Amor secreto one-shot

Dedicado a jazz2304

El sol era radiante, aquellos rayos de luz se reflejaban en la albina como si quisieran hacerla sentir más acalorada de lo que ya estaba, elizabeth miraba hacia la ventana agradecida de que lo que pasaba adentro de da oficina no se mirara y que extrañamente la persona que la acompañaba había creado su lugar de trabajo aprueba de sonidos, eso era una bendición para lo que sucedía en esos momentos.

—mmm~meliodas, meliodas para... —el implacable hombre rubio que era su amante se encontraba con la boca en su pecho succionando con suavidad y con dos de sus dedos metidos en el sexo de la mujer moviendolos de adentro hacia afuera tratando de llegar hasta el fondo de su amada, no le importaban las horas de trabajo o si alguien entraba, solo quería poder meter sus dedos más profundo

—¿Que sucede linda? ¿No quieres hacerlo? Tranquila si quieres puedo parar y pedir que traigan... —

—N-no me refería a eso—ante esto el rubio la miró algo confundido mientras sacaba los dos dedos que tenía metidos en la vagina de la chica y se los llevaba a la boca sin quitar esa mirada de confusión que comenzaba a asustar a elizabeth levemente— Sólo que primero necesito decirte algo... —

—Pues entonces dime—

—E-es que no se como vas a reaccionar y yo no soportaría perderte y... —

—Eli, nena me estas asustando ¿que paso? —no podía seguirlo reteniendo mas, solo tomó una fuerte bocanada de aire para prepararse antes de soltar la verdad y luego ante la mirada de el oji verde tomó su mano con suavidad y se la coco en su cuerpo, más específicamente sobre su vientre, meliodas solo abrió los ojos como platos mientras se ponía tenso— ¿elizabeth? —

—Estoy embarazada—

* 10 meses antes *

Cierta mujer caminaba por la calle desolada envuelta en lágrimas y por completo empapada por la torrencial lluvia que caía sobre su cabeza, el frío la hacía no querer seguir adelante pero sabía que necesitaba hacerlo si quería sobrevivir a donde la habían metido, hace dos meses le habían dado de novio a el joven mael goddess y aunque al principio parecía que podrían tener una relación de amistad en medio de la relación todo se salió de control poco tiempo después, ese joven de cabello albino era un espíritu libre, no quería seguir los pasos de las empresas y mucho menos quería estar con elizabeth pues él ya tenía a su amada quien lo esperaba cada noche para poder verse a las espaldas de todos, claramente la ira que le causó saber que ya lo habían comprometido con alguien causó que todo de mael quisiera apartar a la albina

Esa noche fue su primera pelea y para su mala suerte había terminado con un fuerte dolor de cabeza y un ojo morado, la verdad era que aunque mael tenía mal humor nunca la había tocado hasta ese momento por esa razón decidió salir corriendo en vez de quedarse en aquel lugar, pero, ¿que podía hacer? Su relación era por compromisos y aunque suene loco no podía separarse de él, la empresa líones y goddess nunca se llevaron bien y su matrimonio o noviazgo es visto por todos como una alianza de paz

Su padre está viejo, sus hermanas tomaron un camino distinto y al sólo quedar ella necesitaba crear alianzas con alguien para que la empresa que su ladre llevaba construyendo toda su vida no se viniera abajo, quería enorgullecerlo, demostrarle que era completamente capaz de manejar la empresa por si sola estuviera con ese hombre o no, pero claramente las alianzas y el dinero son poder, lo que su padre quería antes de retirarse era que su hija tuviera un lugar seguro en algún lado y lo que considero seguro era algo completamente diferente

Las piernas le flaquearon levemente mientras cerraba los ojos derramando más lágrimas de sus bellas esfera azules, podía escuchar a alguien gritándole atrás de ella pero no le tomó importancia para nada, las gotas de lluvia chocando con el techo de las casas ensordecia sus oídos, su cabeza dolía demasiado, su mente se estaba nublado en la oscuridad y cuando al fin sintió como alguien la tomaba de él hombre cayó desmayada en los brazos de quien sabe quien dejando su destino al azar esperando que al despertar todo lo ocurrido esa noche no fuera más que una fea pesadilla

