♦ 6♦
El Corazón Del Hombre De Hojalata
El Hombre de Hojalata suspiró cuando Dorothy se apresuró hacia los arbustos con Toto mordiéndole juguetonamente los talones. La partida de la niña para responder a la llamada de la naturaleza finalmente le dio la oportunidad de descubrir qué molestaba a las criaturas que amaba. Apoyó su hacha contra un poste y se volvió primero hacia el León.
El león cobarde gemía mientras retorcía nerviosamente la cola entre las patas. Sus peludas piernas estaban apretadas con fuerza, y él seguía moviéndose de un lado a otro.
-León, querido- pregunto el Tin Man mientras el Espantapájaros miraba implorante -¿qué es lo que pasa?-
-¡Me tengo que ir!- grito el león.
Tin Man frunció el ceño -¿A donde tienes que ir?-
-¡A algún lugar en cualquier lugar!- León gimió. -¡No me importa! ¡Solo tengo que irme!-
Ante la mirada incrédula de hombre de hojalata, Espantapájaros habló, asumiendo el cargo por primera vez en días.
-Necesita aliviarse, Tinny. ¿León?- preguntó preocupado mientras se acercaba a él -¿de qué tienes miedo?- Tocó sus hombros con cautela e inmediatamente lo sintió temblar.
-¡Me van a ver!- León gritó, retorciendo su cola tan fuerte que los otros hombres hicieron una mueca porque estaban seguros de que debía doler. -¡Se reirán!-
-No miraremos- juró El Espantapájaros -y no nos reiremos-
-¡Ustedes no!- se quejó el León.
-¿Entonces quién?- preguntó Tin Man.
-¡Los otros animales!- La voz de león se quebró. Estaba casi sollozando mientras se retorcía ,haciendo todo lo posible por mantener la presión.
El espantapájaros le palmeó los musculosos hombros para tranquilizarlo.
-No te verán aliviate- trató de razonar con él. -Ellos no molestan a Dorothy-
-No soy Dorothy!- gimió el animal desesperadamente.
-Lo sabemos- le aseguró Tin Man -y te amamos por lo que eres, León, pero Espantapájaros tiene razón. No molestan a Dorothy y no te molestarán a ti-
León consideró su consejo por un momento mientras miraba furtivamente a su alrededor, sus ojos preocupados volvían repetidamente a la parte más profunda del bosque. Hizo un puchero, lágrimas reales que estaban brillando en sus ojos marrones.
-Pero, ¿y si lo hacen?- cuestiono el felino
-Vendremos- prometió Espantapájaros.
Tin Man recogió su hacha y la lanzó con destreza, pero sin causar daño, a través del aire vacío.
-Y voy a traer mi hacha- respondió Tin Man
-Y yo gritaré- agregó Espantapájaros .-y los asustaremos.-
-Y les daremos una lección para que no dañen al León que amamos- concluyó Tin Man. Estaba radiante ahora mientras estaba de pie junto a Espantapájaros.
El león cobarde sonrió trémulamente a los dos.
-¿Harían eso por mí?-
-¡Por supuesto!- Respondió Tin Man.
-¡Te amamos!- Espantapájaros aseguró.
-Oh, chicos- murmuró León, sonrojándose y torciendo la cola -te abrazaría, pero realmente tengo que irme. Si llamo ...-
-Vendremos- dijeron Espantapájaros y Tin Man al unísono. Se miraron sorprendidos. Tin Man sonrió cálidamente, pero luego su rostro cayó cuando Espantapájaros apartó la mirada.
-¡Gracias!- León exclamó y corrió hacia el bosque. Ya se había puesto a cuatro patas cuando perdieron de vista la punta de su espesa cola, que ya no estaba tan tupida mientras seguía retorciéndosele los pelos.
Tin Man se volvió hacia Espantapájaros en el mismo momento en que ya no podía ver a León. Bajó el hacha, liberó las manos y abrió los brazos con ese simple movimiento, y lo miró con gran preocupación brillando en sus ojos oscuros y en su rostro plateado.
