para su sorpresa, despertó muy tarde, ya cuando estaba el cielo oscuro, aun cuando no había comido nada en todo el día, se sentía tan desganado y confundido. No pensaba salir por comida, ni levantarse a pedir servicio a la habitación, pero el sonido de su celular lo obligó a ponerse de pie.
-Diga.- respondió sin siquiera ver el contacto.
-¿Que demonios paso en allá?.- la voz de Joom, la hermana de Mew, sonaba furiosa.
-¿De qué hablas, Joom?.- preguntó confundido el menor, sobándose la frente por el dolor que le causó el grito del otro lado de la línea.
-Apenas ayer se fueron y hoy Mew ya está de regreso en casa, llegó llorando y no quiso hablar con nadie, ¿dime que rayos le hiciste?.-
-Fue una tontería, Joom, lo resolveré.- trató de calmarla el moreno.
-No puede ser una tontería si Mew está así de deprimido, escucho su llanto desde afuera de su habitación.- volvió a reclamar la mujer.
-No puedo decírtelo, pero lo arreglare.- le aseguro el menor, aunque ni él sabía cómo haría eso.
-Espero que si, sino, me vas a conocer de verdad, Kanawut.- nunca le había dicho por su nombre de pila y en realidad nunca le tuvo miedo a la hermana menor de su amigo, pero justo ahora sentía escalofríos por escuchar la enojada voz de la chica.
La llamada se cortó después de eso, dejando a Gulf pasmado. No pensó que su amigo volvería a Bangkok después de su "pelea", si es que se le podía llamar así, él creyó que tal vez solo se iría a otra habitación para pensar las cosas y que después podrían hablar.
-¿Por qué demonios le pedí casarse conmigo?.- se recriminó el menor a sí mismo, dejándose caer de nuevo sobre la cama.
Por otra parte, Mew no había pensado en nada más que alejarse del menor, no quería estar cerca de él después de que lo rechazó de esa forma tan cruel, sin importarle si lo hacía sentir mal.
El mayor volvió a su casa, el lugar donde se sentía seguro y donde podía llorar sin penas. Su corazón que había estado sumamente feliz de finalmente tener una oportunidad con su amigo, del cual se había enamorado en el momento que lo vio, porque Gulf era simplemente el hombre más hermoso a ojos del pálido; ahora sentía que estaba destrozado, su frágil corazón simplemente se partió en mil pedazos.
Casi en automático salió del hotel y tomó el primer vuelo de regreso a Bangkok, ni siquiera le importo que tenía toda una semana pagada en aquel hotel de Las Vegas, solo quería volver a su hogar y llorar, desahogar la presión en su pecho, llorar hasta que la fea sensación de ser rechazado por la persona que mas amaba, se fuera de su corazón.
-Mew, dime que sucede, por favor.- se escuchó la voz de Joom desde el otro lado de la puerta de la habitación del pálido. -Estoy preocupada por ti.-
-Ahora no, Joom, te lo contaré después.- dijo el mayor lo suficiente alto para que su hermana lo escuchara.
-Solo háblame si me necesitas, sabes que estoy para ti en cualquier momento.- aseguró la preocupada chica.
-Gracias, Joom.- murmuró Mew enterrando su cara mojada en las almohadas húmedas por las horas que tenía llorando.
Mew sabía que ya era un adulto y que no debía estar llorando como adolescente luego de que lo terminaran, pero le dolía el rechazo del amor de su vida, porque la noche anterior había pasado las mejores horas de su vida con ese chico, el cual ya ni sabía si podría seguir llamando su mejor amigo.
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Gulf se quedó en Las Vegas toda la semana, pues ya la tenían pagada y tampoco quería volver a Bangkok, donde tendría que hacerse responsable de la estupidez que había hecho con unas copas encima.
No se habían comunicado con el otro. Mew porque no quería salir más lastimado y Gulf porque ni siquiera sabía que decirle a su amigo.
Su semana en aquel país extranjero el menor la pasó en algunos parques, museos y lugares turísticos. No fue la semana llena de diversión y borracheras que espero, pero su mente no estaba para eso ya, solo pensaba en lo que había hecho, tratando de recordar cómo pasaron las cosas.
Cuando llegó a su casa quiso correr a su habitación para que su familia no le preguntara nada, pero obviamente la suerte no estaba de su lado.
-Hola hijo, ¿Cómo te fue en tus vacaciones?.- preguntó Sorn, la madre de Gulf.
-Bien.- respondió cortamente.
-¿Pasó algo?.- la mujer se preocupó un poco, pues no esperaba que su hijo volviera tan decaído.
-Te cuento después, ¿si?, estoy cansado.- dijo Gulf para zafarse de que su madre hiciera más preguntas.
-Está bien, cariño.- aceptó la señora, pues aunque no estaba tranquila, no podía obligar al menor a hablar.
El moreno se encerró en su cuarto toda la tarde, solo salió a comer. Por alguna razón se sentía triste por haber destruido la bonita amistad que tenía con Mew.
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Pero por más que ambos chicos querían permanecer encerrados en sus respectivas habitaciones, tenían que comenzar a trabajar y para su desgracia los dos aplicaron a la misma empresa de videojuegos. Habían estado emocionados de trabajar juntos en una empresa tan importante como Nintendo, pero ahora ese sentimiento ya no estaba, solo sentían miedo y preocupación de volver a verse.
-Buenos días a todos, mi nombre es Tong Thanayut.- se presentó el hombre que recibió a los cinco nuevos empleados. -Soy el encargado de los nuevos, les haré un recorrido y les mostraré su trabajo, pero quiero que se presenten primero para darles su gafete.-
-Yo soy Mild Suttinut, tengo 23 años.- se presentó un chico pálido de baja estatura.
