Best Dad (FrUk)

F.A.C.E. Family

Human AU

FrUk

××××××

Matthew cierra tras de sí la puerta de entrada de la casa de su hermano, Alfred.

Camina por los pasillos de la casa ajena, nota el silencio, eso le da mala espina.

Su hermano, un estadounidense de similar apariencia, sigue dormido.

Matthew se debate internamente si despertarlo o no. Decide usar una sucia estrategia la cual es aproximarse a la cocina y preparar unos hotcakes que huelen estupendo. Aroma que hace bajar al estadounidense como una alarma.

Talla sus ojos azules en búsqueda de despertar por completo.

-—Buenos días —saluda el buen Matthew.

—'Morning— saluda Alfred aún adormilado pero ya con un hotcake en el plato—. ¿Qué haces aquí?

—Es día del padre —le recuerda, el estadounidense casi se atraganta.

—¿Hoy? ¡Pero no tenemos regalos! —hace notar.

Matthew le mira con un rostro que dice claramente "a eso he venido" pero, sin que se le note menos la preocupación.

Alfred comienza a comer más velozmente y acaba antes de que Matthew pueda si quiera comer seis octavas partes de un hotcake.

Se levanta casi corriendo tomando a su hermano de la muñeca, tomando sus abrigos, cartera, llaves y sale inmediatamente a la camioneta 4×4 que tiene. Su hermano no tiene muchas opciones más que suspirar y seguirle.

—Ok, entonces un suéter para Arthur y unas pantuflas para Francis —asegura el estadounidense.

—No creo que eso sea... Lo mejor —protesta Matthew con timidez.

—¿Pantuflas para Arthur y suéter para Francis? —le mira de reojo.

—La última vez que les regalamos ropa papá Francis la odio y Arthur se burló de él por semanas... No fué muy lindo.

—¡Es imposible regalarle algo a ese par! —protesta el de ojos azules.

Matthew por está vez está muy de acuerdo con eso, asiente con la cabeza.

Al ser el día del padre la ciudad por la que conducen está llena de capitalismo y aparadores con opciones de regalo para un hombre en edad de padre. Televisiones, balones, trajes, corbatas, puros, cenas, todo en supuestas ofertas con el fin de ser está año el regalo de algún afortunado padre.

Pero nada de eso es lo que los padres estos jóvenes adultos desearían.

Es cuando el estadounidense tiene una magnífica idea.

—Podemos regalarles... Algo así como una experiencia —explica.

—¿A qué te refieres?

—sí, es como cuando en las películas la familia es lo más importante y el regalo es que estés con tu familia, podemos regalarles eso —logra expresar su idea.

Matthew le mira inseguro de ese plan.

—Bueno... No creo que el que estemos con ellos todo el día y solo eso lo consideren un regalo, hacemos eso los fines de semana.

—Eso es verdad... —asiente, ahora triste.

Ambos vuelven al silencio sin saber que regalarle a sus padres.

—Podríamos regalarles algo... Que les guste a ambos —propone el de habla impertinente.

—¿Qué les gusta a ambos? —se cuestiona el norteño pensando.

—Tal vez el fútbol... ¿Tennis? Póker —comienza a enumerar—. Pelear ¡Eso es! —su hermano le mira sin haber entendido demasiado—. Les regalaremos la experiencia de pelear, una de esas peleas intensas que les gustan.

—Ah... ¿Crees que sea buena idea? —inquiere temeroso.

—Yeah! —acelera, con el camino en su mente, sabe perfectamente qué es lo que debe comprar y más que nada también lo hace por el placer de ver algo tan divertido.

~

Ambos americanos están en el comedor de casa de sus padres. Matthew solo es espectador mientras que su hermano coloca un moño en una taza para dejar claro que es un regalo.

—¡Listo! —exclama al terminar.

Alfred toma la mano de su hermano para ocultarse tras la puerta de la cocina que lleva al patio trasero.

No deben esperar mucho cuando se escucha bullicio en la sala de estar.

—... Espero que los niños no hayan escuchado si es que están por aquí —exclama, para su esposo, el inglés entrando al comedor antes de bostezar.

—Yo espero que hayan escuchado y que hayan tomado nota —contesta el francés para su marido, entrando al comedor también, da unos pasos para abrazarse al cuello del isleño. Es Entonces cuando nota aquel moño de plástico brillante relucir sobre la mesa, alza una ceja y pregunta—. ¿Qué es eso?

El inglés da vuelta la cabeza notando lo mismo. Empuja a Francis para acercarse a tan inusual objeto.

Destacada con un moño rojo y brillante yace una taza blanca con la leyenda "Best Dad". Una sola taza.

Arthur sonríe inmediatamente al verla, pues sabe que es día del padre y por ende esa taza debe ser suya.

