Desaparecido
-Noticia de último momento, el modelo tailandés Gulf Kanawut ha sido secuestrado esta mañana cuando salía de su casa.- informó el señor del noticiero.
-Se realizó una persecución a la camioneta negra donde subieron al chico de 23 años, sin embargo los secuestradores pudieron darse a la fuga.- continuó la mujer.
-Hasta ahora no han encontrado alguna pista de su paradero, pero la policía se está moviendo para encontrarlo, los mantendremos informados.-
-Esto es Moon News, su noticiero de confianza.- terminó la mujer y el logo del noticiero apareció el pantalla.
Grace no podía creer lo que acababa de ver, ella estaba en Corea por un viaje de la universidad, por lo que ver la noticia en la televisión de su cuarto la alteró. Rápidamente tomó su celular y marcó el número de su hogar en Tailandia.
-Hola, Grace.- se escuchó la triste voz del señor Traipipattanapong.
-Papá, ¿qué le pasó a Gulf?, dime que es mentira.- pidió la joven, sin embargo el doloroso llanto de su madre al fondo de la línea le confirmó que aquello en serio había sucedido.
-Lamento no haberte avisado, hija, pero hemos estado hablando con la policía desde que salimos de casa y vimos como lo drogaban para subirlo a esa camioneta.- los leves sollozos de Alex eran totalmente desgarradores, pues nunca habían escuchado al hombre llorar, este siempre estaba alegre.
-Oh papá, ahora mismo iré de regreso a Tailandia.- anunció la chica comenzando a guardar sus cosas en la maleta.
-No, Grace, se que quieres ayudar, pero la policía dijo que es mejor no intervenir, no sabemos si esos tipos son peligrosos y no quiero perder a otro de mis hijos, quédate allá mi pequeña, estas segura ahí.- a Grace se le partió el corazón al escuchar las palabras de su padre e inevitablemente lloró, por su hermano, por cómo deberían sentirse sus padres y por no poder hacer nada.
-Te amamos, Grace.- la voz temblorosa de su madre se escuchó por el otro lado de la línea y la mencionada solo lloro aun más de escuchar tan desconsolada a su madre.
-Yo también los amo, me quedaré aquí, pero quiero que me notifiquen cualquier cosa que sepan sobre Gulf, ¿si?. -
-Lo haremos hija, cuídate mucho.-dijo Alex.
-Lo haré, ustedes cuídense también.- dicho eso terminó la llamada y Grace se tiró a su cama a llorar con el corazón en pedazos.
Su hermanito había sido secuestrado. Sabían que al ser una figura pública podían pasarle cosas malas, pero nunca creyeron que a ese nivel. A pesar de que nunca habían tenido guardaespaldas con el chico, siempre eran cuidadosos, entre ellos se vigilaban, pero la fama había tomado venganza en la persona más pura y humilde del mundo.
Recuerdos de esa mañana.
-Mamá, papá, el clima es genial hoy, saldré a jugar fútbol en lo que terminan de desayunar.- grito el menor de los Traipipattanapong desde la entrada.
-Está bien, hijo, ya vamos.- gritó su madre desde la cocina.
El bello chico de 23 años, mundialmente conocido por su enorme hermosura, admirado por miles de personas, odiado por algunos otros modelos del medio, pero que a pesar de eso él era feliz con su vida de modelo, le gustaba sentirse lindo, amado y aun así nunca dejó de ser humilde.
Pero la felicidad que el nublado día le daba se vio cubierto de color negro cuando algo tapo su boca y nariz, el mareo lo atacó de inmediato y no pudo ver nada cuando sus ojos finalmente cedieron, cerrándose por completo.
Los señores Traipipattanapong justo iban saliendo cuando vieron a unos sujetos con pasamontañas tomar a su hijo entre sus brazos, completamente desconectado del mundo, subiéndolo a una camioneta negra.
-¡Gulf, hijo!.- gritó Anne llegando hasta las rejas de su casa, siendo detenida por su marido. - ¡Alex se lleva a mi bebé!.- volvió a gritar la señora queriendo soltar el agarre de Alex.
-Anne sube a la camioneta ahora mismo y llama a la policía.- demandó Alex tratando de mantener la calma, para no alterar más a su esposa.
Con rapidez ambos subieron al auto y el señor lo puso en marcha haciendo rechinar las llantas, rápidamente divisaron la camioneta pues no habían tardado ni un minuto en salir.
-Policía, acaban de secuestrar a mi hijo, en este momento vamos detrás de la camioneta donde lo subieron, lo drogaron.- a pesar de que Anne estaba aterrada, sabía que debía calmarse un poco para pedir ayuda a las autoridades.
-Dígame en qué calles se encuentra ahora y si puede ver las placas del auto que persiguen.- habló el oficial del otro lado de la línea.
La mujer dio las referencias necesarias y en menos de 3 minutos ya tenían a una patrulla con ellos. Pero claro que los secuestradores eran inteligentes y conocían los atajos necesarios para perder de vista a una pareja preocupada.
Después de 10 minutos los señores Traipipattanapong persiguieron la camioneta negra antes de perderlos de vista, dejando solo a la policía en ese trabajo.
-Alex, mi niño, mi hijo está con esas personas.- lloró la madre del mencionado cuando finalmente se detuvieron a un lado de la carretera.
-Lo se, amor, es nuestro niño, pero esperemos que la policía pueda hacer su trabajo, recuperaremos a nuestro Gulf.- afirmó el señor abrazando cariñosamente a su esposa.
Sin duda estaban destrozados, más porque a pesar de que dejaron a la policía actuar, ya habían pasado 9 horas sin tener noticias. Ninguno se despegaba del teléfono, pues esperaban cualquier noticia.
La pareja durmió en la sala, donde podían estar al pendiente por si los oficiales llamaban. De forma abrupta el sonido del aparato lleno la casa, despertando a la pareja de forma inmediata.
-Diga.- respondió Alex, tomando con amor la mano de su esposa.
-Señor Traipipattanapong lamento informarle que la camioneta que perseguimos chocó contra unos árboles a las afueras de la ciudad, el vehículo explotó, no se encontró a nadie con vida, lo lamento mucho.- le informo el oficial y Anne al escuchar esto cayó de rodillas al suelo, llorando desconsoladamente.
-Entiendo, gracias por llamar, agradezco el trabajo que hicieron.- dijo Alex de forma cordial, antes de cortar la llamada y arrodillarse junto a su esposa, abrazándola y llorando silenciosamente con ella.
Una completa desgracia para la familia. Dos días después Grace volvió a su país natal y realizaron una ceremonia conmemorativa, pidiendo por el alma de su querido familiar, porque aunque no tenían ni sus cenizas, ellos querían realizar esa ceremonia. Los fans lloraron la pérdida del talentoso modelo, llevaron girasoles a la casa de la familia, ya que estas eran las flores favoritas del chico.
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Un alto hombre de 30 años, piel pálida, ojos cafés rasgados, un cabello castaño bien peinado, vestido con un pantalón negro y una camisa del mismo color. Con su hacha en mano caminaba por el bosque, buscando cosas que pudieron serle útiles, ya que los automovilistas solían tiras muchas cosas en la carretera y estas rodaban colina abajo, al arbolado lugar.
Grande fue su sorpresa al encontrarse con el cuerpo de alguien tirado. Al acercarse se percató de que era un chico de unos 20 años, piel morena, la ropa destrozada y llena de sangre. Se arrodillo junto a él y sacudió su hombro de forma suave.
