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Luz De Sol Y Luna
Otra vez estaba parado en el enorme balcón del palacio, observando tranquilamente a la gente de comercio en las concurridas calles de Z'Unkahrqh, sintiendo la cálida luz del sol en el horizonte acariciando su piel. Fue uno de los pocos días tranquilos de Outworld y tuvo que aprovechar la oportunidad para dejar que el sol llene su cuerpo con su energía. Como Osh-Tekk, era un ser de luz y sin luz no podía existir.
Pero donde había luz también había una sombra, y la sombra tiene muchas caras. Puede mostrarse de la manera mas repulsiva, siendo una abominación de mujer edeniana con rasgos Tarkatanos.
La rebelión de Mileena había durado demasiado, compadecía a todos aquellos que fueron víctimas de su locura. Pero por mucho que odiara y por todo lo que representaba, fue ella quien le ofreció el mejor regalo que haya recibido, incluso si ella no tuvo la intención de hacerlo.
Era el tipo de sombra más hermosa que ella le regalo. Fue su locura lo que hizo que el ser de diez mil almas decidiera unir fuerzas con el y así poder derrocarla, sucederla como Kahnum de Outworld. Tal como si fuera ayer, recordó su mirada sincera cuando lo aceptó como el nuevo gobernante del reino. Sus brillantes ojos verdes parecían mirar directamente su alma para ver si estaba en condiciones de gobernar, o eso suponía. Y así fue, el era el emperador y aquel ser su fiel servidor.
Lucharon en muchas guerras juntos, reunieron mas aliados. Al final eran casi como ....
Una familia
D'vorah, Reptile, Erron Black, el dúo Ferra/Torre y el ...
Ermac, el ser de las diez mil almas. Aquella hermosa sombra.
Desde el momento de la caída de Mileena, no podía dejar de mirarlo. Muchos pensaban que era repulsivo, se estremecían al ver su rostro arrugado y lleno de cicatrices, y esos ojos esmeralda. Su forma delgada y la gabardina con capucha añadían aun más a su aspecto aterrador un toque encantador. Su forma delicada hizo que muchos subestimen su verdadera fuerza.
Recordó el día en que reunió la fuerza interior para tocarlo por primera vez. Si, era el emperador mas poderoso del mundo exterior, era mas fuerte que lo que fue Shao Kahn y casi se igualaba a un dios antiguo, el simplemente podría ordenarle/ obligar a estar con el. Pero respetaba libremente la voluntad de sus servidores y consejeros, por lo que fue su decisión si le permitía estar con el.
Era un hermoso día cálido veía como los comerciantes del pueblo empacaban sus cosas para volver a casa. Todos eran ruidosos y ocupados, era algo molesto para muchos forasteros pero para el era hermoso por que sabia que las cosas eran normales y estaban bien. Ese balcón era su lugar favorito, no solo por ver esa hermosa rutina diaria sino para descansar, pero esta vez, estaba seguro de que no descansaría solo. No paso mucho tiempo hasta sentir una presencia detrás suyo.
-Gracias por venir,Ermac- se giro para enfrentar al hombre encapuchado
-Estamos aquí para servirle- respondió
Como tantas veces, pareció evitar mirarlo a los ojos, así que el Osh-Tekk dio unos pasos hacia el, reduciendo la distancia entre ambos.
-Parece que no puedes mirarme ¿Por que?-
-Nosotros...- el Kahn tenía la impresión de que Ermac tenía miedo a decir algo malo.
-No te preocupes - dijo en un intento por calmarlo.
Después de unos segundos de silencio finalmente tomo la barbilla de la creación de Shang Tsung con su pulgar e índice para, cuidadosamente hacer que lo mire. Y ese, fue el momento, cuando aquellos hermosos ojos esmeraldas se miraron con sus ojos blancos. Fue ese el momento en que comprendió que en sus ojos podían verse todo un vórtice de almas, aunque el estaba vivo, se hundía en ese vórtice esmeralda cada vez que se atrevía a mirarlo a los ojos. Sus ojos agrandaron. Se dio cuenta de que su pulgar rozaba sus labios como una pluma no parecía siquiera que le tocara.
