Belleza Natural

Mew Suppasit, un famoso CEO en toda Tailandia por su agencia de modelaje. Todo hombre y mujer con el sueño de volverse famoso en ese mundo, deseaba estar en la agencia del guapo hombre dueño de la mejor agencia.

El hermoso hombre de 30 años, piel pálida, cabello castaño, ojos cafés y muy coquetos, más un fuerte cuerpo muy bien formado, había trabajado desde sus 20 años para conseguir llevar a la fama a su empresa. Había comenzado desde cero, como un pequeño lugar, siendo ayudado un poco por su padre al inicio, pero fue gracias a él que pudo hacerse mundialmente famoso.

Pero a pesar de las enormes responsabilidades de ser dueño de Moon Studios, Mew nunca dejó de ser amable, humilde y muy cariñoso, cuidaba a cada empleado de su agencia, les daba buenas vacaciones, buena paga y nunca los hacía trabajar de más.

Su interés por crear esta agencia se debió a que cuando él quiso convertirse en modelo, le negaron la oportunidad un sin fin de veces, argumentando que no era lo suficiente guapo. Por eso el hombre tomó la iniciativa de abrir un lugar donde todos fueran aceptados, sin hacer distinción o discriminarlos por su apariencia.

Por eso, con los 10 años que llevaba trabajando, siempre responsable y puntual, era raro que fuera extremadamente tarde al trabajo. Usualmente la hora de entrada para todos era a las 10 am, pues era una hora más adecuada para trabajar, razón por la que era raro que todavía estuviera dos horas atrasado.

Mild, su asistente y mejor amigo, le había estado reventando el celular a llamadas, pero la última semana no había podido dormir nada bien, simplemente sentía una rara intranquilidad en él.

-Mew Suppasit, ¿cómo es posible que estés llegando casi dos horas tarde?.- pregunto el menor desde el otro lado de la línea.

-Ya lo se, Mild, ahora deja que pueda conducir sin tu voz gritándome porque por primera vez en 10 años estoy llegando tarde.- respondió Mew, tratando de acomodar un poco su cabello, pues se había arreglado con demasiada prisa.

-Lo siento, es que los inversionistas están preguntando por ti, tenían cita a las 11.- informó su amigo.

-Diles que llego en 15 minutos.-

-Está bien, jefe.- Mild cortó la llamada y finalmente Suppasit pudo respirar sin la presión de su amigo hablándole, por lo que se acomodó en su Audi blanco y emprendió el viaje hasta su agencia.

Su bella casa de dos pisos, no muy grande puesto que vivía solo, con Chopper, su Pomerania de 7 años de edad, no estaba muy lejos de su agencia, por lo que no le tomaría más de 10 minutos en llegar.

Como siempre, su fiel compañero perruno viajaba a su lado como su copiloto, pues no quería dejarlo solo hasta las 8 pm que volvía de la empresa.

Aunque ese día la suerte no estaba nada de su lado, pues cada semáforo que había en su recorrido estaba en luz roja, haciéndolo detenerse mínimo 3 o 4 minutos.

-Buen día, ¿quisiera comprar girasoles artesanales?.- pregunto una dulce y tierna voz, la cual lo hizo voltear de inmediato, viendo a un joven en sus 20s, piel morena, una bella sonrisa, pero una mirada triste.

-¿Artesanales?.- pregunto confundido el CEO, volteando a ver el semáforo aun marcando el color de alto.

-Si, son hechas con papel, hojas de árbol, todo a mano.- explicó el lindo chico. Mew no había escuchado prácticamente nada de lo que dijo, pues estaba muy concentrado en el hermoso rostro del chico, una belleza tan natural y cautivante, pues estaba seguro que no llevaba un gramo de maquillaje en su cara, además tenia un bello cabello negro y ondulado, rebeldemente peinado.

-Me encantaría, ¿cuánto cuestan?.- preguntó el CEO sin despegar su vista del menor.

-20 baths cada una.- respondió el menor con las mejillas sonrojadas por la penetrante vista del hermoso hombre en el lujoso auto.

-Dame 3, por favor.- Mew buscó rápidamente su cartera y escucho a Chopper ladrar al chico.

-Oh, qué lindo cachorro.- la dulce voz del moreno lo hizo voltear de regreso a él.

-¿Quieres tocarlo?.- pregunto el pálido sacando finalmente el dinero de su bolso negro y el chico asintió. -Se llama Chopper.- dijo tomando al perro para subirlo sobre él y que quedara cerca de la ventana.

-Hola, Chopper.- saludo tiernamente acariciando al can, el cual ladraba feliz ante los toques.

-Creo que le caes bien.- Mew sonrió, pues con pocas personas su perro se llevaba bien, incluso a pesar de los años este aun no quería a Mild.

-Oh, creo que el semáforo ya cambió.- dijo el moreno cuando el sonido de un claxon lo hizo salir del bonito momento con el can y su guapo dueño.

-Toma.- Mew le entregó un billete de 100 baths.

-Disculpe, no tengo cambio.- dijo con timidez el chico, pero entregándole las 3 bellas flores de papel.

-Está bien así, ten lindo día.- se despidió el mayor y Chopper ladro en despedida, haciendo sonreír al pelinegro.

-Igualmente y muchas gracias.- Mew continuo finalmente su camino, con 3 girasoles de papel y la imagen del chico rondando su mente sin parar.

Le tomó solo dos minutos más llegar a su agencia, bajando rápidamente con Chopper y las flores en mano.

