Caluroso Invierno

Las risas del grupo de siete amigos se escuchaban a metros de distancia. Los chicos estaban en una mesa en el jardín de la universidad, platicando animadamente, felices de haber concluido otro semestre juntos.

-Entonces, ¿qué haremos estas vacaciones de invierno?.- preguntó First, un chico de piel pálida, cabello oscuro y unos grandes ojos.

-Yo quisiera ir a esquiar.- respondió Kao, dando su opción para su viaje de fin de semestre.

-Yo quisiera ir al festival de snowball, tendrán varios grupos musicales.- comentó Mild con evidente emoción. Él era el más bajito del grupo, pero sin duda tenía mucha energía.

-Pues yo prefiero algo más tranquilo, una fogata, nosotros solos, bebiendo y jugando algún juego divertido.- dijo Ja, como siempre calmado.

-Yo apoyo esa idea.- se unió Boat a la moción de su amigo.

-Yo también, este semestre ha estado lleno de estrés y quiero algo tranquilo estas vacaciones.- afirmó Gulf. El chico de piel morena, cabello negro y ojos ámbar había pasado por muchos eventos al ser parte del comité estudiantil, así que lo que menos deseaba era ir a un lugar ruidoso y lleno de gente.

-¿Qué piensas tú, Mew?.- preguntó First al mayor de todos por uno o dos años.

-Creo que tengo la idea perfecta.- dijo el de piel pálida, cabello castaño y unos ojos rasgados que eran muy expresivos.

-Creo saber cual es.- murmuró Kanawut. Gulf y Mew habían sido amigos casi desde el nacimiento del menor por dos años, ya que sus padres eran mejores amigos, prácticamente se habían criado juntos y habían vivido muchas cosas con el otro.

-Mis padres tienen una casa vacacional en las montañas de un pueblo cercano, ahí casi no hay ruido, nadie nos molestaría y tal vez podamos esquiar si tenemos suerte de que haya nieve en los días que vayamos.- explicó el mayor con emoción, pues la idea de relajarse junto a sus amigos le encantaba, más si no tendrían que estar entre tanta gente, pues no disfrutaba para nada eso.

-Eso suena perfecto.- dijo Kaownah pues tener la posibilidad de esquiar y pasar un buen rato con sus amigos era el mejor plan que pudiera haber pensado para sus vacaciones.

-Estoy de acuerdo.- dijeron Ja, First y Boat al mismo tiempo, aceptando la invitación a la casa de Suppasit.

-¿Qué dices Mild?, ¿aceptas?.- preguntó Gulf a su amigo de más baja estatura, pues este era el único que no había respondido.

-De acuerdo, es mayoría de votos.- respondió resignado. -Pero el siguiente año si iremos al snowball fest.- advirtió, pues aunque si quería pasar tiempo de calidad con sus amigos, también hubiera querido ir al festival de música.

-Perfecto, solo tengo que decirles a mis padres, aunque no creo que digan que no.- comentó el mayor.

-Sabes que ni siquiera tienes que preguntar.- dijo Gulf riéndose.

-Lo sé, pero tengo que avisar.- Suppasit tomó su celular y llamó el número de su madre para saber desde ese momento si la cabaña estaba disponible para la semana que querían pasar de vacaciones los siete juntos.

-Hola, hijo, ¿qué sucede?.- se escucho la voz de Lia Suppasit a través del celular

-Mamá, ¿crees que podamos tomar prestada la casa vacacional que tenemos cerca de las montañas?.- preguntó Mew usando un tono infantil para evitar que su madre se negara.

-¿Quienes irían contigo?.- preguntó la señora.

-Mis amigos de la universidad.- respondió el hijo mayor de los Suppasit.

-¿Irá Gulf también?.- cuestionó Lia, sabiendo de sobra la respuesta.

-Sabes que si, mamá, él irá también.- dijo Mew viendo a Gulf, haciendo una cara graciosa con la que el menor se río, pues se imaginaba cuál había sido la pregunta de la mamá de su mejor amigo.

-Entonces vayan Gulf y tú antes de que sus amigos vayan, hay que limpiar la casa y sería una pena que tus amigos vean la cabaña así.- explicó la mujer.

-Si, mamá, nosotros iremos a limpiar.- suspiró el pálido, sabiendo que su madre haría hasta lo imposible por confirmar que habían ido a limpiar para que los chicos no vieran la casa sucia.

-Entonces si pueden ir, solo tengan cuidado porque puede haber tormentas de nieve.- la madre de Mew dijo, avisando a su hijo.

-Gracias, mamá.- exclamó Mew con emoción, terminando finalmente la llamada. -Dice mi mamá que si podemos ir, solo que te tengo una mala noticia, Gulf.- dijo dirigiéndose a su mejor amigo de toda la vida.

-¿Qué sucede?.- preguntó el moreno extrañado.

-Mamá quiere que tú y yo vayamos antes para limpiar la casa.- explicó con una encantadora sonrisa para que el menor no pudiera negarse a ir con el.

-¿Por eso pregunto tu mamá por mi?.- cuestionó Gulf ofendido de forma falsa.

-Vamos, Gulf, ayúdame a limpiar la cabaña, por favor.- suplicó Mew de forma tierna, abrazando al moreno por el costado.

El grupo de amigos tan solo se reía de la voz dulce que usaba el mayor de todos cuando quería convencer a su mejor amigo. No era extraño para ellos verlos abrazados, compartiendo comida o llegando juntos a la universidad, pues sabían que su amistad era así de cercana después de tantos años juntos.

-Ya, Mew.- se quejó el pelinegro riendo. -Sabes que si te ayudare.- suspiró rendido.

-Perfecto, entonces nosotros nos vamos mañana y todos los demás pueden llegar el martes, así tenemos como 3 días para limpiar.- comentó Mew haciendo cuentas con sus dedos.

-Suena bien.- afirmó Ja.

-Entonces nos pasas la dirección y nosotros nos organizamos para llevar comida, juegos y demás.- dijo Mild, comenzando a emocionarse con la idea de pasar las vacaciones con sus amigos.

-Me parece perfecto.- afirmaron First, Boat y Kao.

-Entonces ese es el plan.- confirmó Mew.

🔥❄️🌨️

-Mucha suerte en su viaje.- dijo Lia viendo a su hijo y al chico que también quería como a uno, subir sus cosas al auto del mayor.

-Gracias, mamá.- gritó Mew agitando la mano en forma de despedida a su madre.

-Gracias, señora Suppasit.- repitió también Gulf. -Adiós, mamá.- gritó hacia su madre, que estaba junto a Lia.

-Adiós, mis niños, tengan mucho cuidado y disfruten sus vacaciones.- Naid Kanawut movió su mano despidiéndose de los chicos que se iban finalmente en el auto rumbo a unas relajantes vacaciones.

-¿Cuánto tardaremos en llegar?.- preguntó Gulf poniendo su cinturón de seguridad.

-Tal vez 3 horas, depende mucho del tráfico.- informó Mew. -Pero hay que poner música para animarnos, son nuestras vacaciones.- exclamó con evidente emoción.

-Oye, nuestras vacaciones aún no comienzan, iremos a limpiar una enorme casa.- se quejó el moreno buscando una lista de música navideña para comenzar a sentir el espíritu de la festividad, además que sabía que a su amigo le encantaban esas canciones.

