Sindel x Cetrion.
Dedicado: Mrdeadlight2
La diosa de la virtud se encontraba caminando por los senderos del Earthrealm. Con sus orbes brillantes observaba todo a su alrededor, las bellas flores y la naturaleza que afloraba en aquel lindo paisaje.
Cetrion volteó de inmediato al sentir una presencia extraña; sus ojos se centraron en aquella figura femenina; Sindel, quien sostenía una mirada misteriosa, y una sonrisa muy atractiva.
Cetrion la observó unos instantes, con aquella hermosa mariposa que volaba alrededor de su mano derecha alzada.
-Hija de Kronica. -Soltaron los labios de la antigua reina, la diosa de cabello verde la miró expectante. -Hace tiempo de deseaba un encuentro contigo.
-Sindel, yo también. -Declaró la mujer de la naturaleza, mientras daba unos pasos hacia adelante. -Hace tiempo que no tengo un kombate digno. Y sé que tú puedes darme uno.
La madre de Kitana sonrió más abiertamente y al dar unos pasos hacia adelante, tal como lo había hecho la diosa; pero Sindel levantó su mano derecha y la apoyó sobre la cintura. Cetrion abrió los ojos sorprendida y alzó una ceja.
-¿Qué haces? -Preguntó incrédula la hija de Kronica.
Sindel comenzó a mover su cintura y a dar vueltas sobre su propio eje.
—Cetrion, Cetrion. —Siseó la reina mientras caminaba hacia la diosa.
La mente de la madre naturaleza comenzó a dar vueltas; podía observar a Sindel en un estado único de belleza; cada curva, y centímetro del cuerpo de la madre de Kitana, era la belleza pura.
Amabas habían tenido viejos encuentros, luchas y también se habían tomado la libertad de hablar entre sí y conversar aspectos de la vida misma. Cetrion podía destacar la increíble forma de ser de Sindel a pesar de que tenía un aspecto egocéntrico y malévolo.
Había podido conocer bien a aquella reina; pero no sabía porqué su estómago revoloteaba al ver la figura, al sentir la presencia y oír la voz de Sindel.
Por su lado la reina tampoco negaba cierta atracción por la diosa; aunque no era todo físico, más allá de que Cetrion era única y perfecta físicamente; Sindel podía sentir que la diosa de la Virtud era muy frágil, muy sensible, pero que era una guerrera, ya que había estado luchando con ser la muñeca de Kronica.
Ambas habían estado juntas en las malas y en las buenas. Había veces que Sindel se daba un tiempo de cada día para poder tener una charla con Cetrion; la había apoyado en cada momento triste, y no sólo eso, también le daba pequeños empujoncitos.
Porque Sindel también tenía una pizca de amor dentro de ella, también tenía un lado sensible a pesar de aquel aspecto tan único y feroz que solía mostrar.
(.....)
—¿Shao Kahn en donde está? —Preguntó la deidad mientras observaba los lujos de aquel Palacio en Outwolrd.
—Tenía algunas cosas que hacer. —Contestó la de cabellos blancos para luego acercase a su contraria y entregarle un cuenco con un té caliente.
—Me gusta el Palacio. —Declaró Cetrion en tono amable y cálido.
—Supongo que es lindo.
Ambas se quedaron en silencio luego de que Sindel dictó las últimas palabras.
Cetrion le dió una probadita a su té. Al sentir el líquido caliente bajar por su garganta, la calidez cubrió por completo todo su ser.
Exhaló con fuerza soltando un poco de aire por su nariz. Y se relajó por completo, ahora estaba muy cómoda.
—Al parecer estabas algo alterada. —Interrumpió la voz femenina de Sindel, Cetrion la observó con sus luceros verdes y asintió.
Con sus delicadas manos, dejó el cuenco sobre la pequeña mesa y bajó la mirada.
—Aveces mi madre se pone difícil... y ser una diosa no es una trabajo fácil. —Declaró la deidad con un semblante triste.
—Ser madre tampoco es algo fácil. —Aclaró la reina mientras apoyaba su mano derecha sobre el hombro de Cetrion, y luego bajó lentamente hasta tomar su mano. —Yo estaré aquí para aliviar tu estrés....
La hija de Kronica sonrió.
—No debes preocuparte por mi, siempre he sido alguien fuerte. Lidiar con mi trabajo es algo de todos los días, al igual que con algunos problemas de mi vida cotidiana, no es fácil, pero ya es normal.
—Todos tenemos dificultades, Cetrion. Y muy en el fondo de nuestros seres hay un cristal... fácil de quebrar. —Sindel acarició la mano de la diosa con ternura. —La vida no es fácil.... pero... cuando las cosas se pongan difíciles... ven conmigo... yo estaré ahí...
—Sindel....
Cetrion abrió los ojos sorprendida; nisiquiera su madre mostraba tanta preocupación por ella.
—Cuando te sientas sola, yo te voy a acompañar, cuando tengas frío yo te arroparé, y cuando sientas un vacío en tu corazón... yo estaré para llenarlo... —La reina se levantó y se paró en frente de la deidad.