*
Elizabeth despertó con un dolor profundo en su cabeza, el recuerdo de estar vagando por las calles en la lluvia y la sensación de estar apunto de fallecer, tan solo se removió incomoda de el calor que sentía pegado a su cuerpo, reaccionó apenas se dio cuenta de eso, estaba abrazada a el cuerpo de alguien que no traía playera, con solo su ropa interior y en un lugar que no conocía para nada, se sonrojo al instante mientras el miedo se apoderaba de ella se poco a poco, ¿la habían violado? ¿La habían raptado? ¿Que sucedía ahí? Se movió un poco buscando escapar de él insistente abrazo de quien la mantenía pegada a su cuerpo y lo único que recibió fue un gruñido de molestia, se asustó más antes esto

—Que bueno que hayas despertado... — la voz a su espalda bastó para ponerle la piel de gallina e impedir que pensara con claridad

—¿Q-quien eres? ¿Dónde está mi ropa? ¿Que paso? —

—No te asustes, no te hice nada ni te toque, estabas caminando por la calle en medio de la lluvia y te desmayaste—comenzó diciendo el misterioso joven mientras se separaba de ella al instante tapando la con la frazada que tenían sobre ellos y se levantó con lentitud colocándose nuevamente su camisa, elizabeth sintió que le quitaban un peso de encima apenas se encontró libre de aquella persona— Le dije a mi sirvienta que te quitara la ropa y la pusiera en la secadora, te coloque la frazada pero no entrabas en calor, así que use mi cuerpo—

—No me respondiste lo demas—

—hum? — elizabeth solo tomó una fuerte bocanada de aire, se coloco la cobija alrededor de su cuerpo para tapar su semidesnudez y luego con la poca valentía que había adquirido se dio la vuelta para conocer a su Salvador, nunca se imagino que fuera un hombre tan guapo, sexy y con apariencia de niño

—¿Quien eres? — el rubio se quedó callado mie tras terminaba de abotonar el último botón de su camisa desviando la mirada de la mujer, no por qué no quisiera responder sino por que atravez de la cobija se alcanzaba a ver perfectamente parte de su escote, había requerido de un total autocontrol para no tocarla y verla ahora de esa forma era realmente... Excitante

—Yo no importo, le diré a jenna que te traiga tu ropa apenas esté seca, ¿tienes algún familiar a el que quieras llamarle? —

—A mi padre —

—Toma...— extendiendole el teléfono el rubio de ojos jade le sonrió a la muchacha con la mayor ternura que pudo y apenas está tomó el aparato entre sus dedos meliodas se retiro de la habitación dejándola en un silencio incómodo y las palabras de que se quedara permanecían atoradas en la garganta, sin dudas era un hombre gentil y demasiado guapo, solo sacudió su cabeza al instante alejando todo eso de ella, era una mujer comprometida le guste o no y por ahora lo único que quería era escuchar la cálida voz de su padre nuevamente

*

Elizabeth ya estaba cambiada, mirando hacia la ventana y divisando con sus ojos la forma en la que la nube de lluvia comenzaba a abandonar el cielo deja do que el agua dejara de caer y pudiera irse cuanto antes no sin despedirse y darle las gracias a aquel señor claramente, solo se levantó mirando hacia atrás y mirando por encima de él hombro a aquel hombre rubio que no dejaba de mirarla, su mirada oji verde la recorría de arriba abajo como si quisiera descubrir la razón por la que caminaba bajo la lluvia, hasta que encontró algo que le llamo la atención y debió ser mucho por que sus ojos se abrieron de par en par mientras tragaba en seco

