Jugar con magia
Les recomiendo que primero la vean completa antes de leer, yo se lo que les digo ewe
Para: CocoMeli4U espero le guste, este ya lo tenia hecho así que decidí ponerlo para no quedarme fuera de la competencia ;3. Espere un one-shot más que estoy preparando solo espero tener tiempo ;w;
Por cierto ⚠️ Advertencia este one-shot está lleno de lemon y lime asi que si eres menor de edad o situaciones como el sexo aún no te agradan te recomiendo no lo leas⚠️
One-shot muy largo. De verdad muy muy largo 0_o...solo aviso ;w;
Meliodas solo podía correr por los pasillos de su escuela como un verdadero loco y lunático o como un corredor profesional en un maratón, estaba siendo perseguido por quien sabe quien o que cosa y ese ente luminoso llevaba ya un tiempo acechándolo, tenía miedo, no era un creyente en cosas sobre cosas paranormales como la locura que estaba viviendo en esos momentos, quiso comprobar que eso n existía invocando un espíritu de quien sabe que cosa no se molesto en leerlo cuando fue perseguido de la nada por ese ente. Mierda seguro solo estaban haciéndole una mala broma y querían verlo enojada, el chico serio y discreto de la universidad sería un gran premio verlo asustado.
—Maldita sea...— gruño enojado cuando tropezó con lo que parecía una roca invisible pues literalmente no había nada ahí y cayó a el suelo, genial ahora seguramente esa cosa que había invocado lo había alcanzado, cerró los ojos, se cubrió la mirada cuando una luz celestial llegó hasta él dejándolo medio ciego unos segundos. Su pecho subía y bajaba sin control por la adrenalina de haber corrido y la sensación de haber sido perseguido, pero todo el lugar seguía en un silencio total con los sonidos de los pájaros en el exterior. Lo sabía todo eso solo era una mala broma por parte de sus amigos —Bien bien lo consiguieron, me asuste ahora ¿ya se dieron cuenta que estas cosas no...?— antes de que pudiera reaccionar o terminar su oración una mano con mucha fuerza lo acorraló contra la pared cortándole la respiración otra vez. Pero se quedó paralizado cuando miro bien de que se trataba.
Era una mujer, una mujer alta de cabellos plateados brillantes que le caían por la espalda como un rio de Luna, unos ojos azules llenos de un brillo místico inusual que nunca antes había visto en otra chica, ella era única, ella era hermosa...¿por qué ella tenía alas?, entró en pánico cuando miro ese par de alar emplumadas que reposaban en la espalda de esa chica que loma tenía acorralado, con sus manos por encima de la cabeza y un terrible sonrojo en sus mejillas. Era una posición muy afeminada de su gusto pero ella era demasiado fuerte como para conseguir librarse de esa poción entrometedora. Se maldecía a si mismo por quedarse hasta tarde en la escuela, no había nadie en los pasillos, los maestros se habían marchado y lo único que quedaba en ese lugar eran unas cámaras de seguridad que fallaron cuando ella llegó.
—Silencio...si gritas juro que te mato aquí mismo — meliodas solo cerró la boca al instante desviando la mirada por lo asustado y apenado que estaba, su camisa se había levantado un poco revelando parte de su abdomen marcado todo gracias a que ella mantenía las manos sobre su cabeza
—¿Q-Que eres?—
—Soy tu diosa personal— meliodas solo se quedó callado ante esas palabras — Hiciste un trato de alma conmigo ahora estás atado a mi — eso dejo mucho más perplejo a el rubio sonrojado—¿Enserio no sabias que hacías?—
—Esto no es real— la diosa solo se quedó helada — Yo no creo en la magia, no creo en demonios, diosas ni fantasmas todas estas cosas son invenciones humanas, tú ni eres real solo estoy soñando — la cara de incredulidad de la mujer fue tan divertida que a meliodas por poco se le escapa una carcajada, sin embargo seguía por completo aprisionado por esa radiante mujer —Despertare en cualquier momento, tú te habrás ido y esto no será más que una mala pesadilla —
—No sabes con quien te estás metiendo Niño —
—¿A si? ¿Y con quien me estoy metiendo según tú?— reto a aquella mujer con la mirada dejando de lado un poco esa timidez con la que había iniciado — No eres real, quizá solo eres alguien que me está haciendo una mala broma...si es lo más...—
—¡Cierra la boca!— antes de que pudiera seguir hablando, con solo las palabras de esa mística mujer albina la boca de el más bajo se cerró asustándolo de nuevo, trataba de abrir la boca lo más que podía, luchaba a por separar los labios pero no podía por más que luchara con eso ¿acaso eso se trataba de una sección de hipnosis? Eso parecía, no era magia solo controlaba su mente con métodos raros, solo era eso — Ahora escucha bien Niño genio, hiciste un trato conmigo ahora debes cumplirlo — Por razones obvias meliodas no pudo contentar ante su revelación nuevamente —Yo te prestaré mis servicios en el día, respuestas, encontrar objetos, aparecer cualquier cosa que quieras pero cuando yo te lo ordene me darás mi paga — con un movimiento de la mano de la mujer alada meliodas al fin pudo separar sus labios empezando a jadear por no haber podido hablar en esos minutos
—No tengo dinero no puedo pagarte —
—Soy una diosa no necesito dinero — el de menor estatura solo rodó los ojos fastidiados, esa conversación loca estaba colmando su paciencia —No me quieres de enemiga eso te lo aseguro, soy capaz de cualquier cosa y de todo —
—Si lo que tú digas lunática, ¿Que debo hacer para que toda esta locura irracional se detenga?— la de brillantes ojos azules y belleza perfecta frunció el entrecejo con fuerza ante las palabras irónicas de ese hombre tan apuesto, le alegraba que la hubiera invocado él y no cualquier otro de esa forma podría decirse que tendría muchos momentos de diversión hasta que él tomara la decisión definitiva. Cuando pensó en eso su expresión cambió de una molesta a una completamente adorable que sorprendió a el de ojos esmeralda
— Tú cuerpo...—
—¿Que?—
—Mi paga es tu cuerpo, me dejarás hacer con tu cuerpo lo que yo quiera a cambio recibirás toda la magia que quieras — si meliodas dio indicios de estar sorprendido no lo demostró pues su expresión había cambiando rotundamente, sus ojos titilaban como si eso le emocionara, su cuerpo había empezado a temblar con fuerza ante las repentinas pal ras de la diosa y con eso solo pudo asegurarse de que todo eso era real, no era una broma ni una clase de show de tv. No no, eso no era real no podía serlo, pero sus manos sobre su pedazo de piel desnuda era algo gratificante y placentero. Hacia mucho que no estaba con una mujer —Ten cuidado antes de aceptar por qué una vez que seas mío ya no podrás volver atrás...— susurro contra su oído de forma seductora causando un gemido en el hombre. La boca de esa mujer llego a parar hasta su oreja, mordió el lóbulo de esta con dulzura succionandolo haciendo jadear a meliodas mientras su blanca mano no dejaba de acariciar lo poco de su abdomen que se notaba.—Cada deseo que pidas será tuyo...— mordió su cuerpo formado dándole escalofríos a el acorralado rubio.