-Yo soy Kaownah Kittipat, tengo 23 años.- se presentó un chico moreno de cabellos negros y un aura como de superioridad disfrazada de amabilidad.
-Yo soy Gulf Kanawut, tengo 23 años.- se presentó el moreno con timidez e incomodidad pues estaba parado justo al lado de su mejor amigo.
-Yo soy Mew Suppasit, tengo 24 años.- el mayor se presentó con una voz monótona que Gulf nunca había escuchado en él.
-Bien, les daré el recorrido y les diré donde trabajaran.- Tong los guió por todo el lugar, pero el moreno no prestaba atención, solo veía a su amigo, sabía que la había cagado en grande cuando notó que este hacía como que no lo conocía y nunca volteaba a verlo y eso extrañamente lo hacía sentirse mal.
Pasearon por todas las áreas, los presentaron con todos los empleados y finalmente llegaron al área donde trabajarían.
-No se si lo sabían pero aquí trabajarán en parejas, tendrán un cubículo para los dos.- comentó el hombre que los guiaba.
-Yo quiero trabajar con Mew.- comentó rápidamente Kaownah. Gulf no debía ser muy inteligente para darse cuenta de que ese chico no le quitaba la mirada de encima a su amigo.
-Si él no tiene ningún problema con eso, pueden estar juntos.- comentó Tong.
-Por mí está bien.- comentó el mayor viendo de reojo la cara sorprendida del moreno.
-Entonces Mild y Gulf quedaran juntos.- este último no estaba nada contento con esa decisión.
Y no le quedó de otra que acostumbrarse a trabajar con el chico bajito. Que en realidad era sencillo ya que este era muy carismático y siempre estaba alegre, pero aun así le molestaba escuchar la risa de Kao en el cubículo de al lado. Apenas tenían dos semanas pero él ya estaba harto de ese chico.
-Gulf, ¿puedo preguntarte algo?.- dijo Mild despistadamente.
-¿Qué pasa?.- preguntó el pelinegro sin despegar la mirada de la computadora.
-¿Porque odias a Kaownah?.- Gulf dejo de ver la computadora y vio al chico con sorpresa por la inesperada pregunta.
-¿Porque crees que lo odio?.- cuestionó haciéndose el desentendido.
-Porque siempre que escuchas tu voz haces muecas de disgusto y nunca quieres ir a su cubículo a dejar los papeles y me mandas a mi.- explicó el pálido.
-Simplemente me parece alguien muy falso, esa fachada de chico bueno no es más que una mentira.-
-¿Ya conocías a Mew?.- indago más el curioso chico.
-Éramos mejores amigos.- murmuró con tristeza.
-¿Ya no lo son?.- preguntó sorprendido el de baja estatura.
-Creo que no, tengo casi un mes que no hablo con el.-
-¿Que paso?.- pregunto el pálido sorprendido, pues nunca pensó que esos chicos hubieran sido mejores amigos, pues cuando los conocía lucían como desconocidos.
-Hice una estupidez y arruine nuestra amistad.- explicó el moreno con pesar. -Pero no quiero hablar más de eso.-
Mild no preguntó más, pues en el tono de voz de su compañero pudo notar la tristeza.
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Un mes más pasó, no tenían contacto a pesar de trabajar tan juntos. Gulf ahora salía con una chica que encontró en alguna app de citas, quería distraer su mente de la situación con su amigo, la cual aun seguía rondando su mente, pues no había recordado nada de aquella noche.
-Hola, Gulf.- saluda Mali, la chica con la que el moreno tenía una semana saliendo.
-Hola, Mali.- saludó amablemente sentándose frente a la chica en el restaurante italiano que se habían citado.
Platicaron de varias cosas, pero la mente del menor estaba en otras cosas. "A Mew le gustaba este lugar, recuerdo que veníamos cada viernes después de clase" pensó el pelinegro y tal vez por eso de forma inconsciente invitó a la chica a ese lugar en específico.
-Estás algo distraído, ¿pasa algo?.- preguntó la linda chica de piel blanca, cabello castaño largo y unos lindos ojos brillantes.
-Cosas del trabajo que me tienen estresado.- mintió, porque la realidad era que su enojo se debía a la cercanía de Kao con Mew, parecían siameses, Kao seguía a su amigo a todas partes y siempre lo tomaba del brazo.
-Yo conozco una forma de quitarte el estrés.- comentó la chica de forma coqueta.
-¿A si?, dime.- le siguió el juego el moreno, sabiendo muy bien a qué se refería y tal vez eso era lo que le faltaba para despejar su mente del asunto con su amigo.
-¿Te parece si mejor te lo digo en mi departamento?.- preguntó Mali.
-Vamos.- Gulf pagó la cena y salieron del lugar tomados de la mano. Aunque Gulf sentía la pequeña mano extraña contra la suya y por extraño que parezca la comparó con la de Mew, con esa grande y suave mano que casi cubría la suya por completo.
"Mierda, debería dejar de pensar en él", se recriminó mentalmente. No se dio cuenta de en qué momento llegaron al hogar de la chica, hasta que esta cerró la puerta detrás de él.
-¿Quieres algo de beber?.- preguntó la chica dejando su bolso en la mesita de la entrada.
-No, estoy bien.- respondió casi de forma automática el menor.
-Bueno, entonces siéntate en el sofá, me cambiare por algo más cómodo y después te haré un masaje para quitarte el estrés.- Gulf solo asintió y vio a la chica adentrarse en un cuarto.
