💥Amnesia💣

***
E

l lugar emprendía polvo por doquier, los héroes se les complicaba cada vez más poder ver a su enemigo y también el clima no ayudaba mucho, pues las nubes cubrían la poca luz que el sol les daba.

—El único en ventaja es Dark Shadow —habló Deku entrecerrado sus ojos.

—¡Si quieres huir de una puta vez solo dilo, Deku! —respondió Bakugo que estaba en la misma condición que su compañero.

Él y Todoroki eran los únicos que podían emitir luz en esa situación, y Tokoyami aprovechaba la situación al máximo. Deku guiaba al equipo para terminar de mejor manera su misión.

No estaban en Japón, y para ser honestos, cuando le dieron aquella misión al rubio cenizo no le importó el lugar o sus compañeros, con solo escuchar y leer en el documento que se trataba de unos de la liga de villanos, aceptó sin dudarlo.

Lamentablemente, no podían usar demasiado sus quirks para que los demás lograrán ver, pues no querían agotarse demasiado rápido.

La pelea seguía, cada uno buscaba alguna manera para pelear y vencer al enemigo. En eso, la tierra comenzó a temblar y escucharon como algo estaba abriéndose.

—¡Cuidado! —gritó Deku.

Los cuatro miraron al suelo viendo como una grieta se dirigía a dónde estaban, buscaron el punto dónde estarían a salvó lo más rápido posible y se quedaron ahí otro momento.

—¡Ahora!

Al escuchar la voz de uno de los villanos, varias rocas iban a ellos, haciendo que le pusieran atención nuevamente al suelo notando el reducido espacio que quedaba y como había un gran vacío hasta el fondo de las grietas.

Todoroki había usado su hielo para tener algo más de movilidad en el campo de batalla pero comenzaba a sentirse agotado, así que no hizo mucho.

Miraron a su alrededor, no había nada. Habían escapado.

—¡Joder! —se quejó Bakugo — ¡Faltaba poco para terminar con esos malditos! 

—Al menos tenemos más información de ellos, no fue tan malo.

—¿Acaso escuché bien lo que dijiste, estúpido Deku? Esas escorias huyeron, por algo nos dejaron está misión, porque confiaban que podíamos contra ellos ¡No tenemos nada que ellos hubieran querido de nosotros!

—No en todas las ocasiones se gana —habló el medio albino.

—¡Pero...!

—Mas esto aún no ha terminado —se levantó con esfuerzo y con ayuda del pelo verde —, no hasta que uno de los bandos caiga. En la siguiente, seremos mejor que ahora.

Estaba enojado y su rostro lo expresaba perfectamente al igual que sus venas. Esto dañaba su orgullo, sabía que tenía mucho más que dar, y se odiaba por eso, pero lo hecho está. No hay vuelta atrás.

Caminó a una de los extremos mirando abajo. Una muerte segura desde la altura en la que estaba.

El hielo comenzó a quebrarse, y por debajo de él salió uno de ellos lanzando varias balas. Fué demasiado rápido pero aún así Todoroki logró hacer un muro de hielo para los demás... A excepción de Katsuki por lo lejos que estaba.

Dark Shadow logró capturar a uno, sin embargo, su compañero no estaba en el lugar donde debía estar.

***

Comenzó a escuchar un ligero pitido y con esfuerzo, abrió un solo ojo viendo aún con la vista borrosa como alguien corría a dónde estaba. No podía moverse, no podía sentir su cuerpo o su rostro a excepción de su ojo y sin darse cuenta, quedó totalmente inconsciente en el momento de sentir una mano cálida en su mejilla.

***

El sonido del agua fue lo primero que escuchó, enseguida el canto de las aves y por último, el tarareo de una chica. Lo sabía al oler flores con un ligero toque dulce. Abrió los ojos lentamente sintiendo la luz hasta lo más profundo de su alma.

—¡Despertaste! —escuchó una voz suave y femenina —. Me alegro.

Giró despacio su cabeza logrando verla. Era de cabellos castaños que al parecer, le llegaba hasta la mitad de su espalda. Ojos violetas con un ligero toque rosado oscuro, su labio inferior era un poco más grueso que su par y portaba unos anteojos negros. Logró mirar el lunar que estaba cerca de su mejilla derecha en el momento que se acercó para colocar la tela húmeda en su frente.

—¿Cómo te llamas?

<Lindo> pensó al volver a escuchar el tono de la voz de la chica.

—Hmm, Kacchan...creo.

—¿Creés? ¿Quién es tu familia? —la forma en que respondió no le agradó del todo.

—Yo...no recuerdo. Solo, mi mente me repite mucha veces eso. Kacchan —respondió de forma lenta y tranquila — ¿Dónde me encontraste? ¿Dónde estoy?

—¿Cómo sabes que te encontré? Puede ser que vivas aquí y solo te estás volviendo loco —sonrió.

—Recuerdo haberte visto, la imágen es borrosa, pero juro que lo logré ver...no se parece a este cuarto. Y siento, que no soy de aquí —volvió a decir de forma calmada.

