BAD

Ambientada en los años 80 y también verán lo que para mi significan varias canciones que pondré en la lista de reproducción de meliodas, además...

Habrá una canción por parte de la historia así que aunque este centrada en la canción de michael también habrá más éxitos musicales de los 80/90 (la mejor época a mi parecer. Esa si era música cabrón :'u)

—¡Por favor se lo ruego! ¡No traigo dinero! —un risa oscura brotó de el pequeño cuerpo que lo mantenía acorralado en el callejón más oscuro de la ciudad. Pasaban carros que no escuchaban sus gritos, personas que preferían ignorar que no habían visto nada a ayudar y la oscuridad de ese lugar ese suficiente para que el castaño de ojos ámbar notará unas esmeraldas peligrosas—Se lo ruego. ¡Quiero regresar a casa con mi esposa y mi hijo! —

—¿Por qué todos dicen lo mismo? —pego más su arma contra la cabeza de el contrario asustandolo—Quiiri i mi ispisi y mis hijis— arremedo a el de ojos ámbar con una risa y causando un escalofrío en su víctima. ¿Acaso esa persona no tenía corazón? ¿Acaso no pensaba en la pena y dolor que iba a provocarle a su esposa si lo mataba? ¿El problema que causaría si le entregaba sus pocas pertenencias? —Por una vez digan algo que si sea importante—

—¿Q-Qué planea? ¿Va a matarme? —

—Tu hablar es aburrido, comportate como hombre—susurro sonriendo aún más presionando el arma de fuego. King se estremeció y soltó un sollozo de el cual el asaltante se burló. A su gusto ese pequeño castaño era una mariquita que no merecía la familia que tenía —Que mariquita—

—Disculpe señor pero no permitiré que hable así, que un hombre lloré no quiere decir que sea una mariquita —

¡Pum! Había disparado justo al lado de su cabeza dejándolo sordo durante algunos minutos que lo pusieron a sollozos aún más por su vida, estaba asustado y la cara de su esposa era lo único en su memoria

—Hombre o mujer, llorar te hace débil—gruñó—Ahora, ¿por qué no acabábamos con esta farza? —sonrió

—¿F-Farza? —

—Tienes un reloj de 100 dólares ahí amigo, eso no lo tiene la gente sin dinero—el castaño se estremeció de pies a cabeza por esas palabras y trago en seco—Eres harleking fairy de los grandes fairy. No eres un pobre mendigo que no tiene ni para comer, ahora, ¿podrías darme la cartera que tienes detrás de tu pantalón y acabamos con esto? —se alejo unos pasos de su víctima sin dejar de apuntar directo a los sesos con una sonrisa. Solo eso fue suficiente para que el hombre castaño temblara y sudara en frío

—¿Cómo supo eso? —

—Me gusta investigar a mis víctimas—el castaño trago en seco

—¿Por qué no me quito la cartera desde el inicio? —el ladrón soltó una risa más, golpeó a el hombre en la cabeza dejándolo desmayado en el suelo mirándolo con indiferencia y finalmente tomó la cartera de cuero junto a él reloj que seguro le ayudaría.

—Porque es más divertido así —

*

Meliodas caminaba por las calles con un cigarrillo en manos y una mirada verde observadora. No había mucho potencial por la calle en la que andaba pero tampoco las cosas estaban tan mal. Veía a una mujer de cabellos lila que tenía un collar de 300 dólares, un hombre que un reloj de 1000 dólares y una hermosa chica con una bolsa de la misma cantidad. Soltó un chiflado disimulado y le dio una fumada a su cigarro. Ya había escogido a la víctima perfecta para esa noche y si no se equivocaba en quien era entonces sabia a dónde estaría y el callejón más cercano

—¿Supiste la noticia? —escucho a un par de mujeres murmurar cerca de él. Al instante les puso atención de forma disimulada

—No, ¿cuál noticia? —

—El otro día asaltaron a el hijo mayor de los fairy. El señor está molesto y está dando una gran recompensa para aquel que le entregue a su asaltante—el blondo soltó una risa en mirando a las damas de reojo y negando con la cabeza —Además, esa persona sabe muy bien de cada víctima. Ya no es seguro salir de noches—para la sorpresa de la dama y de el de ojos esmeralda la otra joven empezó a reírse de forma irónica y luego sonrió un poco oscuro para el gusto de su amiga

—Nunca ha sido seguro salir de noche, que a ti jamás te hayan asaltado es otra cosa—tenía mucha razón en eso

*

Se acomodo las mangas de su chamarra negra siendo lo más silencioso y sigiloso que pudo ser, bajo la gorra que llevaba para que su cara no se reconociera, metió las manos en sus bolsos esbozando una media sonrisa pero antes de que pudiera hacer su movimiento, la dama que perseguía se metió justo en el departamento en el que él vivía. Paro un poco su andar alzando una ceja con curiosidad y volvió a seguirla de cerca. De forma que ella no se diera cuenta pero lo suficiente como para no perderla de vista, subió las escaleras, dobló en varias esquinas cada vez un poco más rápido preocupando a el blondo y justo en su mismo pasillo

