El Sol Y Su Girasol
Mew es el heredero al trono del reino Jongcheveevat, por lo que, al igual que su padre, tiene que buscar una pareja para poder reinar juntos.
El joven príncipe de 30 años era apodado "el sol" del reino, pues al lugar al que iba iluminaba a todos con su sonrisa amplia y sincera, sus acciones amables y humildes, pero sobre todo por ser amoroso con todos.
-Mew, como sabes debemos buscarte una pareja ya, queremos dejarte al mando del reino, estás más que listo.- comentó Frank Jongcheveevat, el actual rey de Tailandia, mientras cenaban en el enorme comedor del castillo.
-Lo se, padre.- respondió cortésmente el joven de piel pálida.
-¿Tienes alguna petición para poner en el aviso de la búsqueda de tu pareja?.- preguntó la madre, Mai Jongcheveevat.
-En realidad si, espero que no les importe.- comenzó a hablar el príncipe y sus padres lo observaron con atención. -Quiero que el evento se llame "la búsqueda del girasol", por eso de que en el pueblo me conocen como "sol".-
-Oh eso es muy lindo, querido.- dijo con emoción la reina.
-¿Algo más, hijo?.- preguntó su padre, pues quería tanto a su hijo, que lo que él pudiera lo cumpliría.
-Quiero que mujeres y donceles participen por igual, sin distinción.- Mew siempre había sido partidario de los derechos de los donceles, pues muchos los consideraban una aberración humana al ser hombres capaces de embarazarse.
-Lo esperaba y así será, hijo.- aseguró el rey, pues no tenía problema con el pedido, mientras su hijo fuera feliz y pudiera tener descendencia, todo estaba más que bien.
☀
-Mamá, ¿qué son los donceles?.- preguntó el pequeño Jongcheveevat de tan solo 6 años.
-¿Quien te hablo de eso?.- cuestiono Mai peinando el castaño cabello de su único hijo.
-El profesor Leo me habló de que su esposo espera un bebé y yo le pregunto cómo un hombre podía estar esperando un bebé, me contó que son donceles, pero no dijo más porque pensó que te enojarías.- explicó el menor jugando con nerviosismo con sus manos.
-Pues veras, Mew, los donceles son hombres que tienen la capacidad de quedar embarazados, no hay muchos, pero aun así existen, debes saber que ellos no son inferiores a ti solo por eso, así que si conoces a alguno, no debes tratarlo mal.- respondió la madre con calma.
-Oh está bien, debe ser lindo poder tener un bebé en la panza.- comentó el menor acariciando el bultito de su abdomen, causado por tanto comer.
-Ay cariño, piensa en eso cuando seas mas grandes.- lo recrimino la señora con diversión.
-Está bien.- dijo Mew restándole importancia.
☀
Tan solo un año después llegaba al reino Emma, una mujer que habían contratado para cuidar de Mew cuando los reyes tuvieran que salir del país. Pusieron en ella la confianza de cuidar al príncipe de Tailandia.
-Bienvenida, Emma.- dijo la reina recibiendo a la nueva empleada. -¿Sucede algo?.- le pregunto al verla con lágrimas en los ojos.
-Yo... Oh perdón... Yo es que...- tartamudeo la mujer, cuando el llanto de un bebé se hizo presente.
-¿Tienes un bebé, Emma?.- le preguntó la reina con sorpresa.
-Lo siento, yo venía a decirle que no podré trabajar, no sabía que estaba embarazada, nunca se me noto, ni tuve síntomas.- le explicó la joven mujer entre lágrimas.
-Emma, tranquila, ven, sentémonos a platicar en la sala.- Mai ayudó a la mujer a sentarse en el sofá, quitando con cuidado al bebé que tenía cuidadosamente enredado en la espalda con una especie de bufanda. -¿Tu quieres seguir trabajando?.- le preguntó acariciando la cabecita del hermoso bebé moreno.
-Yo... Si, necesito el trabajo.- respondió con pena la empleada, sonriendo al ver a la reina acariciar a su hijo.
-Entonces no se diga mas, se que a mi hijo le gustará ayudarte a cuidar al pequeño.- accedió Mai, encantada con el pequeño. Ella no tenía problemas con que la mujer tuviera un hijo, pues mientras pudiera hacer su trabajo de cuidar a Mew bien, no tenían problemas.
-Oh mi reina, muchas gracias por esto.- dijo Emma dando una reverencia en señal de gratitud.
-¿Quien es el bebé, mamá?.- preguntó el pequeño Suppasit llegando a la sala, pues recién su clase con Leo terminaba.
-El es Gulf, mi hijo.- respondió Emma sonriéndole al pálido, que se acercó con temor, tocando la mano del bebé, el cual apretó su dedo.
-Es muy lindo.- comentó con sinceridad el príncipe, haciendo a las mujeres sonreír.
-Tendrás que cuidar de él, querido, tal vez se conviertan en buenos amigos.- dijo la reina acariciando los claros cabellos de su hijo.
-Si, tendré un amigo.- dijo con emoción el pálido.
Tal como la reina dijo, Mew se encargó de proteger al menor de todo y todos. A pesar de la diferencia de edades, ellos se llevaron de lo mejor, se hicieron mejores amigos y eran prácticamente inseparables. Razón por la cual Gulf se convirtió en el más fiel servidor del príncipe.
☀
Las ganas de Mew por cuidar de los donceles, nacieron cuando descubrió que su mejor amigo era uno de ellos. Tal vez lo descubrió de una mala forma, pero eso lo orilló a crear asociaciones, a sus 22 años, cuando vio a su amigo llegar al castillo en pésimas condiciones.
-¿Emma, sabe dónde está Gulf?.- preguntó el príncipe entrando a la cocina.
-No, joven Suppasit, yo creí que estaba con usted.- respondió con preocupación la mujer.
No pudieron hacer mas preguntas, cuando la puerta de la cocina, que da a las afueras, se abrió, dejando ver al moreno de cabello negro con un ojo morado, el labio roto y algunos rasguños.
-¿Qué te pasó, Gulf?.- pregunto Mew corriendo hasta su amigo, antes que la madre de éste pudiera hacer algo, acariciando con cuidado la cara del menor.
-Yo...- el menor no pudo responder cuando las lágrimas llenaron sus ojos.
-Oh no llores, pequeño, yo te curare, ven.- Mew vio a la madre de su amigo, solo observándolos. -¿Puedo llevarlo a mi habitación?.- le pregunto a la mujer.
-No tiene que hacerlo, joven Suppasit, yo puedo...- quiso decir la mujer pero el príncipe la interrumpió.
-Déjeme ayudarlo, por favor.- suplico el nombrado, entrelazando sus dedos con los de la mano de Gulf.
-Esta bien, joven Suppasit.- accedió la mujer, ya después tendría tiempo de hablar con su hijo.
El príncipe llevó de la mano a su amigo hasta llegar a su habitación, cerrando la puerta detrás de él.
-Siéntate en la cama, iré por el botiquín del baño.- dijo Mew antes de dirigirse al lugar mencionado.
Gulf permanecía en completo silencio, incluso sin ser capaz de ver al mayor a los ojos, todo por la pena que le causaba no haber podido defenderse de esos brabucones.
