No tengas miedo (1)

Dedicado a Beth1319

La albina estaba caminando por los pasillos de la escuela como todos los días solo que esta vez había un pequeño problema, meliodas no la acompañaba de la mano como siempre, ese día le dijo que llegaría algo más tarde así que no pasaría por ella cómo era habitual, ya llevaban un año de relación apuntó de cumplir los dos y eso la ponía muy feliz, ese rubio llevaba ya un tiempo actuando raro y eso la asustaba pero no podía serle infiel ¿verdad? la amaba ¿no?, confiaba demasiado en él y también loa doraba tanto que lo daría todo por él

—Eli!!!— la voz de sus mejores amigos llamaron su atención lo suficiente como para salir de sus pensamientos —¿Y meliodas?—La albina solo solto un suspiro debido a esto y se volcó frente a todos ellos con la mirada gacha.

—Dijo que hoy llegaría un poco más tarde —

—No se tu nena pero yo creo que ya se canso...— todos golpearon a melascula apenas esas palabras abandonaron su boca pues lo que menos querían era que elizabeth se pusiera mal, claramente la peli morada se sobó por el golpe y se cruzó de brazos al instante, melascula aveces hablaba de más

—No le hagas caso linda, sabes cómo es mela — le respondió derieri con una mini sonrisa dándole algo de seguridad a la albina aunque sabía claramente de que hablaba la de cabello morado, meliodas era alguien apasionado, intenso y leal, más de una vez habían estado a nada de tener relaciones sexuales pero cuando ella estaba a nada de dejarse ir un miedo intenso de que la lastimara le venía a la cabeza separándose al instante, su rubio siempre le respondía con la misma frase "no tengas miedo" y no hablaba exactamente de tener sexo con él, se refería más que nada a que no le temiera a él, que no tema que va a lastimarla sino que va a consentirla, después de la última vez ni había vuelto a tocarla, besos, abrazos pero no la toca de una forma más erotica y aunque eso la calmaba también le daba una frustración enorme, deseaba a meliodas pero su miedo era mayor que ese deseo

—Vamos chicos!!! todas sabemos cómo es meliodas y no le gusta sentirse rechazado—

—Pero mela, meliodas no es como esos hombres que te piden tener sexo como prueba de amor, sino créeme que Elizabeth habría perdido la virginidad hace mucho tiempo — respondió gloxinia metiéndose a la conversación de las damas, lo que decía el peli rojo era cierto, meliodas no era como esos hombres de hoy en día que chantajeaban a sus novias con pedirle si primera vez a cambio de amor, al contrario, le estaba dando su tiempo para que perdiera el miedo y le permitiera acercarse a ella de una forma más lujuriosa, por esa razón adoraba a meliodas

—Si pero eso no quita que esté deseoso, tú sabes bien que lleva enamorado de ella siglos y siempre quiso tenerla en su cama —

—Si pero meliodas respeta mucho ese miedo que Eli tiene, no es capaz de obligarla a tener relaciones — se metió gelda en la conversación quien solo escuchaba y hasta ese momento había decidido hablar

—Ammm sigo aquí — los autonombrados mandamientos se quedaron callados al recordar que la novia de el rubio estaba ahí por lo que solo se rieron nerviosos pues ella estaba totalmente sonrojada — lleva actuando raro conmigo toda la semana ¿creen que sea por eso?—

—Elizabeth puedes confiar en mi, meliodas no te dejará por el hecho de que te niegas a tener relaciones se cuales con él, te adora demasiado como para hacer eso— la albina quería confiar en las palabras de la peli naranja, de verdad quería creer en derieri pero ¿de verdad era así? La última vez que estuvieron a nada de hacerlo vio una oscuridad tan sensual en sus ojos que se sonrojó con fuerza, recordaba sus besos en su cuello, la forma en la que acariciaba su cintura y cuando ya ninguno de los dos traía pues su camisa ella lo detuvo en seco, luego estalló en llanto de lo culpable que se sintió pues solo miro la desilusión en la mirada de su novio y próximamente miro como la abrazaba con tristeza para consolarla mientras repetía lo mismo de siempre "no tengas miedo" esa vez habían dormido juntos, él no la había tocado ya a pesar de haberse quedado con la ganas la arrullo hasta que se quedó dormida