—¿Sucede algo señor? —

—¿Quién te golpeó? — la mirada de la mujer se lleno de lágrimas calientes y salada y cuando parecía romper en llanto solo tomó aire y volvió a sentarse ignorando la mirada de aquel joven que la había descubierto

—No se meta donde no le incumbe señor, le agradezco haberme rescatado pero por favor no se meta en mi vida privada —

—Temía que dijeras eso elizabeth.... —la albina levantó su cabeza al instante mientras miraba con asombro a el rubio frente a ella, su semblante era serio y su cara oscurecida pero lo que más noto fue el hermoso brillo infantil que poseían sus ojos — Nunca te gustó que preguntara sobre ti, debí suponer que no dirías nada—

—¿C-como es que...? —

—Olvida eso, tu padre es amigo de el mio y nos conocimos de niños —ahora comprendía la razón por la que su rostro se le hacía familiar pero distante, aún así debió ser hace mucho por que oír más que lo miraba no podía recordarlo o simplemente estaba tan confundida que no quería hacerlo — y no me digas señor, tengo la misma edad que tu ¿tan viejo me veo? —

—N-no pero es por educación y... —

—Si lo se, tu y yo sabemos muchas cosas sobre educación— una pequeña risa salió de sus labios la ver la cara infantil que puso el rubio a frente a ella, no odia evitar sentir miedo de la oscuridad en sus ojos pero apesar de eso disfrazaba muy bien eso con simples sonrisas

—No has respondido a mi pregunta —

—¿Aún no me recuerdas pequeña eli? — la albina tan solo negó con la cabeza con es ligera sonrisa aún en sus labios, meliodas se sentí a su lado con tranquilidad y luego ante la sonrojada elizabeth le coloco un mechón de cabello atrás de su oreja con atención, como si fuera la cosa más interesante de el mundo — Soy meliodas demon eli, tu amigo de la infancia —

*
Durante los 3 meses siguientes meliodas y elizabeth salían a comer o a caminar juntos, a decir verdad ese comportamiento distante y frío que tenía la albina con mael no le gustaba nada pues se suponía que la quisiera o no darían el si definitivo en un tiempo, eso lo ponía de malas pero mucho más lo enojaba mirarla tan contenta y tan valiente con aquel rubio que le daba coraje, al final mael era un típico hombre que le gustaba hacer pero que no le hicieran, él podía serle infiel a elizabeth con su amada pero ella no podía serle o fiel, se sentía un niño incapaz de hacer algo si eso sucedía

Meliodas y elizabeth habían desarrollado otra vez esa relación de amistad, el rubio estaba consciente de su relación con el albino, aún así no podía evitar sentir celos hacia él, podía ser compromiso pero dormía a su lado, la tocaba y la miraba todos los días, eso lo ponía loco por dentro y cuando llegó el momento indicado la beso con ternura sorprendiendo a la mujer por completo y dándole todo su sentir en ese magnífico beso, sus lenguas de tocaban, sus labios se disfrutaban y ante las puertas de el único pecado que valía la pena cometer ambos se separaron con un fino hilo de saliva y la mirada perdida en su recuerdo

—Lo lamento eli, se que estas comprometida y.... Idiota — susurro por lo bajo una maldición para su persona, ahora si que la había cargado, había besado a su amiga por un impulso, sus labios se habían en o traído con suavidad, sus manos se entrelazaron y al final sus ojos se conectaron de una forma maravillosa —De verdad lo lamento yo... —

—shhh solo hiciste lo que quise hacer desde que te vi—con esas palabras fueron luz verde para que volvieran a unirse, sus ojos se cerraron, tomó a la delicada chica por la cintura para juntara a su cuerpo y estirandose un poco debido a la diferencia de estatura volvieron a juntar sus labios en un dulce y delicioso beso que los dejó ansiosos de más, las manos acariciando la cadera de la chica, los brazos de la mujer sobre el cuello contrario acariciando sus hebras amarillas con cariño, el deseo se volvió palpable, sus mentes se nublaron, sus cuerpos se llamaban y esa misma tarde ambos se entregaron mutuamente disfrutando de el calor de sus cuerpos pegados y los placeres intensos comenzando su amor secreto