El se quedó sentado en el sofá, pensando en lo que iba a pasar. "¿Esto cuenta como engaño?, después de todo seguimos casados" se preguntó el menor.
-No pienses tanto, se te arrugará la frente si sigues haciendo esas expresiones.- la dulce voz de la chica lo trajo de vuelta a la realidad. Mali salió vestida con una ligera bata de satín, demasiado sensual y caminó hasta el menor, sentándose confianzudamente a horcajadas de él. -¿Qué tal me veo?.-
-Muy linda.- comentó el pelinegro, sin realmente pensar eso, pues aunque la chica tenía un lindo cuerpo, no lo excitaba, ni con el traje que usaba.
La chica comenzó a masajear los tensos hombros del moreno y Gulf gruñía encantado, pues tenía los ojos cerrados y solo disfrutaba de cómo poco a poco la tensión desaparecía. Pero claro que Mali tenía otros planes para ellos.
-Tu también puedes tocar.- dijo la dulce chica tomando las manos del moreno para ponerlas en su cintura.
La mente de Gulf comenzó a traer recuerdos desconocidos para él, sintió bajo sus manos un abdomen marcado y unas grandes manos jugando con su cabello.
-Ah.- gimió el moreno abriendo los ojos sorprendido cuando sintió húmedos besos en su cuello, lo primero que vieron sus ojos fue un cuerpo musculoso y el cabello corto de una persona que conocía bien, pero esta pronto volvió a la pequeña figura de Mali.
-Con que te gusta que te besen el cuello, eh.- dijo la chica de forma burlona, continuando con su anterior acción.
Gulf se sentía algo incómodo, como si lo que estaba apunto de hacer estuviera mal. Sentía que estaba engañando a Mew y eso era extraño, porque no es como si él lo quisiera, ¿o si?.
Pronto los labios de la chica fueron subiendo por su mejilla y se plantaron sobre sus belfos, primero se sorprendió, pero enseguida lo aceptó. Su mente lo llevó a aquella noche en Las Vegas, cuando ya un poco borracho, mientras bailaban, había tomado a su amigo del cuello y unió sus labios de forma desordenada.
-Te amo, Mew.- le había gritado cuando terminó el beso.
-Gulf.- jadeo el mayor sorprendido.
-Cásate conmigo, vamos a casarnos en esas capillas baratas.- pidió casi en una súplica.
-¿Estás seguro?.- había preguntado Mew, con el corazón corriendo como loco en su pecho.
-Hagámoslo.-
Salieron del bar donde estaban y buscaron una capilla. Firmaron ciertos papeles y entre risas re colocaron el moño negro y el velo blanco.
-¿Mew Suppasit, aceptas a Gulf Kanawut como tu esposo?.- preguntó el juez.
-Acepto.- dijo el pálido con emoción y felicidad, pues finalmente podría estar con el hombre que amaba.
-¿Gulf Kanawut, aceptas a Mew Suppasit como tu esposo?.- le preguntaron al otro chico.
-Acepto.- dijo con seguridad y sin esperar más se lanzó a los brazos del mayor para besarlo.
Recordó que se tomaron un par de fotos después de eso y que una vez en el hotel se habían besado más, se acariciaron con amor, pero no llegaron a más debido al estado de ebriedad del menor.
Gulf recordaba cada caricia, cada beso y se encontró pensando en eso mientras Mali estaba sobre él mordiendo sus labios. Y ahí supo que no podía hacerlo, no con Mali, no cuando su corazón le decía que esto era incorrecto y que la persona que en realidad quería había estado muchos años a su lado.
-Mali detente.- dijo tomando de los hombros a la chica que lo vio extrañado.
-¿Qué pasa?.- preguntó Mali confundida, pues hace un momento el menor estaba correspondiendo a sus besos y caricias.
-No puedo hacer esto.- Gulf quito a la chica y con cuidado la sentó en el sofá y se puso de pie.
-¿Por qué? .- pregunta casi al borde del llanto la mujer, pues en serio se había interesado por el moreno.
-Porque estoy casado y tengo que ir a recuperar a mi esposo.- dijo con seguridad.
-Eres un descarado.- Mali se paró y sin dudar le dio una cachetada. -Lárgate, no quiero volver a verte.- el pelinegro bajó la cabeza y salió del lugar.
El corazón de Gulf latía como loco en su pecho, sus manos sudaban y se sentía nervioso. Nunca creyó que en serio estaría enamorado de su mejor amigo, claro que lo pensó un par de veces, pero siempre descartó la idea pensando que sólo admiraba a su amigo y admitía que era guapo.
Pero si lo pensaba más a fondo, siempre pensaba en Mew, cada segundo el hombre estaba en su mente. Cada momento con Mali estuvo pensando en Mew, en que fuera él con quien estaba en el restaurante, el que lo acariciara, el que lo besara.
Y ahora entendía también su enojo con cada pretendiente del mayor, porque siempre hacía todo por alejarlos y sobre todo entendía porque odiaba tanto a Kaownah.
Que si bien él había tenido una novia mientras estaban en la universidad, no fue nada serio y no duró demasiado, porque él prefería pasar sus días con Mew, jugando videojuegos, haciendo tarea, saliendo a comer a lugares nuevos o solo ver películas en la casa de este.
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Gulf se dio un día para asimilar todo, para entender bien sus sentimientos y pensar que haría. Pero lo único que tenía seguro era que quería a Mew y no como un amigo, lo quería como lo que era, su esposo, el hombre con el que quería estar por el resto de su vida. Porque aunque se había negado todos esos años por miedo a lo que pensaran de él, ya no quería más ocultarlo, amaba a Mew.