Ese momento término aún mucho más enamorada de él que antes pero después de esa ovación fue cuando empezaron sus comportamientos raros empezando por qué apenas la miraba, la evitaba, se veía con alguien a escondidas y ahora resultaba que se tardaba en llegar, Elizabeth si que estaba preocupada, lo amaba demasiado, lo quería más que a su vida y no soportaría perderlo por una estupidez como esa, sin embargo había algo en lo que si creía, puede que él la amara tanto como para no dejarla por algo así pero eso no quitaba que alguien más le quitara las ganas

—Mejor ya no pienses en eso Eli — mencionó la novia de su cuñado peli negro mientras la tomaba de el brazo — Será mejor ir a clases, así te despejas la mente — Elizabeth solo asintió con la cabeza mientras empezaba a caminar junto agenda directo a el salón divisando como desde la puerta su rubio llegaba con una sonrisa y luego le daba un beso en la mejilla a una chica solo para terminar con darle un abrazo y despedirse, eso solo le rompió el corazón, cuando llegaron a el salón se sentaron en sus respectivos lugares y apenas él estuvo a su lado la albina lo abrazó por el cuello, abrazo que no fue correspondido

—¿Que quieres Elizabeth?— respondía algo indiferente el más bajo mientras seguía texteando algo en su celular ignorando ese gesto de amor por parte de su novia

—¿Está mal que quiera abrazarte?—

—No...solo no quiero que lo hagas, no ahora, todos nos están mirando — exclamo este con vergüenza, ella nuevamente solo soltó una lagrima de tristeza al mismo tiempo que se separaba de el abrazo, aquella gota de agua cayó desde sus hermosos ojos hasta quedar justo en la mano de el rubio, meliodas al darse cuenta de esto abrió los ojos con sorpresa, dejó su celular de lado y alzó la mirada para observarla, pero Elizabeth solo apartó sus ojos, se limpió las lágrimas y se fue a su lugar — Eli...—pero ya era tarde, ella lo ignoró

*

A la hora de la salida Elizabeth caminaba junto a sus amiga en silencio, meliodas la ignoró prácticamente todo el rato y cuando le pregunto si se irían junto como siempre le dijo que no, que se iría algo tarde y se adelantara, apenas sus amigas escucharon a meliodas decir eso le propusieron a la albina salir a tomar un poco, de todas forma al día siguiente no tenían clases sería un niche de chicas literalmente, sin hombres, sin problemas amorosos y sin lágrimas, solo ellas, el alcohol y su amistad

—Llegamos!!!— musitó con alegria la peli morada mientras se adentraba a el bar a el que había llevado a las otras chicas, gélida lo observo con una mini sonrisa finalizando con derieri haciendo una mueca, amaba el alcohol pero aveces borracha hablaba de más, de esa forma termino siendo novia de mosnpeet — Vengan vamos adentro— las otras solo negaron con la cabeza ante la actitud de melascula y entraron a el lugar, para su buena suerte solo era ellas así que le pidieron a el camarero cuatro cervezas, una para cada una

—C-chicas yo no tomo — Elizabeth miro aquella cerveza con miedo, ella casi nunca tomaba por no decir que nunca y si algo sabía era que no era resistente a el alcohol, quería olvidar la actitud de meliodas pero tenía miedo de hacerlo con alcohol

— Tranquila Eli, si te pones ebria nosotras te llevamos a una de nuestras casas, será una pijamada—

—Si pero conmigo ebria —

—Vamos Elizabeth no tengas miedo, estamos aquí para olvidar nuestros problemas, diviértete un momento— lo que las amigas no sabían era que el cocinero y camarero de la taberna conocía especialmente a aquel rubio y para mala suerte de la albina si algo salía mal sería el primero en saberlo, Elizabeth solo suspiro le dio un gran trago a su cerveza y a pesar de lo amargo de el sabor le gustó, solo sonrió levemente mientras levantaba los hombros