-Pero estarás conmigo, eso siempre es divertido, ¿no?.- cuestionó el pálido volteando un segundo para regarle a su amigo una enorme sonrisa.

-Si, claro.- respondió el menor fingiendo molestia.

-Puedes fingir todo lo que quieras, yo sé que me amas.- Mew tomó una de las manos de su amigo y la apretó de forma dulce.

-Sabes que si.- afirmó Gulf acomodando su mano para que esta se entrelazara con la del mayor, como era costumbre, pues Mew solía tener siempre las manos frías y el pelinegro era cálido.

Terminada la conversación Kanawut finalmente dio inicio a la música navideña que los acompañaría en su largo viaje. Mientras iban por la larga y solitaria carretera comenzó a sonar la canción más popular de la época.

"All I Want For Christmas Is You" sonaba y ambos chicos comenzaron a cantar.

-All I want for Christmas.- cantó Gulf sintiendo la felicidad que esa hermosa canción le transmitía.

-Is You.- terminó Mew la frase apretando la mano que seguía entrelazada a la suya, viendo por un momento al lindo chico que estaba a su lado.

El moreno vió a su amigo también, compartiendo esa sonrisa que decía lo mucho que se querían después de tantos años juntos.

-Me encanta esa canción.- dijo el menor una vez la música cambió a otra.

-A mi también me encanta.- para Mew esa canción era muy especial, pues era su oportunidad de, indirectamente, confesar lo que sentía por su amigo. Además de que cada navidad pedía tener la valentía de confesarle a su amigo sus sentimientos por él.

Porque no sabía cómo había sucedido, no podía pensar en el momento exacto en el que dejó de ver a Gulf como un amigo y comenzó a verlo con amor. Ya que eso sentía, amaba al hermoso chico que tenía unos ojos brillantes y que nerviosamente mordía sus gruesos labios.

-¿Que haremos esta navidad?.- preguntó Gulf, pues sus familias solían pasar las festividades juntos.

-Mamá dijo que apenas está viendo con tu madre, pero que quiere que vayamos de viaje todos juntos este año.- explicó el mayor tratando de mantenerse concentrado en la carretera, pues su amigo acariciaba su mano con el pulgar de forma inconsciente.

-Eso sería genial, podríamos ir a un lindo lugar todos juntos, pasear.- dijo el moreno con emoción. -Quisiera ir a Corea, es muy lindo allá.-

-Le comentaré a mamá esa opción, sería lindo.-

Ahora Mew tenía la misión de convencer a su madre de ir a Corea, pues quería cumplir el deseo de su mejor amigo. Así era Mew, siempre intentando cumplir cada capricho de Gulf, pues pensaba que era una buena forma de comenzar a ganar su corazón.

-Allá está la casa.- anunció el pálido señalando la casa más alejada del pequeño pueblo por el que pasaban.

-Tenía mucho tiempo sin venir aquí.- el menor estaba emocionado, le encantaba esa cabaña y la tranquilidad que sentía estando ahí, pero habían pasado un par de años desde que había podido estar ahí.

-Tus cosas siguen en nuestra habitación.- informó el castaño. En la cabaña había una habitación para los señores Suppasit, una para los Kanawut, una para la hermana menor de Mew y una para los dos chicos.

-Recuerdo que dejé aquí mi cobija azul.- se rió el menor. -Pero tengo muy lindos recuerdos aquí.-

-Entonces vamos dentro y vamos acomodando nuestras maletas.- Mew aparcó el auto justo frente a la entrada de la casa de dos pisos.

Tomaron sus cosas y entraron finalmente a la casa. Desde el primer momento sintieron el olor a polvo y notaron como todo estaba sucio.

-Tenemos mucho que limpiar.- dijo Gulf tosiendo a causa del polvo en el aire.

-Creo que deberíamos limpiar primero nuestra habitación, ya después vemos todo lo demás.-

Subieron las escaleras y fueron directo a la puerta que tenía sus nombres pintados en ella, una pintura algo fea que habían hecho cuando tenían 8 y 10 años respectivamente.

-Tantos recuerdos aquí.- suspiró el menor viendo las fotos que tenían en la pared, los posters y su cobija bien acomodada en la cama.

-Lo se, todos los años de amistad en una sola habitación.- agregó el pálido encantado con la forma en que su amigo se veía tan emocionado de volver a ese lugar que había sido su guarida en su juventud.

-Hay que comenzar a limpiar, sino no tendremos donde dormir esta noche.- Gulf rompió el momento nostálgico, pues muchas veces extrañaba esas vacaciones de cuando eran niños y jugaban por toda la casa, cuando creaban fuertes con las almohadas y sus risas resonaban por la casa.

Las cosas habían cambiado y ellos habían crecido, pero esos recuerdos siempre vivían en él, pues Mew era y esperaba que siempre fuera su mejor amigo.

-Tienes razón.- afirmó Mew. -Iré a buscar la escoba y algún plumero para limpiar los muebles, puedes quitar las sábanas de la cama y ponerlas a lavar, yo traje unas limpias que podemos usar.-

Así comenzó la limpieza de la primera habitación de la cabaña. Gulf colocó música de fondo y mientras cantaban iban limpiando cada rincón de ese lugar lleno de recuerdos.

-¿Qué es esto?.- cuestionó Kanawut tomando una pequeña libreta de uno de los cajones que limpiaba.

-No es nada.- se apresuró a decir Suppasit, quitando el objeto de las manos de su amigo.

-¿Seguro?.- preguntó el menor acercándose al mayor, pues ahora con más curiosidad quería saber que tenía dentro esa libreta con corazones de colores en la portada.

-No es nada, Gulf.- repitió el pálido alejándose unos pasos hacia atrás.

-Dejame ver que es entonces.- se acercó otro paso.

-No, Gulf, no es nada importante.-

-Pero yo quiero verlo.- Gulf se estiró para querer tomar la libreta y Mew se hizo para atrás al mismo tiempo.

El pálido tropezó y por querer tomar la libreta el moreno cayó sobre su amigo. Ambos chicos terminaron sobre uno de los colchones de la habitación.

Sus rostros quedaron muy cerca, sus respiraciones estaban agitadas y el corazón de Mew latía como loco al tener tan cerca al chico que le gustaba desde hace un par de años.

-Gulf.- murmuró el pálido pasando inevitablemente su vista desde los ojos hasta los rojos y gruesos labios.

-¿Me dejaras ver que hay en esa libreta?.- preguntó el pelinegro en voz baja debido a lo cerca que estaban.

-Es una tontería.- explicó Mew tratando de que su voz no temblara por lo nervioso que lo ponía estar de esa forma tan íntima.

-Entonces puedes mostrarme que es.-

Un puchero se posó en los labios de Gulf, cosa que sólo aceleró más el corazón ajeno. Llevaba años deseando besar esos gruesos labios rosados y tenerlos así era demasiada tentación para él.

-Solo es una libreta con frases que escribí pensando en alguien que me gusta.- confesó finalmente, aunque ocultando la parte más importante de esa libreta.

-¿Te gusta alguien?.- cuestionó el menor con sorpresa, poniendo sus manos sobre el colchón para poder levantar un poco su rostro y ver bien a su amigo, quien asintió en respuesta, incapaz de hablar en esa peligrosa situación. -Pero nunca dijiste nada, se supone que somos amigos, debería saber si alguien te gusta.- se quejó algo molesto, poniéndose finalmente de pie.

