Quiero hacerte mía (pt2)
Serpenteó por mi cuerpo hasta quedar encima de mí con su mirada clavada en mis ojos.
¿Que decir? Su pelo revuelto, la piel brillante, sus músculos marcados bajo esas cicatrices y su oscura mirada de deseo me provocaron unas ganas tremendas de sentirlo dentro de mi.
Y como si me hubiera leído el pensamiento entró de una estocada.
Sin nada que se interpusiera entre su piel y la mía.
—¡Dios! —exclamé al segundo.
Mis piernas atraparon su cuerpo y subí mi cadera para sentirlo más adentro.
—Ocha...
Lo dijo en un gemido y tuve que cerrar los ojos para no dejarme llevar y hacerlo así, a pelo. Daba la impresión de que con el había un abismo entre hacerlo sin preservativo o sin el, y empezaba a plantearme la posibilidad de pasar del condón.
«¿Te escuchas, Ochako?»
Izuku era...
Por dios como le había hechado de menos, todos estos años...
—Me tienes...
Izuku se mordió el labio y se calló.
—¿Si?
—Estar así, contigo. Me quedo bloqueado, Ocha...
Tragué saliva e inspire con fuerza.
No había casi movimiento alguno por parte de ninguno de los dos y aquel calor resultaba casi agónico. Necesitaba más.
—Si quieres ayudo a desbloquearte.
Izuku curvo sus balios a una sonrisa sensual que ganó a mi voluntad.
—¿Harías eso por mi?
No lo pensé más. Esque no había nada que pensar, allí solo se podía sentir.
Movi mi cadera y su sexo salió para quedar otra vez atrapado por mi en un movimiento rápido.
Izuku se sorprendió por mi iniciativa, pero se dejó hacer.
Quería hacerlo mío y es lo que estaba haciendo con mis movimientos de cadera, hasta que lo empuje con suavidad hasta que quedara debajo. Otra postura nueva y desconocida para mi.
Admire su pecho, su rostro, y mis manos se colocaron en el principio de su estómago mientras empezaba a experimentar con su miembro.
Dios, tenía el puro poder y aquello era una pasada. Entraba y salía a mi aire a la vez que podía observar lo mucho que le gustaba a Izuku.
Por sus gestos pronto adiviné que le gustaba sentirse totalmente dentro de mi y que las oscilaciones circulares de mi cadera lo volvían loco.
Sus manos se colocaron en mi cintura y empezamos a sincronizar nuestros movimientos como si hubiéramos hecho aquello miles de veces juntos. Ni un error. Nada. Todo perfecto y el orgasmo se acercaba cada vez más hasta que uno de sus dedos rozó mi clítoris y lo miré con lascivia.
—No me mires así...quiero que nos corramos juntos.
Y ahí fue cuando el hormigueo se acentuó para dar paso a otro de aquellos increíbles orgasmos que me hizo temblar todo el cuerpo. Gemí con su nombre en los labios mientras Izuku gruñía.
—Tengo que salir —dijo muy apurado.
—Correte —le pedí sintiendo mis últimos espasmos de aquel delicioso orgasmo.
—¡Ocha, joder!
Izuku salió con rapidez y tuvo el orgasmo con su miembro en la mano.
Lo miré igualmente, fascinada. Su cara de placer, sus ojos brillantes, sus labios húmedos. Era digno de ver.
Abrió los ojos y me miró con esa intensidad. Sonreímos a los pocos segundos y busque unos pañuelos para que se limpiará.
Izuku suspiro y se colocó el bóxer y el pantalón.
¿Ya está? ¿Se iba ya? ¿Ni un beso?
—Dame un segundo.
Se fue al baño, claro.
Sonreí.
Me cubrí con la sábana y miré mi cuerpo. Desnuda. Y feliz, que coño. Como había cambiado la cosa, ¿No? Pues me gustaba. A ver, resultaba evidente que el sexo con Izuku era algo de otra dimensión, pero a lo que me refería era que yo me gustaba.
Me gustaba verme más relajada, tranquila, disfrutando de mi cuerpo y sin tanto tabú de por medio.
Si me viera Katsuki, cabalgando encima de un tío...y no uno cualquiera, si no, Izuku. Joder, si esque no me lo creía ni yo.
Había estado bien, ¿Verdad? Eso lo tendría que decir Izuku, pero no se lo iba a preguntar, eso no se preguntaba, ¿O si?
Bueno, la prueba fehaciente era que casi se corre dentro de mi. Uf, y se me había ido mucho la cabeza diciéndole que lo hiciera.
Me sentía como medio drogada por ese orgasmo de la hostia.