—Hola—ella se detuvo y me dio la cara. Poseía una dulce sonrisa que debió admitir que le sorprendió y le extendió la mano con amabilidad—¿Tu eres ese ladrón no? E-Elizabeth liones yo...—le cubrió la boca con sigilo sacándole un jadeo de sorpresa, la arrastró hasta su departamento asegurándose de que nadie los haya visto, abrió la puerta y aún con las luces apagadas la aventó en su interior de forma brusca sacándole un gritillo —¡kyaaaaa!—ahora si estaba asustada. Tenía la esperanza de que tal vez hablar con él fuera suficiente para que dejara de seguirla pero en vez de eso solo estaba atrapada en la casa de aquel ladrón de noche. Mierda, todo por sus estúpidas ideas amables—Yo...yo...—

—Shhhhh—sintió como aún entre las sombras ese hombre le colocaba el arma justo sobre la sien y sonreía entre tinieblas—Linda, creo que no sabes los rumores sobre mi—presiono el arma de fuego sacándole un jadeo asustado. Elizabeth cerró sus ojos durante unos efímeros segundos causándole una risa a el blondo de cachucha. Pero tan rápido como ella abrió sus ojos nuevamente los abrió y sonrió levemente, por dentro estaba que se moría de él miedo y quería llorar, por fuera estaba con una sonrisa amable y unos ojos calmados que desconcertaron a el ladrón. Sintiendo como esa arma se presionaba más contra su cabeza al momento en que sintió como ella se movía, soltó un jadeo, su respiración se agitó de forma increíble por el terror y ante los ojos verdes de el asaltante ella le entregó su cartera

—Descuida, puedo trabajar horas extra para reponer mi dinero—jadeo un poco suspirando con alivio cuándo la presión en su sien desapareció definitivamente. Aún no pifia verlo pero podía sentir como su sonrisa se había evaporado y su cuerpo temblaba fuertemente —Elizabeth liones, mucho gusto. Ahora, tienes lo que quieres, ¿me dejas salir por favor? —rogó, ahora si dejo que la verdadera elizabeth saliera. Una lagrima se resbaló desde su mejilla con un sollozoso que hizo sentir mal a el blondo que no dejaba de ver y sentir la cartera en su mano solo pudo suspirar un poco alejándose de el cuerpo femenino, la yomod e el brazo sintiendo como ella se estremecía y con mayor suavidad la sacó de su apartamento. Apenas estuvo afuera elizabeth alcanzó a notar un par de mechones amarillos que se ocultaron entre las sombras. Una increíble curiosidad recorrió su cuerpo entero mirando la puerta ahora cerra en su interior y como la luz se prendía. ¡No! ¡Elizabeth no! Fue un encuentro nada más, solo uno, no hagas que la curiosidad mate a el gato y termines bajo tierra. Solo pudo empezar a llorar a un más fuerte sin saber que el hombre en el interior siguió escuchando su dulce llanto con el corazón roto y las manos temblando, maldita sea, odiaba las lágrimas, odiaba esa sensación de arrepentimiento, odiaba que las mujeres fueran su debilidad. Solo se arrastró hasta el suelo con los ojos cerrados sin dejar de escucharla, internamente le pedía perdón pro haberla asustado tanto

*

—Toma un descanso ellie, ya hiciste demasiado—pero la rubia pequeña no consiguió que la adorable camarera dejara de limpiar mesas. Una semana había pasado desde que la habían robado y aunque al inicio todos la interrogaron pidiendo información ella solo pudo decir la verdad, no vio nada de su cuerpo ni cara, estaba cubierto y lo hizo en la oscuridad. Hizo lo que había cumplido, trabajó horas extras en la cafetería en la que trabajaba quedándose hasta altas horas de la noche o llegando demasiado temprano y su apariencia era moribunda. Un blanco enfermizo que asustaba a los clientes, unas ojeras negras bajo sus ojos, una vara de cansancio que parecía un zombie como el de las películas de el cine, suspiro un poco tomando uno de sus reproductores de cinta metiéndolo en el aparato correspondiente, se puso sus audífonos reproduciendo una canción dulce que solo hablaba de amor con un solo de guitarra lento y suave que lavaba todas sus penas y se recargo en la barra. Al ver eso, elaine solo negó con la cabeza resignada y se alejo, de su amiga con una mueca. Esas horas extras le harían mucho daño a su salud

La albina soltó un suspiro poniendo atención a la letra de la canción como si ese fuera su único descanso, solo quería dormir un poco y tal vez despertar dos días después, cerrar los ojos y al abrirlos ser una princesa que tenía la vida resulta. Su amiga la ayudaba económicamente, era de la familia fairy pero para ser de esos ricos era muy noble, de no ser así no estaría trabajando como mesera por un dinero que no necesitaría nunca en su vida, menos si es que ya estaban arreglando su compromiso por dinero con la familia undead