-No, Gulf, no te molestes, por favor.- rogó yendo detrás del menor, abrazándolo por la espalda una vez lo alcanzó. -Prometo que te lo diré cuando esté listo.- murmuró tiernamente.

-Esta bien.- suspiró Gulf acariciando las frías manos que rodeaban su cintura. -Entiendo que es algo personal para ti, estaba siendo un tonto.-

-Siempre eres un tonto.- se burló Mew, recibiendo un golpe en su mano.

Pronto las risas sonaron en toda la habitación. Así era su relación, podían pelear por cosas insignificantes, pero un segundo después estaban riendo felices.

🔥❄️🌨️

Al siguiente día se dedicaron completamente a limpiar el resto de la casa. Había sido sencillo al estar juntos, pues el trabajo era menos, por lo que para el lunes en la mañana ya estaban libres para descansar y acomodar las habitaciones para sus amigos.

-Traje la leña que encontré en el garaje, parece que pronto nevará y más vale estar listos para encender la chimenea.- comentó Mew dejando una enorme bolsa que había arrastrado junto a la chimenea.

-De hecho ya comienzo a sentir el frío, así que es probable que nevé esta tarde.- afirmó Gulf frotando sus manos juntas para darles calor.

-Solo espero que no sea una tormenta de nieve o si no los chicos no podrán venir mañana.-

-Tienes razón, sería peligroso que vengan así.- dijo el menor siguiendo a su amigo hasta la cocina. -¿Qué piensas hacer?.- preguntó curioso al ver cómo el mayor sacaba algunas cosas de la alacena.

-Quiero recordar los viejos tiempos y preparar las galletas favoritas de alguien.- tarareó Mew tratando de ocultar su sonrisa al ver los ojos de su amigo brillar.

-¿Enserio me harás galletas de mantequilla?.- exclamó Gulf con emoción.

-Solo si tu me ayudas.- respondió el mayor sonriendo finalmente, no pudiendo soportar la ternura del menor.

-Claro.-

Se pusieron manos a la obra, sacaron los ingredientes y bajó instrucciones de Suppasit, el menor siguió cada orden.

-Hay que agregar harina.- indicó el mayor.

-Yo lo hago.- Gulf puso la cantidad de harina y tomó un cucharón para revolver la mezcla, lo hizo con tanta fuerza que el polvo blanco salió volando y manchó su rostro, haciéndolo toser.

-¿Que sucedió?.- preguntó preocupado, volteando a dónde había dejado a Gulf con la mezcla, pero su risa estalló cuando vió el rostro lleno de harina. -Te ves tan gracioso.- se burló.

-Con que si, eh.- sintiéndose malvado, tomó un puño de harina y se lo lanzó al mayor en la cara. -Ahora tú también te ves gracioso.- dijo riendo.

-Que malo eres.- se quejó Mew acercándose para tomar más harina y llenar más a Gulf de ese polvo.

Así comenzaron una pelea, donde mutuamente se tiraban harina, terminando con el cabello, la cara y la ropa llena de ese ingrediente.

-Creo que nos quedamos sin harina.- anunció Gulf, pues al meter la mano a la bolsa, esta ya estaba vacía.

-Y por ende, sin galletas.- agregó Mew viendo el enorme desastre que habían hecho en la cocina.

-No importa, me divertí mucho.- afirmó el menor corriendo a abrazar a su amigo, pues se había reído como nunca y había sentido que volvía a cuando eran niños.

-Yo también me divertí.- dijo el mayor rodeando con cariño el cálido cuerpo que se pegaba al suyo. -Deberías ir a darte una ducha, yo limpiare aquí.-

-¿Seguro que no quieres que te ayude primero?.- preguntó el pelinegro alejándose solo un poco para poder ver a su amigo.

-Tranquilo, yo lo haré, no te preocupes.- Mew finalmente se alejó del cálido abrazo, dispuesto a comenzar a limpiar. -Ve a darte una ducha.- dijo alborotando el cabello negro lleno de harina del menor.

-De acuerdo, ya vuelvo.- Gulf corrió escaleras arriba para poder asearse.

Mew se apresuró a limpiar y tomó de la alacena otra bolsa de harina para rápidamente preparar las galletas, pues él quería hacer ese postre que a Gulf tanto le gustaba.

-Estoy listo.- anunció el menor después de unos 20 minutos desde que se había ido a duchar. -Quitar la harina de mi cabello fue algo complicado.- dijo riendo. -¿Por qué huele tan delicioso?.- preguntó entrando de nuevo a la cocina.

-Oficialmente tenemos galletas en el horno.- dijo Mew sintiéndose orgulloso de haber podido terminar la mezcla antes de que su amigo bajará.

-¿Pero cómo?.- preguntó Gulf confundido.

-Tenía más harina porque sabía que algo como lo que sucedió podía pasar.- explicó el mayor riendo bajito. -Y sólo tienes que cuidar que no se quemen mientras me doy una ducha.-

Gulf sintió esa enorme calidez que sentía cada que estaba con Mew. El mayor siempre era atento, dulce, caballeroso, amable y encantador, por lo que el menor se sentía siempre feliz de tenerlo a su lado y sentirse querido por él.

Cerca de las 6 de la tarde comenzaron a escuchar ruidos afuera. El viento soplaba con fuerza y hacía que las ventanas y puertas golpetearan ligeramente.

-Tengo malas noticias.- anunció Mew desde la ventana.

-¿Qué pasa?.- preguntó Gulf, quien estaba tirado en el sofá, cubierto con su cobija azul, pues tenía mucho frío.

-Parece que sí es una tormenta de nieve.- informó viendo el cielo totalmente oscuro, el fuerte viento y la nieve que caía sin parar.

-Hay que avisarle a los chicos, decirles que esperen otro día más para venir, porque podría ser peligroso que conduzcan con las calles llenas de nieve mañana.- exclamó el menor preocupado por sus amigos.

-Tu avisales ellos, yo le mandare un mensaje a mamá, si sabe que hay tormenta por aquí y que no le dijimos nada, se asustara, porque es probable que se corte la electricidad con ese viento.- Mew sacó su celular y mandó un mensaje a su madre mientras el moreno hacía lo mismo pero con sus amigos.

-Listo, los chicos dicen que tengamos cuidado.- leyó Gulf el mensaje de sus amigos.

-Igual mamá, dice que nos cuidemos.- dijo el mayor. -Voy a encender la chimenea, está comenzando a helar aquí dentro.- anunció tomando algunos trozos de madera y un fósforo.

-¿Podemos sentarnos frente a la chimenea?, muero de frío.- preguntó Kanawut temblando a causa del aire frío que comenzaba a circular por la casa.

-Claro, traeré un par de cobijas para poder en el piso.- Suppasit fue hasta el armario y tomó 3 cobijas, colocándolas justo frente a la cálida chimenea. -Ven aquí.- llamó al menor.

Gulf no tardó en sentarse frente al fuego, siendo seguido por el mayor, quien se sentó a su lado. Sin decir nada, el menor tomó su cobija azul y rodeó también a Mew para cubrirlo del frío.

-¿Aún tienes frío?, estás temblando.- dijo el pálido viendo a su amigo abrazándose a sí mismo.

-Si, el calor de la chimenea aún no ayuda mucho.- respondió el menor con la voz temblorosa.

-Dejame abrazarte, así estaremos más calientitos.- Mew abrió sus brazos hacía Gulf y este no dudo en refugiarse ahí, dejándose abrazar mientras el rodeaba la cintura del mayor.

