MochiAmerica x Japón "Algo sucio"

Romance/ ¿comedia? / M-preg

Mochi América  x Japón. Así que de cierto modo es un AmeriPan ¿No crees?

Concepto: Tere bonita.
Escritura: Hanatamago.

Lamento los traumas...Espero que al menos se rían un poco.

  ~☆~☆~☆~☆~☆~

Dado a que no paran de preguntar por este asunto he decidido que la mejor  medida para detener las preguntas es contar la historia desde un inicio.

Esto comienza el día que fuí a casa del América-san para arreglar los términos de un Festival músical pero esa visita fue extraña, al ser un asunto alejado de la política decidimos tratarlo en un lugar menos oficial que la casa Blanca; La casa del  América-san.

Todo fue normal por un rato, se trataron los temas que debían tratarse, lo que se dijo en aquella Junta lo recuerdo vagamente mas lo que recuerdo con suma claridad es esa mirada, esa extraña presencia.

—Disculpe,  América-san... —le llamé en un susurro.

—¿Ajá, Japón?

—No quería molestarle pero es que desde hace un rato siento que alguien me está mirando de una manera muy—Tuve un escalofrío—, penetrante. ¿No se encuentra Canadá-kun por aquí? —tenía la esperanza de que sólo fuera aquel norte americano el que me observaba, le pregunté en un murmullo porque no suelo darme cuenta que Canadá-kun está en  la misma habitación que yo...

—¿Mi bro? No, él está en su casa... ¿Mirada? Mirada, mirada...¡Ah! ¡JAJAJAJAJA! I'm the hero! Yo sé lo que te está mirando —declaró antes de levantarse se dirigió hacia un baúl que estaba a mis espaldas. Voltee el rostro para observarlo también. El rubio abrió el baúl pero nada salió de él, sólo se veía que era ropa vieja, sucia y de corte inglés.

—Bolita... Ya te descubrieron, sal de ahí—Pidió el americano al baúl, no entendía que estaba pasando hasta que una bolita Blanca con un rulo extraño igual al de América-san se aparecio.

—Pero...No tiene ojos si quiera, además yo sentí que la mirada se clavaba directo en mi... —tragué saliva—, trasero...

La bolita me interrumpió mostrándose por completo, revelando sus ojos y su boquita que al parecer no necesitaba abrir para hablar.

—I'm an American! —declaró la bolita.

—Aww que tierno ¡Se está presentando! —resaltó el americano.

Debo admitir que en cuanto lo vi realmente me pareció tierno, por lo que me levanté para hacer una reverencia presentandome de igual manera.

El sólo respondió con un Fuck you.

Aún así la bolita me seguía pareciendo tierna.

La Junta prosiguió con aquella bolita a la que decidí llamar "mochi" (ya que parece un delicioso mochi) en las manos de la primera potencia mundial, toda la reunión el Mochi no me quitó la mirada de encima recorriéndome de los pies a la cabeza haciéndome estremecer y logrando ponerme muy nervioso, me he sentido de forma similar cuando me miran pervertidos en la calle o Francia-san y sin embargo esto era... mucho más intenso.

Al terminar la junta fui hasta mi casa.

Me encerré en mi habitación toda esa noche. No podía pensar en nada más que esa mirada, lo que más me impacta es que no podía dejar de sentirla...

Días después me enteré que el Mochi estaba en mi casa, me di cuenta gracias a que mientras estaba en una Junta con mis jefes entró de repente en la sala de juntas  saltando sobre la mesa haciendo un extraño baile, no sabía que le podían salir piernas ni bracitos y sorprendentemente... se veía tan lindo de esa forma, me sonrojé de la vergüenza por tenerlo ahí, porque es una Junta después de todo.

Pedí una pausa antes de continuar tomando la bola de arroz llevándola al pasillo mientras él reía.

—¿Qué cree que hace? ¡Ha interrumpido una junta de lo más importante! ¿Qué motivo, razón o circunstancia lo lleva a hacer ese tipo de actos? ¿eh?—medio grité, medio susurré muy enfadado, con el ceño fruncido esperando que por lo menos tomara la responsabilidad.

—I'm an American! Vine a secuestrarte Friki de mierda— soltó tan despreocupado de la vida.

Me asusté un poco al principio, di un paso atrás pero debía mantenerme relajado y mostrar mi miedo lo menos posible...Pero era un poco difícil...Lo admito, muy difícil.