—Acepto...—
—No te escuché —la mano de la albina había ido a parar debajo de la camisa blanca de el más bajo, ese mísero toque había bastado para que meliodas se estremeciera con fuerza ante su contacto, estaba usando una técnica de seducción que nunca había sentido, solo puso los ojos en blanco y los cerró con fuerza cuando esa diosa pellizcó su pezon y sentía su aliento cálido sobre su cuello
— Acepto... — susurro en un gemido audible cerca de el oído de la diosa. Meliodas demon había firmado su propia condena en papel de oro —Acepto, acepto solo no dejes de tocarme — dijo en el mismo tono de voz ronco y sumiso haciendo que la diosa sintiera una presión sobre su vientre, continuo con sus caricias en el pecho formado de el más bajo y empezó su recorrido hacia su abdomen y vientre bajo — Así... no dejes de tocarme —sus susurros llenos de placer estaban despertando todas las terminaciones nerviosas de la de ojos azules, ver ese rostro sonrojado, sus cabellos amarillos caer por su cara, sus labios entre abiertos jadeando y pidiendo por más, no debía de mirarlo tanto solo era sexo pasajero hasta que él decidiera lo que quería hacer. Los otros hombres que la habían invocado al final siempre decidían dejarla sola ese Niño no era la excepción al menos su hermano mael había tenido suerte y la chica pelirroja había decidido irse con él— Más abajo, tócame más abajo—
—¿Aquí?— la diosa presionó el bulto en su pantalón dulcemente sintiendo aquella firmeza palpitante sonriendo ante lo que provocaba en el cuerpo de ese chico, el efecto fue inmediato en todo el cuerpo de meliodas, solo se estremeció bajo el agarre de la diosa —¿Te gusta aqui? –
—Ahhh si ahí — Un pequeño hilo de saliva salía desde la comisura de los labios de meliodas, sus ojos no podían estar más brillantes, sus mejillas estaban realmente rojas dándole un toque tímido y sumiso y cuando la diosa apretó por segunda vez su firmeza dirigió su mirada directo a ella haciendo que sus ojos chocaran— Ahhh...—
— Ahora eres mío—
—Tu nombre...— el susurro de el más bajo hizo que nuevamente la diosa sintiera una extraña presión sobre su vientre —Por favor dime tú nombre, dime el nombre que debo gemir de ahora en adelante, dime e nombre de quien me saco de mi soledad —Si su expresión de placer no era suficiente seguro la forma en la que la voluptuosa mujer sostenía su miembro era suficiente para meliodas. Cuando gimió esas suaves palabras la diosa le quitó el botón de su pantalón, le bajo el cierre y sin importarle dejar manchado o que alguien viniera saco su firmeza empezando a moverla —Ahhhh mghhh—
—Elizabeth...—
—¿Eh?—
—Soy Elizabeth ahora por favor...— el silencio cómodo y caliente entre ellos fue suficiente para que sus miradas se atrajeran nuevamente, el brillo en ambas esferas, la forma en la que parecía que sus labios se atraían y la fuerza con la que sus corazones palpitaban con fuerza, ella se había propuesto no volver a enamorarse de los hombres que la invocaban pero ese rubí de estatura menor solo estaba haciendo que hiciera todo lo contrario — Ahora por favor gime mi nombre— meliodas no se detuvo en ningún momento, aún sostenido de las manos por la mujer alada, siendo tocado libidinosamente, no había dejado de jadear y gemir en todo momento, las manos de esa mujer recorrían su largura no compartida en mucho tiempo con asombro y lujurias, acarició sus esferas suaves pasando la yema de su dedo pulgar para frotarlas dándole más placer que antes y cuando creía que iba muy lento empezó a masturbarlo con fuerza provocándole lágrimas saladas de puro placer
—Ahhhhh ahhhh Elizabeth más, no dejes de tocarme ¡no te dejes de tocarme!— sus audibles sonidos se podían escuchar por cada rincón de la universidad desolada, los movimientos de la mano de Elizabeth eran gloriosos no era llamada diosa en vano, su arriba hasta abajo, con rapidez, masturbandolo hasta que ella se sintiera tan complacida como para resistir hasta su siguiente asalto apasionado —Ahhhh ahhh voy a correrme, Elizabeth, ¡Elizabeth!— su espeso y caliente líquido lo hizo liberarse en un fuerte orgasmo que lo dejo boqueando por aire, la mujer mágica finalmente lo soltó permitiéndole a su cuerpo deslizarse hasta abajo en el suelo implorando por algo de aire y cordura mientras veía como la de cabello albino empezaba a lamer su mano donde había caído su espesa leche
—Ahora eres mío...— ya no supo más, solo recordó esa acción por parte de Elizabeth y se desmayó por el intenso orgasmo que había tenido, cuando despertó meliodas se encontraba desnudo, en su cama y con la magnífica diosa dormida a su lado con una expresión de paz.