Soltó un salto de el susto cuando sintió como alguien la tomaba de el hombro con dulzura sacándola de su trance mental, se quito los audífonos casi aventandolos hacia la barra y se tallo los ojos poniéndose bien recta

—B-Bienvenido a el boar hat. ¿Desea una mesa sola o para compartir? —el de estatura baja frente a esa hizo una mueca arrepentida que ella no pudo interpretar al principio. Miró hacia todos lados con esos ojos esmeralda brillantes asegurándose de que nadie los observaba u cuando noto la mirada curiosa de alguien en una mesa apartada la abrazo. Elizabeth solo pudo soltar un respingo de sorpresa retrocediendo un poco poniéndose roja—D-Disculpe, ¿esta bien? ¿Esta ebrio? ¿Necesita ayuda? —el hombre abrazado a ella negó con la cabeza. Se puso de puntilla acercando sus labios rosados hacia la oreja de la femenina y con un movimiento sutil le coloco un bulto en su mano haciéndola jadear

—Lamento lo de la otra noche—susurro. Luego se separó de ella con una sonrisa que percibió era falsa y miró como aquel rubio se despedía con una mano alzada como si fueran conocidos de toda la vida. Las mejillas de la platinas se llenaron de un color rosado mirando como él desaparecía entre la gran magnitud de la gente afuera y sonrió. Sin esperar sólo fue hacia atrás de la barra, detuvo la canción que sonaba y abrió su mano. Lo que miró la dejó tan impresionada que sintió que podría desmayarse en ese momento. Era un poco de dinero con el que sus horarios extras finalmente llegaban a su fin liberandola de el cansancio y dejándola con las ganas de irse a su cama a dormir

*

Se sostuvo un poco la bolsa revisando una vez más que no hubiera algo de valor en su interior, se acomoda la falda que llevaba, peinó con sus dedos  su largo cabello y tras prepararse mentalmente para lo que haría tocó a la puerta con una sonrisa. Esta no tardo en abrirse lentsemte revelando a el mismo chico que le había dado dinero unos días atrás, este se apoyo en la pierta y cuando la vio su sonrisa decayó volviéndose una de terror absoluto, antes de ua epdueira cerrarle la puerta en la cara ella la detuvo con la mano dejándolo pasmado

—¡Espera! —la respiración de el más bajo se agitó fuertemente por su voz y la miró de pies a cabeza—Y-Yo venía agradecerte, por el dinero. Puede que no nos hayamos conocido en las mejores condiciones pero... —

—Por favor vayase—la albina solo entre erro sus ojos con decepción mirándolo fijamente. Había miedo y sorpresa en su rostro, su cuerpo temblaba y sus ojos no dejaban de ver el pasillo. ¿Por qué no simplemente dejó todo por la paz? ¿Por qué quería encontrar la bondad en él? —Ya le pedí perdón y le devolví su dinero, retires de mi casa por favor —

—No—le blondo frunció su ceño fulminando a la dama con esos ojos verdes. Contrario a la reacción que esperaba ella se adentro en su casa sin ningún permiso y cerró la puerta detrás de ella, luego sacó lo que parecían bebidas de el lugar donde trabajaba y le extendió una cerveza mientras ella sacaba su café dejándolo anonadado—¿Cuál es tu nombre? —el blondo frunció los labios mirando la bebida fría en su mano y luego a ella una vez más, solo pudo dedicarle una mirada de desconfianza mientras observaba cómo ella le daba una vista a toda su casa recién ordenada y se detenía en la colección de billeteras, se avergonzo cuando ella reconoció la suya e hizo una mueca—Hey descuide, soy de confiar—

—Meliodas—la dama volteo a verlo cuando esa sencilla palabra llegó hasta sus oídos, no pudo evitar reír al ver cómo él abría la cerveza y le daba un trago mientras caminaba al sofá con rapidez para sentarse. No confiaba en ella pero había estado tanto tiempo solo que añoraba las conversaciones en conjunto donde podía conocer la visión de cada persona—Y otra vez, lamento lo de la otra noche. Te confundí—

—¿Me confundiste? —el rubio asintió

—Creí que eras Liz danafor por la bolsa de 1000 dólares que traías—señaló justamente la bolsa que llevaba puesta riendo un poco al ver la cara de sorpresa de la albina y no pudo evitar sonreír dulcemente por eso—Sin querer fuiste mi víctima esa noche, lo lamento —