-Tantos años viniendo aquí y aún así muero de frio.- comentó escondiendo su rostro en el cuello del mayor, buscando estar lo más cerca de él posible.

-Lo sé, siempre sufres con el clima, pero aquí estoy yo para darte un poco de mi calor.- dijo Mew acariciando la espalda del menor para proporcionarle más calidez.

De pronto se escuchó un ruido extraño, sabían que se debía al aire, pero repentinamente la luz de la sala se apagó, dejándolos sólo con el fuego iluminandolos.

-Te lo dije, nos quedamos sin electricidad.- suspiró el mayor.

-Tengo miedo.- murmuró el menor contra el cuello ajeno.

-No pasa nada, Gulf, yo estoy contigo.- dijo para intentar tranquilizar al menor. Con delicadeza movió a su amigo hasta que este estaba sentado sobre sus piernas. -Tenemos la chimenea y estamos juntos, nada malo nos va a pasar.-

Mew siempre sabía cómo tranquilizar a su amigo, era una habilidad que había adquirido casi desde que se conocían, una que Gulf agradecía que su amigo tuviera, porque solía ponerle muy nervioso estar en situaciones como en la que estaban en esos momentos.

-Tranquilo, te tengo conmigo.- murmuró en su oído, meciendolo delicadamente, besando la cabeza ajena. -Mírame a los ojos, Gulf.- pidió, pues solía funcionar para calmarlo más.

-Mew.- suspiró alejándose un poco para ver los rasgados ojos café del mayor.

-Respira profundo.- indicó y ambos tomaron aire profundamente, soltandolo después. Repitieron esa acción varias veces hasta que el menor estaba tranquilo.

-Gracias.- Gulf sonrió y se acomodó de forma que su cabeza estaba recargada en el hombro ajeno, viendo hacia la chimenea.

El mayor no perdió detalle del hermoso rostro de su acompañante, sus ojos brillando a causa de las llamas del fuego, sus mejillas sonrojadas y la forma en que se mordía el labio a causa de la ansiedad.

Para Mew no había nadie más hermoso que el chico entre sus brazos, lo adoraba y siempre hacía cualquier cosa por verlo feliz. Pero en esos momentos su mirada estaba totalmente centrada en los brillosos labios que eran constantemente mordidos.

-Eres tan hermoso.- suspiró Mew sin ser consciente de que lo decía en voz alta.

-Mew.- jadeó Gulf sorprendido, volteando a ver al mayor. -¿Dijiste que soy hermoso?.- preguntó para confirmar que había escuchado bien.

-Yo...- el pálido se quedó sin palabras, preocupado por haber soltado aquel halago sin pensar. Pero también sabía que no podría retener sus sentimientos por más tiempo. -Si, dije que eres hermoso.-

-¿Tú piensas eso de mi?.- cuestionó.

-Llevo años pensando que eres el chico más hermoso al que he visto.- confesó Suppasit sintiendo que su corazón se saldría de su pecho por lo que estaba haciendo.

-Oh Mew.-

-¿Recuerdas que hace dos días te dije que me gustaba alguien?.- preguntó el mayor acomodando a Gulf de forma que estaba sentado a horcajadas de él. El menor asintió, dejándose llevar sus manos se sostuvieron de los hombros ajenos, sin despegar su vista del mayor. -Eres tu, me gustas tu, no quería decírtelo para no arruinar nuestra amistad, pero no puedo retenerlo más, te amo y no de la forma en que amo a los chicos, tu eres especial, tu siempre has sido especial para mí.- confesó, sintiendo sus mejillas calientes debido a la timidez que le daba estar revelando sus sentimientos.

-Mew yo...- Gulf estaba demasiado asombrado para decir algo, podía parecer tonto pero no se esperaba esa confesión.

Sin poder resistir la tentación, Mew fue acercándose lentamente para darle tiempo a Gulf de alejarlo, pero al no ver que este fuera a hacerlo, cerró la distancia entre ellos y besó esos gruesos labios con los que soñaba desde hace años.

Para Gulf fue toda una experiencia tener los labios de su mejor amigo sobre los suyos, pero aunque sabía que podía alejarse, una parte de él no quería. Se dejó llevar por el hombre frente a él, por las manos que apretaban su cintura y por los labios que tomaban los suyos con cariño. Las manos del menor rodearon el cuello ajeno y con un suspiro gustoso comenzó a responder al beso.

Un beso dulce, cariñoso, tímido y hasta nervioso. Nervios por la reacción del menor y por el extraño sentimiento que Gulf sentía crecer en su pecho conforme pasaban los segundos.

Sus labios se amoldaron a la perfección, Mew no pudo evitar succionar el abultado labio inferior que siempre atrapaba su mirada. Se aventuró a incluso morderlo con delicadeza antes de alejarse.

-Te amo, Gulf.- jadeó el mayor debido a la falta de aire.

-Mew.- suspiró el menor pasando sus manos por las sonrojadas mejillas ajenas. Su cerebro era un lío, nunca consideró que pudiera tener algo más que amistad con Mew, pero haber sido besado por él le había gustado tanto que incluso le sorprendía que su cuerpo quisiera más de esos besos.

No lo pensó mucho más, esta vez Gulf fue quien terminó la distancia y unió sus labios. Y aunque Mew se sorprendió de primeras, no tardó en responder a la dulce caricia.

Esta vez el menor también disfruto los labios ajenos a su gusto, succionando y mordiendo, así como el mayor había hecho con el. Fue Mew quien aventuró primero su lengua, jugueteando con el labio inferior del moreno, quien tímidamente sacó su lengua para unirla a la del pálido.

La pasión comenzó a hacerse presente, sus lenguas se enredaban con gusto, compartiendo el sabor ajeno. Sus cuerpos buscaron estar aún más cerca, abrazándose con fuerza, como si temieran que el otro fuera a escapar

Para Mew ese momento era perfecto, tenía al hombre que amaba sobre él, besándolo con pasión, enredando sus lenguas en ese húmedo beso que comenzaba a calentar sus cuerpos.

-Ah Mew.- gimió Gulf rompiendo el beso.

-¿Qué sucede?.- preguntó el mayor preocupado.

-Tus manos están frías.- respondió con timidez. Hasta en ese momento Mew se dió cuenta que sus manos se habían metido debajo de la camiseta del menor y tocaban la piel de su cintura.

-Lo siento, no me di cuenta.- se apresuró a decir, queriendo alejar sus manos.

-No, sigue, se siente bien.- confesó tímidamente el menor, alejando su vista pues le apenaba la forma en que su cuerpo estaba reaccionando a sólo unos besos y unos cuando toques.

-Oh Gulf.- gruñó el pálido volviendo a tomar los labios ajenos, esta vez de forma apasionada desde el primer segundo.

Las manos de Mew apretaron la cintura ajena, deleitándose con la calidez de la piel morena. Sin siquiera razonarlo, sus manos subieron por el abdomen del menor hasta su pecho, pasando las palmas de sus manos por los duros pezones. Entre sus fríos dedos tomó cada uno y lo apretó delicadamente.

-Mew.- gimió Gulf jalando el cabello castaño del mayor. -Me gusta el frío de tus manos.- suspiró con gusto pues su pecho seguía siendo estimulado con caricias, apretones y ligeros jalones.