-Oye, chico.- habló el castaño, pero no recibió ninguna respuesta.
Con algo de precaución, colocó su mano sobre la muñeca del menor y sintió su pulso, aunque algo débil, seguía vivo. Agacho su cabeza y sintió el suave respirar del muchacho.
-Demonios, ¿qué debería hacer?.- se preguntó a sí mismo en voz alta.
Preguntándose si aquello era una buena idea o no, tomó con delicadeza al chico entre sus fuertes brazos. De cerca pudo contemplar los rasgos del menor, una cara redonda, con mejillas prominentes, unas largas pestañas, además de unos gruesos labios, que aunque estaban lastimados y con sangre, le parecieron totalmente hermosos.
Desconocía completamente el porqué ese chico, el cual aún golpeado le parecía lindo, estaba a mitad del bosque y en esas circunstancias, pero tendría que esperar a que esté despertara para saberlo.
Con la idea clara de ayudar al pobre chico, llevándolo en sus brazos, camino adentrándose en el bosque una vez más, en dirección a su hogar.
Una bella cabaña de una sola planta, acogedora, rústica y con todas las cosas necesarias como electricidad solar, agua, comida y cientos de libros pertenecientes a sus difuntos padres.
Al entrar a su casa colocó al joven de piel morena en el sofá, lo recostó de forma delicada, cuidando no hacerle más daño, pues aún no comprobaba si tenía algún hueso roto.
-¿Qué rayos estaba pensando al traer a un extraño aquí?. - se preguntó el pálido viendo la foto familiar que yacía en la mesita a un lado del sofá. -Espero no haber comido un error, se que estarías orgullosa de mi madre, por ayudarlo sin esperar nada de él.- con esa idea en mente y haciéndose creer que aquello estaba bien, pues él solo estaba ayudando al chico, siguió su camino hasta llegar al baño.
Tomó un cuenco grande y lo llenó de agua fresca, tomó una toalla pequeña y volvió hasta la sala. Noto que la respiración del menor seguía siendo leve, casi imperceptible, pero no parecía tener algún daño severo.
Con cuidado pasó la toalla mojada por el fino rostro del moreno, limpio cada mancha de sangre en su cara, hasta dejarlo limpio, solo con las marcas de los moretones y rasguños, aunque aún así al castaño le pareció el hombre más hermoso del universo.
A pesar de haber leído cientos de libros, ver miles de imágenes de dioses griegos, nadie tenía la dulce belleza de ese chico que reposaba en su sofá, tal vez peleando entre la vida y la muerte.
Después de dejar su rostro limpio, decidió que debía también limpiar su cuerpo, pues este estaba lleno de suciedad y manchas de sangre también. Con algo de pena comenzó a limpiar los delgados brazos, pasó por su terso cuello, deleitándose con sus marcadas clavículas y los pocos lunares que se asomaban de la parte rota de su camiseta negra.
-¿Debería simplemente dejarte así?, me preocupa que cuando sepas que toque tu cuerpo te asustes.- hablo el mayor, aun sabiendo que no era escuchado. -Bueno, diré que era por tu propio bien.- se convenció a él mismo.
Continuó con su auto impuesta actividad, pero esta vez metió la toalla por debajo de la camiseta, con suavidad limpio su torso, cuidando de no hacer mucha presión, solo por si acaso.
-¿Será demasiado si te cambio de ropa?, bueno, supongo que lo mejor es que te sientas cómodo.- si parecía alguien raro al hablarle al cuerpo inconsciente del chico, pero su instinto protector se había activado en el momento en que vio al moreno.
Si bien antes había sido muy protector con su madre, después del accidente que cobró la vida de sus progenitores, dejándolo sólo en esa cabaña, no había vuelto a sentirlo, sino hasta 5 años después, al ver al menor.
Dudando de sus propias acciones, el pálido fue hasta su habitación, sacó una camiseta blanca y unos shorts, probablemente le quedarían grandes al chico, pero era mejor que dejarlo con esa sucia y destrozada ropa.
Cuando volvió a la sala quitó con cuidado la camiseta en pedazos, la metió en una bolsa y prosiguió a limpiar lo que no había podido al tener la prenda puesta. Algunos rasguños eran profundos, pero no tan malos como para necesitar puntadas.
Con la experiencia de tantos años aprendiendo a lado de sus padres sobre medicina, limpió, desinfectó las heridas con agua oxigenada y vendo la fina cintura del hombre para cubrir sus heridas. Una vez limpio y curado, colocó su gran camiseta blanca en el menor, haciendo un contraste hermoso entre su piel morena y la blanca prenda.
Limpiar su parte inferior había sido todo un reto, pues se sentía como un acosador quitándole el pantalón hecho pedazos, aun cuando su ropa interior estaba intacta. Dejo la sucia prenda en la bolsa junto a la camiseta, dejándolo en unos ajustados boxers color azul marino.
Esa ropa interior le quedaba tan bien que el castaño se quedó solo ahí de rodillas, admirando sus tersas piernas, sus fuertes muslos.
-¿Cómo demonios puedes ser tan hermoso aun en ese estado?.- se preguntó el pálido, comenzando a limpiar las largas piernas, estas no estaban tan lastimadas como su torso, pero la tierra seguía ahí.
Pasó la toalla mojada por toda la extensión, haciendo su mejor esfuerzo por no concentrarse en lo cerca que estaba de la intimidad de aquel hombre desconocido. Una vez lo dejo lo mas limpio posible, tomo los shorts y se los coloco, con cuidado de no lastimarlo y de no tocar de mas su cuerpo.
-Bueno, supongo que solo queda esperar a que despierte.- con la satisfacción de que el chico se miraba relativamente mejor, lo dejo ahí recostado y fue hasta la cocina para prepararse algo de comer.
El mayor hizo sus cosas con normalidad, limpio la casa, preparó sopa de verduras solo en caso de que el chico despertara, el resto de la tarde la pasó en la sala leyendo su libro favorito "llámame por tu nombre". Estando ahí podía vigilar a su acompañante inconsciente, el cual seguía sin moverse para nada.
Una vez su hora de dormir llegó, hizo su normal rutina, se dio una ducha, se colocó su pijama, pero justo antes de recostarse en la cama una duda llegó a su mente.
-¿Y si el chico despierta en la noche y cree que lo secuestre?.- se preguntó a él mismo. -¿O que tal si huye y busca a la policía?, peor aún ¿que si sale y se hace mas daño?.- esas dudas rondaban su cabeza y estaba seguro que no lo dejarían dormir tranquilo.
Dudoso volvió a la sala y observó al moreno, su semblante ya no parecía tan tenso, su respiración parecía un poco más estable, pero aun así no se había movido ni había abierto los ojos.
-¿Debería dormir aquí o llevarte a mi habitación?.- sin duda la segunda opción era la más arriesgada, pero su corazón le decía que ese pequeño no podría hacerle daño. -Bueno, por hoy dormiré aquí.- dijo resignado.
Volvió a su cuarto solo para tomar unas mantas, pues había olvidado tapar al chico también. Lo cubrió con la manta color azul claro y él se recostó en el sofá frente a él, usando su manda blanca. Dando un último vistazo al menor, finalmente decidió dormir. Había sido un día agotador, cuidar y curar a una persona era algo que no hacía hace años.