—No sabe mal —

—Esa es mi nena— seguramente todos estaban de acuerdo en que melascula trataba más a Elizabeth como su hermana que como su amiga pies eran muy unidas y no temía decirle las cosas en la cara — Salud chicas —

—Salud!!!—todas chocaron sus cervezas con felicidad y luego tomaron amenzamente, fue de los mejores momentos que Elizabeth vivió sin duda por qué a pesar de el miedo que tenía estar hablando con sus amigas le subió el ánimo demasiado de tal forma que sin darse cuenta la noche había caído sobre ella de igual forma que la ebriedad — Shicas yo... las adoro... me ayudaron musho cuando me enamore de...hip... mosnpeet — musitó derieri mientras abrazaba a sus amigas por los hombros y le repartía a cada una un beso en la mejilla

—Sho quiero brindar por mi...hip... relación con zeldris... es tan bueno en la cama!!!— grito sonrojada mientras divagaba en los momentos pasionales junto a su amado y le daba un trago a su cerveza con gusto

— Y sho brindo por qué amo a el profesor galand...hip— eso era algo que todos sospechaban pero que debido a el estado de embriaguez todas solo se hicieron las sorprendidas y abrazaron a su amiga queriendo darle consuelo pues estaba enamorada de alguien mucho mayor que ella y eso le dolía internamente— pero bueno — dijo está quitándose de el abrazo y levantando su cerveza para después solo darle un gran trago y luego volver a dejarla sobre la mesa — Eshtabamos aquí para que Eli no...hip...no pensará en el idiota amarillo—

—No querrás decir...hip...melodías, mellodas, malodas...— decía gelda tratando de recordar el nombre de meliodas, claramente no le atinó ninguna vez y eso hizo que todas estallaran en risas mientras la rubia solo hacía un puchero por el hecho de que se burlaban de los nombres incoherente de le decía a el rubio, Elizabeth solo se carcajeó abrazando a su amiga completamente borracha y se limpió las lágrimas que había soltado

—Meliodas gelda, meli...hip...meliodas —respondió la albina mientras vaciaba su cerveza y se levantaba para ir a el baño — y no quiero que mencionen su...hip...nombre el resto de la noche — a paso tambaleante elizabeth se acercó a la pierna de el baño inclinándose sobre la tasa para poder vomitar debido a todo el alcohol que había consumido, solo se limpió la boca y le bajo a el baño para poder erguir con esa noche de chicas, su cabeza ardía, sus ojos gritaban que los dejara llorar sin embargo no los dejaba, salió de el baño con la mirada gacha limpiándose la boca y cual fue su sorpresa al ver a su novio recargado en la pared justo frente a ella y mirándolo incrédulo de que se hubiera puesto borracha, tan sólo rodó los ojos ignorándolo por completo y salió de ahi, rápidamente él la tomó de la muñeca, la cargó como costal de papá y la sacó de el lugar — Oye suéltame!!!!—

Pero meliodas hizo caso omiso, solo rodó los ojos escuchando y sintiendo como ella pataleaba y le gritaba que la soltara mientras que con mucho cuidado se aseguraba que su falda no se levantara para que nadie le viera las bragas, la metió a su auto con rapidez recibiendo como recompensa a una Elizabeth mareada y enojada y luego ignorando sus gritos de persona ebria se metió a el asiento de el piloto arrancando a el instante, callado, serio y sin expresión en el rostro, eso asustó mucho a Elizabeth

—¡¿por que mierda hiciste eso?!— gritó el rubio mientras daba una vuelta de forma peligrosa obligando a la albina a sostenerse rápido y ponerse el cinturón, de el susto la borrachera se le bajó y miró a su novio algo molesta — estaba preocupado por ti!!! te estuve llamando y no contestabas, hasta que un amigo mío me dijo que estabas ebria, coqueteando con cualquiera que se te acercara y hablando incoherencias — eso era cierto, estaba tan ebria que nunca considero que lo que hacía estaba mal aunque claramente se divirtió mucho con sus amigas— Elizabeth, si algo te hubiera pasado yo no se que habría hecho —fue en ese momento en el que ella decidió explotar y sacar todo lo que llevaba guardando esos