Madre mia, que bien estaba y cuánto me gustaba Izuku en la cama. Y fuera de ella.
Entró con sigilo y volvió a desnudarse con rapidez.
—Hazme sitio, que voy.
Le sonreí y se tumbó a mi lado para abrazarme. Aquello era el séptimo, octavo, o noveno cielo, vete a saber.
Nuestros cuerpos desnudos, acariciándose con suavidad en ese abrazo cargado de...¿De que? Que más daba, se sentia genial.
—Mi mochi, que nos ha salido una viciosilla de mucho cuidado...
Nos reímos al mismo tiempo.
—¿Te a gustado?
Joder, al final lo había soltado.
—¿Tu qué crees? Se me nublo el juicio con esos movimientos de cadera. No sé cómo no me he corrido antes. Bueno, si lo sé, he tenido que pensar durante un momento en otra cosa, porque si no...
Me has puesto de cien, a mil, en una milésima de segundo...cuánto te he visto encima, joder... Que visión, no podré sacarte de mi cabeza en muchos días.
—¿Entonces pensarás en mi?
—Lo jodido será no hacerlo.
Nos miramos fijamente y callamos unos segundos hasta que habló de nuevo.
—¿Todavía tomas la píldora, no?
—Si, desde hace unos meses. En una misión en Londres me la recomendó una doctora para regular mis reglas.
Yo hablando de esos temas con el, alucinante.
—Me has pedido que me corriera dentro.
—Lo se, y no lo has hecho.
—Acababas de tener un orgasmo, he supuesto que no sabías bien lo que decías.
Me encantaba esa sinceridad.
—Cierto, estaba excitadísima.
—Hechizada.
—Embelesada.
—Maravillada.
Nos reímos de nuevo.
—Pero tu has logrado controlar la situación.
—Me ha costado lo mío. Bastante, bueno, mucho, que cojones. Me ha ido de un pelo. Pero algo en mi cabeza me ha dicho que fuera juicioso.
—¿Tu sabes que antes de llover, chispea?
Izuku sonrió abiertamente.
—Vamos, que ha sido inútil.
Me reí por su expresión.
—Un poco si, pero me ha gustado el detalle.
—Por si necesitas saberlo, yo estoy limpio.
Lo miré sería, ¿Y yo? Solo me había acostado con dos personas.
—Yo también.
—¿Con cuántas personas te has acostado desde...?
—Con una.
—Yo con nadie.
Lo miré extrañada, ¿Ni siquiera se ha esforzado en olvidarme almenos?
—Nunca deje de...quererte.
Lo miré incrédula, ¿Estaba hablando en serio?
Desde que rompimos yo no he dejado de pensar en el, y para intentar no hacerlo me desquitaba con otros.
Hasta creí que me enamoré de Katsuki...
Creí que lo había olvidado, pero cuando estás enamorada, ni en pintura se te borra esa sonrisa de idiota cuando piensas en tu crush... En mi caso, mi ex.
No sabia que decir en ese momento.
—Pero...no, ¿porque? —dije triste.
La verdad...yo también lo hechaba de menos.
—Estuvo mal dejarte de esa manera cuando me fui...
Pero tengo una cosa clara, y esque te conozco bastante como para saber que tu, con tus ex, ni limosna das.
Y todo lo que hemos pasado últimamente me demuestra que son recíprocos mis sentimientos...
Así que, ¿Porque no recuperamos el tiempo perdido, y empezamos de nuevo?
Dios, dios, dios...
Una cosa estaba clara, lo necesitaba en mi vida, y no como amigo.
—Pues yo creo que empezamos un poco precipitados, ¿No crees? —dije bromeando, pero los dos sabíamos bien lo que quería decir.
—Pues si no quieres que nos acostemos...
Recurriré a los métodos individuales —dijo con su habitual descaro, entonces se acercó a mi oído y me susurró—. Vamos...como siempre hice, pensando en ti y en las veces que lo hicimos...
Ese tono ronco... Ese maldito tono ronco me podía hacer llegar al orgasmo.
Y más, luego me lamió el lóbulo consiguiendo que saque un gemido.
—Madre mia, Ocha. Me pusiste malo...
¿Que me dices de otra ronda? —se colocó encima mío y me empezó a besar el cuello con delicadeza—. Pero esta vez...—agarró mis muñecas y las juntó arriba de mi cabeza —. Vas a dejar que te haga lo que yo quiera.
Gemí con sus palabras, como si me hubiera empotrado contra el colchón arduamente.
—Hazme lo que quieras... Soy tuya.
.
.
.
Continuará...
Arigatō mata ne~
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top