-¿Y esas flores?.- preguntó Mild tan pronto lo vio entrar con esas cosas en mano.

-Se las compre a un chico en el semáforo.- informo siguiendo su camino hasta su oficina para dejar a su mascota en el lugar que había acondicionado para su fiel amigo perruno.

-Son lindas, pero deja eso, los inversionistas chinos ya están esperando en la sala de juntas.- comentó el asistente con prisa.

-Ya voy.- Mew coloco las flores en su escritorio y dejo algo de comida para su perro.

La junta duró poco más de una hora, pero por alguna razón el CEO no podía sacar de su mente la imagen tan vulnerable del chico de las flores. Mew podría tener 10 años trabajando con personas que soñaban ser modelos y muchas de esas personas podían ser muy lindas, pero nunca había encontrado a alguien tan precioso y natural como ese chico. Se preguntó porque el lindo chico estaba ahí, solo, vendiendo esas lindas artesanías que ahora decoraban su minimalista oficina.

Los siguientes días el empresario pasaba por aquel semáforo con la esperanza de ver al moreno y preguntarle su nombre, ofrecerle trabajo en su empresa, pues estaba seguro de que este sería muy famoso como modelo, solo por su extrema belleza y sencillez.

Pero la suerte no estaba de su lado, 2 semanas y en ningún momento vio al chico. No había rastro alguno de él.

-Mild, llegare tarde el día de mañana, así que mueve mis reuniones para después de la 1 de la tarde.- informó a su asistente, un viernes, desesperado por encontrar al bello chico.

-¿A qué debo eso?, nunca te has tomado ni un día libre ni has llegado tarde, mas que aquel día.- comentó su mejor amigo, moviendo las citas desde su computadora.

-Quiero encontrar a quien será lo joya mas bella de esta agencia.- respondió el CEO con una enorme sonrisa en la cara, pues no tenia dudas de lo que podía lograr el chico de brillantes cabellos negros

-Oh, ¿y puedo saber donde encontraras esa joya que dices?.- pregunto el menor con curiosidad, pues a pesar de la agradable actitud de su jefe, esa sonrisa parecía esconder algo más.

-¿Ves esos girasoles?.- preguntó el empresario señalando las flores que no había quitado de su escritorio y su amigo asintió. -Bueno, se las compre a un chico en un semáforo, pero si lo hubieras visto Mild, es el hombre mas hermoso que he visto nunca, tiene una belleza natural tan única.-

-Wow, debe ser muy lindo para causar esa reacción en ti.- comentó el más bajo con una sonrisa picara en el rostro.

-¿Qué reacción?.- pregunto confundido el castaño.

-Tus ojos brillaron, sonreíste y hablaste con tanto anhelo de encontrarlo, algo causo en ti, mi amigo.-

-Solo se que lo quiero en esta empresa, lo que pase después será cosa del destino.- dio por terminada la conversación el mayor.

Mew continuó con sus deberes de esa tarde y durmió un poco tranquilo esa noche, esperando pacientemente a que el día siguiente llegará y poder encontrar al chico que rondaba su mente sin parar, podía escuchar su dulce voz e incluso su mirada tan triste y vacía.

-¿El te agrado, Chopper?.- le preguntó a su pequeño cachorro que descansaba a su lado en la cama y este ladró. -¿Será eso un si?.- se pregunto a si mismo.

El can solo ladró de nuevo y se acomodo mejor sobre la almohada especial que Mew ponía para él y cerró los ojos para dormir finalmente, sintiendo las suaves caricias sobre su pelaje café.

La mañana siguiente, el joven CEO se arreglo un poco mas de lo normal, se puso un pantalón negro y una camisa del mismo color, una corbata azul marino y se peino, dejo las mangas de la camisa dobladas hasta arriba de sus codos y vistió a su mascota con un pequeño saco azul también. Ese día estaba decidido a invitar al chico a comer con él, así podría mencionarle sobre su empresa y ofrecerle trabajo en ella.

Con Chopper de su fiel acompañante, salió en su búsqueda más ambiciosa, un bello chico que destacaría entre todos los modelos del mundo. Grande fue su decepción cuando llegó al mismo semáforo donde hace dos semanas estaba el lindo vendedor de artesanías, pues no había rastro alguno del moreno.

-Demonios, ¿por qué no está aquí?.- se preguntó incluso algo preocupado, sin razón aparente. Chopper parecía asomar la cabeza también en busca del moreno. -No está, Chopper, él no está.- suspiro con pesar el CEO y continuó su camino hasta el edificio de Moon Studios.

Mew subió hasta el último piso, saludando a los empleados que se topaba en el camino, con su fiel cachorro en brazos. Se le miraba algo decaído, pero aun así fue amable y les sonrió a todos como siempre.

-¿Lo encontraste?, ¿dónde está?, ¿lo dejaste abajo?.- pregunto su asistente tan pronto bajo del elevador en la última planta.

-No estaba ahí, Mild.- respondió cabizbajo.

-Oh, no esperaba eso.- Mild siguió a su amigo hasta su oficina y cerró detrás de él. -¿Pero podrías buscarlo mañana, no?.-

-Supongo que sí, pero por alguna razón me preocupa no encontrarlo.- contestó dejando a su perro en el corral lleno de juguetes. -Ese día que lo vi parecía tan triste, su ropa estaba sucia y algo rota en algunas partes, un chico en sus 20s debería estar en la universidad, saliendo con sus amigos, no en esas condiciones, Mild.-

-Tu sigue buscándolo, cada día, encuéntralo Mew, se que algo causó en ti para tenerte así y no se que sea o que tenga, pero búscalo.- dijo Mild dándole todo su apoyo a su amigo, pues podía escuchar la incertidumbre en la voz de su jefe.