—Yo no te importo meliodas!!! Toda la semana llevas ignorándome, tratándome mal, gritándome y todo por qué no quiero tener jodido sexo contigo!!!— el rubio paro en seco el auto y la volteo a ver dolido de sus palabras, así que esa era la razón por la que había aceptado salir con sus amigas — No me permites acercarme, aveces ni besarte, tengo miedo meliodas!!! Mucho miedo de perderte y todo solo por sexo!!!— Elizabeth solo cerro los ojos con fuerza cubriendo su cara entre sus manos esperando a que él le pidiera salir de el auto o le gritara, pero no lo hizo, solo soltó un fuerte suspiro, le quitó las manos de la cara y le dio un beso suave y dulces sin llegar a los intenso, para meliodas esa fue la mejor sensación

—Elizabeth no tengas miedo— empezó diciendo este mientras reparta pequeños besitos por sus ojos, sus mejillas y frente haciéndola sonrojar— esto no tiene nada que ver con el sexo, se que te da miedo y no voy a obligarte, sobre mi comportamiento...es un secreto— ella solo volteo la mirada debido a eso, aún así seguía teniendo miedo — Eli...vamos a mi casa ¿si?— la albina solo asintió con la cabeza, sus padres estaban enterados de que estaría con sus amigas y se quedaría en casa de alguna de ellas, así que no importaba si les hacía creer eso y en realidad pasaba la noche con meliodas, el resto de el camino fue silencioso, después de lo que la albina dijo el oji verde se quedó en shock ¿de verdad eso pensaba de él? ¿de verdad pensaba que sería capaz de obligarla? debía de admitir que eso le había dolido mucho pero se lo merecía, la había lastimado mucho esos días

*

Apenas llegaron a su casa el rubio la tomó en brazos nuevamente hasta llegar a su habitación y justo ahí la recostó sobre la cama con lentitud sin dejar de mirarla a los ojos y luego tras dejarla ahí se dio media vuelta para ir directo a la habitación de invitados, prometió no tocarla hasta que estuviera lista y estaba seguro de que en caso de que durmieran juntos no podría soportarlo sin tocarla de forma libinidosa o besarla con pasión, justo estaba por salir por la puerta cuando de igual forma que en la mañana lo abrazó por el cuello dejando sus pechos sobre su cabeza y provocando un pequeño bulto en su pantalón, joder como la deseaba, ya habían varias veces en las que se había masturbado pensando en ella, cada roce y moviendo lo imaginaba que lo hacia ella y en parte también lo hacía para quitarse las ganas cuando ella paraba en el acto, lamentable para él eso solo hacía que se excitara a su lado una de las razones por las que casi no se acercaba a su amada elizabeth

—Eli ve a dormir — pero esta solo negó con la cabeza y se pegó más a su cuerpo, meliodas tuvo que morderse el labio para no gruñir —Eli por favor...—

—No, ven conmigo— fue entonces que el rubio tuvo que decirle las cosas de frente, de otra manera ella no lo dejaría ir y no quería ponerle en un ambiente incómodo, solo se volteó rápido tomándola de la cintura y pegando sus cuerpos de tal forma que en medio de la oscuridad de la habitación ella pudiera ver sus ojos y sintiera lo duro que estaba —M-meliodas...—

—¿Lo sientes no es así? lo duro que estoy por ti — susurro con una voz ronca sin despegar la mirada de sus labios y sintiendo como su delgado cuerpo temblaba bajo su agarre — Ve a dormir— lo único que que él no se esperó fue que ella le sonriera, lo tomara de la mano y lo guiara hasta la cama sentándolo en esta y colocándose a su lado

—Melidoas tengo miedo.—dijo con suavidad acariciando la mano de su pareja y mirándolo a los ojos, el rubio tomó eso como una señal para que ambos dijeran cómo se sentían

