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His Koba

El animal que Koba había estado acechando debió de haber escapado en el mismo momento en que Cesar se acercó cautelosamente. El líder de los simios oyó a Koba exhalar bruscamente, frustrado y lo vio golpear violentamente la punta de su lanza contra la corteza de el árbol más cercano a el, incluso en su fracaso, Koba era perfecto cada centímetro del bonobo en su postura y acciones, Cesar se quedó quieto por un momento observando atentamente mientras Koba apretó sus puños para abrirlos lentamente intentando recuperar su compostura para comenzar la búsqueda de una nueva presa.

Koba parecía estar tenso, demasiado tenso, Cesar pensó que el otro simio debería estar controlándose más de lo habitual, no podía hablar del tema para el cual había buscado a su amigo, se acercó deliberadamente sin hablar o dar alguna advertencia de que se acercaba, salvo el crujido de una ramita bajo su pie.

Al oírlo, Koba se volvió al instante mostrando sus dientes y colmillos en un gruñido, pero pronto se relajo al ver que se trataba al darse cuenta que se trataba de Cesar, esa luz en sus ojos verdes y con pequeños toques dorados de su líder.

Con un movimiento rápido y fluido, Koba evadió el agarre de Cesar y se alejo dando vueltas en las ramas de los árboles, con una actitud juguetona, haciendo ruidos fuertes pidiendo a Cesar que lo siguiera, para atraparlo.... Si podía.

Respondiendo al desafío de Koba con un rugido gutural, Cesar salto al árbol y trepó entre las ramas para alcanzar al Bonobo. Koba logró mantenerse adelante de Cesar por mucho, por su progreso cuando se aseguró que ya su líder estaba atrás por mucho fue un poco más calmado señalando que quería que Cesar lo alcanzara cuando los dos estaban cerca a una clara distancia, Koba se bajo de su árbol y se dejó caer en el césped mientras afirmaba con sus señas :

"te crees fuerte lucha conmigo entonces"

Gruñendo en asentimiento, Cesar aterrizo rápidamente y se balanceo contra Koba, este lo esquivo fácilmente, balanceándose de lado a lado para evitar una nueva embestida antes de lanzarse contra Cesar fue atrapado por este para luego dejarlo caer el césped húmedo por las lloviznas del bosque.

Mientras peleaban, gruñendo entre uno y otro, fingiendo agresividad, Cesar se encontraba cada vez más distraído por la velocidad y gracia con la que Koba se movía, a pesar de las múltiples cicatrices causadas en el sombrío pasado del Bonobo. Cesar luchó con agilidad y poder, eludiendo o deteniendo cada ataque de Koba, pero había algo que lo hizo detenerse un poco mientras admiraba la fuerza de los miembros de Koba.

Koba parecía de alguna manera de su habitual comportamiento, el aire entre los dos se sentía como si el aire fuera cortado por una ligera ráfaga de electricidad invisible, incluso el aroma de Koba era inusual, emocionando a Cesar de una manera que nunca antes sintió.

Había algo casi erótico en el olor que Koba emanaba, algo que empezó a despertar todos los impulsos carnales, entonces latentes de Cesar y cuando este hizo su último ataque golpeando al Bonobo en la espalda, Cesar se percato de que tenía sus dedos tiernamente entrelazados con los de Koba en vez de pasar su mano por la del bonobo gesto de disculpa o suplica.

Mientras sus latidos y su respiración disminuía gradualmente, Cesar ayudó a Koba a sentarse y ambos descansaron hombro con hombro, ambos cansados por su juego reciente y la cacería fallida de Koba ahora solo era algo trivial y olvidado.
Volviendo a mirar a Koba atentamente, la expresión fácil de al de Cesar se hizo más seria con un ligero suspiro y relajando un poco su ceño finalmente habló.

-No es bueno que un simio esté solo -

Ante este comentario Koba frunció su ceño ¿por qué Cesar hablaba de semejante cosa con el? No había mostrado antes interés en cosas tan malas como esas hasta ese mismo momento, Koba se sentía atrapado parecía, sordo ante eso....