*
—Fui una tonta ¡Tonta! Ahora king va a matarme — Dos días después desde que el rubio había tenido ese encuentro y por lo que se había dado cuenta ella lo seguía a todas partes, se la pasaba a su lado escuchándolo y ayudándolo de vez en cuando solo que le iba acortando las cosas que iba a hacer con él, le emocionaba y a la vez le aterraba la idea de que una diosa iba a jugar con su cuerpo pero la última vez había sido tan placentero que dudaría en desnudarse ante ella. Había descubierto que solo él podía ver a Elizabeth, no sabía la razón quizá por qué él la había invocado pero eso le aliviaba, de esa forma solamente el rubio podría ver ese cuerpo hermoso y esa mirada amable que portaba la diosa —Lo perdí, lo perdí todo —
—Diane calma ¿Que sucedió?—
—Sucede que me gaste el dinero que king lleva ahorrando para Elaine — meliodas y Elizabeth se quedaron quietos al escuchar eso — Dice que ella ha empezado a delirar y a hablar sola, al parecer a empezado a enamorarse de ese ente imaginario que ella tiene y lleva ahorrando para llevarla un psicólogo, no lo sabía y ahora lo gaste todo —
—Oh Diane —
—No tengo para pagarle, ¡soy tan estupida! —
—Diane tranquila encontraremos la solución, yo puedo prestarte tengo algo ahorrado y...—
—¡Es demasiado dinero meliodas no puedes prestarme!— el más bajo solo se separó de su diosa llena de magia para acercarse hasta su desconsolada amiga y abrazarla, ella solo correspondió el abrazo a él instante empezando a llorar en su pecho. Unos increíbles celos invadieron el cuerpo de la diosa, no quería, no podía volver a enamorarse de un humano, ese trato de rompía cuando uno de los dos se enamoraba y no quería que eso terminara tan rápido, debía mantener sus sentimientos bajo control —Dios mío ¿Que voy a hacer? Soy una completa imbecil perdí a el hombre que amo por no preguntar antes — meliodas estaba destrozado no le gustaba ver a su amiga de coletas de esa forma, soltó un suspiro la consoló lo más que podía y cuando aparte noto que la diosa empezaba a sacar algo de su magia luminosa de sus manos llamando su atención supo lo que debía de hacer
—Prometo que voy a ayudarte —
—D-De verdad —
—Si Diane te lo prometo ahora solo distrae a king te ayudaré — la castaña envuelta en lágrimas ya nos ojo nada más, solo asintió con la cabeza limpiando un poco su nariz y se fue de ahí dejando a el rubio con la diosa quien solo se acercó a él con una sonrisa — Ya se lo primero que quiero que hagas —
—Te recuerdo que estás jugando con magia querido —
—No me importa solo quiero ayudarla — la sonrisa en el rostro de la joven se ensanchó — Se en que me estoy metiendo solo cumple mi deseo —
—Muy bien lo haré de todas formas conoces la paga — un escalofrío recorrió el cuerpo de el más bajo, solo trago saliva, se dio media vuelta encontrándose con la mirada azulada de aquella bella mujer y sin importarle que eso estuviera permitido o no se estiró hasta depositarle un suave beso en su mejilla
—Lo se y estoy listo solo quiero ayudar a mi amiga—
*
—Ahhh ahhh...mhhh ahh —
—Sigue así cariño no dejes de hacerlo — estaban en los baños, encerrados en el último cubículo esperando que cualquier a que entrara no los escuchara, meliodas tenía su pantalón y su ropa interior bajados hasta el pubis liberando su firme ereccion, la cual estaba siendo tratada por la diosa, esa celestial boca se metía y se sacaba su largura dándole una sensación tan deliciosa que tuvo que sostenerse de la pared para no dejarse caer, deseaba tocarla, colocar una de sus manos en sus suaves pechos y apretarlos las que ella gimiera, deseaba a besarla en los labios de forma intensa y probar a que sabe una verdadera diosa, probar a que sabe su amor. Dejo de pensar en eso cuando ella beso sus esferas suaves con cariño derritiendo su corazón — No dejes de gemir—
—Mhhh más — sus dulces sonidos aceleraban el palpitar en el pecho de la ojizarca— Ahh ahhh se siente muy bien...¡mngh¡—lo lamía como si fuera una paleta fresca que necesitaba después de un caliente día de verano, lamió la punta, lamió sus costados succionando cada parte de su masculinidad y presiono suavemente la base haciéndolo estremecer
—¿Quieres más?—
—Si...— susurro suave apretando los labios en una línea fina y rosada, no quería gemir tan alto ni mucho menos pero lo único que recibió fue que la diosa besara su punta rosada con fuerza y le diera una nalgada —¡Ahhhh!—
—No te escuché —
—Ahhh si , Elizabeth necesito más ¡Quiero más mnghhh!— la diosa solo soltó una risilla burlona por la expresión tan deliciosa que estaba haciendo su siguiente víctima, se aferró fuerte a las caderas de meliodas y siguió con lo suyo con más rapidez —Ahhhh ahhh ah Ellie —la bella mujer peli plateada soltó un gemido por su forma de llamarla, ese sonido bastó para que el placer sobre el miembro de el más bajo aumentara aún más. Si seguía con eso seguro llegaría a correrse más pronto de lo que esperaba —Mhhh ahhh asi — su cabeza iba de arriba hasta abajo, succionando en su rosada punta sintiendo como el reunió se tensaba, besando sus esferas para que volviera a la normalidad y luego repitiendo ese mismo proceso tocando sus nalgas y vientre bajo dándole escalofríos, ella estaba demasiado ocupada jugando con su pequeño juguete mientras él solo podía cerrar los ojos tratando de impedir que las lágrimas de placer salieran, pero era imposible cuando ella le hacía todo eso — Ahhhh ahhhh Elizabeth me vengo — anuncio su venida cuando en especial aquella hermosa diosa había aumentado su velocidad, fue entonces que decidió hacer algo más, se dirigió hasta la parte trasera de él y luego sin dudarlo metió un dedo tocando su punto p logrando que esté solamente atrajera su cabeza y casi convulsionara de el placer —Ahhh ¡AHHHHHH!—
Sin poder hacer más el más bajo se corrio en la boca de la peli plateada haciendo lo mismo que hizo la última vez, se arrastró hasta el suelo callando exhausto por el orgasmo que había tenido y miro a la cara a la diosa, ella era una bestia sensual que no dudaba ni un segundo en saltarle encima y aprovecharse de aquel trato que tenían en pie, empezaba a amar esa mirada azul y ese fuego ardiente que tanto empezaba a adorar ver en sus ojos, el pecho de la mujer con alas subía y bajaba con rapidez como si fuera a ella la que sufrió de ese asalto y cuando aparte estaba a nada de salir, meliodas se le aventó encima, la abrazó de la cintura haciendo que la diosa soltara un pequeño chillido y para finalizar recargo su cara ente sus senos haciendo que ella enrojeciera con fuerza.