—Si que sabes de dinero—

—Es a mi que me dedico—suspiro un poco. Dentro de ese ser oscuro que sabía bien a cual persona escoger y a quienes quitar de su camino había alguien más, alguien que valía la pena escuchar, todos teníamos el derecho de ser escuchados al menos una vez en nuestras vidas, alguien solitario que guardaba una pena en sus ojos esmeraldas. Con su bebida en mano la dama se acercó de nueva cuenta hacia el ladrón con una sonrisa y se sentó a su lado poniéndole atención. No le gustaba el tema, debía de admitirlo pero ver el brillo en ese par de color verde fue suficiente para escuchar sus planes malévolos de ser necesario. Ver esa dedicación en escucharlo mientras le daba un pequeño trago a su café fue suficiente para que el blondo se recargar a y suspirara con devoción—Una vez pude deducir que una persona vestido de mendigo en realidad pertenecía a los goddess. Su reloj caro no le ayudó en su disfraz—la albina río un poco. Quizá era el único de una linda amistad

*
—Meliodas—

—Hmm, hola ellie—habían pasado al menos unos meses desde la primera vez que se habían sentado a hablar y desde entonces las atenciones de la más altas y las horas incontables de pura platica habían sacudido el corazón de el blondo con fuerza. Ella era tan hermosa, ¿cómo no lo había notado antes? No hablaba de su belleza exterior pues sus caderas anchas y sus piernas largas claro que llamaban la atención, sin embargo podía ver más haya que lo superficial. Un carácter noble y leal, una gran valentía, una confidente con la que podría llegar y llorar si es que lo quería. Se quito un audífono sonriendo cuando ella entró a su departamento y cerró la puerta corriendo a abrazarlo —¿Cómo estas? —

—Mejor ahora que puedo estar contigo—inconscientemente el blondo correspondió el abrazo con una sonrisa besando la mejilla de la albina al estirarse un poco admirando su sonrojo. Se separaron con risitas nerviosas por lo que acababa de pasar y se miraron intensamente. No fue hasta que la canción que meliodas escuchaba llamó la atención de la albina que sin permitirle explicaciones tomó aquellos audífonos y se los coloco escuchando atentamente la voz de el cantante junto a la banda. Hizo una pequeña  mueca y lo miró —No sabía que te gustará el rock. ¿Típico chico que se cree malo? —elizabeth alzó una ceja y meliodas no pudo evitar reír debido a eso. Negó minutos después y le acomodo bien el aparato mientras la llevaba hacia su habitación y tomaba un cigarro en el transcurso


—Solo escuchala ¿si? —la albina alzó una ceja—Te estaré explicando una historia conforme la escuches, la historia que yo entiendo de esta canción—elizabeth asintió con la cabeza, cerró sus ojos un poco para imaginarlo todo y luego se recargo en el pecho de aquel que consideraba un gran amigo. No pudo notar la mirada dulce que el ladrón que aterrorizaba la ciudad le dedicaba, tan nombre, tan dulce y hermoso. Su lo hubiera conocido antes de que le robara entonces jamás se habría creído que él era esa persona despiadada que asustaba a la gente—Imagina esto, una pareja feliz pero con problemas. Una mujer que no quería compromisos y un hombre enamorado que solo la quiere para él—

—Que posesivo—hizo un puchero adorable que inconscientemente causó que meliodas empezará a acariciar sus cabellos largos

—Nishishi así es—afirmó sin dejar de acariciar sus cabellos. Elizabeth se negaba a creerlo, él no era malo pero, ¿cual era la razón por la que se dedicaba a robar? —Ella decido dejarlo, lo deja destrozado y el cantante usa la metáfora de la vela bajo la lluvia pues es difícil mantener el amor cuando se apaga—la albina hizo un puchero—Desde con el tiempo las cosas mejoran, se toman un descanso un poco, deciden volver mejor que antes, las cosas parecen mejorar tanto que incluso llegan a casarse—

—Eso es lindo—

—No todo lo es—para ese punto elizabeth abrió sus ojos escuchando con atención la canción que no dejaba de sonar en sus oídos de forma caótica imaginando la escena de cada palabra que salía de la boca de meliodas, esos labios se veían tan... La mueca y los ojos tristes de el blondo fueron suficiente para que ella se irguiera y acariciarla su mejilla —Poco después de la boda ella muere dejándole un vacío en el pecho, repentinamente desaparece de su vida, no más risa, no más amor, no más calidez. Es ahí donde se da cuenta que todo el mundo necesita a alguien, no importa que tan duro te creas o si te crees una persona sin afecto emocional. Siempre necesitas a alguien—finalizo retirandole la música con una sonrisa triste en su rostro. Poco le importo que ella aun no terminará de escuchar la canción completa, suponía que con él tramo que escucho y su historia fue suficiente como para que dedujera lo que pasaría

—¿Y tú? —

—¿Hu? —

—¿A quién necesitas? —repentinamente ese lindo ambiente se volvió frío y tenso, el rubio apretó los puños y la miró de forma despiadada. De la misma forma que a aquellos que no le dan lo que quieren, elizabeth no pudo evitar temblar por sus ojos, incluso podría decirse que se volvieron negros como los de un demonio. Aquel ser se puso de pie en la cama con una falsa tranquilidad, se agachó buscando algo debajo de su cama y tras encontrar una caja de zapatos la abrió. Al instante la albina alzó una ceja confundida —Mel... —