-no estoy solo, tengo casa aquí en los bosques, soy libre, los demás simios son mi familia - dijo en lenguaje de señas, aunque también se sentía incómodo

Inclinando la cabeza Cesar afirmó

-pero ¿no hay nadie especial contigo? -

Koba intento hacer un gesto de desprecio, como si enserio la idea de encontrar un compañero permanente nunca hubiera pasado por su cabeza, pero Cesar seguía mirando lo de cerca, con los ojos llenos de preguntas y mostrando una inmensa preocupación. Había algo en esa mirada que hacía temblar a Koba, provocando que su corazón se agitara de nuevo, era como una ternura que no estaba puramente motivada por la compasión, y Koba parecía tener más que un compañero.

-Cesar ya tiene una compañera - pensó Koba y estremeció un poco irritado ¿por que alguien, en especial su líder se preocuparía lo querría?

Una mano se acerco cuidadosa y lentamente a acaricia el rostro se Koba, este se estremeció cuando la yema de sus dedos tocaron sus cicatrices, Cesar tampoco pudo evitar estremecerse como si el dolor de esa cicatriz le hubiera tocado también, pero persistió con muchas preguntas

-hay muchas hembras bonobo en la colonia- afirmó Cesar - cualquiera podría estar encantada de ser compañera de Koba el grande ¿Por qué no le pides a alguna si quiere ser tu compañera? - Koba no respondió más que con un movimiento indiferente con sus manos, la mirada de Cesar se vio ahora como una más cariñosa

-Tu eres fuerte y gran cazador no solo hembras te admiran Koba -

Cesar sabia que tales lazos entre ambos sexos con los bonobo no eran extraños aunque si un poco para las otras clases de simios.

Koba bajo la mirada, sus hombros temblaron un poco, su dedo índice tocó todo el camino que recorrió la mano de Cesar, y se detuvo recordando que el también lo hizo cuando tocó su cicatriz del ojo ¿Como Cesar iba a comprender todo lo que el había pasado?, por un momento Koba se puso a pensar en la forma de explicarle toda su triste historia, como podía decirle sin dañar la mente de su contraria, como le diría el tormento en manos humanas, y que cada caricia que sentía en sus cicatrices le recordaba toda esa agonía.

Pero en vez de decirle algo a su líder, Koba dejó caer su cabeza intentando que su rostro no fuera visto, señalando casi a lágrimas, afirmando sin siquiera ver a su líder

-Koba no es hermoso como Cesar -

Cesar no había respondido en los próximos segundos, pero cuando lo hizo dejó las señas de lado para comenzar a hablar

-tu eres hermoso, más que ningún otro simio, o criatura que aún viva en este planeta -

Koba soltó un suspiro, miro a su líder pero no pudo hablar, todos sus impulsos le decían que debía acercarse a su líder más pero aun así se mantuvo inmóvil, no estaba seguro de cómo su líder tomaría el hecho de que se le acercara tanto.

Una mariposa, con sus alas espolvorearadas, atrapando los rayos del sol, decidió impertinentemente aterrizar en la nariz de Koba, ante esto el Bonobo estornudó provocando una risa entre dientes de parte de su líder.

- ¿Que es tan gracioso? - pregunto Koba a señas con una mirada de enojo, abriéndole paso poco a poco a una sonrisa

-tu- respondió a señas el líder antes de que Koba con una sonora risa se arrojará hacia Cesar para que pronto los dos volvieran a pelear.

No en una simulación de combate como la vez anterior, sino en puro juego, ambos como un par de jóvenes, rodando y haciéndose cosquillas uno al otro.

Sin aliento por la risa y su fuerza agotada, Cesar a duras penas logró empujar a su amigo de una vez. Koba alzo su mano como signo de rendición como la vez anterior, pero en lugar de que el líder pasará su mano por la del Bonobo este lo jalo para abrazarlo.

Parecía la cosa más normal del mundo que Cesar ahora hubiese presionado sus labios con los de Koba.