-¿Espantapájaros?- preguntó con cautela -¿te gustaría decirme qué está pasando?- El espantapájaros desvió su mirada una vez más de los inquietantes ojos de Tin Man. Sus ojos negros recorrían el bosque, el cielo sobre sus cabezas y el suelo bajo sus pies. Miraba a cualquier parte y a todas partes y a su mejor amigo en todo el mundo. Tin Man colocó una mano sobre el hombro de Espantapájaros tan gentilmente como pudo. -Sea lo que sea- dijo en voz baja -puedes decirme-
-Tengo miedo- admitió Espantapájaros en voz baja. Se apartó de la mano de Tin Man y se alejó, desesperado por poner algo de distancia entre ellos antes de romperse y comenzó a sollozar y sonar tan tímido y temeroso como León. A Tin Man no le gustaría que fuera débil... Sabía que no le molestaba con el León, pero era diferente. Espantapájaros sabía que Tin Man esperaría que fuera un hombre, no un cachorro.
-Miedo de qué?- Hombre de hojalata cuestiono. -Espantapájaros- suplicó, con sus manos plateadas abiertas frente a él -¡No te alejes de mí! ¡Háblame!- El espantapájaros se giró para enfrentarlo, y Tin Man se sorprendió al ver un dolor agonizante en su rostro. Parecía tan triste que no había ninguna duda en la mente de Tin Man que si Espantapájaros comenzaba a llorar, sus lágrimas llenarían un lago lo suficientemente grande como para cubrir toda la Ciudad Esmeralda.
-Quieres un corazón- acusó Espantapájaros con una voz miserable y llena de tristeza. -Y yo un cerebro, león, coraje y Dorothy quiere irse a casa... Esto no es sobre lo que queremos -le dijo Espantapájaros. -Se trata de lo que quieres. Quieres cambiar-
-Quiero un corazón- confirmó Tin Man. Un sonido que se parecía sospechosamente a un sollozo salió de la boca de Espantapájaros.
-¡Quieres dejar de amarnos!- La mandíbula de Tin Man se abrió en shock. Sus bisagras no podrían haberse aflojado más si de repente hubiera tenido una gigantesca lata de aceite vertida en su boca.
-Yo - yo - yo - ¿QUÉ?- finalmente logró gritar.
-Quieres dejar de amarnos- repitió Espantapájaros, mirándolo a través de los ojos más tristes que Tin Man había visto nunca. Sus lágrimas comenzaron a caer, y Tin Man le dolió por dentro con un dolor que le era completamente desconocido. -El corazón dicta a quién amamos- explicó Espantapájaros como si su razonamiento fuera obvio para él. -Quieres uno nuevo. ¿Por qué querrías uno nuevo si no dejas de amar a quienes sientes que son indignos de tu amor?-
El espantapájaros sabía que había dicho algo incorrecto y saltó a la conclusión equivocada cuando las lágrimas comenzaron a deslizarse de los ojos de Tin Man y él comenzó a llorar.
-Oh, Tinny!- exclamó, saltando a su lado y casi cayendo en el proceso. Agitó sus brazos de paja mientras luchaba por mantener el equilibrio. -¡No llores!- le rogó. -Por favor, no llores!- Palmeó sus lágrimas con sus manos hechas de paja y deseó fervientemente una vez más por los dedos. Si el Mago podría darle un cerebro, tal vez luego podría darle un cuerpo hecho de carne y hueso si de alguna manera, por algún milagro, pudiera tener la suerte de obtener sus dos mejores deseos. -¡No llores!- repitió cuando Tin Man comenzó a gemir abiertamente, lágrimas más grandes cayeron sobre su cuerpo de estaño. -¡Oh, por favor no llores! ¡Dorothy tiene la lata de aceite!- le recordó.