Con eso en mente, el moreno salió de su casa y fue directo a la del mayor. Tenía que hablar con él y decirle que lo sentía.
Cuando estuvo frente a la puerta de la casa del pálido se sintió nervioso. "¿Que tal que me odia?, ¿y si ya no quiere verme?" eran las preguntas que pensaba el pelinegro. De repente la puerta se abrió y dejó ver a Joom.
-¿Qué haces aquí, Gulf?.- preguntó la chica con evidente molestia.
-Vine a ver a Mew, ¿está en casa?.- preguntó nervioso por la pesada mirada de la chica.
-El está a punto de salir y yo ya tengo que irme.- comentó de forma cortante Joom.
-Él te conto que paso, ¿cierto?.-
-Sí y por eso no te quiero cerca de él, ya le hiciste mucho daño, déjalo ser feliz con ese chico.- dijo exasperada la mujer.
-¿Qué chico?.- pregunto el moreno enojado, pues no sabia que Mew estaba con alguien. -En realidad no importa, tengo que verlo y decirle que lo amo, que siempre lo he hecho pero era muy tonto para darme cuenta.- dijo con sinceridad y Joom lo notó, notó como el chico temblaba y estaba sonrojado por su confesión.
-Mew me va a odiar por esto.- suspiró la chica. -Ya sabes dónde está su habitación, yo me iré porque tengo una cita importante, no hay nadie en casa así que no importa si se gritan, pero no rompan nada y no le digas a Mew que yo te deje entrar.-
Gulf sonrió y salió corriendo escaleras arriba para buscar a su mejor amigo. Cuando llegó a la conocida puerta, escucho la de la entrada cerrarse, indicando que Joom ya se había ido.
Abrió la puerta sin tocar y encontró a Mew poniéndose su reloj.
-¿Que sucede Joom?, creí que ya te habías... .- empezó a decir el mayor, pero se quedó callado cuando vio a su mejor amigo. -Gulf.- suspiró sorprendido.
-Tenemos que hablar.- dijo con seguridad el menor, caminando hasta pararse frente al pálido.
-Tu y yo no tenemos nada que hablar.- Mew quiso sacarle la vuelta al pelinegro para salir de la habitación, pero la mano que tomó su brazo lo impidió.
Gulf no podía dejarlo ir, por lo que apretó el agarre en el brazo contrario, analizando el hermoso rostro del castaño, sus hermosas facciones y esos labios que moría por volver a besar.
-Tengo una cita con Kao, déjame ir.- pidió el mayor tratando de controlar su enojo. La sola mención de ese chico hizo enojar a Gulf, quién apretó el brazo del pálido. -Duele.- y antes de que pudiera decir otra cosa, tenía sobre sus labios los gruesos labios de su amigo.
El menor se separó un poco del corto beso y se sintió tímido ante la mirada sorprendida de su mejor amigo. Quiso irse en ese momento, temiendo que Mew lo fuera a rechazar, pero este lo detuvo antes de que siquiera diera un paso, poniendo su mano libre en su sonrojada mejilla, atrayéndolo a otro beso, esta vez moviendo sus labios, rememorando el sabor que habían perdido después de dos meses desde su boda.
Soltando el rudo agarre en el brazo del pálido, Gulf pasó sus manos por los anchos hombros del hombre que lo besaba con tanta devoción y amor. El menor se sentía derretir ante los suaves labios que degustaban los suyos y de las cálidas manos rodeando su cintura.
-¿Porque sigues jugando conmigo?.- jadeó el mayor apenas separándose unos centímetros. -No puedes venir y jugar con mi corazón cuando quieras, Gulf, ya no por favor.- los ojos del castaño se cristalizaron y el menor se encargó de limpiar cada lágrima que manchaba su rostro.
-No estoy jugando, te amo, te amo tanto y fui un tonto al no darme cuenta antes.- afirmó el moreno con seguridad.
-¿Cómo lo descubriste?.- preguntó el pálido con curiosidad. No habían dejado de abrazarse, porque se sentían bien siendo envueltos en la calidez del otro, sintiendo sus corazones latir al mismo ritmo.
-Estuve con una chica ayer, salimos a comer a ese lugar que nos gusta, después fuimos a su departamento y pues ya sabes que paso.- explicó vagamente el menor, no queriendo entrar en detalles.
-¿Lo hiciste con ella?.- preguntó algo dolido Mew, alejándose un poco del pequeño cuerpo entre sus brazos, apenas dejando sus manos en cada lado de las caderas del menor.
-No pude, porque cuando estaba con ella pensaba en ti, cuando me acaricio comencé a recordar aquella noche, la forma en que me sostuviste contra tu cuerpo, cuando me beso todos los recuerdos volvieron a mí, todo lo que sentí ese día, todos los besos que nos dimos, solo pensé en ti y la deje.-
-¿La dejaste?.- preguntó sorprendido el mayor.
-Si, le dije que tenía un esposo al que tenía que recuperar.- dijo con algo de pena el pelinegro, pues había llamado a su mejor amigo, esposo, finalmente.
-¿Y qué dijo ella?.- preguntó Mew sonriendo al escuchar a Gulf llamarlo esposo.
-Me dio una cachetada y me dijo que no quería volver a verme.- relató el menor, incluso su cara dolía un poco del lado en que fue golpeado. -Pero eso no importa, ella no me importa, porque ahora estoy seguro de que te amo.-
-¿Estás seguro de esto, Gulf?, no quiero volver a sufrir.- dijo el pálido. Tenía sentimientos encontrados, por un lado estaba emocionado con las cosas que el menor decía, pero también le preocupaba que fueran solo una mentira.
