Regreso


Dejó escapar de alargado suspiro llevándose ambas manos a su cabeza, deslizando sus dedos entre sus finos cabellos dorados, estaba agobiada y exhausta, no pasó mucho tiempo para que la poca paz en la que se había envuelto fuera abruptamente interrumpida por constantes golpes en su puerta.

— ¿Sí? — contestó con molestia disimulada.

— Arréglate, en media hora te vamos a ocupar, más vale que luzcas bien — sentenció la voz al otro lado de la puerta.

En cuanto lo oyó alejarse se dejó caer sobre el viejo colchón cubriendo su rostro con su brazo. Se levantó con pereza dirigiéndose al clóset tomando un vestido negro ceñido de la ventura con delgados tirantes color negro, era simple el diseño, pero daba de una imagen elegante. Tejió su largo cabello rubio para luego recogerlo en un moño decorando su agarrado por un discreto tocado color plateado.

Aplicó delineador negro sobre sus ojos haciendo que sus orbes esmeraldas resaltaron, colocó un poco de gloss en sus labios y se bañó en perfume. Y antes de lo esperado ya estaba lista; abrió el cajón de su tocador en busca de algún collar y aretes a juego topándose con aquella vieja fotografía que con tanto cariño y nostalgia aún conservaba.

— Aún no pierdo la fe — susurró suavemente pegando la foto a su pecho mientras cerraba los ojos.

No pasó mucho cuando volvieron a llamar a su puerta, abrió de esta con molestia encontrándose con una joven chica que vestía de pantalón negro de vestir y saco, le sonrió con amabilidad entregándole el estuche del violín.

— Gracias — contestó seca.

— Allison — la llamó en cuanto vio como la mujer de delgada figura empezaba a alejarse — Creo que deberías ya soltarlo... Él muy probablemente te olvidó.

Ella la miró por el rabillo del ojo, una mirada hostil, afilada, regreso su vista al frente retomando su elegante caminar.

— Quizá, pero no pienso hacerlo.

— Eran niños en ese entonces, no te lo tomes muy a pecho. Seguramente él ya no piensa más en ti — dijo.

La rubia volvió a detener su caminar, girando su cabeza por encima de su hombro, cerró los ojos con pesadumbre ignorando sus palabras completamente. Quizá y su compañera de trabajo tenía razón, hacía más de diez años de eso, era lo más razonable, pero era algo de lo que ella seguía negándose rotundamente.

[...]

Su actuación culminó, el sudor bajaba por su frente mientras su respiración seguía agitada por la pieza que había tocado, la gente permaneció en silencio unos segundos hasta que finalmente aplaudieron por tremenda pieza que había interpretado, a más de uno sin aliento había dejando por tal manera de hacerlo.

Hizo una reverencia antes de alejarse de pequeño entarimado, tomando asiento en una de las mesas que se hallaban vacías. Bebió un poco de limonada en un intento por hidratarse.

— Has cautivado mi corazón.

La chica dejó la limonada de lado casi atragantada por lo visto, tosió un par de veces mientras sus ojos se abrían de par en par. El joven le sonrió con amabilidad.

— ¿Qué pasa? Parece que has visto un fantasma — dijo el chico de negros cabellos.

Allison parpadeó un par de veces de manera rápida para comprobar que lo tenía en frente era real y ni una bonita alucinación. Pero era cierto, era real, él estaba ahí sentada frente a ella sonriendo tal y como la última vez.

— Levi — susurró con gran cuidado su nombre.

Él le sonrió de vuelta apoyando su cabeza sobre el dorso de su mano, con una mirada intensa hacia la de dorados cabellos quién rápidamente se ruborizó. Le sonrió un poco tratando de calmarse y hablar con él.

— Te volviste una gran violinista — le dijo él observando atentamente a la chica.

— Así aparece — corroboró — Levi... Te eché de menos.

Él la miró un tanto sorprendido por aquella pequeña declaración, su sonrisa se borró de a momento, y volvió a mostrarse tranquilo y sereno.

— Eras una niña — contestó — Ya no insistas.

Y ella desvío la mirada algo apenada, apretó sus puños para después encararlo.

— Tengo veintidós ahora, solo son seis años la diferencia entre nosotros — dijo mientras el rubor aumentaba — Es cierto que era una niña, pero... Te robaste mi corazón en el pasado, y aún lo mantienes en el presente — susurró.

Él soltó un suspiro desviando la mirada al suelo, el salón seguía lleno, había gente por todos lados conversando alegremente mientras bebían, volvió a posar su turquesa mirada en las esmeraldas de la doncella con una mirada llena de una muy extraña mezcla entre pesadumbre y ternura. Entonces decidió hablar.