-Gracias, Mild, estaré llegando a esta hora toda la semana siguiente, deseo encontrar a ese angelito.- Mew, un hombre de 30 años, ninguna relación amorosa y una mente tan abierta, podía admitir que había sido flechado por el lindo vendedor de girasoles de papel.

Y cumplió su palabra, el CEO salía de casa todos los días a las 12 en busca del chico, incluso paseaba por otras calles cercanas, pensando que tal vez no siempre se encontraba en el mismo lugar vendiendo, pues antes de la ocasión en que le compro, no lo había visto. Pero en toda la semana no tuvo éxito, ni un mínimo rastro de él.

-Mew, mañana tienes una junta con el dueño de Big Hit para cerrar el trato de la alianza de las empresas.- comentó Mild, contándole las citas para el siguiente día. -Es a las 11 am, no se puede cambiar la hora, el hombre ha estado bastante ocupado y es el único espacio disponible.- explicó el asistente antes de que su jefe refutara al ser tan temprano y arruinar sus planes de seguir en la búsqueda del chico.

-Esta bien, un día, solo un día que no lo busque.- se dijo a sí mismo el empresario, pasando su mano por su cabello, suspirando.

Su mejor amigo lo vio con algo de pena, pues podía entender que su jefe había tenido un flechazo con el menor, un amor a primera vista, un chico que rondaba su mente día y noche.

Al siguiente día el CEO se preparó para ir a su estudio a la hora regular y estar a tiempo para la reunión con el dueño de la famosa empresa coreana. Se puso un traje azul marino, con una camisa blanca debajo y vistió a su fiel amigo con un saco del mismo color que su traje, se peino, se perfumó y se colocó el reloj en la muñeca izquierda.

Su camino iba tranquilo, hasta que lo vio. Un semáforo antes de llegar a su edificio, en la esquina, sentado en la cera con las flores en mano. Ahí estaba el chico que había estado buscando. Se estacionó justo frente a él y bajo la ventana del lado del copiloto.

Chopper pareció reconocer al chico, porque de inmediato asomó su cabeza por la ventana y ladro, llamando la atención del moreno. Este lo vio y sonrió, seguía viéndose exactamente igual que hace 3 semanas y Mew no sabía decir si eso era algo bueno o no.

-Hola, Chopper.- saludo el chico, acercándose al auto para acariciar la cabeza del perro, este le ladraba feliz y se dejaba tocar por el desconocido. -Hola, papá de Chopper.- saludo al mayor, viéndolo a los ojos.

-Soy Mew, mucho gusto.- dijo el CEO extendiendo su mano al menor.

-Oh yo estoy sucio, señor.- comentó con timidez el chico, viendo sus manos llenas de tierra.

-No importa y llámame Mew.- con algo de inseguridad unió su mano a la del pálido, sintiendo la calidez de aquella mano. -¿Cuál es tu nombre?.- le preguntó con amabilidad.

-Gulf.- el pelinegro siguió jugando con el cachorro, el cual parecía muy feliz por las caricias del chico.

-Lindo nombre.- dijo el mayor haciendo sonrojar al otro.

-¿Usted vino por más flores?.- le pregunto curioso de la amabilidad del hombre.

-En realidad no, yo quería conocerte.- confesó el empresario.

-¿A mi?.- pregunto confundido el moreno y el mayor asintió sonriendo. -¿Porque quería conocerme?.-

-Desde la vez que te vi me pareciste alguien demasiado hermoso y quería ofrecerte trabajo en mi estudio de modelaje, ¿qué dices?.- explicó el CEO.

-Yo... no puedo... yo no encajo en ese mundo.- respondió con tristeza, desviando su mirada hasta el pequeño perro.

-Gulf.- su nombre saliendo de los labios de aquel hombre tan guapo, con esa voz algo grave, le causaba un extraño sentimiento por dentro. -Eres exactamente todo lo que un modelo quisiera, tienes una belleza natural, eres perfecto.- el nombrado soltó algunas lágrimas al escuchar aquello, nadie le había dicho algo así antes.

-Usted es malo.- sollozo el chico. -Chopper, tu papá es muy malo.-

-¿Porque lo dices?, ¿qué dije mal?.- preguntó el pálido algo preocupado.

-No tiene que mentirme para hacerme sentir bien, sé que no soy nada de lo que dijo.-

-Oye, Gulf, no se que te habrán dicho antes pero yo lo digo enserio, eres muy hermoso, tu piel, tus ojos, tus labios, todo tu es hermoso.- explico el castaño, colocando su mano sobre la del menor que seguía acariciando a Chopper.

-¿Acaso necesita lentes?.- preguntó sarcástico el moreno. -Estoy todo sucio, mi ropa está desgastada, mi cabello está despeinado y seco, nada en mi es hermoso.-

-No se quien te habrá dicho que eso no te hace hermoso, pero yo puedo ver mas allá de tu apariencia ahora, porque tu belleza va más allá de ropa linda y algo de maquillaje, tu eres bello de forma natural, Gulf.- en eso, el celular de Mew sonó. -¿Que pasa, Mild?.- respondió la llama, sin despegar su vista del chico que seguía jugando con Chopper.

-Mew son las 10:30, ¿dónde estas?.- pregunto con preocupación su asistente.