—M-Meliodas —
—Quédate un rato más, solo un momento más — Elizabeth solo suspiro suave haciendo que la piel de meliodas se pusiera de gallina, sus mejillas estaban rojas por las atenciones y la forma tan de Luisa en la que le había hecho ese oral, quería cogersela ahora mismo en ese baño y escucharla pero aunque llevaban solamente unos días de estar conviviendo se había dado cuenta de la barrera "profesional", le había pedido que de favor le diera el dinero que necesitaba a Diane para que su relación con king no callera y ahora había recibido una gran recompensa—¿Me permitirías...?—
—¿Hu?—
—¿Puedo tocarte?— si el ambiente ya era cálido ahora con esa pregunta tan penosa por parte de meliodas y esos ojos brillantes por parte de él mismo Elizabeth se sentía en ese sueño de el que le contó su hermano mael, él le había contado que la pelirroja lo hacía sentir fuera de esa realidad en la que vivían tanto seres paranormales como humanos, gatos y toda clase de ser vivo, le advirtió muchas veces y aún así ambos callaron.
—Si, puedes hacerlo— lo que sucedió después fue igual de hermoso que su encuentro, meliodas se levantó de su pecho mirándole de cuerpo completo, la diosa solo se levantó de el suelo asegurándose nuevamente que no hubiera nadie en aquel lugar y luego ante los deseosos ojos de él más bajo empezó a desnudarse, se quitó si vestido, quito el botón que lo mantenía unido a su cuello y lo empezó a deslizar hasta abajo dejando su blanquecina piel tan nivea que meliodas tuvo que pasar saliva, iba liberando sus dos grandes senos, sus piernas largas y blancas como la nieve y su intimidad cubierta por sus bragas — Toca todo lo que quieras — pero sin duda eso no se lo esperaba. El de menor estatura apretó uno de sus senos sacándole un suspiro a la peli plateada, lamió su pezon sintiendo como ella se tensaba y gemía muy leve ante su acción, era delicioso y tan suave que incluso pensó en hacerlo todos los días pero cuando parecía que haría más cosas empezó a tocar sus alas—¿Que haces?—
—Son demasiado suaves, con ellas o sin ellas sigues siendo hermosa— solo él, solo él había acelerado su corazón de esa forma, cómo si fueran la atracción más hermosa de su mundo entero meliodas siguió acariciando sus suaves alas sin saber que eso era un punto sensible en las diosas. La albina luchaba por no gemir pero sus acciones era demasiado tierno con sus atenciones hacia sus alas, las extendió un poco permitiéndole que tocara mucho más de lo que él quisiera pero lo único que el rubio hizo fue recostarse en la suavidad de sus alas sintiendo como la diosa lo cobijaba con ambas alas blancas y lo abrazaba. Todo ese momento de paz se terminó cuando el sonido de clases sonó por sus oídos no tenían de otra más que ponerse decentes y salir.
¿Que era amar? Se preguntaba la diosa, quizá sólo era sentir cariño por alguien, cariño que después se perdía y era cuando los humanos cambiaban sin terminar de parejas y parejas. Los hombres que conocía habían hecho eso, primero pidieron cosas sin parar alimentando su soberbio corazón y cuando ella terminó completamente enamorada la desecharon como si fuera una don nadie. Dejó de pensar en eso cuando noto como él rubio se veía realmente candado después de aquel asalto, le daba pena verlo así, lo disfruto mucho eso lo sabía pero sólo lo hizo para ayudar a su amiga nada que alimentará su corazón soberbio.
—Mel...—
—¿Hu?—el susodicho volteo a verla con sus enormes ojos esmeraldas algo cansados pero esa sonrisa iluminada que la había encantado—¿Estas bien ellie? —
—S-Si solo ¿te haz enamorado alguna vez? — el susodicho se quedó pensando un largo rato provocando que sus mejillas se sonrojaran de poco a poco, la sonrisa que puso a continuación fue suficiente para que se quedara estática
—Si una vez, aunque ella en verdad no amaba—
—¿Por qué? —
—Pues era simple, era similar a ti teníamos mucho sexo pero nada de amor, ella pretendía cambiar mi forma de ser —elizabeth siguió callada siguiéndolo directo hasta sus clases— Era solo como ser amigos con derechos, sin abrazos o besos cariñosos, no había citas o momentos en los que era tu apoyo para que no cayera en un vacío oscuro — hasta apenas ese momento la albina abrió la boca para poder seguir conversando
—Así que eso es amar—
—Pará mí eso es, no sólo son roces placenteros o besos es sentir de verdad que podrías dar la vida por esa persona. Que la seguirías hasta cualquier lugar para poder estar juntos y también el hecho de poder estar a su lado para escuchar sus problemas y escuchen los tuyos— aquella revelación la dejó aún mucho más embobada con aquel pequeño rubio de gran corazón — Es raro encontrar a alguien así hoy en día —
—Supongo — y ya no tocaron más el tema en el resto de los días, no por que fuera incómodo o un tema alejado sino por que era una rama de los sentimientos en la que ambos eran inexpertos.