-Shhh no hay nada que temer-
El Emperador todavía se preguntaba si estaba diciendo esas palabras a el mismo o al maestro de las almas. Pero pronto se calmo y decidió dar el siguiente paso, su expresión facial se suavizó y cerro sus ojos un poco, abrió sus ojos para poder admirar como las pocas, pero hermosas pestañas de Ermac parpadeaban con un poco de asombró. Era el primer beso del ser de diez mil almas y quería hacerlo algo especial.
-Emperador-
La mirada avergonzada que le dio, hizo que su corazón saltara de energía.
-No me llames por mi titulo cuando estamos solos- le sonrió, todavía parecía confundido, así que necesitaban asegurarle que sus intenciones no eran malas.- ¿Tienes una idea de lo que hice?-
-Nos beso, emperador- decidió mencionar el tema del título una vez mas en este momento.
-¿Y sabes por que,Ermac?- no obtuvo respuesta alguna
El emperador tenía la impresión de que el maestro de las almas estaba teniendo muchas emociones y que cada alma en su ser le daba una... Cierta introducción en el amor. Parecía confundido.
El sol había caído y en su lugar dejó las dos lunas del Outworld. El crepúsculo sólo se sumaba a la belleza fantasmal de Ermac, realmente era un ser nocturno. Sonrió ante ese pensamiento.
Cuando el día y la noche se unen.
Ermac no parecía encontrar una respuesta razonable, así que el Kahn agarro delicadamente sus manos.
Las palabras serian una gran distracción en ese momento sagrado.
Pensó el.
-Yo te mostrare- susurro esa prometedoras palabras llevándolo al enorme dosel que estaba ubicado en el lado izquierdo del gran balcón.
A veces le gustaba dormir bajo las estrellas, incluso después de que D'vorah mostrará su preocupación en caso de que Mileena estuviese al acechó. Todavía no entendía por que ella se preocupaba ahora que sabia que desde un inicio era una fiel seguidora de Shinnok.
El Kahn se sentó junto a su consejero mientras tomaba sus manos.
¿Como esas manos tan delicadas y suaves, podían emitir tanta fuerza como para destrozar a cualquier ser?
Otra vez miro esos ojos y ese hermoso resplandor esmeralda se hizo mas brillante y fascinante ante la luz de la noche. El le devolvió la mirada todavía con un poco de confusión en sus ojos. Cuidadosamente lo beso una vez más, esta vez un poco mas rápido. Amorosamente forzó su boca con su lengua y para asombro del Kahn el ser de las diez mil almas no retrocedió ante ese acto. Su corazón latía rápido, comenzó a inclinarse y seguir con los movimiento, pero antes de arriesgarse a perder la razón, rompió el beso para mirar esas brillantes esmeraldas.
-¿Te sientes cómodo, Ermac?-
Sonreía mientras ponía sus manos sobre las de el mencionado. Parecía que tenia que hacer esas preguntas muchas veces, pero luego el menor inclino levemente su cabeza y asintió.
-Si, nos sentimos cómodos,Emperador-
Suspiro.
-Por favor llámame por mi nombre -
-Kotal Kahn-
-No, mi nombre verdadero-
-Estamos cómodos, Ko'atal-
Su voz no era más que un simple susurro, un pequeño aire.
-¿quieres que lo haga de nuevo?-
-Si, Ko'atal-
Tras eso lo beso de nuevo, esta vez un poco más exigente, jugando con su lengua y mordisqueando suavemente esos finos labios. Soltaron sus manos y el Kahn sentía alegría cuando percibía como tocaban delicadamente sus brazos. Era obvio para el que aquel ser se esforzaba por tener mas contacto físico, pero era demasiado tímido y consciente de que su posición como emperador del Outworld, no se atrevía a ir mas allá. También sospecho que aun era virgen, aunque tenia sus dudas ya que estaba consciente de que Shang Tsung jugaba con sus creaciones antes de presentarlas a Shao Kahn, como fue en el caso de Skarlet, los antiguos intentos de Mileena, como también estaba consciente que lo intento con una criatura que estaba a mitad de su metamorfosis pero esta al saber los planes de su creador escapo.