-Ya voy, llego en 10 minutos.- el CEO cortó la llama sin esperar alguna respuesta, pues tenía que convencer al menor de ir con él, para después de su reunión poder hablar a solas.

-Adiós, Chopper.- Gulf dejó un corto beso en la cabeza del perrito y se alejó un poco del auto.

-Espera, Gulf.- el chico volvió a ver los oscuros ojos del hombre de traje. -Ven conmigo, tengo algo que hacer, pero quiero comer contigo hoy, ¿tu quisieras acompañarme?.-

-Señor Mew, con todo respeto, esto es extraño, ¿lo sabe?.- preguntó frunciendo el ceño el pelinegro. -Un empresario famoso, rico y guapo, pidiéndole a una persona como yo ir con usted, es como encontrar un diamante entre la arena, esas cosas no pasan en la vida real.-

-Gulf, se que puede parecer irreal o sospechoso, pero te prometo por lo que quieras que no te haré nada malo, solo quiero ayudarte a dejar esta vida.- aseguró el empresario.

-Comeré con usted, pero si algo me parece raro, no dudare en gritar y huir.-

-Lo aceptare, ahora sube, tenemos que ir a mi empresa.- Mew se bajó del auto y rodeo para abrirle la puerta al menor. -¿Puedes llevar a Chopper en tus piernas?.- le pregunto y el chico asintió.

-Espere, ¿dijo que iremos a su empresa?.- pregunto cuando el pálido se subió de nuevo detrás del volante.

-Si, ¿tiene algo de malo?.- cuestionó el castaño poniendo en marcha el auto.

-¿Quiere que me vean así con usted?.- le preguntó señalando su ropa.

-No te preocupes, tengo un elevador especial para mi, te podrás dar una ducha en el baño de mi oficina y le pediré a mi asistente que te consiga ropa de tu talla, ¿está bien?, ¿eso te tranquiliza?.-

-Un poco.- Gulf estuvo todo el camino acariciando al cachorro, pues este parecía muy cómodo con el menor.

Como el CEO había dicho, nadie los vio, subieron solos en un ascensor, con el moreno cargando al can en todo momento, haciéndole caras y cosquillas, haciéndolo ladrar feliz.

-Mew, el CEO de Big Hit te espera en la sala de juntas.- le dijo tan pronto las puertas del elevador se abrieron. -Oh, en serio es lindo.- dijo viendo al menor.

-Mild, tráele ropa de su talla, se dará una ducha en mi oficina, no entras mas que a dejar la ropa.- el empresario no quería hacer a Gulf sentirse incómodo, así que mientras él estaba en su importante junta, esperaba que el menor se relajara un poco para poder hablar bien con él y ofrecerle el trato que llevaba pensando desde el primer día que lo vio.

-Entendido.- el asistente salió en busca de lo pedido y Mew guió al menor hasta su oficina.

-Puedes dejar a Chopper en ese corral, el baño está en esa puerta.- dijo señalando la blanca puerta al lado del sofá. -Ahí encontrarás todo lo que puedas necesitar para bañarte, relájate, no te haré daño.-

-Espero que no.- suspiró el moreno algo nervioso.

-Mild te dejará aquí la ropa, vístete y espera a que vuelva, ¿si?.- Gulf asintió y Mew se acercó hasta él, acercando su mano, pero sin tocarlo. -¿Puedo?.- pregunto.

-Si...- respondió confundido el menor, pero un segundo después el castaño tenía su gran mano acariciando su mejilla.

-Si así te ves hermoso, no puedo esperar a verte cuando vuelva.- Mew no había querido que esas palabras salieran de su boca, pero se dio cuenta de que lo había hecho cuando sintió la cara bajo su mano, caliente. -Lo siento, no quería incomodarte.-

-Esta bien, solo me sorprende que alguien como tu me diga estas cosas.- el pelinegro se había sonrojado ante las palabras, por lo que no levantaba la vista, solo viendo al pequeño can que seguía entre sus brazos.

-Volveré pronto.- el pelinegro asintió y el CEO finalmente dejó la oficina, dejando a Gulf solo.

El chico bajó a Chooper en el corral que Mew le había indicado, dejándolo jugar con libertad. Después se paseó por el enorme lugar, tenía ventanas enormes, dejando ver el claro cielo lleno de nubes al estar en un piso tan alto, de repente la puerta fue abierta.

-Solo vine a dejar la ropa, si no te queda puedes decirme, te dejo.- Mild pasó y dejó en el sofá las prendas, saliendo un segundo después.

Con algo de dudas Gulf decidió entrar al baño, un enorme lugar con una gran regadera. Cerro con seguro la puerta y se despojó de sus feas ropas, dejándolas en una esquina. El agua estaba tibia, relajando por completo su cuerpo, tenía días sin bañarse y en definitiva, hacerlo en ese lugar era muy relajante. Cuando terminó se sentía más limpio que nunca, incluso se sentía menos tenso.

Salió con una bata rodeando su cuerpo, buscando la ropa que dejó el asistente del guapo empresario. Porque claro que sabía admitir que el mayor era muy guapo, había visto algunos anuncios de él y como muchos, se había enamorado de él, deseando tal vez conocerlo, claro que eso fue antes de que terminara en la calle.

Dejando de lado que se sentía como en un sueño, se comenzó a poner la ropa. Había ropa interior nueva, un pantalón negro y una camisa blanca, además de unos zapatos negros. Gulf se colocó la ropa fresca y limpia con gusto, secó su cabello con la toalla y siguió recorriendo el lugar.

