Aprender A Amar
Estoy nerviosa la ptm TwT, saben que no tengo tan buena ortografía ni soy buena con el lemon
Para: CocoMeli4U espero le guste este segundo one-shot que puse para concursar en su coco party ^^
Ahora quiero avisar que este es un one-shot largo como todos los míos ;w; ais que lamento las molestias ^^"
Sin más que decir ¡a darle >:3!
Lluvia y lágrimas, llanto controlado contra llanto desesperado y todo eso por un suceso de hace unas semanas atrás. Cuando vez a alguien llorar lo primero en lo que piensas es en que quizá esta triste o que quizá está pasando por un mal momento, pues en este caso eso era cierto. Cuando amas de verdad pero la personas que tanto quieres termina dejándote sin duda sientes un dolor enorme en el pecho similar a recibir un disparo de bala. Bueno la realidad era que aveces esa persona no siquiera sabe lo que es amar.
—Meliodas por favor ya deja de evadirme— el susodicho solo cerró los ojos dejando que sus lágrimas se escaparan aún más de sus cuencas verdes —Se que te lastime mucho pero yo... —
—No trates de excusarte—
—Por favor escúchame — suplico una vez más tomándolo de su fuerte brazo haciendo que al fin parara su andar, el maquillaje de la albina estaba corrido por la fuerte lluvia que los cubría y por las lágrimas—Yo se que te hice daño pero quiero volver a intentarlo —
—Lo siento elizabeth no seguiré permitiendo que me uses de experimento— la de ojos bicolores se quedó completamente estática ante eso— ¿Creíste que no lo sabia? Era obvio que eres inexperta en esto, tu no sabes lo que es amar y para saberlo te la pasas rompiendo corazones y experimentando con tus parejas—
—Yo... —
—Será mejor que ni siquiera volvamos a vernos— ¿por qué le dolía tanto? Digo, lo que meliodas había dicho era cierto, no sabía lo que era ese sentimiento cálido que te aceleraba el corazón, no sabía lo que era sonrojarse por qué alguien te hablaba bonito o te abrazaba, no sabía lo que era esa sensación de querer abrazarlo contra ti pecho y estrujarlo hasta quedarte dormida. No tendría que haberle dolido esas palabras entonces ¿por qué sentía ese vacío en su pecho?— Estas vacía por dentro —
—Lo sé y sé que te hice daño pero quiero intentarlo—
—No—
—¡Por favor meliodas! — pero el de ojos esmeralda no le hizo caso en ningún momento, se libero de su agarre con mucha facilidad dejando que esa última pizca de calor que quedó en su cuerpo rompiera aún más su corazón hecho añicos y siguió su camino limpiando sus lágrimas y tratando de impedir que los mocos salieran de su nariz— Solo dejame volver a intentar—
—¿Pará qué, eh? Para que vuelvas a dejarme de la nada sin darme explicaciones, para que mandes un correo diciendo que ya no quieres verme, para que me dejes destrozado otra vez — los ojos de la albina solo pudieron seguir expulsando lágrimas amargas por todas las verdades de su persona que le estaba diciendo su ex— Yo en verdad no quiero volver a acercarme a ti —
—Pero...—
—Solo vete y busca otro juguete— decreto algo frío haciendo que la fuerte lluvia fuera una caricia cálida comparada con sus palabras
—¿Por qué no? Prometo que lo intentaré, te ayudaré en lo que pueda y... —
—Eso no es amar elizabeth— se detuvo una vez más aún sin mirarla—Si no sabes siquiera es mejor que no —
—¿Por qué? —
—¡Por qué me muero de amor por ti! — la más alta se quedo nuevamente paralizada ante su repentino grito, suerte que la calle estaba sola pues lo que menos querían era armar una escena con el último desastre amoroso que está teniendo—No puedo entiende por favor, te amo tanto que sabiendo que nunca podrás amarme me mata por dentro —
—Meliodas te lo suplico— sin embargo en esta ocasión si ya no dijo nada más, solo volteo su cabeza levemente mirando a aquella mujer que le dio y quito todo a la vez. Se despidió de ella mentalmente y tras voltearse siguió con su camino ignorando cada súplica que esta le daba, ya no más, no podía permitir que lo siguiera utilizando. Lo peor es que lo sabia muy bien desde que habían empezado, sabía que lo usaba para aprender, creyó ingenuamente que en verdad podría conseguir que ella sintiera eso tan bonito que era el amor y al final fue desechado como un envoltorio de basura sin ser nada
¿Quién cortaba a su pareja por correo electrónico? Joder mínimo un mensaje, una video llamada o un mensaje de voz, decirlo a la cara para estar completamente seguro y despedirse de aquella personas, pero ¿por correo? Al menos par meliodas eso ya era caer demasiado bajo, le destrozó el corazón su mensaje, quiso hablar con ella para pedirle que le dijera lo que había hecho mal, pedirle una explicación pero la solución de aquella desalmado mujer fue bloquearlo sacarlo de su casa sin hablar, impidiéndole verla hasta que se canso de insistirle. Era irónico que justo cuando él creía haber encontrado a la mujer de su vida fuera ella la que sólo planeaba estar de amante en amante para seguir con su pequeño experimento emocional.