*
Habían pasado al menos dos meses desde que había iniciado todo y sin duda habían sido los mejores en la vida de meliodas, cada roce, cada momento intimo cada caricia y cada noche en compañía habían quedado grabadas en su mente, la diosa por su parte no había dejado de desear a el humano en ningún momento, no había dejado de frotarse por días, cada vez que le pedía algo era para ayudar a sus amigos y nada que tuviera que ver con él, lo que últimamente había empezado a hacer era a frotar sus intimidades mientras ambos se abrazaban, no lo había besado, ni mucho menos se habían acostado pero al menos le alegraba poder tocarlo y que él la tocara de esa forma descarada que sus ojos le pedían hacer. Podía sentir su energía masculina empezaba a desesperarse de que siempre era él el que se mantenía abajo y no podía tocarla más haya por que no se sentía capaz
Dejó de pensar en eso cuando una visita inesperada arruinó el momento en el que estaba apunto de abrazarse a ese rubio que empezaba a ponerla realmente loca de ese sentimiento muevo y cariñoso. Era algo, albino con unos profundos ojos rojos y unas alas iguales a las suyas con la diferencia de que él sí que sabía esconderlas cuando lo quería, para su mala suerte y por el trato que tenía con su adorable rubio este noto la presencia de el tercero en segundos
—¡Ban hola!—lo saludo animada abrazando a ese albino de el cuello notando la mirada oscura de el humano que la había capturado —¿Que haces aquí?—
—Lo que hacemos, me han invocado —
—Que felicidad, ya empezabas a sentirte muy solo en el templo al ver a todos con sus humanos — el albino de mirada curiosa solo así yo con la cabeza separándose de ese abrazo sin prestarle mucha atención a la mirada asesina que meliodas le lanzaba, de hecho iba a hablar con él y no con su amiga diosa —¿Quien es?—
—Elaine fairy, oh Ellie Ella es tan...—
—¡Tu eres aquel de el que Elaine se está enamorando!— el repentino grito de el rubio hizo que ambos espíritus de luz voltearan a verlo, una sorprendida y el otro completamente feliz de que al parecer empezaba a saberse su condición con la humana rubia —P-Pero como se supone que eres...—
—¿Imaginario? No chico en realidad soy tan real como Ellie y como tú pero sabes que no pueden venos —
—¿Entonces por que yo te veo?—
—Por que estás atado a Elizabeth hasta que el contrato acabe y decidas — la diosa de ojos azules se puso terriblemente pálida cuando escucho como su amigo albino le contaba lo que no quería contarle a meliodas y lo tomaba de el hombro para empezar a alejarlo de ella. Mierda quería poder disfrutar a su lado un poco más de tiempo pero sabía la decidió de todo y su rubio no tardaría mucho en decirle el "no" y despedirse, no lo creía capaz de hacerlo —Ya sabes decidir si te quedas o te vas —
—No entiendo a que te refieres —
—Como se nota que no sabías lo que hacías — meliodas solo bufo recordando ese momento donde todo empezó por desmentir esos rituales y terminó con una diosa personal abrazo a él —Escuchame Niño, ten mucho cuidado y no le crees falsas esperanzas ella puede llegar a amar con mi cuba intensidad y honestidad pero si le rompes el corazón volverá a ser tan fría como tu congelador o tu mente de ciencia — el más bajo solo se quedó callado desviando un poco la mirada hacia donde se encontraba la nerviosa Elizabeth escondiendo su rostro con sus alas, es posible que te enamores cuando la conozcas—
—Ya la amo...—
—...—
—Ya la amo, me he obsesionado con ella por completo — la respuesta de el humano fue suficiente para que ese otro ser de luz sonriera plenamente, ya era tiempo d e que su amiga encontrara a su hombre ideal, todos los demás que la invocaban pedían cosas egoistas y luego le pedían que los tratara sexualmente, cuando ella terminaba enamorada y les pedía irse con ella ellos se negaban, el trato se rompía y ella regresaba a su palacio con el corazón partido
—Si tienes la oportunidad será mejor que te quedes a su lado—
—Demonios la amo de verdad, esto está mal — pero su nuevo amigo irreal solo golpeó su hombro con fuerza haciendo que este, se agachara un poco por el repentino golpe y la diosa se quedara confundida de su repentina risa cantarina
—No está mal chico, si la amas de verdad todas las respuestas se quedan claras — meliodas solo siguió pensando atentamente, recordaba que se lo había dicho el primer día, él era el precio por jugar con magia y complacer a los de su alrededor — Si la amas de verdad no debería de importarte —
—No me importa, la amo pero se que ella solo lo hace por que la invoque nada más—
—Toma mi consejo, si tienes la oportunidad quédate a su lado se lo que te digo— ese hombre ya no le dijo nada más solo regresaron a donde la diosa los esperaba despidiéndose de la misma forma en la que entró a ese lugar — Nos vemos en el palacio Ellie —
—¿Palacio? ¿Que hay de la chica?— la sonrisa resplandeciente de el de colmillos de zorro basto para que meliodas comprendiera a lo que se refería
—Encontré a mi acompañante de vida —
*
—Ellie, ¿podrías venir?— desde su conversación con su amigo de el alma, literalmente, no habían vuelto a hablar ni de él tema ni de cualquier otra cosa que tuviera que ver con ellos dos pero cuando habían llegado hasta su casa la diosa notó un brillo particular en la mirada de el oji verde, algo le ocultabas y quizá le había mandado hablar para que resolviera sus dudas
—Ya estoy aquí, si quieres hablar de lo que dijo ban yo...¡kyaaaaa!— antes siquiera de que se diera cuenta de lo que sucedía bien, fue abruptamente empujada a la cama dejando que su cabello y alas se desparramaran en esta, la puerta se cerró dejando que sus sentidos volvieran en si y cuando volteó a ver a su acompañante se encontró con la visión de que se encontraba desnudándose lentamente mirándola con deseo. Eso no lo había visto en él desde que le permitió tocarla, cada parte de su cuerpo expuesta, cada parte de esa piel blanca marcada un poco de rojo por los chupetes que le dejaba. La estaba volviendo loca
—M-Meliodas ¿que haces? ¿Que pasa?—
—Pasa que ya he tomado mi decisión — Elizabeth se quedó paralizada cuando el más bajo se quitó definitivamente su camisa liberando su pectoral y abdomen que se había vuelto adicta a tocar esos meses, era tan sensual que sin duda podía decir que decencia de dioses o demonios quizá — Pasa que ya no puedo aguantar este deseo...—
—Meliodas —
—Cada que te frotabas contra mi me hacías sentir que podría correrme de solo sentirte...— la albina se quedó más callada cuando su pantalón toco el suelo — Cada que me tocabas sentía que me estaba volviendo realmente loco...— se quito sus zapatos con tal agilidad que ella pensó que incluso lo estuvo practicando— Y con cada noche que me abrazabas al terminar de jugar conmigo...— él se detuvo un momento antes de quitarse su bóxer notando la mirada deseosa por parte de Elizabeth— Te amaba más—