—No tengas miedo mi amor, no me tengas miedo a mi—

—Tengo miedo de que me duela, tengo miedo de las sensaciones, por eso me da miedo— el rubio solo sonrió con ternura la toma de la cintura sentándola en su regazo volviendo a hacer que ella lo sintiera y luego sin previo aviso le dio un suave beso en los labios empezando a darle un lindo masaje por los hombros relajándola al instante, su boca sabía a alcohol pero también a amor — Aparte te vi con otra chica, eso hizo que mi miedo a que me dejaras aumentara, tus miedo de perderte —

—Eli yo soy tuyo y no necesitamos de hacer el amor para comprobarlo— los ojos de la albina brillaron apenas esas palabras llegaron a sus oídos — ella era mi prima Elaine, es novia de mi amigo y ella me ha estado ayudando a prepárate una sorpresa—

—Mel...—

—Yo te amo demasiado Elizabeth, eres mi luz, solo te quiero a ti nunca te cambiare — los ojos de la albina comenzaron a cristalizarse, ahora comprendía por qué siempre le decía que no le tuviera miedo, realmente acababa de encontrar a el amor de su vida — ¿Que tengo que hacer para que dejes de tenerme miedo? eh respetado tu tiempo tú espacio, cuando quieres que te toque o cuando pones espacio personal ¿que debo de hacer para que no me tengas miedo?

—Es que yo no te tengo miedo a ti—

—Parece que si me tuvieras miedo, tiemblas cuando te abrazo, cuando te beso te alteras y cuando pienso en acariciarte te alejas con temor, justo como si me tuvieras miedo—

—S-solo tengo miedo de mi primera vez y no solo eso, tengo miedo de que si tenemos sexo me abandones por que solo quieres mi cuerpo— meliodas dulcifico su mirada un poco mirando a los ojos a su amada, le dolía que creyera que él hiciera eso pero no podía culparla, hoy en día todos hacían eso, tanto mujeres como hombres solo usaban el cuerpo de sus parejas y luego los dejaban, los hombres y mujeres pelean diciendo que los hombres son peores o que las mujeres lo son cuando ambos son la misma mierda, era raro que a él le creyeran eso de que nunca la dejaría pero por mas que dudaran era la verdad, no solo la quería por su cuerpo, la quería por ser ella y aunque en su relación nunca hicieran el amor no la dejaría

—Eli, nosotros no tendríamos sexo haríamos el amor, no quiero que te entregues a mi yo quiero entregarme a ti, no me importa no hacer el amor contigo lo único que quiero es que estes a mi lado y no me tengas miedo— dijo esto casi que llorando abrazando sus caderas y recargando su cabeza en sus senos en un abrazo sincero, lleno de amor y solo eso, puede que su miembro esté algo duro pero podía mantener el control para no asustarla

—Bésame — meliodas lo dudo al inicio debido a la postura en la que estaban pero no se negaría a un beso suyo, solo se acercó algo temeroso a sus labios rozándolos con intensidad y luego sin dejar de ver sus expresiones junto sus bocas en beso dulce y lento, se sienta en la gloria, esos rozados labios carnosos que quería chocar y morder hasta dejarlos rojos, tan solo abrió la boca una boca más comenzando a devorar cada parte de su boca con ternura, no volvería las cosas más intensas de lo que ya lo eran, sus cabezas se movían de un lado a otro, sus ojos permanecían cerrado y cuando meliodas gruñó en su boca debido a un movimiento de cadera por parte de la albina él se separó de ella sin quitar esa sonrisa tierna —¿Por qué te detuviste?—

— Es lo más lejos que puedo llegar sin infringir mi palabra, ahora vamos a dormir — puede que estuviera deseoso y excitado pero eso no quita a ur le había prometido a su bella dama no tocarla de esa forma hasta que ella estuviera lista, estaba por recostarla en la cama cuando ella lo paró en seco, se acomodó de forma en la estuviera con ambas piernas a los lados de su cabeza y sin dejar de mirarlo comenzó a quitarle la camisa con un nudo de deseo en el estómago bajo, meliodas se quedó callado y sorprendido ante esto