-Auch, duele Mew.- dijo el moreno de 15 años, soltando algunas lágrimas cuando el mayor pasó un algodón con alcohol por la cortada sobre su ceja.
-Oh lo siento, pequeño.- se disculpó rápidamente el príncipe, para después darle un corto beso en la mejilla al moreno. -No llores, solo será un momento.- pidió viendo al chico sonrojado.
-Está bien...- dijo el menor con timidez, pues su amigo nunca le había dado un beso, ni siquiera en la mejilla.
Gulf vio embelesado como, con mucha delicadeza, el príncipe curaba sus heridas, tocándolo con cuidado y cariño. El pelinegro sabía que no debía sentirse de esa forma por el mayor, más porque sabía que este solo lo miraba como un amigo, pero cómo podría evitarlo si este era tan atento y amoroso con él.
-Listo, pequeño.- dijo el pálido guardando todas las cosas en el botiquín.
-Gracias, Mew.- dijo tímidamente Gulf, bajando la mirada al piso.
-¿Quieres contarme que paso?.- pregunto el castaño tomando la barbilla del menor para obligarlo, delicadamente, a verlo.
-En la escuela...- comenzó a contar el menor. -Unos chicos se enteraron de que yo puedo estar embarazado, la maestra estaba hablando del tema y mencionó que en clase había de esos chicos, un grupo de chicos me golpeó junto a otros dos chicos, diciendo que éramos unos fenómenos.- termino de explicar entre lágrimas.
-Oh pequeño.- suspiro con pesar el príncipe, atrayendo a sus brazos el pequeño cuerpo del moreno. -Que seas un doncel no te hace un fenómeno, eres una hermosa persona, Gulf, una persona con la increíble posibilidad de crear vida en tu vientre, tú eres único y muy especial, no dejes que te hagan creer lo contrario.- dijo acariciando la espalda del chico que sollozaba tristemente.
-Gracias, Mew.... Te quiero mucho...- Gulf se abrazó con más fuerza al cuerpo del pálido, queriendo permanecer ahí entre sus cálidos brazos para siempre.
-Yo también te quiero, pequeño.- dijo Mew dejando un beso en su frente.
Fue ahí donde el príncipe decidió crear asociaciones para cuidar a los chicos con esta posibilidad de crear vida, pues él nunca los creyó fenómenos, menos ahora que sabía que su mejor y único amigo era un doncel también.
☀
-Gulf, cariño, te traje algo.- dijo Emma entrando al cuarto de su bello hijo.
-¿Que es mamá?.- pregunto el chico de 23 años.
-Pues mañana es el evento de la búsqueda del girasol, así que te compre un bello traje azul marino.- comentó la señora mostrándole el atuendo.
-Mamá, ¿cuánto gastaste en esto?.- pregunto el menor acercándose a tomar el traje.
-Eso no importa, es para que impresiones al príncipe.- respondió la mujer con emoción.
-Pero... no iré.- murmuró por lo bajo Gulf.
-¿Como que no irás?, todos los donceles del reino irán, eso te incluye a ti.- comentó la mujer algo sorprendida.
-Mamá, Mew solo me ve como su mejor amigo, no quiero que me vea raro si me presento en ese baile.- explicó el moreno resignado.
-Es tu decisión cariño, pero si yo fuera tu, iría de todas formas, no pierdes nada.- dijo su madre antes de salir finalmente.
Gulf se dejó caer en la cama con pesar, suspirando frustrado. Pensando si sería buena idea presentarse en el evento o no, tal vez Mew lo odiaría si iba con otras intenciones.
☀
El enorme salón del castillo fue hermosamente decorado con girasoles y figuras de soles por todos lados, había bellas luces y muchas mesas para los invitados. Mew estaba vestido con un traje negro, ceñido a su cuerpo, una corona decorando su bien peinado cabello y una capa roja de felpa. El príncipe estaba sentado en el tono que se colocó en medio del enorme salón.
Con algo de dudas, Gulf se puso el traje que su madre había comprado, dudando de que fuera una buena idea, se colocó un pequeño girasol en el bolsillo del saco y se peino. Justo cuando iba a salir del cuarto, la puerta fue tocada.
-¿Gulf, estás ahí?.-pregunto la dulce voz del futuro rey.
-Sí.- respondió el pelinegro y la puerta se abrió.
-Wow, te ves... hermoso...- suspiro el pálido viendo de pies a cabeza al moreno.
-Gracias.- dijo sonriendo tímidamente, con el sonrojo por todo su rostro. -Tu también te ves muy guapo.-
-¿Estarás en el baile?.- preguntó el príncipe.
-Yo... oh no... solo quería... quería ser tu apoyo...- dijo el menor tartamudeando con nervios.
-Oh, pues gracias...- comentó el príncipe suspirando. -¿Vienes conmigo?.- preguntó extendiéndole la mano al moreno y con timidez este la tomo, entrelazando sus dedos.
-Claro.- respondió sonriendo. Tomados de la mano llegaron hasta el salón, donde algunas personas ya estaban en las mesas.
-Pequeño, te quiero a mi lado en todo momento, ¿si?.- dijo dulcemente el príncipe.
-Claro, Mew, estaré siempre a tu lado.- afirmó el pelinegro.
Tal como dijo, estuvo toda la noche al lado del futuro rey, viendo a mujeres y donceles acercársele por igual. Mew se mostró respetuosos con todos y cada uno de ellos, pero sin duda ninguno pareció llamar su atención por completo.
El futuro rey no podía despegar su vista de su amigo, pues pensó que nunca se había visto más hermoso que ese día. Por más que quería concentrar su atención en los presentes a "la búsqueda del girasol", no podía dejar de pensar en Gulf.
☀
Unos suaves toques en su puerta llamaron la atención del joven príncipe, dejando de lado el libro que estaba leyendo, recostado cómodamente en su enorme cama. Una semana había pasado desde que el baile ocurrió, desde que Mew había hecho su "elección" el día del evento.
-Adelante.- dijo el príncipe y la puerta fue abierta con lentitud.
-Príncipe Suppasit, el joven Art está aquí para verlo.- comentó el joven sirviente.
-Demasiada formalidad en ti, Gulf.- comentó divertido el pálido.
-Lo sé, me cuesta hacerlo cuando crecimos juntos, pero no puedo dejar que me escuchen hablarle así al futuro rey.- comentó divertido el moreno
-Nunca sueles hablarme así, aun cuando te dije que seré el rey.- contraataco el príncipe sonriendo.
-Yo...- Gulf se quedó sin más excusas, la verdad era que después de que Mew decidió darse la oportunidad de conocer al joven doncel Art, había decidió tratar al mayor solo como el futuro rey de Tailandia, sin más motes amistosos y la confianza de siempre. -Solo quería decirte que Art te espera en el jardín, para la cita que acordaron.-
-Claro, bajare en un momento, gracias por avisarme, Gulf.- dijo el príncipe poniéndose de pie para vestirse.
-Me retiro.- el pelinegro salió de la habitación y corrió a la cocina.
Mew sentía la situación rara entre él y Gulf, desde el baile este último se había mostrado distante y serio, cosa que era extraña en él. Pero el príncipe tenía que ver por el futuro del reino, así que después de que Gulf decidió no presentarse como invitado a "la búsqueda del girasol", Mew perdió toda la fe en tener algo más con él.
