No tengas miedo (2)
Dedicado a mi querida KillerGoddess12
El sol era radiante, los pájaros cantaban alto impidiéndole a la albina poder descansar bien y por supuesto como todos los días su celular sonaba como loco, no, eso no era como todos los días, apenas reaccionó que esto sucedía se despertó de golpe sin tomarle importancia a que estaba desnuda en la cama de su novio y que estaba sola en la habitación, apenas tomó su celular contestó sin ver el nombre soltando un sonrojo bostezo debido a la agitada noche que tuvo el día anterior
—¿Bueno? —
—Nena!!! Que bueno que contestas ya te íbamos a reportar como persona desaparecida—elizabeth retiro un poco el teléfono de su oído debido a el grito de la pelo morada, melascula estaba detrás de él teléfono al igual que todas sus amiga soltando exclamaciones de tranquilidad al escuchar a su amiga albina—Lo último que supimos es que fuiste a el baño y desapareciste ¿Donde estabas? —
—Si yo... —elizabeth enrojecio al instante mientras se cubría su cuerpo desnudo lo más que podía bajo las sábanas blancas—Y-yo tuve sexo con meliodas—.
—... —todas se quedaron en un total silencio completamente anonadada de lo que estaba diciendo y aunque al principio les dio emoción derieri tomó el teléfono hecha una furia sin permitir que mela felicitarla a la albina — Elizabeth dime que ese enano pervertido no se aprovecho de que estabas borracha —
—N-no derieri de verdad yo le pedí que lo hiciera, al principio no quería pero acepto —la de cabello anaranjado soltó una exclamación de tranquilidad y acto seguido se sentó en el sillón de la casa de la pelimorada y relajo el cuerpo, al menos había un problema menos
—Felicidades eli!!! Mi bebe perdió su virginidad que emocionada estoy!!! —
—Mela!!!—rápidamente todas la atacaron en una guerra de almohadas que hizo reía a elizabeth al instante tenía unas amigas locas pero que la querían demasiado, hoy en día ya no había amigos así como todas ellas
—Déjenme disfrutar de mi felicidad!!! —
—Chicas no se como voy a ver a meliodas ahora —
—con los ojos—
—Derieri!!! — ahora fue a la peli anaranjada a la que la atacaron con almohadas, la pobre de la albina estaba demasiado nerviosa de cómo podría hablar con él rubio después de la forma tan vergonzosa en la que la había visto, esta a sonrojada, sus pechos no dejaban de rebotar y gemia tan alto y como una loca que le daba vergüenza solo recordarlo
—Mira linda tranquila, te puedo asegurar que él será muy atento contigo así que no te preocupes—
—¿Por? —
—Tiene miedo — la albina se quedó callada ante la declaración de gelda la cual estaba con una mini sonrisa, elizabeth estaba más que confundida meliodas no tenía miedos ¿o si? — Cree que estas arrepentida y tratara de hacer que vuelvas a confiar en él—
—Pero yo mima le dije que lo hiciera—
—Si pero eso no quita que haya desatado a su animal ¿o me equivoco? —elizabeth solo se quedó callada mientras se sonrojaba, era cierto, la embestida con tanta fuerza y rudeza que parecía un animal aunque al principio lo había hecho lento más aparte ese momento en el que le gruñia y gemia diciéndole que la necesitaba, que la necesitaba a ella, había sido muy sexy de su parte — Pero no te preocupes, algo me dice que todo irá bien desde ahora —
—¿Tu crees? —
—Por supuesto querida, ahora nosotras te dejamos seguro quieres ver a tu hombre — ya no pudo decir mas por qué al instante colgaron dejándola sumida en un silencio abrumador y su pecho latiendo con velocidad, joder eso no la había ayudado, seguía sin tener la valentía para verlo directamente a los ojos, se había comportado de una forma tan lujuriosa tanto que podía recordar como sus ojos de él brillaban de la emoción al tenerla desnuda bajo su agarre y gritando de el placer, solo se recostó nuevamente en la cama boca arriba tapando lo más que podía su cuerpo desnudo pensando en que hacer cuando viera a su amado, sin cobrar que le dolían las caderas y no quería pararse de la cama
—¿Nena, puedo pasar? — justo en quien estaba pensando se sentó en la cama recargando su espalda en la cabecera y volteo a ver la puerta cerrada con una sonrisa