Los ojitos traviesos de Alfred son notables en la ventana y Matthew está pegado a la pared hecho bolita seguro de que esta es una mala idea, claro, con los oídos atentos al conflicto que se aproxima.

—Awww —exclama Francis—. Es un tierno regalo del día del padre —asegura tomando la taza y abrazándola.

—Sí que lo es —secuela el inglés arrebatando la taza de las manos francesas—. Mi té sabrá delicioso en esta taza.

Inmediatamente Francis ríe con apenas.

—Querrás decir que mi café será más delicioso en esta taza —corrige tomándola pero el inglés no permite que se la arrebate.

—Tu asqueroso café no sabría bien ni siendo italiano. Además esta es mi taza —señala las letras en la misma —. B. E. S. T. ¿Entiendes? El mejor, no tú.

—¿Disculpa? Los niños solo tienen dos padres y hasta donde yo recuerdo ¡Yo! Soy el mejor padre que tienen —esta vez sí logra arrebatarle el obsequio.

—¡Hey! —protesta frunciendo el ceño—. ¡Está en inglés! ¡Eso significa que es mía! ¡Yo soy el mejor padre! —Da unos pasos para alcanzar su preciado regalo pero Francis de aleja con el fin de evitarlo.

Levanta el brazo lo más alto que puede para poner la taza absolutamente fuera de su alcance.

El isleño se le encima para alcanzar dicho objeto provocando que ambos caigan al suelo. Aprovechando el dolor del francés, logra arrebatar la taza y levantarse.

—¡Yo soy más padre de ambos que tú! —frase inglesa.

Desde el suelo, el francés trata de incorporarse mirando con odio a su marido.

—Solo lo eres cuando te conviene —replica el galo saltando en un ataque para el contrario.

Mismo que no se lo esperaba, por lo que ambos regresan al suelo. Taza en manos del británico.

—¡Dice que para el mejor! ¡Yo soy el padre número uno! —su mano se posa con fuerza en la mejilla del continental.

—¡Número uno de los estúpidos! —le grita en un cerrado francés antes de tomarle del cuello para estrangularlo.

Arthur decide que es mejor dejar la taza en el piso para defenderse con ambas manos. Así lo hace, utilizando el poco aire que le queda para propinar un certero puñetazo en la mejilla de su cónyuge.

Francis se aparta por impacto susurrando improperios en francés.

—¡No golpees mi rostro! —le ladra como lo ha hecho mil veces y al parecer, el rostro francés es el habitad natural del puño inglés.

—¡Entonces aléjate de mí, rana fea! —se incorpora.

El francés se levanta también y se acerca al inglés solo para poner su mano sobre su cuello, ahorcándole.

—No me llames feo, cejón —le enoja el "feo" y no el "rana".

Arthur se libera gracias a un empujón tosco

—¿Y qué quieres que haga? ¡Estás feo! —le escupe en el rostro.

Francis se limpia gruñendo, eso antes de golpearle en la nariz.

Los mellizos americanos miran el espectáculo, Matthew con nervios y ganas de detenerlos, Alfred podría abrir una mesa de apuestas, totalmente acostumbrado a verlos pelear.

—Cabrón inútil —le llama el inglés.

—Bruto salvaje —replica Francis sujetando el cuello de la camisa ajena.

—Nenita vieja —como defensa, Arthur sujeta algunos mechones rubios de su cónyuge.

—Cara de culo —aprieta la camisa con más fuerza, mirando al británico a los ojos.

—Pedazo de mierda —jala el cabello.

—Imbécil enajenado —se acerca con un rostro amenazante hasta que ambos juntan sus frentes.

—Bastardo enclenque —sueltq un poco los dorados cabellos al sentir la respiración ajena tan seca de sí.

—Cejudo hortera —le insulta, pero en un tono más... Susurrante, propio del francés, seductor.

—Tarado extravagante —ya no le jala el cabello, si no que ahora sus manos están hundidas en el cabello del francés.

Los labios de ambos pronto se unen en un apasionado beso, consecuencia de la pelea que dió lugar hace poco y que aparentemente se consumará con sexo de reconciliación en el comedor.

Matthew niega con la cabeza, tomando a su hermano de la chaqueta para salir de ahí lo más pronto posible.

Le da un dólar canadiense como ganancia, pues ciertamente tuvo razón en algo; esa taza fue un buen regalo del día del padre.

Oh pobre taza.

O quizá demasiado afortunada, pues terminó abandonada en el suelo, admirando a los dos amantes, puesto que, ella no era el regalo, el regalo era la experiencia.

∆•∆•∆
Tumblr me obligó a escribir esto.

El lemon está en mi patreon, el cual ayuda a pagar mis estudios y el link está en mi perfil.
Espero que les haya gustado

¡Gracias por leer!

Feliz día del padre

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