Todo estará bien...

POV OCHAKO

Ya hacía una semana que estábamos en casa y las cosas habían vuelto a la normalidad. Ya se me había olvidado todo lo relacionado con EEUU. Además, había vuelto a correr por las mañanas y Izuku había vuelto a quejarse de la presencia de Denki en nuestra casa. Todo normal.

Esa noche, estaba sentada en el sofá mirando la televisión. Izuku había ido con unos compañeros de clase a tomar algo, así que estaba sola con la parejita y Kyoka, comiendo pizza y mirando una película mala.

Kyoka fue la primera en desaparecer por el pasillo. Momo y Shoto fueron los siguientes, que fueron a su habitación entre risitas y besos. Yo me quedé mirando la televisión un rato antes de estirarme y decidir ir a la cama. Ya me despertaría cuando Izuku llegara. No iba a esperarlo.

Me puse de pie y me volví a estirar, perezosa. Mi mirada se clavó en una carta que había sobre la encimera. Estaba tapada estratégicamente por unos cuadernos. Los aparté y miré la carta con curiosidad. Mi expresión indiferente se borró cuando vi que era la carta de cancelación de la plaza de Izuku.

No pude evitarlo y la leí. Explicaba que, por motivos personales, agradecía la oferta pero la rechazaba. Fruncí el ceño y volví a dejarla en su lugar con cuidado para que pareciera que no la había tocado.

Casi me dio un infarto cuando me di la vuelta y vi a Shoto de pie, mirándome de brazos cruzados.

—Eso de mirar las cosas de los demás no está bien, Ochako —me dijo.

—Yo... —lo miré, incómoda—. No le digas nada a Izuku, por favor.

—No le diré nada —me aseguró—. ¿Es la carta de la escuela?

Asentí con la cabeza. Él suspiró.

—Menuda oferta va a rechazar, ¿eh? —bromeó.

Dejó de sonreír cuando vio mi expresión.

—¿Qué pasa? —preguntó, confuso.

Negué con la cabeza, abrazándome a mi misma. Fue como si todo lo que había estado intentando bloquear estos días volviera a mí en forma de bofetada de realidad. Y sabía que Shoto solo lo había dicho para bromear, pero no pude evitar sentirme horrible conmigo misma.

Se acercó enseguida al ver que no respondía.

—¿Que es, Ochako? —preguntó, está vez más preocupado.

Nos sentamos los dos en el sofá. Me pasó una mano por la espalda, mirándome.

—¿Crees que está rechazando algo que no debería rechazar? —pregunté en voz baja.

Él dudó un momento. Durante un segundo, su mano se congeló en mi espalda.

—¿Que quieres decir?

—No lo sé —me tapé la cara con las manos.

—Vale, corregiré la pregunta. ¿Que quieres oír exactamente, Ochako?

—No lo sé —repetí—. No sé ni lo que quiero hacer.

Shoto me observó en completo silencio. Ya sabía perfectamente lo que estaba pensando.

—Es una gran oportunidad —murmuró—. Si el sueño de su vida es ser director de cine, claro.

—Lo es —le dije.

—Lo sé.

—Y ha dicho que no.

—Tambien lo sé.

—Por mi culpa.

Él suspiró.

—Izuku es... testarudo —me dijo—. No lo harás cambiar de opinión.

Me quedé mirándolo un momento. Shoto frunció el ceño.

—¿Qué?

—No lo sé —murmuré, pensando un momento—. Es solo... no lo sé. No debería decir que no.

—Lo sé, Ochako.

—Si no estuviera conmigo, iría sin dudarlo.

//Yo: Eso me dolió...

La frase quedó suspendida en el aire unos segundos. Shoto entrecerró los ojos.

—No se lo que estás pensando —me dijo lentamente—, pero te aseguro que no es la solución a lo que...

—Shoto —lo interrumpí—. Mirame a los ojos y júrame que estás seguro de que podría llegar a cumplir su sueño sin ir a esa escuela.

El me miró a los ojos y pareció que iba a decir algo, pero se detuvo.

Asentí con la cabeza.

—Es su sueño —murmuré.

—Ochako...

—Es su sueño —repetí.

—Hay mil formas de cumplir ese sueño, no tiene porqué ser esta.

—¿Cuántas cosas a hecho por mí, Shoto? —pregunté, sin mirarlo—. ¿Cuántas cosas de su vida ha cambiado por mi? ¿A cuántas cosas ha renunciado por mi?

—Ochako, no creo...

—Ha renunciado al sueño de su vida... a lo que lleva esperando desde que era pequeño... por mí.