— Allison — llamó con dulzura, estiró sus pálidas manos para el encuentro con las de la joven un poco bronceadas, acarició de sus nudillos — Me casaré pronto con Petra.

— ¿Qué...? ¿Pero qué dices? — fue alejando con gran lentitud y dolor sus manos de las de él rompiendo con la efímera unión entre ellos.

— Allison — trató de volver a tomar su mano, pero ella las pegó a su cuerpo manteniendo la mayor distancia posible — Nunca hubo...

Los verdes orbes de la joven mujer se cristalizaron mientras que sus labios su curvaron hacia abajo, empezó a sorber; no quería llorar, no delante del albino.

— Te espero por diez años, esperé por ti durante diez malditos años — dijo con la voz a punto de quebrarse.

Levi desvío la mirada hacia la multitud de gente que comenzaba a danzar al centro del salón, notó a su prometida llegar al lugar tratando de abrirse paso entre todos los presentes.

— ¿Quieres decir que ese beso que me diste no significó nada? — preguntó dolida — ¡Te aprovechaste de mi cuando era un niña! ¡Me dijiste que me amabas!

— Yo...

— Levi — la de cobrizos cabellos apareció sentándose junto a él no sin antes plantarle un beso en la comisura de sus labios.

Él se quedó inmóvil sin siquiera corresponder al cariñoso acto de su prometida, manteniendo su mirada fija en la mirada de Allison quién solo se cruzó de brazos y después bebió limonada apresuradamente. Petra le sonrió alegremente a su ex compañera de cuarto en el orfanato, volviendo a besar la mejilla de Levi; la de dorados cabellos no lo soporto más, dejó la limonada de lado y dijo:

— Con su permiso — la rubia se levantó tomando sus cosas para alejarse.

[...]

Subió a la limosina entregando el estuche de su violín a uno de sus trabajadores, mientras era atacada por el flasheo de numerosas cámaras fotográficas, una que otra vez sonría de manera forzada tratando de alejarse lo más pronto posible de los paparazzi que no la soltaban.

Abandonó el auditorio a prisas dirigiéndose a su casa en la cima de uno de los riscos donde podía tener tan siquiera un poco de tranquilidad. En los últimos años se había convertido en una de las mejores violinistas en el mundo y por ello se debía el constante acoso por los medios, y estos aumentaban al conocer su origen en el orfanato, mismo que se había envuelto de una gran polémica al cerrar abruptamente tras salir a la luz montones de cosas.

La chica se sentó rendida en uno de los sofás dejando caer su cabeza en el respaldo cerrando sus ojos manteniendo sus brazos tendidos a cada lado. Cuando sintió que la presencia de alguien más a su lado, obligándose a abrir los ojos.

— ¿Qué demonios? — exclamó.

El joven de azabache cabellos sonrió tal como cuando eran niños, tal como cuando eran adolescentes y tal como cuando le dio la noticia de su casamiento, esa maldita sonrisa suya seguía siendo la misma, sin cambios, igual a todas las anteriores.

— ¿Qué haces aquí? — preguntó incrédula.

— Tu mayordomo me permitió pasar — explicó mirándola con tal cariño.

Allison se puso recta mirando fijamente al hombre delante de ella con la ceja arqueada. Admitía que le agradaba su inesperada compañía, pero no encontraba explicación a ello, suspiró con cierto rendimiento y frustración.

— ¿Qué tal tu matrimonio con Petra? — preguntó observando la ventana frente a ella.

Notó por el rabillo del ojo como la sonrisa de Levi desapareció tornándose a una expresión seria y quizás decaída.

— Hace dos años que estamos divorciados — comentó.

La de cabellos dorados se sorprendió mucho por ello que no pudo disimular si quiera, abrió tanto sus ojos como su boca analizando sus palabras.

— ¿Sólo un año de matrimonio?

— Y siete meses. Empezamos a tener bastantes problemas — dijo entrelazando sus dedos evitando la mirada de Allison.

— Oh — fue lo único que pudo decir.

Ambos permanecieron en silencio intercambiando miradas de vez en cuando, ninguno sabía que decir exactamente después de tanto tiempo sin saber del otro. Finalmente Levi se puso de pie llamando la atención de la de esmeraldas ojos.

— Creo que mejor me retiro — avisó dirigiéndose a la puerta.

Allison lo siguió de cerca abriendo la puerta para darle la salida, pero antes de que este atravesará el umbral, lo tomó de cuello de la camisa jalando de su cuerpo contra suyo tomando completamente desprevenido al azabache.

Le plantó un beso corto en los labios para después apartarse, Levi le sonrió.

— Volveré — dijo — Pera está vez si lo cumpliré.

Ella le sonrío despidiéndolo, sabía perfectamente que mentía. 

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