Los días siguientes fueron iguales a ese, hacia su usual rutina diaria, pero agregándole la limpieza y cuidado del bello chico en su sofá. Dos semanas llevaba haciendo eso y comenzaba a creer que no despertaría, aunque su ritmo cardiaco era cada vez más normal.
-¿Debería llevarte a dormir a mi cuarto?, este sofá me está dejando adolorido el cuello e imagino que a ti también.- muy normal, un hombre de 30 años hablando con alguien inconsciente.
Pero ese chico era la primera compañía que tenía desde la muerte de sus padres, porque aunque se consideraba una persona muy amorosa, que necesitaba de contacto con otras personas, no había querido salir del bosque para empezar una nueva vida en la ciudad, como su madre le había pedido.
Extrañamente le dolía pensar en que el moreno no despertara, no entendía porque pero se convenció de que era porque quería tener algo de compañía en su solitaria cabaña. Además, el castaño tenía 30 años y nula experiencia amorosa, por lo que tener a una persona no tan lejos de su edad y con esa belleza, claro que lo hacía sentir como un adolescente.
-Te llevare a mi cuarto.- comentó decidido, con cuidado lo tomó en sus brazos y caminó hasta su cuarto, lo dejó sobre el colchón, del lado izquierdo y lo acomodó de forma correcta, lo cubrió con la manta azul y se sentó a su lado.
Las heridas ya estaban sanando, su cara estaba finalmente libre de esos feos rasguños, dejándolo maravillado con su tierna y dulce belleza. Su torso ya había mejorado, aunque seguía con algunas heridas, su respiración era normal al igual que su ritmo cardiaco. Con delicadeza pasó sus dedos sobre las mejillas abultadas del moreno, su frente, su perfecta nariz y finalmente sus labios rosas, completamente atractivos.
-Ten una linda noche.- sintiendo su corazón latir acelerado se inclinó sobre el cuerpo del moreno y le dio un cálido beso en la frente.
Después se levantó, reviso que hubiera cerrado las puertas de la casa y apagado las luces, volvió al cuarto y cerró con llave, por seguridad. Se recostó del lado contrario de la cama y se acurruco en su manta, viendo en dirección al moreno.
-Enserio eres lo mas hermoso que han visto mis ojos.- comentó maravillado con el menor, para después caer en los brazos del Morfeo.
Su noche fue tranquila, extrañamente durmió demasiado tranquilo. Pero sus horas de sueño no eran muy largas, por lo que a las 8 a.m. ya estaba despierto.
Sin embargo, su tranquilidad se esfumó cuando despertó solo en la cama y la puerta de su cuarto estaba abierta.
-Maldita sea.- masculló el castaño poniéndose de pie rápidamente y saliendo de su cuarto. -Ojala no hayas salido de casa.-
Al llegar a la sala pudo ver al moreno, agachado en una esquina, escondiendo su cabeza entre sus rodillas y era evidente que estaba llorando.
-Hey.- hablo el mayor y el chico lo vio asustado. -No te haré nada, estás a salvo aquí.- afirmó, levantando las manos en señal de paz.
Grande fue su sorpresa cuando el chico se puso de pie y corrió a abrazarlo, rodeando su cintura con sus finos brazos.
-Eres tu, eres tú.- repetía el chico con la voz ronca.
-¿Qué quieres decir?.- pregunto el castaño confundido, aunque de igual forma correspondió el abrazo, pues él había querido tenerlo entre sus brazos desde hace un par de días.
-Eres tu quien me ha estado cuidando todo este tiempo, he escuchado tu voz hablarme todos los días, eres tú quien me salvo.- comentó el menor aun sollozando, mojando la camiseta del contrario.
-¿Podías escucharme?.- preguntó curioso y sorprendido, recibiendo un asentimiento de respuesta. -¿Sabes cual es tu nombre?, cuando te encontré no tenias identificación o algo contigo.- explicó el pálido acariciando la espalda del otro, para calmarlo.
-Yo..... yo soy.....- después de eso se quedó en silencio, pensando, pero nada salió, sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas y estas corrieron por su lindo rostro. Con delicadeza el mayor lo tomó de las mejillas y limpio sus lagrimas. -Yo no recuerdo mi nombre.- admitió completamente aterrado, abrazando más fuerte la cintura del otro.
-Tranquilo, mira yo me llamo Mew.- se presentó el castaño.
-¿Que no eres mi novio?.- pregunto confundido el menor.
-No, te encontré tirado en el bosque, supongo que tuviste un accidente en la autopista que esta colina arriba, te traje aquí y cure tus heridas.- explicó el castaño y el pelinegro solo lo veía asustado y sorprendido.
-Mew... Yo no recuerdo nada, solo tu voz está en mente.- confesó aun con las lágrimas rodando por sus abultadas mejillas.
-Oh, pequeño.- suspiro con tristeza Mew, acariciando el suave cabello del menor. -¿Nada viene a tu mente?.- preguntó.
-Nada, solo tu voz.- el moreno enterró su cabeza en el pecho del mayor y siguió llorando.
-Hey tranquilo, seguro con el tiempo recordaras, apenas tiene dos semanas que te traje aquí, no se si duraste mucho en aquel lugar y recién despiertas, es normal, solo no te agobies pensando en eso, ¿si?.- la dulce voz de Mew lo hizo sentir tranquilo, como lo había estado haciendo desde que comenzó a escucharla.
-Gracias por ayudarme, Mew.- dijo el menor con las mejillas algo rojas.
-Fue todo un placer, pequeño.- comentó el pálido con cariño. -¿Quieres comer?, no se como lo hiciste pero pasaste dos semanas sin beber ni comer nada.- realmente Mew no sabía que eso era posible, pero el menor estaba extrañamente sano, a pesar de eso.
-Si, muero de hambre.- respondió el moreno, porque aunque no recordaba nada, la tranquila voz de Mew le daba seguridad y calidez.
-Vamos, prepararé sopa de verduras, ¿está bien?.- preguntó el pálido tomando la mano ajena y entrelazando sus dedos, sin razón alguna.
-Si, lo que me des seguro lo devorare.- respondió divertido el menor.
-Bien, vamos a la cocina.- aún con sus manos juntas caminaron hasta la cocina, Mew sentía su corazón latir como loco al sentir la calidez y suavidad de la mano contraria.
Con un poco de ayuda del menor hicieron la comida para ambos, a pesar de que a veces el moreno se quedaba quieto solo viendo a un punto fijo.
-Deja de tratar de recordar algo, te dolerá la cabeza.- hablo Mew colocando frente al chico un plato con mucha sopa.
-Es que tengo muchas dudas, quiero recordar para dejar de ser un estorbo para ti.- explicó el pequeño jugando con la cuchara en la sopa.
-No eres un estorbo, vivo solo aquí, por lo que tu compañía me hace feliz.- admitió el mayor bajando la mirada, pues su rostro se estaba sonrojado ante su revelación.
-¿Dónde estamos?.- preguntó con curiosidad el moreno, sin percatarse de la timidez ajena.
-En medio de un bosque, a las afueras de Bangkok.- respondió el pálido ya más relajado, por el cambio de tema.
-Oh, ¿y porque estas solo aquí?. - curioseo el pelinegro comenzando a comer.
-Es una larga historia.- comentó Mew con el semblante triste.
