Kenshi x Lectora.

Al dejar tus cosas ya listas, tomaste un sorbo del café flamante sobe la mesa, mientras la general Blade te observaba.

—Bien, solado, como eres nueva aquí, he decidido mostrarte las distintas disciplinas que tenemos para lograr adoctrinar bien a un verdadero guarrero que lucha por su patria. —Soltó la rubia mientras ponía ambos brazos detrás de su espalda, tomando una posición firme y segura.

—Ay, vamos, Sonya, no te pongas quisquillosa, llevo años trabajando aquí...—Hablaste con aburrimiento.

—Diciplinar a un soldado lleva años, jovencita.

—Querrás decir... "para volver monótono a un solado" ¿no es así?

   Sonya volteó los ojos y miró a su colega Johhny.

—Hazme un favor, Johnny, lleva a ____ con Cassie y los demás, para que entrenen. Luego vuelvan. —La general tomó su camino y se marchó de la blanca habitación.

El actor rubio y con cara de tórtolo que estaba junto a la puerta te sonrió y luego se quitó los lentes, te saludó amigablemente. Tú solo bufaste de mala gana.

—Sigo sin creerme que ustedes están casados. —Declaraste sincera.

—Con calma, las cosas se toman con calma, soldado....

—Ya veo, yo no podría vivir con tanta autoridad. 

—Ay, amiga mía, aquí las cosas se pondrán duras si no logras llevarte bien con la general, hasta conmigo.—Habló el actor. —Mas que nada por que Mimo Ninja se estrena hoy y debo llevarla conmigo al cine.

—No creo que sea lindo escuchar a una mujer quejarse de tu falta de profesionalidad, Cage.—Hablaste con confianza, pues a Johhny ya lo conocías hace tiempo y su amistad era bastante grande.

   En menos de un parpadeo, Cage y vos se dirigieron a la sala de entrenamiento, en la cual se encontraba la joven Cassie, junto a Takeda, Jin. Los Kombat Kids eran un grupo que en tu opinión era formidable, aunque sabías también que se sentían algo reprimidos o limitados por sus padres, y que sus relaciones eran demasiado estrechas. Ese era el caso de Takeda Takahashi, el hijo de tu pareja, Kenshi Takahashi.

   Takeda un joven tailandés con quien tenías una gran amistad, y aunque tú y su padre mantenían una relación, Takeda supo aceptarla desde el brote de su amor. Aunque se le dificultaba un poco ver a su padre con otra mujer. De igual forma el problema de Takeda siempre era con Kenshi, más que nada por haberle abandonado durante años luego de la muerte de la difunta Suchin. Y aunque a ti no te incomodaba hablar con Takeda acerca de su madre, sabías que Kenshi no había jugado bien su rol como padre durante esos últimos años. Por lo tanto estabas dispuesta a ayudar y apoyar a Takeda cuando le hiciera falta algo.

Cuando conociste al espadachín eras una mujer muy joven, una guerrera que luchaba por la supervivencia y que luchaba por su bien. Fuiste a caer bajo el mandatario de Sonya Blade cuando llegaste a Earthrealm. La soldado te dió un lugar en su ejército y una mano para salir adelante y mejorar tu entrenamiento.

Durante ese lapso de tiempo, [en el cual aprendiste mucho de ti misma, y de la importancia del compañerismo] conociste a la hija de Sonya; claro que tu ya conocías a Johnny Cage, aunque jamas habías tenido la oportunidad de conocer a su pequeño retoño: el cual ya estaba bastante grande a decir verdad. En aquel tiempo también te diste la oportunidad de conocer a Jaqui Briggs, Kung Jin y Takeda Takahashi, un par de jóvenes que tenían mucho potencial que jamás habías visto en otro guerrero. Sabías muy bien que no podías considerarlos soldados rasos, y que ahora serían tus compañeros a pesar de la diferencia de edad.

Sin duda lograste entablar una gran amistad con los miembros mas jóvenes y mas grandes de las Specials Forces, aunque con quien habías marcado una gran diferencia era con Kenshi, el japonés mas guapo que jamás habías visto -y no era ninguna exageración-

Kenshi tenía algo especial, un gran espíritu guerrero y una gran libertad a pesar de ser invidente, aunque desde ya conocías la ayuda que le brindaban los espíritus que se encontraban dentro de la espada de aquel hombre. Y también te sorprendía el hecho de que aquella mágica hoja tuviese nombre: "Sento", un nombre que a pesar de no saber su significado, te parecía un tanto agradable.

Takeda era el hijo de Kenshi, y habías logrado conocer bien la relación que tenían padre e hijo, una relación estrecha y muy complicada. Pues en el pasado muchas cosas habían ocurrido. Y tú sabías que era un tema complicado de tratar.

Aunque tu relación con Kenshi, ayudó a Takeda, es decir, tu lo tratabas como tu propio hijo, Takeda se sentía realmente bendecido contigo, Y también Kenshi, que había logrado llenar aquel vacío tan frío y penetrante de su corazón. Sin duda tu fuiste la cura para sus heridas, y respetabas de todas las formas posibles a Suchin, y desde ya prometiste a ella -aunque no la conociste- cuidar de su hijo y darle todo lo que necesitase.

