Contigo
De un lujoso auto se bajaba un hombre hermoso. Su elegante traje azul resaltaba las bellas curvas de su cuerpo, además del hermoso color ámbar de sus ojos. Su piel morena parecía brillar con los rayos de sol y su cabello estaba bien peinado.
-¿Que le parece el barco, joven Kanawut?.- preguntó Kao, el hombre de piel pálida y cabello negro, el cual seria el prometido de Gulf una vez este aceptara su propuesta.
-Es enorme.- respondió sin ánimos el moreno.
-Espero sea de su agrado, es el barco más grande jamás hecho.- el joven Noppakao había movido todas sus influencias con tal de poder llevar al hermoso chico en ese barco.
-Mientras no suceda ningún accidente, todo estará bien.- comentó Kanawut con desdén, pues nada de ese lujoso viaje le emocionaba.
-Gulf Kanawut.- se quejó la madre del mencionado, por la poca cortecita de su hijo.
-Les puedo asegurar que este barco no sufrirá ningún daño, el Cinatit no puede hundirse.- afirmó Kao, pues eso es lo que le habían contado a él.
-Eso espero.- dijo Gulf finalmente subiendo al enorme barco.
Por otra parte del Cinatit, un hombre de piel pálida y cabellos castaños corría junto a su mejor amigo para abordar el barco que los llevaría a los Estados Unidos, donde con suerte podría comenzar una vida nueva y hacerse famoso.
-Vamos Tul, llegaremos tarde.- gritó hacia su amigo.
-Voy justo detrás de ti.- gritó de regreso el hombre moreno de cabello corto.
-Espere.- gritó Mew al ver que estaban por cerrar las puertas para abordar.
-¿Sus boletos?.- preguntó el hombre de traje con cierto toque de asco al ver la apariencia algo descuidada de los hombres.
-Aquí tiene.- Tul los entregó y finalmente los dejaron pasar.
-Mierda, que buena suerte tenemos hoy.- se rió el pálido mientras buscaban su habitación.
-Sigo sin creer que les ganaras a esos alemanes los boletos del barco.- comentó el moreno abriendo la puerta de la habitación que decía el boleto.
-Por un momento creí que nos golpearían.- recordó el castaño tirándose en una de las camas. -Mierda, que incómodas son estas camas.- se quejó.
-Estás en la clase pobre amigo, no esperes un colchón de plumas de ganso.- dijo Tul y ambos se rieron.
-La cama es lo de menos, ahora tenemos la oportunidad de conseguir una nueva vida lejos de aquí.- ambos se quedaron en la habitación descansando, pues tanta adrenalina los dejó agotados.
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Los días en el enorme barco eran algo aburridos para Gulf, pues lo único que podía hacer era salir a comer con personas de la alta sociedad, las cuales a decir verdad odiaba con su vida. Nunca le gustó ser parte de ellos, simplemente no disfrutaba de hablar de dinero y negocios.
-Esta noche tenemos una cena con Noppakao y algunos socios más.- comentó May Kanawut.
-Ya lo sé, madre.- dijo el moreno rodando los ojos frustrado.
-Espero que pongas una buena cara para Kao.- advirtió la mujer maquillándose para la lujosa cena.
-Lo sé, me lo recuerdas todos los días a toda hora.- se quejó Gulf.
-Sabes lo importante que es para nosotros que te cases con Noppakao, eso nos salvará de irnos a la quiebra.- dijo May caminando hasta su hijo para ajustarle la corbata.
-No, madre, eso te salvará a ti, a mi no me importa tener que trabajar para poder vivir.- la enfrentó el moreno.
-No seas irrespetuoso.- la mujer se paró desafiante frente a su hijo. -Desde que tu padre murió te has vuelto un mal agradecido.-
-Porque él era el único que me entendía.- sin ganas de seguir peleando, Gulf tomó su saco y salió de la habitación.
Trató de evitar a su madre y a Kao al menos hasta la hora de la cena, pues no se creía capaz de soportarlos más tiempo de lo necesario.
-¿Dónde estabas?.- preguntó May al ver a su hijo entrar al elegante restaurante del barco.
-Por ahí.- respondió sin darle importancia al enojo de su madre.
-Hola, Gulf.- la voz de Kao los interrumpió de cualquier pelea que May pudiera querer ocasionar.
-Hola.- saludó sin interés el nombrado.
-Hola, querido.- saludó con demasiada emoción la mujer.
-Hola, señora Kanawut.- Noppakao tomó la mano de May y besó el dorso de esta. -Vamos a la mesa.- propuso y extendió su mano para que Gulf la tomara pero este simplemente comenzó a caminar hasta donde estaban los socios con los que cenarían.
-No le des mucha importancia, tuvo una mala mañana.- dijo May a Kao antes de que ambos siguieran al joven Kanawut.
En ese tipo de cenas Gulf solía mantenerse callado mientras solo comía, respondía cuando le preguntaban algo directamente, fuera de eso todo era silencio de su parte.
-Lo se, es un hombre bellísimo.- escuchó a Kao hablar y supuso que hablaban de él.
-Es demasiado bello, te ganaste un gran premio con él.- la voz de otro hombre le siguió.
-Esperemos que sea fértil y puedan seguir la descendencia Noppakao.- comentó una mujer con emoción.
-Les aseguro que Gulf será capaz de tener un bebé con facilidad, ya le hemos hecho algunos estudios desde que sabemos que puede quedar en cinta.- mencionó May compartiendo la emoción de la desconocida mujer.
-Podrían dejar de hablar de mí como si fuera solo una máquina de crear bebés.- se quejó el moreno golpeando la mesa. -O tan siquiera consideren que sigo aquí.-
-Cálmate, Gulf.- pidió May pero él se puso de pie sin importarle nada.
-¿A dónde vas?.- preguntó Kao tomando la mano del moreno.
-Saldré a tomar aire.- respondió aun algo enojado.