Cetrion sintió como su corazón se oprimía, como algo dentro de ella crecía; la cercanía entre la deidad y la reina cada vez era más profunda.
—Hay cosas en el mundo, muchas. Hay cosas suaves, cálidas, cosas hermosas, cosas frías, cosas brillantes, pero no hay nada que se compare con tu belleza. —Sonrió Sindel con calidez.
—Sindel.... ¿qué somos? —Preguntó Cetrion con sus ojos brillantes al borde de las lágrimas.
La reina se arrodilló a su altura y la miró a los ojos. Cetrion aún sentada se quedó asombrada.
—Somos dos mujeres, dos hermosas, y brillantes mujeres. Cetrion.
—Sos una reina... pero la mejor que jamás haya conocido. —La diosa se levantó con lentitud y se acercó tanto a Sindel que sus labios quedaron a tan sólo centímetros de la otra.
La reina observó los ojos de Cetrion por un largo tiempo y luego observó sus labios, aquellos color mate tan carnosos, y apetitosos.
—Bésame.... —Soltó Cetrion.
Sindel rápidamente besó Cetrion con suavidad y pasión; ambas podían sentir el frenesí de aquel tacto tan lujurioso que lograba avivar la llama que crecía en el interior de ambas.
Las mujeres comenzaron a tocarse entre ellas, disfrutando el tacto de la otra. Cetrion metió sus manos entre la ropa de reina, logrando acariciar sus curvas. Sus pechos chocaban entre sí mientras se besaban con pasión.
Sindel con ambas manos apretó los jugosos glúteos de la diosa, haciendo que está suelte un gemido.
Cetrion empujó a Sindel contra la pequeña mesada, haciendo que la de cabellos blancos cayera de espaldas sobre el cristal. Al estar recostada sobre la mesa, Cetrion se le subió encima y comenzó a besarla una vez más.
Sindel acariciaba los pechos de Cetrion, mientras ésta acariciaba con su mano derecha las caderas de Sindel, y con su mano izquierda sostenía la cabeza de reina.
—Estoy húmeda... —Declaró Cetrion entre jadeos por los besos. Sindel sonrió de lado y con un ademán dió vueltas a la deidad dejándola bajo su cuerpo.
—Abre las piernas, hermosa.
—Ordenó Sindel mientras Cetrion obedecía.
La reina se acercó a la intimidad de la diosa y al estar tan cerca de ella, metió su lengua, explorando la vulva de Cetrion.
La hija de Kronica soltó un fuerte gemido arqueando su espalda sobre el cristal. Sindel tomó las piernas de la contraria y luego las sostuvo, mientras su lengua saboreaba los jugos que se desprendían de la vagina de la Diosa.
Cetrion no paraba de gemir y moverse, la lengua tan áspera de la reina hacía que su flor se estremeciera; Sindel jugueteaba con los labios de la peli verde.
—Sigue así... —Gritó Cetrion.
La lengua de Sindel iba y venía como un vaivén. Pero la reina al ya estar muy excitada se separó de la vulva de Cetrion y se relamió los dedos, y con cuidado los introdujo en la vagina tan apretada de la diosa.
—¡Ahg! —Cetrion mordió sus labios.
Sindel con su mano izquierda tomó uno de los pechos ya desnudos de Cetrion y comenzó a jugar con sus pezones. Y luego volveron a besarse.
La reina se abalanzó sobre Cetrion aún con sus dedos dentro de la mujer. La diosa no paraba de gemir al sentir el movimiento ligero dentro de su vagina.
La diosa desvistió a Sindel con sus manos, dejándola sólo para ella. Con sus labios suaves besó los pechos de la madre de Kitana.
Sindel aún besando a Cetrion, sintió como sus pechos y los de la diosa chocaban entre sí, haciendo a ambas gemir de placer.
La de cabello verde gemía aún más ya que Sindel aun tenía sus dedos dentro suyo.
Pero luego cambiaron de posiciones. Cetrion se subió sobre la Reina y ésta vez ella fue quien tomó el control; jugueteando con los pechos de Sindel; y tomándolos brutalmente con sus dos manos, los pezones de la pelo nieve estaban tan duros por la excitación, que la sensación era aún mejor.
Sindel ya había salido del interior de Cetrion, pero el manoseo el toqueteo no paraba, estaban llenas de lujuria y sólo querían frenar el placer, y satisfacer aquel deseo tan grande que corría por sus venas.
(.....)
La segunda vez que escribo Yuri.
Asique... ¡Ha! Si quieren yaoí y Yuri, o hasta un cap de 3; ejem; Sub Zero x Hanzo X Noob, lo hago igual, después de todo es un simple escrito.
Okey, espero les haya gustado esta shipp tan rara (?) Pero pueden pedir lo que quieran (que pertenezca a Mk) No me vengan con un Goku x X. Plisss.
Okey.. hasta la vista beibis.
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