I. NOCHE DE TERROR

Voy por las calles de Konoha a zancadas rápidas, el cielo se ha nublado desde hace algunos horas, de hecho desde el amanecer, el Sol se había esfumado hace mucho tiempo, siento algo húmedo resbalar por mi mejilla, así que miro hacía el cielo, las primeras gotas se han hecho presentes, entonces intento darme prisa para llegar a casa, no quería resfriarme.

Odiaba esa sensación que te proporcionaba, un ánimo tan decaído y estornudando a cada minuto, con la visión borrosa por las lágrimas y un dolor de cabeza que te hace odiar al mundo.

Hoy no hubo entrenamiento, al menos no para mi. Naruto ha estado entrenando solo con Kakashi-sensei & el Capitán Yamato, y Sakura con Lady Tsunade, así que he tenido demasiado tiempo de sobra.

A veces iba a misiones con Shikamaru o el equipo de Gai, inclusive con el equipo Asuma o Kurenai, pero nada asombroso. Nada tan peligroso como cuando te toca ir con el número uno hiperactivo ninja cabeza hueca, que por cierto, era un imán para los problemas. Pero increíblemente siempre salía bien librado.

Debo buscarme un sensei, o ha este paso acabare fuera de forma y con todos mis "trucos" obsoletos. Nada alentador para un shinobi.

La aldea esta vacía, la noche ha caído y el viento corre frío y recio. Y aún falta demasiado para llegar a casa, así que aprieto el paso nuevamente con más desesperación a la inicial.

Una sombra a lo lejos corre, sus zancadas dejan un sonido peculiar contra el suelo por los charcos de agua que se acumulan en los desniveles, antes de que pueda preveerlo caigo al pavimento después de que este hombre resbala y choca conmigo.

Salgo disparada unos metros atrás por el impacto, mis manos arden en dolor pero nada grave, apenas y me quejo por ello.

-¡Agh! -mi ropa se humedece más de lo debido al caer directo en un charco no muy profundo.

-Lo lamento, el suelo es muy resbaladizo en este tiempo -una voz varonil se disculpa.

La reconozco, la pereza de su tono y la manía de arrastrar las palabras, sin duda era él, extiende su mano frente a mí y la tomo, después tira hacia arriba y me pongo de pie. Aparentemente él no me ha reconocido.

-¿Kakashi-sensei?-cuestiono para rectificar.

-¡Oh, eres tú! -dice un poco más animado mientras rasca su nuca después de acercarse varios centímetros para inspeccionar mi rostro - No te vi, de nuevo discúlpame, suelo ser muy distraído y estaba apurado.

-Está bien sensei, creo que todos tenemos prisa por llegar a casa- sonrió, su ojo derecho se achica y pienso que ha sonreído también.

-Sí, por lo visto-suspira y eleva la cara, para mirar directamente la tormenta.

La lluvia se arrecia en un segundo y las gotas se vuelven pesadas y gruesas además de frías. Kakashi-sensei baja la cabeza, su cabello gris le cae sobre el rostro y se le pega pesadamente.

-¡Demonios! -chisto-así nunca llegaré a casa-es mejor que me marche ahora, lo veré lue-

-Tal vez no debería decir esto pero, -interrumpe- la mía esta a la vuelta, puedes ir conmigo y esperar a que la lluvia se detenga...-dice dubitativo, intentando prestarle la menor importancia. Fingiendo que un rechazo no le afectaría en lo más mínimo. Debía mantener una reputación, una actitud de desinterés; pero el equipo 7 sabíamos que era el que más se preocupaba por todos nosotros.

Por lo tanto, si el podía impedir que su alumna enfermase, o le cayera un rayo en la cabeza, lo haría sin pensárselo dos veces.

Sopeso la respuesta un segundo, no quiero aceptar, digo... era mi sensei y todo pero...¿estar en su casa?, ¿sola?, ¿en la noche y con un clima así?, lo dudo. El cielo se ilumina con un dúo de temibles relámpagos y me queda claro que no hay otra opción más que esa.

-Esta bien, pero que quede claro que me parece vergonzoso-me río, el asiente y de pronto nos encontramos corriendo despavoridos nuevamente en busca de refugio.

Se quita el chaleco verde y lo coloca sobre nuestras cabezas para amortiguar las gotas gélidas solamente, ya que estabamos más que empapados y sería absurdo cubrirnos ahora. Se detiene y me señala su hogar, abre la puerta y entramos después de quitarnos los zapatos. Enciende el interruptor y descubro un lugar ordenado y limpio, mi casa nunca estaría como la de él. Ni contratando un servicio de limpieza extrema.