-No me iré de aquí hasta que recuerde algo de mi vida, así que tienes mucho tiempo para contarme.- trato de bromear el moreno, consiguiendo una pequeña sonrisa del otro.
-Lo sé, pero en realidad es algo difícil de contar, ¿qué tal si te lo cuento otro día?, hoy ya han sido muchas emociones para ti, pequeño.- dijo cariñosamente Mew.
-Está bien.- accedió el chico, dejando el tema para seguir comiendo. - Oye y ¿dónde dormiré?. - preguntó una vez terminó su plato de sopa.
El menor se sentía cómodo con Mew, a pesar de no conocerlo, pues haber escuchado su voz en su inconsciencia, su pura preocupación y amabilidad habían tocado su corazón. Sin duda vería la forma de devolverle a Mew todo lo que había hecho por él, una vez recuperara su vida.
-Hay un cuarto que no se usa hace tiempo, puedes quedarte ahí o en el sofá.- respondió el pálido.
El cuarto libre había pertenecido a sus padres, pero estaba perfectamente limpio, pues Mew siempre tenía todo en orden en casa.
Cuando la noche llegó ambos chicos se ducharon y cambiaron, Mew le presto más prendas suyas a tu invitado y le mostró el cuarto.
-Aquí te quedaras, la puerta de enfrente es la mía, me gustaría que no movieras nada de lo que hay, por favor.- informo el castaño pasándole la manta azul con la que lo cubría.
-Entendido, gracias una vez más, Mew.- dijo el moreno tomando la manta.
-No es nada, pequeño.- Mew se acercó un poco y se detuvo justo antes de que sus labios tocarán la frente del menor. -Lo siento, me iré ya, buenas noches.- el mayor se dio la vuelta para salir, cuando unos delgados brazos rodearon su cintura y la calidez ajena lo llenó por completo.
-Buenas noches, Mew.- el pelinegro se retiró lentamente de su salvador, odiando la sensación de estar lejos de ese hombre que lo hacía sentir tan completo.
-Llámame si me necesitas.- dicho esto finalmente se dirigió a su propio cuarto.
El menor deambuló un poco por el cuarto, encontrado algunas fotos de dos señores, lo que parecía un pequeño Mew y una chica muy parecida a él, por lo que supuso que era su hermana.
Se maravilló con las imágenes donde podía admirar cómo Mew iba creciendo, volviéndose cada vez más guapo. Sin duda ese hombre alteraba todos sus sentidos.
-Espera, ¿y si en realidad yo ya tengo una pareja?, debo dejar de ver a Mew de otra forma hasta saber.- se reprendió él mismo, pues no había considerado eso antes.
-Mierda, no, espero no tener a alguien, Mew es bastante agradable, considerando que no lo conozco.- podría ser algo raro, pero extrañamente todo en el pálido lo hacía sentir seguro, cálido, como si su hogar estuviera con él, con su voz preocupada de esas dos semanas donde no podía moverse para nada y solo escuchaba al mayor hablar solo.
Con el corazón confundido y acelerado, la mente hecha un caos, ambos chicos, en sus respectivas habitaciones, se disponían a finalmente dormir, tratando de dejar de pensar el uno en el otro.
Mew durmió tranquilamente por saber que el menor estaba sano y menos preocupado por no recordar nada de lo que pensó. En la otra habitación el moreno se había dormido hace unas horas, pero se removía incómodo de un lado al otro.
Retazos de sus últimos momentos antes de perder la conciencia llegaron a él. Unos hombres con pasamontañas, los gritos de una mujer, se vio a sí mismo siendo golpeado por los secuestradores.
-¡No!, ¡Suéltenme!.- gritaba en sueños el menor.
El castaño alcanzó a escuchar los gritos hasta su cuarto y asustado salió corriendo a la habitación de frente, donde estaba su invitado.
-Hey, pequeño, despierta.- dijo Mew tomando al otro de los hombros para sacudirlo en un intento de despertarlo. -Estoy aquí, oye, nadie te hará daño.- con el corazón encogido de la tristeza que le provocaba la escena, tomó al menor y lo pego a su pecho, rodeando su cintura y acariciando su espalda.
-Mew.... Mew te necesito.- sollozo el pelinegro entre sus pesadillas.
-Aquí estoy, pequeño, Mew esta aquí.- y como si fueran palabras mágicas el menor abrió sus llorosos ojos y vio los negros ojos ajenos.
-Estás aquí.- sollozo suspirando de alivio, rodeándole el cuello y escondiendo su cara ahí.
-Yo te cuidare, nadie puede hacerte daño aquí.- las dulces palabras del mayor sonaban tan seguras que el moreno le creyó. -¿Quieres contarme qué soñaste, pequeño?.- el mote cariñoso era la forma en que Mew pensó que sería bueno dirigirse al otro, pues además de que le había tomado un extraño cariño, no tenía otra forma de dirigirse a él sin hacerlo sentir mal por que este no recordara su nombre.
-Soñé con unos tipos, vi como golpeaban mi cuerpo, era como si lo viera desde fuera, escuche los gritos de una mujer.- contó el chico acurrucándose en los brazos de su salvador. -De repente pensé en ti y solo esperaba que llegaras a salvarme.- confesó tímidamente.
-Aquí estoy y estaré hasta que puedas recordar y recuperar tu vida, pequeño.- afirmó el mayor con seguridad.
-Gracias por todo y lamento haberte despertado, Mew.- se disculpó con pena el moreno.
-No es nada, ¿crees que podrás dormir?.- preguntó el pálido alejándolo un poco para ver a los ojos color ámbar del menor.
-Yo.... Supongo....- respondió inseguro el pelinegro, bajando la mirada con vergüenza.
-Pequeño, ¿quieres ir a dormir conmigo a mi cuarto?.- le pregunto acariciando los sedosos cabellos negros.
-No quiero molestarte más, Mew.- dijo el menor cerrando los ojos con satisfacción por las tiernas caricias.
-No eres una molestia, vamos.- el pálido tomó la cálida mano ajena y entrelazo sus dedos. El menor tomó la manta azul y se dejó guiar.
Entraron en silencio al cuarto y se acomodaron de cada lado del colchón, tapándose.
-Buenas noches, pequeño.- dijo Mew con cariño, acariciando la cabeza del menor.
-Buenas noches, Mew.- repitió el menor sonriendo tímidamente.
El moreno pudo dormir bien después de eso, pues aunque no tocaba al mayor, se sentía tranquilo al saber que estaba en la misma habitación. Aunque en algún punto de la noche la distancia se acortó y el menor terminó recargando su cabeza en el fuerte pecho del pálido y este le rodeaba la cintura.
Mew al despertar se encontró rodeado con una dulce calidez que ablandaba su corazón que se había vuelto de piedra con la pérdida de sus padres. Entre sus brazos tenía al hermoso chico que había salvado y cuidado por dos semanas completas y que aunque apenas había despertado de la inconsciencia el día anterior, ya se sentía tan conectado a él.
Con cuidado acarició las abultadas mejillas, sus pobladas cejas, su nariz y sus gruesos labios que ahora se veían más rosas que la vez anterior. Finalmente se quedo enredando sus dedos en el negro cabello, hasta que el menor abrió los ojos y quedo pasmado con la cercanía de su salvador.
-Buenos días, pequeño.- murmuro el castaño con su usual voz ronca mañanera.