Mew tenía muchos libros, fotos de modelos, premios, figuras de caricaturas que Gulf conocía de su infancia, además de fotos de él con Chopper.

-Eras un lindo cachorrito, Chopper.- dijo acercándose al perro, el cual le ladro feliz. -Ven.- tomo al animalito y se sentó en la silla giratoria que estaba detrás del escritorio, volteandola para quedar de frente al enorme ventanal, viendo los pájaros, las nubes, mientras acariciaba a Chopper.

-¿Gulf?.- la grave voz de Mew llenó la oficina, haciendo temblar al menor, pero este solo levantó la mano para que viera donde estaba. -¿Te gusta la vista?.- preguntó el CEO acercándose a él.

-Es lindo desde aquí.- respondió el moreno.

-¿Puedo verte?.- preguntó Mew, deteniéndose detrás del escritorio.

Gulf se sentía algo tímido, sabía que se miraba mucho mejor, pero aun así no llegaba a la belleza del famoso empresario. Se paró, dejando a Chopper en el piso, dio un respiro profundo y se volteo a ver a Mew.

El empresario vio con asombro al menor, los pantalones acentuaban sus largas y torneadas piernas, la camisa marcaba su cintura fina y sus brazos, su cabello estaba algo húmedo aún pero se seguía viendo bien peinado, de forma rebelde pero tierna.

-Te ves espectacular.- Mew se acercó lentamente al menor, poniéndolo tímido bajo su firme mirada escaneando todo su cuerpo. -Casi parece que la ropa fue hecha para ti.- le extendió su mano y Gulf la tomó con timidez. El CEO le dio una vuelta, admirándolo todo por completo.

-¿Siempre haces esto?.- pregunto el pelinegro con curiosidad

-¿Hacer que?.- cuestionó el empresario. -Vamos a sentarnos en el sofá.- aun con sus manos juntas, lo guió hasta el lugar mencionado y se sentaron en él.

-Traer a personas como yo y hacerles creer que los milagros existen.- Gulf se inclinó y tomó a Chopper para colocarlo sobre sus piernas.

-Gulf, esta es la primera vez que lo hago, nunca lo había hecho y se que no lo haría con alguien mas, porque eres tu el que no sale de mi cabeza desde aquel día.- confesó el castaño con algo de dudas, pues temía asustar al chico con sus extraños sentimientos.

-Pero no me conoces.- murmuró el menor, de repente la puerta se abrió, dejando ver al asistente de Mew.

-Wow, si que es hermoso.- comentó Mild sin pensarlo.

-No lo incomodes.- advirtió el empresario, justo cuando Chopper salió corriendo para ladrarle al nuevo chico dentro de la oficina.

-¿Por qué Chopper le ladra?, ¿qué no se conocen?.- pregunto Gulf.

-Chopper no se lleva bien con casi nadie.- respondió Mew poniéndose de pie para dejar a su mascota en el corral. -Pero tu pareces caerle muy bien.-

-¿Van a salir a comer?:- preguntó Mild.

-Si Gulf acepta, si.- respondió Mew sentándose de nuevo junto al menor. -¿Quieres comer conmigo?.-

-Ya te había dicho que si, además es lo menos que puedo hacer después de que me dieras ropa y un lugar donde ducharme.- respondió el moreno con timidez.

-Volveremos en dos horas, cuida a Chopper.- pidió Mew a su asistente, extendiéndole la mano al menor, el cual la tomó tímidamente.

-Adiós, Chopper.- Gulf se despidió del pequeño can y este le ladro en respuesta.

-Claro, el futuro novio de tu papá te tenía que caer bien.- suspiró rendido Mild.

Al CEO no le importó si alguien los miraba tomados de la mano, pues estaba seguro de que quería al pequeño chico junto a él en su vida.

-¿A dónde iremos?.- pregunto el moreno con timidez.

-A un lugar donde podamos comer y tener una conversación en privado.- respondió el pálido cuando se adentraban en el elevador. -¿Hay algo que quieras comer?.-

-¿Tu me dejaras escoger?.- pregunto con emoción el pelinegro.

-Claro que si, escoge lo que quieras, bonito.- el apodo cariñoso salió de sus labios sin pensarlo, pero pareció no molestarle al otro, pues sonrió tímido y bajó la cabeza.

-¿Podemos comer sushi?, tengo años sin comer eso y es mi comida favorita.- comentó Gulf moviendo sus pies con nerviosismo, pues en ningún momento Mew había soltado su mano.

-Claro, a mi también me gusta mucho.- no hablaron mucho en todo el camino, pues Mew quería esperar a que estuvieran en el restaurante, cómodos y tranquilos.

Llegaron a un restaurante elegante, de apariencia cara. Y aun cuando estaban en público, el CEO volvió a tomar la mano del moreno, entrelazando sus dedos.

-¿Te molesta?.- le pregunto directamente a Gulf, viendo sus manos juntas.

-Es extraño, nadie me había tomado así de la mano desde hace tantos años.- la tristeza en su voz fue evidente para el pálido, por lo que le dio un apretón en la mano en señal de apoyo y acarició con su pulgar el dorso de la mano ajena.

-Puedo dejar de hacerlo si quieres.- comentó Mew mientras caminaban hasta la entrada del lugar.

-No, me siento más seguro así.- murmuró el pelinegro en respuesta, sintiendo otra vez el sonrojo recorrer su cara, se sentía poca cosa al lado del empresario, pero le gustaba la calidez que le brindaba el mayor.

-¿Mesa para cuantos?.- pregunto el chico de la entrada.