Elizabeth se quedó sola a mitad de aquella calle, tenía razón por completo debería empezar a buscar a alguien más para seguir con eso pero la realidad era que ya no quería hacerlo ¿la razón? Ese rubio de ojos que yacía perdido entre las calles buscando llegar hasta su hogar y olvidar toda la conversación pasada. Lo necesitaba a él, la realidad era que fue el único con el que consiguió sentir algo de cariño pero al darse cuenta de lo lento que iban los cambios decidió mejor dejarlo, su vida siempre se había resuelto de forma rápida y simple, sin problemas ni nada que abarcará relaciones amorosas. Su padre era divorciado por lo que siempre les advirtió a sus hermanas y a ella que nunca se enamorara que lo único que las iba a sacar adelante era el trabajo y no un hombre, toda su vida creció así hasta que quiso aprender de ese sentimiento cálido y dejó un camino de corazones rotos
—Eres una estupida...—susurro para si misma dándose la vuelta evitando seguir viendo la espalda de meliodas empezando a caminar sin notar que en medio de esa despedida silenciosa, meliodas se paro, se dio la vuelta mirando como ella ya había empezado a avanzar abrazándose a sí misma guardando algo de calor. El recelo en su mirada desapareció ante esto y entre abrió los labios, su cuerpo y pecho le gritaba suplicante que corriera a abrazarla fuerte para llorar en su suave pecho como refugio, pero lo único que hizo fue voltearse lentamente haciéndole casi a el corazón, quizá, cuando su dolor cesará podrían hablar libremente.
*
No se había rendido en sus intentos de poder hablar con ese rubio que la ignoraba de todas las formas posibles, en el trabajo no la miraba, a la hora de el almuerzo se sentaba con sus amigos y le daba la espalda evitando chocar con esas hermosas esferas bicolores y elizabeth ya estaba más que desesperada, mucho más por que ahora también sus amigas habían empezado a impedir que lo mirara. Justo como en ese momento, la albina de altura grande era tomada por el brazo por una de sus amigas mientras el mejor amigo de su ex pareja la tomaba de la cintura impidiéndole avanzar hacia el lugar de trabajo de el mas bajó
—Mierda déjenme hablar con él —
—El capitán no quiere hablar contigo—objeto formal aquel albino de ojos inmensamente rojos poniendo más fuerza empezando a empujarla hacia la otra dirección — Así que no armes escándalo y mejor vete—
—Hazle caso a Ban ellie— también dijo su otra amiga jalandola con algo más de amabilidad a comparación de aquel zorro para llevarla a el elevador — Por favor comprende que ya no quiere verte —
—Pero yo aun necesito verlo es importante—
—Si solo quieres volver a ilusionarlo para romperle el corazón entonces no—elizabeth bufo fuerte ante ese comentario liberándose de el agarre de diane al instante para volver a encaminarse hasta el lugar donde trabajaba aquel que necesitaba volver a ver —¿A donde crees que vas? Ya te dije que no te dejaré pasar—la interrumpió una vez más ¿tan difícil era evadir a aquel hombre? Bueno por su gran tamaño y ojos penetrantes lo más seguro es que eso fuera un seguro "si"
—Ban por favor solo debo decirle algo—
—No te escuchara—afirmó seguro tomándola nuevamente de la cintura solo para alzarla y dejarla sobre el elevador nuevamente, aunque por lo terca que era esa mujer antes de que las puertas mecánicas cerrarán salió y volvió a encaminarse—¿Que es lo que te...? —
—Ban— la voz dura y grave de la persona que elizabeth esperaba ver causó que todos se distrajeran de su pequeña pelea interna—Dejala pasar —el silencio estático fue acompañado con un sonrisa burlona por parte de la de largo cabello pateado quien si se sorprendió no dio indicios de haberlo estado. Si de por sí ya todo estaba tenso cuando la susodicha desapareció detrás de aquella puerta dejando a los amigos de el rubio con una mueca el silencio en el interior de aquel lugar fue incluso muchos más ensordecedor de lo que se esperaba. Meliodas camino sereno hasta su asiento pasando de largo por aquella mujer conservando su aspecto frío e indiferente ante cada una de las acciones corporales de la torpe mujer, desde que casi se tropieza, la forma un poco revoltoso en la que logró sentarse y el temblar de sus manos al estar al fin sentados frente a frente. Al no resibir respuesta por aquel apuesto hombre elizabeth tomó algo de aire liberando un poco de aquella tensión acumulada, tomó la mano de meliodas logrando que este se tensara, apartará la mirada de su computador y se sonrojara levemente.
—Yo... —
—Voy a mudarme a Inglaterra— la más alta se quedo estupefacta ante aquella gran revelación— Encontré un apartamento amueblado, me dieron una gran oferta de trabajo muy buena solo me falta aceptar o rechazarla— aquella gran bomba le cayó como un balde de agua fría sobre los hombros
—¿C-Cuando te irías si aceptas? —
—Aún no lo se, quizá en una semana o dos, si es que tardo mucho en empacar quizá en un mes—al parecer tenía menos tiempo de estar a su lado de el que en realidad quería. Con mayor razón no podía dejarlo ir aún, debía hablar sobre lo que la tenía angustiada o al menos no angustiada sino ansiosa—¿Qué es lo que querías?—ya no tenía tiempo que perder
—Quiero que me enseñes a amar— meliodas se quedó completamente callado desviando la mirada nuevamente de su trabajo — Se lo que te hice, se que cometí un error pero si sigo haciendo lo mismo no llegare a ningún lado—
—¿Por qué yo? —
—Por qué eres el que sabe más de amor aquí y créeme no quiero soportar los gritos de diane—ninguno de los dos pudo evitar ante eso, por más que meliodas fingiera un odio y ella tratara de acercarse nuevamente ambos debían admitir que los gritos chillones de su amiga podían dejarte sin tímpanos pese a todo lo que le ocurría a su alrededor— Así que ¿si? —meliodas solo suspiro formando una pequeña sonrisa
—Una semana enseñandote todo lo que se de amor—
—¿Solo una? — se quejo esta haciendo un puchero
—Solo una ese es mi trato, después puede que me vaya a Inglaterra aun no lo se— bueno al menos tenia lo que quería, si esas nuevas clases no le servían entonces se daría por vencida y dejaría de romper corazones —¿Trato? —
—Trato— y con una última sonrisa empezaron esa travesía con la que tal vez, por primera vez el destino conspiraba a su favor para darles una segunda oportunidad
