6. Juego


Advertencia: Lemon explícito (+18)

Hiccup llegó a su casa, la casa que alguna vez perteneció a sus padres y ahora él la habita junto a su esposa e hijos.

-¡Papi!- gritó una pequeña niña de 5 años con cabello castaño como el de Hiccup, nariz pequeña como la de su madre y ojos azules y enormes.

-Hola, mi amor.- saludó Hiccup cargándola

-Papá, mira.- dijo el otro pequeño de 3 años que jalaba de la pierna izquierda del castaño, enseñando un dibujo muy infantil de Chimuelo y Tormenta.

-¡Woah!- dijo el jefe de Berk agachándose a la altura de su hijo- ¿Lo hiciste tú?-

-Zephyr me ayudo. -contestó el pequeño rubio mientras su hermana se paraba junto a él.

-Es para ti. -dijeron ambos niños con una enorme sonrisa.

-Es precioso.- contestó Hiccup abrazando a sus pequeños.

-Nuestros hijos son verdaderamente talentosos.- dijo Astrid sonriéndole a su esposo mientras observaba la escena con una sonrisa.

-Salieron a su madre.- dijo Hiccup mientras se acercaba a Astrid y la besaba en los labios.

-¡Aghhh!- dijeron ambos niños viendo la muestra de afecto entre sus padres, provocándoles a estos una sonrisa.

-¿Por qué no van a jugar mientras la comida esta lista? -dijo Astrid mientras los pequeños corrían hacia su pequeño patio delantero, en cuanto las voces de los pequeños se escucharon lo suficientemente entretenidas los adultos se voltearon a ver con una sonrisa para luego besarse con pasión.

-Te extrañe mucho el día de hoy.- dijo Hiccup entre beso y beso.

-Y yo a ti, pero alguien se tuvo que quedar con Zephyr y Nuffink.- contestó la rubia aferrándose al cabello de Hiccup profundizando el beso hasta dejarlos casi sin oxígeno- Quiero más. -susurró.

-Los niños.- contestó Hiccup provocando que Astrid soltara un pesado suspiro.

-Llevamos mucho tiempo sin hacer nada.- musitó la jefa de Berk mientras acariciaba el pecho del castaño.

-Lo sé, pero tú sabes. -contestó el Haddock con pesar.

-Sí, lo sé, hay que evitarles un trauma.- contestó Astrid divertida- Pero ni creas que te será tan fácil escapar de mí, Haddock.- lo amenazó.

-¿Y a ti quién te dijo que estoy tratando de escapar?- contestó Hiccup acercando a Astrid más hacia él y pegando su frente con la de ella- De hecho trato de mantener la distancia corta... Muy corta entre nosotros.-

-Hace calor.- dijo Astrid levantando como podía un poco la camisa de Hiccup mostrando los abdominales de este provocando que las respiraciones de ambos se volvieran más pesadas poco a poco, si no se detenían ambos sabían dónde terminarían y realmente querían terminar ahí, pero un sonido los sacó de su trance pasional.

-¡NUFFINK!- escucharon el grito de su primogétina y no dudaron en salir a ver qué era lo que pasaba.

-¡¿Qué pasó?!- preguntó Hiccup llegando afuera con su esposa.

-Estábamos jugabdo y Nuffink de cayó del barandal.- informó la pequeña Zephyr preocupada yendo donde su hermanito.

Astrid e Hiccup de inmediato fueron a ver a su hijo y lo vieron tirado en el suelo al lado de su barandal y sobándose se trasero.

-¿Estás bien, hijo?- le preguntó la ruiba mientras lo ayudaba a pararse y le limpiaba su ropa.

-Sí, mamá, sólo me caí de trasero.- le repondió el pequeño con una sonrisa- Un Haddock Hofferson jamás llora.- anunció orgulloso.

Eso sacó una gran sonrisa a sus padres y estos los metieron a dentro de su casa de nuevo.

-Mmm... Eso mató el momento.- le diio Astrid a Hiccup en cuanto entraron a su casa.

-Ya lo creo.- le respondió- Mi Lady, ¿y si los llevamos para que pasen un rato con mi mamá y Bocón? Hace un par de semanas que no los ven, ya que ambos me han estado ayudando con los deberes de Berk.- le propuso el Haddock.

-Me parece una buena idea, a los niños les gustará más comer la comida de Bocón que la mía.- opinó con una risita.

