"No seas celoso, tengo frío"

“--No seas celoso, Hit. Tengo frío.”

   Jamás creyó que llegaría a odiar alguna frase que su pequeño amado le diría, pero aquellas simples palabras, ya comenzaban a enfadarlo.

   El invierno era duro y, para alguien sensible al frío como Kyabe, se volvía difícil mantenerse cómodo. Cuestión, que el muchacho comenzó a pasar muchas horas diarias con su amigo Magetta, para abrazarse a él y sentir calor. Cosa que molestaba de sobremanera a su novio.

   ¿Le importaba? No realmente. Al contrario. Incluso si lo negaba, le encantaba ser celado por un sujeto tan distante como lo era Hit. Con él, las demostraciones de cariño no abundaban, mucho menos en público. El joven, ya hecho todo un dulce travieso, casi lo hacía a propósito.

   Sin embargo, si creía que se saldría con la suya, estaba equivocado. Ese juego, podía ser jugado de a dos.

   Una tarde, al regresar a casa, se encontró con una desagradable sorpresa. Pues el asesino, no estaba solo. Una fenia (mujer de lava), estaba sentada junto a él, muy cerca. Mientras el hombre, mantenía un brazo sobre sus hombros, mirándola con calma.

   Kyabe puso, probablemente, una de las expresiones más serias que tuvo en su vida. Poco más e intimidó al mismísimo Hit. Ni hablar de la mujer. Aún así, poco después se recompuso, permitiéndose jugar un poco más.

--¿Qué pasa, saiyajin? ¿No habías dicho que hace frío?-- comenzó a reír.

   El mayor sólo lo llamaba así cuando estaba enojado, o cuando andaba con ganas de molestarlo. En esa ocasión, fue una ligera mezcla de ambos. El azabache no supo cómo reaccionar; sólo sabía que, cinco minutos después, ya estaba tocando la puerta de la casa de su amigo.

   Lugar donde fue contenido amablemente, por Magetta y su pareja, Botamo. Mientras tanto, en la casa que rápidamente dejó, Hit ya había echado a la mujer, quedándose solo, pensando.

   Su supuesta broma, acabó mal. Y es que el pobre olvidó un mínimo detalle: Kyabe no era como él. Era, sin exagerar, unas tres veces más sensible. Era inseguro. Se deprimía con cierta facilidad. Pero, sobre todas las cosas, él era desconfiado. Pues da la casualidad de que en una relación anterior, sufrió una infidelidad.

   Insultándose a sí mismo, partió rumbo al sitio en el que sabía que lo encontraría. Fue atendido por la cara hostil de Botamo. Cara parecida a la que tenía Magetta, sentado en el sillón de la sala. No se sorprendió. Aquellos dos le tenían un cariño muy fuerte al menor, lo protegían, lo cuidaban. Casi, parecían sus padres.

   Y como todo yerno que cometió un error estúpido, se puso algo nervioso. Aunque sentía tener el derecho de hablar con el azabache. A pesar de que no podía verlo por ninguna parte.

--Sé que está por aquí. Quiero hablarle.

--Y yo quiero tantas cosas...-- ironizó Botamo.

--Lo digo en serio.

--Yo también-- se miraron. El ambiente era demasiado tenso. Magetta echó algo de humo.

--Escucha, tú y yo sabemos que se sentirá peor si no aclaro las cosas-- intentó relajarse --Al menos pregúntale si quiere hablar conmigo.

--Me temo que eso no será posible.

--¿Y por qué no?-- el contrario suspiró.

--Muéstrale, Magetta-- pidió, ya resignado.

   Sin muchas ganas, el metalman levantó sus enormes brazos, dejando al descubierto a un pequeño cuerpo conocido. El saiyajin dormía sentado en sus piernas, sin enterarse de nada. Gracias a la tenue luz anaranjada que provenía de alguna lámpara, Hit pudo ver que las mejillas del muchacho, estaban húmedas.

--No sé qué le habrás hecho ahora, pero se vé que te pasaste.

--No hables como si esto fuera cosa de todos los días-- volteó a verlo con el ceño fruncido. El metalman aprovechó para volver a cubrir al joven con uno de sus brazos, esta vez.

--¿Quién sabe? Kyabe no parece muy feliz contigo.

--¡¿Cómo te atreves a...?!

--Fuiste tan indiferente con él, que llegó al punto de necesitar ponerte celoso, para tener tu atención-- sentenció finalmente. Si las palabras hicieran daño físico, el asesino habría sido asesinado en ese mismo instante.

    Se sostuvo un silencio pesado. Botamo estaba ya impaciente por sacar a aquel hombre de su casa. Magetta estaba triste. Hit pensaba en algo para responder, sin que se le ocurriera nada. Nunca lo notó, pero fue su naturaleza poco afectuosa, la que acabó detonando lo inevitable.

   Miró al saiyajin durmiente con lástima. Le hizo mucho mal, sin siquiera saberlo. Porque ese pequeño, estaba hecho para dar y recibir amor. Más nunca recibió lo suficiente, no de su parte. Lanzó una mirada simple, significativa a la otra pareja presente y se permitió avanzar, con lentitud.

   Tomó el delicado rostro de su novio con una mano, acercándose. Una sonrisa leve se posó en sus labios.

--Perdóname, Kyabe. Perdóname por todo. Para cuando lo hagas... estaré esperándote. Y seré mejor, lo prometo-- dejó un efímero beso en su frente. Así, estando satisfecho, se marchó.

   Una nueva lágrima, bajó por la mejilla de Kyabe. Y a esa, le siguieron muchas más.












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¡Hola!

Tuve una idea nueva, así que quise escribirla antes de que se me olvidara. Es por eso que puede parecer un poco... extraña.

Ni la edité, perdón.

Lo gracioso es que se supone que iba a ser un drabble super corto, alegre y divertido, pero me puse sad por algo. Este es el resultado.

En fin, tal vez lo siguiente que haga, sea más happy. Hasta entonces, ¡Nos leemos pronto!


♪Tuki-senpai.

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