* actualidad *

—Es una broma ¿cierto? — aquella respuesta por parte de su a ante dejo con el corazón roto a la mujer albina, claro, seguro también la quería solo por su cuerpo

—No meliodas, no es una broma —la cara de el rubio en ese momento era todo un poema, se puso pálido más de lo que ya era, sus manos se sujetaron fuertemente a su cadera como si temiera desmayarse y cuando al fin le volvió el alma a el cuerpo clavo sus ojos esmeralda en los de elizabeth con ligeras lágrimas en los ojos —¿Mel? —

—Esto es lo mejor que me pudo haber pasado, un hijo tuyo es lo mejor que pudo haber sucedió eli—

—No estas enojado—

—¿Por qué lo estaría? Esto hace que mi plan funcione aún mas— eso confundió mucho más a la mujer albina

—¿Plan? — pero la sonrisa que meliodas puso en su cara era todo un comodín, maldad, amor, rencor y comprensión, eso y mucho más se reflejaba en la sonrisa de meliodas mie tras sus manos comenzaban a bajar para acariciar las largas piernas de su amante comenzó a rozar sus labios con el cuello de la chica, a pesar de el momento ella seguía con sus atributos de fuera y claramente meliodas aprovecharía eso a él máximo

—tu padre quiere una alianza antes de retirarse, tu y yo nos amamos y ahora que esperas un hijo mio... —la respuesta era mas clara que el agua que poseía el mar mas cristalino y lejos de la mano humana que pudiera haber, una alianza con la empresa demon beneficiaba a todos, ella se casaba por amor y era feliz, meliodas y ella al fin podrían dejar de esconderse y mael podría estar con esa mujer que tenía su corazón, era el plan perfecto

—ahhh!!! — elizabeth tuvo que salir de sus pensamientos al sentir como los dientes de su a ante se clavaba con fuerza sobre su cuello haciéndola gemir y gritar a el mismo tiempo mientras sus manos apretaba su tercero como si no hubiera mañana dándole un delicioso escalofrío que la recorrió de cuerpo completo, no sólo ya está por completo mojada sino que lo que más le dolía era que a su amado le encantaba torturarla, era un demonio torturando a una diosa

—Eres exquisita... — pero ya no importa cuántas cosas le dijera, el placer era igual de grande que su corazón bombeaba con fuerza, sus jadeos eran música para los odios de el excitado hombre ya a pesar de que todo de él le decía que metiera su miembro hasta lo más profundo de la intimidad de la chica sólo recorrió una mano hacia el frente y sin pudor alguno comenzó a acariciar aquella fruta prohibida disponible sólo para él, cálida, húmeda, soltó un gruñido de satisfacción al sentirla así de excitado por él —Deliciosa... —

—Meliodas no digas cosas tan vergonzosas —

—es la verdad nena, eres hermosa y tan sexy!! — elizabeth había visto ese cambio de personalidad cada que están en la cama, voz ronca, una insaciable sed de ella, su sonrisa cuando gemia y le imploran a por que la hiciera suya para finalizar con lo experto que era a la hora de hacerle orales, no sabía si su amante era un dios griego de el sexo o un demonio que a tenido 3000 años para mejorar sus tácticas de dar placer — Te adoro—

—ahhh!!! Meliodas — lo había hecho, igual que hace unos minutos había metido dos de sus dedos en lo profundo de la cavidad de la chica mientras sonreía con su cara entre sus pechos, tan suaves que parecían almohadas, podría pasar todo el día pegado a esos caramelos tan exquisitos que se le habían sido otorgado, tan solo cerró los ojos en medio de sus pálidas colinas sin detener la rapidez con la que sus dedos entraban y salían de su mujer, estaba relajado, es excitado y tremendamente enamorado de elizabeth, un tres en uno—ahhh!!! Ahhhhhhh!!! Meliodas!! —

