La luz del paraíso.

𝓟𝓪𝓻𝓮𝓳𝓪: 𝓒𝓱𝓪𝓰𝓰𝓲𝓮

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La joven Magne, era consciente de las consecuencias que le traería su plan de rehabilitación a los demonios.

Una de esas, era el hecho de ver partir a quienes llegó a considerar como su segunda familia.

Ignorando el miedo a la posible soledad, continuaba decidida por esos pecadores que querían y merecían una vida mejor.

Para ese entonces, sus ojos ya vieron partir a Ángel Dust, Niffty, Husk e incluso a Alastor; la única que se negaba a apartarse de su lado era Vaggie.

Sin embargo, Charlotte sabe muy bien que su novia pronto podría ser llamada por los ángeles, ya que ella misma se ha encargado de reformar a la polilla.

Quería acompañar a cada paciente en su proceso, especialmente, a su novia.

Y sus esfuerzos han dado frutos, pues el comportamiento iracundo de Vagatha ha desaparecido desde hace tiempo, se ha vuelto más comprensiva y compasiva.

Ahora, no sólo la rubia puede ver la mejor versión de la albina, sino que todo aquel que se encuentra con ella, tiene la dicha de hacerlo.

Si bien, en el infierno los buenos comportamientos son vistos como una ridícula señal de debilidad, ella sabe que no todo en el averno es de fiar, que no puede mostrarse vulnerable ante cualquiera y mucho menos permitirse ser subestimada.

Es una pecadora, pertenece a una de las escalas sociales más bajas del inframundo, pero eso no significa que se deje vencer fácilmente.

En un entorno donde se manejan los roles de presa y depredador, donde matar o morir son sucesos cotidianos, tienes que saber dar pelea, no importa que tan pasivo hayas sido en vida, si quieres seguir existiendo no debes flaquear.

Afortunadamente, siempre tendrá a su amada princesa, ella es esa luz al final del túnel, aquella que ahuyenta sus temores y apacigua su fuerte carácter.

Su cambio tan positivo es gracias a esa fémina

Porque el día en que llegó pudo haber muerto nuevamente, pudo ser víctima de los mil y un peligros a los que se enfrentan los demás, pero no fue el caso; ya que esa chica de mejillas coloradas le brindó seguridad, aún cuando en un inicio no se lo permitía, debido a la gran desconfianza que le daba todo a su alrededor.

Charlie le otorgó su amor, le ofreció cobijo, logró traspasar la coraza de inseguridad con la que se había presentado ante ella y desde entonces ambas se dedicaron a cuidar de la otra.

La confianza se produjo de tal forma que su relación no pudo hacer más que escalar a algo superior a la amistad.

Actualmente, no hay cabida a los secretos entre ellas.

Es por eso que, cuando Vaggie sintió un mal presentimiento alojarse en su pecho, su primera opción fue recurrir a Charlie.

Pero al no saber con exactitud lo que le inquietaba, no supo cómo explicarlo.

Hasta que la gerente del hotel le dió cierta noticia, otorgándole la posible respuesta que buscaba.

Esa tarde los exterminadores vendrían por ella.

Cuando llamaron a la puerta del hotel, ellas tuvieron por seguro que ese sería su adiós definitivo.

Charlie, se acercó a la entrada y con un simple tirón de manijas, se abrió de par en par ante los
ángeles.

Al tenerlos frente a ella comenzó con un saludo, seguido de una breve explicación de los avances de Vagatha.

—Ella ha disminuido significativamente su ira, es más servicial e incluso hemos trabajado en mejorar su vocabulario para que no diga palabras soeces que puedan incomodar a los demás –Relató con una sonrisa ligeramente forzada–

Los celestiales, con expresión gélida hicieron oídos sordos a las palabras de la rubia y no fue hasta ese momento, que uno de ellos se dignó a hablar.

—¿Es la peli-blanca? –Soltó la pregunta con la voz sintetizada que en ocasiones anteriores había perturbado a más de un demonio–

—Sí, así es –Asintió energéticamente–

Vaggie dió un paso atrás, durante todo ese tiempo no se atrevió a acercarse y ahora mucho menos.

El malestar en su pecho no hacía más que incrementar, al punto de ser compartido con la sensación de mariposas en su estómago.

Se armó de valor para acercarse a su novia y besar sus oscuros labios sin vacilar.

Quiso que ese beso fuese intenso como su sentir, duradero como su vida y tan significativo como lo era la chica de traje para su ser.