☀
Mew y Art conversaban en el jardín, sus padres habían arreglado un desayuno para que los jóvenes se conocieran un poco más.
Gulf entró en el momento justo cuando Art toma la mano de Mew y del asombro se le cayó el florero con girasoles que llevaba para el príncipe.
El príncipe escuchó el ruido y volteo rápidamente, lo que encontró fue a su pequeño amigo con ojos llorosos y manos temblorosas.
-Gulf.- le llamó el castaño, sin embargo este salió corriendo a su cuarto.
-¿Quien es él?.- preguntó Art con curiosidad, pues Mew se había quedado solo observando el lugar por donde el chico desapareció.
-Gulf, es mi mejor amigo.- comentó inseguro el castaño.
-Bueno, ya luego podrás presentármelo.- le restó importancia Art, apretando la mano del futuro rey. La mano ajena apretando la suya lo hacía sentir extrañamente incómodo, por lo que con cuidado soltó el agarre.
-Si me disculpas, tengo algo que hacer, volveré en un segundo.- se excuso Mew y quiso ponerse de pie, pero un agarre en su mano lo impidió.
-¿Vas detrás de él?.- preguntó Art con celos.
-Solo veré que este bien.- respondió el príncipe soltando el agarre una vez más.
-Claro, yo espero.- Art sonrió débilmente, tratando de disimular la decepción de ser dejado.
Mew corrió hasta el cuarto de tu pequeño amigo y tocó, escuchando los suaves sollozos desde dentro.
-Gulf, abre por favor, ¿qué te sucede?, estoy preocupado.- dijo el pálido sin dejar de tocar la puerta.
-Vete con el joven Art, después hablaremos.- alcanzó a responder el moreno entre el llanto, a pesar de que había decidió dejar de lado sus sentimientos por el mayor, verlos tomados de la mano le dolía, quería ser él quien estuviera en el lugar de aquel chico.
-Sabes que no me iré hasta que aclaremos esto.- afirmó Mew, pues en varias ocasiones que habían peleado, el mayor se quedaba detrás de la puerta esperando que el menor quisiera hablar con él.
-No debes dejar al joven esperando.- murmuró Gulf.
-¿Qué tal si te canto esa canción que tanto te gusta?.- preguntó el pálido ignorando el comentario del chico. -Eres la cálida brisa que calma mi corazón cuando está frío, eres el amanecer que ilumina mi oscuridad, eres la lluvia y el viento que alegra mi corazón como estrellas en la noche desvanecida. Eres como cada estación del año que espero encontrar, eres la única persona por la que mi corazón espera- comenzó a cantar la misma parte que siempre le cantaba. -¿En este mundo hay otra palabra diferente a "amor"?, para poder repetirte lo bien que me siento por ti todo mi corazón le pertenece sólo a ti.- aquella parte que le había querido cantar, pero que nunca había hecho por miedo a ser rechazado, salió de sus labios sin siquiera pensarlo.
-Eres tu, Mew.- alcanzo a escuchar la suave voz de Gulf desde dentro, este estaba llorando por la hermosa voz del príncipe cantando.
-¿Yo?, dime que hice y lo arreglare, Gulfy.- dijo Mew usando el apodo cariñoso con el que se refería a Gulf desde niños.
-Tu eres el problema.- dijo abriendo la puerta, quedando así cara a cara. -No puedo verte con esos chicos y chicas y aparentar que no siento que te pierdo cada vez más, que mi corazón se comprima al verte sonreírles de forma tierna, no puedo concebir la idea de que estas buscando una pareja y pronto tendré que verte felizmente casado con alguien que no soy yo.- confesó entre llanto el moreno. -El problema es que siempre fuiste tan perfecto, que no pude evitar enamorarme, lo siento.- sollozó el menor cayendo de rodillas al suelo.
Mew quedó pasmado por un momento por la repentina confesión. Con su corazón latiendo a mil, se arrodilló junto al menor y lo movió un poco para poder cerrar la puerta de la habitación, dejándolos en la privacidad del cuarto de Gulf.
-El problema es que no me lo dijiste antes.- finalmente habló el príncipe y el menor volteo a verlo extrañado. -Si lo hubieras hecho, no hubiera organizado todo el evento, tu eres el único girasol que yo quiero.- admitió sin timidez alguna.
Mew sabía que hace años había caído enamorado del menor, pero no podía aceptarlo pues este siempre dejaba en claro que solo eran amigos. Poco sabía el príncipe que Gulf lo hacía como recordatorio propio de que no podía ver a su mayor como algo más que eso.
-¿Tu... lo dices enserio?.- pregunto entre sus sollozos el menor.
-Muy en serio, Gulf, te amo desde el momento que vi los hermosos ojos de aquel bebé de tan solo unos meses.- confesó el futuro rey, acariciando la mejilla del moreno.
-Mew...- jadeo el menor con sorpresa.
-Te amo, mi girasol, te amo mucho.- repitió Mew acercándose cada vez más al sorprendido rostro frente a él.
-Yo... también .... yo también te amo.- confesó finalmente el pelinegro.
El príncipe sonrió encantado y terminó la pequeña distancia entre sus rostros, juntando sus labios en ese tan ansiado beso por los dos. La suavidad de los labios ajenos y su calidez los envolvió por completo, haciendo a sus corazones latir sin control.
-Te amo tanto.- murmuró sobre los rojos labios rojos del menor.
-¿Dejaste solo a Art?.- pregunto el moreno repentinamente preocupado.
-El no me importa ya, solo quiero estar contigo, nadie mas que tu me importa.- respondió el pálido dando cortos besos en la cara sonrojada del pelinegro.
-Basta, Mew.- dijo entre risas el pequeño. -Tienes que hablar con él, lo dejaste solo en el jardín.-
-Lo sé, lo sé, le diré que se vaya, pero te quiero en mi cuarto a partir de ahora, así que ve llevando tus cosas.- el castaño ayudó al otro a ponerse de pie y rodeó su cintura con delicadeza. -No me alejare de ti en ningún segundo.- dijo antes de darle un dulce beso en los labios.
-Si, Mew, moveré mis cosas.- accedió el menor sonriendo más feliz que nunca en su vida.
Después de unos cuantos besos más, el príncipe salió del cuarto del menor. Camino al jardín fue pensando en que decirle al chico que había dejado solo, pero nada pasaba por su mente, solo la bella cara de Gulf y sus dulces labios.
-Oh, estás de vuelta.- dijo Art al ver al príncipe acercarse.
-Si, lo lamento, pasó algo y tuve que arreglar el asunto.- explicó sentándose en donde había estado antes.
-¿Pasó algo grave?.- preguntó el menor con interés.
-Yo quiero disculparme contigo, pero ya encontré a mi girasol.- afirmó con seguridad el futuro rey.
-¿Lo amas?.- le pregunto Art, consciente de quien era el elegido de Mew.
-Demasiado.- afirmó el castaño.
-¿Te ama él a ti?.- cuestionó con curiosidad el de baja estatura.
-Si, me ama tanto como yo a él.- aseguró con confianza el pálido.