-Para dos, pero que sea en un área privada, por favor.- pidió amablemente el empresario.

-Muy bien, síganme.- algunas personas en el restaurante volteaban a verlos, claramente reconociendo al empresario.

-Me siento muy observado.- murmuró el menor.

-Es que nadie había visto a alguien tan hermoso como tu.- susurro de regreso el castaño, haciéndolo sonrojar.

-Cuando estén listos para ordenar solo tienen que sonar la campanilla.- el mesero les abrió la puerta de una habitación algo pequeña, con una mesa en el medio, luces y cuadros famosos alrededor.

-Gracias.- dijo Mew y el mesero se fue, dejándolos solos. -Siéntate, ven.- recorrió una de las sillas y dejo que Gulf se sentara, para después ir a sentarse en la silla de enfrente.

-Es un lugar muy bonito, Mew.- comentó el menor, viendo a todos lados menos al hombre frente a él.

-Suena lindo mi nombre saliendo de tus labios.-

-Mew, me avergüenzas diciendo eso.- Gulf sentía su cara caliente, su corazón corriendo como loco y hasta sus manos sudando.

-Solo te digo la verdad, enserio eres hermoso, ¿te molesta que lo diga?.- preguntó algo inseguro el empresario.

-Nadie me lo había dicho desde hace demasiado tiempo, además mi aspecto no era el mejor.- Gulf suspiro, recordando su doloroso pasado.

-¿Quieres contarme que paso?.- Mew extendió su mano y tomó la del moreno sobre la mesa.

-Hace 5 años, cuando recién cumplí los 18, hubo un accidente y mi casa se incendio, los bomberos solo alcanzaron a sacarme, después la casa se derrumbó y ellos murieron, no tengo más familia así que quede solo, pobre y en la calle.- contó el pelinegro, dejando algunas lágrimas rebeldes manchar su rostro.

-Oh Gulf.- jadeo el pálido con sorpresa.

-Desde ese día tuve que buscar alguna forma de vivir, pero no termine mis estudios, no conseguí trabajo porque nadie quería alguien con mi apariencia tan descuidada, así que hice lo único que sabía, esos girasoles que mamá me enseñó a hacer.- termino de contar el pequeño, con el rostro mojado, tratando de secarlo inútilmente con sus manos. -Pero nunca esperé que alguien como tú llegaría y me trataría tan bien.- Mew tomo su silla y la acomodo para estar junto al menor y sin dudarlo lo rodeo en un apretado abrazo, dejando al chico llorar sobre su hombro.

-Sácalo, llora, imagino que después del accidente no pudiste hacerlo porque tenías que trabajar para sobrevivir, pero ahora puedes, desahógate, pequeño.- murmuró el pálido acariciando la espalda del menor, el cual se aferraba a su cintura.

-Si esto es un sueño, no quiero despertar.- sollozo el moreno.

-No es un sueño, bonito, yo enserio quiero ayudarte.- dijo con seguridad el empresario.

-¿Qué quieres de mí en realidad, Mew?.- pregunto apenas alejándose un poco del apuesto rostro del castaño.

-Quiero ofrecerte un hogar, comida, trabajo, un pago, tu solo tienes que decir que si, a menos que no quieras.- Mew no lo dejó alejarse demasiado, solo lo suficiente para verse a los ojos.

-Tengo miedo de que sea mentira y después tener que volver a las calles.- confesó Gulf aun con algunas lágrimas en los ojos.

-Te prometo, por mi vida, que solo quiero que puedas ser feliz y dejes de sufrir en las calles, Gulf.- el CEO hablaba seguro con lo que decir, pues ahora que conocía la verdad detrás de esa mirada triste, quería cuidar y proteger al chico.

-Eres un ángel, Mew.- Gulf volvió a abrazar al empresario y escondió su cabeza en el cuello ajeno, inhalando su varonil aroma.

-¿Quieres comer ya?, después iremos a la empresa y después a casa, ¿si?.- hablo con suavidad el castaño, acariciando los suaves cabellos negros del menor.

-Está bien.- accedió el moreno. Pidieron su comida y comieron mientras platicaban de cosas banales, sin mucha importancia. En ningún momento Mew volvió a su lugar, se quedó ahí junto a Gulf, acariciando su mano de vez en cuando.

-Volveremos a la empresa y te daré un contrato para firmar, de todas formas no harás nada que no quieras, ¿está bien?.- pregunto el empresario cuando ya iban en el auto, de regreso a la agencia.

-Me parece bien.- Gulf ahora sonreía con esperanza, confiando en que el destino había traído algo demasiado bueno a su vida. Después de 5 años de tragedias y sufrimiento, finalmente alguien estaba dispuesto a ayudarlo.

-Te ves aun mas lindo con esa sonrisa adornando tu rostro.- lo halago el pálido, sonrojando al chico.

-Gracias.- respondió tímidamente. -Y se que ya lo sabes, pero tu también eres muy guapo.-

-Gracias, Gulf.- el resto del camino fue silencioso pero bastante cómodo para ambos, Gulf estaba procesando todos los cambios que habían pasado en el día y Mew estaba tratando de contenerse, pues ese chico le alteraba todos los sentidos.

Al llegar a la empresa, el CEO le hizo firmar un contrato, el cual Gulf firmó con seguridad, sabiendo que Mew nunca le fallaría, podía creerle, lo sabía.

-Pues eso es todo, eres oficialmente parte de Moon Studios, bonito.- dijo el castaño tomando los papeles y guardandolos. -¿Quieres ir ya a casa?.- le pregunto tomando su mano, como ya se le había hecho rápidamente costumbre.