El no dijo nada, observándome.

—¿Que he hecho yo por el? —pregunte en voz baja.

—Has hecho muchas cosas por el.

—No —negué con la cabeza—. Nada parecido. Nada comparado a renunciar al sueño de mi puta vida. Ni siquiera renuncié a un novio imbécil por el durante meses.

—Ochako...

—Me ha dado todo lo que ha podido y yo no he sabido devolvérselo.

//Yo: Aguanten... No lloren porfavor, si lloran, los acompaño y inundaremos el planeta...

—Hay mil formas de devolvérselo, no tiene por qué ser esta.

—Quizás sí, Shoto —sonreí, un poco triste—. Quizás si tiene por qué ser esta.

Él suspiró y se pasó una mano por la cara.

—No puedes hacerle esto.

—¿El que? ¿Ayudarle a cumplir su sueño?

—El te quiere, Ochako.

—Soy su novia, no su mujer —le dije—. ¿Y si las cosas van mal dentro de un año o dos? ¿Y si cortamos por algún motivo? ¿Que hará entonces? Habrá renunciado a su sueño por nada.

—No habrá sido por nada.

—Si habrá sido por nada, Shoto.

El cerró los ojos un momento.

—¿Y si fueras con el? —sugirió.

—¿Tengo cara de poder pagarme un viaje a EEUU? —casi me reí.

—Encontraríamos una forma de...

—No quiero deberle nada más —murmuré.

Pareció que iba a decir algo, pero los dos escuchamos las llaves metiéndose en la cerradura de la entrada. Clavé los ojos en Shoto.

—No digas nada —supliqué.

—Ochako, no puedes...

—Hola de nuevo —Izuku entró con una sonrisa alegre—. ¿Que hacéis? ¿Conspirais contra Kyoka y su helado?

Se acercó y me dió un beso corto en los labios mientras se quitaba la chaqueta. Miré a Shoto de reojo cuando nos dio la espalda. Él tenia expresión sombría.

—Voy a cambiarme —murmuró Izuku, desapareciendo por el pasillo.

En cuanto estuvimos solos, hice un ademán de ponerme de pie y él me detuvo por la muñeca.

—Vas a destrozarlo —me dijo en voz baja.

—Si lo destrozo ahora, quizá... quizá algún día la entienda.

—Ochako, no puedes...

—Shoto —le advertí.

—No —tiro de mi hasta que me dejó sentada de nuevo—. ¿No lo entiendes? Esto lo destruirá.

Lo miré un momento y el suspiró tristemente.

—No hay nada que pueda decirte para que no hagas esto, ¿No?

No dije nada, pero no lo necesitó.

—Espera a mañana por la mañana —me suplicó—. Pasa esta noche con él. Si mañana sigues queriendo hacer esto... entonces... hazlo. Pero piénsalo bien. Piensa las consecuencias.

Vio que dudaba.

—Por favor —añadió.

—Esta bien —accedí en voz baja.

Me puse de pie y avancé hasta el pasillo. No lo había alcanzado cuando noté que me llamaba suavemente. Lo miré. El me observaba con una sonrisa triste.

—Eres lo mejor que le la pasado, ¿Sabes? —murmuró.

No supe que decir. Noté un nudo en la garganta.

—Hagas lo que hagas... solo quería que lo supieras.

Nos miramos el uno al otro un momento. Después, avancé por el pasillo y me metí en la habitación. Izuku no se había molestado en ponerse camiseta. Estaba en la cama con el mobil, pero lo tiró a la mesita cuando me vio aparecer.

Enseguida vio que algo no estaba bien y dejó de sonreír.

—¿Qué pasa? —preguntó.

—Momo.me ha puesto la película del perrito que se queda esperando a su dueño muerto —mentí sin mirarlo—. Estoy triste.

Había estado preparándome mentalmente para ese momento mucho rato. Podía hacerlo. Podía mentirle. Esperé, nerviosa, y me calmé cuando vi que abría los brazos, divertido.

—Ven aquí, te quitaré la tristeza.

Esbocé una pequeña sonrisa triste y me acurruqué contra él. Izuku se estiró para apagar la luz cuando me apoyé con la cabeza en su pecho. Me acarició la espalda con los dedos distraídamente.

—¿Mejor? —preguntó.

Asentí con la cabeza. Tenía ganas de llorar.

—Podemos adoptar un perro algún día —murmuró—. Siempre he querido uno.

—Si, Pluto II. En honor al perro de Mickey.

—Lo dices como si estuviera muerto.

—No es que este muerto, pero necesita su representación en esta casa.

