Deseado | Part II

Realmente no pensaba sacar segunda parte a esto xd

Pero por qué ustedes lo pidieron aquí está :D

Por cierto, no sabía que hay personas en Rusia y Arabia Saudita que me leen :0

Recuerden que tengo más historias en mi perfil que quizás sean de su interés :)

  •••

— ¿Cómo pudiste hacerle eso?

— ¿Cómo que derecho me lo dices tú?

Entonces le soltó una cachetada, Layla se sobó la mejilla dónde había recibido el impacto girándose realmente molesta, su rostro había enrojecido.

— ¿Que con qué derecho? ¡Por dios, Layla soy tu padre! — gritó.

La chica rio, soltó una sobra carcajada sin apartar la mano de lugar dónde había sido golpeada, le dolía, pero ello no le impediría reír de lo que había dicho el hombre que era su padre. Acomodó su cabello con elegancia cruzándose de brazos, tenía su mejilla realmente roja, había sido fuerte el impacto recibido por su padre.

— ¿Acaso ser mi padre fue un impedimento para que te metieras con la hermana de mi madre? — cuestionó con ironía, su padre quedó callado, volvió a reír con gran arrogancia — No, ¿Verdad? Bueno, así como el que Amanda fuera hermana de mi madre no fue un impedimento, tampoco para mí lo fue el que Levi fuera el prometido de ella para cogermelo.

Volvió a sumergirse en silencio, su padre había vuelto a soltarle otra bofetada para callarla, ahora en la otra mejilla. Layla permaneció quieta, le ardía horriblemente, sentía el hormigueo en ambas mejillas esparcirse por su rostro.

— ¿Así te educó tu madre? Eres una vulgar

Se volteó hacia él sobando de su mejilla recientemente golpeada, sus ojos se habían cristalizado, claramente las bofetadas recibidas le dolía, pero no iba a llorar, no delante de él. Se mordió la mejilla internamente para evitar derramar la más mínima lágrima.

— Mi madre no tiene la culpa de nada, esto que hice lo hice siguiendo el ejemplo de mi amado padre que hasta estas alturas piensa educarme — volvió a mofarse.

La vio reír de manera descarada, el hombre solo maldijo entre dientes saliendo del departamento donde su hija ahora vivía. Había tomado el primer vuelo que encontró en cuanto se enteró de la desastrosa boda de quién en el pasado fue su amante, y al conocer que su hija había sido el causante de todo se dirigió al apartamento de ella para reprenderle obteniendo de su parte montones de comentarios cínicos y desvergonzados que terminaron por enfadarle por lo que prefirió irse.

Layla, por su lado maldijo un sinfín de veces por lo bajo en cuanto su padre salió de casa, las bofetadas le habían dolido claramente y ahora tenía que ir al trabajo con las mejillas completamente rojas. Se dirigió a su habitación buscando como disimular de estos con maquillaje sin que se notará el uso de este. Ella siempre se había caracterizado por el maquillaje minimalista y el ir muy cargada llamaría la atención.

Recogió su cabello en una media cola y salió a prisas a su trabajo, no iba a tarde, pero tampoco es que llegaría con tiempo de sobra, era muy a las justas. Tomó su gafete una vez que ingreso a la empresa, caminando por los pasillos notó que todos susurraban, no era tonta, los chismes se corren rápido y más cuando se trataba de una persona importante como Levi.

Sonrió de manera cínica dándole poca importancia a lo que sus compañeros pudieran decir de ella. La boda de Levi había sido un evento esperado por varios medios periodístico, el Ackerman era una persona importante, por los que su boda no era un asunto del todo privado, y ahora, estaba en la boca de todos lo sucedido.

¿Había culpa? Para nada, y eso mismo era cuestionable.

Terminó de acomodar sus cosas en la oficina cuando la puerta de esta se abrió de manera brusca, dió un portazo para que se cerrara alarmando a la que estaba dentro por igual a los que se quedaron afuera.

— ¡Levi!— dijo algo alarmada.

— ¿Es un invento? — pregunto exasperado.

— ¿Qué cosa es un invento? — devolvió la pregunta sin entender del todo.

Habían pasado solo dos días de la desastrosa boda, dos días en que ninguno se había hablado, no hasta ahora en la oficina de trabajo.

— ¡Tu embarazo, por dios!

— ¿Por qué inventaría algo como eso? Seré una perra, pero soy honesta — comentó.

Levi se pasó ambas manos por el cabello a manera desesperada, quería mostrarse tranquilo, que tenía el control de todo por todo, pero no era así, y eso mismo le inquietaba.

— ¿Qué...?

— No necesito de ti, puedo hacerme cargo del niño por mis propios medios, tengo el dinero suficiente para mantenerlo — interrumpió con tranquilidad — No voy a estar dependiendo de nadie.

— ¿Así que si me usaste? — volvió a preguntarle.

La chica se encogió de hombros volviendo a sonreír con arrogancia.

— ¿Algún problema? — empezó diciendo — No usamos mutuamente, no quieras victimizarte, tu me usaste para saciar tu deseo sexual y yo para molestar a mi tía y ser madre sin pagar por la inseminación. Que ofertón, ¿No?