-Si tu quieres, por mi esta bien.- el menor había estado sonrojado en cada momento que estaba junto al mayor, pues este siempre le hacía comentarios lindos.

-Está bien, vayamos para poder mostrarte dónde dormirás.- Mew se puso de pie y tomó su bolso. -¿Quieres llevar a Chopper tu?.-

-Sí.- respondió con emoción el pelinegro y corrió a tomar al can, pues este parecía muy feliz con el chico.

-¿Ya se van?.- pregunto Mild entrando a la oficina.

-Si, lo llevaré a mi casa, se quedará conmigo a partir de hoy, además ahora forma parte de la agencia.- explicó el CEO, caminando hasta donde Gulf estaba parado con Chopper en sus brazos.

-Que bien, Mew es muy amable, así que seguro estarás muy cómodo con él.- comentó Mild sonriendo.

-Lo sé, Mew es muy amable.- afirmó el moreno sonriendo.

-Adiós, Mild.- Mew entrelazo su mano con la del menor y los dirigió hasta el ascensor.

-Adiós, jefe, adiós, Gulf.- se despidió el más bajo.

-¿Desde hace cuanto tienes a Chopper?.- pregunto el pelinegro cuando estuvieron dentro del auto.

-Desde que él era un pequeño cachorrito, hace 7 años.- respondió el mayor sonriendo.

-Es muy bonito, siempre quise tener un perro, pero mamá era alérgica a su pelaje, así que no me dejaron.- comentó Gulf con algo de tristeza.

-Llegamos.- anunció el empresario. -Chopper usualmente duerme conmigo, pero si quieres puede dormir contigo.-

-Si, me gustaría, al menos hasta que me acostumbro.- dijo con timidez el menor.

-Esta bien, mira esta será tu habitación.- le mostró el CEO la habitación de invitados. -La mía está justo al frente, por si necesitas algo, ya sabes que está el baño al final del pasillo, en la primera planta está la cocina por si quieres agua o algo.-

-Muchas gracias, Mew.- Gulf se paseo por el cuarto, era sencillo pero tenía una gran cama, un escritorio, un espejo y una lámpara en la mesita a lado de la cama.

-Te dejare algo de mi ropa, hasta que podamos ir a comprar alguna de tu talla, ¿si?.- informo el mayor trayendo consigo un par de prendas suyas y unos trajes que había traído desde la empresa.

-Esta bien, enserio agradezco esto, eres el ángel que nunca espere que llegaría a mi vida.- dijo Gulf suspirando.

-Descansa, bonito, mereces solo ser feliz.- Mew se acerco hasta él y paso su mano por el suave cabello del menor.

-Descansa, Mew.- el moreno le sonrió e incluso sus ojos brillaban con esperanza.

Tan solo un mes después, Gulf ya era un modelo reconocido en todo Tailandia, su belleza natural había enamorado a muchos, sumándole su carisma y amabilidad, lo hacían el modelo perfecto con el que toda marca quería trabajar.

Ambos comían juntos, todos los días, se podía decir que ahora se conocían demasiado. Gulf ahora era más abierto con Mew, estaba tranquilo con el CEO y por supuesto, cada día se enamoraba más del mayor. Qué decir de Mew, este amaba ver al menor en cada sesión de fotos, se derretía cuando lo veía sonreír a la cámara, cuando posaba.

-¿Tienes algo que hacer a las 5?.- preguntó Gulf desde el sofá de la oficina del CEO, pues la mayor parte del día se la pasaba ahí con el pálido.

-Nada, ¿porque?.- respondió Mew viendo al menor con una sonrisa.

-Tengo una sesión de fotos y quiero que estés ahí.- comentó el menor con el rostro sonrojado.

-Por eso dije que no tenía nada, sé todos tus horarios, bonito, y estaré en cada uno de tus trabajos.- el empresario se puso de pie y caminó hasta el sofá, sentándose al lado del moreno.

-Gracias, Mew, este ha sido el mejor mes en 5 años, todo gracias a ti.- Gulf volteo a verlo y fue él quien tomó las grandes manos del pálido entre las suyas.

-No me agradezcas nada, tenerte aquí, feliz, con esa sonrisa constante en tu rostro, es más que suficiente.- una de sus manos fue hasta el rostro del moreno, acariciando su mejilla con suavidad.

-Te quiero, Mew.- confesó el menor, pues sentía que debía sacarlo ya de su pecho.

-Yo también te quiero, bonito.- Mew no quería apresurar las cosas, por lo que solo atrajo al chico y le dio un beso en la mejilla para después abrazarlo.

La sesión de fotos se llevó a cabo con normalidad, el dueño de Moon Studios miraba encantado la naturalidad con la que Gulf modelaba, posaba y lo bien que le quedaba el maquillaje, haciéndolo ver más hermoso que nunca.

-Terminamos, Gulf puedes irte a cambiar.- anunció el fotógrafo.

-¿Nos vamos a casa, Mew?.- pregunto Gulf al mayor, llegando hasta estar frente a él.

-¿No quieres cambiarte primero?.- cuestionó el castaño curioso.

-Lo haré rápido.- el moreno corrió al camerino y 5 minutos después salió en jeans y una camiseta negra.

-Vamos a casa, bonito.- Mew entrelazo sus manos como de costumbre y los guió hasta su auto.

En casa cenaban juntos, veían películas, pero aun así siempre dormían en cuartos separados, porque aunque sabían que se querían cada día más, aún no se confesaban sus verdaderos sentimientos.