*
—¿Que debo saber? —
—¿Por qué traes una libreta? — la pregunta respondida con otra pregunta los dejo algo confundidos a ambos quienes caminaban por la calle en lo que sería su primer día de aprendizaje
—Pues para poder anotar todo lo que me digas—
—Elizabeth el amor no es algo como una materia escolar, anotando cosas y repasandolas no sabrás lo que es— si de por sí ya estaba confundida ahora con esa explicación carente de cosas quedo mucho más perdida— Tu problema es que le buscas la lógica a todo, no lo hagas solo disfruta —
—¿Disfrutar? — meliodas negó con la cabeza riendo por lo tierno que se le hacía su carente experiencia y la tomó de la mano para poder seguir en su aprendizaje—No entiendo—
—Sígueme y veras — esta no tuvo más opción que hacerle caso y seguirlo, había extrañado esas caminatas que daban cada ciertos días tomados de la mano como si todo estuviera bien y nada se les fuera a complicar. La calidez de su mano era algo tan reconfortante que sin darse cuenta esbozo una suave sonrisa mientras el color rojo llenaba sus mejillas, esa fue la primera señal que meliodas noto para saber que estaba funcionando y eso que aún no empezaba — Es aquí —
—¿Un parque de diversiones? —
—Sip— la respuesta tan simple y poco argumentada hizo que elizabeth se sintiera algo estafada —El amor puede presentarse muchas veces en la felicidad —
—¿Y eso por que? —
—Ven— tras comprar su boleto de entrada meliodas la arrastró a regañientes hasta la enorme montaña Rusia con una sonrisa infantil en el rostro y un nerviosismo que le causaba un nudo en el estómago impidiéndole respirar bien — Sube solo recuerda sujetarte bien — aún algo insegura sin creer que eso funcionará la inteligente mujer se subió en uno de los asientos esperando a que el mas bajó se sentará a su lado, se colocaron el cinturón escuchando como los demás pasajeros empezaban a reír y los mecanismos de aquella atracción animatronica se empezaban a mover y lo siguiente que sintió después de un aburrido recorrido montaña arriba fue la increíble sensación de estar cayendo libre y escuchar las risas de su acompañantes mientras sus cabellos volaban por el viento y azotaban sus caras.
Cuando al fin el impactante recorrido de subir, bajar y dar vueltas terminó, la pareja se bajó de aquel juego mecánico con los cabellos hechos añicos por la velocidad con la que habían estado viajando en aquel tren, las respiraciones agitadas de tanto haber gritado y reido en aquella nueva experiencia para la cerebrito de ojos bicolores, se sentaron aún completamente exaltados en una de las mesas que estaban por ahí para tomar algo de aire antes de dirigirse hacia la siguiente atracción
—¿Que te pareció? —la mirada iluminada en los ojos de elizabeth bastó para que meliodas su endulzara su expresión
—¡Me encantó! Me dio miedo al principio pero luego fue algo tan increíble, subíamos y bajamos tan rápido que no podía ni pensarlo, cuando me sostuviste deje de tener miedo para solo disfrutarlo— el blondo sonrió completamente complacido por su respuesta
—Cuando amas de verdad a una persona cada momento es como estar en una montaña rusa— cuando esté empezó con su explicación la exaltada elizabeth se recargo en la mesa prestándole toda la atención que podía darle admirando como su faceta cambiaba de la de alguien implacable y frío a alguien tierno y sentimental—Hay altos y bajos, problemas y momentos felices, momentos en los que quieres matar a tu pareja y momentos en el que quieres colmarlo de besos pero si existe felicidad no importa cuantos problemas haya la pareja sabrá enfrentar cualquier cosa —elizabeth estaba realmente maravillada con su explicación filosófica tanto que cuando esté terminó se concentró lo más que podía en admirarlo, la cara como la de un niño, cabellos largos rubios que se movían de un lado a el otro mientras el sol iluminaba su tono de piel y esos ojos esmeraldas que relucian de algo misterioso—Eso es lo primero que debes saber si quieres amar —
—Yo no lo sabia — meliodas se rio un poco por esa obviedad
—Entonces ¿Vamos a la rueda de la fortuna? Nishishi—
*
Sus aprendizajes iban de bien a mejor, era obvio que todo eso le estaba ayudando empezando por que había dejado de intentar comprenderlo para pasar a simplemente disfrutar a de el momento, el segundo día le había enseñado lo que era perder el miedo y confiar en tu pareja, habían entrado a una casa del terror durante la noche. La atracción debía admitir que era espeluznante tanto que la pareja que venía saliendo no sabía si reír o llorar de el susto, los gritos de su querida platinada le quitaban un poco de el miedo, la sensación de sentirla pegada a su cuerpo sin separarse en ningún momento debía de decir que le habría excitados mucho de no ser por que justo en ese momento una de las personas disfrazadas de zombie les grito y los asustó obligándolos a salir corriendo para encontrar la salida
El tercer día la había llevado a la heladería de sus mejores amigos, esos dos hermanos le habían puesto "el bosque de el rey hada" las paredes tenían un hermoso diseño de un bosque verde con algunas hadas revoloteando por ahí, la cocina tenía pintada un frondoso árbol rosado que le daba ese aire mágico y la máquina de helado estaba decorada como si una fuente de igual color de las hojas de aquel árbol fluyera libremente, desde que habían abierto ese lugar fue un éxito por sus sabores únicos y suaves así que no fue difícil de encontrar. En ese lugar le había dado a probar dos especialidades, una de vainilla y fresa dulce que dejó su paladar bailando de la felicidad y luego una de cafe amargo que le hizo hacer una mueca por la amargura pero era igual de delicioso. Le explico que cuando amabas tu pareja podía ser ese helado dulce que llegaba a empalagarte o ese de café que te podía amargar tanto y a la vez en cantarte, las personas eran diferentes pero el secreto para que por más distinto que fueras una relación funcionará era amar y querer por como en realidad eras, si tenías ansiedad o problemas mentales debían quererte con todo y tu locura, si eras frío y calculador tu pareja debía amarte incluso con tu corazón de hielo pero si intentaban cambiarte entonces no el indicado.