-Me encanta como gimes mi nombre.- dijo Mew llevando sus labios al cuello del menor.

Con ligeras succiones y mordidas, el mayor degusto la suave piel del cuello ajeno, dejándose llevar por el enorme deseo que tenía años reteniendo dentro de él.

-Te amo tanto.- suspiraba Suppasit contra la piel ajena, causando escalofríos en el menor. -Dime que sientes por mi, Gulf, no hare nada mas si no se que tu también me amas.- murmuró entre cada húmedo beso que dejaba en la suave piel frente a él.

-Yo no estoy seguro.- dijo el menor de forma nerviosa y el mayor no pudo evitar sentir una punzada de dolor en su pecho. -Déjame explicarte.- pidió antes de que el pálido se alejara de él, pues sentía como lentamente se estaba distanciando de su cuello, donde se había mantenido besando su piel.

-Explícame antes de que me vuelva loco.- suplicó Mew apretando aún más el cuerpo que estaba sentado sobre él.

-Nunca había pensado en ti de otra forma que como mi amigo, pero te amo, amo que seas atento conmigo, que me cuides, que seas tan caballeroso, que me tranquilices cuando tengo miedo.- explicó Gulf acariciando el cabello del mayor. -Hasta antes de que me besaras podría haber jurado que era amor de amigos, pero me gusto tanto que me besaras y quiero que vuelvas a hacerlo, si eso significa que te amo como tu a mi, entonces si, te amo, Mew.- afirmó tomando el rostro ajeno para verlo a los ojos y que este creyera sus palabras.

-Te demostrare lo mucho que te amo hasta que no te queden dudas de que tu también me amas.- afirmó Suppasit antes de unir sus labios a los del menor, reanudando el deseo que ambos sentían en ese momento.

Sus cuerpos estaban calientes, el frío clima ya no era perceptible para ellos, pues estaban demasiado concentrados en besarse y acariciarse como si el otro fuera a desaparecer de sus brazos.

-Levanta las manos.- pidió el pálido y el menor ni siquiera titubeó, levantó sus manos y dejo que lo despojaran de la ropa que cubría su parte superior. -Tan hermoso.- suspiró pasando sus manos por el cuerpo frente a él, desde su espalda, su cintura, su vientre y su sensible pecho.

-Mew.- jadeó Gulf al sentir el frío aire azotar su cuerpo.

-Tranquilo, pronto te sentirás calor.- afirmó Mew quitando también su camiseta para juntar su torso al del menor.

-Quitame el frío.- suplicó el moreno enredando sus dedos en el cabello del mayor, suspirando, dejándose llevar por las frías caricias que sólo estimulaba más su cuerpo.

-Con gusto, bebé.- dijo el pálido antes de besar al chico que amaba.

Mientras compartían una batalla con sus lenguas donde ninguno quería ceder, las manos del mayor pasearon por la hermosa figura de su amigo, desde su ancha espalda, su fina cintura y la curva prominente que daba al redondo trasero que tenía que admitir que lo tenía babeando.

-Dime que puedo tocar tu cuerpo.- pidió el castaño sobre los labios ajenos. -Necesito tu permiso, no quiero arruinar esto, no quiero asustarte, pero te deseo tanto, te amo tanto.- gruñó tratando de contenerse.

-Puedes tocar lo que quieras.- aceptó el pelinegro perdido en la mirada llena de deseo frente a él. -Tienes mi permiso de hacerme lo que quieras, amor.- agregó tomando entre sus cálidas manos el rostro ajeno, acariciando sus mejillas con dulzura.

Con cuidado Mew fue recostando a Gulf sobre las cobijas que habían acomodado frente a la chimenea.

-No me canso de decir que eres hermoso.- dijo pasando sus manos por la silueta del menor, amando como este temblaba ante su toque.

Kanawut tan sólo se mantenía atento a lo que su mejor amigo hacía con su cuerpo, a la forma en que lo mira a con todo deseo, ese deseo que nunca había visto en él y que causaba le escalofríos, unos de puro placer pues le gustaba sentirse deseado por el guapo hombre que ahora jugaba con el botón de su pantalón.

-Deseo tanto verte desnudo, con la luz de la chimenea.- Mew bajó las prendas inferiores del menor, de forma lenta para darle tiempo al otro a detenerlo.

-Adelante, pero tu también tendrás que quitarte eso.- dijo Gulf tímidamente llevando sus manos al botón del pantalón ajeno, subiendo lentamente por el bien formado abdomen.

-Con gusto.- sin esperar más quitó las prendas del moreno, dejándolo totalmente desnudo.

-Hace frío.- se quejó el menor, sintiéndose también un poco cohibido por estar desnudo frente a su amigo.

-Tan solo déjame admirarte un poco, deseé tanto verte así.-

La ropa restante de Mew terminó en el suelo junto a la de Gulf, después abrió con cuidado las piernas ajenas para dejar un espacio para él, pero se mantuvo ahí, arrodillado, admirando la piel morena que se veía aun más linda con la luz de la chimenea.

Su mirada hizo un largo recorrido desde los fuertes muslos del menor, su angosta cadera, su miembro ya sorprendentemente duro, su vientre abultado, su pecho que subía y bajaba por su agitada respiración, sus labios rojos de tantos besos, sus mejillas sonrojadas por la timidez y finalmente esos hermosos ojos ámbar que lo miraban con amor.

-Eres perfecto, cariño.- aseguró el mayor acomodándose sobre el cuerpo ajeno, pero sin dejar caer todo su peso.

-Amor.- suspiró el moreno al sentir toda la desnudez de su amigo contra su cuerpo.

Sus labios de buscaron con desesperación, sus cuerpos se juntaron más. Gulf pasó sus manos por la espalda ajena y acercó al mayor contra él, ocasionando que sus partes bajas también se encontrasen.

Ambos estaban duros, demasiado excitados al estar en esa caliente situación. Podía ser inusual, pero ellos lo sentían tan correcto, ambos se amaban, lo sabían y lo sentían, ya no había motivos para seguir escondiéndolo debajo de una amorosa amistad.

-Me encanta tu cuerpo.- gruñó Suppasit bajando con besos por el cuello del menor, mordiendo su suave piel.

Las frías manos del mayor hacían un recorrido por las largas piernas ajenas, mientras sus labios se encargaban de besar toda la piel frente a él hasta que finalmente llegó a su primer destino, uno de los pezones del moreno.

En su boca tomó la dura protuberancia y la otra fue atendida por su mano.

-Oh amor.- gimió Kanawut a la par que su espalda se arqueaba debido al placer. -Más.- suplicó enredando sus dedos en el cabello ajeno.

Obedientemente Mew paso a humedecer el otro pezón, mordiendo, succionando y lamiendo a su completo gusto. Una vez estuvo satisfecho con haber probado aquella parte, siguió su camino por el vientre del menor, acariciando y besando.

Finalmente se sitúa justo frente a la húmeda erección que parecía pedir a gritos un poco de alivio. Con malicia dio una larga lamida donde saboreo el pre semen del menor.

-Mew.- gimoteó Gulf jalando el cabello ajeno. Su cuerpo nunca había sido tocado, claro que él sabía darse placer, pero nada se comparaba con tener al hombre que amaba adorando su cuerpo de esa forma, haciéndolo experimentar esas cosas inimaginables.