-Eso me alegra.- dijo Art completamente resignado. -Si se aman el uno al otro, no hay nada que yo pueda hacer.- el chico se puso de pie y tomó la mano de Mew. -Se feliz con tu girasol.- le deseo con sinceridad.
-Gracias por entender, Art, te deseo lo mejor en la vida.- el mencionado asintió con una triste sonrisa en los labios y salió del castillo.
Mew se quedó ahí en el jardín, admirando el hermoso cielo, pensando en los cambios drásticos que habían pasado en los últimos minutos. Estaba feliz, locamente feliz de ser correspondido por su mejor amigo.
-Hola, querido.- la voz de la reina lo hizo volver a la realidad.
-Hola, madre.- saludo Mew con cortesía.
-¿Dónde está Art?, ¿no estaba aquí?.- preguntó la mujer tomando asiento frente a su hijo.
-Se fue.- respondió el príncipe.
-Oh, creí que te interesaba.- comentó sorprendida su madre.
-Me hice creer que sí, pero yo tenía a mi girasol más cerca de lo que pensé.- dijo el castaño con una sonrisa de felicidad.
-¿Finalmente aceptaste que te gusta Gulf?.- preguntó la mujer directamente.
-Espera... ¿tú lo sabias?.- pregunto con sorpresa el príncipe.
-Era un poco obvio, siempre lo cuidas, lo buscas cuando llegas al castillo y lo ves con los mismos ojos de amor con los que te ve él a ti, pero te apoye con lo de Art porque pensé que tal vez me había equivocado con Gulf y tu.- explicó Mai con una sonrisa en el rostro.
-Pues sí, yo pensé que él no me quería, pero hoy finalmente aclaramos todo, incluso le pedí que moviera sus cosas a mi cuarto, no quiero desperdiciar ningún segundo lejos de él.- afirmó el futuro rey.
-Me alegra saber que finalmente serán felices juntos, querido.- aseguró la mujer tomando la mano de su hijo.
-Quiero pedirle matrimonio esta misma semana, para que así todos sepan que finalmente encontré a mi girasol.- dijo Mew seguro de su idea. No esperaría más tiempo para poder decir que Gulf era solo suyo.
-Muy bien, deja todo en mis manos, organizare una bella cena para que puedas hacer eso.- le aseguró su madre.
-Ahora iré a ayudar a mi pequeño a mover sus cosas a mi cuarto.- dijo con decisión, poniéndose de pie.
-Adelante, yo le diré a tu padre para que me ayude a organizar todo y te aviso cuando esté todo listo.- el príncipe asintió y finalmente entró de nuevo al castillo, para buscar al menor.
Mew encontró al menor recostado sobre la cama de su vieja habitación, viendo al techo. Con cautela el príncipe se acercó a la cama y se recostó al lado del chico.
-¿Porque aun no guardas tus cosas?, te quiero en mi habitación a más tardar hoy.- dijo con diversión el pálido, pasando su mano sobre el abdomen del menor.
-Solo estaba pensando en que esto parece un sueño.- dijo el pelinegro suspirando feliz.
-¿Qué cosa?.- pregunto confundido el futuro rey.
-Que me correspondas, que me hayas besado como tanto había soñado y que quieras que me mueva a tu habitación, todo en un mismo día.- le explicó el moreno acariciando la mano del pálido.
-Pues yo también siento que es un sueño, pero se que es real, que te tengo entre mis brazos y que me amas tanto como yo a ti.- dijo Mew con seguridad, abrazando fuertemente el cuerpo a su lado hasta dejar a Gulf sobre su cuerpo, cara a cara.
-Si, te amo demasiado, Mew Jongcheveevat.- aseguró el moreno dejando un corto beso en los finos labios del mayor.
-Te amo, Gulf Jongcheveevat.- ambos rieron ante el cambio de apellido del moreno.
-¿Me estás pidiendo matrimonio?.- pregunto con diversión el moreno.
-¿Aceptarías si lo hiciera?.- cuestionó el mayor.
-No lo se...- dijo dudando el menor. -Tengo que hablarlo con mamá y que tal que tus padres no me aceptan por ser hijo de la empleada de la casa.- explicó con nerviosismo y un evidente miedo a ser obligado a dejar a Mew.
-Mi madre ya lo sabe y está más que feliz por nosotros, mi padre lo aceptara mientras yo sea feliz y dudo que Emma tenga problema con nuestra relación.- explicó el príncipe haciendo sonrojar a Gulf por haber afirmado que ya estaban en una relación, sin necesidad de preguntarle. -Además, yo no quiero alejarme de mi girasol, eres mío, mío y de nadie mas, no podrán alejarte de mi nunca.-
-Eres un cursi.- lo regaño Gulf con falsa molestia.
-Y por eso me amas.- dijo el castaño con seguridad.
-¿Cuantas veces mas vas a querer que lo diga?.- preguntó riendo el menor.
-Nunca serán suficientes, quiero que me lo digas hasta que muera.- Mew hablaba muy enserio con eso, él nunca dejaría al menor y le demostraría su amor todos y cada uno de los días que pasarán juntos.
-Pues si, Mew, te amo, te amo mucho.-
-Eso quería escuchar, cariño.- dijo Mew usando por primera vez un apodo cariñoso de pareja.
Gulf se sonrojó al ver al mayor cada vez más cerca de su rostro, pasando la mirada desde sus ojos hasta sus labios. Aun con el menor sobre su cuerpo, se adueñó de los gruesos labios que volverían loco a cualquiera, pero que a partir de ese día eran solo suyos.
El menor se dejó hacer, solo acariciaba el suave cabello del príncipe, mientras sus labios danzaban disfrutándose, transmitiendo ese amor que habían guardado por años. Mew acariciaba la fina cintura del moreno, apretando de vez en cuando, causando que el ligero cuerpo sobre el temblara.
-Sabes...- dijo el pelinegro separándose apenas un centímetro de los labios ajenos. -Eres mi primer todo, mi primer amor, mi primer beso, mi primer novio.-
-Oh cariño, tú también eres mi primer todo y no sabes lo bien que se siente ser el primer y único hombre con quien estarás toda tu vida.- los ojos del futuro rey brillaban de todo el amor que sentía por el tierno chico sobre el. -Mi primer y único amor, eres y serás siempre tu.- afirmó con seguridad. -Además, aún nos faltan algunas primeras veces más que tendremos juntos.- susurro en el pequeño oído del menor, antes de morder suavemente el lóbulo de su oreja.
-Mew...- jadeo el menor separándose un poco para ver los coquetos ojos del pálido. -Dejemos eso para la noche de bodas.- dijo con el sonrojo pintando su rostro, pues tenía miedo de que aquello doliera mucho o de no complacer a su ¿novio?, si es que podía llamarlo así.
-Lo se, solo digo que aún faltan más primeras veces y todas las pasaras a mi lado, mi hermoso doncel.- el príncipe repartió besos por toda la caliente cara de su pequeño, deteniéndose finalmente en sus labios. -Ahora si, hay que llevar tus cosas a mi cuarto, bebé.-
-Deja de decirme así.- le reclamó el menor, pues se ponía tímido con lo dulce que actuaba Mew ahora que se sabían correspondidos por el otro.
-¿No te gusta?.- pregunto preocupado el mayor.