—Meliodas te deseo, te deseo demasiado —

—N-no Eli, no quiero que te sientas obligada yo puedo ocuparme de esto después — dijo refiriéndose claramente a su ereccion, cosa que fue ignorada por la albina quien solo se rio y negó con la cabeza —¿Eli?—

—Estoy lista meliodas, te amo demasiado y estoy segura de entregarme a ti— el rubio no sabía si eso era la realidad o era otros de sus sueños eroticos con la mujer de su vida, tan solo entrecerró los ojos admirando sus labios y sin pensarlo dos veces se unieron en un beso apasionado mientras Elizabeth terminaba de desabrocharle la camisa y meliodas dirigía sus manos a su cintura. Esa noche iban a disfrutarla.

—Bien, pero haremos esto a mi manera ¿si?— la albina no pudo evitar preocuparse por eso, no quería que fuera rudo pues a pesar de que se sentía lista seguía teniendo temor, tan solo asintió con la cabeza algo ruborizada y al instante los besos y caricias comenzaron, pero no como se lo esperaba, meliodas besaba su cuello con cariño remarcando un camino con sus labios desde la base hasta llegar a el borde la camisa mientras al mismo tiempo le daba un tierno y relajante masaje que en su espalda y hombros quitándole la tensión, estaba siendo su lento y comprensivo, siendo intenso pero sin llegar a lo extremo, eso hizo que su corazón llorara de amor por él —No haré más hasta que te relajes — musito este con cariño sin dejar de besar su cuello, así que eso era lo que quería, sus fuertes manos bajaron hasta su cintura y trasero y cuando ella volvió a tensarse solo siguió con su masaje — relájate —

Aproximadamente pasaron unos cinco minutos en eso, cuando ahora su Elizabeth estaba por completo relajada y su cuerpo se dejaba llevar por el de su pareja meliodas la recostó en el cara para quedar sobre ella y sin separar sus ojos le quitó la camisa desviando la mirada a sus senos cubiertos por el sostén, fue entonces este suspiro entre cortado y dirigió su mirada esos ojos azules llenos de deseo

—Solo haré lo que tú me permitas, solo tocaré lo que tú me permitas tocar— susurro con suavidad dándole a entender que si ella quería que dejara de tocarla en cierta parte se lo dijera sin temor, Elizabeth asintió levemente y a el segundo siguiente ya se encontraba sin sujetados y con meliodas bajando su falda dejándola semidesnuda ante él y solo en bragas, sus ojos se clavaron al instante mientras se admiraban mutuamente, después de largos segundos de solo mirarse meliodas bajo su mirada hasta sus pechos desnudos, se relamió los labios con placer y luego dirigió nuevamente sus ojos a ella —¿Puedo?— incluso le estaba pidiendo permiso para poder ti árala ahí, sus ojos solo se llenaron de lágrimas pues empezaba a perder el miedo y luego tras soltar ligeras lágrimas de felicidad asintió con la cabeza, su rubio sexy solo lo sonrió y volvió a besar la tierna y dulce dejando de hacerle aquel masaje en sus hombros para iniciar uno en sus senos

Empezó a dar pequeñas caricias, los apretó con suavidad, rodeó con sus pulgares sus pezones haciéndola gemir entre su boca y luego los acuno entre sus manos subiéndolos e iniciando todo de nuevo, un apretón, un pequeño juego con sus pezones y luego tomarlos entre sus manos deleitándose con esa suavidad y esa grandeza que poseía su dama, podía sentir como ella contaría la cara y como gemía entre ese tierno beso que le daba, se separaron cuando sus pulmones rogaban por aire y antes de seguir el más bajo clavo sus ojos en los suyos

—Eli, ¿Me permites hacer algo más?—

— Haz lo que tú quieras, soy tuya haz conmigo lo quieras— esa revelación tan deseosa hizo que el miembro de el rubio aumentara de grosor y tamaño y por más que deseaba tomarle la palabra no lo hizo, se conocía a sí mismo y sabía perfectamente que él era alguien muy lujurioso e intenso con eso de el sexo pero no quería asustarla portándose tan violento, era su primera vez y quería que fuera especial sin contar que estaba venciendo su miedo a que la tocaran tan íntimamente, el rubio sonrió, le dio un beso en la mejilla y luego negó con la cabeza