—Él es zeldris, a él lo necesito—hizo una mueca un poco triste. Elizabeth solo tomó una de las fotos dentro de la caja con detenimiento mirando a el hombre frente a ella. Era la copia exacta de meliodas solo que con cabello negro y peinado de distinta manera—Es mi hermano menor—

—Y él está...—

—No no no, no está muerto —aclaró rápidamente con una risa recargando su cabeza en el hombro femenino mirando hacia el vacío—Solo está enfermo—

—¿Qué le pasó? —

—Tiene sida—elizabeth contuvo un jadeo mirando a el blondo, ahora comprendía esa soledad excesiva en sus ojos y ese dolor que ni con la apariencia de alguien malo podía disfrazar. Ese era el verdadero ladrón que a saltaba cada noche—Su ex lo contrajo y se lo pegó. Ahora está sufriendo las consecuencias—

—P-Pero mel no hay cura y...—

—Se que no hay cura, se que tarde o temprano morirá, pero el dinero que robo va directo a un tratamiento con el que pueden atrasar la enfermedad—eso explicaba todo—El lugar donde trabajo no es suficiente para él, fue cuando empecé a robar y me volví bueno con los precios. Todo lo que junto va a su tratamiento, al menos quiero que cumpla la mayoría de edad —

—¿Cuantos tiene? —

—17. Cumplirá su mayoría en unos meses y si él decide que deje de tratarlo entonces yo lo aceptaré y...¡Hmmm!—ya no pudo seguirlo soportando, dejando la foto una vez más en su caja con cuidado, le volteo la cara con rapidez, lo miró intensamente y le plantó un beso en los labios. Fue un segundo eterno en el que el blondo no reaccionó, solo se quedó quieto sintiendo ese beso exprés que ella le había dado y se coloro ligeramente cuando se separaron. Aún seguía pasmado cuando ella le dedico una sonrisa avergonzada y desvío la mirada

—Creí que debo de retirarme—el blondo apartó su mirada de esos ojos azules sin poder corresponder. Pará elizabeth eso era un rechazo a lo que acababa de suceder por lo que simplemente le dio un beso en su mejilla y camino hacia la salida con paso elegante, no se arrepentía de lo que había hecho, mucho menos cuando ese mísero beso le había encantado y había aclarado sus emocione, se había enamorado de un ladrón.

*

No iba a negarlo, había derramado más de una lágrimas cuando llegó a su apartamento, no sólo por el dolor en su pecho que sentía sino porque también le aterra a la idea de el hombre de el que se había enamorado. Los crímenes que había cometido estaban escritos en tabla de piedra, una de la cual no podría esconder ni llegaría a ser capaz de soportar que se lo llevarán. Fueron mejores amigos los meses que hablaron y ahora que su corazón dejó de ser suyo para pertenecerle se dio cuenta de la clase de ladrón que era, no uno que robaba dinero, sino que robaba sus suspiros cada noche, que robaba sus latidos cada que pasaba su mano por su cabello, uno que había desprendido su alma de ella para guardarlo en el cofre donde tenía todo lo que robaba. Ese mal nacido, solo sollozo una última vez antes de escuchar como alguien tocaba a su puerta de forma desesperada y no se detenía en ningún momento. Quizá su familia o alguna amiga, fuera quien fuera no quería ver a nadie

—¡Elizabeth! ¡Elizabeth! —esos gritos fueron suficientes para que se levantará de su cama aun con gotas saladas saliendo de sus ojos y corriera hasta la puerta lo más rápido que podía. Mierda, era una voz inconfundible de eso estaba segura, era el mismo que había dejado hace más o menos dos horas atrás. Abrió la puerta girando la perilla con una cara inconfundible de sorpresa pero apenas pudo verlo cuando él más bajo se lanzó a sus labios y cerraba la puerta con el pie, elizabeth no pudo evitar corresponder a ese beso por más confundida que estaba y retrocedió un poco hasta el punto de caer sobre el sillón con él encima, hasta ese momento noto que traía una mochila en la espalda —Lo lamento...lo lamento...lo lamento —

—¿Qué...? ¡Hmmm! ¿Qué lamentas? —el de ojos esmeralda se separó un poco de su boca rosada, acarició su mejilla con cariño, junto su frente con una sonrisa y luego  sacó el objeto que guardaba. Era la caja con todo lo que había robado

—¿Te puedo pedir tres favores? —ella lo dudo un poco al principio, se veía tan misterioso, tan decaído y tan aliviado a la vez que no sabía si aceptar o no. Finalmente se decidió por la mirada de súplica que le estaba dedicando mientras besaba sus mejillas y frente como si fuera el mayor regalo

—Si—

—El primero, mañana por favor lleva esto a el hospital, empezará con el tratamiento de zel—elizabeth abrió sus ojos con sorpresa y asintió con la cabeza, una sonrisa tranquila atravesó el rostro de su chico y le dio un beso rápido en los labios antes de continuar—El segundo, prometeme que vas a esperarme—