—¿S-ecuestrame? —debo admitir que era un manojo de nervios al preguntar. Pero lo que más miedo me daba era la respuesta.

—Yes! ¡Te vi! En casa del imbécil América ¡HAHAHAHA! Te vi y me prometí hacerte mi fucking esposa! —el corazón se me paralizó, por instantes sentí como si estuviera en otro temblor, mis piernas de gelatina, el piso moviéndose  de lado a lado. Me llevé las manos a la cabeza, arrodillándome para tener más estabilidad... me dio vértigo en serio.  Además esa tarde no había comido nada aún.

Le miré a los grandes ojos azules, haciéndome otro paso para atrás de la impresión sin saber que responder, lo primero que creí debía proteger era mi orgullo de hombre.

—En primer lugar. No soy una señorita. Soy un hombre hecho, derecho y varonil— le comenté  levantándome, poniendo la frente bien en alto.

Hubo un momento de silencio brutal, sólo se escuchaba el sonido de mi respiración acelerada de adrenalina, el mochi no se movía. No parpadeaba. No nada. Eso duro un momento.

Dio un salto antes de empezar a gritar de nuevo con su terrible acento americano.

—Hoyo aunque sea de pollo, perra.

—...¿Eso significa que...? —esperaba no haber entendido lo que aquella frase significaba.

—¡Que me vale una mierda que seas hembra o macho! ¡Yo me voy a casar contigo!

Con esa declaración me quedé helado. Otro temblor me sacudió, no podía creer que aquella criaturita iba en serio. No me podía ver casado con esa cosita. No, era completamente improbable.

—¡Pero si te dejas podemos fornicar antes del matrimonio!

Eso más que helarme la sangre me la subió toda a las mejillas dándole rienda a mi imaginación. Me reñí a mi mismo por pensar ese tipo de cosas para después reñir al mochi.

—¡No podemos Mochi-san! Todas las respuestas siempre serán un no — debía entender eso si lo que quería era realmente casarse conmigo.

— Claro que podemos, te ves flexible, abre las piernas y te enseño lo que es follar, puta—comenzó a dar saltitos hacia adelante buscándome, yo di un paso atrás alejándome.

—¡No! ¡Aléjese de mí por favor! —no se detenía—. Yamete! —supliqué—. Yamete kudasai!

Pero el mochi seguía saltando hacia mí y ya no me quedaba más pasillo, desesperado solté un grito que le daría un giro total a mi vida.

—¡No haré eso con usted hasta que sea mi esposo! —el mochi se detuvo, volví a respirar—. ¡Pero si sólo me quiere para tener relaciones la respuesta siempre será no!

Parpadeo.

—No sólo para eso. Sólo trataba de cortejarte.

—Tratando de violarme no me corteja.

—¡Es que estás bien cachondo, hijo de tu puta madre! — mis mejillas se tornaron en carmesí más por la vergüenza que... porque realmente estaba sintiendo algo por la bolita. No puedo resistirme a esas cosas tan lindas y extrañas.

—Esa no es excusa.

—¡Pero una buena forma de cortejo es impresionarte! ¡Y yo puedo! Because I'm an American! Y eso me hace inpresionante ¡Pero también sé ruso! ¡Quiero una familia contigo, imbécil! ¡Te voy a hacer muchos hijos! Compraré una puta casa en un lugar bonito y cachondo donde viviremos felices y te amaré por toda mi maldita vida.

Les voy a ser sincero, nunca en todas mis décadas me imaginé que alguien podría confesarse de esa forma...

Y hacerme sonrojar con ello.

No puedo resistirme a la ternura y esta bolita es terriblemente tierna, preciosa en verdad...pero ese vocabulario...

—No. Todas las respuestas serán no— le dejé muy en claro—. Si tanto es su deseo salir conmigo tendrá que ganarse... amm... mi corazón.

—¿Quieres decir que te arranque el corazón? Eso sería como ganarlo ¡Jajaja!—me recorrió un  escalofrío pensando en lo peligroso que eso era.

—No. Hablo de conquistar, que me enamores y por sobre todas las cosas; que tomes la responsabilidad.

El más bajo se lo pensó por instantes logrando que un silencio expectante inundara nuestros al rededores. Alzó la vista topando sus hermosos ojos azules sobre los míos, no decía palabra alguna, simplemente me miraba de una manera que... ¿Cómo describirla? No era coqueta como la de un protagonista de Shojo, no tenía la furia de un héroe del shonen, era simplemente algo inefable, pero por sobretodo cautivador.