—Dije que los haríamos a mi manera, será lento ¿si?— la albina solo hizo un puchero tierno y asintió con la cabeza algo pérdida en la caricias que le daba su amado a sus pechos, no tuvo la concentración como para ver cómo él se arrastraba hacia abajo y soplaba suavemente sobre su rozado botón, este se puso duro al instante, parecía que incluso iba a explotar y cuando ella sintió que dejaba de tocarla, meliodas le dio un lengüetazo a todo su pezon haciendo que echara la cabeza hacia atrás

—Ahhh!!!— fue pequeño pero ma que suficiente para el rubio, este solo sonrió levemente, tanteó su pecho con su boca durante varios segundo y cuando parecía que nunca lo haría se llevo entero su pezon a la boca comenzando a succionarlo y apretando el restante— Mmmm— un gruñido proveniente de meliodas a fue suficiente para ponerla a mil, Elizabeth acuno su cabeza estre sus manos pasando las manos por esas hebras amarillas tan suaves y haciendo que se juntara más a su pecho, eso fue suficiente para que meliodas se perdiera en un trance de placer y cerrara los ojos sin dejar de succionar y lamer ese botón rozado tan delicioso— M-meliodas—

—Ngh ahh— de verdad lo estaba disfrutando mucho y bueno ¿quien no lo disfrutaría cuando un papucho como él te hace eso? Elizabeth se sentía rara, sentía mariposas en el estómago, sentía sus pechos punzar y palpitar mientras que aquel que tenía en la boca meliodas lo sentía en gozo, no sabía que ere lo que estaba sintiendo pero era algo tan placentero y extraño que podría desfallecer — M-más...no te detengas ahí— no sabía la razón de por que decía esas cosas pero era en lo único que pensaba en esos momentos, que hiciera más cosas, que no dejara de besar y que sus manos se movieran de sus senos, quería sentirlo pronto, necesitaba hacerlo y por primera vez en mucho tiempo el miedo se fue hasta la parte más oscura de su mente olvidándola por completo

Meliodas acató su orden por completo, dirigió su boca a el otro lecho para darle atenciones pasando la lengua de arriba a abajo primero y luego metiéndolo en su boca succionando y mordiendo levemente, espasmos de placer recorrían el cuerpo de la albina para darle atenciones, rodeó su aureola y cuando gruñó por segunda vez mordió con fuerza su pezon haciéndola gritar, las manos de meliodas ya no se quedaron quietas, recorrió hacia abajo acariciando sus caderas, abrió sus piernas con lentitud y acarició su muslo interno con tanto cariño de el que no creía capaz, luego subió las manos muevamente sujetando el elástico de su braga y tras abrir los ojos para verla comenzó a deslizarla hacia a abajo con lentitud.

—Elizabeth, te necesito, te necesito ahora — gimió el rubio separándose de su pecho y admirando su hermosa desnudes, uno de sus dedos jugaba con su perla de placer mientras que el otro se deslizaba por su húmeda abertura dándole sensaciones nuevas ese punto sensible entre sus piernas estaba siendo tocado por primera vez pero a diferencia de cómo se lo imagino esto estaba bien, siempre imagino que meliodas rompería su ropa y sería brusco e incluso le dolería pero ahora, solo sentía placer, sentía rico y a la vez sentía tanto amor que sonrió entre gemidos y le acarició la cara a él de ojos verdes para que esté también sonriera —ya estás lo suficiente mojada...—susurro contra su oído dándole un escalofrío a la mujer, meliodas se quitó su cinturón, tiro a el suelo su pantalón y cuando al fin dejó su miembro palpitante libre Elizabeth se asustó, era más grande de lo que pensaba para alguien tan pequeño —Relájate —

Volvió a decir y como al principio le acarició su rostro besando sus labios con cariño, pasó sus manos por sus hombros dándole un masaje, luego apretó con suavidad sus pechos y finalizó acariciando su cintura y piernas con cuidado, Elizabeth se relajó al instante, fue entonces que meliodas se separó para mirarla a los ojos y sonrió