—¿Esperarte? Mel de que estas... —

—¡Prometelo! —rogó en voz alta bajando sus besos hacia el cuello de la platina da borrando todo uso de razón y poniéndola a jadear

—Hmmm...lo prometo—

—Y lo último—se separó de su cuello para volver a mirarla a los ojos con pequeñas lágrimas en estos—¿Me permites tomarte, elizabeth? ¿Me permites pertenecerte? —susurro en un tono de súplica que causó una humedad nueva entre sus piernas, esa forma de pedirle permiso, su aliento cálido, sus atenciones en sus caderas y esos ojos que aprecian llenos de temor. Solo junto sus frentes escuchando el suspiro que salió de esos labios rosados y le sonrió

—Si—

No lo dudo ninguno de los dos. Fueron minutos que se sintieron como si el tiempo se hubiera detenido, besos que eran polvos de estrellas, caricias que despertaron cada parte sensible en ella, gemido que dos que se grabaron a fuego en sus mentes, embestidas lentas con las que se demostraron un amor eterno y la ropa quedó en el suelo como la única prueba que en algún momento ellos lloraron por el otro, empapados en sudor, gritos que alguno llegaron a escuchar pero que poco les importo, muevas de placer puro, palabras lindas volando en el aire, ojos llenos de gotas saladas que no podían controlar el intenso sentimiento que sus corazones albergaban y cuando el clímax empezó a llegar como si fuera la más gratificante redención se fundieron en un abrazo celestial gritando el nombre de la persona que amaban

Cayeron rendidos en una cama suave como si las alas de una diosa los estuviera cobijado y cerraron los ojos, de algo estaban seguro, esa no sería la única vez que lo harían. Apenas el aliento llegó hasta sus pulmones y su garganta descanso después de tanto gritar el blondo abrió los ojos para mirar a la mujer que descansaba plácidamente a su lado y estiró su mano para acariciar su mejilla con dulzura. Ese contacto bastó para que ella abriera sus ojos y desviara la mirada avergonzada, meliodas sintió que era normal eso pero aún así solo le sonrió para que recuperara la confianza

—Te ves hermosa—susurro pegando sus frentes con cariño haciéndola enrojecer ligeramente, a ojos de él con ropa o sin ella; elizabeth era hermosa—Ellie—

—Hmmm—

—Te amo, nunca lo olvides por favor—le rogó en voz baja. La de ojos azules sólo acarició el terso rostro de el hombre desnudo bajo las sábanas soltando un suspiro al ver cómo el de rojos verdes presionaba su mano sobre su mejilla

—Yo también mel—un beso más, un suave apretón sobre su seno, un mordisco leve en su labios y cuando el mas bajó introdujo su lengua en la boca femenina supo que la cosa iba a volver a empezar

*

Elizabeth camino por la calle con una sonrisa mientras mantenía guardado el dinero que meliodas le había dado y lo buscaba por la mirada, cuando había despertado ya no lo había encontrado pero sí había unas hermosas rosas blancas en su mesa que le sacudieron el corazón

—¡Periódico! ¡El periódico de hoy! —

—¿Me da uno por favor? —el hombre solo le sonrió un poco entregándole una copia de las que tenía entre sus manos y elizabeth le entregó el dinero necesario. Rápidamente cruzó la calle entrando hacia el hospital con un huevo en el estómago que no supo explicar y se acercó hasta la joven recepcionista con nervios y cuando la atención de la dama llegó hasta ella no pudo evitar sonreír—Buenos días—

—¿Nombre de el paciente? —la albina solo bufo en voz baja por la descortés mujer frente a ella e intentó seguir con su sonrisa pese a todo

—Zeldris demon—los ojos de la joven se abrieron de par en par con sorpresa solo para después dedicarle una mirada un poco celosa

—¿Cuál es su parentesco con el paciente? —Mierda, si sólo dejaban entrar a familiares estaba muerta hizo un aligera mueva mientras rascaba su nuca un poco y suspiraba

—Soy una conocida, la novia de su hermano—la mirada celosa de la dama se detuvo de inmediato al escuchar las últimas palabras de la joven y se sonrojo con fuerza, no pudo evitarlo y soltó una risa que aumentó el humor de elizabeth

—Está con el doctor, cuarto número 5—la albina no lo dudo ni un segundo y empezó a caminar hacia el cuarto empezando a leer el periódico con su sonrisa. Sin embargo lo que leyó en la primera plana como la noticia estrella fue suficiente para que se quedara quieta como una estatua y sus pupilas se hicieran minúsculos circos sudando en frío

¡SE ENTREGA SOLO!

A altas horas de la noche el tan conocido ladrón que ha aterrorizado la ciudad entera se ha entregado a voluntad propia, esta acción puede que le acorte los años en prisión...