-Me gusta, pero me pone muy tímido.- confesó el moreno escondiendo su cabeza en el cuello del pálido.
-Oh cariño, después te acostumbraras, porque no puedo dejar de decirlos, ahora que sé que me amas, solo quiero decírtelos a cada segundo, porque eres mío.-
-Ya, vayamos a mover las cosas.- dijo Gulf cambiando el tema, sentándose sobre el firme abdomen del pálido, para poder separarse un poco de él.
-Que hermoso te ves desde aquí.- suspiro el castaño admirando el esbelto cuerpo sobre él, pasando sus manos suavemente sobre los fuertes muslos del moreno.
-Mew.- lo regaño el menor golpeando suavemente la mano del pálido. -Detente y vamos a mover todo, ya es tarde.- el príncipe sonrió por la timidez de su novio y finalmente se dispusieron a mover todo a la habitación del mayor.
El príncipe le hizo un espacio en el ropero a su pequeño y acomodó los productos de limpieza juntos en el baño. Estaba anocheciendo cuando finalmente habían terminado y se dejaron caer sobre el enorme colchón.
-Ahh... amo tu cama, es tan suave.- gimió el menor con satisfacción.
-Oh dios, Gulf no hagas esos ruidos.-pidió el pálido tapando su sonrojada cara.
-¿Porque?.- pregunto confundido el pelinegro.
-Suenan... no lo se... me hacen sentir algo...- respondió con nerviosismo el futuro rey.
-Vaya, ¿alguien se está excitando solo por mis inocentes gemidos?.- pregunto el menor poniéndose de lado para ver el perfil perfecto de su hombre.
-No son inocentes, así como tú tampoco lo eres.- lo acusó el mayor, también poniéndose de lado para verse a los ojos.
-Tienes razón, solo soy tímido al comienzo, pero una vez tomó confianza, créeme que te hare sentir tímido.- afirmó Gulf acercándose peligrosamente al mayor, rosando sus labios.
-Si eres tú, no me importa sentirme tímido y vulnerable.- dijo el castaño jadeando por la peligrosa cercanía y la seguridad repentina del menor.
El pelinegro sonrió encantado y tomó entre sus labios los del príncipe. Cuánto amaban la nueva sensación que recorría sus cuerpos cuando sus labios se juntaban. Con gentileza Mew delineo el labio inferior de su chico con su lengua, causando una nueva corriente de placer en el menor, Gulf abrió ligeramente su boca y dejó paso libre a la lengua ajena para recorrer su cavidad bucal.
Sin dejar de abrazarse, el beso se volvió apasionado, pero sin dejar el toque amoroso. Tímidamente Gulf decidió ahora ser él quien recorriera la boca del mayor, sintiéndose embriagado con la calidez y el sabor del príncipe. Finalmente sus lenguas se enredaron en una placentera batalla, haciéndolos temblar entre el placer y el amor.
-Amor... detente... necesito aire...- jadeo el menor terminando el beso delicadamente.
-¿Cómo me llamaste?.- preguntó el pálido con sorpresa.
-Yo... te llame amor... ¿te molesta?.- pregunto tímido el moreno.
-Me encanta, cariño.- respondió el príncipe dejando otro corto beso sobre los rojos labios. -¿Tienes hambre, cariño?.- preguntó acariciando el cabello del pelinegro.
-No en realidad, estoy tan feliz que solo siento mariposas en el estomago.- respondió el menor como adolescente enamorado.
-Yo me siento igual.- aseguro Mew. -Entonces, ¿qué tal si dormimos ya?.-
-Me parece buena idea.-
Por separado se dieron una ducha y se colocaron sus pijamas. Mew solía dormir con un pantalón y una camiseta, mientras que Gulf usaba una camisa larga y shorts o solo boxers debajo.
-¿Cómo puedes verte tan hermoso incluso en pijama?.- preguntó el pálido al ver al menor salir del baño, dejando sus piernas al descubierto.
-Eres un exagerado, para ti me veo bien porque me ves con ojos de amor.- respondió tímidamente el moreno, acercándose a la cama, donde el futuro rey ya estaba acostado, recostándose junto a él, sobre el brazo que Mew había extendido para él.
-Diré que tienes razón, pero todos sabemos que eres demasiado hermoso, apuesto que sin nada también te ves completamente hermoso, porque tu no necesitas ropa elegante, eres precioso así.- susurro en el oído del menor el joven príncipe.
-Detente, amor.- pidió Gulf con la cara roja del sonrojo.
-Ya se, esperare hasta la noche de bodas para poder ver tu lindo cuerpo y adorarte como mereces.- dijo el castaño con ternura, acariciando la abultada mejilla del menor. -Por ahora vamos a dormir.-
-Dormiré mejor que en todos mis 23 años.- comentó riendo el moreno, acurrucándose en el costado del pálido.
-Oh cariño, créeme que yo también dormiré mejor que los 30 años que pasé sin ti a mi lado.- suspiro el mayor apretando más el cuerpo del menor contra el suyo.
-Buenas noches, amor.- susurro Gulf sobre los labios ajenos.
-Buenas noches, mi girasol.- Mew dejó un corto beso en los rojos labios del menor y finalmente se dispusieron a dormir.
☀🌻
La tarde siguiente, Mai, la reina ya tenía todo listo para el anuncio de su hijo, en el cual pediría oficialmente la mano de Gulf en matrimonio. En esta se invitó a todos los empleados del castillo, especialmente a Emma y a las personas del pueblo que quisieran asistir.
El salón de eventos era enorme y fue decorado sutilmente con luces, girasoles y la mesa especial donde se pondrían Mew y Gulf.
-¿Cariño, puedes ponerte este traje?.- pregunto Mew a su novio, mostrándole un traje negro muy elegante.
-¿Para qué quieres que me lo ponga, amor?.- cuestionó el menor con curiosidad.
-Porque te tengo una sorpresa y quiero que uses esto, yo también me pondré uno igual.- el príncipe hizo un tierno puchero y el moreno no dudó en acercarse y besarlo dulcemente.
-Esta bien, lo que mi príncipe pida.- Gulf sonrió y Mew le dio un beso más.
Se arreglaron entre platicas y la constante pregunta de Gulf sobre que era la sorpresa, pero el futuro rey no decía nada, solo que debía esperar un poco más.
-Cariño, tengo que vendarte los ojos, ¿si?.- dijo el príncipe una vez ambos estuvieron cambiados.
-Esta bien.- respondió el pelinegro, pues confiaba ciegamente en su hombre.
Con cuidado Mew guió al menor a través del castillo, hasta llegar al salón donde ya habían muchas personas, todas en silencio para no arruinar la sorpresa, incluso los reyes y Emma estaban en una mesa junto a la que sería de los protagonistas de la cena.
-Quédate aquí y cuando te diga te quitas la venda.- explicó Mew posicionando al menor en el pequeño escalón donde ponían los tronos para que los reyes quedaran más altos y a la vista de todos.
-Está bien.- dijo Gulf con un repentino nerviosismo.
El castaño se puso sobre una de sus rodillas y sacó la caja que su madre le había dado, con unos anillos a juego, ambos eran una banda de plata con un sol y un girasol grabados, y en el girasol venía un diamante pequeño, mientras que dentro uno decía "mi sol, MS" para Gulf y "mi girasol, GK" para Mew.