-Yo te acompañare.- Noppakao se levantó de su asiento bajo la mirada sorprendida de todos por la actitud de Kanawut.
-No te molestes, necesito estar solo.- sin esperar que dijeran algo mas, Gulf salió del restaurante y camino hasta cubierta, donde el frio clima azoto en su rostro, dejando sus mejillas y su nariz de color rojo.
La cubierta del barco estaba desierta, nadie se encontraba ahí, tal vez debido al clima tan frío de la oscura noche.
-Debí escabullirme antes de que mi madre me arrastrara hasta aquí.- se quejó consigo mismo, caminando hasta una de las barandillas, viendo el oleaje golpear contra las paredes del barco. -Quisiera ir contigo, papá.- murmuró viendo las pocas estrellas en el cielo.
Sik Kanawut había sido el padre ejemplar que todos quisieran, cariñoso, atento y trabajador, siempre procurando a su único hijo. Tristemente una enfermedad extraña lo alejó de su lado.
Sintiéndose lo suficientemente frustrado y cansado de la vida que llevaba desde que Sik murió, no se detuvo a pensar demasiado lo que hacía, pasó su cuerpo al otro lado de la barandilla, a un salto de caer al inmenso mar. Deseando tanto acabar con su vida.
Esa noche Mew paseaba por cubierta, después de haber comido algo con su mejor amigo Tul. Por la terrible noche helada, tenía puesto el único saco largo que tenía para cubrirse, saco un cigarro y lo encendió.
Camino distraídamente hasta ver una sombra extraña en la barandilla del barco. Con su curiosa actitud se acercó cada vez más, hasta que pudo distinguir la figura de un hombre.
-Oye.- gritó y el chico volteó a verlo asustado. -No lo haga.-
-No se acerque, más.- advirtió Gulf al ver al desconocido hombre acercarse cada vez más.
-Déjeme ayudarlo a volver al barco.- dijo Mew algo nervioso por la peligrosa posición del hombre de bellos ojos y gruesos labios.
-No, aléjese.- gritó cuando vio al pálido acercarse cada vez más.
-Solo tirare el cigarro.- anuncio y lo lanzó al mar. -¿Puedo preguntar porque quiere hacer esto?.-
-Usted no entendería lo difícil que es mi vida.- dijo Gulf analizando al curioso hombre que entablaba conversación con él.
-Soy pobre, claro que entiendo las dificultades de la vida.- mencionó Mew quitando su saco, dejándolo a un lado de él.
-¿Qué hace?.- preguntó el moreno asustado.
-Tan solo me preparo para saltar por usted en caso de que lo haga.- respondió el pálido encogiendo los hombros. -Pero yo que usted lo consideraría más, esa agua está congelada, caer en ella sería como sentir mil cuchillos atravesarle el cuerpo.-
-¿En-enserio?.- tartamudeó el moreno viendo el amplio mar en la oscuridad.
-Si, no me gustaría saltar ahí, pero no tengo otra opción.- Mew quitó sus zapatos y se acercó lentamente al moreno.
-Yo... no... oh...- Gulf no sabía qué decir.
-Déjeme ayudarle.- suplicó el castaño y el moreno comenzó a voltearse para poder quedar de frente al desconocido.
-Oh dios.- gritó Gulf cuando uno de sus pies resbalo y quedó colgando de la barandilla.
-Lo tengo, yo lo tengo.- Mew sostuvo al chico de los brazos y lo jaló hacia arriba. -Suba el pie.- pidió.
Con algo de esfuerzo el pálido pudo subir el pequeño cuerpo del elegante chico, cuando lo pasó al otro lado de la barandilla, tropezaron y cayeron al piso. Gulf sobre el amplio cuerpo del desconocido.
-Gracias, señor...- suspiró Gulf esperando saber el nombre del hombre que lo salvó.
-Suppasit, Mew Suppasit.- se presentó el castaño con una sonrisa, viendo de cerca el hermoso rostro del moreno hombre de bellos ojos ámbar y labios gruesos.
-Yo soy Gulf Kanawut.- dijo el moreno respirando de forma agitada.
-Quítale las manos de encima a mi chico.- una voz notablemente furiosa hizo a Gulf voltear, encontrándose con Kao corriendo hasta ellos.
Mew ayudó al chico a ponerse de pie y un segundo después tenía al pálido hombre sobre él, jalándolo de la camisa que usaba.
-¿Qué demonios le haces a mi chico?.- preguntó Kao con furia.
-Kao detente, él no me hizo nada.- se apresuró a decir Gulf, tomando uno de los brazos de Noppakao para alejarlo del castaño. -El me salvo.-
-¿De qué hablas?.- preguntó Kao notablemente confundido, aflojando su agarre.
-Su hermoso chico se resbaló y casi cae por la barandilla, yo amablemente lo salve.- explicó Mew alejando las manos del pretencioso hombre de su cuerpo.
-¿Eso es cierto, Gulf?.- preguntó Noppakao y el nombrado asintió. -Está bien, vayamos dentro, el clima está demasiado frío para ti.-
-¿No recompensaras al joven Suppasit por su amabilidad?.- preguntó el moreno a su futuro prometido.
-Oh claro.- Kao dejó a Gulf y volvió a donde Mew se estaba terminando de poner las prendas que se había quitado. -¿No acompañaría a cenar este viernes?, es lo menos que le puedo ofrecer por salvar a mi prometido.-
-Sería un placer.- aceptó el pálido de inmediato, pues sabía que solo así podría volver a ver al hermoso chico de ojos ámbar, el cual le sonreía apenado a la lejanía.
-Solo procure buscar algo de ropa decente para presentarse.- comentó Noppakao de forma sarcástica, alejándose para volver con Gulf.
Mew no dejo de pensar en cómo encontrar algo de ropa decente para poder verse bien en la elegante cena que por nada del mundo se perdería.