Soltó el periódico creando un chasquido que resonó por el solitario lugar soltando más de una lagrima, por eso le había pedido que ella entregará el dinero, por eso le había pedido que lo esperara, por eso le había pedido una noche más y no dejó de darle durante todo el rato, por eso lloro en su encuentro, por eso la beso como si quisiera extraerle el alma por los labios o la acarició diciéndole una y otra vez que la amaba. Su corazón se volvió trizas con esa noticia, su mundo se volvió oscuro y su cuerpo empezó a temblar mientras las lágrimas impedían el acceso a la vista. Solo pudo jadear cubriendo con su mano su boca buscando inútilmente como controlarse. Tras 5 minutos de estar en shock finamente sus pies le respondieron empezando a andar hacia el destino que se le había sido marcado, tocó a la puerta con la respiración agitada escuchando un tenue "pase", abrió la puerta sintiendo la mirada confundida de el chico de cabellos negros y al doctor

—¿Viene de visita? —sólo pudo asentir con la cabeza sin dejar de soltar lágrimas amargas de sus ojos azules—¿Se encuentra bien señorita? —

—¿P-Podría dejarnos solos? —

—Doctor, yo no conozco a la señorita —el de bata blanca hizo una mueca mirando a la joven

—Se que no me conoces, soy a-amiga de tu hermano—zeldris abrió sus ojos con sorpresa mirando como la chica se limpiaba las lágrimas de forma inútil, suspiro entre cortado por el llanto, abrió su bolsa sacando la caja y se la puso en la mano al doctor—Este es el dinero para su tratamiento, solo alargue su vida por favor —el doctor hizo una mueca más volteando su mirada hacia el chico en la cama que estaba completamente anonadado sin poder responder bien. Solo apretó sus puños débilmente y asintió con la cabeza

—Con permiso—se despidió el doctor cerrando la puerta detrás de él aún con el dinero en su mano. Apenas estuvieron solos elizabeth se acercó hasta zeldris con una sonrisa llena de dolor y lo miró

—¿Cuál es tu nombre? —

—E-Elizabeth liones—murmuró —Mel me contó sobre ti —

—¿Donde está mi hermano? —esa pregunta fue suficiente para que la albina volviera a soltarse a llorar de forma escandalosa y se cubriera el rostro con las manos, zeldris alzó la cabeza con preocupación mirando como la joven seguía llorando sin consuelo alguno entre recuerdos lindos de los meses pasados—¿¡Qué pasó con él!? ¿¡Dónde está!? —

—¿S-Sabias lo que hacía por ti? —preguntó, eso bastó para que él peli negro desviara la mirada y sus ojos verdes se llenarán de lágrimas

—Le rogué que dejara de hacerlo, de todas formas voy a morir—rio un poco con ironía

—Ayer en la noche se entrego a la policía —sollozo, esa noticia fue como un balde de agua fría que cayó sobre el de cabellos negros, su única familia ahora estaba en la cárcel y el hombre que elizabeth amaba estaba entre las rejas voluntariamente. No lo juzgaba, fue un acto de valentía el entregarse por su cuenta para expiar sus pecados y aunque fueran muchos años ella iba a esperarlo

* 2 años después*

—Nos vemos meliodas—el blondo se despidió con la mano de aquel guardia con el que había formado una amistad los últimos 2 años sonriendo, ya estaba vestido, con una mochila donde tenía las pocas pertenencias que había llevado el día que se entregó y apenas estuvo una vez más fuera de ese muro de hormigón gris soltó un suspiro de alivio. La condena había terminado al igual que su trabajo de ladrón, ya no iba a volver a hacerlo pues ahora su hermano era mayor de edad y él había tomado la decisión de mejor dejar de tratarse, era dolorosos y en lo personal el pelinegro solo quería pasar sus últimos momentos al lado e su novia, o eso había relatado en sus cartas. Sobre elizabeth no había sabido casi nada, me mandaba pequeñas cartas con sólo dos palabras "te amo" pero nada más. Tenía miedo que al salir ella ya no lo amara como antes o que su amor se haya convertido en amistad, soltó un suspiro con desgana debido a eso y miró hacia el frente, sus ojos se llenaron de pequeñas gotas saladas que no supo interpretar

Ahí estaba ella, con un hermoso vestido blanco recargada en un auto que era suyo lo más seguro y cargando a un niño pequeño que se abrazaba a ella. Al ver al pequeño el de ojos verdes parpadeo dos veces confundido y luego hizo una mueca

—Mel...—

—Hola ellie—saludo cortés como siempre lo había hecho y metió las manos en sus bolsillos. ¿Qué debía de hacer ahora? ¿Abrazarla, besarla, llorar? No lo sabía, quizá ella ya se había enamorado de otro y de esa persona era el niño, sería imprudente y no quería que ella se molestara. La albina sólo soltó un suspiro, metió a el pequeño a el auto ignorando como el menor hacia pequeños sonidos para que volviera a cargarlo, se acercó hasta el blondo que se rasco la nuca nervioso y luego sin esperarlo

¡Clap!