Estaba ansioso de que las preocupaciones de Ermac desaparecieran pronto. Entonces lo tomo por los hombros y lo empuñó con cuidado hacia las suaves sabanas. Quería asegurarse de que el todavía estuviera comodo, asustarlo era lo ultimo que quería hacer. Era mejor prevenir que ser destrozado, como decían los Earthrelmers.
Finalmente rompió el beso. Necesitaba darle otra mirada al menor y noto que algo había cambiado. Su expresión generalmente estoica ahora era suave, incluso sus labios estaban entreabiertos. Justo en el momento en que estaba a punto de perderse en sus hipnóticos ojos esmeraldas, sentía delgados dedos acariciar nerviosamente la piel de su pecho, dándole una sensación de cosquilleo.
-Por favor Ermac, dime lo que sientes ahora-
Cerro los ojos, tal vez pensando en las palabras correctas, para poner en orden el caos de muchas almas.
-Algunos queremos matarte-
Su corazón se hundió en su pecho, sintió una punzqda de tristeza.
-Pero la mayoría de nosotros queremos sentirte aun mas cerca-
Sonrió de nuevo.
-entonces ¿Que quieres que haga?-
-Queremos sentirte-
Debía admitir que sintió una sensación de victoria cuando comenzó a quitar el cinturón que ayudaba que la gabardina tuviera ese aspecto. Lentamente, abrió la gabardina, buscando siempre alguna señal de incomodidad, pero para su fortuna no hubo alguna. Solo adoraba su encantadora timidez, mezclada con una dosis de curiosidad.
Separar la gabardina de la abrazadera de metal en su pecho era mas difícil de lo que parecía, pero finalmente después de varios minutos e intentos fallidos, aunque Ermac había propuesta que lo dejara en su lugar, el se había negado; pudo ver su pecho desnudo.
Pudo ver un misterioso resplandor verde emitido a través de su piel, parecía sangre brillante corriendo por gruesas venas debajo de esa delicada piel. Tal vez era esa la razón por la que tenia incrustado el objeto de metal en el centro de su pecho, sin el las almas se liberarían y este ser maravilloso que ahora estaba tan tímidamente pendiente de eso.
El Kahn no dejaría que eso pasara, no dejaría que nada malo le pásese.
Su inseguridad estaba en aumento, el era muy consciente de su apariencia inusual, pero era hermosa para el mayor. Le sonrió antes de inclinarse para besarle la piel del pecho. El aroma a incienso, canela y hierba de limón llenaba sus sentidos, tener ese olor le estremecía un poco ¡Y Le Encantaba! Así que lo repitió y recibió la misma respuesta. Con una pequeña sonrisa, cubrió su pecho con besos hasta que su olor era mas dulce. Vio como sus dedos apretaban las sabanas cuando comenzó a usar su lengua y presto atención a los pezones, recibiendo un primer gemido, levanto la cabeza para mirarlo una vez más.
-¿Te gusta, Ermac?
La forma en que lo miraba. Con ojos medio cerrados a través de sus largas pestañas, hizo que lo deseara aun más.
-si-
Fue un susurro entre profundas respiraciones de deseo, pero era todo lo que necesitaba. Así que comenzó a besar y mordisquear su vientre plano mientras su mano encontraba un camino hacia su entrepierna.
Al principio decidió mantener la presión lo mas bajo posible, queriendo darle solo una sensación de cosquilleo. Pero pronto comenzó a acariciar esa delicada parte sensible de ese delicado cuerpo, mientras su propia emoción se hacia mas intensa, se preguntaba si su hombría era igual de delicada a su silueta. Pero aun no era el momento de descubrir ese secreto. Temblaba mucho bajo sus manos, escuchar esos pequeños gemidos que podrían llegar a ser una droga auditiva. Después de jugar ese tipo de juego por un tiempo, decidió apretar su ya endurecido miembro y para su sorpresa alcanzo un punto máximo, dejando escapar el grito mas fuerte que jamas había escuchado. Nunca imaginó que Ermac fuera tan vocal, pero .... Por todos los reinos.
Quería más.