-Quédate conmigo, no vayas con Kao esta noche y te demostrare lo mucho que te amo.- Gulf lo quería, deseaba sentir las manos de Mew recorrer su cuerpo y por más miedo que le diera, también quería sentirlo dentro de él, quería hacer el amor con su esposo.
-¿Tu quieres hacerlo?.- Mew ni siquiera refutó sobre dejar a Kao, pues sinceramente no le interesaba, solo quería sacar al menor de su cabeza, pero lo que no espero fue que le pidiera eso, que si bien no lo había dicho como tal, se daba a entender.
-Quiero hacer el amor con mi esposo, ¿eso está mal?.- preguntó el moreno haciendo un tierno puchero que Mew no dudo en besar.
-No está mal, solo me sorprende que lo pidas.- dijo el castaño con una enorme sonrisa en el rostro. -Solo quiero que sepas que yo siempre soy el activo.-
-Eso era lo que esperaba, quiero que me hagas tuyo.- afirmó con seguridad Gulf, atrayendo al mayor del cuello, rozando apenas sus labios.
-Me sorprende que pidas que te haga mío si nunca has estado con otro hombre.- Mew pensó que al ser la primera vez de su esposo, esté querría ser el activo y en realidad no tenía problema de ser el pasivo por el.
-Eres el único hombre al que quiero y no descarto hacerte mío en el futuro, pero ahora solo quiero que me tomes y marques cada espacio de mi cuerpo.- Gulf estaba dejando su lado sensual salir a la luz, pues enserio quería estar entre los brazos del mayor, sentir sus caricias como aquella noche, pero esta vez quería llegar hasta el final.
-Mierda, siempre haces lo que quieres conmigo.- el moreno sonrió complacido por la rendición del mayor y se lanzó a atrapar sus labios entre los suyos.
Esta vez su beso era apasionado y lujurioso. Pronto sintieron la necesidad de más, enredando sus lenguas con placer, degustando el dulce y exquisito sabor del otro.
Mew los guió a ciegas hasta la cama, donde fue recostando a Gulf sin despegar sus labios, se acomodo entre sus piernas y llevó una de sus manos a la cadera del menor, apretando de forma posesiva. Si el moreno lo quería, él marcaría cada espacio de esa suave piel que ahora le pertenecía solo a él.
Con húmedos besos bajo al cuello del moreno y succiono dejando una que otra marca roja. Gulf jadeaba y su cuerpo temblaba por la sensación en su cuello, sus manos apretaban los fuertes y musculosos brazos del hombre sobre él.
-Espera.- lo detuvo el pelinegro, alejándolo un poco de su cuerpo.
-¿Qué pasa?.- preguntó el mayor preocupado de que su esposo quisiera detenerse.
-Solo quiero quitarme la camiseta para que tengas más espacio para marcar.- dijo de forma coqueta, levantando poco a poco su camiseta.
-Eres tan hermoso.- suspiró encantado el mayor. La morena piel de su esposo siempre le había encantado pero tenerla tan a su disposición lo volvía loco.
-Yo también quiero verte.- Gulf lanzó su camiseta lejos y se acercó a Mew, sentándose sobre sus piernas. -¿Puedo quitártela?.- preguntó jugando con el borde de la camiseta del mayor.
-Hazlo, cariño, puedes hacer lo que quieras conmigo.- afirmó el pálido dejando a su esposo sacar su camiseta.
-No puedo creer que mi esposo tenga un cuerpo tan delicioso.- murmuró el pelinegro paseando sus manos por los marcados cuadros del abdomen del mayor.
-Ahora pareces muy feliz de decir que soy tu esposo.- comentó el pálido recordando aquel horrible día.
-Lamento todo lo que dije en ese momento, solo estaba asustado, eres el único hombre que me ha gustado y tenía miedo.- confesó Gulf con pesar.
-Es normal tener miedo, pero no conmigo, nunca debes tener miedo de mi, cariño.- Mew tomó su novio de las mejillas y besó dulcemente sus labios.
-Nunca tendré miedo de ti, porque te amo, mi esposo.- la pasión volvió a brotar, sus cuerpos se pegaron al igual que sus labios.
El cuerpo de Gulf temblaba cada que sus lenguas se enredaban y cada que el mayor acariciaba su espalda, paseando sus manos de arriba a abajo.
Mew se sentía en un sueño, tal como el día en que se casaron, como si no fuera real nada de lo que sentía. Pero las manos jugando con su cabello, los deliciosos labios sobre los suyos y el peso del cuerpo del menor le hacían saber que no era un sueño.
De repente el sonido de un celular los interrumpió, se separaron y se vieron a los ojos, jadeando y sonrojados.
-Ignoralo, no pienso alejarme de ti por nada del mundo.- dijo el castaño besando el cuello del moreno, mordiendo y succionando de vez en cuando.
Poco a poco sus besos bajaron más, marcó las clavículas del menor, llegando hasta su pecho, donde primero dio una juguetona lamida sobre uno se los rosados pezones.
-Oh Mew.- gimió Gulf jalando el cabello del castaño, completamente encantado con la sensación húmeda en su pecho.
El nombrado sonrió y continuó lamiendo la protuberancia dura, la metió en su boca y succión con algo de fuerza, mordiendola antes de sacarla por completo de su boca.
-Mew, amor sigue.- pidió el menor entre gemidos.
Ambos botones terminaron rojos e hinchados por las atenciones del mayor, que encantado degustaba cada parte del cuerpo de su esposo.