-Y cuando crees que las cosas no pueden empeorar...sucede. -levanta su libro Icha Icha Paradise ya escurriendo por la lluvia, la tinta se le corre entre las páginas y es difícil leerlo ahora. Resisto la risa al adivinar un semblante de increíble tristeza bajo su máscara.

-Es una verdadera pena, tal vez Jiraiya pueda obsequiarle uno, Sensei-repongo intentando alentarlo.

-No importa, ya lo había terminado tres veces -dice enorgullecido- Y por favor, ya somos compañeros, deje de ser tu Sensei desde hace un tiempo.

-Claro, el equipo Kakashi -alzo el pulgar divertida- pero nunca dejará de serlo, así que acostumbrese- sonrio.

-Supongo que no puedo luchar contra eso-rasca su nuca nuevamente- Iré por unas toallas para sacarnos, no tardaré.

Kakashi desaparece y doy un pequeño rondin por la estancia, tiene un ligero aroma masculino pero realmente parece el lugar de una mujer soltera de 30 años, completamente limpio y radiante, hasta podías ver tu reflejo sobre la madera pulida del suelo si inclinabas un poco la cabeza.

Los truenos no dan tregua y cada que uno ilumina el cielo y explota con un ruido ensordecedor me sobresalto, me parecian abrumadores. Sigo con la mirada las gotas de lluvia resbalar por la ventana, me proporcionaban una especie de tranquilidad, el olor a tierra mojada se cuela por las rendijas y lo aspiro. De la nada, todo se oscurece, las luces de la casa se disuelven en un chasquido imprevisible.

-¡Kakashi-sensei! -grito para alarmarlo sobre el apagón.

-¡Aghh! -un grito demasiado agudo resuena- Me golpee el dedo chiquito del pie -vocifera con voz aguda, me dan unas ganas de reir que apenas y contengo- Creo que se ha ido la luz por la tormenta.

Veo su silueta detrás de mí cuando un rayo ilumina la aldea, me espanto.

-Rayos sensei, avise cuando reaparesca...

El rie a carcajadas que se ven interrumpidas por los quejidos de dolor continuo sobre su meñique del pie, que intenta no apoyar sobre el suelo.

-Perdón otra vez-ese golpe me dolio hasta...

-¡Kakashi-sensei! -lo interrumpo.

-Hasta el cabello -rie.

Me tiende una toalla, me seco el pelo y percibo un aroma más impregnado en ella.

-También le he traído ropa, no es muy bonita pero... bastará por ahora. Ire por algunas velas.

-¡No me deje! -grito apresurada- ¿no puede usar su chidori para alumbrar un rato?

-Mi chakra esta agotado...-dice divertido- además no pienso pasar toda la noche con una bola de rayos sobre mi mano.

La aldea es iluminada por un par de relámpagos más y una sombra bastante peculiar se impregna en la pared de enfrente, se desvanece tan rápido que no logramos identificarle. Ambos paramos de hablar incapaces de asimilar lo que había ocurrido.

-Esta bien, eso no fue muy normal, ¿o sí? -digo espantada.

-Moriremos -murmura horrorizado.

-¡De que me esta hablando sensei!, Usted es un Jõnin!, ¿en dónde quedo su promesa de "los protegere con mi vida?-le restriego nerviosa.

-¿Aun recuerdas eso?

-¡Ayyy!, Demonios, ¡no salga con esto ahora! -le reprendo.

Un trueno hace lo suyo y ambos nos sobresaltamos, logro ver la cara de espanto de mi Sensei gracias a la luz emanada. Vaya hombre.

Unas pisadas corren atravez del suelo de madera y ambos temblamos de horror.

-Creo que ha sido de la cocina -dice el peliplata.

-Su fantasma tiene hambre.

-¡AGHH! Deja de llamarlo fantasma, puede ser un shinobi.

--Interesante, eso es aún más reconfortante. Un shinobi con la misión de matarlo pero antes robara su comida... -digo con sarcasmo, noto su silueta volverse bruscamente hacía mí. En otra situación diría que me miro amenazante.

-Kaka...sshiii -una vocecita que hace eco nos desconcierta. Me aferro al brazo del peliplata.

-¿Cree en los fantasmas sensei?

-Por supuesto que no -alega ofendido.

-Kaka...shiii

Aquello se repite y se que le hace replantearse sobre la existencia de uno.