-Buenos días, Mew.- murmuró en respuesta, sintiendo sus mejillas sonrojarse.
-Eres muy hermoso.- admitió Mew, esta vez con el moreno completamente despierto.
-Gra..Gracias.- tartamudeó el menor tímido.
-Vamos a desayunar, ¿quieres?.- pregunto el pálido y recibió un asentimiento en respuesta.
Los siguientes días a esos fueron tranquilos, el menor tenía sus pesadillas de vez en cuando, pero Mew siempre estaba a su lado, pues desde que sus pesadillas iniciaron y terminaron en cuarto del pálido durmiendo juntos, habían continuado haciéndolo, se sentían cómodos y más tranquilos, por lo que no hablan sobre que el menor volviera a la otra habitación.
Su relación se desarrolló con rapidez, porque aunque no se conocían de antes, se sentían extrañamente muy felices en compañía del otro, tanto que el menor casi ni había pensado en su vida antes de aquel hombre.
-Mew, ¿puedes abrazarme?.- pidió tímidamente el menor, pues estaban recostados viendo una película en el cuarto del mayor.
-Claro, ven aquí, pequeño.- Mew extendió sus brazos y dejó que el chico se recostara en uno de ellos, recargando la cabeza en su hombro.
-¿Me dices pequeño por que aun no recuerdo mi nombre, verdad?.- pregunto con tristeza el menor.
-En cierta forma sí, pero también lo hago porque me he encariñado contigo.- confesó el pálido acariciando el cabello del menor.
-¿Que tal si me das un nombre provisional?, hasta que recuerde el mío.- ofreció el menor, pues a pesar de que le gustaba el apodo cariñoso con el que Mew se refería a él, se sentía mal de no tener un nombre.
-¿Eso quieres?.- preguntó para asegurarse el castaño y el otro asintió. -Bueno, dime un nombre que te gustaría.-
-No lo se, porque no lo eliges tu, yo no recuerdo muchas cosas como para pensar en un nombre.- el moreno se sentía apenado de que a pesar de tener un mes que había despertado, nada venía a su memoria, para él solo existía Mew en su vida y extrañamente era feliz así.
-¿Qué tal.... Type?, ¿te gusta?.- dijo Mew cuando el nombre llegó a su mente, tal vez lo había escuchado antes o leído, pero dado que consideraba al pequeño su "tipo" ideal, era el nombre perfecto.
-Suena lindo.- comentó el menor sonriendo.
-Hasta que recuerdes tu nombre, serás mi pequeño Type.- dijo el pálido sonrojado.
-Tu pequeño Type tiene preguntas que nunca respondiste, Mew.- el moreno hizo un tierno puchero y el mayor tuvo que retener el impulso de besarlo. Oh cuánto quería besar esos rosados y rellenitos labios.
-Lo sé, lo sé, Type, necesitaba tiempo, pero yo creo que ya puedo contarte como termine aquí y sólo.- comentó con pesar el castaño y el moreno con timidez le dio un cálido beso en la mejilla a su salvador.
-¿Qué fue eso?.- preguntó el pálido con sorpresa por la acción.
-Yo... Oh perdón.... Yo solo... Solo quería darte mi apoyo.- el pelinegro escondió su cabeza en el cuello ajeno, completamente avergonzado.
-No te escondas, me encanto que hicieras eso, pequeño Type.- admitió el mayor haciéndolo salir de escondite para verlo a los ojos.
-¿Ahora si me contarás mas sobre ti?.- preguntó cambiando de tema el pelinegro.
-Bueno, yo en realidad soy de china, allá nacimos yo y mi hermana Joom, pero allá no te permiten tener más de un hijo, por lo que mis padres huyeron del país cuando mi madre quedó embarazada de mi hermana menor.- los ojos de Mew se cristalizaron al recordar lo difícil que fue para él, a sus cortos 5 años
-Oh Mew...- murmuró el menor con sorpresa y tristeza.
-Ellos cruzaron de forma ilegal hasta llegar aquí, decidieron vivir en el bosque por miedo a que los deportaran de regreso o algo así, desde los 5 años he estado aquí, mamá y papá me dieron clases junto a Joom.- las lágrimas caían por las mejillas del castaño, pero estas no llegaban muy lejos ya que "Type" las limpiaba de inmediato, haciendo sonreír tristemente al otro.
-Eso debió ser difícil.- dijo el pelinegro sin saber qué más decir, acariciando el bello rostro de su salvador.
-Mi vida fue muy fácil una vez pudimos construir esta casa y asentarnos bien, crecí feliz, mis padres fueron cariñosos y mi relación con Joom era muy buena a pesar de la diferencia de edad.- Mew soltó un pesado suspiro, pues venía la peor parte. -Hace cinco años, mis padres salieron a buscar comida, se hizo de noche y no volvían, le dije a Joom que iría a ver, salí con una linterna y encontré a un oso atacándolos, ellos gritaron...- la voz de Mew se quebró.
-Mew, no tienes que seguir si no quieres.- lo interrumpió el menor acariciando su mejilla.
-Yo puedo seguir, creo que me hará bien contarlo al fin.- aseguró el castaño. -El oso los atacó porque ellos buscaban frutas, cuando me acerqué pude ver a mamá tratando de alejar al oso que mordía a papá y le grité "Mamá estoy aquí", ella volteo rápidamente al igual que el oso y este corrió hacia mí.- Mew hizo una pausa para respirar y dejar al menor limpiar sus lágrimas. -Ella dijo "Mew corre, lleva a Joom a la ciudad y vivan ahí", después se interpuso entre el oso y este la mordió, escuche sus agónicos gritos, para ese momento papá ya estaba muerto, vi a mamá morir y corrí de regreso a la casa, le dije a Joom que debíamos escondernos, nos quedamos en el cuarto de mis padres y apagamos todas las luces para no llamar la atención, después volvimos juntos por el cuerpo de mis padres y los enterramos en la parte trasera de la casa.-
-¿Los osos ya no estaban?.- pregunto curioso el menor.
-Solo pasan en invierno en búsqueda del bosque más alejado para no ser molestados, fue un descuido de mis padres.- Mew lloro sin pena alguna y el moreno lo atrajo a su pecho para consolarlo.
-¿Y que paso con Joom?.- pregunto extrañado de que la chica no se encontrara ahí.
-Cuando le conté de lo último que dijo mamá, ella decidió cumplir su último deseo, pero yo me rehusé a dejar este lugar, esto es mi vida entera, no podía simplemente irme, Joom tiene 4 años en la capital, llama de vez en cuando, pero yo sigo aquí por comodidad y tranquilidad.- explicó el castaño un poco más tranquilo por las suaves caricias que el menor le daba en el cabello.
-Me alegra que te quedaras aquí y me salvaras, eso es bueno, ¿no?.- dijo el menor y Mew sintió con una sonrisa triste.
-Si, gracias a eso te encontré.- afirmó el mayor abrazando fuertemente la pequeña cintura del moreno.
-Te quiero, Mew.- confesó el pelinegro con las mejillas sonrojadas, dejando al nombrado sorprendido.
-Yo también te quiero, mi pequeño Type.- Mew con confianza se aventuró a dejar un beso en la mejilla del menor, muy cerca de sus labios.
En menos de un mes aquellos chicos ya se habían enamorado, aunque Mew tenía poco más de un mes con el chico en su casa, pero apenas tenía 3 semanas con el despierto. Ese corto tiempo había sido suficiente para que en ellos naciera un amor a primera vista, se podría decir.