En ese momento pensó que seria mejor darle un descanso, así que paro y se acostó a su lado, mirándolo mientras el estaba jugando con las sabanas nerviosamente. Ko'atal se preguntaba que estaría pensando en ese momento.
-Q-queremos mas de esto-
Sonrió alegremente cuando lo escucho susurrar esas palabras. Se sentó para ayudar a quitar los pantalones.
-ven, sientate aquí - dijo tocando sus piernas
La vista que estaba proporcionando era excitante y tierna a la vez, verlo con las piernas abiertas. La gabardina seguía colgando de sus hombros y noto la mancha húmeda en las vendas que cubrían su entrepierna. No pudo evitar sonreír ante ese "accidente"
Los ojos del Osh-Tekk parecían devorar la delicada forma del maestro de las almas y noto cuan pequeña era su cintura, era como la figura de un reloj de arena y debía admitir que la gabardina le daba otra forma a ese ser. Se veía incomodo y entendió por que casi al instante. El mirándolo mientras su erección era mas grande y dura, Ermac entendía que a su emperador le gustaba lo que veía y al le hacia sentir un poco incomodo.
-Ermac, eres hermoso-
Verlo mordiéndose el labio inferior y con sus ojos esmeraldas casi como unos normales casi lo hacia llegar a la cima, tuvo que mantener el control sobre si mismo.
Tomo sus caderas de manera delicada, tirando de el hacia abajo para causar más fricción. Ahora sentía todo su miembro duro y recibió otro gemido ahogado. Era casi imposible contenerse, mirar a Ermac con la boca entreabierta y con unos ojos humanos y con lágrimas en sus mejillas soportando ese dolor y placer al mismo tiempo, llegaba a pensar que de ese modo el podía ser un pequeño fragmento de inocencia. Mirar sus expresiones y escuchar sus gemidos no se lo hacia mas fácil. Tomó una pequeña botella de aceite corporal y levanto al maestro de las almas.
-Ermac... quisiera llenarte de mi deseo-
Esa era una confesión difícil de hacer, incluso para un emperador, aunque pensó que ya era la hora y para su sorpresa Ermac lo entendía.
-Y Nosotros queremos sentir ese deseo-
Abrió la pequeña botella y vertió un poco de aceite en sus dedos, encontrar su pequeña entrada no fue difícil, paso su dedo de manera delicada como su fuera un toque de pluma y aun así Ermac se arqueo mientras soltó un pequeño grito. Era obvio que había tocado un lugar sensible, sabiendo que apenas y lo estaba tocando Ermac podría lastimarse una vez que Ko'atal entrara, por lo que, por mas que el quería ir mas rápido o mas fuerte se retuvo con tal de no lastimar a su amante
• ● •
La mañana siguiente todos parecían saberlo. Si bien la mayoría de su sirvientes fueron lo demasiado educados para no decir nada, Erron Black no parecía siquiera que tuviera modales.
-¿Te cogiste a la momia?- preguntó en tono de burla
Ante ese comentario, Reptile, quien los acompañaba en su merienda, se atraganto con su bocado tosiendo fuerte. El Kahn pensó en mandar a ejecutar al pistolero, podía tomar ese comportamiento dirigido a alguien mas como la situación de su amigo zaterran y el mercenario del Earthrelmer, pero no iba a aceptar un tipo de actitud hacia su pequeño maestro de las almas, era un caso diferente.
-¿Como lo sabes?- pregunto serio
-Los Tarkatanos- hablo la pareja del Zaterran entrando al comedor y sentándose junto a este- no saben hacer paredes gruesas -
El mercenario había sido perdonado tras una alianza entre el Black Dragon y Outworld para pelear contra Tanya y el semi dios de la lluvia y con el tiempo este comenzó a acercarse al Zaterran.
Ordeno a sus consejeros y al mercenario de Earthrelmer no decir ninguna palabra a nadie, ya que Ermac tenia miedo de que alguien se enterara de su relación con el emperador y llegarlo a hacer ver débil.
Fue una de las noches mas hermosas que tuvo en su inmortal vida y seria un recuerdo que atesoraría por siempre.
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