-Eres un idiota, ese tipo solo te quiere humillar.- dijo Tul después de escuchar toda la historia de su amigo.
-No me importa ese tipo.- comentó el pálido.
-No, ya lo se, solo quieres ver a Gulf.- resopló el moreno. -Reacciona, Mew, el es de la alta sociedad, nosotros prácticamente dormidos entre ratas.-
-Mejor ayúdame a buscar una forma de verme decente en esa cena.- suplicó el castaño, quería verse bien en ese evento.
Al final pudieron encontrar una camisa blanca, una corbata y un pantalón negro, además de unos zapatos negros que eran de Tul, pero afortunadamente le quedaban a Mew.
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El día de la cena se peinó con un poco de gel y se colocó el único perfume que siempre traía consigo. Se apresuró a estar en las escaleras donde esperaría a Gulf para la cena, pues él era el único motivo por el que asistía a ese pretencioso evento.
No tardó mucho en verlo bajar con un elegante traje rojo oscuro que se amoldaba perfectamente a su silueta, su rostro estaba sonrojado y cuando lo vio le sonrió ampliamente.
-Un gusto encontrarnos de nuevo, joven Kanawut.- dijo Mew extendiendo su mano al chico y este la tomó con delicadeza.
-Lo mismo digo, Mew.- Gulf sintió su corazón latir con fuerza por la caballerosidad y la cálida sonrisa que le regalaba el hombre frente a él. Con algo de dudas el pálido se inclinó y besó el dorso de la mano ajena.
-Vayamos a la cena.- el castaño dejó su brazo para que el elegante chico enredara el suyo y de esa forma se dirigieron al fino restaurante.
En una enorme mesa había muchas personas de la alta sociedad hablando de negocios y dinero, como esperaban ambos chicos. Claro que Kao también estaba ahí.
Los hombres de mayor edad siempre trataron de hacer notar que Mew no pertenecía a su clase social, pero a este no podía importarle menos.
-Y díganos, señor Suppasit, ¿es la primera vez que viaja?.- preguntó un hombre de edad avanzada.
-A decir verdad no, conozco casi toda Europa, Francia es hermoso, los países asiáticos son bastante interesantes también.- respondió con elegancia el pálido.
-Eso es una novedad.- dijo el hombre que le había preguntado.
-¿Y que lo trajo hasta el Cinatit?.- preguntó Kao curioso de cómo un hombre como él podría haber llegado al lujoso barco.
-La suerte y la esperanza de comenzar una nueva vida.- respondió Mew con sinceridad y Gulf sonrió por la sencilla respuesta tan encantadora.
-Bueno señores, creo que nosotros nos retiramos.- dijo un hombre y todos se pusieron de pie, incluyendo a Kao.
-¿Nos acompaña, Suppasit?.- preguntó Noppakao, aunque sabía que este no se sentía cómodo con ellos.
-Ellos irán a jugar cartas y hablar de política o dinero.- murmuró Gulf al pálido.
-Me temo que tendré que rechazar su oferta, debo volver a mi realidad.- respondió cortésmente el castaño.
Kao solo asintió y siguió a los señores que ya caminaban hacia una salida.
-¿Tienes que irte ya?.- preguntó Gulf, no queriendo quedarse solo con su madre y las otras mujeres que no hacían más que hablar de él y su futuro esposo.
-Me temo que si.- Mew tomó la mano del moreno y dejo un beso en el dorso de esta, dejando al final una pequeña nota. -Fue un placer comer con ustedes.- se dirigió a las mujeres y estas asintieron y algunas le sonrieron con hipocresía.
Gulf abrió el papel donde se leía "hay una fiesta con los de última clase, sino te molesta podrías venir conmigo". Y aunque eran prácticamente desconocidos, había algo que le llamaba la atención de Mew, más allá de su agraciada apariencia, porque aun con su ropa algo desgastada, se veía bien.
-Saldré un momento, madre.- anunció y antes de que esta pudiera preguntar algo más, se puso de pie y salió del restaurante, encontrándose a Mew en las escaleras donde se habían visto antes.
-Espero que te guste bailar.- el pálido sonrió y con delicadeza entrelazo sus manos para dirigirse hasta una amplia sala en el piso más bajo del barco, donde mucha gente ya bailaba y tomaba, todos divirtiéndose.
-Esto es fascinante.- murmuró Gulf dejándose guiar por el fornido hombre.
-Ven, te presentaré a mí mejor amigo.- dijo Mew guiando al chico entre todo el mar de gente que se amontonaba de forma divertida.
-Hey Mew.- saludó animadamente Tul, ya algo ebrio.
-Tul, este es Gulf, Gulf él es mi mejor amigo.- los presentó y el hombre algo ebrio se puso de pie para extender su mano al chico que todo mundo miraba, pues claro que destacaba entre toda la gente.
-Mucho gusto, Mew me ha contado mucho sobre ti.- dijo Tul y recibió un golpe de su amigo.
-El gusto es mío.- cortésmente Gulf estrechó la mano del hombre y este le sonrió.
-¿Quisieras bailar?.- preguntó Mew queriendo alejar al lindo chico de su amigo abrió.
-Eso me encantaría.- respondió encantado el moreno.
Tomados de la mano caminaron hasta la parte del enorme salón que funcionaba como pista de baile. La música era animada así que todos aplaudían y brincaban con emoción.
-Tendrás que salir de tu zona de confort, lindura.- anunció Mew rodeando la cintura ajena con un brazo y tomando una de las manos del moreno, este puso su mano libre sobre el hombro del pálido y comenzaron a moverse.
Sus movimientos fueron tímidos al inicio, poco a poco se dejaron ir al ritmo de la música, brincando y saltando con la misma emoción de las demás personas. Ambos reían con felicidad, completamente ajenos a todos los demás y los problemas que tenían que enfrentar después.
-Eso fue tan divertido.- se rió Gulf cuando finalmente se sentaron después de un tiempo bailando.