Por un instante se separó para susurrarle que la amaba y luego de acariciar sus cabellos dorados por última vez, se volvió a sus escoltas.

Mentiría si dijese que está preparada para dejar todo atrás, sería una farsa el afirmar que no tiene miedo de ir hacia lo desconocido y por sobre todo, sería una completa hipócrita si se atreviera a declarar que estando ya en paraíso podría olvidar a Charlotte Magne.

Tenía la mente atestada de pensamientos negativos, sentía que en cualquier momento sus flacuchas piernas la traicionarían, su respiración era incapaz de ser regulada y su cuerpo era invadido por temblores y mareos.

No quería irse.

A pesar de tener motivos para hacerlo.

Quería tranquilizarse y en un intento por conseguirlo miró a la princesa.

Ella, al verle el rostro supo que el miedo la invadía, por lo que, con su característica dulzura tomó por los hombros a la mujer y la ayudó a encaminarse hacia su destino.

Con cada paso que daban se aproximaban más a las criaturas aladas y cuando estuvo lo suficientemente cerca, la de mejillas rojas la soltó.

—Ella está nerviosa, por favor cuídenla, es todo lo que amo y la única que me apoyó. –Charlie se sinceró, notando como sus propias lágrimas se volvían incontenibles con cada oración–

—Mi amor... –Susurró con voz quebrada la salvadoreña–

—No te preocupes pequeña, no irás a un matadero –Aseguró el segundo exterminador que la acompañaría–

—Síguenos –Ordenó el primero–

—Adiós honey –Se despidió al tiempo que se amarraba el cabello en una coleta alta, dejando expuesta su espalda, de la cual surgieron un par de alas similares a las de una polilla–

—Disfruta el cielo y saluda a los demás de mi parte –Pidió con dificultad ante la sensación de que su garganta se cerraba debido a la irregular respiración a causa de su silencioso llanto–

Y sin más retrasos, Vaggie alzó el vuelo.

Sus aleteos eran tan lentos que daba la sensación de que sus alas no soportarían su peso, pero no era ningún defecto por parte de estas, sino la insistencia de quedarse junto a su novia.

Escuchó a lo lejos un "date prisa" y únicamente por eso se obligó a acelerar.

Las gotas cálidas ya desbordaban se su ojo para cuando logró alcanzar a los ángeles.

—Mujer por qué lloras ¿No ves que el Señor te ha elegido para estar en su eterna gloria? –Dijo casi a modo de reproche uno de ellos–

—No quiero ¡No quiero irme, no quiero dejarla! –Comenzó a alterarse de tal forma que se desconcentró en su vuelo y casi cae–

—Tranquilízate chica, deberías estar feliz de dejar este pozo de pecadores –La tomó por el brazo para evitar su descenso–

—Ustedes no lo entienden, ella es el amor de mi vida, no quiero irme así...

—Dime, ¿Tu especie siempre es tan dramática? Para empezar, estás muerta así que "el amor de tu vida" no puede ser, además ¿Qué no hay más demonios en este lugar? Ella no estará sola, te apuesto a que en unos días se olvidará de ti.

—¿¡Cómo te atreves a decir eso!? –Gritó indignada–

—No seas tan duro con ella –Miró a su compañero– al cabo que no le queda mucho de su vieja vida.

—Gracias por la ayuda –Replicó con sarcasmo– y ya suéltame, estoy bien.

—Como digas, chica polilla.

El camino hacia Heaven era mucho más largo de lo que creía, pues según ella, ya llevaban más de una hora de vuelo.

—¿Cuándo llegaremos?

—La paciencia es una virtud que te haría bien poseer.

Fue todo lo que obtuvo por respuesta de parte de uno de ellos.

Sin ánimos de hacer más conversación, se limitó a seguir el trayecto, hasta que a lo lejos pudo divisar una luz.

—¿Es ahí a dónde nos dirigimos? –Señaló sin muchas esperanzas de que le contestaran–

—Efectivamente, estamos cada vez más cerca.

Entonces ella se sintió motivada a acelerar, por alguna razón esa luz tan lejana le era muy atrayente y por primera vez en todo el viaje quiso llegar.

Su mente se vio reconfortada por una euforia inexplicable, el cielo la esperaba, finalmente podría estar en paz y se encontrará con todos sus compañeros del hotel.

Sonrió como nunca lo había hecho, de sólo pensarlo no pudo evitar estar feliz.

"Charlie, prometo escribirte, enviarte un mensaje, llamarte... No sé qué haré, pero no te abandonaré."