—Ya falta poco amor mio— y era verdad, no sólo su miembro ya estaba duro como roca sino que podía sentir las pulsaciones en su interior, sus paredes apretaba esos dos dedos impidiéndole escapar y ante el cosquilleo en sus vientres por el placer el impecable hombre de negocios saco esos intrusos de su interior a tiempo para que su mujer no se corriera, tan solo le sonrió con la respiración agitada y chocó sus labios con los de ella de forma dulce dejando por un momento la pasión de lado —Te amo...te amo, te amo, te amo!!! —

—Y-yo también te amo meliodas, incluso muerta te amaría por siempre —con esas palabras ambos firmaron en papel estampado lo que sería su unión de por vida, fue como si el mítico hilo rojo de el destino hubiera amarrado aún más fuerte sus dedos y lo hubiera juntado para nunca permitirles escapar el uno de el otro, tan solo volvieron a unirse en un beso al mismo tiempo que el rubio tomaba a su bella albina de los muslos cargandola de inmediato y acostando la en el limpio escritorio haciendo a un lado papeles y tirando a el suelo uno que otro bolígrafo de tinta negra, sus lenguas se juntaba y comían como si el otro fuera la cosa más deliciosa, se entrelazaban, movían la cabeza de un lado a otro buscando llegar más profundo entre sus labios y ante la necesidad de fundirse en uno solo la albina se separó con fuerza de la boca de meliodas y sin despegar sus ojos comenzó a quitarle el pantalón y la camisa con desesperación

—vaya no imagine que estuvieras tan ansiosa —la mas alta tan solo le saco la lengua con una expresión de pura burla debido a su irónica frase, era obvio que estaría desesperada mucho más por que le había impedido su orgasmo y llevaba masturbandola desde que llegó, se deshizo de su camisa mirando aquel abdomen de los dioses que parecía tallado por los demonios quizá, pasos sus manos por su pálida piel causándole un gemido largo a el mas bajó y al mismo tiempo que un escalofrío lo recorrieron completo — mmmmm eli!!! —

—Gime otra vez!!! Quiero escucharte, quiero que grites mi nombre, que sepan que soy tu dueña!!! —

—Elizabeth!! —sin duda esa respuesta por parte de la albina no se la esperaba ni en mil vidas, eso bastó para volverlo aún más loco de placer que antes, admiro con asombro como ella chupaba sus peso es haciéndolo gemir, como apretaba su bulto por encima de su ropa interior haciéndolo gruñir y cuando de plano meliodas empezó a gritar se llevó uno de sus rozado botones a la boca para impedir que esos sonidos salgan y se bajó su bóxer penetrando a su amada de una vez por todas, la sensación que los recorrió fue tan exquisita que ambos hicieron la cabeza hacia atrás mientras soltaba un fuerte gemido que inundó sus oídos — Maldita sea... — susurro el de ojos jade por lo bajo mientras se mordía el labio y toda su cara se contraia en puro placer,

—AHHHH!!! Mel—era la gloria, su interior era tan cálido y húmedo, la superficie era resbaloso y le hacía desear entrar más profundo mientras sus gemidos se clavaban en su mente y montaba sus labios como un tatuaje sobre su piel, a pesar de estar gimiendo elizabeth comenzó a besar su cuello, su hecho, su pezon so para finalizar en su oriente dándole tiernos besos y llevando de caricias sus rubios cabellos — mmm!!! Muévete, muévete por favor— sus deseos eran órdenes para el sutil caballero

Comenzó a mover sus caderas de adentro hacia afuera lento, si no supiera que estaba embarazada tal vez habría empezado rápido y feroz para hacerla tener un multiorgasmo, aún así quería que esta vez lo disfrutará a el máximo, que cuando ella lo pudiera aumentara el ritmo y que cuando lo deseara se corriera en su interior como lo hizo cuando procrearon a esa criatura, a decir verdad es vez se les había olvidado por completo el condon y como resultado era el embarazo, aunque para ser sincero no se arrepentía