—Si... — al instante la puerta se abrió con lentitud revelando a aquel hermoso rubio que adoraba, llevaba en sus manos una charola con algo que parecía un cereal con leche y a su lado había un pequeño florero que tenía una hermosa rosa roja en este, elizabeth no sabía si abrazarlo o llorar —¿Mel? —
—Te traje el desayuno, supongo que no has podido pararte y lamento que sea solo un cereal sabes que la cocina no es lo mio— una suave risa salió de la boca de la albina sonrojando a su pareja quien solo le deposito un beso en la frente y le dejó aquella bandeja sobre su regazo con una sonrisa, la albina solo sonrió, se sostuvo la sabana para que sus dos grandes pechos no se mostrarán y se llevó una cucharada de el cereal a la boca, puede que fuera solo cereal con leche pero sabía a amor y cariño, un silencio se formó en la habitación algo tenso —¿Amor? —
—¿Qué sucede mel? —
—¿Te...te arrepientes de lo de anoche? — justo lo que gelda le había dicho, meliodas estaba inseguro de que lo que pasó le haya gustado y a pesar de cuando terminaron le aseguro aún más que lo amaba parecía que tenía sus dudas
—Meliodas disfrute mucho lo de anoche, fue algo increíble y especial solo me da algo de vergüenza —
—¿Vergüenza? —
—Me porte de una forma tan lujurioso y gritaba muy fuerte — una suave risa comprensiva salió de el pecho de meliodas el cual ya estaba claramente vestido, tan solo le dio un beso en los labios saboreando el sabor a el cereal, el amor y la lujuria en ese beso y acto seguido se separó
—Eso te hizo ver más hermosa oh eli estoy tan feliz de lo que paso— parecía un niño pequeño sin contar que se veía demasiado relajado, su cuerpo no estaba tenso, sus cabellos estaban igual de rebeldes y su rostro tenía una cara de paz que la hacía sonrojar, ahora sabía la razón por la que gelda decía que una buena cogida te ponía de buenas —De verdad me encantaría repetirlo, pero quiero dejarte descansar —
—Tranquilo, me ha gustado demasiado y me gustaría volver a hacerlo pero m-me duelen las caderas —
—Lo lamento eli creo que me pase un poco— dijo este algo sonrojado acariciando sus cabello y mirando como ese miedo se iba de su cuerpo dando paso a elizabeth quien solo dejó de sostener la sabana dejando que esta cayera liberando sus dos grandes y suaves colinas quedando expuestas ante el rubio—Yo... —
—hum? —
—¿P-puedo? — elizabeth supo al instante a lo que se refería, sus pechos, quería volver a tocarlos y sentirlos, necesitaba sentir esa suavidad y esa calides, tan solo se llevó una cucharada más a la boca degustando el sabor dulce de el cereal y dejó la bandeja de lado en la mesa de noche y lo miró fijamente
—Si... —ya no pudo decir más, al instante sintió como las cálidas manos de su novio recorrían los bordes de sus senos haciéndola suspirar y cuando sus toques pasaron a ligeros apretones sus peones se pusieron duros, pudo notar como meliodas temblaba mientras los tocaba y cuando parecía que haría algo más solo la abrazo y metió la cara entre ellos —¿Mel? —
—Dije que te dejaría descansar...son muy suaves— ella solo se sonrojo con fuerza sonriendo levemente —Te llevaré a casa de mela, seguro tus padres irán a su casa para recogerte, aunque me encantaría estar contigo más tiempo — elizabeth solo soltó un suspiro de resignación, si por ella fuera estaría todo el día con su amado
—Está bien—
*
Ya habían pasado muchos meses desde lo sucedido y justo en ese momento era el día de su graduación, todos vestían togas largas y negras debido a que eran los graduados y a pesar de toda la felicidad meliodas solo pensaba en una cosa, el momento de pedirle matrimonio a su amada albina, tuvo que dejar de pensar en eso al instante cuando sintió como cierta persona conocida se sentaba en sus piernas con cada una alrededor de su cadera, fue inevitable saber de quien se trataba
—¿Qué tienes cariño? Estás muy distraído el día de hoy— meliodas solo se rio levemente tomando de las caderas a su chica y luego de la nada paso una de sus manos por su pierna dándole un delicioso escalofrío a la albina
—Todo está bien nena, creí que estabas con tus padres —
—Si, ellos ya están en la ceremonia y no quiero estar ahí va a tardar mucho— un puchero tierno salió de los labios de elizabeth enterneciendo demasiado a su novio quien solo solo se acercó para que sus respiraciones chocaran— Estoy aburrida... —