-Tranquilo, se que te gustara.- murmuró el pálido, dejando que su cálido aliento golpeara con la intimidad ajena, causándole más espasmos al moreno. -Déjate llevar y disfruta, cariño.-

Sin más espera tomó en su boca el miembro del menor, causando que el cuerpo de este se arqueara y que abriera la boca queriendo gemir, pero ningún sonido salió de él.

Mew continuó su trabajo oral, succionando la punta rojiza y pasando su lengua por la pequeña abertura que había ahí, dándole más placer a Gulf.

-Mew, amor, ah, Mew.- eran las pocas palabras que Kanawut podía decir mientras se sostenía del cabello del mayor.

-Eres delicioso.- dijo el castaño apenas separándose un poco del miembro que tomaba con gusto en su boca. -Tienes un cuerpo perfecto.- añadió a la par que sus manos se metían bajo el cuerpo de Gulf para tomar su trasero y apretarlo.

-Amor, esto es demasiado.- jadeó el pelinegro tratando de jalar el aire que sentía que le faltaba pues estaba muy agitado.

-No, bebé, no es suficiente aún.- aclaró el mayor volviendo a tomar en boca el miembro ajeno sin dejar de amasar las suaves nalgas del menor.

-Mi amor.- gimió el menor tratando de contenerse, pues el placer era demasiado para su cuerpo. Y aunque deseaba correrse, tampoco quería que las cosas terminarán tan pronto.

-Me encanta que me llames así.- afirmó Mew escalando por el cuerpo del moreno hasta volver a tener frente a frente el rostro sonrojado que aceleraba su corazón. -Te amo, Gulf.- suspiró, completamente embelesado con la imagen frente a él.

-También te amo, Mew.- dijo Gulf con timidez, pues aunque estaba seguro de lo que sentía, le sorprendía cómo es que sin darse cuenta se había enamorado de su mejor amigo.

Con sus labios sellaron sus románticas palabras, un beso lleno de amor y deseo. El pálido guió las piernas ajenas hasta que las tenía rodeando su cadera y sus miembros se friccionaban con el del otro.

Pequeños gemidos se ahogaban en su beso debido al placer que ambos sentían al tener sus intimidades frotándose. Suppasit movía sus caderas en busca de más placer para él y para su dulce amante.

-Mew, ah, amor, oh Mew.- el enorme placer que Kanawut sintió explotó desde su interior, manchando su abdomen y el del nombrado. Sus uñas se clavaron en la espalda ajena y su rostro se enterró en el cuello frente a él, gimiendo casi en su oído.

-Oh cariño.- gruñó el castaño encantado con los gemidos del chico que temblaba entre sus brazos.

Alejándose un poco de Gulf, Mew se arrodilló entre sus piernas y comenzó a masturbarse frente a él, admirando la hermosa vista del moreno totalmente cansado, agitado, sonrojado y manchado con su propia esencia.

El pelinegro miraba detenidamente como su amante se tocaba a sí mismo mientras lo veía con tanto amor y deseo. Una de las manos del pálido acariciaba el cuerpo ajeno apenas con leves caricias, tan solo deleitándose con el hermoso chico.

-Gulf, oh cariño.- gimió ronco soltando su semen sobre el menor al verlo morderse el labio mientras lo veía a él. Fue una escena totalmente erótica para Mew y su cuerpo no resistió el tiempo que llevaba deseando tener así a Gulf.

-Ven, amor.- pidió el moreno abriendo los brazos para recibir el sudoroso cuerpo del mayor.

En la sala sólo se podían escuchar sus respiraciones y el sonido de las llamas de la chimenea. No había más frío en ellos, sus cuerpos estaban cálidos y totalmente satisfechos después de darse placer.

-Te amo tanto.- murmuró Mew acomodándose sobre las cobijas y extendiendo su brazo para que el menor se acostara ahí, cosa que hizo.

-También te amo.- dijo Gulf tomando la cobija para cubrir sus desnudos cuerpos, acurrucándose junto al mayor.

Sus rostros quedaron muy cerca, sus narices se tocaban, cosa que los hizo sonreír. Con el amor aún flotando en el aire sus labios se buscaron, esta vez en un beso dulce, lleno de cariño y todos los hermosos sentimientos que sentían por el otro. Al alejarse se sonrieron como los enamorados que eran y se acomodaron de forma más cómoda para descansar.

No pudieron evitar quedarse dormidos después de haber tenido el mejor orgasmo de sus vidas junto al hombre que amaban. Estar juntos de esa forma era lo que ambos deseaban y no sabían que les hacía tanta falta.

Poco les importó si la tormenta continuaba, si el fuego se apagaba, tan solo les importo la persona que tenían entre sus brazos. Y así fue hasta el amanecer, donde el menor se despertó a causa de que su cuerpo temblaba de frío.

Inevitablemente el mayor se despertó a causa de los temblores que sentía en el costado de su cuerpo. Mew volteó a ver al moreno con una sonrisa, pues saber que finalmente se había confesado y que era correspondido lo hacía muy feliz.

-¿Qué sucede, bebé?.- preguntó rodeando la cintura ajena para atraer más cerca el desnudo cuerpo de su amante.

-Tengo mucho frío.- respondió acurrucandose contra el pecho de mayor, sintiendo la calidez de su cuerpo.

-No debí dejarte dormir sin nada, lo siento, cariño.- se disculpó besando la frente del menor.

-No te disculpes, me gustó.- confesó Gulf con timidez. -Es solo que la chimenea también se apagó y causó que me diera más frío.- explicó mientras trazaba figuras sin sentido en el firme pecho frente a él.

-Entonces déjame volver a encenderla, nos damos una ducha y preparamos desayuno, ¿suena bien?.- cuestionó Mew con emoción.

-Eso suena perfecto.- afirmó el moreno sonriéndole al mayor.

Dicho eso se pusieron manos a la obra, cada uno se ducho y cambió, prepararon desayuno y el resto del día pasó entre besos dulces y películas navideñas que pudieron ver ya que por fortuna la luz había regresado en algún punto de la noche.

🔥❄️🌨️

Los 7 amigos estaban reunidos en la sala de la cabaña. Ya que la tormenta no había sido tan grave, los chicos habían podido llegar al lugar tal y como habían planeado.

Ya habían tenido la oportunidad de jugar en la nieve, de jugar algunos videojuegos y ver películas. Todo era diversión para los chicos.

-Creo que yo iré a dormir.- anunció Boat bostezando del sueño que sentía pues eran cerca de las 3 de la mañana.

-Creo que yo lo acompaño.- dijo Mild siguiendo a su amigo hasta la habitación que compartían.

-Kao ya se durmió en el sofá.- comentó Ja viendo con diversión a su amigo hecho una pequeña bolita en la esquina del sofá.

-Igual iba a dormir ahí.- recordó Mew compartiendo la risa con sus amigos.

En las habitación estaban Mild y Boat juntos, Ja y First en otra, y por obvias razones Mew y Gulf estaban en su habitación de siempre. Nadie sabía que algo había sucedido entre ellos la noche anterior, prefirieron mantenerlo en secreto hasta estar listos, pero igual no era sorpresa que durmieran juntos si eran amigos desde hace años y la habitación ya era de ellos.

-Nosotros también vamos a dormir.- anunció First tomando la mano de su compañero de cuarto para irse.

-¿Quieres ya a dormir?.- preguntó el pálido a su mejor amigo.

-Si, muero de sueño.- respondió el menor bostezando tiernamente.