-Lo fue, no pensé que sería tan bueno.- halagó Mew trayendo unos vasos de cerveza para calmar la sed. -¿Quieres?.- preguntó con dudas, pues no sabía si el chico siquiera había probado alguna vez la cerveza.
-Claro, muero de sed.- el moreno tomó el enorme vaso y de un solo trago se pasó todo el líquido que este contenía.
-Wow, este si es un chico con clase.- se burló Tul desde la mesa de al lado.
-Mi padre solía llevarme cerveza algunos días, tomábamos a escondidas de mi madre.- recordó Gulf con cierto toque de nostalgia.
-Seguro eran buenos tiempos.- murmuró Mew algo inseguro, pues podía intuir que el padre del chico había muerto y no sabia que decir.
-Lo fueron.- afirmó el pelinegro. -Creo que debería irme, mi madre me debe de estar buscando.-
-Fue un placer que me acompañaras, Gulf.- dijo el pálido guiando al chico hasta un área más tranquila para que este pudiera irse a su habitación.
-Me gusta pasar tiempo aquí, contigo.- dijo en voz baja el moreno, sonrojándose por su confesión.
-Espero tener suerte de verte de nuevo.- Mew tomó la mano del otro chico y besó el dorso de esta.
-Ya veremos.- Gulf sonrió y finalmente se alejó por el pasillo, desapareciendo de la vista del castaño.
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Mew no podía dejar de pensar en el hermoso chico, en cada momento lo tenía en la mente, aun cuando le dolía saber que este ya estaba casi comprometido con Kao. Pero para su suerte podía ver a Kanawut de vez en cuando, cuando este daba paseos por cubierta.
-Gulf.- lo llamó al verlo salir a cubierta un día.
-Hola, Mew.- saludó con una sonrisa el moreno, agradeciendo que su madre no lo hubiera acompañado ese día.
-Quiero mostrarte algo.- extendió su mano al menor y con dudas este la tomó, dejándose guiar. -Vamos hasta la proa del barco.- indicó.
-¿Qué planeas hacer?.- preguntó interesado el moreno.
-Yo te sostendré, solo sube los pies en las barandillas.- explicó Mew tomando la fina cintura entre sus manos, cuidando que el moreno no se cayera. -Ahora extiende tus brazos.- pidió.
-Wow esto es impresionante.- jadeó Gulf admirando la vista del amplio mar y el atardecer pintando de naranja el cielo. -Siento como si estuviera volando.-
-Supuse que te gustaría.- Mew subió detrás de él, sin dejar de sostenerlo.
-Es hermoso, gracias por mostrármelo.- murmuró Gulf girando un poco su rostro para ver a Mew.
-Es un placer.- murmuró el pálido al tener sus rostros tan cerca, sus manos se entrelazaron con delicadeza y con algo de dudas unieron sus labios de forma lenta.
Gulf acarició el cabello del mayor, derritiéndose ante el dulce y delicado beso, sumado al cálido abrazo de Suppasit. Sus labios se movieron lentamente, explorándose con calma.
-Debo irme.- murmuró el menor con algo de miedo de que alguien pudiera verlos.
-Lo se.- suspiró rendido el castaño, ayudando a Gulf a bajar para verlo irse lejos, dejándolo solo una vez más.
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El aburrimiento en el enorme Cinatit era muy común, más en alguien de clase baja como lo era Mew, por lo que la mayor parte del día se la pasaba en la cubierta, admirando el mar o dibujando el hermoso paisaje.
-Mira a quién tenemos aquí.- dijo la dulce voz de Gulf, sentándose junto al pálido.
-Gulf.- dijo Mew con sorpresa, cerrando el libro donde estaba trabajando.
-¿Dibujas?.- preguntó curioso el moreno, tomando el libro de las manos ajenas.
-Si, me encanta dibujar.- admitió el castaño con timidez.
-Wow eres muy bueno.- halagó Gulf viendo los paisajes que estaban en la libreta.
-Gracias, pero deberías dejar de verlas.- Mew quiso tomar de regreso su libreta pero el pelinegro se puso de pie y caminó algo lejos para seguir viendo los dibujos. -Gulf vuelve.- pidió yendo detrás de él.
-¿Tú pintaste a todos estos hombres?.- preguntó el moreno sorprendido con los detallados bocetos de la desnudes masculina.
-Si, en París, los hombres gay eran muy liberales allá.- confesó con pena, aunque Gulf se veía muy concentrado en los dibujos.
-Enserio eres muy bueno dibujando.- el moreno no podía dejar de ver los detalles de cada cuerpo, algunos hasta hacían poses lindas.
-¿Tu quisieras que te dibuje?.- ofreció el pálido con dudas. -No solo pinto hombres desnudos.- afirmó antes de que Gulf se asustara por su oferta.
-Eso me encantaría, tengo un collar perfecto para esto.- respondió el pelinegro con emoción. -¿Puede ser ahora?.-
-Claro, si tu quieres.- aceptó Mew.
-Entonces vamos.- Gulf se quedó con el cuaderno de Mew y caminó siendo seguido por este. Llegaron hasta una lujosa habitación que dejó sorprendido al pálido.
-Wow tienen muchos cuadros.- comentó viendo las famosas pinturas en las paredes.
-Kao siempre compra esas pinturas.- dijo Gulf adentrándose en una especie de armario para buscar algo.
Mew se sentó en una pequeña silla junto a una mesa, donde sacó los materiales que necesitaría para pintar. Su corazón ya latía algo rápido debido al hermoso chico que estaría pintando con detenimiento.
-Este es.- anunció el moreno mostrando un collar de diamantes con una gran piedra azul.
-Es demasiado hermoso.- Mew se puso de pie de inmediato y pasó las yemas de los dedos sobre la fina pieza de joyería.