—Meliodas yo...—
—Se que quizá no sientas lo mismo pero déjame demostrarte lo mucho que te amo— ella no pudo responder por qué ahora ya completamente desnudo y restregándose contra ella así como dios lo trajo a el mundo meliodas se puso sobre ella moviendo sus caderas de tal forma que ella solo abrió más las piernas con tal de poder sentirlo más. Esa clase de placer no se la había dado nadie —¿Puedo besarte?— claro que poda, lo deseaba con ansias, deseaban que esos labios Yam carnosos y húmedos la besaran con pasión, deseaba que la penetrara y empezara a embestirla tan fuerte a el mismo tiempo que la tocaba como siempre lo deseo
—Si, bésame meliodas, hazme lo que quieras— no dudo ni un solo segundo y al fin después de meses de espera estampó sus labios con los de su amada gimiendo por la felicidad y el placer que sintió, eran muy suaves, eran deliciosos o con un sabor a cerezas rosadas y jugosas como las de enfrente de el pastel por las que la mayoría de personas se peleaban por conseguir. Delicioso, jugoso, nunca había sentido tanta satisfacción al besar a una mujer, se separó por la falta de aire y su respiración aún más agitada, sentía la piel en llamas comp si fuera a arder en el infierno por estar apunto de tomar a una diosa
—Necesito besarte más... debo besarte más si no lo hago voy a morir — la de cabellos albinos no dudo ni un segundo el volver a aventarse sobre el humano, tomó fuerte de el cuello sacándole un chillido de sorpresa que la dejo con ternura y sin pensarlo volvió a juntar sus labios — Ahhh— gimió este cuando ella le mordió su labio inferior con fuerza, lo jalo un poco aún entre sus dientes mirando las mejillas rojas de meliodas y sus ojos entre cerrados, con su boca abierta no dudo en empezar un beso de lenguas tan intenso que causó pequeños gemidos por parte de ambos. Elizabeth incluso empezó a pensar que todo eso era un sueño pero se sentía demasiado real
Se separaron nuevamente cuando el aire les pidió a gritos volver hasta sus pulmones nuevamente, sus corazones no podían estar tan acelerados seguro se les saldrían de el pecho en cualquier momento, sus ganas de unirse fueron más grandes que cualquier pista de racionalidad en ese momento. Meliodas dirigió sus manos a el botón de su cuello para poder quitarle vestido como la había visto hacerlo muchas veces. Por primera vez en ese tiempo tenía el control y eso sin duda le estaba encantando. Lo quito con rapidez y desesperación esperando poder ver su cuerpo desnudo, lo deslizó entre sus piernas dejando que sus pechos y sus bragas quedaran ante su vista y cuando la tuvo semi densidad ante él se le quedó mirando fijamente. Eso bastó para que la conciencia volviera a Elizabeth y lo detuviera colocando una mano en su pecho
—¿Que sucede? ¿No te está gustando?— pregunto meliodas con una pizca de desilusión que le rompió el corazón a la diosa — P-Perdon te incomode esa no era mi intensión yo no...—
— Meliodas no es eso, me está gustando solo que...— el silencio enigmático que los separo un poco solo hizo que ambos se sentaran en la cama, meliodas soltó un ligero gruñido, estaba tan duro en esos momentos que lo menos que podía hacer era pensar con claridad pero ella se veía tan preocupada que tratando de controlarse se sentó en la cama empezó a estimular sus pechos, apretarlos, juntarlos y luego volver a separarlos jugando en círculos con sus pezones recibiendo pequeños suspiros por pare de la mujer con alas — S-Si haces esto estarás firmando otro pacto n-no podrás...ahhh...no podrás regresar meliodas es como si te estuvieras convirtiéndote en...—
—¿Un Dios?— la albina se quedó callada, en parte era por las caricias que su amado le daban a sus montañas pero su sorpresa fue tanta que solo apretó las sábanas en un acto desesperado de no caer en la locura — Elizabeth no me importa arriesgarme con tal de estar contigo —
—Solo me conoces dos meses no sabes cómo soy, estarás atado a mi por la eternidad y si llegas a cansarte de mi no podrás hacer...¡ahhhhhhh!— la boca de el más bajo había ido a parar directo a su rozado botón sacándole un fuerte gemido a Elizabeth, su lengua rodeando su aureola, su manos apretando su seno con algo de fuerza sintiendo como esa humedad entre sus piernas empezaba a extenderse y los ligeros lengüetazos que daba sobre este —Dejaras amigos y familia, será como si te hubiera tragado la tierra meliodas nunca nadie sabrá más de ti, serás una personas desaparecida más a la que jamás encontrar yo no...¡kyyaaaa meliodas!—
—No me importa — su boca succionaba su pecho con fuerza apretando su suavidad — Quiero estar contigo ¿recuerdas lo que te dije hace un tiempo? —- la albina se quedó completamente callada ante eso, claro que lo recordaba su conversación donde le había preguntado sobre amor — Iré a cualquier lado con tal de estar contigo, con tal de poder abrazarte y escucharte por que te amo—
—No lo hagas mel, estás desperdiciando tu vida mortal por venir conmigo —
—Eso es lo que quiero —-una succión más y ella tuvo que morderse el labio para no gritar, la otra mano de el oji verde empezó a bajar lentamente hasta empezar a acariciar su intimidad sobre las bragas, si eso era tocar verdaderamente el cielo entonces prefería quedarse en la tierra para poder tocarlo— Quiero tener una vida contigo —
— Pero para tener esa vida dejarás esta ¡Mngh!—
—Para mi esto no es vida si no estás a mi lado, me he enamorado de ti, te amo diosa Elizabeth te amo con toda mi alma— su hermosa declaración causo las lágrimas de la bella albina, había encontrado su acompañante de vida pero le dolía mucho el hecho de que él debía renunciar a todo por ella, no se quería imaginar el dolor de sus seres queridos al creerlo desaparecido de por vida con cada año que pasará creyendo que esta muerto cuando en realidad estaba formando su propia familia con ella en el templo celestial —Mi corazón, mi alma, mi vida elizabeth te pertenecen —
—Más vale que estes seguro—
—Muy seguro — y entonces el asalto amoroso volvió a iniciar solo que esta vez con más rapidez y pasión que antes, meliodas besó su pecho a la altura de donde su corazón desenfrenado latía con fuerza por las caricias que le daba su amante, luego bajo nuevamente hasta su pecho y esta vez se lo llevó completo a la boca escuchando sus pequeños gemidos por sus acciones mientras su mano viajaba por esos pliegues rosados y húmedos que anhelaban ser atendidos
—Esta bien te amo...— él se quedó paralizado ante esas palabras, el susurro de la diosa jadeante fue suficiente para que meliodas se sonrojara terriblemente y parara sus acciones— Te amo, te amo meliodas amo todo de ti te amo—siguió diciendo sin dejar de jadear, fue como darle alivio a su pecho necesitado de cariño.