Y con esa promesa en mente, miraba a la luz expandirse conforme se acercaba.

Sentía que le quemaba, pero mantuvo su visión en su futuro hogar.

Hasta que su ojo dejó de verlo.

Específicamente, dejó de ver todo a su alrededor.

Estaba ciega.

Se detuvo abruptamente, parpadeo, se talló los ojos con sus manos, y nada ¿Cómo pudo quedarse ciega súbitamente?

—¡Chicos! –Llamó a los ángeles con desesperación– ¡No puedo ver!

Ellos la alcanzaron y la tomaron de los brazos.

—Tranquila, esto les pasa a todos, el Señor quiere que tus ojos se maravillen cuando sea el momento.

Vaggie, temblorosa, pensó que ellos sabían de lo que hablaban, después de todo ya habían llevado a Husk, Niffty, Alastor y Ángel con ellos.

Lo mejor era relajarse.

Siendo sostenida por los exterminadores, no era necesario que volara por su cuenta, así que se centró en imaginar cuán maravilloso sería Heaven.

¿Será tan blanco como aquella luz cegadora?

¿Habrá distintas ciudades como en el infierno?

Si sus compañeros estaban ahí ¿También estaría algún familiar suyo?

Ya podía sentir el calor acogedor del abrazo de los demás al verla llegar.

Literalmente, sentía ese calor.

De hecho iba en crescendo, se volvió excesivo.

—¿Oigan ya llegamos? El clima aquí es muy cálido...

Vagatha sintió como una de sus manos era soltada sólo para volver a ser sostenida, pero esta vez junto a su otra mano.

Supuso que ahora sólo uno de los exterminadores la guiaba e iba a preguntar al respecto, pero el sonido de una espada siendo desenvainada la alertó.

—¿Qué está...?

Y entonces gritó.

Le habían cortado las alas.

—¿¡Qué mierda me están haciendo!? –Preguntó a gritos, aferrándose a quien le sostenía las manos, estaba alterada nuevamente y esto provocó que invocara múltiples cuchillos–

Todo lo que logra oír en ese momento son risas, sintetizadas y siniestras.

—No es personal –Escuchó decir a sus espaldas– pero la luz del paraíso no es para cualquier pecador.

El ángel que la sostenía le susurró un "de verdad lo siento" y acto seguido la separó de él.

La soltó.

Ahora estaba cayendo y ni siquiera podía ver hacia dónde.

—¡Ayuda! –Gritaba vez tras vez, sin recibir auxilio–

Comenzó a llorar, supo que iba a morir, de haber sabido que ese mal presentimiento le avisaba su final, jamás habría abandonado el hotel.

Sentía su espalda arder, es más, todo su cuerpo se sentía de esa forma.

Pero la rabia era mucho más fuerte que las sensaciones de su cuerpo.

Aún estando cegada pudo ver en su mente las sonrisas de esos exterminadores, pudo oír el eco de su risa ¡Se habían burlado de ella!

Ahora se da cuenta de que no importaba cuanto se hayan esforzado ella y su pareja, todo había sido en vano.

Cerró su ojo, resignada, estaba al borde de maldecir entre gritos, pero no valía la pena.

Por un instante quiso alejar su miedo, sus pensamientos y sufrimiento, quería "apagarse."

Parecía haberlo logrado y
finalmente sintió el impacto de la caída.

Sorprendentemente, no había muerto todavía.

¿Cómo era posible seguir viva luego de eso?

No tenía la respuesta, lo único asegurado es que no saldría viva de esa situación.

Deseó con todas sus fuerzas que nada de lo que experimentaba fuese real, no siendo más que una horrible pesadilla de la cual podía despertar para ver en medio de la noche los ojos de su princesa...

Lastimosamente nada de eso era producto de un sueño.

Uno de los exterminadores estaba por descender para terminar el trabajo, pero aquel que se disculpó con la mujer minutos atrás lo detuvo.

—¿Realmente debemos hacer esto? –Le cuestionó–

—¿Te opones a la voluntad del Señor?

—No... Es sólo que... Todos los que hemos purgado debido a este nuevo método realmente parecen arrepentidos, tal vez merecen... –Entonces fue interrumpido–

—Mira, si vas a empezar con tu arrepentimiento mejor vete ya, yo me puedo encargar de aquí en adelante, pero recuerda: Que no los mates no te hace menos responsable.

El aludido bajó la mirada y las luces LED reflejaron la pena de su semblante.