-Se llama el corazón del mar, solo existe este en el mundo, es extremadamente caro.- explicó Gulf. -Quiero que me pintes con eso.-
-Si, está bien.- comentó el pálido sin apartar su vista del collar.
-Solo con eso puesto.- remarcó el moreno y entonces Mew volteó a verlo con sorpresa.
-Oh está bien.- el corazón del castaño latió con fuerza en su pecho, pues no pensó que Kanawut quisiera que lo pintase de esa forma.
Gulf se adentro en un cuarto y salió con una bata cubriendo su cuerpo. En ese tiempo Mew acomodo el sofá frente a la mesa donde ya había acomodado sus cosas para poder pintar cómodamente al chico.
-¿Me pondrías el collar?.- preguntó el pelinegro con las mejillas sonrojadas y el corazón alterado al pensar que estaría desnudo frente a ese hombre que de alguna forma lo había cautivado desde el primer momento.
-Claro.- Gulf se paró de espaldas frente a Mew y este le pasó el fino collar por el cuello. -Listo.- anunció y el moreno se volteó. -Siéntate ahí.- murmuró sentándose y tomando su libreta
El moreno tomó un respiro profundo y dejó caer su bata, mostrando su total desnudez, después se sentó en el largo sofá.
-Recuéstate.- pidió tímidamente el pálido, no queriendo ver tanto el cuerpo ajeno. -Con un brazo sobre la cabeza.-
-Que serio.- se burló Gulf.
-No te muevas.- demandó el pálido pintando cada bella curva del cuerpo del moreno.
Aun cuando Mew estaba acostumbrado a pintar hombres sin nada de ropa, tener a Gulf era una emoción completamente diferente, pues el chico posando para él le gustaba, aun cuando sabía que no debería.
Cada detalle del hermoso cuerpo del moreno fue dibujado con cuidado, el pálido no quería perder ningún detalle de ese chico. Sus manos con dedos largos, sus ojos tentadores, sus labios gruesos y brillantes, su fina cintura, sus largas piernas, Mew no se perdió ningún fascinante detalle.
-Está listo.- anunció pasándole la bata a Gulf, para que tapara su tentador cuerpo, pues a Mew le estaba costando no reaccionar ante el.
-Wow, Mew, te quedo hermoso.- dijo el pelinegro terminando de acomodar la prenda que lo cubría. -Muchas gracias, Mew.-
-Fue un placer.- y claro que lo fue, fue todo un espectáculo visual para Mew.
-Déjame vestirme y podemos salir.- anunció adentrándose en el cuarto donde se había desvestido, saliendo 10 minutos después. -Guardaré el dibujo.-
Gulf tomó la hoja y la guardó en la caja fuerte de Kao, donde también guardaban el collar y otras cosas importantes.
-Creo que viene alguien.- comentó Mew algo preocupado.
-Debemos irnos.- anunció igual de asustado el moreno. -Vamos.- tomó la mano del pintor y se escabulleron por algunas puertas.
-Alto ahí.- gritó un hombre al ver a Kanawut huir.
-Corre.- gritó Gulf.
-Ven por aquí.- Mew lideró el camino, pues de los dos él era quien más conocía el barco.
Ambos se iban riendo, como niños atrapados al hacer una travesura, escapando como si pudieran llegar muy lejos.
-Disculpe.- iba diciendo el pálido a las personas que se atravesaban en su camino. Esquivaban gente y corrían tomados de la mano para no perderse.
-¿A dónde vamos?.- cuestionó el moreno mientras reía de forma agitada.
-No lo sé.- respondió sinceramente el castaño. -Solo se que debemos escondernos.-
-Comienzo a odiar este enorme barco.- comentó Gulf, aunque seguía siendo una situación divertida para él, considerando su estilo de vida.
-Yo ya lo odiaba.- afirmó Mew mientras bajaban más escaleras. Ni siquiera sabían dónde terminarían después de tanto correr, ni sabían si aún los estaban siguiendo.
Al final de su recorrido dieron a una enorme bodega donde se guardaban las cosas que los pasajeros no podían tener consigo durante su viaje. Había electrodomésticos, algunas estatuas y varios autos.
-Creo que están por aquí.- gritó una voz detrás de ellos.
-Hay que escondernos.- murmuró Gulf riéndose.
-Sube al auto.- ordenó Mew y ambos subieron al primer vehículo que se encontraron. -Agáchate.-
Estaban en la parte de atrás de un auto extraño, donde se quedaron muy bajo para que no los vieran las personas que parecían seguirlos.
-Creo que se fueron.- murmuró el moreno asomándose un poco por la ventana.
-¿Por qué huimos eh?.- preguntó con voz agitada el castaño, sentándose recto en el asiento trasero donde se encontraban.
-Porque Kao debe estar buscándome como loco, lo he evitado desde ayer.- respondió Gulf recargando su cabeza contra el hombro del mayor.
-No quieres casarte con él, ¿verdad?.- cuestionó el pálido dejando su cabeza sobre la del moreno.
-Nunca lo quise, es un matrimonio arreglado por mi madre, para que no quedemos en la quiebra.- explicó el pelinegro pasando distraídamente sus dedos sobre las venas marcadas en el brazo del otro. Mew sonrió y abrió su mano, entrelazándola con la del moreno.
-¿No puedes simplemente decir que no?.- preguntó Mew odiando la idea de que Gulf se casara con alguien a quien no quería y fuera infeliz toda su vida.
-Lo he intentado, pero estoy obligado.- comentó con tristeza. -Y hasta hace unos días me había resignado a que ese sería mi futuro.-
-¿Que cambio?.- cuestionó el pálido confundido.
-Que te conocí.- confesó Gulf con timidez. -En poco días me has hecho recordar lo que es sentirse vivo y desear vivir, comencé a desear cosas que antes no podía ni imaginarme con Kao.-
-Gulf.- murmuró sorprendido el castaño. El nombrado levantó lentamente su cabeza, dejando sus rostros demasiado cerca, por lo que tan solo se inclinó un poco y besó los labios ajenos.