La siguiente semana a eso su relación se volvió más cercana, dormían abrazados, se robaban besos en la mejilla y salían al bosque tomados de la mano. "Type" no había podido recordar más de su vida, aunque no se preocupaba de eso, de hecho esperaba no recordar nada para poder quedarse con Mew, porque ya estaba perdidamente enamorado de su salvador.
Pero el pálido estaba decidió, quería a "Type" como su novio, pues estaba seguro de que el menor lo quería de la misma romántica que él, por lo que preparó una comida especial para él.
-Mew, ¿qué preparas?.- pregunto el moreno entrando a la cocina.
-Algo muy especial, tu ve a la recamara a relajarte.- el nombrado volteo y le dejo un beso en la comisura de los labios al pelinegro, este sonrió y asintió. -Ponte lindo con algo de mi ropa, pequeño.- pidió amablemente y el otro asintió de nuevo.
-Esperare por ti, Mew.- "Type" le dejó un beso en la mejilla y volvió de regreso al cuarto que compartía con Mew.
El castaño preparó todo con rapidez, dejando en el comedor unos platos con pasta en salsa Alfredo y pan de ajo recién horneado. Puso un poco de te helado en una jarra y unos vasos a lado de cada plato, una vez listo se dispuso a cambiarse en el cuarto de sus padres, tomo una ducha y se coloco un pantalón negro y una camisa blanca con las mangas enrolladas.
Una vez listo se paró a un lado de la puerta, donde colgaba un cuadro de su familia, los cuatro juntos sonriendo con felicidad.
-El es el indicado, mamá, tenía tanto tiempo sin sentirme así de feliz, espero que él se sienta igual.- suspiro con nerviosismo Mew.
Salió de la habitación y abrió la puerta de enfrente, donde el menor se encontraba sentado en la cama, viendo la televisión, pero al escuchar la puerta desvió su mirada hacia el mayor, vestido elegantemente.
-Mew, luces espectacular.- lo halago el moreno poniéndose de pie y acercándose a él. -Creo que no me arregle lo suficiente.- hizo un pequeño puchero y Mew sonrió ante la actitud infantil del chico.
-A mi me encanta como te ves, pequeño.- el castaño tomo la mano ajena y lo hizo girar para verlo por completo, se había puesto uno de sus pantalones negros y una camisa color vino con el cuello V, dejando ver sus bellos lunares. -Demasiado precioso, diría yo.- masculló el mayor encantado con la vista.
-Gracias, Mew.- dijo el menor completamente sonrojado. -¿Y a qué se debe todo esto?.- pregunto cuando Mew lo dirigió hasta el comedor donde tenía la mesa decorada y con una lindas velas.
-Te quería sorprender.- admitió el dueño de la casa.
-Vaya que lo hiciste, gracias, Mew.- entre pláticas casuales comieron la deliciosa cena que el pálido había preparado.
-Te tengo un regalo.- habló el mayor una vez terminaron de comer.
-¿Enserio?.- pregunto el menor con emoción.
-Si, déjame ir por el.- Mew volvió a la cocina y escondió detrás de su espalda el regalo. -Espero te gusten.- dijo extendiéndole un ramo con 3 girasoles que había encontrado por el bosque.
-Oh Mew, son hermosos.- dijo "Type" tomando el ramo en sus manos.
-Me alegra que te gustaran, pero hay otra cosa que te quiero decir.- comentó el mayor rascándose la nuca con nerviosismo.
-¿Qué es?.- pregunto el moreno sin dejar de ver las flores.
-Quería saber si.... ¿quisieras ser mi novio?.- dijo finalmente el pálido y "Type" abrió los ojos con sorpresa. -Yo se que apenas tenemos un mes de conocernos y que no sabemos nada de tu vida o si tienes a alguien...-
-Si quiero, Mew.- lo interrumpió el pelinegro sorprendido pues con su nula experiencia romántica, pensó que no tendría éxito.
-¿En serio?.- preguntó incrédulo el mayor.
-Si, me encantaría ser tu novio, pase lo que pase cuando recuerde mi vida, yo quiero estar contigo.- afirmó el moreno poniéndose de pie y parándose frente a su salvador. -Te amo, Mew.- confesó el menor y se inclinó para besar tiernamente los labios ajenos de forma corta.
-Yo también te amo.- gritó el mayor lleno de felicidad y tomó a su novio de la cintura para girar con él en brazos. -Demonios, nunca me había sentido así de feliz, lo siento.- dijo una vez colocó al menor con los pies en el suelo de nuevo.
-No te disculpes, aunque no se si en algún momento fui así de feliz, puedo decirte que también estoy emocionado y feliz de ser tu novio.- admitió el moreno tomando las mejillas de su novio para besarlo de nuevo.
Un beso tierno, lento, romántico. Sus labios se maravillaban con la textura del otro y con su calidez. Poco a poco esa caricia tierna no fue suficiente, por lo que "Type" mordió el labio ajeno, ocasionando que Mew gruñera con placer.
-Cariño...- gruño el pálido.
-Bésame, Mew, por favor no dejes de hacerlo.- pidió el menor, pues la placentera sensación de sentir esos labios jugando con los suyos, lo hacía desear más.
-Demonios "Type", eres demasiado tentador.- Mew aceptó la sensual petición y volvió a unir sus labios.
Esta vez sus labios fueron mordidos por ambos, Mew se deleito con los gruesos labios de su novio y los mordió, sintiendo al dueño de estos temblar. Con timidez "Type" delineo los labios ajenos con su lengua y el castaño entendió de inmediato el mensaje, uniendo sus lenguas en un placentero baile, sacándoles un ronco gemido a ambos.
-Te amo, mi pequeño.- gruñó el mayor sobre los rojos labios de su novio.
-Te amo, amor.- el apodo cariñoso salió de sus labios sin siquiera pensarlo y Mew sonrió encantado.
Ese fue el inicio de su linda relación, ambos sonreirían todo el día y se besaban cuando querían. Antes de dormir se quedaban un par de minutos compartiendo apasionados besos, pero sin llegar a más, pues ambos eran inexpertos en el tema romántico.
-¿Que tal si mañana salimos a caminar al bosque?, creo que hay una laguna cerca, podríamos ir para celebrar nuestro primer mes juntos.- comentó Mew acariciando el cabello del chico que yacía recargado en su pecho.
-Iré a donde sea que me quieras llevar, amor.- respondió el menor dejando un cálido beso en el pecho desnudo de su novio.
-Te amo, mi cielo.- en un rápido movimiento, el mayor quedó sobre su novio y lo beso con pasión.
"Type" rodeo el cuello de su novio y abrió las piernas para dejarlo acomodarse sobre él. El beso fue apasionado, sus lenguas se enredaban con placer, se mordían los labios hasta dejarlos rojos.
-Tócame, amor.- suplicó el moreno sobre los labios ajenos, rodeando la cintura del otro con sus piernas para pegarlo más a su cuerpo.
-Lo que tu pidas, cariño.- Mew adentro sus manos el la playera del menor y acaricia su torso hasta llegar a sus pezones, pellizcándolos, ocasionando que el menor se arqueara de placer.
-Mew...- gimió bajo el menor.