Gulf ya podía sentir debajo de él la dura erección de su pareja y él estaba igual, pues todo lo que hacía Mew lo estaba excitando demasiado. Con ganas de buscar más placer, comenzó a mover sus caderas, creando fricción entre el duro miembro y su trasero.
-Demonios, bebé.- gimió el pálido apretando las caderas del menor para ayudarlo a moverse más contra la parte baja de su cuerpo.
-Se siente bien.- jadeó el pelinegro sin dejar de moverse.
-Se sentiría mejor si no tuviéramos nada de por medio.- gruñó el castaño algo frustrado, pues la pasión ya estaba haciendo estragos en su mente y solo quería más de su esposo.
-Pues que esperas para desnudarme, quiero sentirte ya.- Gulf estaba igual de necesitado, disfrutaba lo que hacían, pero quería más.
-Recuéstate en la cama, mi esposo bello.- murmuró el pálido sobre el oído del contrario, mordiendo su lóbulo al final.
Acatando la orden, el moreno se recostó en la cama con las piernas abiertas para dejarle espacio al mayor, el cual sin dudarlo se arrodilló entre estas y se inclinó a dejar infinitos besos en todo el abdomen del menor.
Con sus manos desabotono el pantalón y sintiéndose lo suficiente desesperado, tomó las dos prendas inferiores de Gulf y las bajó lentamente, descubriendo la dura y húmeda erección de este.
Una vez sacó las prendas de las largas piernas, se quedó quieto, admirando el hermoso cuerpo frente a él.
-Podrían decirme que eres un ángel y lo creería, eres tan hermoso.- Gulf se sonrojo ante esas palabras y los toques que el mayor dejaba en sus muslos, subiendo poco a poco hasta enrollar su gran mano en su miembro.
-Ah Mew.- gimió el menor arqueando la espalda del placer que le daba ser tocado por su esposo. -Por favor quítate esa estorbosa ropa.- suplicó, pues aunque le gustaba la forma en que su miembro era tocado, él también quería admirar el cuerpo del mayor.
-Con gusto, mi cielo.- Mew se puso de pie junto a la cama y bajo la atenta mirada del menor bajo las prendas, liberando así su erección.
-Eres un maldito dios griego.- jadeo el menor fascinado con el escultural cuerpo frente a sus ojos. -Sabía que tenías un buen cuerpo, pero wow, eres perfecto, ahora me avergüenzo de mi cuerpo.- y era cierto, viendo al mayor se dio cuenta de la diferencia entre ellos, el estaba más gordito e incluso tenía una abultada pancita.
-No pienses en eso, bebé, a mi me encanta tu cuerpo.- se apresuró a decir el pálido, volviendo a situarse entre las piernas del moreno. -No debes avergonzarte de tu cuerpo, a mi me parece perfecto y si lo dices por esta preciosa barriguita.- dijo dejando besos por todo el lugar mencionado. -Que sepas que yo amo jugar con esta parte de tu cuerpo, porque te hace ver tan tierno y hermoso.-
Y era cierto, Mew siempre que lo abrazaba se ponía a jugar con su pancita, aunque en aquellos tiempos pensó que era por burla a su físico, ya que eran amigos, ahora sabía que no era más que por amor.
-Gracias, amor, enserio eres el mejor.- el corazón del castaño se infló de la emoción por ser llamado de esa forma cariñosa.
-Alguien se ha vuelto muy cariñoso.- se burló en broma el mayor, acariciando las prominentes curvas del menor.
-Solo quiero dejarte en claro lo mucho que te amo y que no quiero estar ni un segundo sin ti a mi lado.- aseguró el menor viendo a los ojos del pálido, para transmitirle la seguridad de sus palabras.
-Pues me estás convenciendo.- dijo divertido Mew. -Ahora ven aquí, te probaré que se siente mejor sin nada de por medio.- Mew se recargó en la cabecera de la cama y esperó a que su esposo se subiera sobre sus piernas para después rodearle la cintura y atraerlo más contra su cuerpo.
Juntaron sus labios de nuevo, como si se hubieran hecho adictos a la boca ajena. Gulf mismo comenzó a mover sus caderas de adelante hacia atrás, de forma lenta, sintiendo como el miembro del mayor se deslizaba entre sus nalgas.
-Mghh amor se siente bien.- gimió el menor apartándose un poco de los labios ajenos.
-Te lo dije.- el mayor sonrió y volvió a morder el moreno cuello ya lleno de marcas, mientras el menor gemía y jugaba con su cabello.
-Quiero más, amor.- suplicó Gulf, estaba encantado con la sensación húmeda entre sus mejillas traseras, pero deseaba aún más.
-¿Enserio quieres que te folle?.- preguntó el pálido para asegurarse, pues aun le costaba un poco creer que estaba en esa caliente situación con su mejor amigo.
-No, no quiero que me folles.- el pelinegro detuvo sus movimientos y alejó al castaño de su cuerpo para verlo a los ojos. -Quiero que me hagas el amor, hazme tuyo esposo mío.- pidió de forma dulce, haciendo sonreír al otro.
-Me vas a volver loco, bebé.- Mew volvió a atacar los gruesos y ya rojos labios del chico sobre él y sin escalas llevó sus manos a los firmes y redondos glúteos del menor, esos que había ansiado tanto tener entre sus manos y que finalmente podía amasar tanto como quería.
-Me gusta como se sienten tus manos en mi cuerpo.- jadeó el menor sobre los labios ajenos, moviéndose de forma circular sobre la pelvis del mayor.