-Soy feliz contigo, Mew.- afirmó Gulf cuando se separó.
-Yo también soy muy feliz contigo.- afirmó Mew volviendo a unir sus labios.
Un beso lento, dulce y lleno de amor. Sus labios se movían lentamente, poco después sus lenguas se aventuraron a degustarse mutuamente. Gulf enredó sus dedos en el suave cabello del castaño y este apretó su fina cintura.
Mew fue recostando el cuerpo del moreno, el amplio asiento trasero les permitía estar relativamente cómodos, besándose con amor y una pasión recién descubierta. Sus pechos se pegaban con sus pesadas respiraciones, sus partes bajas comenzaban a despertar a causa de la química que tenían.
-Mew.- lo llamó el pelinegro, tomando las mejillas del pálido entre sus manos, viendo en sus ojos la lujuria y el deseo. -Hazme el amor.- suplicó.
-¿Quieres que te haga mío?.- preguntó el pálido bajando con besos por el cuello del moreno.
-Quiero que seas el primero.- afirmó el menor suspirando de gusto con cada húmedo beso en su cuello.
-Te hare ver las estrellas, Gulf.- Mew abrió la camisa del menor y bajó aún más sus besos, desviándose a uno de los pezones rosados que ya estaban algo duros, tomándolo en su boca.
-Oh Mew.- gimió Gulf, pues su cuerpo nunca había sido tocado de esa forma en sus 23 años.
-Tan lindo.- murmuró el castaño dándole la misma atención al otro botón, mordiéndolo de forma suave y succionándolo.
Con manos hábiles desabotonó el pantalón negro de Gulf y lo fue bajando junto con su ropa interior. Tan solo ver al moreno desnudo de la parte inferior, con su pecho al descubierto y agitado, sus labios rojos y esa erección ya completamente dura, lo hicieron excitarse como nunca antes.
-Eres tan hermoso.- declaró pasando sus manos por las largas piernas de Kanwut.
-Yo también quiero verte.- murmuró tímidamente el pelinegro.
Suppasit solo sonrió y se despojó de su camisa, siguiendo con sus prendas inferiores. Una vez desnudo volvió a colocarse sobre el cuerpo de Gulf, pegando sus desnudas anatomías, tomando sus labios en un apasionado beso.
El ambiente dentro del vehículo se estaba poniendo caliente, los vidrios se estaban empañando por sus respiraciones agitadas, pero ellos sentían que no podía ser más perfecto.
-Oh Mew, si, si.- Gulf no sentía penas al gemir de gusto con cada movimiento que friccionaba sus miembros juntos y lo llenaba de ese desconocido placer.
Para Mew tener a ese bello chico debajo de él gimiendo su nombre era la mejor experiencia del mundo, nunca olvidaría esas eróticas expresiones y el hermoso cuerpo del chico.
Con cuidado el pálido bajo una de sus manos para apretar el firme trasero del menor, palpando el lugar donde quería y ansiaba enterrarse pronto. Con sus dedos jugueteó sobre la palpitante entrada, sintiendo la humedad del lugar, con lentitud introdujo el primer dígito.
-Mew.- chilló el moreno por la sorpresiva acción.
-¿Duele?.- preguntó preocupado.
-Solo es extraño, pero no me duele.- respondió el pelinegro calmando al mayor, acariciando su cabello mientras sonreía de forma tierna, completamente sonrojado.
No pudo resistir la belleza de Kanawut, así que se abalanzó contra esos gruesos labios que se amoldaban tan perfectamente a los suyos, mientras sus dedos seguían preparando el estrecho pasaje.
-Mew, por favor.- suplicó el moreno, pues su clímax se sentía cerca y él quería correrse con el guapo hombre en su interior.
-Tranquilo, Gulf.- el pálido fue delicado al acomodarse para ir introduciéndose lentamente.
Sonidos cortados y algo ahogados salían de la boca del pelinegro, la sensación era nueva y totalmente increíble, sus manos solo buscaban de que sostenerse ante el increíble placer de sentirse lleno de esa forma.
-Mew.- era una de las pocas palabras qué Gulf podía articular cuando las lentas embestidas dieron en un punto muy placentero dentro de él.
-Esta bien, estoy contigo.- lo tranquilizó el castaño, besando tiernamente el rostro sonrojado del menor.
Sus embistes movían un poco el auto, pero eso no les importaba a ellos. Sus manos acariciaban lo más que podían el cuerpo ajeno, grabando en su mente cada detalle del otro, entregándose de la forma más pura.
-Ahh Mew.- Gulf no lo resistió, el orgasmo lo azotó por sorpresa, sus manos buscaron de que sostenerse mientras su semen manchaba sus cuerpos, una de sus manos dio contra la ventana empañada, marcando su silueta en esta cuando la arrastró por el vidrio.
-Gulf.- gimió Mew derramándose dentro del pequeño cuerpo que había hecho suyo. -Te quiero.- su voz sonaba agitada, pero quería sacar el sentimiento de su pecho.
-También te quiero.- admitió Kanawut acariciando el húmedo cabello del castaño cuando este se recostó en su pecho desnudo.
Se quedaron recostados ahí, en silencio, bajando de la hermosa nube de placer a la que habían subido, tan solo compartiendo la calidez de sus cuerpos.
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-¿Dónde demonios está el?.- gritó Kao hacia los sirvientes que estaban en su habitación.
-No pudimos encontrarlo.- confesó uno de ellos.
Justo en ese momento Gulf y Mew entraron tomados de la mano, riéndose, al menos hasta que vieron a Noppakao notablemente furioso.
-El robo el corazón del mar.- acusó a Mew sin esperar a que estos dijeran algo.
-¿De qué hablas?, él ha estado todo el día conmigo.- se apresuró a decir Gulf y Kao lo tomó del brazo con fuerza para alejarlo de Mew.