—¿Aburrida? ¿Hum? — una sonrisa coqueta cruzó los labios de la albina al instante, sabía a que se refería —¿nos divertimos un rato? — se necesito un simple asentimiento por parte de su mujer para que ambos se separaran entre risa y fueran en silencio hacia el lugar testigo de sus encuentros, el armario de escobas donde estaban trapeadores, cubetas, escobas junto a algunos trapos y productos de limpieza, apenas se encontraron en aquel él la puso contra la pared acorralandola entre sus brazos y sin dudarlo ni un momento la beso con pasión chupando sus labios y tocando desesperado todo su cuerpo, apretó sus senos con fuerza, apretó su trasero y remato cargandola de los muslos rodeando sus piernas en su cadera —ngh Mmmm—se separaron por la falta de aire sintiendo la pasión en sus pieles de inmediato para su mala suerte la toga de graduación le quedaba muy larga, no podía sacar sus senos para besarlo y chuparlos y si llegaba a levantarla ambos sentirían incomodidad, solo puso una sonrisa perversa dando un efecto inmediato en las bragas de elizabeth quien solo se sonrojo al máximo — Bueno linda hoy haremos algo diferente ¿si? —
—Si, meliodas hazme lo que quieras solo tómame — pensar que hace unos meses ella evitaba esa parte de él le daba risa y ahora era ella la que le pedía que tuviera sexo o más bien que hicieran el amor cuando pudieran, meliodas se puso de rodilla quedando a escasos centímetros de la intimidad de la chica y ante la lujuria que Florencia en sus corazones le alzó aquella toga hasta la cadera dejando a la vista sus bragas blancas, al instante elizabeth se sostuvo la toga para que el pudiera tocarla
No se pudo contener, al instante empezó tocando sus largas piernas con ligeros roces de sus dedos sonriendo con coquetería y finalizando todo apretando su tracero y hundiendo la cara en su intimidad, todo el cuerpo de la albina tembló
—M-meliodas... —
—Vamos empezando hermosa— sus manos desesperadas la exploraban, incluso las palmas de sus manos subieron hasta sus pechos para apretarlo sobre el sostén con fuerza, debido a que tenía la cara entre sus piernas sintió con gozo como ella se mojaba más por él, solo gruñó por lo bajo excitando a su mujer por aquel delicioso gruñido que había soltado, era tan sexy su hombre — Estas tan mojada~ —
—¿Eh?... AHHHH!!! —lo siguiente que sintió la hizo perder la cordura, estaban cortos de tiempo por lo que meliodas tenía que conseguir que estuviera lo suficiente mojada para él rápido, la lengua de meliodas exploraban sus tiernos pliegues rosados por encima de la suave tela de sus bragas y esa mísera acción provocó una corriente eléctrica que la tocó entera—Meliodas ahhh—
—Gimes tan lindo~— gruñó este contra la tela, tenía los ojos cerrados, sus cabello le caían por la frente y estaba igual de es citado que ella, tomó el elástico de su braga con delicadeza y cuando sus ojos se abrieron somnoliento de la sensación los junto con los de ella bajando al mismo tiempo sus bragas dejando aquella fruta prohíba de la que ya había comido anteriormente y le encantaba hacerlo
—¿Lista cielo? —
—Solo hazlo ya—
—Nishishishi— el rubio solo se acercó lentamente sin apartar sus ojos, sacó la lengua con lentitud y dio una ligera lamida suave como la de un gatito, la albina se estremeció ante el contacto, lento pero radiante, húmedo y muy suave, todo su interior se contrajo con fuerza ante la sensación tan deliciosa que se aferro a los cabellos de su amado para que lo hiciera aún más
—Ahhh ahhh mmm—
—Eres tan deliciosa~—sus susurro la estaban volviendo loca, su lengua exploran a todo lo dentro de ella acariciando sus pequeños labios y mojando la aún más y de la misma manera que como la primera vez coloco los labios sobre su perla de placer comenzando a chuparla con intensidad, todo si cuerpo tembló ante esto, sus varoniles gemidos, sus roncos gruñidos y la forma en la que chupaba su clitoria, elizabeth se sentía en la gloria—Ngh!! —
—Ahhh!!! Meliodas más!!! —