-¡No me importa!- chillo Tin Man. -¡Déjame oxidar! ¡Crees que no te amo!-
-¡No! ¡No! ¡Sé que me amas!- La cara del espantapájaros volvió a caer, su dolor brillaba por su intento de animar su amor y más lágrimas corrían por su paja. -Por lo menos por ahora se que si- murmuró a lo que Tin Man lloró aún más fuerte.
-Oh, Espantapájaros- se lamentó, -¡Nunca quise dejar de amarte! ¡Solo quería poder amarte mejor, realmente amarte!- Ahora fue el turno de Espantapájaros de mirar a Tin Man en confusión.
-Pero me amas- dijo, quitando las lágrimas de Tin Man mientras que las suyas continuaban goteando. A pesar de saber que nunca podría detenerlos a todos antes de que Tin Man se oxidará, se mostró reacio a llamar a Dorothy hasta que supiera la verdad. Si Tin Man no quería un nuevo corazón para dejar de amarse a sí mismo y a León, ¿por qué quería uno? ¡No podía ser lo que acababa de decir porque Tin Man le mostraba todos los días que los amaba!
-¡Sí, lo hago, y nunca quiero parar de hacerlo! ¡¿Cómo puedes pensar en algo tan horrible ?!-
-¡No entiendo!- gimió Espantapájaros . -Si no es eso, ¿por qué quieres un corazón nuevo?-
-Te dije - gritó - ¡para amarlos mejor a los dos!-
-¡Pero ya nos amas! ¡Siento tu amor por mí cada vez que nos besamos, cada vez que me tocas! Solo un toque tuyo hace que mi alma chispea, ¡aunque no haya fuego! enciendes fuego en mi inexistente corazón, pero es una buena idea. ¡Fuego, el único fuego bueno que hubo!- Espantapájaros todavía estaba luchando para pensar en las palabras correctas para explicar cómo Tin Man lo hacía sentir cuando su amor agachaba la cabeza.
-Pero aún podría amarte mejor- declaró, con su voz desgarradora cerca de un gemido -¡Si tuviera un corazón!-
-¿Cómo?- Preguntó espantapájaros.
-No lo sé, pero si tuviera un corazón, ¡lo haría! ¡Podría recitarte poesía y sentirlo! ¡Temblaría por dentro cuando me besaras!- Espantapájaros lo miró en shock.
-¿No lo haces ahora?-
-No- Tin Man habló con tristeza con un pequeño movimiento de cabeza. -Escucha mi pecho, Espantapájaros- Habría abierto los brazos más amplios, pero descubrió que no podía porque sus lágrimas ya se estaban acumulando en su cuerpo.
El espantapájaros avanzó, cerrando la distancia entre ellos, y apoyó la cabeza en el pecho de Tin Man. No sabía cómo podía oír, ya que el granjero que lo había hecho realmente no le había escuchado, pero estaba seguro de que una vez que tuviera su cerebro, sería uno de los miles de misterios que finalmente entendería.
-Si tuviera un corazón- le dijo Tin Man en voz baja -podría abrazarte y escuchar tu latido pero ahora no escuchas nada porque no tengo uno. Todo lo que escuchas es nada y silencio... y eso es todo lo que siento- El espantapájaros lo miró con la confusión brillando en sus ojos negros y brillantes.
-Pero nos amas- El asintió
-Antes te equivocaste- le dijo -cuando dijiste que el corazón dicta a quién amas. Tiene un papel, es cierto, pero solo una parte- Intentó, por costumbre, levantar un dedo para golpear su cabeza, pero no pudo. -El cerebro dicta, pero el corazón realmente lo siente. Sé que te amo y qué hacer para que ambos se sientan a gusto y felices, ¡pero estoy cansado de no sentirlo yo mismo!- Más lágrimas salpicaron su cara. -Y sé que si tuviera un corazón, también podría encontrar nuevas formas de amarte, ¡mejores formas!-
-Oh, Tinny!- El espantapájaros gritó, envolviendo sus brazos alrededor de él y abrazándolo con fuerza. -Nunca supe que no podías sentir ...- Su exclamación se convirtió en un sollozo compasivo cuando sus propias lágrimas comenzaron a caer de nuevo. Corrieron en un arroyuelo, uniéndose a las lágrimas de Tin Man y oxidando su cuerpo aún más. ¡Qué infierno debe ser, saber que fuiste amado y enamorado, pero nunca sentirás la pasión que Tin Man envió a través de su cuerpo con los toques más breves!