-Te mueves tan bien, cariño.- gruñó el pálido encantado con la forma en que su pene se amoldaba exquisitamente entre el hermoso trasero del moreno.
-Pero quiero más, te quiero dentro, por favor.- repitió Gulf su súplica.
-Tengo miedo de que no te guste y me dejes o que solo estés jugando conmigo.- confesó el mayor, pues aunque se sentía explotar de la felicidad, había una espinita en su corazón que lo detenía de ir más lejos.
-Amor.- lo llamó de forma cariñosa el moreno, tomándolo de las mejillas para verlo justo a los ojos. -Entiendo que sigas pensando en aquella noche, pero quiero que entiendas que me arrepiento de eso y que estoy convencido que te he amado por más tiempo del que podríamos pensar y esto no se trata de curiosidad ni nada, solo quiero sentirme completamente unido a ti, en cuerpo y alma.- el moreno nunca había sido tan sincero en su vida, pero no pensaba dejar que Mew se fuera de sus brazos, lo quería solo para el.
-Te amo, Gulf.- con los ojos cristalizados abrazo fuertemente la cintura del menor y lo pego a su pecho.
-Ahora, pon tus largos y gruesos dedos dentro de mí, porque estoy a nada de hacerlo yo mismo.- sentenció el moreno de forma divertida, aunque decía eso muy en serio.
-¿Cómo sabes que se debe hacer?.- preguntó el mayor sorprendido.
-Leí un poco esta mañana, quería saber todo lo necesario antes de venir a ti, mi guapo esposo.-
-Bueno, bebé, yo no estaba preparado, así que tendrás que humedecer mis dedos con esa dulce boquita que tienes.- dijo de forma sensual Mew, acercando sus dedos al menor, acariciando con la yema de sus dedos los hinchados labios.
Gulf sonrió y abrió la boca dejando los dígitos entrar, pasando su lengua entre estos y mordiendo juguetonamente para molestar al mayor, quien lo miraba con deseo y lujuria, gruñendo de placer.
-Es suficiente, niño travieso.- Mew saco sus dedos lentamente, viendo como un hilo de saliva seguía uniendo sus falanges a esa roja boca. -No pensé que serias tan malditamente erótico y travieso en esta situación.-
-Y puedo sorprenderte mucho más, mi amor.- aseguró el moreno levantando un poco las caderas para que su esposo tuviera espacio para jugar con su parte trasera.
Mew roso con sus dedos la entrada del menor, mojando la fruncida entrada. Con uno de sus dígitos fue adentrándose en el cálido pasaje, que estaba extrañamente resbaloso.
-¿Por qué...?.- la pregunta del mayor quedó al aire al ver la sonrisa malvada de su esposo.
-Yo me prepare un poco en la mañana, puede que haya dejado un poco de lubricante en mi.- repentinamente su rostro se sonrojo al admitir en voz alta que por primera vez había metido algo en él.
-Tu de verdad que eres sorprendente.- jadeo Mew son sorpresa. -¿Porque lo hiciste?.-
-Quería estar muy preparado para esto y preferí acostumbrarme un poco a tener algo ahí dentro antes de venir a ti, nunca había tenido algo dentro de mí, así que me tomé mi tiempo para asimilar la sensación y que así pudiéramos disfrutar los dos.- explicó el menor bajando más su pelvis para adentrar más el dedo del mayor.
-Oh Gulf, enserio voy a morir por tu culpa.- completamente encantado y más enamorado que nunca, el pálido atacó los labios del menor, mordiéndolos y succionándolos mientras su falange salía y entraba del cálido pasaje que quería tanto poseer y marcar.
Lo que el moreno había hecho esa mañana funcionó, pues Mew pronto pudo agregar otro dedo más y enterrar más profundamente sus falanges, tocando el manojo de nervios dentro de su cavidad.
-Ah Mew.- gimió Gulf arqueándose contra el cuerpo del pálido, apretando sus hombros ante la sensación. -Haz eso otra vez.- pidió entre jadeos.
-Oh con que aquí está tu próstata, ¿eh?.- dijo de forma burlona el mayor, buscando dar más en ese exacto punto, amando como su esposo temblaba y gemía cada que lo hacía.
-No sabía que eso se sentía tan bien.- el menor se retorcía del placer que le daba cada embestida que los dígitos daban en su punto.
-Se sentirá mejor cuando no sean mis dedos lo que esté dentro de ti.- afirmó el mayor siguiendo mordiendo el hermoso cuello del moreno.
-Pues estás tardando demasiado en adentrarte en mi.- se quejó Gulf haciendo un puchero.
-¿Crees estar listo para mi?.- preguntó Mew abriendo y cerrando sus dedos para ampliar más la entrada del menor.
-He estado listo desde ayer que me di cuenta de lo mucho que te amo.- al pelinegro le gustaba repetir lo mucho que amaba a su esposo, pues quería transmitirle la seguridad de sus sentimientos.
-Ahora dime, mi bello esposito.- habló el castaño sacando lentamente sus falanges del cálido interior del moreno. -¿Como quieres que lo hagamos?, ¿quieres quedarte sobre mi?.-
-No, quiero sentir tu cuerpo cubrirme por completo.- Gulf siempre había amado la sensación que tenía de sentirse más pequeño que su mejor amigo, como este siempre parecía cubrirlo con su gran cuerpo.
-Bueno, entonces déjame ver tu hermoso cuerpo sometido ante mi.- Mew les dio la vuelta y volvió a recostar a su esposo sobre el suave colchón.
-Así quería tenerte.- murmuró el moreno pasando sus brazos por la ancha espalda del otro, deleitándose con cada músculo que resaltaba por la fuerza que este hacía para no dejar su peso caer por completo.