El cuarto día habían ido a el cine, le había enseñado el valor de escuchar a tu pareja a pesar de tener ideas muy contradictorias, él había propuesto ver una de amor, ella de una de comedia y duraron largos minutos discutiendo por cuál de las dos era mejor y con cuál podrían volver a ir o aquella que pronto sería retirada de carteleras. Al final habían decidido por ir directo a ver una comedia romántica y vaya que había sido buena decisión pues añadieron riendo de el cine y completamente conmovidos por el final de aquellos amantes.
Los días siguientes fueron normales en realidad, pequeñas salidas a el parque, cenas en las que parecía que la pasión era lo único que podría fundirlos en un mundo lleno de besos pero pese a que elizabeth trataba de hacerlo caer era repentinamente el mas bajó el que evadía sus provocaciones con cualquier cosa, una excusa tras otras cada una muchos más estúpida que la anterior pero cuando sus manos empezaban a tocar su fuerte cuerpo por debajo de la camisa este se separaba rápidamente fingiendo que le habían marcado por teléfono. No entendía sus razones para negarse pues podía sentir como su cuerpo la llamaba sin embargo al parecer el corazón era mucho más fuerte que todo lo demás
El sábado mientras salían de su jornada laboral meliodas la invitó a su departento con una gran sonrisa en sus labios que la hizo sonrojar mientras su corazón empezaban a latir acelerado por completo, así que eso era lo que en verdad se sentía, apoyar a tu pareja, amarla por cómo era y ser feliz a su lado para que los problemas y preocupaciones no quitaran ese amor. Una vez legaron a su casa meliodas le invito algo de comer que claramente había comprado pues él no sabía cocinar en lo absoluto, se habían sentado a mirar la televisión y cuando el reloj marcó las cinco el mas bajó le soltó su revelación
—El lunes me voy a Inglaterra— elizabeth solo abrió sus ojos completamente sorprendida admirando su expresión triste— Perdoname, ya te enseñe todo lo que se sobre amar ahora es tiempo de que tomemos rutas diferentes—
—Meliodas–
—No me malinterpretes disfrute mucho esta semana a tu lado pero no puedo desaprovechar una oportunidad como esta— eso era demasiado cierto, se iba a mudar a un lugar hermoso en el cual había muchas cosas que visitar y conocer, un lugar donde iban a pagarle mucho mejor que con lo que ya le pagana y al parecer pro la seguridad en sus ojos quería devir que ya tenía todo listo. Eso explicaba la razón por la que a cierta hora de el día se encerraba en su casa y no salía hasta el día siguiente, había estado arreglando lo de su boleto de avión, arreglando lo de su nuevo hogar y acotando la oferta de trabajo. Se sentía muy feliz por él pero su corazón no dejaria de doler—Gracias por todo—
—¿Yo? Pero yo no hice nada —
—Hiciste mas de lo que cualquier mujer pudo haber hecho, me hiciste enamorarme perdidamente de ti— sus mejillas tomaron un color rojo tan fuerte incluso uno pensaría o lograría confundirlo con una fresa — Así que por hoy dejame pensar que estaremos juntos —
—Es que meliodas yo... —
—¿Hu? — esta se quedo callada por completo mirando su expresión, parecía ilusionado en cierto punto podía ver brillo, pero no podía obligarlo a quedarse con emma solo por que sentían lo mismo, él necesitaba expandir sus alas y volar hacia lugares que ella nunca iría
—Nada olvídalo — ignorando la desilusión en su mirada elizabeth solo se abrazo a él con fuerza tratando de calmar la constante punzada en su pecho que le insistía fuertemente en que le dijera la verdad. Pero estaba segura de que ese blondo no iba a creerle, ya lo había lastimado una vez, ya le había dicho muchas veces que lo amaba sin ser cierto ¿quién le aseguraba que en esa ocasión está vez si iba a creer la? Lo mejor era aprovechar las últimas horas que les quedaban juntos y dejar que el tiempo jugada a su favor para poder sentirse satisfechos
—Última lección...—
—¿Eh?— el de ojos esmeralda la estrujo más fuerte contra él recargando su cara en sus voluptuosos senos dispuesto a terminar de decirle lo que sería su última lección sobre el amor
—Saber dejar ir — murmuró inhalando fuerte para poder guardar más de ese aroma afrodisíaco—Cuando tu pareja decida irse con alguien más, cuando te deje definitivamente debes de dejarlo ir, disfrutar esos recuerdos preciados que tuviste junto a esa persona, llorar el tiempo necesario y después pensar que su noviazgo fue algo que te ayudara a no cometer los mismo errores— Así que por esa razón cuando lo había dejado la había ignorado, no por qué guardará rencores sino que a pesar de que sentía dolor y frustración sabía que debía dejarla ir hacia donde su corazón o su mente le indicará andar así terminará por perderla para siempre— Déjame ir— y ya no le respondió, solo cerró los ojos dejando que una lagrima silenciosa se escapara de sus ojos esperando que su rubio no se diera cuenta de nada
*
Nunca había tenido que tomar algo tan decidió como eso, el primero hombre que amaba estaba por tomar un avión que salía en 20 minutos y ella estaba en la entrada de su trabajo indecisa entre ir a hablar con él y decirle que lo amaba o meterse y dejarlo ir. ¿Era la mejor opción no? Debía dejarlo ir justo como él se lo había pedido el día anterior, debería de haberle dicho desde el otro día cuando descubrió que en realidad lo amaba y no esperarse hasta momentos críticos, tonta, tonta elizabeth.