—Grr ngh!!! — esos gruñidos la volvían loca, todo su interior se contraía extasiado de escucharlo y sentir, toda su mente se nubló, su boca no dejaba de hacer esos sonidos y cuando estaba tan mojada que parecía que llegaría a su orgasmo meliodas se separo usando toda su fuerza de voluntad, se subió su toga, se bajó el pantalón que llevaba debajo junto a su bóxer y libero su goteante y grueso miembro el cual ya estaba demasiado duro, de solo verlo la albina se sonrojo con fuerza y desvío la mirada, una sexy risa brotó de los labios de aquel sensual ser — No te avergüences nena, todo esto es tuyo—
—Mmmm— ella gimió inconscientemente debido a esto, meliodas la coloco de espaldas con sus pechos en la pared y tras sostenerla fuerte de las caderas comenzó a acariciar aquel vértice entre sus piernas con delicadeza, solo acariciandola sin penetrarla — Ahh ah ahhh—
—Ngh elizabeth—
—Por favor meterlo, tómame ya amor mio—
—Elizabeth!!! — estaban más que cortos de el tiempo, la ceremonia estaba por comenzar y ellos apenas estaban por iniciar así que meliodas se sostuvo de la pared con una mano, la otra la dejó en su cintura y cuando le susurro su plan a la oreja ella asintió con la cabeza el rubio se delito con ver como su interior lo absorbía de poco a poco admirando el bello sonrojo y la expresión de su amada y apenas se encontró en ese cálido y húmedo espacio empezó con unas embestidas frenética que lo hicieron llorar de el placer —AHHHH!!! Joder que rico!!! —
—Ahhh meliodas... Meliodas!!! — la estaba embistiendo sin piedad alguno, con tanta rapidez que ella sentía que se iba a comer loca, sus cuerpos chocaban, sus togas estaban hechas un revoltijo mientras se levantaban y sus cabellos estaban por completo revueltos, la sensación era tan deliciosa que ambos empezaron a salvar, era muy diferente empezar lento a desde el inicio ir rápido por lo que ahora lo sentían como la primera vez, quería sentirla entera, movio sus caderas en círculos acariciando todo el interior de la mujer que amaba haciéndola casi que convulsionar y esa acción hizo que volviera a entrar y salir de su interior con más fuerza y velocidad que antes, sus paredes lo apretaban, su miembro se volvía cada vez más grande y duro por lo que disfrutaba de esa pequeña pisca de dolor que le daba su encuentro—AHHHH KYAAA MELIODAS!!!! —
—¿Escuche un grito o solo lo imagine? — el sonido de dos personas llamó sua tensión, meliodas solo sonrió , le excitaba el hecho de ser descubierto tomando a su mujer para demostrar que era suya pero ella no pensaba lo mismo, tan solo le puso dos dedos justo frente a sus labios pidiéndole que los llevara a su boca para controlarse dándole a entender que no dejaría de embestir la salvajemente, elizabeth no dudo en hacerlo al instante, se llevó sus dedos a la boca y los chupo con intensidad ahogando sus gemidos
—Grrr eso es no dejes de chuparlos~— gruñó este contra su oído aumentando el ritmo de sus embestidas, los sonidos acuosos de su vagina lo tenían excitado y la forma en la que chupa sus dedos lo hicieron ir más rápido, su interior lo ahogaba con fuerza apretando toda su largura, los pasos de las personas se alejaron después de unos instantes y cuando meliodas percibió que estos se retiraban le quito sus dedos de la boca y al fin elizabeth pudo volver a gemir con fuerza —Ahh eli—
—Meliodas!!!! V-voy a... —
—S-si yo también cielo ngh elizabeth!!! — el sonido de la música de graduación los hizo voltear dándose cuenta que el evento ya había comenzando y con un último grito de placer el rubio se corrió con fuerza en el interior de la mujer que amaba, era la primera vez que lo hacía a decir verdad pero no se preocupaba, sabia que ella estaba tomando anticonceptivos por lo que no podría quedar embarazada, sus respiraciones estaban aún agitadas, el rubio salió de el interior de su mujer subiendo su bóxer junto a su pantalón y ayudándola a ponerse sus bragas, bajar su falda y bajar la toga salieron con rapidez envueltos en risas, al menos alcanzarían a llegar
*
Todos estaba en la fiesta de graduación brindando por el hecho de que eran libres de la escuela y ahora ya podían empezar su vida laboral e incluso formar una familia, el brindis por parte de los maestros se escucho, muchos alumnos bailaban en la pista de baile y apesar de la música fuerte meliodas y elizabeth se estaban besando con cariño disfrutando de ellos dos