Sonreí un poco, pero tenía ganas de llorar. A Izuku le encantaba Disney...

Él siguió acariciándome la espalda.

—O un gato —murmuró, pensativo—. Los gatos son más independientes.

No dije nada. Cerré los ojos e intenté no llorar mientras el cavilaba.

—¿Que me dices? ¿Gato? ¿Perro? ¿Dragón de cinco cabezas?

Me incorporé para mirarlo. En medio de la oscuridad enarcó una ceja, esperando mi respuesta.

—El dragón suena bien —murmuré.

—Pues un dragón —concluyó—. Aunque yo no pienso hacerme cargo de limpiar lo que destroce.

Esbocé una pequeña sonrisa y no pude evitarlo. Me incliné hacia el y uní nuestros labios. Él correspondió al instante, hundiendo una mano en mi pelo.

Dejé que me tumbara sobre mi espalda. Notó que estaba triste, pero asumió que era cosa de la película. Se lo estaba tomando todo con más calma y ternura que nunca. Me besó en la punta de la nariz y sonrió antes de tirar arriba de mi camiseta para quitármela. Cerré los ojos cuando volvió a besarme en la boca.

Un rato más tarde, estaba tumbada con la cabeza en su pecho. No podia dormir. No lo haría. Lo sabía. Cerré los ojos con fuerza cuando noté que se me llenaban los ojos de lágrimas. Él ya estaba dormido. Frunció un poco el ceño cuando me incorporé para mirarlo bien. Parecía tan tranquilo cuando dormía...

Pasé una mano por su estómago y la subí hacia su pecho. El corazón le latía acompasado. Me detuve ahí un momento. Tenía la piel pálida. Subí por su cuello y toqué sus labios con la punta de los dedos. Él siguió durmiendo plácidamente. Murmuró algo en sueños.

Y fue en ese momento, cuando me di cuenta.

Fue como si lo hubiera sabido todo el tiempo y no me hubiera atrevido ni a pensarlo por miedo. Por terror. Pero ese terror ya no tenía sentido.

Noté que se me llenaban los ojos de lágrimas cuando me incliné hacia delante y le di un suave beso en los labios, intentando grabarme el momento a fuego en la memoria. Cuando me separé, vi que seguía durmiendo y le quité el pelo de la frente.

—Te quiero —susurré.

Nunca li había dicho en voz alta, pero fue tan real que no me sentí extraña al pronunciarlo. Fue como si me hubiera quitado un peso de encima. Me quité una lágrima de la mejilla y respire hondo. Lo quería. Lo había querido durante mucho tiempo y ahora era más real que nunca.

Y, por eso, tenía que hacerlo.

Volví a poner una mano sobre su corazón e intenté no romper a llorar, pero no pude evitar que unas cuantas lágrimas me cayeran por las mejillas.

—Te quiero mucho, Izuku —susurré—. Espero que algun dia puedas entenderlo.

Quite la mano de su pecho y la apreté en un puño, conservando su calidez por un momento. Después, me giré hacia mi cómoda y me puse de pie sin hace un solo ruido. Agarré mi mòbil y salí de la habitación marcando el número de Kemy.

.
.
.

Duele, mucho.
Y el dolor no termina aquí...

Saben que estoy llorando, me lo he imaginado, todo, absolutamente todo, y he roto a llorar.

Es tan triste...

Ustedes me van a conocer, yo siempre digo que tiene que haber de todo, finales felices tengo muchos escritos, pero tristes y reales, ninguno.

Y el manga tiene cosas tristes y horribles, solo soy realista. No puedo pretender que termine siempre bien siempre, hay veces que las cosas no salen bien.

Ahora un poco de contexto:

Cuando Todoroki dijo...

"Pero piénsalo bien. Piensa las consecuencias."

Se refería a que el, como su mejor amigo, sabe el pasado de Izuku...
(No es canon)

Izuku consumió drogas, fumaba y bebía mucho en el pasado, cuando llegó Ochako, lo dejó todo por ella.

Y Todoroki sabe que si Ochako se va de la vida de Izuku, ya no habrá más Izuku, ahora será Midoriya.

(Todos, antes de Ochako, llamaban a Izuku por su apellido, ya que él no dejaba que nadie lo llamara por su nombre y Ochako fue la primera persona a la que el dejo que lo llamara así)

Midoriya era muy diferente al Izuku que Ochako conoce.

Ahora, ya está todo lo que tenía que decir y explicar, inmediatamente tendrán el siguiente capítulo y la última parte del POV de Ochako publicada también, ya que ya la tenia escrita.

.
.
.
Arigatō, mata ne~ </3

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top