Le dio una cachetada que le volteo la cara. Meliodas sólo enderezó la cara sonando su mejilla ahora roja por el golpe que la mujer de su vida le había dado y frunció el ceño

—¿Por qué hiciste eso? —

—¿¡Aún preguntas por qué!? ¡Te fuiste! ¡Me dejaste sola meliodas! ¡Te tuve que recordar durante 2 malditos años sin verte y durante el parto fue mi hermana y tu hermano los que me acompañaron! —sollozo, el rubio solo se quedó quito residiendo los golpes que ella le daba en el pecho de forma un poco débil e hizo una mueca

—No creí merecerte—no pudo evitarlo más y la abrazo, ella aún lo golpeaba pero él se dedicaba a darle besos en la mejilla y acariciar su espalda ignorando la atenta mirada de el niño de ojos bicolores—Eras demasiado buena y dulce para mí, le diste una oportunidad a un ladrón asesino. Ellie, necesitaba hacer algo para sentirme merecedor de ti—

—¿¡Y dejarme dos malditos años era lo que necesitabas!? —hizo una mueca, esas lágrimas que ella derramaba eran tan valiosas como su corazón mismo. Solo pudo empezar a llorar levemente cuando sus golpes al fin cesaron y correspondió a ese abrazo, joder como había extrañado su dulce calidez y su voz tan celestial. Sonrió levemente

—Lo siento ellie—

—Eres un imbécil meliodas demon—sollozo un poco. Cuando las lágrimas se detuvieron y ella le permitió entrar a el automóvil, la albina cargo a el pequeño que lloraba por ver a su madre sufrir y llorar y lo ayudó a calmarse antes de arrancar, le pidió de favor a el blondo que lo sostuviera y aunque se le hizo un nudo en la boca finalmente preguntó la duda que le carcomia el pensamiento

—Así que, es tu niño —elizabeth asintió con una sonrisa—¿Quien es el padre? —antes de poder prevenirlo la joven freno el auto provocando que el de ojos jade cubriera a el pequeño con su cuerpo por el miedo que le dio esa acción y la miró anonadado—¿¡Y eso por qué!? —preguntó un poco asustado mirando cómo el pequeño se reía de su expresión, relajo su mirada un poco y acarició la mejilla de el niño que solo siguió riendo por su tacto

—¿¡No puedes ni reconocer a tu hijo!? —dejo de acariciarlo cuando esas palabras abandonaron su boca. Entonces eso significaba que...—A los meses que te encerraron me di cuenta, no tienes idea de lo difícil que fue sin ti. Tuve el apoyo de mi familia y de zeldris, se llama tristan, meliodas—

—L-Lo lamento—sollozoso abrazando a el niño que se quedó confundido—De haberlo sabido antes no habría hecho esa estupidez—elizabeth solo pudo suspirar un poco, acarició el cabello rubio de el blondo que dejaba pequeños besos en la frente de el niño pequeño que estaba un poco confundido y le volteo la cara con el mentón

—Más te vale estar presente con los demás—y sin esperarlo lo beso, lento y dulce, de la forma en la que sus sueños le habían rogado hacerlo antes. El blondo correspondió a ese tacto suspirando con alivio cuando sus rosados labios sabor cereza chocaron. Era tan pacifico que la tormenta de preguntas y confusión en su interior se había calmado apenas lo hizo. Se separaron con un hilo de saliva aún uniendo los cuando sintió su mano suave acariciar su mejilla, al instante pudo percibir una risa por parte de ella que lo confundió

—¿Qué sucede? —

—Solo espero que me compenses lo que hiciste—susurro de forma coqueta llamando a el característico color rojo en sus mejillas pálidas llenándose de ternura—Si quieres podemos dejar a tristan con zeldris o con mi hermana y recompensar el tiempo perdido—meliodas no pudo evitar sonreír por eso, solo volvió a besar sus labios una vez más sin poder separarse y asintió con la cabeza. Cuando sus vistas volvieron a el camino el de cabellos rebeldes se dedico a jugar un poco con el pequeño que balbuceaba o hablaba de ves en cuando con pequeñas frases. De algo estaba seguro, muchas veces la maldad no era justificada y no todos decidían sus destinos, al fin de cuentas aún le sorprendía el hecho de que un ex ladrón como él haya conseguido eso. Eran irónicos los cambios que la vida te daba

*
Ahora si, ya cumplí UwU

¡Lo siento! Se que no es lo que muchos esperaban pero de esto trataba el one-shot. Como dije, un típico cliché de el malo y la buena que no es lo que muchos creen. Mel no era malo, solo aparentaba serlo por zeldris que, si es que les queda la duda, murió unos meses después de que meliodas saliera de la cárcel QwQ

Esta historia no tiene ni una pizca de sentido, pero esta linda XD

En fin, ¿que les pareció? ¿Les gustó? Si es así háganme saberlo saben que adoro leer sus comentarios.

Disculpen faltas de ortografía ya las corregiré después, sin más que decir nos veremos luego

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