Sin dejar de besarse, el mayor comenzó a frotarse contra la entrepierna ajena, ambos se pusieron duros en cuestión de segundos. Los bajos gemidos llenaron la habitación y el calor subió por sus cuerpos, sin dejar de besarse se frotaron con más pasión y ansias. No les importaba no llegar hasta el final, mientras ambos disfrutaran, no importaba nada más.
Extrañamente solo friccionar sus erecciones, aún sobre la ropa, era malditamente placentero. Por lo que no mucho después comenzaron a sentir, en su inexperiencia, que el clímax estaba a nada de llegar.
-Mew.... Más...- gimió el menor rasguñando la espalda ancha de su novio.
-Vamos a manchar la ropa si seguimos, cariño.- gruñó el mayor alentando el ritmo.
-Tengo una idea.- dijo el menor alejando a su novio para ponerse de pie y tomarlo de la mano. -Ven.- Mew lo siguió como si estuviera hechizado, entraron al baño y sin pena alguna "Type" comenzó a desvestirse, quedando desnudo antes los eróticos ojos de su pareja.
-Cielo, ¿que... que haces?.- tartamudeo el mayor nervioso.
-Vamos a la ducha, así no mancharemos la ropa.- respondió el menor, que aunque estaba sonrojado, su erección demostraba lo mucho que deseaba terminar lo que habían iniciado en el cuarto. -No seas tímido, amor.- "Type" se acercó a su novio y bajo su pantalón de pijama con lentitud, hasta dejar su erección a la vista.
-Type...- gimió cuando este sin pena tomó su erección con su mano.
-Vamos a la ducha.- entre besos terminaron bajo el agua de la ducha, cada uno acariciando el miembro ajeno.
-Eres tan bueno y hermoso.- gruño Mew acariciando una de las voluminosas nalgas del menor, apretándola a su antojo.
-Más rápido Amor...- gimió el menor agarrándose del hombro del pálido.
Cuando sintieron su clímax cerca se unieron en un apasionado y desordenado beso, gimiendo entre los labios ajenos cuando su semen brotó a chorros, señal máxima de su placer.
-Ah... Mew... Amor...- jadeo el menor entre gemidos, queriendo recuperar el aire.
-Nunca te dejare ir, mi cielo, eres solo mío.- gruñó posesivamente apretando el bello trasero de su chico.
-Solo tuyo.- afirmó el menor antes de volver a besarlo.
Esa noche durmieron satisfechos, limpios y acurrucados amorosamente, dándose cortos besos hasta que el sueño se apoderó de ellos.
Temprano por la mañana, Mew preparo una canasta para su día fuera, en la laguna. Llevaron comida, bebidas y una manta para sentarse en ella. En el camino iban de la mano, vagando por entre los árboles.
-Amor, ¿puedo ir por algo?.- pregunto el moreno cuando finalmente llegaron frente a la laguna de aguas transparentes.
-Claro, cariño, ten cuidado.- "Type" le dio un beso y emprendió su camino hacia donde había visto unas bellas margaritas, quería regalárselas a su novio.
Con cuidado camino entre los árboles hasta encontrar las flores, se puso de rodillas y cortó algunas, cuando de repente vio una cosa extraña entre ellas. Tomó en su mano el objeto y este resultó ser una cartera.
Volteó a todos lados, pero obviamente no había nadie, por lo que decidió abrirla. Lo primero que sus ojos vieron fue una foto de él mismo, en lo que parecía una identificación.
-Kanawut Traipipattanapong, alias (Gulf), 23 años, de origen tailandés.- leyó el moreno en voz alta, de repente destellos de su vida llegaron a él.
Se vio a sí mismo en pasarelas, en eventos repletos de gente, como había carteles suyos por la ciudad y del fatídico día cuando lo secuestraron.
-No... No.... ¡Maldita sea no!.- gritaba asustado el menor.
Mew escuchó los gritos de su novio y corrió hasta donde provenía el sonido, ahí estaba su novio, de rodillas llorando, gritando y apretando su cabeza con las manos.
-Cariño.- llegó hasta él el mayor y lo tomó en sus brazos. -¿Qué sucede?.- le pregunto con preocupación.
-Mew...- suspiró el pelinegro antes de caer inconsciente en los brazos de su novio.
-Mierda, no otra vez.- gruñó el pálido, tomó en brazos al chico y este dejó caer la cartera, llamando la atención del mayor.
Con cuidado se agacho a recoger el objeto y vio la credencial dentro.
-Mierda, tengo que llevarte al hospital.- Mew sabia el shock que debió ser para su novio que los recuerdos llegaran a él después de casi dos meses y medio sin progreso alguno, y él temía que algo le pasara.
Con cuidado camino hasta la carretera, colina arriba y pidió ayuda. Muchos coches ni siquiera se detenían y otros desconfiaban de Mew al traer el cuerpo de un chico inconsciente.
-¿A donde va, joven?.- pregunta una viejita que venía con su esposo manejando.
-A la capital, mi novio se desmayó de la nada.- explico rápidamente el pálido.
-Sube, muchacho.- accedió el señor.
-Gracias.- Mew se sentó en la parte trasera del auto y dejó a Gulf, como ahora sabía que se llamaba, sobre sus piernas. -Oh mi cielo, espero no te pase nada.- murmuró acariciando la bella cara de su novio.
La pareja dejó a Mew en el primer hospital que encontraron al entrar a la capital, les agradeció y corrió dentro con su novio en brazos.
-Necesito ayuda, mi novio se desmayo y no se si esta bien.- explicó a la enfermera que se le acercó.
-Muy bien, lo revisaremos, puede tomar asiento.- con preocupación Mew se quedó en la sala de espera.
-Disculpe, señor, necesitamos hablar con usted.- dijo un oficial acercándose a él.
-Dígame oficial.- respondió Mew tratando de sonar seguro.
-Necesito que me acompañe a un lugar privado.- con miedo el pálido asintió.
Dentro de la sala donde tenían a Gulf, el menor despertaba con pesar, su cabeza dolía y daba vueltas. Cuando finalmente pudo abrir los ojos se encontró con tres personas dentro del cuarto y una enfermera, los otros tres lloraban.
-Oh ya despertó.- comentó la chica más joven.
-Mi bebé, Gulf.- dijo la señora acercándose a él.
-¿Quien es usted?.- preguntó débilmente el nombrado.
-Cariño, soy tu madre, ¿no nos recuerdas?.- pregunto con lagrimas en los ojos la mujer.
-Yo nunca los había visto.- respondió tímidamente.
-Señora Traipipattanapong, el joven tiene amnesia por un golpe en la cabeza.- le informó la enfermera.
-¿Dónde está Mew?.- pregunto con preocupación el moreno.
-El...- en ese momento la puerta se abrió y junto a Mew venía un policía.
-Tu maldito, te robaste a mi hijo.- Anne quiso acercarse al mayor, pero su esposo la detuvo.
-¿Como estas, Gulf?.- preguntó el pálido acercándose a él y tomando su mano.
-Sabes mi nombre.- dijo sorprendido el chico.
-El oficial me contó todo.- suspiro el mayor con pesar.
-¿Y porque viene el oficial contigo?.- preguntó preocupado pues apenas noto que Mew llevaba unas esposas.
-El joven es sospechoso de secuestro.- respondió el oficial.
-¡No!, Mew es mi novio, el me salvó, él no haría eso, suéltelo.- gritó enojado el menor.