-¡Mis nietos!- exclamó Valka recibiendo a Zephyr y Nuffink, los cuales corrieron a barazarla.

-¿Cómo están?- le preguntó Bocón a la pareja de esposos.

-Muy bien, Bocón. Venía a pasar por aquí y dejarles a los niños un tiempo para que la pasen con ellos.- le respondió Astrid.

-¡Oh, por supuesto! Nos encantará cuidarlos mientras ustedes pasan su tiempo juntos y hacen sus... Cosillas.- les respondió el viejo vikingo, lo cual hizo sonrojarlos.

-¡¿Qué?! ¡No!- dijo Hiccup.

-¡Hiccup! Los conozco des muy pequeños a los 2, así que no me contradigan y... ¡Ya vayansé!- les exclamó y les cerró la puerta con una gran sonrisa pícara en su rostro.

Hiccup y Astrid entraron a su casa entre besos y abrazos, caricias y empujones, gemidos y jadeos, en un completo estado de éxtasis que solo iba en aumento. Hiccup cargo a Astrid provocando que las piernas de la rubia se abrazaran a su cintura aprovechando esto para presionarla contra una pared mientras disfrutaba del sabor de la piel de su esposa.

-Astrid, maldita sea. ¿Por qué sabes tan bien?- preguntó Hiccup volviendo a probar el cuello de la ojiazul provocándole a esta jadeos mientras se sujetaba al cabello del castaño para que profundizara las caricias en su cuello.

Hiccup se movió de la pared y cargó a Astrid hasta la mesa del comedor donde él ahora había quedado debajo de ella, la rubia le sacó sus ropas del torso y acaricio su pecho desnudo para luego ella misma sacase la blusa y juntar sus cuerpos, besando de paso el cuello del castaño y en arrebato morder su oreja.

Hiccup estaba sintiendo el bulto en su pantalón, ya empezaba a incomodarlo. Astrid lograba ponerlo así en solo unos minutos con pocos besos y caricias, no importaba cuanto tiempo pasara ella seguía excitándolo, cada vez que tocaba su piel sentía esa corriente eléctrica, esa insaciable necesidad de seguirla tocando, cuando la escuchaba jadear necesitaba hacerla gemir una y otra y otra vez más y más fuerte, necesitaba besar esos labios cada día, necesitaba probar su piel con sus manos, necesitaba respirar su aroma e inundarse de esa esencia tan propia de ella que lo volvía loco, necesitaba hacerla suya y también pertenecerle a ella, la necesitaba a ella, ahí con él en ese lugar, en ese instante y por siempre.

Astrid mordía los labios de Hiccup cada vez que tenían que romper un beso por falta de aire, el ojiverde se estaba dejando dominar por ella y eso le encantaba, le fascinaba verlo tan a su merced por voluntad propia eso le hacía darse cuenta que ella no era la única dispuesta a todo por el otro en la pareja. La rubia empezó a desabotonar el pantalón de Hiccup y vió el bulto atrapado en el bóxer de este.

-Alguien está despierto.- dijo Astrid sonriendo mientras empezaba a acariciar sobre la ropa el bulto haciendo a Hiccup gemir entrecortadamente- ¿Te estás quejando, Hiccup? ¿No te gusta que mi mano este ahí?- Hiccup levantó un poco la cabeza para ver a Astrid y su expresión, la cuál era juguetona, había olvidado lo pícara que podía ser en ocasiones la rubia cuándo estaba de humor para el sexo.

-La verdad, creo que prefiero que tu mano no se entrometiera en lo que pienso hacer.- dijo Hiccup tomando a Astrid y cargándola hasta su habitación cayendo ambos en la cama, Hiccup volvía a estar arriba con una sonrisa inmensa, Astrid no entendía porqué, pero esa cara solo indicaba algo. Ella iba a gritar muy fuerte. Hiccup comenzó a quitarle las mallas y la falda a Astrid dejándola en su conjunto de ropa interior, luego el ojiverde le quitó sus vendas mostrando sus senos. Antes de sus embarazos, los pechos de Astrid tenían buen tamaño, ni muy grandes, ni muy pequeños, pero ahora habían aumentado su volumen, Hiccup nunca pensó que sería tanta la diferencia.

Hiccup comenzó a olfatear los pechos de Astrid, torturándola de deseo, pero en un arrebato abrió la boca y comenzó a succionar disfrutando de la suave textura y sintiendo como estos se ponían cada vez más duros (uno en su boca el otro en su mano) y de paso escuchando jadear su nombre en voz de una Astrid muy excitada.

