Mi salvación
Harry corria por el bosque prohibido, tan rápido como sus piernas lo permitían. Tan lejos como pudiera ir, tenía que alejarse, poner tanta distancia como fuera de las personas que querían utilizarlo.
Solo tenía 11 años, simplemente un niño, pronto tendría que regresar a casa de sus tíos, a esa casa donde lo golpeaban por no hacer bien sus tareas, donde lo mataban de hambre y donde vivía encerrado en una pequeña alacena.
Harry pensó, realmente lo hizo, que si le decía a algún adulto que fuera mago lo que sus tíos hacían lo dejarían quedarse en Hogwarts. Pero se equivoco.
El profesor Dumbledore solo le había dicho que tenía que regresar, que estaría a salvo con ellos. Su jefe de casa la profesora McGonagal solo lo había despedido y dado una ligera palmadita en la cabeza, dando el tema por terminado.
Se hubiese ido, realmente lo hubiera hecho, regresar con ellos. La única familia que lo acogería, que a pesar de su mal comportamiento lo habían aceptado. Sin embargo él escuchó, se quedo solo un tiempo fuera de la puerta para limpiar sus lágrimas, oyó pasos subir la escalera, así que se cubrió con su capa, la hermosa capa que lo hacia invisible. La capa de invisibilidad de su padre.
Se cubrió en las sombras para no molestar el paso y vio a sus amigos. A Ron y Hermione. Sin las sonrisas que siempre tenían, solo serios y altivos como si fueran los reyes del mundo, el mismo gesto que identificaba como marca Malfoy, como marca Dursley.
Se iba a ir. Estaba por dar un paso hacia la gárgola cuando escucho su nombre. Dicho con odio como lo decía su tío Vernon en un mal día. Y se entero de todo. De sus amigos recibiendo dinero por ser sus amigos. A la profesora por haber omitido charlas importantes y cursos introductorios que solo un primer año debía cursar.
Escucho cuando Ron menciono a su familia y como esperaba que Harry se casara con su hermana para tener acceso a todo el dinero Potter.
Se sintió tan mal, tan herido por dentro, había confiado en ellos, creído que lo querian por ser solo Harry, pero al parecerno bastaba con ser solo Harry en el mundo mágico.
Corrió al bosque, quería ir tan lejos de todos ellos, lejos de quienes debían cuidarlo, lejos de aquellos que debían apoyarlo y comprenderlo. Corrió tan rápido como pudo hasta que se estrello con un muro. Tan fuerte que de seguro se había roto algo.
Levanto la mirada, sobando su frente y su nariz, sabiendo que la sangre corría libre por su cara. Vio unos ojos dorados.
Una persona, una mujer mas específicamente, tan parecida a Malfoy con su rubio cabello y su hermosa tez pálida. Ella le sonrio, pero su sonrisa no llegaba a sus ojos.
Ella lo tomo en brazos y Harry se dejo llevar, podría ser un seguidor de Voldemort o podría ser una criatura malvada. Harry no lo sabia pero ella se comportaba amable con él y eso valía más en el libro de Harry que cualquier duda que tuviera.
Ella era veloz, corrió por el bosque tan rápido que parecían volar. A Harry le encantaba volar, traía a él una extraña sensación de libertad que pocas veces había experimentado en su vida.
No sabia a donde se dirigían, después de un tiempo Harry comenzó a temblar, hacia frío tanto frío. Se quedo dormido.
Cuando despertó se encontró acostado en una cama tan suave como las de Hogwarts, se sentía tibio y seguro. El crujido en la puerta llamo su atención, ahí parados estaban dos personas, la hermosa chica que había visto en el bosque y un chico enorme con mirada agradable.
Ella se acerco lista para hablar, nunca habría imaginado las palabras que saldrían de su boca ni la sensación agradable que le traerían - Alice te vio, ahora estas a salvo. - Y Harry lloró.
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