Todavía estaban allí de pie, llorando y con Espantapájaros sosteniendo firmemente a Tin Man, cuando Dorothy regresó.
-¡Oh no!- gritó, agarrando la lata de aceite y corriendo hacia ellos mientras Toto ladraba con entusiasmo. Mientras engrasaba las articulaciones del hombre de hojalata, su mente daba vueltas sobre lo que podría haber llevado a sus amigos a su estado actual, y luego se dio cuenta de que el león cobarde estaba desaparecido. -¿Dónde está el león?- ella pregunto con miedo Los chicos abrieron la boca para responder, pero sus respuestas fueron ahogadas por un aullido de pánico desde lo más profundo del bosque.
-¡LEÓN!- El trío grito como uno. Los ladridos de Toto se hicieron agresivos.
-Me tengo que ir- dijo Espantapájaros a Tin Man, disculpándose, mientras se iba cojeando, haciendo todo lo posible por correr.
-Apúrate, Dorothy- le dijo Tin Man a la niña. -Él nos necesita!-
-Me estoy apurando, me estoy apresurando- respondió ella rápido mientras aceleraba su paso.
El espantapájaros se aseguró de hacer un ruido extra mientras atravesaba las ramas bajas de los árboles. Esperaba que la raqueta improvisada de ramas pudiera asustar al atacante de León, mientras seguía los gritos de miedo y angustia de su amante felino. Cuando finalmente se abrió paso a través de los densos árboles enclavados en el área donde León todavía estaba encorvado, el Espantapájaros se resbaló. Sus brazos se agitaron, y apenas logró agarrar una de las ramas cercanas y aferrarse a ella para evitar caer. Una voz baja se rió sombríamente ante su desgracia.
-Cállate- Espantapájaros le dijo al ser que aún no podía ver
-¿Dónde está Tin Man?- León gimió.
-Está en caminó- respondió Espantapájaros mientras se giraba para ver qué bestia estaba acosando a su pobre y aterrorizado amor. Su boca rápidamente se abrió en shock. -¡León!- gritó. -Es-E- Es- Eso-
-Sé lo que es- sollozó el León, casi retorciéndose la dolorosa cola en dos. -¡Sólo haz que se detenga!- Gritó cuando el otro animal se movió hacia él de nuevo, y Espantapájaros solo pudo mirar, aturdido, a la fealdad que procedía.
Escucharon los feroces y enojados gritos de Tin Man antes de que realmente lo vieran. El espantapájaros se quedó donde estaba, demasiado conmocionado para moverse, ya que el matón había continuado atormentando a León. Escuchar a Tin Man al rescate finalmente también impulsó a Espantapájaros a actuar. Avanzó, pero luego resbaló de nuevo sobre las hojas. Mientras caía, vio el movimiento de algo marrón y peludo y se dio cuenta de que el atacante de León lo había empujado. Este se giró para fulminarlo con la mirada y se rió amenazadoramente.
-¡No va a funcionar conmigo!- Espantapájaros lloraba. El animal se inclinó hacia delante, y él frunció los ojos rápidamente para cerrarlos. Cuando no sucedió nada, abrió un ojo e inmediatamente hizo una mueca cuando el animal esquivó tan cerca de su rostro como pudo saltar; chilló en una voz aguda; volvió sus encías al revés; meneó su lengua larga y pálida hacia él; y usó sus pequeñas patas para voltear sus párpados. El ratón risueño aterrizó en el suelo con sus manos presionadas contra su vientre justo cuando Tin Man agitó su hacha y saltó detrás de él. El enorme raton mantuvo su atención concentrada en Espantapájaros y León mientras barría su cola frente a los pies de Tin Man. Tin Man levantó su pie de bota y luego pisoteó la cola del cruel ratón.
