2-Nosaka Yuuma

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Flores favoritas = (f/f)

Película favorita = (p/f)

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Me encontraba tumbada en la cama, a la espera de la llamada por parte de Nishikage.

Hacía apenas unas horas que Nosaka había entrado al quirófano y mi paciencia parecía estar a punto de agotarse. ¿Y si no salía bien la operación? ¿Y si no...? Negué con la cabeza intentando alejar todo pensamiento fúnebre que pasara por mi mente.

Sujeté con fuerza la pulsera que me había dado días antes en un intento de asegurarme que todo saldría bien.

Entre la oscuridad de la habitación resaltaba el brillo de las agujas del reloj que avanzaban muy lentamente. Mis parpados comenzaban a pesar cada vez más, pero me negaba a dormir hasta saber el resultado. Maldije en voz baja la diferencia horaria entre países antes de volver a centrar mi atención en el techo. Por lo que parecieron horas, aunque realmente solo fueron minutos, abundaba el silencio, con excepción del sonido de mi respiración. Silencio que fue interrumpido por unos leves golpes en la puerta, a esta hora solo podía ser mi hermano.

—Pasa —dije mientras me incorporaba para ver que quería.

—Deberías estar durmiendo, seguramente aún faltan horas para que acabe y así solo te estás torturando —comentó Jude desde la puerta mientras se dirigía hacía mí para sentarse en un lado de la cama.

—Lo sé... pero no consigo conciliar el sueño —suspiré levemente debido al cansancio.

—Pero debes intentarlo Lydia, así solo enfermarás, sabes que por mucho que salga de la operación pasarán días hasta saber si todo está en orden... Y desde luego no puedes estar así por días

—¿Siempre tienes que tener razón? —protesté sabiendo que él estaba en lo correcto, y por mucho que quisiera negarlo

—Por supuesto, por algo soy el mayor —esbozó una pequeña sonrisa, que provocó una en mi también.

—Hagamos una cosa, tu intenta dormir y yo me quedaré hasta recibir la llamada de Nishikage —aseguró Jude.

—Pero entonces te cansaras tu... 

—Tu tranquila, una noche no me matará —revolvió levemente mi cabello — Además, eso también venía en el contrato de hermano mayor, lástima no ser hijo único —río levemente.

—Mira que eres malo —sonreí antes de aceptar su propuesta. 

Acarició con cuidado mi cabeza en un intento de hacerme dormir como cuando era pequeña. Y debo admitir que funcionó.

A la mañana siguiente me desperté sola en la habitación, levanté la vista hasta el reloj, ya era casi las 12. A mi lado se encontraba una nota, la cuál aseguraba el éxito de la operación y que recibiría una llamada suya tan pronto como se despertara.

No tuve que esperar mucho antes de oír aquel tono especial que le había puesto, miré a la pantalla y efectivamente era Nosaka. Suspiré de alivio y descolgué al momento. Una sensación de alivio recorrió mi cuerpo al escuchar su voz.

Estuvimos un rato al teléfono, no era la persona más habladora que había conocido, pero tampoco era necesario que lo fuera. Para mi ya era suficiente sabiendo que se encontraba bien.

Comentó que tardaría unas semanas en volver a Japón, pero que tan pronto como llegara me avisaría para salir un rato. Así pues ya solo faltaba esperar a su regreso.

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Contaba emocionada los días que faltaban para volver a verlo, tan solo eran tres. Eran tan pocos y a su vez demasiada espera. Me encontraba sentada en el sofá viendo una película cuando el timbre sonó de repente. Me levanté para abrirla e una vez abierta me sorprendió tanto verle allí parado que instintivamente cerré la puerta de golpe, antes de volverla a abrir a haberme dado cuenta de lo que había hecho. Una risa sonó al otro lado.

—Yo también te he extrañado —bromeó a la vez que un leve tono rosado cubría mis mejillas.

—Nosaka-san no te esperaba hasta mañana... —le contesté algo avergonzada.

—Lo sé, avisé primero a Jude y me dijo que mejor te diera una sorpresa

Maldije para mis adentros a Jude por no avisarme, Nosaka estaba ahora enfrente mío y ni siquiera me había arreglado.

Me aparté de la puerta para dejarle pasar, tan pronto como entró me tendió un ramo de (f/f). Lo acepté levemente sonrojada, sabiendo que debía haber sido mi hermano quien le dijera cuanto me encantaban, ya que nadie más lo sabía.

—Subo a cambiarme en un momento y luego vamos al parque, no, debes estar cansado de tantos parques después de que no te dejaran hacer otra cosa en tu estancia en el hospital. Podríamos ir a una cafetería... o al cine... aunque no dan nada bueno y seguramente te aburriría... Sino podríamos... —comencé a divagar algo nerviosa y no me percaté de que se acercó a ver que estaba viendo en el televisor.

—Mmm, ¿estás viendo (p/f)? —preguntó mirando fijamente a la pantalla, a lo que respondí un simple sí.

—Sabes, también podríamos terminar de verla y hacer un maratón de películas, así no hace falta que vayas a cambiarte, me pareces adorable vestida así —sonrío levemente mientras me sonrojaba.

Asentí y fui a por un bol de palomitas. De las cuales pocas sirvieron para comerlas. No sabría decir quien empezó, solo sé que se libró una pequeña batalla de ver quién podía tirarle más al contrario. Al final acabé acurrucada en su pecho y los dos siendo tapados por una manta. Lo miré de reojo, estaba dormido, quizás aún era demasiado para él teniendo en cuenta que no hacía tanto de la operación.

Intenté levantarme para recoger aquél desastre pero unos brazos me envolvieron por la cintura y me atrajeron de vuelta a mi posición anterior. La verdad es que no me importaría seguir como estábamos así que cedí ante su abrazo y volví a acurrucarme en él. Llegado el momento perdí la noción del tiempo y caí también en los brazos de Morfeo.

Al día siguiente me desperté antes que él, miré a mi alrededor y vi que todo nuestro desastre había desaparecido. Supuse que fue mi hermano ya que padre se encontraba en un viaje de negocios y no volvía hasta la semana siguiente. Dirigí mi vista a la pantalla del teléfono y pude confirmar mi teoría. Después de leer su mensaje volví la vista hacia Nosaka, quién aún parecía dormido. Dije para mi misma que ojalá se volviera a repetir este día y así poder seguir en sus brazos, o eso creía yo.

—No voy a objetar nada ante eso —susurró bajo en mi oído acercándome más él —Podemos repetir esto todas las veces que quieras—

Un rubor esta vez más notable inundó mis mejillas y agaché la mirada algo avergonzada. A lo que el procedió a incorporarse un poco para poder agarrar mi barbilla y dejar un corto beso en los labios. 

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One-Shot dedicado a Stories_242

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