.˚◌𑁍 Mozart 𑁍◌˚.

–Keigo... –(T/n) le llamó moviendo suavemente su hombro para que se despertase.
Absolutamente ni un movimiento más allá de una respiración acompasada fue lo que (T/n) recibió cuando le movió un poco más fuerte. ––Keigo te toca hacer el desayuno a ti. ––Gimió la joven.

Nada.
Qué buen momento para tener un cubo de agua fría para tirarla sobre su novio en ese momento.
No... Tendría que ir a la cocina, buscar un cubo, llenarlo con agua fría, tener que volver a traerlo, lo cual seguro que sería difícil porque el cubo pesaría como el infierno una vez lleno... Además Keigo podía despertarse, ¡O aún peor! Teniendo más fuerza que ella, (T/n) aún se veía desayunándose un cubo de agua fría del grifo y las carcajadas de Keigo.

––Qué pereza. –Resopló el joven más dormido que despierto.
Definitivamente a (T/n) no le importaría correr riesgos. Y si salía bien, haría un álbum de fotos.

––Es tu maldito pájaro. No el mío. ––(T/n) tenía demasiadas cosas que hacer para aguantar a su novio perezoso y a una mascota improvisada. ¡Su vida seguía! Y no iba a tirar meses de estudio universitario a la basura por un acólito del infortunio en forma de pollo moribundo.

(T/n) frunció los labios y suspiró.
Que durmiera, ¿Qué más daba? Ayer fue un día largo para él, así que si se quedaba dormido hasta un poco más tampoco iba a ocurrir nada malo. Miró la nieve que se acumulaba en sus ventanas y se acordó de lo sucedido la noche anterior.
Ese pobre bicho estaría más muerto que vivo, y (T/n) no quería que Keigo se enfrentase al cadáver de Mozart siendo devorado por las hormigas.
Ni siquiera ella quería ver al pajarito de ojos tristes en esa situación.

Con fastidio, la joven se desperezó y bostezó antes de envolverse en una suave manta e ir a la sala de calderas, donde habían dejado al pájaro la noche anterior.

Estaría muerto.
Era lo más seguro. (T/n) incluso podría apañarselas para decirle a Keigo que había soñado con que traía un pájaro. Estaba tan cansado que desde luego se lo creería.
Ella comenzó a idear alguna historia para contarle a Keigo cuando se encontrase al bicho muerto.
¿Cómo le explicó su padre el día que se le murió el pez? ¡Ah sí! Se fue con sus amiguitos los peces a nadar en el mar, con su mamá y su papá.

(T/n) trató de ensayar una posible explicación: ––Keigo, Mozart se ha ido a volar con sus amigos, con su papá y su mamá. Y ahora no le va a faltar de nada, pero se acordará de ti todos los días.

La joven se mordió los labios.
Keigo no solo no se lo creería, si no que se pasaría tres meses sin hablarla si le decía una cosa de esas y el pájaro no estaba.

Se puso las zapatillas y se dirigió a la sala más cálida de la casa, la sala de calderas. Aún adormilada, se asustó cuando algo se estrelló contra la ventana de la sala desde dentro, y caía de nuevo a la repisa para alzar al vuelo lo mejor que podía para volver a estamparse contra el cristal.

–No me digas que estás vivo maldito bicho. –Dijo con una sonrisa a la par que abría la puerta de las calderas y observaba al pájaro revoloteando a duras penas intentando salir.

El animalito observó cómo mágicamente la puerta de la caldera se abría y el podía salir por un orificio aún más grande que el de la ventana. No se lo pensó dos veces en tratar de alcanzar la puerta con un batir de alas cuando una figura humana mucho más grande que él le tomó entre sus dedos.

(T/n) contuvo las ganas de chillar cuando sintió algo tan frágil, tembloroso entre sus dedos.
Pero fue aún peor cuando el bicho comenzó a piar y a gorjear como un condenado. (T/n) tenía miedo de asfixiar al pájaro si le cerraba el pico para que dejara de piar de una santa vez.

Como si de un sexto instinto paternal se tratase, Keigo llegó inmediatamente a la sala de calderas, descalzo y con una mirada inquisidora en sus ojos dorados.

–¿Y mi pájaro? –(T/n) sintió cómo el corazoncito del animal golpeaba sus costillas huecas contra sus dedos, y trataba de escapar arañando los dedos de (T/n). Todo ello se acentuó cuando Keigo abrió las alas y Mozart se volvió loco por escapar de la joven y refugiarse entre las plumas del halcón.