—¿Iras por el capitán o te quedaras ahí parada? —
—Ban— el mencionado solo sonrió mostrando esos colmillos filosos de zorro que lo hacían ser él mismo— Yo no se a lo que te refieres—
—Claro que sabes ellie—
—Diane por favor ahora no— pero la de colegas no se detuvo, salió junto a el mejor amigo de que el rubio que esperaba su vuelo con lágrimas en los ojos y se pisaron a su lado admirando la calle algo sucia
—¿Por qué no vas por él? —
—No puedo hacer que renuncie a su sueño por mi culpa—
—Linda su sueño eres tú — elizabeth no supo si sorprenderse por las palabras de el zorro o por el hecho de que ya lo sabía y se negaba a creerlo—No tienes idea de lo feliz y relajado que estuvo estos días todo gracias a ti—
—Pero le irá mejor en Inglaterra, podrá encontrar a alguna rubia de ojos de color, podrá ser feliz con un gran trabajo y una gran casa —
—Pero estará sin ti— un nudo en su garganta hizo que elizabeth se estremeciera mirando fijamente a su mejor amiga— Yo te llevo —
—Yo voy—
—¿Qué? —
—Como escuchaste, vamos a el aeropuerto — elizabeth solo pudo esbozar una sonrisa sincera agradeciéndole con esta a sus dos mejores amigos notando como cada uno se subía a uno de los lados de él coche con diane como conductora—¡Pero rápido elizabeth que no vamos a alcanzarlo— y era verdad, sin dejarle tiempo a más cosas cursis la de ojos bicolores se subió a el asiento de el copiloto con rapidez, se puso el cinturón de seguridad conociendo la forma de manejar de su mejor amiga y arrancaron en dirección a aquel lugar lleno de aviones en el que a que rubio ya le estaban dando la primera llamada para abordar, no tenía muchas pertenencias a lo mucho llevaba tres maletas y eran sólo ropa, zapatos y pocas cosas
Tanto Ban como elizabeth tuvieron mucha razón al haberse puesto el cinturón de seguridad pues la forma en la que diane manejaba era como estar en una de las películas de rápidos y furiosos, movía la palanca de las velocidades como toda una profesional, pisaba el botón de velocidad con tanta fuerza incluso se hacía para atrás y cuando alguien se le atravesó optó por empezar a pitarle y gritarle que se fijará cuando era claro que era ella la que debía fijarse, pese a eso elizabeth no están satisfecha aún.
—Más rápido diane—
—Sujetense— estos no dudaron en hacerlo en ningún momento elizabeth sólo miro para todos lados tratando de hacer que diane no chocar a mientras se sostenía mientras Ban se agarraba de todo lo que podía sin color en su cara
—¡Vamos a morir! —
—¡No vamos a morir idiota! ¡Ahora comportate como hombre! — grito la de ojos morados moviendo una última vez la palanca de velocidades para poder acelerar. Quedaba poco tiempo, el amor de su vida se le escapaba de entre los dedos como cuando tomabas agua entre tus manos y está se te escapaba. Le aeropuerto estaba frente a ellos mientras se alzaba con fuerza y cuando al fin estacionaron ese pobre carro elizabeth se bajó ligeramente mareada sin detener su andar, diane le siguió el paso como si nada dejando a el casi moribundo Ban en el asiento trasero con la respiración completamente agitada preguntandose internamente como fue que esa loca no chocó contra un poste o un carro.
Elizabeth sentía que el alma abandonaba su cuerpo, corría como una verdadera loca empujando a varias personas, entrando a salas de abordar siendo perseguida por varios oficiales por no tené su boleto, escuchando las instrucciones de la señora de el altavoz diciendo que está era la última llamada de abordar para las personas con destino a Inglaterra, la sala de espera era por la sala D y eso aún le quedaba un poco lejos, debía de llegar, debía hacerlo no lidia dejar que el hombre que tanto amaba se fuera como si nada.
Se detuvo abrupta mente cuando miró como él avión ya había despegado elevándose en los aires y la compuerta que llevaba a el avión con destino a ese lugar de el otro lado de el mundo se cerraba, la primera cosa que deseaba hacer bien y la había arruinado, lo que llevaba deseando durante mucho tiempo y ahora que lo tenía se iba de su alcance siguió caminando por aquel lugar completamente desolada ignorando como los oficiales le gritaban que se detuviera y tanto su amiga como aquellos policías notaban como su actitud había cambiado de desesperada a completamente desolada. Las lágrimas empezaron a escaparse de sus ojos azules de poco a poco hasta que su cara se puso completamente roja por el cansancio y la terrible sensación de perdida, él le había dicho que lo dejara ir así que ya no le quedaba hacer nada más que eso.
—¿Meliodas? —aquel rubio se tenso por completo cuando escucho esa suave voz rota llamándolo, o sus ojos la estaban engañando por el dolor en el pecho que tenía en ese momento o de verdad él...