-Enserio me encanta la seguridad con la que dices eso.- Mew tomo la parte interna de los muslos del pelinegro y lo levantó, acomodándose de rodillas entre sus piernas para quedar a la altura justa.
-Porque estoy seguro.- sonriendo de forma encantadora Gulf rodeo el cuello del pálido y lo atrajo a sus labios, volviendo a degustarlos, pues le encantaba la suave sensación sobre sus belfos. -Ahora entra en mi y no salgas hasta que te corras en lo más profundo de mi ser.-
-Con gusto mi cielo.- el castaño acomodo su antebrazo a un lado de la cabeza del menor y con su mano libre acomodo su miembro para irse adentrando lentamente, viendo como la boca del moreno se abría ante la invasiva sensación.
Sentía como poco a poco sus paredes internas se estiraban al máximo para dejar paso al increíble miembro de su esposo.
-Oh Mew.- suspiro cuando este entro todo en él, quedándose quieto para que se acostumbrara a su tamaño.
-¿Duele, cariño?.- preguntó con preocupación el pálido.
-Es más soportable de lo que pensé.- respondió con una sonrisa para tranquilizar su hombre. -Pero me gusta la sensación de ser llenado por ti, así que muévete y hazme ver las estrellas.-
Esas palabras emocionaron a Mew y comenzó a moverse, salía un poco y volvía a entrar, lentamente, concentrándose en la humedad que rodeaba su miembro. Poco a poco la intensidad subió, las estocadas eran más profundas y certeras, dando en el punto dulce del menor.
-Ah si Mew.- gemía Gulf una y otra vez, rasguñando la pálida espalda del mayor con cada embestida. -Más rápido, amor.- pidió.
-Parece que alguien está disfrutando mucho.- el mayor amaba burlarse de su pequeño, pues nunca creyó que este sería tan demandante, cariñoso e insaciable.
-Demasiado, pero quiero mas, mas rápido, mas fuerte, quiero mas de tus labios.- el moreno tomó a su esposo de la cara y tan pronto terminó de hablar unió sus labios en un arrebatador beso, con sus lenguas jugando entre ellas, mordiéndose mutuamente.
Como pidió, las estocadas aceleraron, el pálido tomaba a su esposo de la cintura con fuerza para poder enterrarse mejor en él, dejando marcas rojas de la presión que ejercía en esa parte que adoraba del cuerpo del moreno.
-Cariño, voy a correrme pronto.- aviso el castaño, pues sentir la opresión a su alrededor, los rasguños en su espalda y los húmedos besos en su cuello lo tenían al límite.
-Yo también, amor, hagámoslo juntos.- Gulf también estaba disfrutando cada caricia en su cuerpo y sobre todo como sentía su punto dulce ser abusado de forma deliciosa.
-Oh bebé.- gimió el mayor corriéndose, llenado con su esencia el interior del menor.
-Ah amor.- el moreno arqueo su espalda corriéndose en su pecho, pues la cálida sensación dentro de él le pareció lo más excitante y placentero que había sentido en su vida.
Con cuidado Mew salió del moreno y se recostó a su lado para que pudieran respirar y recuperar el aliento.
-Deberíamos bañarnos.- comentó el mayor acariciando el abdomen pegajoso del moreno, manchando más su semen. -Sabes delicioso.- dijo después de llevar uno de sus dedos lleno de la blanquecina esencia a su boca.
-Eres un pervertido.- se quejó el menor, ahora la timidez había vuelto a él y se sentía muy expuesto ante la pesada mirada de su esposo.
-Te recuerdo que tu me pediste hacerte el amor.-
-Lo sé, pero ahora me siento tímido y solo quiero acurrucarme contigo en la cama toda la noche.- dijo Gulf poniéndose de frente al mayor para esconder su cara en el cuello ajeno.
-Sabes que haremos lo que tu quieras, pero no creo que sea cómodo que duermas con mi semen dentro de ti.- comentó el castaño tomando la pierna del menor para pasarla sobre su cuerpo y poder tenerlo más cerca.
No hubo respuesta, pero Mew se encargó de acariciar el cabello del azabache con amor, sonriendo feliz por poder tener al amor de vida así, desnudo entre sus brazos.
-Tengo miedo.- murmuró el moreno de repente.
-¿De qué, cariño?.- preguntó el pálido sin dejar las tiernas caricias.
-De lo que dirán nuestros padres.-
-No me importan ellos, Gulf.- aseguro Mew alejándolo de su cuello para poder verlo a los ojos. -¿Me amas?.-
-Te amo demasiado, te amo con todo mi corazón, Mew.- dijo Gulf con seguridad.
-Eso es lo que importa, mientras tu y yo nos amemos y nos tengamos el uno al otro, todo estará bien, bebé.-
Aun todos pegajosos y después de unos besos más, durmieron, no queriendo separarse en ningún momento, firmemente abrazados, sintiendo el cálido cuerpo del otro.
Porque no siempre lo que pasa en las vegas, se queda en las vegas.
✈✈✈✈✈✈✈✈✈✈✈✈
Hola de nuevo!
Tremendo capitulo largo que me hice!
Aplique la de no soy gay, solo me gusta Tharn/Mew jajaja y eso me encanta.
Espero que a ustedes también les haya gustado tanto como a mi.
Ya se que siguen esperando la segunda parte de Superhéroe, y si planeo hacerla, solo ténganme paciencia porque no tengo el suficiente material para hacerla, a menos que me digan que cosas esperan que pasen.
Nos leemos pronto, wuv u💜💜
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