  —Salgamos de aquí —ordenó dándose la vuelta comenzado a avanzar a base de saltos y rebotes, miré la puerta recordando la junta.

—No puedo Mochi-san, esta reunión es importante —dejé claro.

—Pues déjala para  otro día, hoy tienes una cita con tu prometido —declaró sin detenerse. 

Cuando lo perdí de vista pensé seriamente en el lío que me metía, el trabajo es imperante y sin embargo... ese día lo dejé. Entré, me disculpé y di por terminada la sesión. Corrí por los pasillos a encontrarme con la bolita de arroz, quien me esperaba a las afueras del edificio de gobierno, le sonreí, a día de hoy no entiendo por qué le sonreí, pero lo hice. Se me acercó saltando hasta mi hombro y con su mismo insufrible acento susurró "Esa sonrisa es digna y no de una puta".

No era exactamente como me imaginé que sería la persona que se llevaría mi corazón. Jamás pensé que podía divertirme tanto en compañía de una curiosa bolita de arroz. Esa tan solo fue nuestra primera cita. 

De todas las cafeterías que existen en Tokio decidió llevarme a una tradicional, llena e flores, nada de tecnología más allá de la máquina para leer tarjetas de crédito, escondida entre las calles.

El que me pusiera ese nivel de atención... realmente no estaba acostumbrado a ello, se sentía... lindo. Se siente lindo hasta el día de hoy.

A pesar de que se la pasaba llamándome "Puta", "zorra", "guarra", "marica" o "chino", tanto en su natal inglés como en mi propia lengua, me acostumbre, comprendí que no lo hacía con el afán de ofenderme, era como un tic nervioso o algo de esa índole.

Lo supe ya que, a pesar de lo que muchos creen, fue amable y respetuoso conmigo. 

Aún recuerdo nuestro primer beso.  Fue extraño, lo admito, sus labios tenían un encantador sabor a hamburguesa... 

Italia-kun parecía aprobar nuestra relación, Alemania-san... cuando salió del shock  me dijo que era una locura. Inglaterra-san ahora intenta casarse con una de sus hadas con la excusa de "Él se puede casar con quién sabe que cosa americana sobrenatural, yo me puedo casar con Campanilla, bloody hell".

A pesar de todo y de que todos  opinan que mi esposo es el mismísimo Satanás, yo le amo.

Esposo, sí, nos casamos el día que las flores de cerezo abrieron, muchos admiraban el altar con horror, otros con curiosidad, algunos trataban de comprender... pero yo solo le veía a él, su sonrisa juguetona, su ternura indiscutible, sus malas palabras eran un problema menor, yo estaba inmerso en él. Saltaba impaciente por todos lados, de hecho después de la ceremonia no me permitió ir a la celebración, me llevó directo a una habitación para poder consumar el matrimonio. 

¿Detalles? ¿E-E-Es que acaso ne...cesito... darlos? 

Él... es intenso, no tenia idea de que alguien sin manos o piernas... o si quera cuerpo fuese tan bueno en tan íntima actividad. Ni él quería que me fuera ni yo deseaba retirarme a ningún lado. Ni el más sucio porno me había preparado para aquel excitante momento, Italia-kun afirma que la celebración estuvo buena. 

Valió la pena el esfuerzo, absolutamente, también la espera.

Muchos se horrorizaron al saber que estaba embarazado de Mochi-san.

Todos menos Inglaterra-san que solo decía: "¡¿Lo ven!?"

Ahora soy más feliz que nunca, mi hija, nuestra hija posee una salud excelente, hermoso cabello negro como el mío, espero que me permita peinarlo cuando crezca. 

Mochi-san me convenció de llamarle Daniel, pero al nacer como señorita el nombre quedó como Daniela, me da risa el no poder pronunciar su nombre por mi acento.

Soy feliz, soy feliz con mi familia.

Soy consiente de la existencia de diferentes leyendas que se han hecho sobre mi primogénita. Dice la leyenda que es una entidad capaz de provocar desastres naturales y sociales a si así lo desea. Temblores desastrosos, huelgas improbables. Siendo tan linda por fuera su interior tiene maldad, todo por ser hija de un país y el demonio.


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Lo lamento.

¡Gracias por leer!

¡DANY TE AMO, SO SORRY!

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