—¿Eli? — está ya no pudo esperar más, apenas el llamado de aquel chico de tamaño pequeño se levantó de su lugar para mirarla, elizabeth se aventó directo a sus brazos para poder abrazarlo con fuerza cayendo de rodillas a el suelo y dejando que una sonrisa se esparciera por su rostro al igual que las lágrimas—E-Elizabeth ¿Qué haces aquí? —
—N-No podía dejarte ir ¡Idiota! Me enamore de ti y no podía permitir que te fueras — meliodas no sabía si sonreír por aquellas palabras que se notaban a kilómetros que eran verdaderas o empezar a llorar por el alivio que le daba escucharlas—No podía perderle, mel por favor llévame contigo—
—Decidí no subir a el avión por ti ellie ¿Tan idiota soy? — aún entre lágrimas la susodicho solo empezó a reírse aún aferrándose a el pequeño pero fuerte cuerpo de meliodas—Yo también te amo demasiado —estaba tan feliz en ese momento, el simple hecho de tocarla hacia que su corazón se aceleraba desesperado, cada tacto contra su piel era un llamado directo de los dioses que le ofrecían ese regalo. Meliodas sólo optó por esconder su cara entre su cuello inhalando su suave y dulce olor aprovechando aquel momento mágico
—Te amo...te amo, te amo—lloró mas contra su hombro sonriendo ante la sensación de haber logrado alcanzarlo, o más bien la felicidad de que hubiera decidido no subir a el avión.
—Yo te amo mucho mas eli—
—Disculpe señorita pero deberá de acompañarnos causó mucho... — el policía de jo de hablar rápidamente cuando diane le piso su pie con la punta de su tacón causando que este solo se quejara y se sentará en uno de los lugares mirándola con rencor
—¿Que no ve que es un momento romántico? Aprenda a respetar ¡Grosero! —
*
Si la increíble escena que habían hecho en el aeropuerto no había sido suficiente entonces quizá lo que sucedía en esos momento los era. Después de que lograron resolver el pequeño problema en el que la albina se había metido estos habían ido a parar a el departamento de la antes dicha, las maletas de meliodas seguían en perfecto estado, sus mejores amigos les dieron su momento a solas para que pudieran conversar pero cuando éstos se fueron por donde vinieron ambos se lanzaron a los labios contrarios con fuerza y hambre empezando un juego de seducción que los llevó directo a la cama. Sus lenguas se entrelazar dándoles la sensación más placentera que hubieran tenido en su vida, el blondo se sentía arder entre llamas, sentía que su cuerpo estaba siendo succiona do por llamas infernales o celestiales de deseo y amor. Lo único que necesitaba en esos momentos era que ella se entregará voluntariamente para saciar su deseo
—Yo ¡mhh! —gimió leve cuando repentinamente el rubio bajo sus besos, sus mejillas logrando que estas se coloraran, el inicio de su cuello succiona do en esta parte sacándole un jadeo y llegando hasta su cuello para empezar a besarlo he intentar quitarle su blusa—Yo sentí...que te perdía ¡Mhh! — volvió a jadear cuando este apretó un poco fuerte su pecho izquierdo por encima de la tela para hacer que no pensara en eso —Creí que te habías ido—
—Estuve apuntó de hacerlo—
—Perdón por no...ah...haberte dicho que te amaba antes— meliodas se separó abrupta mente de ella ante esas palabras, la realidad era que quería escuchar primero que nada eso —Creí que sí te lo decía no ibas a creerme—
—¿Por qué no te creería? —
—Por todas las veces en las que te dije te amo sin sentirlo en verdad — meliodas solo soltó un suspiro algo amargo ante eso, al darse cuenta de lo que había causado apagando un poco el ambiente candente en el que estaban elizabeth hizo uso de su fuerza, se le subió encima dejándolo recostado en la cama y tras dedicarle una mirada que tiñó su palidez con un color rosado atacó sus labios en un suave beso dirigiendo sus delgadas manos hacia la camisa azulada de el mas bajó —Pero ya no más, ahora no dejaré de repetirtelo cada que pueda—
—Tendré que comprar dos boletos nuevos a Inglaterra—
—Y yo debo empezar a empacar — meliodas soltó una risa nasal tomando su cintura para poder pegarla más a su cuerpo. Había extrañado demasiado tenerla en la cama—Te amo —
—Yo más — y el beso comenzó otra ves, sus bocas se cubrían la una a la otra con tanta perfección que parecían almas gemelas, sus lenguas perdieron acceso a la boca de el otro casi al mismo tiempo y cuando abrieron la boca para volver ese beso más intenso los dedos de la de ojos bicolores bajaron quitando cada uno de los transparentes botones de aquella camisa de poco a poco sonriendo. Aprender a amar y dejar de pensar había sido algo complicado por que cuando toda tu vida habías usado la lógica y al momento de sentir que esta desaparecía te sentías perdida. Besos húmedos que insitaban aun más a la lujuria que se apoderaba de ellos, cuando la camisa de el rubio quedó por completo abierta los roces no tardaron mucho tiempo —Se siente bien— murmuró suave cuando las manos de elizabeth empezaron a remarcar su figura, pasó las manos por su vientre bajo dándole un escalofrío, las paso por su abdomen notando su mirada burlona y terminó con acariciar su fuerte pecho pellizcando ligeramente sus pezones—Mhh... —
Era la primera vez que hacían el amor en verdad, la primera vez que ella en verdad sentía ese nervio de desnudarse frente a alguien, la primera vez que se sentía ansiosa por tomarlo libremente y saber que les esperaba una vida por delante. Con ese pensamiento en su mente dando vueltas la albina llevó sus manos a la parte baja de su blusa y empezó a subirla con un claro sonrojo en su cara, el cual se extendía por su cuerpo cada que lo dejaba libre. Cuando aparte la de ojos bicolores llevó sus manos hacia su espalda el ligero pero escuchan le sonido de "click" hizo que meliodas solo apretar a un poco el agarre sobre su cintura y se quedara completamente embobado. No sabían si era por el hecho de que ahora sus sentimientos eran más fuertes o por que sus caderas habían empezado a moverse pero ambos querían llorar de felicidad.