-Quiza es el alma en pena de algún ninja que asesino y a venido a cobrar venganza -Él se vuelve hacia a mi como si la noticia le hubiera sido novedad.

Guardamos silencio unos segundos, la tormenta no cesa, y el ruido que las lluvia provoca torna todo más difícil.

-¡Deja de hacer eso! -se queja.

-¿Hacer qué? -le pregunto bastante inocente.

-Ese ruido cuando respiras, me pones nervioso.

-Sabe, sensei, iré a ver que es lo que esconde en su cocina -digo agobiada y cansada por el drama que estábamos armando, tanteo el aire para no encontrarme con algún objeto enfrente que logre obstruirme el camino y a pequeños y sigilosos pasos me dirijo hacía allá.

-Voy detrás de ti -murmura a gritos. Eso del sigilo aparantemente no era lo suyo.

Otro ruido desconocido aturde nuestros oídos, algo ha caído cerca de nosotros. El ninja copia salta sobre mi.

-A la derecha -masculla el peliplata sobre mi oreja.

-¡Alejese!, Me esta respirando en el cuello y me hace cosquillas. -le empujo- ¿Ha hecho misiones de todos los rangos y no puede con un fantasma?, eso es patético. Se supone que es un ninja de élite. Ya deberia tener un plan, ¿no le dieron entrenamiento para esto?

-¿Estas bromeando?, somos ninjas no cazafantasmas.

Los trastos caen al suelo y nos pegan otro susto de muerte, haciéndonos volver a la sutuacion.

-...te-te-tengo un plan, brincas sobre el intruso y lo sostienes por la espalda, yo usaré mi chidori después para asesinarlo.

-¡¿Y PORQUE RAYOS TENGO QUE IR YO PRIMERO?!, además ¿como pretende matar a alguien que ya esta muerto?

-Shh, no grites... -me tapa la boca-¿Tienes algún genjustu, ninjutsu, taijutsu mortal?

-...

--¿Eh?

-...No, supongo que no -suelto resignada a morir.

La cocina esta frente a nosotros, así que me pego a la pared para asomarme lentamente atravez de la orilla, no hay nada claro, pero hay un ligero aroma ajeno al de Kakashi, un olor fetido, como a perro sucio mojado.

Un trueno me asusta y brinco golpeandome la cabeza contra la mandíbula del peliplata.

-¡¡¡¡Aghsjdkdls!!!! -se tira y rueda de dolor-¡Casi haces que me corte la lengua!

-Lo siento, me asusté.

Pronto, hay algo frente a nosotros, la sombra se refleja en la pared nuevamente en un flashazo, su forma y tamaño se incremente, se vuelve abominable, aquel olor sofocante y a putrefacto se intensifica al igual que el sonido de arrañazos a la madera del suelo, palidecimos al instante y gritamos de horror, aprieto los ojos pensando que la calma volverá de esa forma, que estaré en casa cuando los abra, que no había fantasma ni intruso y que esa noche no moriría.

Una respiración se vuelve más fuerte a como pasan los segundos, algo rasguña el suelo de madera por segunda ocasión y temblamos, por Dios que lo hicimos, los dientes de ambos eran como pequeños cascanueces, noto como Kakashi-sensei se tensa y unas gotas de sudor resbalan por su rostro porque me han caído en la mano.

-Sensei, tengo que decirle algo...ese color de cabello le hace ver más viejo, y Naruto tenía razón, es un pervertido.

Suelto con un hilo de voz, el corazón late descomunal, sabemos que el momento llegó, que esta justo enfrente de nosotros. Que moriríamos sin saber en manos de quién.

-¡¿Que hay muchachones?! -una voz gruesa bastante animada nos saluda desde abajo.


-¡¡PAKKUN!!-gritamos al unísono al reconocerle, ciertamente aliviados, dejamos escapar el aire contenido, al volver la luz y verlo frente a nosotros muy ajeno a la situación nos hace sonreír a medias.

-Ahora sí, ¿qué habías dicho sobre mí? -el peliplata me mira fulminante. Trago saliva.

Tiempo más tarde.

Kakashi-sensei se rasca la nuca bastante divertido, esta sentado sobre el sofá y con Pakkun a un lado.

-Que...vergüenza, yo...eh...me había olvidado que había hecho el jutsu de invocación en la última misión.

Se ríe apenado y lo miro fastidiada. Suelto unos estornudos, ahora había pescado un resfriado.

Las luces se van de nuevo.

-Oh Dios, no otra vez -suelto con voz gangosa.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top