—Entiendo. Te encontré afuera del pueblo por el río, estabas gravemente herido, tenías tus ropas totalmente rasgadas que tuve que cubrirte con una manta que llevaba conmigo, te subí a mi caballo y te traje aquí. Estás en mi casa y este es el cuarto de huéspedes.

El de ojos rubí observó mejor el lugar, era demasiado rústico, pero acogedor. Era cálido el clima y podía asegurar, que ese sentimiento no lo había sentido antes ¿Por qué? No lo sabe, solo lo está gozando.

—¿Recuerdas algo aparte de lo que me dijiste?

—No... Todo está borroso cuando intento recordar algo.

Frunció en entrecejo, miró hacia la ventana y se levantó tomando el traste dónde estaba el agua.

—Iré por el doctor, no te levantes o hagas movimientos bruscos, sino, me harás quedar mal con él cuando venga —infló sus mejillas.

Sonrío, se veía adorable.

—De acuerdo.

—Gracias, regreso rápido. Te dejé fruta a lado de la cama, si tienes hambre —volvió a sonreír y salió del cuarto.

Suspiró ¿Enserio no recordaba nada? Hizo su mejor esfuerzo en recordar algo: sus padres, su casa, amigos, trabajo, o...pareja. Si es que tenía. Pero no recordó nada.

Con esfuerzo, se levantó quejándose por las heridas que tenía. Solo traía un pantalón holgado, su torso lo cubría una gran venda al igual que sus palmas. Se acercó al baño para mirarse al espejo, ignorando los varios rasguños de su rostro, notó el gran trabajo que había hecho la chica al curarlo.

Sintió algo peludo pasar por sus piernas haciendo que bajara su vista encontrando una bola de pelos, literalmente, que comenzó a ladrar.

No era alérgico, ¿verdad?

Lo alzó y lo observó detenidamente. El perro o él no hacían nada, solo se conocían con la mirada. La mascota se empezó a desesperar y movió sus patitas e igual lamió la nariz del chico.

—De acuerdo —lo bajó y el corrió como si no hubiera un mañana. Le cayó bien.

Tocaron la puerta y la vió otra vez.

—Puedes caminar, me alegro.

Atrás de ella vió a un chico más alto que ella, mas no tanto que él: cabello negro, ojos de un tono verdoso con gris y facciones finas. Podría tener su misma edad. Espera... ¿Cuántos años tiene? Debía ser arriba de 20, ya que 5 era ilógico.

—Me alegro que haya despertado, Naomi —tomó a la chica de los hombros y la abrazó —me comentó que no recordaba muchas cosas.

—Naomi —susurró siguiendo mirando a la chica ignorando el acto de antes. —Eh, sí. Solo logro recordar el momento en que me salvó. 

—¿Su nombre?

—Yo pienso que Kacchan, es lo primero que aparece en mi mente cuando me lo preguntan. 

—¿Algún familiar, amigo, conocido, su pasado?

Negó. —Nada.

Cruzó los brazos y miró a la chica —. Tuvo una lesión en la cabeza, sabía que una de las consecuencias era amnesia más no sabía que podía afectar tus memorias permanentes. Te haré unos estudios y por el momento hasta que recuerdes algo, Naomi te cuidará.

La mencionada sonrió, igual lo hizo el de cabello cenizo cuando la miró.

El doctor colocó sus manos en las bolsas de su corbata y se dirigió a la de cabellera castaña.

—Si sucede otra cosa avísame, ya lo sabes —miró por última vez a su paciente — No se preocupe, está en buenas manos. Me retiro.

Naomi hizo una pequeña reverencia y acompañó al medico hasta la puerta; regresó con Katsuki.

—Bien... ¿Tienes hambre? Prepararé la comida. Y después cambiaré tus vendas —caminó hasta una puerta que estaba en el cuarto —, pero por el momento, tomarás un baño. Quitarte el sudor no es suficiente —rió.

No había pasado más de 2 horas que se dió cuenta que aquella chica que sería su "enfermera" era demasiado risueña, y eso le agradaba. Sentía algo dentro de su ser que necesitaba algo de felicidad en él, ya que sentía un cosquilleo en su rostro cada vez que sonreía, como si esa expresión no lo usará a menudo.

Era raro.

—Ya está saliendo el agua caliente. Las toallas están en el estante y dejé algo de ropa en el armario, espero que sea de tu agrado —se notaba nerviosa.

¿Quien no lo estaría? Un hombre atractivo estaba en el mismo cuarto que ella sin camisa. Malditas hormonas.

<Linda> dijo a sus adentros.

—Bueno...me iré, avisaré cuando ya esté la comida, je —recogió su cabello detrás de su oreja para mirar al chico.

Mostraba una ligera sonrisa, su expresión estaba relajada y se notaba que le gustaba la presencia de la chica. Estaba cómodo y se sentía bien.

—Eh... ¡Adiós! —salió corriendo del cuarto.

No soportaba las ganas de conocerla.

***

Los días iban pasando, mientras más pasaban más se conocían, más confiaban, más sentimientos encontraban en el otro y en ellos mismos.