Sus ojos se agrandaron ante la repentina sensación de la lengua de Koba pasar por sus labios, cálida, flexible más excitante que Cesar hubiera sentido antes aunque el sabía que los Bonobos de esta manera, mientras su especie no lo hacía, jamás hubiera imaginado que un beso tan extraño se sentiría tan bien. Le producía una sensación eléctrica por su columna vertebral pero no una de dolor, se sentía bien. Siguió el beso del bonobo tal como lo hace la especie de este entrelazando su lengua con la de este como certeza de él amor de Koba hacia el.

Cesar nunca había sentido atracción por otro varón antes pero cada parte de el ardió para poseer cada parte de Koba por completo.

Koba percibió la excitación de Cesar y retrocedió, aún temiendo a tener intimidad que su líder obviamente quería, le gustaba el tacto de las manos fuertes de su líder y la forma en la que este lo besaba, respondiendo ansiosamente a la lengua de Koba que exploraba su cavidad bucal. Pero las imágenes del pasado, los seres humanos con guantes de látex, las miles de agujas o cuchillas cortando su piel, golpearon penetraron los pensamientos de Koba, incluso cuando Cesar acaricio de nuevo su mejilla.

Cesar era tan poderoso, tan viril, que el erotismo lúdico tan común entre los Bonobos nunca podría satisfacer su pasión. Nada más que el pleno apareamiento podría satisfacer su formidable lujuria y.... ¿Como Koba podría admitir que nunca había experimentado este tipo de placer?

-No tengas miedo, hermoso Koba, te quiero -

La voz de su rey era tan cálida, y las caricias de las manos de este acariciando los hombros del cazador y luego bajar a su pecho, deslizando sus manos para crear una fricción extraña en el bonobo.

Koba se estremeció ante aquel toque, sin esperar aquel placer que le provocó, durante toda su vida había sentido dolor hasta que por fin llegó Cesar liberando a todos, ahora las manos fuertes y cariñosas sobre si cuerpo cicatrizado parecían despertar algo dentro de él, algo hermoso que Koba había perdido hace ya mucho tiempo.

Su respiración era áspera y superficial mientras obligaba a su cuerpo a relajarse. No quería que esa exquisita sensación terminará, aunque la sentía extraña y lo desconcertaba.

-No te voy a lastimar, Koba -

La voz de su líder ahora era baja y tranquilizadora, con un tono suavemente seductor que Koba nunca había escuchado antes, nuevamente se estremeció.

Los dedos de Cesar se encontraron con la punta de los pezones de Koba, acariciándolos de manera tierna y relajada, sin embargo la mente de Koba no estaba ahí. El bonobo comenzó a llorar por el súbito recuerdo de todo ese frío metal sobre su delicada carne, provocando oleadas de dolor que lo asustaron provocando un grito fuerte, su mente lo engañaba, le hacía pensar que aún estaba en esa jaula especial de metal y cristal.

Cesar al principio se alejo por el susto pero se acercó a él bonobo de manera lenta, justo enfrente de él lo abrazo para susurrar en su oreja - yo no te voy a hacer daño, Cesar amar a Koba ¿Koba también amar a Cesar? -

Koba lucho para quedarse quieto, esforzándose por desterrar a los malos recuerdos y concentrarse en el presente y en su líder. Cesar había declarado su amor por el y eso era lo único que a Koba le importaba ahora.

Cesar olía a pura lujuria y su abrazo era tierno pero a la vez aterrador para el bonobo por su fuerza muscular y su dominio. El corazón de Koba estaba presionándolo, se sentía mareado por el efecto de ese momento magnífico y dominante.

Gruñendo de manera tierna pero a la vez posesiva Cesar acaricio la oreja de Koba de una manera sensual y un poco sombría provocando que este se arqueara como respuesta.

- si nos.... apareamos serás mío -

Koba lucho para mantener relajada su respiración, su mirada se encontró con la de Cesar valiente y firme, transmitiendo sin palabras su deseo y sus emociones ante esta situación.

-Koba.... Koba también ama a César -

Y así llevo sus labios a los de su líder, besándolo esta vez sin deseo solo de una simple manera que reflejaba amor y que relajaba a ambos.

Ambos sabían que Cesar amaba a Koba y Koba amaba a Cesar, y que Koba pertenecería a Cesar en todos los sentido de la palabra, no solo habiendo lujuria sino también amor.

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