El azabache no tenía palabras ante lo que había dicho la joven delante de ella, era una completa oportunista, manipuladora, zorra, pero a pesar de todo, tenía que reconocerle lo determinada que era para lograr lo que quería, y era cierto aquello que no era una mentirosa, conocía su deseo por ser madre, así como el querer arruinar la boda de su tía, sus objetivos eran claros, pero la manera de conseguirlos era maquiavélico. Suspiró pesadamente.

— ¿No tienes ningún sentimiento por mí? — pregunto al cabo de un rato.

Layla se sorprendió por aquello, mirándolo de manera alarmada, ¿Levi realmente sentía algo por fuera de solo follar? Se llevó la mano a la nuca rascándose de manera nerviosa, no se esperaba de ello. Entonces rio.

— ¿No me digas que te enamoraste de mi? — preguntó en medio de risas — Solo éramos amantes.

Levi suspiró cruzándose de brazos. Layla era una maldita oportunista, de eso no le quedaba duda. Conocía de los rumores que había en la oficina acerca de ambos, un embarazo solo empeorarían las cosas más si hacía lo que Layla decía de seguir como si nada hubiera pasado, se llevó una mano a la boca mientras pensaba.

— Estás despedida — dijo finalmente.

— ¡¿Qué?!

Levi salió de la oficina de ella para dirigirse a la suya mientras está le seguía pidiendo de explicaciones, estaban a la mira de todos, nadie de los presentes se digno en ser disimulado.

— Tienes una semana para recoger y dejar todo listo para tu reemplazo — dijo antes de cerrar la puerta de su oficina en cuanto ingreso.

Layla se quedó inmóvil frente a la puerta, el despido no estaba en sus planes, y ello haría que todo se viniera abajo, no tendría sustento.

— Eso le pasa por zorra, el señor Ackerman tenía una muy bonita relación con la señorita Amanda — dijo alguien de los que veían el escándalo.

— No entiendo cómo pudo cambiar a Amanda siendo una mujer de clase por esta  zorra — comentó otro.

No era mentira el que después de haberse metido con su padre, su querida tía se había vuelto alguien siempre recta solo para enmendar errores pasados que se habían pagado caros. Layla no era ignorante a qué su tía era una mujer con cierta clase, pero aquello no servía de nada, había causado mucho para salir limpia, jamás pidió perdón. No sé arrepentía, siendo honestas, volvería a repetirlo.

Los comentarios acerca de las comparaciones entre su tía y ella continuaban; entro a la oficina de Levi sin tocar la puerta cerrándola. Él la miró fijamente.

Layla camino a paso decidido y rápido hasta acabar sentada en el regazo del azabache besándolo de manera desesperada sin darle tiempo de siquiera mediar palabra una.

Conocía sus encantos, no pasó mucho para que esté correspondiera a su beso pasional, posicionando sus manos en las caderas de la joven haciendo presión en esta para pegarla más a él, más a su pelvis. No pasó mucho para que Layla sintiera en su sexo como iba en aumento la erección de su jefe, sonrió a mitad del beso moviéndose de manera lenta aumentando la fricción entre ambos sexos.

— No puedes despedirme — comentó suavemente mientras se rompía el beso.

— Layla...

— ¡Maldito!

Ambos se giraron hacia la puerta de la oficina. Amanda estaba ahí en pie con los ojos llenos de lágrimas, el azabache se quedó inmóvil antes la interrupción de la que debió ser su esposa si nada hubiera sucedido. Layla echó su cabello por encima de su hombro sin moverse de su posición. Volvió a besar a Levi con gran lentitud antes de levantarse para dirigirse a la puerta.

— ¿Por qué me hiciste esto? — preguntó al borde del llanto a su sobrina cuando la tuvo junto a ella.

— Creí que fuí lo bastante clara el día de la boda — comentó — Aunque, no debería enojarte el que me lo cogí, debería enojarte que reí con él.

— ¿Eh?

— Tu fuiste una zorra con mi padre, pero no eras más que un pedazo de carne, una completa zorra sin clase...

Quiso pegarle, pero Layla fue más rápida tomando su mano antes del impacto. Levi se levantó de su silla caminando hacia ellas.

— ¿Mi madre acaso te golpeó? Pero que baja caes.

— Amanda, es mejor que te vayas — intervino Levi.

Jaló a la mujer hacía un lado apartandola de Layla por si quería volver a agredirla.

— ¿Levi...?

— Amanda, no tenemos nada que hablar — comenzó diciendo — Las acciones dicen más que las palabras, no tiene sentido discutirlo.

— ¿Qué acaso no me amabas? — los ojos se le volvieron a cristalizar, quería volver a llorar.

Levi suspiró llevando su vista hacia Layla que miraba sus uñas con detenimiento, seguía siendo una descarada.

— En el pasado, no ahora.

— ¿Amas a esa? — señaló a su sobrina con repudio.

Levi no fue capaz de responder. A su silencio, recibió una cachetada por la que antes fue su prometida, y luego paso a marcharse.

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