-El collar no está, él debe tenerlo.- volvió a repetir Kao, aunque sabía que eso no era cierto, pues él se había encargado de que alguien lo colocara en la ropa del pálido.
-Revísenme si quieren, yo no tengo su collar.- se defendió Mew sin miedo al pretencioso hombre.
-Revísenlo bien.- ordenó Noppakao a sus sirvientes y estos comenzaron a revisarlo.
-Mew no es un ladrón.- defendió el moreno, cuando de pronto de uno de los bolsillos del abrigo de Mew sacaron el collar con el enorme diamante azul.
-Yo no tome eso, alguien debió ponerlo ahí.- se defendió el pálido.
-Eres un ladrón.- lo acusó Kao con desprecio.
-Eso no es cierto.- Gulf veía con asombro la situación. -No le creas, Gulf.- suplico el castaño.
-Enciérrenlo.- pidió Noppakao y se llevaron a Mew esposado.
Gulf estaba en estado de shock cuando se sentó en el largo sillón donde había sido pintado. Pasaron varios minutos en silencio, cuando sintieron un golpe que agitó todo el barco.
-¿Qué fue eso?.- murmuró el moreno con preocupación.
-Eso que importa, eres un maldito infiel.- gritó Kao dejando salir finalmente su enojo. -Te metiste con ese maldito pobre.-
-No estoy para escuchar tus estupideces.- el pelinegro salió de la habitación decidido a buscar a Suppasit, pues estaba seguro de que este nunca se hubiera robado el collar.
Nada más bajar unos pisos del Cinatit la gente estaba corriendo y gritando como loca.
-Se hundirá, moriremos todos.- gritaban algunas personas.
-Disculpe, ¿Qué sucede?.- preguntó a un chico al azar.
-Oh Gulf.- Tul lo reconoció de inmediato. -El barco chocó contra un iceberg y el agua comenzó a entrar en los últimos pisos.- explicó.
-No puede ser.- jadeó preocupado. -Tienen a Mew encerrado en alguno de los pisos de abajo.-
-Mierda, hay que correr por el.- Tul tomó la mano de Gulf y corrieron entre el tumulto de gente que ya estaba volviéndose loca con la situación, más considerando que se presentaba al Cinatit como el barco imposible de hundir.
-Gulf.- se escuchó una voz gritar su nombre.
-Es el.- afirmó el nombrado deteniendo a Tul. -Es la voz de Mew.-
-Gulf, ¿estás ahí?.- volvió a gritar el pálido.
-Mew, aquí estamos.- gritó Tul, pues al ser más alto que Kanawut.
-Gulf.- el castaño corrió hasta ellos y tomó en brazos al moreno. -El barco se está hundiendo, debemos salir de aquí.-
-¿Cómo escapaste?.- preguntó Kanawut.
-Golpeé al tipo que me estaba llevando cuando vi como el agua comenzaba a subir por el último piso.- explicó el castaño sin despegarse del cuerpo del moreno.
-Debemos subir a cubierta.- dijo Tul y los tres corrieron por los pasillos, entre toda la gente, hasta que llegaron a cubierta, donde también estaba lleno.
-Las pequeñas barcas subirán a niños y mujeres primero.- gritaba un hombre de algo cargo en el Cinatit.
-Buscaremos una forma de que subas a uno, Gulf.- se apresuró a decir Mew.
-Tu ve a buscar una forma, yo veré en el otro lado del barco.- dijo Tul antes de irse, pues sabía que la prioridad de Mew ahora era la seguridad del lindo chico.
-Gulf.- la voz de Kao los hizo voltear asustados. -Tengo una forma de subir a Gulf a un bote para que este seguro.-
-Debes ir, Gulf.- afirmó el pálido sosteniendo el rostro del menor.
-No quiero dejarte.- el pelinegro abrazo con fuerza al castaño.
-Vamos, Gulf, debemos ponerte a salvo.- habló con algo de desesperación Noppakao.
-Ve, yo buscaré otro bote.- Mew dejó un corto beso en la mejilla del moreno y lo soltó.
-Vamos, Gulf.- Kao puso su saco en Gulf para cubrirlo del frío y lo guió hasta una barca.
-Oh Gulf, ven aquí.- lo llamó su madre. -Ponte el salvavidas.- ordenó dándole uno de estos.
Los ojos de Kanawut nunca se despegaron del hombre que le había hecho el amor, la barca comenzó a descender y el menor sentía que perdería a lo mejor que le había pasado, al hombre que le enseñó lo que es vivir. Kao tan solo estaba parado asegurándose de que el pequeño bote bajará hasta el mar.
-No puedo hacer esto.- se dijo a sí mismo Gulf, sin pensarlo saltó de regreso al barco, quedando en el segundo nivel de este.
-Gulf.- gritó Mew asustado, corriendo para buscarlo.
-Mew.- gritó este cuando estuvieron ambos en el mismo nivel del barco.
-Eres un tonto, ¿Cómo pudiste hacer eso?.- preguntó el pálido tomándolo entre sus brazos.
-Si tu saltas yo salto, no podía irme sin ti.- respondió el moreno besando los labios del castaño.
De pronto un gran crujido resonó por todos lados y el Cinatit se tambaleo fuertemente.
-Ya no quedan barcas.- gritó alguien y el caos comenzó.
-El barco se hundirá en cualquier momento.- comentaban todos en su desesperación.
No pasó mucho para que la mitad del barco se partiera y esta comenzara a hundirse.
-Debemos ir hasta la punta, vamos.- Mew tomó fuertemente la mano de Gulf y los guió hasta la proa del enorme barco, aunque todos iban en la misma dirección y era difícil pasar entre toda la gente.
-Vamos a morir.- gritaba la gente con miedo, pues aunque cayeran de forma segura al agua, esta estaba terriblemente fría.
-Mew.- murmuró Gulf comenzando a tener un ataque de pánico.
