━ joao félix.

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Barbi estaba frente a la tele de su sala viendo the 100, concentrada en todo lo que pasaba y haciendo muecas cada que pasaba algo que no le gustaba, estaba lloviendo afuera y ella se encontraba comiendo su tercer pedazo de pizza y no le podía importar menos.

Amaba la pizza y se comería unos 7 pedazos si pudiera.
De repente golpes se escucharon en la puerta de su casa lo que la hizo sobresaltar y mirar con pánico la puerta, eran las 10 de la noche, ¿Quien carajos estaría tocando la puerta a esa hora?

Miles de escenarios negativos de formaron en su mente, principalmente el de algún asesino psicópata que buscaba matarla.

Con miedo se acercó a la puerta y miro por la pequeña mirilla que había y se encontró con Joao, su mejor amigo.

Abrió la puerta confundida y al verlo con cara de perrito mojado y además mojado por la lluvia, lo hizo pasar rápidamente.

— ¿Qué paso, Joao? ¿Estás bien?

El portugués ingreso a la casa de la chica y se sentó en el sofá provocando que Bárbara hiciera una mueca.

— Ay mi sofá, me vas a mojar el sofá — murmuró la pelinegra mientras iba rápido por unas toallas.

Al llegar con las toallas se sentó al lado del morocho y  colocó una sobre sus hombros, abrazándolo de medio lado.

— ¿Pasó algo, Joao? — preguntó Barbi suavemente mientras acariciaba el brazo de chico.

— Margarida — dijo en un murmuró Félix y con eso Barbi ya había entendido todo.

La muy desgraciada lo volvió a engañar.

Eso o habían peleado y sus peleas se basaban técnicamente en que ella lo engañaba, así que estaba relacionado de una u otra manera.

Bárbara suspiró y se decido a abrazar a su mejor amigo. Era la tercera vez que esto pasaba y ella ya no sabía que decirle al chico para que se diera cuenta del daño que le hacía la rubia.

Él era el verdadero amigo date cuenta.

Bárbara se dedico a abrazar a su mejor amigo durante unos minutos en completo silencio, esperando a que él estuviera mejor y quisiera hablar. Y justo como lo predijo, unos minutos después él se separó lentamente del abrazo y miro a su amiga.

— ¿Porqué lo hace? ¿Acaso hago algo mal para que ella me engañe? — preguntó Joao y a Barbi se le rompió el corazón al ver a su amigo en ese estado.

— Ay, Joao, ya ni se que decirte. Hemos pasado por esto dos veces antes, te digo las cosas y te aconsejo pero tú no me escuchas y vuelves con ella y se vuelve a repetir todo.

Bárbara de verdad ya no sabía que más decirle, además de que también estaba el hecho de que sus sentimientos estaban de por medio, por que sí, ella cayó en el cliché de enamorarse de su mejor amigo, el cual, por supuesto, tiene novia.

Siempre tenía una guerra interna con ella misma cada que estaba en esta situación, sabía que debía aconsejar a Joao y apoyarlo en lo que decidiera peor también estaba la parte que le decía que fuera egoísta y que le confesara todo sin importar qué. Pero debía ser empatica con el portugués así tuviera que dejar sus sentimientos de lado.

— Ya se, pero es que ella me promete que va a cambiar y yo le creo por que la amo, le creo por que es mi novia y es la mujer con la que quiero estar.

Bárbara sintió una opresión en su pecho y sus ojos llenarse de lágrimas por lo que respiró hondo y se calmó. A esto se refería cuando tenía una pelea interna, no sabía si dejar todo de lado y confesarle lo que siente o darle unas palabras de aliento y aconsejarle que le termine a la infiel esa, aún sabiendo que él haría todo lo contrario.

"A la mierda" se dijo Barbi mentalmente.

— No puedes ser más idiota por que esa cabecita no te da, Joao — dijo la pelinegra enojada haciendo que el portugués girara su cabeza para verla confundido — Sigues detrás de ella cuando perfectamente podrías estar con alguien más, alguien que te valore, que te quiera y no te mienta como lo hace Margarida. Ella no te quiere, ni te ama, lo que ella ama es la atención que gana al estar a tu lado, nada más. Eres un imbecil, vienes acá llorando a decirme que te cuerneo, a decirme que ya no la quieres y todo eso para luego a los días, o incluso horas, volver con ella. Eres un egoísta, por que no piensas en cómo me siento yo al ver que sigues con ella después de todo. Pero sobre todo eres un ciego por no ver lo mucho que te quiero y no lo digo como amigos, lo digo como algo más.