-Yo creo que ya iré a dormir.- dijo el moreno entrando a la sala, una vez ya se había cambiado y desmaquillado.

-No se si te ves mas hermoso con maquillaje o sin él.- comento Mew viendo la bella cara del menor.

-¿Cuando dejaras de hacer eso?.- preguntó Gulf sonrojado.

-Nunca, me gusta sonrojarte, bonito.- el CEO se levanto, llegando hasta él, dándole un beso en la mejilla. -Me iré a dar un baño, descansa.-

-Buenas noches, Mew.- el pelinegro volvió a su habitación y se dejo caer en la cama con una sonrisa en el rostro.

Otro mes se había pasado volando, ahora tenían dos desde que estaban juntos en la casa de Mew. Pero su relación no había cambiado, solo se decían te quiero y se daban uno que otro beso en la mejilla.

-Mew, Gulf tiene una sesión a las 4, pero tú tienes una junta desde las 3:30.- le informó su asistente entrando a su oficina.

-Lo sé, le diré a Gulf que no podré estar hoy con él, gracias por avisarme.- dijo Mew tomando su celular para llamar al chico. -Hola, bonito.- lo saludo cuando la llamada fue atendida.

-Hola, Mew.- recibió el tímido saludo del menor.

-Quería decirte que hoy no podré estar en tu sesión de fotos, tengo una junta y tal vez termine tarde.- comento el castaño con pesar.

-Oh no te preocupes, después te cuento como me fue, suerte en tu reunión.-

-Gracias, bonito, nos vemos para volver a casa.- Mew estaba encantado con lo lindo del chico, siempre entendía cuando no podía ir a sus sesiones.

Esa tarde fue pesada para el CEO, llena de trabajo y papeleos, mientras que Gulf solo tuvo algunos cambios de atuendo para su sesión de fotos, algunos retoques de maquillaje y ya.

-¿Estás ocupado?.- la puerta del otro lado de la oficina fue tocada, llamando la atención del empresario.

-Adelante, bonito.- respondió el castaño sonriendo, pues podía reconocer la voz del menor en donde sea.

-¿Aun tienes trabajo?.- pregunto entrando a la oficina, dejando ver su lindo rostro ligeramente maquillado, vistiendo un pantalón negro y una camisa color vino con cuello uve.

-Luces precioso.- Mew nunca perdía la oportunidad de halagar la belleza del moreno. -Ya termine mi trabajo, vayamos a casa.-

-Gracias, Mew.-

Para todos en la empresa no era una novedad verlos juntos, tomados de la mano, incluso muchos pensaban que eran pareja, aunque ellos no lo admitían.

-¿Quieres comer?.- pregunto Mew una vez estuvieron en casa.

-Creo que primero me cambiare, esta ropa es algo incomoda.- respondió el menor.

-Adelante, bonito.- Gulf fue a su cuarto y se cambió, se puso una enorme camiseta y unos shorts.

-¿Mew, tienes algo con que desmaquillarme?.- pregunto el pelinegro entrando a la cocina, donde Mew sacaba cosas para preparar la cena.

-Claro, las tengo en mi cuarto, vamos.- el empresario dejó todas las cosas sobre la mesa y tomó la mano del menor para dirigirlos a su cuarto.

-Nunca había entrado a tu cuarto.- dijo Gulf viendo cada detalle de la habitación.

-¿Me dejas quitarte el maquillaje?.- preguntó el mayor viendo a los brillantes ojos de su más lindo modelo.

-Claro.- respondió con timidez Gulf, le ponía nervioso que el mayor quisiera hacer eso, pero nunca le negaría nada.

-Siéntate en mi cama, ya vuelvo.- Mew fue hasta el baño por las cosas necesarias y volvió, sentándose frente al moreno.

En silencio sacó un par de toallitas, pasándolas por el rostro ajeno, con suavidad retiraba cada gota de maquillaje, dejando al descubierto la tersa piel canela del chico que le había robado el corazón.

-Tu belleza natural me encanta, bonito.- comentó el CEO cuando finalmente dejó limpio el rostro del moreno.

-Te amo.- suspiro Gulf, confesando sus reales sentimientos, pues cada vez que Mew lo llamaba de esa forma sentía que su corazón iba a estallar.

-También te amo, bonito.- el castaño dejó las cosas a un lado, tomando entre sus manos la cara del menor, acercándolo a un tierno y dulce beso.

Gulf casi salta de la emoción, sintió su cuerpo fundirse ante la sensación de los labios del pálido moviéndose sobre los suyos. No era el primer beso de ninguno, pero si el primero que los hacía sentir que ahí era donde pertenecían, entre los brazos ajenos. Sus labios encajaban a la perfección, se mordían y succionaban con ansias, pasión, pero sobre todo amor. Incluso Chopper ladraba a los enamorados, como celebrando que finalmente se habían declarado amor.

Esa belleza natural que a todos había enamorado, pero que Mew se había encargado de sacar a la luz, era sin duda sólo una de las tantas cosas de las que enamoraron a Mew. Y después de tantos años de desgracias, Gulf finalmente podía decir que había encontrado a su pequeña familia.


✨✨✨✨✨✨✨✨✨

Holaaaa.

Esta vez me quedo muy dulce la historia, tenia ganas de hacer algo muy cute y me gusto el resultado.

Esta muy random y sin mucha historia, pero espero que les haya gustado.

La nota de hoy es corta, pero no tengo nada mas que decir jeje. 

Cuídense, tomen agua y nos leemos pronto.

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