Astrid sentía la saliva de su esposo correrse en su torso y la lengua de este pasear de un lado a otro haciendo que cada terminación nerviosa funcionara y sin aviso se alejó dejando su pechos fríos al contacto del aire a causa de lo mojados que estaban. Hiccup se relamió los labios y observó a Astrid recorriéndole cada trozo del cuerpo con la mirada.

Astrid llevó su mano hacia el bulto de Hiccup haciéndolo soltar un gemido, le fascinaba cuando él estaba tan sensible a su tacto, poco a poco con ambas manos le quitó la ropa interior dejando frente a ella a ese miembro recto que la buscaba desesperadamente.

Astrid se dejó hipnotizar por este y con naturalidad lamió la punta, probando su sabor y escuchando aquel placentero cántico que salía de la boca de su esposo, sin esperar más comenzó a lamerlo de forma larga y continua hasta que comenzó a tragarlo, en el pasado la simple idea del sexo oral le parecía extraña (incluso asquerosa) pero no con Hiccup, a él se lo quería comer.

El castaño posó su mano en el cabello de Astrid para ayudarla a profundizar hasta que por fin, aquel viscoso líquido se liberó en su garganta. Hiccup gimió extasiado mientras Astrid se relamía los labios, ahora era su turno.

Hiccup la recostó y acarició sus piernas para después abrirlas y visualizar aquellos pliegues rosados, el ojiverde vió que la lubricación ya había empezado eso significaba que ella también estaba extasiada. Sin pensarlo mucho introdujo su lengua haciendo temblar a la rubia. Astrid se aferraba a las sabanas con fuerza y se mordía el labio inferior tratando de evitar que saliera un gran grito de placer, Hiccup continuaba masajeando con su lengua el interior de la rubia, pero el que ella se retorciera con cada movimiento de lengua no le estaba facilitando las cosas, al final, Hiccup tuvo que sostenerla por las caderas mientras que ella por su parte sostenía la cabeza de Hiccup y se arqueaba hasta que por fin sucumbió ante el orgasmo.

Astrid estaba sudando frío y el hecho de solo ver que Hiccup se montaba sobre ella con su miembro tan erecto la hacía respirar con más dificultad. Hiccup la miró unos segundos, le acaricio la mejilla y le dió un casto beso en los labios.

-Te amo.- susurró Hiccup al separarse.

-Y yo a ti.- contestó Astrid también acariciando el rostro de Hiccup para luego entrelazar sus manos y empezar a sentir como aquel "invitado" se acobijaba dentro de ella haciéndola aguantar la respiración por unos segundos y luego comenzar a jadear con un adorable sonrojo en las mejillas, mientras no apartaba sus ojos azules de los ojos verdes que pertenecían a Hiccup.

-Te amo, te amo mucho.- le dijo Hiccup entrando y saliendo de Astrid- Te amo como nunca he amado a nadie.-

-Yo también te amo, Hiccup. ¡TE AMO HICCUP!- terminó gritando Astrid con una sonrisa para al final romperse en un entrecortado grito de placer al sentir como el castaño se adentraba más en ella. La acción seguía entre los dos moviéndose como si fueran uno solo, gimiendo, respirando como si el aire pesara, subiendo su ritmo cardiaco a niveles inimaginables, habían estado algún tiempo sin hacerse el amor, pero eso ya no importaba porque ahora estaban ahí, juntos como hombre y mujer en una cama, entregándose y sintiendo las mismas mariposas en el estómago que sintieron la primera vez.

Un grito, una ola de placer y amor fue lo último que ambos adultos hicieron cuando llegaron al exhausto estado que les produce el orgasmo.

Hiccup se recostó sobre los pechos de Astrid cansado, pero luego se levantó de ella y para besarla con dulzura en los labios para luego tomarla entre sus brazos y quedarse juntos abrazados y dormidos. Mañana irían a recoger a sus hijos.

Ambos estaban cansados, pero sobretodo satisfechos de su pequeño juego.









Hola hola, genteeee!

Espero que les haya gustado este capítulo.💕

Y sí, lo sé, no es ni mércoles ni sábado, pero como es muy probable que este sábado no publicaré. Así que publicaré hoy y mañana para recompensar lo del sábado.❣

Voten y comenten.🙏

¡Gracias por leer!❤










































A_Hiccstrid

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