—Dilo de nuevo —
—Te amo...—entonces volvió a lanzarse a sus labios para besarlo con quizá más intensidad que antes, los mordió, los succionó, exploró su boca con su lengua y se sentía en el paraíso la poder besarla con libertad sabiendo que sus sentimientos eran correspondidos —Ahhh...mhhhh— el rubio siguió bajando dejando un rastro de saliva en el cuerpo de la diosa, su mano seguía jugando con su pecho derecho pellizcando su pezon de vez en cuando o jalándolo deleitándose con su hermosa expresión que hacía, besó su vientre aquel que esperaba le diera hijos cuando llevaran más tiempo de relación, besó sus muslos, besó su mano haciendo que ella se derritiera por dentro por completo y cuando llegó hasta su intimidad con sus dos manos quito sus bragas blancas mirando cómo su humedad transparente ya empezaba a salir indicando que estaba preparada
—¿Por que debías hacer esto?—
—¿Eh?—
—¿Por que te ponían a complacer a hombres por cad acosa que pidieran? Pensar en que alguien mucho antes que yo de tocó, que alguien disfruto de ti mucho antes de mi me hace sentir unos enormes celos— su sentir solo hizo que Elizabeth sintiera más amor por ese humano e incluso una increíble ternura por el nuevo sentimiento que había logrado en , se había enamorado por completo de ella, tanto que ahora solo quería tenerla a su lado aunque so significara desaparecer de la faz de la tierra
—No lo sé, solo se que esa era la paga por usar la magia y después de eso ellos decidirían si venir conmigo o quedarse pero ninguno me amo, todos me abandonaron y siempre cada que me invocaban y me iba sin ponerlos a elegir de todas formas sabía que no vendrían—
—Pues yo si iré contigo — nuevamente sus caricias se retomaron, el rubio acaricio su intimidad con sus dedos anular y medio disfrutando de la forma en la que ella inconsistentemente abría más sus piernas para conseguir ese contacto, pellizco muy poco su clítoris dándole vueltas en círculos o pequeños golpecitos que le dieron espasmos a la diosa y cuando sus dedos de meliodas no pudieron estar más mojado se posicionó entre sus piernas restregándose nuevamente contra ella jadeando con cada pequeño roce que tenían sus intimidades ahora desnudas —Ahh...ahhh...—
—M-Meliodas espera si lo haces ya no habrá...— pero este no la dejo terminar, solo la beso en los labios nuevamente sonriendo con felicidad y de una estocada se introdujo en ella sedándole un pequeño gritón a la albina. Se quedó completamente quieto al segundo siguiente, sabía que la solo jugaba con el cuerpo de los hombres pero él era el primero que en verdad la tocaba y se la tomaba, ella era virgen por lo que se quedó quieto para poder esperarla —Mhhhh ya...—hizo una mueca de satisfacción pura cuando al fin se adentró, tan cálido y húmedo que lo hacía jadear con felicidad, era como si después de estar solo tiempo al fin hubiera llegado a casa, cómo si al momento de hacerle el amor a esa diosa hubiera entrado a casa, el movimiento de las caderas femeninas lo sacaron de sus pensamientos
—¿Segura?—
—S-Si– meliodas ya no dudo ni un momento más en hacerlo, empezó a besar su cuello, su pecho, pasó la lengua por su botón rosado al momento en el que inició con unas suaves estocadas que crearon un vaivén placentero que los tenía jadeando —Ahhhh...mhhhh—
— ¿S-Se siente bien? Grhh—
—Ahhhh si...mhhh— era lento de forma pasional y cariñosa, estaba consiente de que cualquier otro no hubiera parado o hubiera sido tan cariñoso y delicado como él lo estaba siendo en esos momentos —Ahhhh más...más — el rubio se quedó quito cuando escuchó su dulce súplica, tenía los ojos llenos de lágrimas, tenia un suave sonrojo en sus mejillas y temblaba por completo por las sensaciones que estaba teniendo. Solo le sonrió lo más comprensivo que pidas se inclinó para besarla en los labios una vez más y luego en un momento eso rápido la puso en cuatro sobre la cama, pegó su pecho formado en su espalda besando el inicio de sus alas, sus manos subieron hasta sus pechos apretándolos y manipulándolos de tal forma que ella empezó a gemir nuevamente y haciéndole caso a su petición aumentó el ritmo en el que había iniciado haciendo que los vaivenes fueran tan movidos como una danza a la luz de la luna—Ahhh ahhh ¡¡¡Si asi!!! ¡Dame más meliodas dame más ahhhhhh!—
—E-Elizabeth ah mhhh— contoneando sus caderas de forma brusca buscando tocar su punto sensible para darle más placer, beso su espalda y su nuca sintiendo cómo se relajaba y tensaba en ese orden por sus caricias y movimientos, sus gemidos se escuchaban por toda la casa, el golpe entre sus cuerpos solo los ponía mucho más calientes — Ahhh ahhh mhh— estaba tan excitado que aumento aún más el ritmo en el que iba sintiendo como su bella diosa esta vez se tensaba con fuerza y arrugaba las sábanas
—Meliodas meliodas ahhh— sentian ese cosquilleo en sus vientres, la velocidad era crítica tanto que les sorprendía que de empezar le to y sensual habían terminado teniendo un sexo más rudo y duro de lo que se esperaban, la espalda de meliodas dolía no iba a negarlo empezó a sentir ardor en su espalda al mismo tiempo en el que sentía su orgasmo llegar. Con tantas atenciones por esa diosa ahora su cuerpo era mucho más sensible que antes y eso nos abría si adorarlo o no— Ahhh ahhh ¡Ahhhhh meliodas siento algo...ahhhh!— su interior lo apretaba con fuerza sofocándolo, el aire se le iba con cada embestida rápida que le daba, su miembro palpitaba en su interior como si fuera z romperse y cuando quería estar mucho más cerca de ella atrajo su cometer haciendo que sus cuerpos quedaran más pegados
—Ahhhh Elizabeth ahhh mhhh ¡¡oh joder me estás succionando!!!— el sonrojo en las mejillas de Elizabeth aumento ante ese comentario —¡¡¡Ahhhhh mierda se siente muy rico!!!— grito fuerte aumentando sus embestidas, no un terremoto los hubiera sacudido tanto, meliodas solo succionó el lóbulo de su oreja sintiendo como ella casi convulsionaba y sufría de espasmos constantes de placer