-Puedes quitarte la venda, cariño.- dijo finalmente el pálido, con las manos temblando y el corazón corriendo como loco.
La madre de Gulf vio con emoción como el príncipe esperaba atento a que su hijo se quitara la venda y el menor con lentitud la sacó de su cabeza, viendo atentamente todo, las personas en el salón, los reyes y su madre sonriendo, y finalmente miró al amor de su vida arrodillado frente a él, con la caja de anillos en su mano. Sus ojos se cristalizaron de la emoción y su corazón latió con fuerza en su pecho.
-Gulf Kanawut Traipipattanapong, desde el momento en que vi tus hermosos ojos ámbar, desde que tomé la pequeña mano de aquel moreno bebé, supe que te convertirías en alguien muy especial para mi.- comenzó a hablar el pálido, viendo directamente a los grandes ojos del pelinegro. -Mi madre me convenció de que seriamos mejores amigos, pero sin darme cuenta te convertiste en mucho más que eso, te robaste mi corazón y mi alma, te amo como no había amado a alguien y se que apenas tenemos un día de novios, pero ¿te gustaría ser el hermoso girasol de este sol, para reinar juntos?.- preguntó finalmente. No había ensayado nada de aquello, todo salió de su corazón en ese exacto momento en que vio los ojos del menor.
-Oh Mew.- jadeo Gulf tapando su boca con asombro, dejando las felices lágrimas recorrer su rostro. Todos los del reino estaban atentos a la respuesta, viendo con ternura lo lindos que se miraban juntos. -Si quiero, me encantaría ser tu girasol, mi sol.- respondió finalmente, sonriendo entre las lágrimas.
-Te amo, mi girasol.- dijo el príncipe poniéndose de pie, siendo inmediatamente abrazado por el moreno.
-Te amo, mi sol.- repitió el moreno también, tomando la cara del príncipe entre sus manos para poder besarlo. Todos gritaron y aplaudieron a la feliz pareja, las madres de ambos lloraban de felicidad, viendo a sus hijos abrazarse y besarse con amor.
-Déjame ponerte el anillo, cariño.- pidió dulcemente el mayor y Gulf extendió su mano completamente sonrojado por todos los ojos sobre él.
Con delicadez Mew deslizó el anillo por el dedo de su prometido y beso el dorso de su mano. Los reyes se acercaron a la pareja, junto con Emma.
-Oh querido, felicidades, finalmente podrás estar con el amor de tu vida.- dijo Emma abrazando fuertemente a su hijo.
-Me alegra que encontraras a tu girasol, hijo, se que ustedes serán muy felices juntos.- dijo el rey abrazando a Mew.
-Me siento muy feliz por ambos, serán unos excelentes reyes, lo se.- Mai abrazo a ambos chicos por igual.
-Con esto anunciamos que el sol del reino ha encontrado a su girasol.- dijo Frank hablando hacia todos los invitados. -Mew y Gulf se han comprometido, por lo que serán los reyes de Tailandia, esperamos su apoyo incondicional a ellos como lo han demostrado con nosotros.-
-Felicidades al sol y su girasol.- gritaron todos los invitados, aplaudiendo con alegría, pues sin duda el príncipe se veía feliz al lado de ese chico.
☀🌻
-Gulf, esta noche te quedaras en tu antigua habitación.- dijo Emma mientras cenaban todos juntos en el gran comedor del castillo, pues desde la semana pasada que los chicos se habían comprometido, Gulf y su madre habían estado comiendo junto a los reyes y el príncipe.
-¿Porque, mamá?.- preguntó en tono de berrinche el nombrado y los otros 3 sonrieron por su actitud.
-Los novios no deben verse antes de la boda.- respondió Mai con tranquilidad.
-Exacto, Mai también me hizo sufrir la noche antes de nuestra boda, no le encuentro sentido, pero dicen que es de mala suerte ver a tu pareja antes.- dijo el rey riendo al recordar aquel día de su boda.
-Solo será esta noche, cariño.- lo quiso tranquilizar el príncipe, tomando su mano sobre la mesa. -Mañana a esta hora serás mi esposo y nadie nos podrá separar en ningún momento.- aseguró besando el dorso de la mano del moreno.
-Esta bien, amor.- dijo el menor resignado.
-Por cierto, hijos.- llamó su atención la reina, ahora se refería a Gulf como su hijo, pues a fin de cuentas ahora era oficialmente parte de la familia. -Pensamos en que tal vez querrían una habitación más grande ahora que se casaran.-
-Oh si, eso es una grandiosa idea.- comentó Mew viendo a su prometido asentir también en acuerdo.
-Hay una habitación más grande, al fondo del pasillo del tercer piso, la mandamos a limpiar y mañana mismo, mientras ocurre la boda podemos pedir que muevan todas sus cosas.- dijo Frank terminando la explicación de su esposa.
-Suena genial.- dijo el menor con emoción y todos rieron enternecidos por el chico.
-Muy bien, yo pediré que muevan las cosas y que esté todo listo para cuando termine la boda.- dijo Mai y terminaron de cenar con tranquilidad, platicando los últimos detalles de la celebración.
Terminando de cenar, la pareja fue a su habitación para que Gulf pudiera cambiarse y tomar las cosas que podría necesitar hasta el siguiente día.
-Te extrañare a mi lado esta noche.- dijo el príncipe rodeando la fina cintura del menor, el cual le rodeo el cuello.
-Yo también te voy a extrañar, pero la emoción de que mañana a esta hora serás mi esposo me emociona demasiado.- Gulf se acercó tanto al pálido rostro que sus labios se rozaban con cada palabra que dijo. -Nos vemos mañana, te amo.- dijo antes de finalmente besarlo con amor.
-Hasta mañana, futuro esposo, te amo.- dijo el pálido apenas separándose un poco, para volver a unir sus labios en cuanto terminó de hablar.
Fue un beso lleno de amor, anhelo y la emoción de su futuro matrimonio. Mew bajo sus manos hasta las caderas de su prometido y lo apretó más contra su cuerpo, enredando sus lenguas con ansias, Gulf acarició el cabello castaño del mayor empujándolo más contra su boca, mordiéndose los labios, jadeando y con el corazón latiendo con rapidez.
-¿Gulf, estás listo ya?.- la voz de Emma desde afuera los hizo separarse.
-Ya voy mamá.- dijo el menor separándose un poco de su hombre. -Guarda esa emoción para mañana.- le dijo a Mew.
-Lo haré, pero no sabes cómo deseo tenerte desnudo entre mis brazos, retorciéndote de placer.- susurro Mew sobre el oído ajeno.
-Mghh... basta...- un pequeño gemido salió de los labios del menor, definitivamente ese beso y las palabras del príncipe lo calentaban de una forma placentera.
-Adiós, mi girasol.- se despidió coquetamente el pálido.
-Adiós, mi sol.- dijo Gulf antes de salir del cuarto.
Esa noche ambos durmieron emocionados y contentos, pues finalmente sería una pareja, finalmente el MewGulf reinaría Tailandia.