—mmm si así, sigue así y no pares —

—Elizabeth...ahhh elizabeth—

—más!!! Meliodas dame más!!! — claramente no tardó ni un segundo en acatar su orden, entrelazo sus dedos poniendo sus manos sobre su cabeza y ante la posición en la que estaba elizabeth abrió más las piernas como el sutil andar o el simple aleteo de una mariposa azul —Ahhhhh!! Ah! Ah! —

—Ngh!! Ah!..... Mierda— sus sexos se fundan el uno con el otro como si desde el principio supieran que estaba destinados a estar juntos, un fino hilo de saliva salía por la comisura de el labio de la chica, el miembro de el rubio palpitaba como loco en el interior de aquella extraordinaria mujer y la velocidad alcanzó un punto frenético a tal punto que ambos comenzaron a gritar de el placer mientras sus ojos se llenaban de lágrimas por las sensaciones tan intensas —AHHHH!!!! AHHHHH!!! —

—MELIODAS!!! —no sabían quién gritaba más fuerte pero eso era lo que menos les importaba en esos momento lo único que querían era poder sentirse y olvidar todos los malos ratos de el pasado, el calor en sus vientres se volvió intenso al igual que las embestidas, los senos de elizabeth rebotaban con frenesí y cuando el orgasmo estaba a la vuelta de la esquina juntaron sus frentes cerrando los ojos y dejaron que la liberación los abrazara mientras soltaba un grito que de no ser por que las paredes eran aprueba de sonido estaban seguros que se hubiera escuchado por todo el edificio

El espeso líquido blanco que significaba la venida de meliodas había sido tan abundante que en esos momentos se desbordaba entre los dos al igual que los fluidos de elizabeth, una suave risilla salió de la boca de el rubio mientras abrazaba con cariño a su mujer y comenzaba a acariciarle la espalda y el cabello buscando calmarla

—¿De qué te ríes? —

—De qué se nota que estas embarazada— elizabeth sólo alzó una ceja en señal de confusión mientras su amado salía de su interior y se colocaba bien la ropa caminando hacia el baño de su oficina solo para traer el papel higiénico y ayudar a su amada a limpiarse y limpiar el lugar

—¿Por qué? —

—Por que tuviste un orgasmo muy fuerte y delicioso— la mirada Pucará de el mas bajó fue suficiente para hacer sonrojar a elizabeth de inmediato, la albina tan solo apartó la mirada avergonzada mientras se ponía su ropa nueva me te quedando como en realidad había entrado y a pesar de no haber respondido a su frase le dio a firmar los papeles que mael le había pedido que llevara a la empresa demon, si no fuera por eso ella tal vez estaría en su casa siendo regalada o por mael o tal ves peleando con él, se dieron un último beso en los labios antes de que elizabeth saliera de su oficina dejándolo con un increíble silencio cálido y la sensación de ser llenado de amor por dentro

*

—Entonces ¿te quieres casar con elizabeth? — sin duda la propuesta que el joven meliodas le hacía a él viejo bartra tenía lógica y hacía que sus primero planes se fueran a la mierda en un segundo —Lo siento meliodas pero por si no lo sabias ella está comprometida con mael y... —

—Eso lo sé bien viejo — comentó el mas bajó rápidamente interrumpiendo a el hombre cansado sin perder la compostura ni perder esa sonrisa burlona que poseía en el rostro —Ella me dijo que tu buscabas una alianza y que mejor empresa que la empresa demon —

—si pero yo ya había quedado con los goddess que... —

—¿Dejaras que se case con un golpeador? — los ojos de el viejo de cabello cano se abrieron con tal sorpresa que parecía no enterado de ninguna de las peleas en las que el menor de los goddess había perdido la paciencia y el control — Cuando me reencontré con elizabeth si mal no recuerda fue cuando la encontré en la calle mojada, esa vez tenía el ojo morado por que ese imbecil la había golpeado —