—Creí que no volvería a verte—
—Nunca vas a perderme— respondió el de ojos jade recostandola sobre la cama nuevamente, recuperando el control de el acto —Incluso muerto soy tuyo— un pinchazo en su pecho causó que la albina cerrará los ojos para impedirle a su mente imaginar eso—Te lo dije la otra vez, estoy loco de amor por ti— beso su vena yugular logrando sacarle un jadeo, paso la lengua por su clavícula haciendo que elizabeth se riera por las ligeras cosquillas que le dio y cuando llegó a su pecho a la altura de el corazón las manos cálidas de el rubio fueron directo hasta sus montañas pálidas, la corriente eléctrica siguiente conecto sus ojos necesitados. ¿Cómo era posible que con sólo empezar a tocarla eso pasara? No lo sabía pero entre menos lo pensara mejor.
Apretó un poco aquel suave malvavisco escuchando su suspiro, pellizco un poco el botón rosado logrando que esta hiciera una mueca de satisfacción y terminó con besar su corazón empezando a bajar lentamente. Cálidos aire que salía de sus bocas, suaves besos que dejaban su piel marcada y pequeñas lamidas que se quedaban tatuadas en su cuerpo. Su mente revoloteaba ansiosa por unirse una vez más pero está vez con cada parte de su amor. Apretó una vez más su seno izquierdo logrando sacarle un gemido, soplo ligeramente sobre su rosado botón deleitando se con la forma en la que se había puesto duro y completamente loco de excitacion pasó su lengua suavemente dándole una lamida lenta recibiendo un sonoro jadeo junto a el escalofrío de la peli plateada.
—Ahhh... — fue algo suave y aterciopelado, algo cálido que causó una pequeña hinchazón en su pantalón que no fue pasada por alto, rodeo la aureola, acuno sus pechos dándoles un pequeño masaje y cuando no pudo soportarlo más se llevo su rosado botón a la boca —Ahhh meliodas— este solo se deleitó con la forma en la que su mirada iba tomando un brillo especial. Solo cerró los ojos empezando a succionar suavemente, nada apresurado, pasando la lengua de vez en cuando sin parar su gratificante masaje desviando una de sus manos hasta sus descubiertas piernas, aveces se preguntaba por qué le encantaban las faldas pero no iba a negar que le quedaban muy bien. Su piel se ponía de gallina ante su tacto cálido, sus succión es aumentaban de intensidad con cada pequeño gemido que su amada soltaba —Mhhh más— era imposible negarse a una petición así mucho menos cuando estaba tan mojada. Sus lindas braguitas blancas ya empezaban a mojarse por lo necesitaba que estaba y los dedos de meliodas solo ayudaban a que estas se empaparan más
Su dedo índice y medio jugaban con sus pliegues rosados por encima de la tela, su manos izquierda seguía dándole una atención honorífica a su pecho jalando su botón de vez en cuando o bajando las caricias hasta su abdomen para no dejar su cuerpo desatendido
—Grh — grupo el hombre cuando está repentinamente bajo una de sus manos hasta su creciente ereccion. Lo apretó por encima de su pantalón arrebatandole la fuerza de su cuerpo, odiaba como solo ella podía tenerlo tan débil pero por esas cosas la adoraba. Se separó de su pecho lentamente dejando un pequeño rastro de saliva para sentarse en la cama. Se quito por completo la camisa dejando su parte de arriba expuesta, se acercó hasta su cara para depositar un dulce beso en su frente que causó la risa de la jadeante mujer. Quito el botón de su pantalón, bajo el cierre soltando un gemido involuntario al sentir su miembro cada vez más libre, le bajó su falda a su albina sonriendo para calmar un poco su nervio y cuando cada prenda estuvo dispersa en el suelo este se posicionó en su entrada acariciando cada aparte de el rostro de su amada riendo suavemente—¿Sabes que eres hermosa? —
—Me lo dices seguido mel—
—Me gusta decir la verdad— una risilla salió de los labios de la femenina quien solo lo abrazo colocando sus brazos en el cuello de aquel hombre intentado juntar sus labios. Eso se vio interrumpido cuando repentinamente la rosada punta de el miembro masculino presionó su entrada—Mh—
—M-Meliodas deja de torturarme—
—Nishishi pero es divertido ahhh— era desesperante más bien, no era divertido para ella mucho menso cuando se restregaba de esa forma tan sensual, movía las caderas como si bailará, si expresión era de una clara satisfacción mientras no dejaba de acariciar su rostro y su cuerpo—Te adoro—
—¿Y cómo adoras a alguien? —meliodas solo tomó la ambo de la más alta y la puso en su mejilla— ¿Me enseñarías? —
—Te enseñaré cada cosa si es que estás a mi lado—
—Entonces me quedaré a tu lado...¡ahhh!—ya no pudo terminar su frase cuando repentinamente, meliodas entró en ella de una sola estocada y se quedó quieto, la pasión que elizabeth sintió fue tan fuerte que en un impulso soltó un fuerte alarido y lo apego a su cuerpo sintiendo sus cálidos alientos entrelazandose
—Continúa—el de hermosos ojos jade no tardo en hacerlo, el ligero vaivén que iba produciendo se aceleraba cada vez más logrando causar gran placer en los cuerpos contrarios—Ahhh ahhhh mel ¡nhg! —nunca había sentido el sexo más placentero, abrazada a el amor de su vida, residiendo besos por su mejilla y cuello escuchando sus deliciosos gemidos masculinos—Ahh si así—
—Elizabeth...Elizabeth— sus alientos hacían que un calor abrasador tomará el cuarto junto con ellos, veían estrellas a sus alrededores como si estuvieran haciendo el amor entre las estrellas—Ahhh mhh—en un acto desesperado de callar sus propios gemidos el blondo llevó su boca directo hacia las colinas de la mujer para meterse una de sus rosas duras a la boca, sin embargo ni eso lo ayudó
—Más, meliodas más por favor ¡Ahhhh! ¡Más! —una risa salió de los labios de meliodas, al parecer en verdad le estaba gustando, sacó su pechos de la boca, beso la comisura de sus labios y luego como si de un sueño se tratase la miró con una suave sonrisa pulcra y unos ojos de ensoñación brillantes.