—¡M-Meliodas kyaaaaaaa!—
—¡Ahhhhhhhhh!— combinando su dolor con su interminable placer meliodas le mordió el hombro a su diosa causando que ella soltara un último grito, una dos, tres embestidas más y cuando ambos llegaron hasta su ansiado orgasmo él se deleitó por la forma en la que sus fluidos lo mojaban por completo y empezaban a escurrir entre ellos, sus respiraciones estaban agitadas, su ardor no se había detenido cosa que hizo que callera a la cama haciéndose bolita por ese dolor que sentía, era como si fuera a romperse por dentro. Dejo de pensar en eso cuando su diosa desnuda lo abrazo con fuerza recargando su cara entre sus senos y acariciaba sus cabello rubios con cariño
—Shhh tranquilo pasará pronto —
—E-Ellie duele mucho —
—Calma a tranquilo pasará pronto...— poco a poco el cansancio iba tomando posesión de ese rubio enamorado con locura, se aferró a su cintura tratando de guardar ese último momento de su vida mortal en su memoria y alzó su mirada cansada chocando con los ojos azules de su diosa —Ya no hay vuelta atrás —
*
Meliodas se despertó con la sensación de haber dormido durante días enteros incluso semanas, se sentía con una paz increíble dentro de su cuerpo como si cada problema que tuviera encima se hubiera largado para dejarlo disfrutar de su vida, se sentó en la cama soltando un enorme bostezo como si fuera un pequeño niño, se talló los ojos para poder facilitar su visión, miró hacia su alrededor y cuando aparte noto que estaba desnudó en un lugar que no era su casa recordó lo sucedido la otra tarde. Se ruborizó con furia cuando cada parte de ese momento se grabó en su mente
—Buenos días cariño ¿qué tal dormiste?—saliendo de el baño envuelta en una bella bata blanca que acariciaba su apariencia celestial, Elizabeth se acercó hasta él con una hermosa sonrisa luminiscente y sus ojos llenos de pequeñas lágrimas, su diosa, su bella diosa estaba frente a él y no lo había dejado, fue tanta su felicidad que sin pensarlo mucho junto sus labios en un beso necesitado como si ella fuera el agua que necesitaba para vivir y se separaron con los ojos cerrados —Bienvenido a casa —
—...¿Casa?...—
—Si mel, hemos llegado a casa— le respondió está acariciando la mejilla de su amado con un poco de lagrimas
—Más, por favor no dejes de tocarme — una risilla salió de la boca de Elizabeth, había dicho lo mismo que dijo cuando se habían conocido solo que ahora le pedía que no dejara de acariciarlo y acariciarlo, cuando estuvo ya un poco más tranquilo la diosa se separó para seguir explicándole.
—Estas en el palacio celestial en el que todos nos encontramos y tú nuevo hogar— poco a poco una norme sonrisa se formó en la cara de el más bajo quien solo asintió con la cabeza y abrazó con cariño a su bella mujer dejando que su olor afrodisíaco dilatara sus sentidos, a calor era impactando, podía sentir su cabello mojado como si se hubiera dado un baño y la forma tan dulce en la que sus delgados brazos lo rodeaban. De no ser por que ahora sentía una presión en su espalda quizá habría seguid en aquel abrazo, se separó con lentitud de ella sintiendo como si fuera a estallar en pánico, se dio la vuelta lentamente esperando que no fuera lo que esperaba pero sus sospechas eran ciegas. Dos hermosas y blancas alas se encontraban unidas a su espalda extendiéndolas para poder verlas—Ahora eres como yo— murmuro ella suave acariciando sus recientes alas sacándole un pequeño gemido a meliodas, ahora sabía lo que ella sentía cuando acariciaba sus alas, se sentía demasiado bien, eso solo causó la cristalina risa de la diosa
—Ellie ahora estaremos juntos —
—Si mel ahora estaremos juntos y aunque ya no puedas volver podrás seguir viendo a tus amigos y familiares— meliodas hizo una pequeña mueca al saber que ya nunca podría volver a verlos pero la quito de en edita cuando su albina lo abrazo nuevamente escondiendo su cara entre su cuello — Que bueno que ya no estaré sola— susurro contra su oído, él había pasado literalmente de no creer en nada de eso a convertirse en una de esas criaturas mitológicas en las que n en sus alocados sueños creyó ver alguna vez —Ven, vístete y acompáñame seguro quieres conocer a los otros — y entonces nuevamente lo hizo, confiando ciegamente en ella meliodas tomó la mano de su diosa y ahora esposa celestial admirando los bellos paisajes de ensueño que le brindaba su habitación en aquel palacio de los cielos, ríos, aguas cristalinas, áreas verdes y un aire tan puro que creyó nunca poder inhalar, estaba en un mundo irreal que solo imagino en sus sueños y con esa mujer que le sonreía feliz era como si en verdad estuviera en su hogar, solo pudo acompañarla hasta donde estaba su nueva ropa y seguirla ciegamente, ahora que vivía con ella no dudaría en aprovechar cada tiempo de su nueva vida inmortal a su lado, en ningún segundo dudaría en formar una familia, de todas formas, ya no hay vuelta atrás
Uffff me salió más largo de lo que me soeraba, solo planeaba que lo tocara y luego viniera el lemon pero no, quería aumentar más cosas XD
De hecho me quede con ganas de meterle muchísimo más lemon y lime pero decidí no hacerlo por qué quedaría mucho más largo XD, también planeaba poner a Tristán pero se que quedaría como un escrito de la biblia ;w;
Espero les haya gustado aunque quizá no haya sido lo que esperaban y en realidad no les gustó, voten y comenten saben que adoro leer sus comentarios y opiniones sobre mis escritora, disculpen faltas de ortografía las corregiré,digo y son más que decir nos veremos en un capítulo de sin tu voz ewe
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