Joao se quedo en silencio observando a Barbi con una pequeña mueca de arrepentimiento.

— Ya no se que decirte para hacerte entender que ella no es para ti, que te mereces a alguien mejor, por supuesto que no digo que yo sea ese alguien mejor pero por lo menos no te engañaría, ni te mentiría como lo hace ella. No quería decirte nada por que se que después de esto las cosas se volverán incómodas y más aún si vuelves con Margarida. Lo único que me queda para decirte es que hagas lo que se te de la regalada gana, si quieres volver con ella, hazlo, pero no te quiero ver aquí de nuevo llorando por que te volvió a cuernear, no puedo seguir pasando por esto e ignorar el hecho de que duele como la mierda el verte así de mal por alguien que no te merece.

— Barbi-

— No digas nada. Piensa en todo lo que te dije, haz lo que quieras que igual te apoyaré en lo que decidas sin importar que.

Barbi se levantó del sofá suspirando y miró a Félix.

— No te voy a hechar a la calle, esta lloviendo y podrías enfermarte. Ya sabes donde queda el cuarto de invitados, ahí tienes una muda de ropa que dejaste la vez anterior, quedate a dormir y ya mañana temprano puedes irte.

Bárbara dejo un beso en la frente de Joao y salió de la sala.

— Buenas noches, Joao. Descansa.

A la mañana siguiente, Barbi se levantó a la misma hora de siempre y antes de empezar con su día, fue a ver si Joao seguía en la casa o si se había ido y lo vio durmiendo plácidamente en la habitación de invitados, bajó a preparar el desayuno para los dos mientras pensaba en que pasaría cuando Joao bajara, ¿Qué iba a decir? ¿Qué iba a pasar? y sobre todo pensaba en ¿Qué pasa si él vuelve con Margarida incluso después de lo que ella le dijo?

Una que sobrepensaba las cosas un poco.

— Buenos Días — saludó Joao entrando a la cocina mientras restregaba sus ojos.

— Buenos Días — dijo Barbi mientras le daba una pequeña sonrisa al portugués — ¿Dormiste bien?

Joao asintió aún con cara de dormido lo que hizo que Bárbara sonriera divertida. Joao estornudo haciendo que Barbi lo mirara preocupada pensando en cómo anoche llegó empapado lo que de pronto haría que se enfermará.

— Tenés que cuidarte, no vaya y sea que te agarre un resfriado por haberte mojado ayer viniendo para acá.

Joao no dijo nada y simplemente se quedo mirándola.

— Aqui tenés — dijo Barbi mientras le pasaba un plato con pancakes y fruta.

Barbi miró a Joao y frunció el ceño confundida al notar que este no dejaba de mirarla.

— ¿Todo bien?

— Voy a terminar con Margarida, pero esta vez si de verdad. Y no voy a volver con ella.

Barbi lo miró en silencio y no se atrevió a decir nada.

— Tienes razón, Barbi. Merezco algo mejor y se que fui un tremendo tarado al no darme cuenta de que ella no me hacia bien, pero también soy un tremendo tarado por no darme cuenta de cómo te estaba haciendo sentir toda esta situación y por eso quiero pedirte perdón, por ser un insensible y hacerte sufrir-

— Vos no tenías idea de lo que pasaba, no tenés toda la culpa.

— Lo se, pero aún así no debí hacerte pasar por eso, eres mi mejor amiga, no mi psicóloga o consejera.

— Pues en parte lo soy, al ser tu mejor amiga me convierto inmediatamente en tu psicóloga y consejera — dijo Barbi divertida.

— De todos modos, gracias por aguantar todo y por aguantarme, Barbi — dijo el portugués mientras sonreía y agarraba la mano de su mejor amiga y le daba un apretón.

— No me agradezcas nada, Joao.

Los dos se sonrieron mirándose a los ojos aún sin que Joao le soltara la mano a Barbi, lo que hizo que ambos sintieran como algo nuevo se crecía entre ellos, no se creaba por lo que ambos sentían por el otro existía desde hace mucho pero solo hasta ahora le habían dado paso a esos sentimientos que crecieran.

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