—Te haré llegar a el cielo...¡Ahh elizabeth! — era gratificante, un fino hilo de saliva se escurria de la comisura de sus labios, sus terminaciones nerviosas estaban a el máximo haciéndoles sentir incluso cada que el corazón de su pareja palpitaba con fuerza, el sonido de su pene y vagina fusionandose los hacía estremecer y jadear aún más fuerte—Ahhh ahhh más más— declaró fuerte el rubio cerrando sus ojos. En un acto desesperado de poder conseguir más de esos agradables sonidos que hacía la boca de la mujer de su vida, meliodas se sostuvo fuerte te la cabecera con una de sus manos haciendo crujir la madera, le levantó una de sus piernas para poder entrar aún más y luego tras apretar los ojos fuerte sus caderas siguieron moviéndose más rápido—¡¡Si más ahhhh!! —
—M-Meliodas ¡ahhhhh meliodas meliodas! —ni un terremoto los hubiera sacudido tanto, la cama se sacudía a el compás de sus oenetraciones, lágrimas de placer puro se escurría de los ojos de ambos por la sensación tan increíble, se sentía perder la cabeza, fuera de si mismos a tal grado que el mas bajó hizo la cabeza hacia atrás poniendo los ojos en blanco y el cuerpo entero de elizabeth se arqueo en un grito mudo —¡Ahhhhh ahhhh voy a correrme! — con sólo escuchar eso la temperatura corporal de meliodas aumentó fuertemente, acarició su vientre, apretó uno de sus senos logrando que esta convulsionada levemente mientras sus piernas temblaban y para rematar el placer, elizabeth rasguño fuerte su espalda dejando marcas que sin duda se notarían a plena vista y clavó sus uñas
—¡¡Dime que me amas!! ¡Grita mi nombre, grita que me amas necesito escucharlo ahhh Mhhh! —
—¡Te amo meliodas! ¡Te...ahhh...te amo demasiado! ¡V-Voy a correr me, meliodas ahhh ahhh! —un beso en sus labios, una mordida en su cuello y la velocidad con la que sus senos subían y bajaban bailando en un vaivén acompañado de las caderas de el rubio. Eso estaban haciendo, estaban bailando en las estrellas pues todo su cuerpo se sacudía a la misma velocidad y ritmo que el corazón de su contrario.
—¡Ahhhhh si! ¡Hazlo! ¡Correte entregármelo todo! ¡Elizabeth AHHHHH! —
—¡Meliodas! — sus fluidos empaparon sus muslos y mojaron las sábanas un poco, sus gritos hicieron eco varias veces mientras cada uno se vacilaba en el interior de el otro con los ojos llorosos cerrados y las respiraciones agitadas.
Apenas el mas bajó logró recuperar algo de conciencia, se recostó a su lado sin cobijarse pies no habían desatendido la cama y la abrazo suavemente pasando una de sus manos por su pecho y la otra por la cintura. Se quedaron en silencio largos minutos en lo que se recuperaron de el temblor de sus cuerpo ante tener aún pequeñas convulsiones de llevar a su clímax antes de poder seguir con sus planes de un futuro juntos.
—Entonces...—elizabeth fue la primera en romper el silencio residiendo como recompensa un beso en su hombro —¿Cuando viajamos? —
—Debo estar haya la próxima semana—
—¿Te parece si nos vamos en tres días? — meliodas solo sonrió completamente complacido, había esperado ese momento durante un largo rato, tanto, que sentía que en realidad no era real—Así me da tiempo de empacar todo, renunciar, entregar las llaves de el departamento y despedirme —
—Claro, me parece perfecto—
—Bien— el silencio nuevamente reino entre ellos dos solo que a diferencia de otras veces este no estaba cargado de dolor o incomodidad, solo estaba una vibra cálida que aceleraba sus corazones—Te amo— volvió a repetir una vez más entrelazando sus dedos y dándole un ligero beso en el dorsal de la mano. Ese momento era más cómodo de lo que imaginaban, los últimos rayos de luz los cobijaban, la sensación de aun tener sus cuerpos unidos por sus intimidades era satisfactoria, tanto, que meliodas sólo apretó sin más el abrazo para que ni un pedazo de su carne se despegara de la piel de la albina.
—Me gusta cuando dices eso—
—Entonces te lo diré siempre— y se quedaron callados un buen rato, riendo levemente o repartiendo besos por sus cuerpos, al fin de cuentas el futuro era incierto lo más importante era poder estar junto el tiempo que el destino se los permitiera sin saber que en un tiempo más adelante ambos tendrían entre sus manos a el que sería su el primer hijo de su descendencia.
—Ahora...— antes de terminar lo que iba a decir, meliodas dio una suave embestida aprovechando que aún estaba en el interior de aquella hermosa mujer y mordió su hombro con algo de fuerza marcando su piel nívea—¿Continuamos preciosa? —
—N-Meliodas ngh— y ya no se detuvieron hasta que tanto cuerpo como alma estuvieran satisfechos
Ahora sí es la verdadera XD hace rato lo publique sin querer por que me estaba durmiendo y le apreté por error TwT,
Lo sé lo sé es largo pero si sirve mi excusa, esta historia sería un poco más larga y no quiero romper mi récord aún XD
Espero les haya gustado, si es si no olviden comentar y votar aunque saben que adoro leer sus comentarios
Disculpen faltas de ortografía saben que no soy buena en eso pero las corregiré luego ^^
Sin más que decir nos veremos luego ^^/
Pd: créditos a Whichiii por la imagen a color de el lemon UwU
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