—Y-yo no sabía que eso... —

—solo pasa cuando se enoja demasiado — a pesar de lo enojado que estaba por tomar el tema meliodas desvío la mirada y en parte "excuso" la razón de el comportamiento de el menor, aunque claro, cuando un hombre golpea a una mujer con intensiones malas en la cabeza no hay excusa que logre redimirlo— sin contar que antes de lo nuestro él se encontraba con su amor —

—Meliodas no entiendo nada de lo que dices —

—Elizabeth y yo hemos llevado una relación secreta hace 5 meses... — la cara de el pobre bartra era un misterio, por una parte poseía a una mueca de desaprobación debido a la infidelidad de esos dos, por otro lado tenía el ceño fruncido debido a el enojo que le dio saber sobre las peleas de su hija con el menor de cabello blanco y por último sus ojos brillaban ante el amor que el rubio parecía poseer hacia su hija — Aparte de que esa no es la única razón por la que estoy pidiendo que corte el contrato y acepte mi oferta — el hombre de cabello cano tan solo alzó una seja pidiéndole con un gesto que continúe con su explicación — elizabeth tiene dos semanas de embarazo — en ese momento a el pobre viejo casi le da un infarto

*

—Entonces... ¿Aceptó? —

—si, oficialmente eres la prometida de meliodas demon — la albina no podía estar más feliz que nunca no sólo por que podría dejar de esconderse sino por que así como ella mael tenía una sonrisa enorme en su rostro y por primera vez en esos meses le había dado un sincero y cálido abrazo a la mujer embarazada recibiendo una mirada asesina por parte de el rubio

—Muchas gracias meliodas, me salvaste de un matrimonio que no quería —

—lo hice por elizabeth mael, solo por ella — un silencio un poco tenso se formó entre los tres presentes quienes sólo se miraron algo nerviosos por la tensión en el ambiente y aclararon sus gargantas buscando romper un poco el hielo

—Elizabeth lamento todo lo que sucedió, se que fui un imbecil y un manipulador idiota... —

—Abusivo, Demente, Infiel... Bueno eso no te no juzgo nosotros estábamos igual— comentó meliodas interrumpiendo a el albino y agregándole cosas a su lista de las cosas que fue durante ese tiempo haciendo que el mas lato se ruborizara de la vergüenza de haberse comportado así

—Si eso...se que no merezco tu perdón pero agradezco mucho lo que hicieron por mi—

—mael deja de disculparte y ve por ella, ve por liz— ya no tuvo que decirlo de nuevo por que el de cabello largo se inclino para darle un beso en la mejilla a su conocida y sin dudarlo tomó sus llaves y salió de ahí corriendo dispuesto a encontrase con la pelirroja y explicarle lo que pasó —Gracias meliodas de verdad —

—Tranquila cariño, por tu me convertiría hasta en el rey demonio—

—Ay mel que cosa dices — no pasaron ni cinco minutos cuando ambos ya estaban sentados en el sofa con meliodas acariciando el vientre plano de la albina y una enorme so risa en los rostro de aquello novios que ya no eran exactamente amantes — Y ¿como lo llamaremos? —

—si es niña quiero que se llame como mi madre, melissa—

—¿Y si es niño? —el rubio se quedó pensando con profundidad a la respuesta que daría por el nombre de su hijo si es que llegaba a ser varón, pensó durante pocos minutos y cuando al fin una idea floreció en su cabeza recargo la cabeza en sus senos y la abrazo por la cintura protegiendo la de cualquier mal que pudiera tratar de llegar

—Me gusta tristan—

—¿Como ese héroe que tanto admirabas de niño? — dijo la albina acariciando los cabellos rubios de su próximo marido con cuidado y colocando la otra mano justo sobre la suya en su vientre aún plano completamente felices de haber ligado su cometido

—si, como ese poderoso caballero, así como él nuestro hijo será leyenda —

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