El oficial miró a los padres del chico y Alex asintió, confiando en su hijo, por lo que le quitó las esposas el castaño.
-Amor, quiero irme de aquí.- susurro el joven modelo tomando a su novio de las mejillas.
-Ellos son tu familia, mi cielo, no puedo llevarte conmigo.- le informo el mayor.
-No iré con nadie si tu no te quedas conmigo, Mew, yo no los recuerdo a ellos, solo recordé pedazos de mi vida como modelo.- comentó el menor viendo a los que decían ser sus padres y hermana.
-Cariño, te amo, pero sabes que no puedo hacer nada.- las lágrimas de Mew empaparon su cara.
-Gulf, ¿Mew es tu novio?.- preguntó Alex acercándose a ellos.
-Si, llevamos un mes de novios, confió en él y sé que él no me secuestro, yo quise quedarme con él cuando recupere la conciencia.- respondió, aun con la incomodidad de no reconocer a esas personas.
-Mew, ¿amas a mi hijo?.- le preguntó al mayor.
-Con mi alma, este chico es mi vida, se robó mi corazón en el momento que lo encontré en el bosque, lastimado y solo, se convirtió en mi hermoso girasol.- respondió viendo con completo amor a su chico.
-Bueno, Mew, quería pedirte que te quedes con nosotros aquí, sabemos que no vives en la capital, pero nos gustaría que te quedes con mi hijo, confió en que tu no fuiste el culpable de nuestras tragedias, pues se lo que has vivido.- comentó Alex, posando su mano en el hombro del castaño.
-¿Cómo lo sabe?.- pregunto extrañado el mencionado.
-Creo que hay alguien a quien no has visto aún.- dicho esto entró una chica a la sala, la cual al ver a Mew corrió a abrazarlo.
-Te extrañe tanto, Mew.- dijo la recién llegada.
-Joom.- la sorpresa de Mew era evidente.
-Conocí a Joom el otro día en el trabajo, ella me contó de su hermano y cuando la policía nos contó lo que pasó, decidí llamarla.- hablo Grace llamando la atención de todos.
-Tu tienes un don para meterte en problemas.- dijo la chica recriminando a su hermano. -Pero son una linda pareja.-
-Iré un momento a tomar aire, ¿esta bien, mi cielo?.- preguntó Mew viendo a su novio, pues ahora era él el que se sentía agobiado con tanta información.
-Ve, amor, pero no vayas a huir.- dijo el menor con seriedad.
-Nunca, te dije que no te dejaría nunca y no lo hare.- afirmó el castaño antes de salir de la sala.
Salió al patio del hospital, donde se encontró con un par de fans, los cuales se acercaron a él.
-¿Tu eres el novio de Gulf?.- pregunta una con emoción y Mew las vio confundido. -Salió en las noticias, dijeron que Gulf estaba sano y que su novio lo había salvado.-
-Si, soy yo.- admitió algo dudoso Mew.
-Gracias por cuidar a nuestro girasol.- comenta otra chica.
-Eres el sol de nuestro girasol.- comenta el único chico que venía en el grupo.
-Gracias a ustedes por estar aquí apoyando a Gulf.- agradeció haciendo una corta reverencia.
-¿Podemos darte estos girasoles para él?.- pregunta la primer chica.
-Claro.- acepta el castaño, el grupo de fans le sonríe y se despiden con una corta reverencia.
Mew se quedo otro rato viendo las hermosas flores y pensando en todo lo que tendría que cambiar su vida para estar con el hombre que amaba. Sin duda sería difícil dejar atrás el único hogar que conocía, pero estaba seguro de que era lo que necesitaba y sobre todo, lo que quería más que nada en el mundo.
Con la mente más clara, Mew regresó a la sala, donde la familia de su novio hablaba con él, al igual que Joom. Enserio parecían una linda familia y aunque se puso triste de pensar que él ya no tenía una familia así, llegó hasta estar junto a su novio.
-Volviste, amor.- dijo sonriente Gulf.
-Te dije que lo haría.- Mew se inclinó y dejó un tierno beso en la frente del menor. -Ten, unas fans me las dieron para ti, mi girasol.- Gulf se sonrojó ante el apodo y tomó las flores en sus manos.
-Mew, lamento lo que dije cuando te vi, yo pase mucho tiempo llorando, creyendo que mi bebé estaba muerto, pero en serio veo que se aman y no los queremos separar, por lo que me gustaría darte la bienvenida a la familia.- habló Anne acercándose al pálido para abrazarlo.
-¿Usted me está aceptando en su familia?.- preguntó sorprendido el mencionado.
-Claro, después de todo eres el novio de mi hijo y quién mejor para cuidar de él, que tu que ya lo cuidaste estos dos meses.- afirmó la señora.
-Eres bienvenido a quedarte en nuestra casa, con Gulf.- dijo Alex acercándose a su yerno y palmeando su hombro.
-Les agradezco esto, enserio amo a su hijo y nunca le haría daño, ese pequeño girasol me trajo la felicidad que había perdido el día que mis padres murieron.- dijo Mew con lágrimas en los ojos.
-Ahora nosotros somos tu familia, amor, además de Joom.- dijo Gulf tomando la mano de su novio en apoyo.
-Los visitaré muy seguido.- dijo Joom y todos asintieron felices.
-Mamá, papá, hermana...- dijo Gulf inseguro y todos voltearon a verlo con emoción. -No los recuerdo, pero espero hacerlo, ¿pueden darme un abrazo?.- pidió tímidamente, pues aunque no los recordaba, sentía esa familiaridad y amor de su parte.
-Claro, hijo.- su madre fue la primera en abrazarlo, seguida de su esposo y su hija.
-Te amamos, Gulf y damos gracias a Buda de que estés bien.- dijo Alex.
-A pesar de todo lo que lloramos, lo importante es que estas con nosotros de nuevo.- hablo Grace y Gulf sonrió por el comentario.
-¿Te quedarás conmigo?.- le preguntó el menor a su novio.
-Todo el tiempo que me permitas, mi girasol.- respondió con seguridad Mew.
-Toda la vida, mi sol, te amo.- al pelinegro no le importaba tener a su familia ahí, pues amaba tanto a su novio que solo quería estar seguro de que este no lo dejaría.
-Te amo, mi girasol.- todos sonrieron encantados con el amor de esos dos chicos y Gulf lo jalo para darle un beso en los labios.
Después de que dieron de alta al joven modelo, volvieron a la casa de los Traipipattanapong y Mew se quedó junto a su novio en cada momento. El menor volvió a trabajar y poco a poco podía recordar más cosas, pues el estar en su casa le ayudaba.
Un inicio trágico para un final feliz. A veces en las circunstancias más raras, nace el amor y este perdura por la eternidad.
🌻🌼🌻🌼🌻🌼🌻🌼🌻🌼🌻🌼
Volví, hola.
Sinceramente no se que rayos escribí jajja, pero la idea me gusto, así que esto fue lo que salió.
Volví antes de lo esperado, afortunadamente mis finales no fueron tan pesados como pensé y ya solo me falta recibir calificaciones, para finalmente estar de vacaciones.
Espero les haya gustado y apoyen mi regreso jejeje, después de solo dos semanas pero regreso a fin de cuentas.
Tengo varias ideas mas para nuevas historias, así que esperen mas de mis historias extrañas.
Nos leemos después. Wuv u💙💙
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