                                                                                      (.......)

—Hace ocho años que eres parte de nuestro pelotón y mi madre nos sigue diciendo eres nueva aquí. —Habló Cassie mientras limpiaba sus armas. El entrenamiento había concluido.

—Que se le puede hacer, ya me acostumbré a que la General sea así conmigo. —Contestaste sin chistar.

—Todos nos acostumbramos.—Concluyó Kung Jin haciendo que todos comenzaran a reír.

                                                                                        (......)

—¿Como te la pasaste si mi? —Preguntaste de forma coqueta mientras te recostabas sobre la gran cama.

—Umm, bastante solo...—Respondió el espadachín mientras te tomaba de la cintura de forma cálida. Con tu mano lo tomaste del rostro y le quitaste la venda que cubría sus hermosos ojos azules.

Acercaste tus labios a su boca y le besaste con mucha pasión. El entrecruzó sus manos con las tuyas. Pero luego de unos segundos se separaron.

—Me gustaría poder cruzar mi mirada con la tuya alguna vez, aunque fuera por unos segundos, solo para admirar tu belleza un poco más. —Susurró Kenshi.

—¿Quieres saber como es mi mirada? —Le preguntaste de forma cálida mientras sus manos se acariciaban.

—Me encantaría....

—Escucha...—Te acercaste a su oído —Mis ojos solo te buscan a ti...—Apretaste el agarre y con tu otra mano acariciaste su pecho descubierto.—Mi mirada es sensual y penetrante.—Tu voz cambió a un tono sensual. —Mi mirada se centra en ti, y en tu belleza. —Te acercaste a sus labios. —Kenshi, yo puedo ser tus ojos.

El espadachín te besó en los labios mientras aun agarraba tu mano tan delicada.

—Una piel tan suave debe ser acariciada con ternura, una voz tan femenina debe ser oída con silencio, un cuerpo tan hermoso debe ser tocado con cuidaodo, un alma tan sincera debe ser amada con ternura....—Habló el japonés. —Tú eres mi complemento ideal... y juro que lucharé cada segundo por tu amor, mi princesa...

Volvieron a juntar sus labios, mientras fundían su amor en aquel apasionado beso. Tus manos se separaron de Kenshi, para tomarlo del rostro, mientras acercaban sus cuerpos con lujuria. Luego de besarse lo miraste.

—Kenshi, haz que me sienta tuya...—Susurraste de forma sensual.

—Esta sería nuestra primera vez....

El ronin comenzó a besar tu pecho lentamente, tu camisa tenía una pequeña apertura en la zona de tus pechos. Lo que te hizo comenzar a gemir suavemente. Tus gemidos comenzaron a excitar a Kenshi. Moviste tus piernas sobre la cama, abriéndolas para que tu pareja se posicionara entre ellas; Con tus manos acariciaste el suave y sedoso cabello del ronin.

Tus jadeos comenzaron a ser frecuentes, mientras que la pasión empezaba a calentar sus cuerpos. La lujuria en ambos comenzaba a sentirse, crecía lentamente dentro de sus cuerpos, haciendo que te sientas realmente caliente.

Kenshi abrió tu camisa y te la quitó con delicadeza mientras acariciaba tus curvas con placer y sensualidad. Sus besos comenzaron a ser mas intensos, encendiendo la llama que había en el interior de ambos. Sus cuerpos se apegaban, mientras que las manos de Kenshi acariciaban tus curvas, llegando hasta tus muslos y metiendo las entre tus bragas. Solaste un quejido al sentir sus cálidas y masculinas manos acariciar tu suave piel con ternura; con cuidado comenzó a tocar tus pliegues, haciéndote gemir con cuidado. Introdujo dos dedos dentro de tu vulva, acariciándote con mucha ternura y delicadeza: esa acción hizo que comenzaras a excitarte con mucha facilidad. Tu cuerpo pedía placer, aunque también debías darle lo suyo al espadachín ciego.

  Con tus manos tocaste su pecho, y comenzaste a gemir con mas rapidez, poniendo tus labios sobre su oreja y susurrado con ternura: "hazme tuya, por primera vez" 

  Ambos sabían que ninguno era virgen, asi que era mas satisfactorio el pensar como sería su acto de amor, con mucha experiencia y lujuria, y desde ya, muy excitante y candente. Eso no lo dudabas, Kenshi ya te estaba demostrando la forma en la que podía llegar a hacer sentir a una mujer. Ademas de que en ese momento ambos traían ropa ligera. [A decir verdad Kenshi solo traía un bóxer y tu unas bragas, claro que él ya te había despojado de tu camisa, y sin recalcar que no traías brasier]

  Mientras el ronin entraba y salía con sus manos de ti, gemías y te movías sensualmente sobre la cama, y aunque el no podía verte, sentía el frenesí que recorría tu cuerpo tan delineado. Y eso le agradaba demasiado. Y sin dudarlo, con tu mano bajaste el rostro de Kenshi sobre tus pechos, él comenzó a besarlos con pasión, y con su delicada lengua acarició tus pezones. Mordiste tus labios con excitación, mientras acariciabas su suave y sedoso cabello azabache.