Sabía que su trabajo consistía en acabar con los habitantes del infierno y normalmente no lo dudaba tanto, pero siempre habían excepciones.

—No seas tan sádico con la pobre mujer, ya ha tenido su escarmiento –Y dicho esto, abandono al otro–

Cuando lo creyó oportuno, el ángel que aún empuñaba la espada, fue por Vagatha.

Al verla tirada, con heridas de gravedad y una gran cantidad de sangre brotando de diferentes partes de su cuerpo, no pudo evitar que una sonrisa se formara, tanto en su rostro como en la máscara.

Ella se removió por el dolor y el miedo, ahora era una invidente, pero escuchaba claramente como algo iba en su dirección.

Oyó una carcajada burlesca.

—¡Oh qué torpe soy! Olvidé que a los demonios sólo los matan nuestras armas. –Escupió con fingida confusión–

—¡Eres un hijo de puta muy cobarde! –Siseo ella con debilidad– Sabias que era capaz de darles pelea, por eso tú y el otro carbón me dejaron, permitiendo que la luz dañara mi ojo.

—De igual forma ibas a morir ¿Qué más da si peleas o no? Tus amigos también se defendieron ¿Y de qué les sirvió?

Ya estaba sobre ella, con el filo del arma a milímetros del pecho de su víctima.

—Quisiera que pudieras decirle a tu ridícula novia que su proyecto no sirve ¿Puedes imaginar el dolor que ella sentiría si supiera que todo esto es su culpa?

Ella gruñó con ira, era incapaz de creer que ese maldito se atreviera a dejar el peso de la culpa en tan benévola demonio, como si ella consintiera sus purgas.

—Déjate de pendejadas y mátame de una vez –Habló con menos aliento que antes–

—Como quieras –Y entonces el filo atravesó su ser–

Por fin, Vaggie había dejado de existir.

Lo único que quedaba de ella era un cuerpo pronto a desaparecer y la sangre en el arma asesina.

Los humanos sólo tenían una oportunidad y era en vida.

El paraíso no es para cualquiera y la hija de Lucifer no parece entenderlo.

Es por eso que los exterminadores fingen llevarse a los pecadores y luego los asesinan.

Los engañan para que la princesa del infierno crea que está logrando su objetivo, ya que fue demasiado insistente como para clausurar su hotel.

Es un nuevo trato entre el cielo y el infierno.

Y cómo en cada trato, el infierno pierde.

¡Al fin publiqué algo!

Ah, lamento que lo primero que lean sea esta cosa, es de los únicos escritos que me ha convencido.

Y eso que esta versión que leen es la tercera que escribí.

No tengo nada en contra de Vaggie, créanme.

Hasta descarté la segunda versión porque la pobre tenía un final más... Trágico.

Es más, desde hace tiempo he querido escribir un final como este.

Tenía en mente escribir un O.S donde Vaggie se redimiera pero no llegaría al cielo ya que los exterminadores realmente no están dispuestos a aceptar el plan de Charlie.

Así que se encargan de deshacerse de los redimidos de una forma diferente a las purgas (de igual forma cada asesinato es diferente, dependiendo de a quién vayan a ejecutar).

Como ven, esta idea si resultó, aunque con un ligero cambio, quería que al menos un exterminador sintiera remordimiento por lo que hacía (por eso se disculpa al momento de soltar a Vaggie), mientras que al otro no le importa asustarla, engañarla y torturarla con tal de cumplir su misión.

La idea de que Vaggie quedara ciega surgió porque ella es una polilla.

¿Han visto cómo estos animales se acercan a los focos y al hacerlo terminan ciegos y chocan con todo hasta morir?

Pues es eso justamente lo que me dió la inspiración, además de otros insectos más pequeños, ya que al acercarse a la luz a algunos se les queman las alas.

El título también hace referencia a esto, cuanto más cerca estaba Vaggie de la luz, más peligro corría.

Eso era todo lo que tenía planeado; el hecho de que tuviera alas para que después se las arrancarán y posteriormente muriera... Surgió de imprevisto.

De por sí pudo haber muerto en el momento que le arrancaron las alas y fin de la historia.

Pero pensé qué eso sería demasiado fácil, por lo tanto, me extendí un poco más e hice que cayera para que posteriormente, el ángel le diera fin a su desgracia.

Como sea, esto es todo.

Y no se preocupen, no todos los one-shot van a ser tan... Como este.

¡Nos leemos en otros mil años!

¡Hasta la próxima!

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