☀🌻
La boda sería al aire libre, en el enorme jardín del castillo, así todos los que quisieran ir del pueblo, podían asistir. Hicieron un hermoso altar con girasoles, las mesas tenían manteles blancos y había un camino de luces y flores que daba al altar donde contraerían matrimonio.
Al atardecer todo ya estaba listo, Mew se encontraba con su traje blando y un girasol en el bolsillo del saco, su cabello castaño bien peinado y las manos temblándole de los nervios, esperando ansioso a su prometido.
-¿Estás listo, hijo?.- preguntó Emma entrando a la habitación antigua de su hijo.
-Si, mamá.- respondió acomodando el moño de su traje blanco.
-Te ves hermoso.- dijo la mujer acercándose a abrazar al menor.
-Gracias, mamá.- la señora le extendió el ramo de girasoles que Gulf había pedido llevar en la ceremonia y este lo tomó sonriéndole a la mujer.
De la mano de la mujer que le dio la vida, Gulf camino por el sendero de flores, viendo a lo lejos a su hombre, con esa aura angelical que caracterizaba a Mew.
-Te entrego lo mas valioso que tengo, Mew, cuídalo mucho.- dijo Emma dándole la mano de su pequeño.
-Lo haré, lo cuidaré hasta mi último aliento.- dijo el príncipe con seguridad. -Te ves hermoso, mi girasol.- lo halago dándole un beso en la mano al moreno.
-Tu también te ves espectacular, mi sol.- dijo el menor con una gran sonrisa en el rostro.
La ceremonia fue corta pero hermosa, se juraron amor, respeto y cuidado mutuo, hasta que finalmente llegó la pregunta esperada.
-Suppasit Jongcheveevat, ¿aceptas a Kanawut Traipipattanapong como tu esposo?.- preguntó el juez.
-Acepto.- dijo con seguridad el príncipe.
-Kanawut Traipipattanapong, ¿aceptas a Suppasit Jongcheveevat como tu esposo?.- preguntó el juez al otro hombre.
-Acepto.- dijo el menor con la misma seguridad.
-Yo los declaro finalmente esposo, pueden besarse.- Gulf tomó al príncipe por las mejillas, mientras este le rodeaba la cintura, juntándose en un dulce y amoroso beso.
-Además, quiero anunciar que finalmente, Mew y Gulf Jongcheveevat son los nuevos reyes de Tailandia.- dijo el rey, acompañado de la reina que traía consigo dos coronas.
-Dejaremos a nuestro hijo y su pareja sean los que gobiernen, con la esperanza de que ellos sean mejores reyes para ustedes.- le siguió la reina y todos aplaudieron felices por la nueva pareja.
El rey colocó una corona sobre su hijo y la reina puso otra sobre el moreno. La fiesta fue tranquila y llena de amor a la nueva pareja, regalos y muchas palabras de amor y apoyo a su relación.
-Esperamos la fiesta este siendo de su agrado.- habló el nuevo rey, llamando la atención de todos los presentes. -Mi girasol y yo nos retiramos, pero son bienvenidos a seguir disfrutando de la velada.-
-Larga vida al sol y su girasol.- gritaron todos al unísono.
Con una sonrisa tímida, Gulf se despidió de los invitados. Caminando de la mano subieron hasta su nueva habitación.
-Ven aquí.- dijo Mew tomando al moreno entre sus brazos, al estilo nupcial. -Debemos hacer una hermosa entrada a nuestra nueva habitación.-
-Eres tan cursi.- dijo el menor riéndose. -Pero te amo tanto.- con delicadeza tomó la cara del pálido y le dio un corto beso en los labios.
-Vamos dentro, cariño.- sin esfuerzo alguno, el joven rey abrió la puerta y entró cargando a su esposo. -Pedí que prepararan esto para nosotros.- la habitación estaba decorada con velas, pétalos de rosa en la cama y el enorme ventanal dejando entrar la luz de la luna.
-Es hermoso, esposo mío.- Gulf bajo con cuidado de los brazos del mayor y se acercó hasta el pie de la cama.
-Tu eres hermoso, mi lindo esposo.- dijo Mew rodeando la fina cintura del menor por detrás. -No sabes lo muero por verte desnudo entre las blancas sábanas y los pétalos de rosas.- susurro en el pequeño oído del pelinegro.
-Amor...- jadeo el moreno cuando su esposo mordió el lóbulo de su oreja. -Tómame, hazme tuyo.- suplico.
-Todo mío, mi girasol.- sin importarles los trajes, poco a poco dejaron las prendas caer al suelo, acariciándose, besando con amor.
Con algo de nervios, Gulf se quitó la ropa interior, dejando ver su erección, Mew se sintió morir al ver toda la piel morena de Gulf al descubierto por primera vez.
-Te ves demasiado hermoso.- gruñó con placer el rey, observando al menor gatear por la cama para quedar recostado en medio de esta.
-Ven conmigo, amor, quiero sentirte entre mis brazos.- pidió el moreno extendiendo sus brazos a su esposo.
-Lo que desees, cariño.- Mew se quitó la ropa interior rápidamente y se colocó sobre su chico, dejando sus cuerpos tocarse en cada parte, sintiendo sus miembros rozar.
-Oh Mew...- gimió el moreno rodeando la ancha espalda del pálido.
El castaño sonrió encantado con el excitante ruido, pero no dijo nada. Tomó los rellenos labios del menor y lo beso con pasión, mordiéndolo, enredando sus lenguas, meciendo su cuerpo para poder friccionar sus miembros juntos.
-Si sigues así voy a terminar muy pronto.- jadeó el menor separando a Mew tomándolo de las mejillas.
-Puedes correrte tantas veces como sea necesario, mi girasol.- murmuró el pálido bajando sus besos por la mandíbula de Gulf, pasando a su cuello, donde dejó algunas marcas rojas.
El moreno dejó a su cuerpo sentir, sin preocuparse por si terminaba pronto o no, pues sabía que las palabras de Mew eran muy en serio y este no se burlaría de él. El pelinegro se dedicó a rasguñar la amplia espalda del hombre sobre él, cada que este mordía una parte de su cuerpo.
-Eres tan sensible y receptivo.- Mew tomo en su boca uno de los rosados pezones del menor, pasando su lengua de arriba a bajo y mordiendo suavemente.
-Aghh... Mew...- Gulf sintió su espalda arquearse ante la oleada de placer que lo azotó con aquella mordida.
Mew siguió mordiendo y dejando chupetones por todo el cuerpo a su esposo, quería que cualquiera que lo viera, supiera que tenía dueño, aunque todos sabían ya que era el nuevo rey. El pálido dejó aquellos sensibles botones y bajo hasta el poco abultado del menor.
-Te verás hermoso con nuestros hijos creciendo en tu pancita.- dijo el rey llenando de besos el abdomen del moreno.
-Nada me encantaría más que tener hijos contigo, amor.- afirmó Gulf acariciando el castaño cabello de su esposo.
El mayor sonrió satisfecho al saber que su esposo estaba bien con la idea de tener hijos con él, a pesar de que recién se casaban.
-Tu solo déjate llevar por el placer y dime si te lastimo o si quieres detenerte, mi girasol.- el pelinegro asintió en afirmación y solo eso bastó para que Mew tomara la botella de lubricante que había dejado bajo la almohada.