—Te amo demasiado —

—Yo igual — y justo en ese momento él entró de una estocada cerrando los ojos completamente concentrado en tocar su punto más dulce en su intimidad y haciendo que ella se sonrojara con fuerza mientras abría los ojos

—Meliodas...— sintió incomodidad al sentir lo en su interior más aparte una pisar de dolor debid a que sus paredes se estiraron, el rubio la alzó poniéndola sobre él y tras esto, sin moverse ni embestirla la abrazo con fuerza, sonriendo con cada caricia u acariciando sus cabellos albinos hasta que a ella se le pasara ese dolor — D-duele un poco —

—T-tranquila, relaja tu cuerpo para que pase pronto— susurro esté con la voz entrecortada debido a el placer y repartiendo besos por su mejilla y cuello logrando de poco a poco se relajará, fue entonces que la recostó nuevamente y empezó movimientos suaves, tan cálido, tan suave y tan mojado, meliodas no sabía cómo era posible que sintiera tanto placer por el simple hecho de sentirla, todo su Inter se contraía apretando su miembro con fuerza y con cada embestida llegaba cada vez más prendió dentro de ella— Ngh...ahhhh— los gemidos de meliodas eran cantos divinos para Elizabeth, tanto que sin pensarlo pasó las manos por todo su pecho desnudo y clavó ligeramente las uñas en su vientre bajo cerca de el inicio de su asta palpitante— Ahhhh Elizabeth!!!—

—Más...por favor necesito más, meliodas más!!!— el rubio se sorprendió debido a esto pero aún así acató su orden, a decir verdad el también deseaba ir más rápido dentro de ella por lo que cerrando los ojos mientras abría la boca para gemir aumentó el ritmo en el que iba sacudiendo la cama levemente y sosteniéndose de la cabecera para ir más rápido — Ahhh meliodas está muy...duro—

— Así es como me pones, haces que te deseo con locura Elizabeth ahhhh—

—Meliodas!!!— su interior lo sofocaba como nunca, sus paredes virgenes lo apretaban de tal forma que su miembro palpitaba como los en su interior y se le era cada vez más difícil entrar y salir, era como si su interior no quisiera dejarlo ir y lo obligara a quedarse adentro — Ahhhh!!!Meliodas siento a-algo raro Mmmm...— el rubio sabía exactamente a lo que se refería, su orgasmo estaba muy cerca, solo sonrió debido a esto tomando su mentón para he lo mirara a los ojos y sin dejarla hablar la beso con intesidad mientras empezaba a embestirla con tanta potencia que ella sentía que podría morir se de el placer, un fuego intenso se extendió por todo su vientre, las embestidas eran tan fuertes que sus pechos rebotaban con cada golpe de cadera y sus cabellos tanto rubios como albinos se les pegaban a la cara por el sudor, su interior se contrajo y cuando de plano ya no pudo soportarlo más se separó de el beso solo para gritar— AHHHHHHH!!!—

—Elizabeth!!!— meliodas tuvo que salir a tiempo antes de que su leche se derramara en su interior dejando que su cama se mojara por la fuerza de sus venidas, estaban cansados, con las respiraciones agitadas y cuando Elizabeth reaccionó en todo lo que había pasado meliodas se recostó a su lado y la abrazó con cariño — Gracias...—

—P-por que —

—Por haber confiado en mi, fue algo increíble Elizabeth — ella solo sonrió con ternura y le besó la frente acurrucándose entre su fuerte pecho y dándole caricias en este —Te amo demasiado ¿ahora le crees?—

—Si, ahora estoy segura— y ya sin decir más ambos cayeron en un sueño profundo sin sentir el frío de el aire de la noche, sus cuerpos seguían calientes y al estar abrazados entre las cobijas hacia qué ninguna pisca de frío perturbará sus sueños mientras tanto la pequeña sorpresa que meliodas llevaba preparando junto a su prima no era más que un bello anillo de plata con una hermosa joya en el centro, un anillo de compromiso que iba a darle justo el día de su graduación 

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