-Gulf, cariño, mírame.- pidió tomando su rostro entre sus manos. -Estaremos bien.- aseguró aun cuando el mismo tenía dudas, pues no sabía que podía pasar.
-Estaremos bien.- se repitió a sí mismo el moreno.
Siguieron subiendo hasta estar en la punta, justo cuando la mitad del barco comenzó a empinarse, hundiéndose cada vez más.
-Pasa al otro lado de la barandilla.- indicó Mew y ayudó a Kanawut para después pasarse el al otro lado. -Vamos a caer al agua, tienes que ser fuerte y quedarte conmigo, ¿si?.-
-Me quedaré contigo.- afirmó apretando la mano del pálido. -Siempre contigo, Mew.-
Ambos morían de miedo, su caída no sería dura, pero el agua estaba tan congelada que probablemente no durarían mucho si alguien no los sacaba de ahí.
-Toma aire antes de entrar al agua y no importa si me sueltas, te encontraré, Gulf.- afirmó y juntos tomaron aire antes de sentir el frío el agua comenzar a mojarlos, hasta que finalmente el barco se terminó de hundir.
-Mew.- gritó Gulf desesperado, pues no pudieron mantener sus manos juntas con el alboroto del agua.
-Gulf, aquí estoy.- gritó Mew nadando cerca de donde veía al moreno agitar la mano. -Aquí estoy, cariño.-
-Oh Mew.- Gulf abrazó el frío cuerpo del contrario, aun cuando el agua estaba congelada y le dolía moverse, quería sentir al mayor cerca.
-Busquemos donde subir, si nos mantenemos mucho en el agua nos congelaremos.- los dientes de Mew castañeaban del frío, pero su prioridad era mantener a salvo a Gulf.
Nadaron juntos hasta un montón de madera y muebles quebrados. Mucha gente hacía lo mismo.
-Sube a esta puerta.- dijo notando un enorme pedazo de madera.
-Sube conmigo.- pidió Gulf una vez acomodado sobre la puerta.
-Gulf no puedo, quédate ahí.- ordenó Mew, pues enserio dudaba que esa cosa los pudiera sostener a los dos.
-No seas tonto, sube, prefiero morir contigo que vivir sin ti, entiende, si tu saltas yo salto.- las lagrimas bajaban por el rostro del menor, preocupado de perder al hombre que amaba.
-Siempre estaré contigo.- con cuidado el pálido se subió a la puerta junto a Gulf.
Tuvieron que permanecer fuertemente abrazados, muy juntos para que la tabla pudiera sostenerlos, pero aún flotaban, por lo que les servía.
-Pronto vendrán a buscarnos, cariño.- murmuró el pálido temblando.
-Tengo mucho frio.- Gulf estaba casi escondido en el pecho del pálido, sintiendo que las fuerzas lo abandonaban poco a poco debido al frío.
-¿Hay alguien con vida?.- se escuchó a lo lejos una voz gritando. -¿Sigue alguien con vida?.- preguntó de nuevo y vieron una luz cada vez más cerca.
-Gulf, cariño, ya vienen.- Mew se estaba obligando a mantenerse fuerte por el bello chico entre sus brazos.
-Debemos hacer señas.- murmuró este sin poder moverse mucho. Mew analizo sus alrededores para buscar algo con que hacer ruido.
-Veo a alguien con un silbato, déjame ir por él.- el castaño quiso alejarse del menor pero este lo apretó más.
-No me dejes.- suplicó con miedo.
-Será un momento, cariño, vamos a salvarnos, tranquilo.- con cuidado Mew bajo de la tabla y nado al cuerpo cercano, tomando el silbato. El ruido de este alertó a los que buscaban sobrevivientes, el pálido no se detuvo hasta que estos los vieron.
-Mew.- gritó Tul al reconocer a su amigo. -¿Dónde está Gulf?.- preguntó.
-Por acá.- respondió con dificultad, nadando hasta la puerta. -Vamos, cariño, ya estarás a salvo.- con cuidado y ayuda de Tul, ambos subieron a la barca.
-Pensé que no los volvería a ver.- admitió Tul abrazando a su amigo.
-Gulf, ¿estas bien, cariño?.- preguntó preocupado el castaño.
-Mew.- fueron las temblorosas palabras que soltó Kanawut, acurrucándose en los brazos de este con gusto, temblando del frío.
🚢
10 años habían pasado desde aquel trágico día donde el Cinatit se hundió, cobrando la vida de muchas personas.
-¿Cómo están los angelitos más lindos del mundo?.- preguntó Mew entrando a su casa.
-Papá, ya no somos bebés.- se quejó Alexander desde el sofá.
-Si, papá, ya estamos grandes.- secundó Nattasha.
-Para nosotros siempre serán nuestros angelitos.- dijo Gulf saliendo de la cocina ante los ruidos que escuchaba.
-Papi, no ayudas.- dijo Nattasha rodando los ojos, aunque sonrió porque en el fondo le encantaba sentir el amor de sus papás, al igual que Alexander.
-¿Cómo estás, cariño?.- preguntó Mew rodeando la cintura de su esposo.
-Feliz, porque estás conmigo.- respondió Gulf tomando el rostro del pálido entre sus manos.
-Siempre contigo.- afirmó juntando sus labios con ternura.
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Y que le lloramos al final bonito que debió tener Titanic!!!!
Quien dijo que no podía adaptar películas a lo Gay jajajja
La verdad me costo porque no recordaba el orden de las escenas, pero quedo ajjajaja. Aunque como habrán notado pues cambie algunas cosas que no tenían mucha relevancia para mi.
Me divertí mucho haciendo esto la verdad, así que espero les haya gustado o tan siquiera divertido.
Si quieren alguna otra película yo estaría encantada, es divertido meterle el MewGulf a las películas que todos amamos.
Nos leemos pronto, wuv u💚💚💚
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