-Confió en ti, mi sol.- dichas esas palabras el pálido humedeció sus dedos con el viscoso líquido y los guió hasta la entrada del menor.
Gulf estaba tan tranquilo, feliz y sobre todo excitado, que la preparación no fue nada dolorosa, por el contrario movía su cuerpo en busca de más, gimiendo entre el apasionado beso que Mew le daba.
-Más... Mew... te quiero dentro...- suplico el menor, cosa que era lo que el joven rey esperaba para continuar.
-Oh cariño, eso es lo que mas quiero.- Mew tomo al moreno por los muslos y se alineó en el. -Dime si duele demasiado.- Gulf sintió, sintiendo cómo poco a poco el miembro de su esposo se iba abriendo paso en su interior.
-Si... Mew...- gimió encantado el moreno, rasguñando más la espalda de su pareja.
-¿Duele mucho?.- preguntó cuando estuvo todo dentro, quedándose quieto para no lastimar a su girasol.
-Solo un poco, pero es justo lo que quería.- Gulf sonrió encantado con el sentimiento de estar lleno, de sentirse uno con su esposo.
El joven rey sonrió feliz de que su pequeño estuviera disfrutando tanto como el de su placentera noche. Con movimientos suaves, amorosos besos y apasionadas caricias, hicieron el amor , disfrutando del cuerpo de su esposo.
-Amor... si... sigue...- gemía el menor con gusto, disfrutando cada estocada que daba en su punto de mayor placer.
-¿Te gusta, dulzura?.-preguntó el mayor sin dejar de dar en el mismo punto, apretando los menudos muslos del moreno.
-Mucho... si... me encanta...- gimió en respuesta el pelinegro, dejándose llevar por las olas de placer.
-Cariño... voy a correrme...- anunció el pálido tomando el desatendido miembro del moreno para tocarlo al ritmo de sus embestidas.
-Oh Mew.- Gulf grito completamente envuelto en el placer, rasguñando los bien trabajados brazos que tomaban con fuerza su cadera, corriéndose, manchando su abdomen.
-Ahh... cariño...- gruñó el mayor dejándose ir, llenando con su cálida esencia el interior del menor.
-Te amo.- suspiro el moreno sonriendo con satisfacción.
-Yo también te amo.- con cuidado salió de su esposo, acomodándose a su lado, pegándolo a su pecho. -Justo así te quería, desnudo, entre mis brazos, después de haberte hecho el amor.-
-Fue muy lindo, has sido muy gentil.- Gulf suspiro con amor y se acurruco más junto a Mew, descansando su cabeza en el amplio pecho del pálido.
-Ahora a descansar, cariño.-
-Buenas noches, mi rey.- murmuró el moreno sintiendo el sueño apoderarse de él.
-Buenas noches, mi pequeño rey.- Mew sonrió y dejó un dulce beso en la frente del menor, dejándose ir en los brazos del Morfeo.
☀🌻
Cuatro meses habían pasado desde la enorme boda de los nuevos reyes de Tailandia. Cuatro meses desde que descubrieron lo hermoso que era hacer el amor y dejarse llevar por el amor y el placer que solo su esposo los hacía sentir.
-Gulf, hijo, ¿ya has tenido algún síntoma del embarazo?.- pregunto Mai mientras cenaban todos juntos en el gran comedor.
-Ninguno.- respondió con tristeza el nombrado y Mew tomó su mano para darle apoyo.
-Oh querido, no te preocupes, cuando menos te des cuenta estará creciendo en ti un pequeño o pequeña.- dijo Emma queriendo tranquilizar a su hijo. -Yo no sabía que estaba embarazada de ti hasta que te tuve.-
-Yo se que pasara, mi girasol, no te preocupes.- dijo el pálido algo triste de no haber tenido éxito aun.
Esa misma noche, cuando Gulf estaba esperando a que su esposo saliera de la ducha, se quedó sobre el colchón, con la camisa larga levantada, dejando su abdomen a la vista, acariciándolo con pesar.
-Como quisiera que finalmente creciera, sentir tus movimientos, deseo tanto tenerte creciendo en mi vientre.- suspiro el pelinegro con tristeza.
-¿Qué haces, mi girasol?.- pregunto Mew uniéndose a su chico entre las sábanas, poniendo su mano sobre la del menor.
-Solo estoy triste de no haber tenido suerte, con los deseos que tengo de tener un bebé.- dijo el pelinegro continuando con las caricias en su abdomen.
-Ya tendremos suerte, tu solo no te preocupes por eso, no quiero que estés triste.- el joven rey lo apretó a su cuerpo y dejo un corto eso en los labios del moreno.
☀🌻
Mew rodeaba el pequeño cuerpo de su esposo, pegando su pecho a la espalda ajena. Era de madrugada, cuando Gulf comenzó a sentir náuseas, revolviendo por completo su estómago.
Sin cuidado alguno soltó los brazos del pálido y corrió hasta el baño. El castaño se sobresaltó y vio a su pequeño correr sin control, por lo que se puso de pie y siguió a su esposo.
-Oh cariño.- suspiro acariciando la espalda del moreno que estaba de rodillas frente al váter, devolviendo toda la comida del día anterior.
-¿Podemos ir a una revisión al doctor por la mañana?.- pregunto el menor una vez sintió que ya había tenido suficiente.
-Lo que tu desees, bebé, ahora volamos a la cama, ¿si?.- Mew ayudo a su esposo a limpiarse y volver a tratar de dormir un poco más.
☀🌻
El consultorio estaba vacío, al tener la presencia de los reyes, el doctor Mild Suttinut había cancelado cualquier otra cita del día.
-Señor Kanawut, colóquese sobre la cama y suba su camisa, por favor.- le indico el doctor.
Mew ayudó a su esposo a subir a la cama y fue él quien le subió la prenda, haciendo al menor sonreír.
-Pondré un gel algo frío.- aviso y ambos reyes asintieron.
Mild pasó la máquina por todo el abdomen del paciente, viendo la pantalla con detenimiento. Con nerviosismo los esposos entrelazaban los dedos de sus manos.
-Oh señores Jongcheveevat, me complace anunciarles que están esperando gemelos.- dijo con emoción el doctor Suttinut.
-¿Enserio?.- pregunto el moreno sintiendo las lagrimas recorrer su cara.
-Si, aquí se pueden ver las dos pequeñas manchas.- dijo el doctor señalando el monitor.
-Seremos padres, mi girasol.- dijo el pálido con emoción.
-Seremos padres, mi sol.- Mew se inclinó sobre su esposo y lo beso con todo el amor del mundo.
El sol había encontrado a su girasol en el mismo castillo, había estado a su lado en todo momento y justo gracias a él, Gulf había florecido así de hermoso. Pero finalmente, ellos tendían a su pequeño sol y su pequeño girasol.
☀🌻☀🌻☀🌻☀🌻☀🌻☀🌻☀🌻☀🌻
Hello, mi obsesión con el sol y los girasoles ha llegado a su punto mas alto con esta historia jajja.
La verdad quedo mas larga de lo que espere y eso que faltaron cosas que al final no quise agregar. De igual forma espero que les haya gustado y la apoyen.
La verdad esta historia me gusto mucho y me parece muy linda, así que de todo corazón espero que ustedes también la hayan disfrutado.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top