En un esfuerzo, el pájaro picó uno de los dedos de (T/n) con todas sus fuerzas después de piar muy fuerte. La joven no se lo pensó dos veces en soltar a aquel animal histérico para chuparse el dedo.

–¡Muy bien Mozart! ¡Así me gusta! ¿Ves (T/n)? Y tú pensando que iba a estar muerto, yo lo veo más despierto que nunca. –El animal se plantó en el hombro de Keigo y comenzó a picotear suavemente sus orejas, y a restregarse contra la mejilla de Keigo.
–Creo que mi olor le recuerda al de su madre.

–Keigo, alimentas y cuidas a prácticamente cualquier animal que te cruzas, y todos ellos acaban teniendo tu olor. Si ahora mismo adoptásemos un dinosaurio, también tendrías el olor de su madre. ¡Tienes el olor de las madres de cada bicho del vecindario! ¿Estás seguro de que es un jilguero y no una cría de halcón? –Keigo la miró como si estuviera loca. Aunque el que estaba siendo picoteado y restregado por un pájaro con un piar de espanto era él.
La joven se encogió de hombros?

–¿Tienes idea de lo feos que son los halcones de pequeños, (T/n)?

–Algún día le pediré a Endeavor que me enseñe alguna fotografía tuya.

–Mozart atácala. Está furiosa porque no le dediqué suficiente atención anoche porque viniste tú. Pero no te preocupes, mañana estará mucho más... relajada... Te lo aseguro. –Comentó mordiendose los labios diciendo aquello último más para (T/n) que para Mozart.

(T/n) abrió los ojos como platos observando como la estúpidamente seductora sonrisa de Keigo se amplificaba con cada tono rojo que se iba sumando a sus mejillas cada vez que pensaba en el significado de ese "relajada".
Movió la cabeza para espantar pensamientos que no podían expresarse en voz alta delante de Mozart y se cruzó de brazos.

––Hablo en serio, Keigo. ¿Estás seguro de que Mozart es una cría de jilguero? Un jilguero no corre hacia un halcón. Principalmente porque los halcones coméis aves pequeñas.

––¿Cómo que "coméis"? No soy un animal. ––Dijo arqueando una ceja contrariado. (T/n) se acercó a su oído y susurró con malicia.

––Sí, sí lo eres. –Keigo definitivamente se merecía la cara de idiota que se le quedó cuando ella susurró aquello casi mordiendo su oído. Y cerró los ojos derrotado, tomándose en serio las palabras de (T/n). ––¡Oh vaya! ¿Tengo que encenderte para que me tomes en serio Keigo~...?

––Continúa. Y no tientes a la suerte. Una vez que empiece no vas a tener ningún apetecimiento de estudiar. Y eso es lo que más te importa.¿Verdad ?

––Creo que Mozart no es un jilguero. ¿Por qué iba a acercarse a su depredador natural si no?

––Cuando los pájaros hacen sus nidos, pillan plumas de todas partes. Hay muchos halcones por aquí y en época de muda, las plumas son perfectas para tener calor. Simplemente me ve como una figura materna. Soy el único que le ha mostrado seguridad desde que me lo encontré en el suelo. Un gato iba a comérselo.

––Como es normal, Keigo. Ese gato tenía que comer... Y no sé por qué Mozart no ha muerto esta noche.
Tenle tú todo el día. Tengo cosas que hacer. Si muere mañana retiro la apuesta. Puedes traer los bichos que quieras a casa, hasta que aprendas que es mejor dejarles donde les encontraste. ––Dijo (T/n) cansada sin mirar a Keigo a los ojos, saliendo de la sala de calderas.

––¿Por qué eres así? ¿A qué viene esa frialdad?

(T/n) no terminaba de procesar la voz quebrada de Keigo detrás de ella.

––¿Por qué no quieres tener nada vivo que nos una? ––(T/n) no le miró, ni siquiera contestó a aquello, apartó con los dedos la nieve acumulada en la ventana y se limitó a ignorar lo que él le había dicho.

––Recuerda cerrar la sala de calderas.

Keigo se quedó mirando la figura de la persona que más amaba en el mundo con Mozart cobijado entre sus alas, el suficiente tiempo como para que la nieve comenzase a acumularse en su cabello.

El temblor del pajarito entre sus plumas era lo único que le hacía olvidar un corazón que latía roto.


Si alguien pilla la referencia de este gif se lleva mi amor incondicional.

Vosotros/as lo pedisteis... Aquí lo tenéis.

Bye sinners! 💋












Que siiiiii. Hay tercera parte.
No se preocupen. #SoyUnaDiosaMisericordiosa👑.

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