-Eres tan tierno.- murmuró tomando una de las abultadas mejillas ajenas. -Vamos a la habitación.- entrelazó su mano con la del moreno y se dispuso a guiarlos a ese lugar donde guardaban tantos recuerdos de su infancia.

-Buenas noches, Mew.- dijo Gulf acomodándose en su propia cama. No sabía cómo tratar a su amigo después de lo que habían hecho, estaba seguro de que lo amaba más que a un amigo, pero después de estar todo el día tratándose como amigos, no sabía muy bien cómo acercarse a él.

-Buenas noches, Gulf.- en el tono de voz de Suppasit se podía notar su decepción pues la noche anterior habían dormido firmemente abrazados y no parecía que eso fuera a suceder de nuevo.

Se acostaron de forma en que se daban la espalda, confundidos y hasta tristes por no saber cómo acercarse al otro. Kanawut no podía dormir, por más que intentaba hasta contar ovejas, no podía, era una tontería pero sentía que le faltaba el cuerpo cálido del mayor para poder dormir. Incómodo se dió vuelta en la cama para poder ver mínimo a su amigo dormir, pero lo que se encontró es que Mew ya lo estaba viendo a él.

Sus miradas se encontraron y sin decir nada el pálido se puso de pie, caminó hasta la cama ajena y como si fuera usual en ellos, el menor se movió para dejar un espacio donde se recostó el mayor.

La cama era bastante pequeña, por lo que sus cuerpos quedaron muy juntos, recostados frente a frente, con sus narices tocándose. Mew no pudo resistir más la tentación y rompió la poca distancia que había entre ellos, besando dulcemente al chico que amaba.

Con un suspiro de puro gusto Gulf se acercó más al cuerpo ajeno, enredando sus manos en el cuello del mayor para obligarlo a seguir besándolo, aunque este igual no planeaba detenerse. Las manos del castaño fueron sin escalas a la cintura del menor, jalandolo contra su propio cuerpo, disfrutando de los gruesos labios que se amoldaban a la perfección con los suyos.

-Amor.- gimoteó el menor alejándose del amoroso beso.

-¿Qué sucede, cariño?.- pregunto el mayor en voz baja, comenzando a hacer un recorrido de besos hasta el cuello ajeno, besando y mordiendo con delicadeza la dulce piel morena.

-Tienes las manos muy frías.- respondió Gulf entre suspiros y temblores.

-Lo siento, bebé.- se disculpó alejando rápidamente sus manos del cuerpo ajeno.

-Dame tus manos.- pidió el menor y cuando tuvo ambas manos frente a él, comenzó a sacar vapor por la boca, frotando entre sus manos las ajenas para darle un poco de su calidez. -Mucho mejor.- dijo poniendo cada mano de Mew sobre sus mejillas, sonriéndole con cariño.

-Te amo, Gulf.- Suppasit estaba total y perdidamente enamorado del dulce chico que tenía frente a él. No había algo que no amara de él y era inmensamente feliz al saber que era correspondido, aunque aún no fueran nada.

-Te amo, Mew.- Kanawut se acercó a dejar un corto beso en los labios del mayor y después se acomodo a su costado para dormir, igual que aquella calurosa noche, solo que esta vez ambos mantenían su ropa puesta.

Así fueron el resto de sus días de vacaciones. Durante el día eran los mismos amigos cariñosos que el resto del grupo conocía, pero por la noche se volvían esos amantes que apenas estaban explorando lo que sentían por el otro, se dormían entre besos y tiernas caricias, sin pasar a más pues no querían que nadie los escuchara o los descubriera.

🔥❄️🌨️

Y a tan solo dos días de haber vuelto a la capital de Tailandia; Mew, Gulf y sus familias estaban en el aeropuerto listos para abordar el avión que los llevaría a sus vacaciones navideñas, esta vez en Corea del Sur, por pedido de Mew, quien casi le había rogado a su madre que convenciera a los Kanawut de escoger ese destino.

-Estoy tan emocionado, Mew.- exclamó Gulf apretando la mano de su acompañante de asiento.

-Puedo notarlo.- dijo Mew sin poder apartar su mirada del chico que con tanta felicidad veía por la ventana el aeropuerto de Corea donde estaban arribando.

-Hay tanto que quiero ver que ni se por donde empezar.- el menor jalaba a su mejor amigo hasta donde recogerían sus maletas pues enserio no podía esperar a comenzar a explorar ese país que tanto había querido visitar.

-Chicos, vamos al hotel.- anunció Kith Kanawut llamando la atención de los dos hombres.

-Ya vamos.- dijo Mew tomando la mano del menor para obligarlo a ir con él a subir al taxi que los llevaría al hotel, pues de soltarlo sabía que este prácticamente saldría corriendo para ver todo Seúl.

El camino fue corto y silencioso, para sorpresa de Mew, pero Gulf estaba tan asombrado con los enormes edificios y las hermosas vistas que no podía siquiera decir una palabra.

-Tenemos 4 habitaciones reservadas.- explicó Phak, el padre de los hermanos Suppasit.

-Una de nosotros.- indicó la madre de Mew. -Una para Kith y Naid, una para Joom y una para Mew y Gulf.- dijo mientras les daba las llaves a cada uno de los nombrados.

-Perfecto.- dijo Naid. -¿Les parece si vamos a asearnos y después nos vemos aquí para salir a comer?.-

-Suena perfecto.- aceptó Lia y todos se dispusieron a ir a sus habitaciones.

-No puedo esperar a salir a ver todo Seúl.- iba diciendo Gulf mientras acomodaba su ropa en unos cajones.

-¿Quieres que salgamos un momento antes de la comida?.- propuso Mew de pronto y el menor volteó a verlo sorprendido.

-¿Quieres que nos escapemos?.- cuestionó acercándose al mayor.

-Vamos, cariño, escapa conmigo.- suplicó el pálido jalando al menor de la cintura para acercarlo a él, abrazando esa parte del cuerpo ajeno que tanto le gustaba rodear.

-A donde vayas yo te sigo, amor.- afirmó el moreno pasando sus manos por los hombros del mayor para rodear su cuello y finalmente juntar sus labios en un dulce beso.

Como si en realidad estuvieran escondiéndose salieron del hotel, cuidando que ninguno de sus familiares los viera huir a un destino que Gulf aún desconocía.

-¿A dónde me llevaras?.- preguntó el moreno entrelazando su mano con la de su acompañante, sin importarle que las personas los vieran.

-Es una sorpresa.- fue la respuesta que dio el pálido, continuando su camino por las pintorescas calles de Seúl.

Se mantuvieron en silencio el resto del camino, Kanawut tan solo veía todo a su alrededor como si fuera un niño pequeño y Suppasit no podía evitar sonreír ante los ruidos de emoción que soltaba su amigo.

-Ahora solo tenemos que subir hasta allá arriba.- indicó el pálido llamando la atención del chico a su lado.

-La torre de Seúl.- exclamó Gulf asombrado.

-Vamos, cariño.- guiándolo por entre la gente lograron llegar a la entrada, donde Mew pagó sus boletos y finalmente pudieron acceder al elevador que los llevaría hasta la parte más alta. -Desde arriba podrás ver casi todo Seúl.-

-Gracias por traerme aquí.- dijo apretando con cariño la mano que seguía unida a la suya.

-No me agradezcas aún, espera a que veas la hermosa vista.-

El piso más alto estaba rodeado de cristales que permitían ver a la perfección la ciudad, además de un pequeño balcón con un mirador.