Katsuki admiraba la risa de su amiga en cada momento que tenía la oportunidad de verla, su cabello, sus labios, su voz. Ella. Lo amaba. La amaba aunque suene loco. Estaba realmente feliz, como si lo que sentía era algo realmente nuevo, y le gustaba ese cosquilleo cada vez que la veía o la escuchaba.

Naomi le agradó que fuera alguien que escuchaba, que le interesara su plática y ayudaba a que está no tuviera un fin. La manera en que se sentía protegida estando cerca, sus ojos rubíes, la suavidad de su cabello del cual era raro, y su sonrisa. Eso ocupaba el primer lugar de lo más hermoso que había visto en su vida. Se sentía bien e igual que al chico, le gustaba ese sentimiento.

—Bien, hora de retirar las últimas vendas —la de cabellos castaños se sentó en la orilla de la cama interrumpiendo la lectura que leía Katsuki a la chica.

Él retiró el libro poniendo el separador en la hoja, se acomodó para que fuera más fácil para ella retirarlo o hiciera lo que siempre hacía.

Se concentraba totalmente causando siempre risas que debía ocultar para no distraerla.

Dobló las vendas y miró al chico — Listo. Te declaro totalmente curado —sonrió.

—Vaya honor, aunque no me sorprende teniéndote a ti cuidándome.

Al oír eso, cubrió su rostro sonrojado con sus manos.

—¿Qué cosas dices?

Tomó aquellas manos, las retiró con delicadeza y la miró —. Eres mi ángel, si no hubieras estado ahí, aseguraría que estuviera muerto ahora. Gracias por usar tus manos en mi.

Los dos estaban sonrojados. Uno por decirlo y otra por escucharlo.

—No sabía que tus ojos brillarán de esa forma.

—Ni yo los tuyos —colocó su mano derecha en la mejilla de la chica. Sabía perfectamente lo que hacía, y nadie lo podía detener a excepción de ella —Pero tus labios... —cosa que enserio no quería que pasara. Seguían mirándose fijamente. Sintió un ligero apretón en su otra mano y miro rápidamente a los labios de Naomi notando que estaban entre abiertos —me vuelven loco —y la besó.

Era lento, suave y mágico. Los dos compartieron el mismo cosquilleo, sus latidos se sincronizaron y eso les encantó.

Él tenía sus palmas en las mejillas de la chica y en sus hombros estaban recargados los brazos de Naomi.

La puerta de abrió pero se cerró al instante. Se separaron y con algo de vergüenza junto con felicidad, la castaña se acercó a la puerta.

—Toru.

—Perdón por interrumpir —se adentró más al cuarto mirando el estado del rubio cenizo que aún mantenía un ligero tono rojizo en las mejillas.— Al parecer está más que bien, Kacchan.

—Sí, todo gracias a Naomi.

Al sentir su mirada, ella dejó que su cabello cubriera su sonrojado rostro.

—¿Sigues sin recordar nada?

—No.

—¿Al menos lo has intentado? Tu golpe no fue tan grave, eso fueron tus palmas. De ahí debe proceder tu quirk ¿Lo recuerdas o lo has vuelto a usar?

Si quería ponerlo incómodo y nervioso, lo estaba logrando. Sabía que en unas noches cuando hacía demasiado calor, salían pequeñas expresiones de ellas dándose ligeros recuerdos de un lugar lleno de niebla y montañas de hielo, cosa que hacía de todo por olvidar al sentirse demasiado enojado.

Quería decirlo, pero no a él. No ahora.

—No. No ha sucedido nada.

Se quedó en silencio. Él sabía que mentía y Bakugo sentía tanto enojo en ese momento que comenzó a sentir sus palmas calientes.

—Bueno, me alegro que estés sano por completo, le pediré a Naomi te lleve al consultorio para tu último chequeo —tomó las manos de la chica y la miró concentrándose en sus ojos violetas.— Sus suaves manos siempre salvan vidas.

Bakugo sentía tanto enojo en ese momento que comenzó a sentir sus palmas arder, pero al menos ya no dolía.

—Gra-gracias, Toru.

—Me voy. Nos veremos pronto, Kacchan.

Aquella última mirada que vio, estuvo más que claro que no le agradaba para nada. Y a él tampoco.

—Vaya, eso sí fue algo...

—Incómodo. Al parecer no le agrado.

—¿Qué dices? —se sentó a lado de donde estaba tomando su mano y acariarla con su pulgar. — Claro que sí. Eres un gran chico, aparte el no ha odiado a nadie —sonrió.

Copió la acción y se acercó a sus labios para volver a besarla causando que se sintiera nuevamente nerviosa y enternecida.

Sí, él era el chico que tanto esperó y ella era lo que necesitaba para llenar aquel espacio que tanto le faltaba. Ya no le importaba recordar, solo quería formar nuevos recuerdos con ella.

Felicidad.

Pero como está historia debe tener drama y más drama, y clichés como otras ya que nos encanta, aquel viejo amigo estaba dispuesto en descubrir la verdad con tal de tener a su viejo amor con él.

¿Podrán nuestros personajes ser felices? ¿O terminarán despertando sin piernas?

En el siguiente capítulo lo sabremos.

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