—Lamento lo de hace rato creo que me excedí —dijo este sonriendo algo arrepentido y acariciando la mejilla de la mujer que amaba con delicadeza
—No importa, lo disfrute demasiado— un beso más y entonces las amigas de la albina llegaron completamente felices con sonrisas en sus rostros sosteniendo varias cosas en sus manos, eso hizo que la albina se confundiera aún más —¿Chicas que es eso? — una misteriosa risa por parte de meliodas llamo aun más su atención, el rubio de ojos jade la tomó de la mano con una sonrisa tranquilizadora y luego de la misma forma comenzó a guiarla hacia el exterior dejándolos a todos en el campus sorprendiendose de que todos los estaban siguiendo y la música se había parado— ¿meliodas, que sucede? —
—Nishishishi ya veras— la luna brillaba sobre las cabezas de todos, la bola de gente que solo quería estar de chismosa saltaba de felicidad mientras que la albina de la albina empezaron a formar con las cosas que tenían entre sus manos una pregunta mirando a la rubia prima de meliodas sonreir y terminar de arreglar la pregunta en ese momento meliodas hizo que elizabeth parara su andar y con una seña le hizo saber que se diera la vuelta, eso cambió su vida
—Elizabeth ¿Te quieres casar conmigo? — de su saco saco una bella caja de terciopelo negro donde estaba un anillo de plata y una joya brillante en el centro mientras se ponía de rodillas, las lágrimas no tardaron en salir de los ojos de elizabeth — Se que no eh sido el mejor y que te eh hecho daño muchas veces pero estoy seguro de que quiero que seas solo tu la mujer de mi vida, quiero estar a tu lado por siempre y para siempre así que eli ¿Aceptas? —
La mujer se quedó en silencio tratando de contener sus sollozos mirando todo sus panorama, la gente le sonreía diciendo que si aceptará, sus amigas estaban incluso hasta llornaod de la emoción y al final de ella estaba esa misteriosa rubia que su amado le había dicho que lo ayudaba a prepararle una sorpresa, así que ese era el secreto, le quería proponer matrimonio, luego dirigió su mirada a meliodas, sus ojos verdes brillaban por las lágrimas contenidas, se mordía el labio inferior con nerviosismo y miedo a que no aceptará y cuando su cuerpo empezó a temblar ella se lanzó a abrazarlo en el pasto con fuerza rompiendo en llanto al instante
—Si y mil veces si meliodas!!! Te amo—
—Yo mas amor mio!!! —entonces los aplausos de hicieron presentes en todos al igual que silbidos por partes de los profesores quienes admiraban tal escena hermosa justo frente a sus ojos, nunca hubo abrazo tan profundo y cargado de amor que el que la gente presencio en aquel lugar, se seoaron con rapidez poniéndose de pie y sin dejar de sonreír meliodas le coloco ese hermoso anillo en su dedo besándose al instante y fundiendo el sabor de el amor, lo salado de las lágrimas y lo dulce de el momento —Te amo, te amo, te amo!!! —
—Que bonito!! Derieri voy a llorar—
—Ay mela—
—Chicas tenemos que preparar una boda!!! — todas gritaron con emoción entre lágrimas corriendo hacia la pareja quien no se había separado de el beso hasta que sintieron como todas ellas los abrazaban con felicidad en sus acciones— Oh ay tantas cosas, el vestido, los manteles, el salón, los recuerdos, el fotografo—
—Tranquila gelda primero ay que ponerle fecha— dijo elizabeth entre risas abrazándose a su novio quien solo volteo hacia arriba para admirarla y asintió con la cabeza—Pero sin dudas serán mis damas de honor —
—Que emoción!!! — esa noche fue la mejor en sus vidas sin duda alguna, después de que la fuera terminará a altas horas de la noche meliodas y elizabeth hicieron el amor una y otra vez hasta que terminaron tan exhaustos que tuvieron que dormir, la felicidad de sentir sus pieles juntas, pegadas, desnuda, era la sensación más hermosa de todo el mundo, meliodas se abrazo a el cuerpo de la mujer albina quien yacía dormida a su lado, su belleza era equiparable, miró sus labios algo rojos debido a todos los besos que le había dado hace unos instantes y finalizó con mirar su mano derecha, aquel anillo que había comprado hacía ya un tiempo, la amaba como nunca antes había amado a alguien y sin dudar alguna estaba dispuesto a darle su alam y vida entera con tal de estar juntos siempre
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