-Esto es impresionante.- jadeó Gulf. -No puedo creer que estoy en Seúl, no puedo creer que estoy aquí contigo.- agregó jalando al mayor a su lado para que ambos pudieran ver la hermosa ciudad.

-Es una hermosa vista.- suspiró Mew sin siquiera ver hacia el frente, totalmente perdido en los ojos brillantes y la enorme sonrisa del chico que amaba.

-Gracias, Mew.- el menor volteó a ver a su amigo y encontró que este ya lo veía a él con una tierna sonrisa.

-Gulf, ¿quieres ser mi novio?.- soltó sin más el mayor, no pudiendo resistir más tener esa pregunta encerrada en su pecho.

-Mew.- Kanawut estaba tan sorprendido que no supo qué decir ante esa inesperada pregunta.

-Te amo tanto y quería preguntártelo aquella noche, pero también quería hacer algo especial para ti, porque tu mereces esto y más, así que creí que sería lindo decírtelo aquí.- explicó el pálido con un tanto de nerviosismo que hacía que su voz se escuchara algo temblorosa.

Gulf sintió que su corazón se derretía de amor por las dulces palabras. Una de sus manos fue al rostro ajeno, levantándolo para verlo a los ojos pues el nerviosismo había obligado a Mew a alejar la vista del menor.

-Me encantaría ser tu novio.- afirmó sin dudarlo.

Y aunque sabían que estaban en un lugar público, no pudieron evitar abrazarse con fuerza a la par que juntaban sus labios, totalmente enamorados y felices de finalmente ser una pareja.

Lo que no esperaron fue escuchar varios aplausos y felicitaciones, cosa que los puso tímidos a ambos, pero de igual forma agradecieron respetuosamente.

-Gracias por hacer esto, amor, te amo.- murmuró Gulf aún muy cerca de su ahora novio.

-Te mereces todo en el mundo, cariño, te amo.- dijo Mew dejando un último beso corto en los labios ajenos.

-Deberíamos volver ya.- recordó el menor recargando su cabeza en el hombro del mayor, aun volteando a ver al paisaje frente a él.

-Vamos, cariño.-

Gulf estaba tan feliz que ni siquiera noto que no iban de regreso al hotel, ya que Mew los había guiado por una calle distinta, hasta finalmente detenerse frente a un restaurante.

-¿Por qué estamos aquí?, debemos ir al hotel.- dijo el moreno demasiado confundido, hasta que el pálido abrió la puerta del lugar y se encontró con que su familia ya estaba dentro. -No entiendo que sucede.-

-Finalmente llegaron.- exclamó Joom viéndolos con una sonrisa.

-Digamos que me tomó un poco de tiempo hacer la pregunta.- comentó Mew adentrándose al lugar, jalando a su novio para hacerlo sentarse junto a él.

-Debo suponer que todo salió bien, ¿no es así?.- preguntó Naid.

-¿Qué está pasando aquí?.- preguntó Gulf alzando un poco la voz para que todos en la mesa le pusieran atención.

-Calma, cariño, déjame explicarte.- pidió Mew a su novio, acariciando su mano por sobre la mesa.

Sentir el tacto de su novio, aunque este tuviera las manos frías, le daba una calidez interior que calmaba siempre sus nervios, más ahora que su relación no era solo de amigos.

-Le pedí permiso a tus padre de ser tu novio, preparamos todo este viaje para esto.- confesó finalmente el mayor,

-¿Todos sabían que me pedirías ser tu novio?.- exclamó demasiado asombrado y hasta avergonzado.

-Si.- respondieron todos al unísono.

-¿Están de acuerdo con que seamos novios?.- cuestionó el menor.

-De hecho esperábamos que esto sucediera hace mucho tiempo.- aclaró Lia riéndose.

-Se estaban tardando en aceptar sus sentimientos.- siguió Naid.

-Los únicos que no lo aceptaban eran ustedes.- dijo Joom.

-Nosotros estamos felices por ustedes.- afirmó Kith tomando la mano de su hijo.

-Mientras ustedes sean felices, nosotros también lo seremos.- aseguró Phak apretando la mano de su hijo.

La comida siguió sin más contratiempos, platicaron de los planes para el viaje, las actividades que querían hacer y hasta futuros viajes que quisieran hacer en familia, pues todos se consideraban una gran familia.

-Llevaré a Gulf a dar un paseo.- informó Mew a todos los que estaban en la mesa.

-Con cuidado, hijos, parece que va a nevar pronto.- dijo Lia a los chicos que ya estaban en la puerta, listos para seguir explorando la ciudad.

-Vamos, cariño.- el mayor entrelazó su mano con la de su novio y lo guió hasta un parque cercano.

-No puedo creer que planeaste esto con nuestras familias.- comentó Gulf de pronto, parándose justo frente al pálido.

-¿Te molesta?.- preguntó Mew acercándose a abrazar por la cintura a su novio.

-No, me encanta todo lo has hecho por mi.- aclaró rodeando el cuello del mayor para sentir su cálido cuerpo. -Te amo mucho, Mew.-

-Y yo te amo mucho a ti, Gulf.- dijo el castaño frotando sus narices en un tierno beso esquimal.

-Tu nariz está helada.- se quejó el menor alejándose un poco.

-La tuya también está fría y algo roja.- dijo poniendo su mejilla para sentir el frío de la nariz ajena. -Pero es una forma muy efectiva de calentar tu cuerpo.- susurró en el oído del menor.

-Mew.- se quejó el pelinegro golpeando con delicadeza el pecho ajeno.

-Vamos, cariño, quiero pasar otra calurosa noche de invierno contigo.- murmuró Mew sobre los labios ajenos, antes de besarlo con pasión.

El mayor no se contuvo de morder y succionar los labios ajenos, recibiendo de inmediato el mismo trato en los suyos. Pronto sus lenguas salieron a su encuentro, enredándose, compartiendo su calor y humedad.

-Tengamos otra calurosa noche de invierno.- jadeó Gulf apenas alejándose unos centímetros de los rosados labios de su novio, aceptando esa indecorosa propuesta.

-Te amo, cariño.- dijo el pálido sin poder ocultar su sonrisa satisfecha al saber que su novio aceptaba que volviera a tomar su cuerpo.

-Te amo, amor.-

Se fundieron en un amoroso beso que daba inicio a la hermosa noche que sabían que tendrían una vez volvieran al hotel. Una calurosa noche de invierno.

   

    

   

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Hola de nuevo!!!

Creo que se nota que ya estoy de vacaciones porque esta vez no tarde tanto en subir nuevo capitulo.

Sinceramente no se que tanto me gusto esta historia, ya que mi idea solo era la escena +18 que hay en la historia. Además, como les comente en la historia anterior, casi siento que estoy apenas comenzando a escribir, es como iniciar de cero y es complicado volver a encontrar a mi yo escritora jeje.

Igual espero que les haya gustado mucho y lo disfrutaran en este clima de invierno (porque al menos donde yo vivo esta haciendo mucho frio en estos momentos y eso me inspiro).

Sus opiniones, sugerencias y votos siempre son bien recibidos.

Siempre pueden dejar ideas que quieran que escriba o pedir alguna segunda parte, ya que tengo tiempo sin hacer alguna.

Nos leemos pronto, mis girasoles.🌻🌻🌻

Los amo💙💙💙💙💙

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