 —Sigue.....—Declaraste suplicante, moviendo tus caderas, y sintiendo como tu intimidad se humedecía por el tacto del japonés.—Tienes bastante experiencia....

  Lo oíste reír suavemente.

—Me enseñaron que antes de tener relaciones, se debe entrar en calor... preciosa.—Susurró para luego continuar besando tus pechos.

   Sonreíste con dulzura, abriéndote de piernas aun más, para que Kenshi pasara a la siguiente etapa de aquel acto tan candente. Tu cuerpo suplicaba placer, sabías que en cualquier momento ibas a caer entre sus brazos de forma carnal. Habían estado tantos años juntos, tantos años compartiendo sus anhelos, sus mas maravillosos deseos, y hasta sus mas intensos secretos. Jamás te habías sentido tan agradecida de haber conocido a alguien, jamás habías sentido lo mismo por otra persona; sin duda habías encontrado a tu media naranja, y estabas dispuesta a compartir cada momento, cada segundo, y cada día junto a él. 

—Te amo.....—Susurró repentinamente, poniendo sus masculinas manos sobre tus piernas y acercando su miembro hasta tu intimidad.

—Quiero que sepas que te amo, que te amo demasiado, y que estaré ahí cada vez que me necesites. —Declaraste con un hilo de voz, al instante sentiste una gran sensación de placer, soltando un grito agudo. Kenshi gimió al entrar en ti, hacía tiempo que no estaba dentro de una mujer.

   Con lentitud comenzó a moverse dentro de ti, entrando y saliendo, empujando con dulzura. Subió sus manos hacia tus pechos y los acarició; gemiste moviendo tus caderas, y tomando su manos para que apretara tus senos con mas fuerza. Tus gemidos retumbaban en la habitación, tu voz tan suave y delicada era como una suave melodía ante los oídos del espadachín.

—Sigue, con mas rapidez.—Pediste moviendo tus caderas con sensualidad, y gritando mas fuerte para lograr excitar Kenshi.

—Me encanta tu voz...—Declaró, su cuerpo comenzó a sudar entre tanto movimiento. Con mas lujuria, decidió intensificar la rapidez de sus embestidas, haciendo rechinar la cama y haciéndote gritar y arquear la espalda, quedando boca arriba mientras le mirabas con placer. 

—Tienes unos ojos hermosos....—Jadeaste, sus orbes azules tenían un intensa luz que contrastaba con el brillo de la luna, el cual se colaba por la ventana entre abierta.

  Kenshi solo te regaló una sonrisa, al parecer estaba muy concentrado en darte lo que querías. Y como la posición en la que estaban te pareció algo trabajosa para Kenshi, decidiste voltearlo sobre la cama, y estando vos sobre su trabajado cuerpo, tenías todo el mando. Y Con mucha lujuria te moviste sobre su miembro duro y excitado, haciéndolo gemir mientras que con sus manos aun sostenía tus suaves y hermosos pechos. Tu cuerpo sentía un éxtasis incomparable, realmente estabas tan complacida que ni siquiera podías vociferar con claridad, cada palabra y comentario que dejabas salir eran solo un suspiros al aire.

   Ambos comenzaron a sentir como la temperatura subía por sus cuerpos y comenzaban a sudar rápidamente. Y aunque era obvio que teniendo sexo era fácil agotarse y sudar, ninguno podía parar de moverse y gemir de placer. 

  En tanto movimiento y caricias, llegaste a tu orgasmo; lo que provoco que jadearas aun mas fuerte y levantaras la mirada hacia el techo. Kenshi se vino en ti, y rápidamente se acomodó sobre la cama para poder descansar. Con lentitud te separaste del ronin y te acurrucaste sobre su pecho, el pasó su mano por tu espalda y te abrazó.

—Eres perfecto.... —Comentaste.

—Tú también, hermosa.


                                                                                      (.......)


   Los huevos y el tocino que le preparaste a Takeda antes de marcharte hacia la base, sabían mas que deliciosos. El joven guerrero observó como sonreías torpemente mientras colocabas el pan sobre la mesa, junto con el jugo de naranja; algo inusualmente extraño, ya que eras algo floja en la cocina.

—Te ves muy viva esta mañana, ¿te ha pasado algo en especial?—Preguntó Takeda mientras que con sus manos tomaba un trozo del pan que había sobre la mesa.

—Umm, digamos que tu padre es una caja de sorpresas...—Fue lo único que comentaste antes de beber un poco de jugo de naranja.

—Ya veo. Algunas noches suelen ser mejores que otras...¿no me equivoco?—Takeda clavó su mirada en ti, una sonrisa cálida se formo en su rostro suave.

—Exacto, algunas noches suelen ser mejores que otras.—Remarcaste con placer.



  (....)


  Holiii, lamento haber tardado en actualizar, pero la verdad es que escribir lemmon es complicado para mi. De igual forma saben que Apofis jamás puede fallar...¿no es así?

El próximo capítulo: Skarlet x Nitara. (ya tengo la mitad escrita)

Apofis_

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