Broken Dreams | Part III

— Soy enteramente tuyo.

Alice se quedó helada ante aquella confesión, el chico de cabellos negros la miraba fijamente mientras sostenía de una de sus manos para luego proceder a besarla. Depositó sus labios de manera dulce en el dorso de su mano, para luego sonreír de manera inapreciable.

— Levi...

No tenía palabras, el chico se las había arrebatado por completo. Él soltó su mano para ponerse en pie, se dirigió a ella haciendo que se pusiera en pie. Besó su frente.

— Cásate conmigo — dijo finalmente.

No era que tuvieran una relación de noviazgo de manera oficial, se había conocido en una cita a ciegas y luego siguieron saliendo posteriormente, ella creyendo que por aburrimiento, jamás le pidió iniciar una relación formal, ni siquiera hubo una propuesta, solo una ocasión en sus salidas casuales terminaron por besarse y ahora dos meses despuesito de ello le pedía matrimonio.

— Pero, es muy pronto — sonrió mientras una lágrima descendía por su rostro.

Estaba feliz, bastante por aquella propuesta, sin embargo le parecía rápido.

— Eres mi todo, eres mi cielo, eres mi noche, eres mi día, eres mi presente y quiero que seas mi futuro — dijo.

No puedo evitar sonreír ampliamente mientras las lágrimas siguieron descendiendo, se lanzó a los brazos de él joven quién esté giró con ella por el aire.

— Sí — dijo en cuento sus pies volvieron a tocar el suelo.

Para cuando despertó su cuerpo estaba entumecido, le dolía la espalda por la posición en que se había quedado dormida, y tenía frío, mucho frío. Con dolor se fue levantando del suelo del baño, para lo primero ver fue se reflejó.

Sus ojos hinchados y rojos debido a haberse quedado llorando hasta caer dormida, sus labios secos, había adelgazado mucho, podía notar como empezaban a marcarse unos huesos por su perdida de peso. Entonces su vista fue a dar a uno de sus brazos.

Tenía un hematoma que resaltaba bastante.

Levi jamás había sido así de brusco, jamás la lastimó, en el pasado jamás imaginó que hubieran tenido que llegar hasta esto, era ajeno, pero ahora, era su realidad; volvió a bajar su vista a la argolla de matrimonio, ya no brillaba tanto como a sus inicios y tenía algún que otro rayón. Sonrió desganada, aquella argolla parecía reflejar la situación en su matrimonio.

Salió del baño, era de madrugada, lo dedujo por la poca iluminación en la habitación que había compartido por años con su esposo, se sorprendió no verlo en la cama, no había señales si quiera de que haya dormido tan siquiera un poco.

Encendió la luz, y luego fue a la sala, nada. Ni una señal de él, volvió a la habitación para tomar una bata, y dirigirse a la cochera. Cómo había imaginado, Levi se había ido, el auto no estaba. Volvió adentro, no sabía si aliviarse por que no estuviera y entristecerse por eso mismo.

Volvió a la habitación donde se tiró en la cama, nuevamente comenzó a llorar en silencio, tomo la polera de Levi que había dejando en la cama, aferrándose a ella, la llevo a su rostro, aún mantenía de la característica fragancia de su marido, una varonil que de extraña forma, le reconfortaba. Y así permaneció hasta quedarse dormida nuevamente, hundida en su desdicha, siendo un mar de lágrimas.

[...]

— Alice, por favor, déjalo — suplicó Hanji.

La chica solo bajo la mirada, observando el vapor que su café desprendía, acomodó su suéter cubriendo de las clavículas, tenía los ojos rojos por tanto haber llorando, y una prominentes ojeras, si piel lucía amarilla, realmente era enfermiza.

— No — susurro con suavidad — No puedo dejarlo.

Hanji se llevó sus manos a las cienes, suspirando algo frustrada, quería gritarle ahí mismo, decirle que estaba mal, que era una completa idiota, estúpida, y demás, pero se controló, la apreciaba demasiado, y le entristecía el ver su estado actual, no quedaba nada de lo que había sido en el pasado, no era la chica brillante.

Apretó los puños, y su mandíbula se tenso, Levi era su amigo, sí, pero le daba gran coraje, imaginar todo lo que debió hacerle para dejarla en tal estado. Volvió a suspirar para tomar las manos de su amiga.

— Alice, ya huiste una vez, podrás hacerlo otra vez, pero ahora permanentemente, por favor — volvió a suplicar.

— Yo...

— Alice — ambas mujeres alzaron su mirada.

La mencionada estaba por hablar cuando el tercero, la tomó de manera brusca de brazo haciendo que se levantará de la mesa, sacándola de la cafetería a jalones, sin darle tiempo si quiera de despedirse de su amiga.

— Levi, suéltame — se quejó en la calle.

Levi no le hizo caso continuando con arrastrarla ganándose la mirada juzgadora de varios de los peatones hasta que llegaron al auto; abrió la puerta y la obligó a subir, se dirigió al lado del conductor.

Una vez arriba arrancó el auto.

Ninguno pronunció palabra una, se mantenían en silencio escuchando la canción que se transmitía, Alice sonrió con ironía al darse cuenta de que canción era la que sonaba, apoyo su cabeza en el cristal.

Una lágrima comenzó a deslizarse por su mejilla, los sollozos amenazaban con salir, por lo que se mordió la mejilla. Levi notó de ello por lo que pasó una de su manos a acariciar los nudillos de la chica con dulzura. Ella negó con la cabeza, volteando a velo.

Amaba el perfil de su marido, era realmente atractivo, siempre le pareció varonil, él seguía con la vista fija en el camino mientras manejaba, Alice bajó la mirada a la mano de su marido, él ya no usaba la argolla de matrimonio, dedujo que hacía tiempo que no la usaba, pues no iba siquiera marca de que la hubiera usado en los últimos meses.

Sonrió con desgano, volviendo a pegar su cabeza al cristal. La canción seguía sonando y parecía describir perfectamente su situación actual acerca de su matrimonio. 

— ¿Por qué lo haces? ¿Crees que así vas a captar mi atención? — habló Levi de manera fría.

Instintivamente apartó su mano de la de su marido y jalo de las mangas de su suéter como si quisiera asegurarse de cubrir lo que ya cubría.

— Levi, ¿Tu me amas? — preguntó en un tono bajo.

Él golpeó el volante con molestia.

— ¿Otra vez con eso? Joder, eres tan molesta...

— ¡Solo responde! ¡¿Por qué seguir con esto si no me amas?! — gritó dejando salir los sollozos que se había estado conteniendo — Solo quiero que respondas.

— Estoy manejado, deja tus estúpidos berrinches para la casa. Joder, eres un dolor de cabeza — se quejó.

— ¿Si es así, por qué a nuestro matrimonio? ¿Por qué me sigues buscando? ¿Por qué...?

Calló de manera precipitada.

Se llevó su mano a la mejilla sintiendo el ardor extenderse por su piel, había enrojecido, y el lugar del impacto se empezó a entumecer. Curiosamente también dejó de llorar.

Levi acaba de golpearla.

— Te dije que cerraras la puta boca, carajo, lo que me haces hacer.

La radio se llenó de estática en cuanto finalizó la canción.

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