Los chirridos del ratón hicieron eco a través del bosque. Volvió los ojos llorosos al hombre de hojalata que levantó el pie y lo dejó tirar de su cola hacia él.
-¡No tenías que hacer eso!- gritó.
-No tenías que asustar a mis amigos- respondió Tin Man -y no debes asustar a los extraños que no te han hecho nada-
-¡Pero es divertido!- río el ratón, su labio inferior temblaba mientras acariciaba cautelosamente su cola débilmente retorcida.
-¿Lo es?- Tin Man preguntó con el misterioso tono de advertencia de la muerte haciendo eco en su voz. Hizo girar su hacha en el aire, a escasos centímetros de la cabeza del ratón enorme del bosque. Los ojos del ratón se apagaron, su boca se abrió con su horrible lengua colgada a cuatro pies mientras gritaba. Volvió la cola y se escapó por fin. León resopló ante las consecuencias mientras lentamente se recomponía. Permaneció vacilante y erguido mientras observaba cómo Tin Man parcheaba la paja del Espantapájaros de nuevo desde donde se había caído de su camisa suelta cuando se había caído. Se quedaron juntos, cuando el Espantapájaros estaba completo otra vez, observando a León en silencio. Se sintió aliviado y agradecido de no ver ninguna condena en sus ojos. Pateó unas cuantas hojas sobre lo que había hecho y luego avanzó para unirse a ellos. Lo saludaron con un abrazo.
-Lo siento- gimió León mientras lo abrazaban en un abrazo grupal. Su cola se enroscó entre sus piernas. -No debería ser un gato tan asustadizo-.
-Está bien- le consoló el Espantapájaros.
-¡Era tan feo que daba miedo!-
León los miró con lágrimas no derramadas brillando en sus ojos oscuros.
-Gracias por venir-
-Simpre vendremos por ti- le aseguró Tin Man, a lo que Espantapjaros asintió.
-Siempre estaremos aquí para ti, León-
-Aw, chicos- Lion canturreó y los abrazó fuertemente contra su pelaje una vez más.
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-Nunca supe que los rostros podrían ser tan aterradores- admitió Espantapájaros con timidez esa noche, mucho después de que León, Dorothy y Toto se hubieran quedado dormidos.
El y Tin Man siguieran vigilando a sus amigos que se estaban convirtiendo cada vez más en una pequeña familia. cada día que pasa Tin Man mira a los ojos de Espantapájaros debajo de las brillantes estrellas de Oz y supo que su amor estaba esperando a que dijera algo condescendiente de su fallido esfuerzo por rescatar a su León. Sin embargo, no se escucharon tales palabras cuando Tin Man se levantó, se acercó al Espantapájaros, se arrodilló junto a la roca sobre la que estaba sentado y lo atrajo hacia sus brazos.
-Está bien- dijo y lo besó. El amor y la tranquilidad se derramaron en el suave beso y prendieron fuego al espíritu de Espantapájaros. Cuando un ronquido de Dorothy hizo que se separaran, Espantapájaros sonrió a Tin Man, con sus deslumbrantes ojos iluminados con amor y alegría.
-Nadie- le dijo -podría amarme mejor que tú, querido mío. ¡Te amo!- Confirmó sus palabras con un beso dulcemente apasionado que deseaba que enviara tantos relámpagos en cascada a través de Tin Man como lo hizo él. Un día, juró en silencio, un día tendría que, un día Tinny tendría el corazón que merecía y Espantapájaros nunca dejaría de llenarlo con todo el amor, la comodidad, la felicidad y el enorme placer que su Tinny siempre le estaba brindando.
Un día conocerían al Mago, y luego todos sus sueños se harían realidad. A medida que el corazón mágico del Espantapájaros se disparaba más allá de las estrellas, se dio cuenta de que sus dos sueños más grandes ya se habían hecho realidad en las formas de Tin Man y León y en el amor que todos tenían con todos.
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