Por siempre, tú. (1/2)

-Kim Junmyeon, si sales por esa puerta estarás muerto. ¿Entendiste? ¡Muerto! -El grito de Poseidón se escuchó y todo habitante del Reino de los Mares tembló.

Junmyeon, el hijo del Gran Poseidón, el único heredero al trono, acababa de abandonar todo y se decidió aventurar al mundo de los humanos. No quería ser una marioneta más, quería vivir por su cuenta, por sus propias leyes. El mundo de los humanos era caótico, inexplorado y perfecto. Justo lo que él deseaba.

A sus veinte años de edad, Junmyeon había conseguido un empleo, amigos, casa, todo lo que un humano regular tenía. Llevaba dos años lejos del mar y no lo extrañaba en lo absoluto. Descubrió con el paso del tiempo, y las experiencias, que le atraían tanto las chicas como los chicos, de modo que no se frenó a la posibilidades de experimentar el placer. Simplemente se dejó llevar.

Una noche sus amigos lo invitaron a un bar que nunca había visitado, "El Olimpo". El nombre le causó gracia pero no lo comentó, jamás le diría a sus amigos que él era un Dios. Los perdería para siempre y eso no estaba en sus planes.

Música éroticas, luces fluorescentes, humo por la droga, alcohol fuerte, chicas bailando semidesnudas, él perdiendo la cordura. Esa noche fue una de las más locas que había tenido jamás. Fue consciente de que había llegado a su límite cuando una calada de coca lo derrumbó, mas cuando volvió en sí se descubrió a sí mismo medio desnudo y con un chico rubio, de tez pálida encima suyo, besando sus labios y tocando su cuerpo.

-Espera -tartamudeó y el chico lo miró curioso-, ¿quién eres? -El otro elevó una ceja y acercó su lengua al cuello de Junmyeon haciendo que su cuerpo se estremeciera por el contacto y la leve humedad.

-¿Acaso es eso importante justo ahora? -El rubio aquel sonrió de lado al ver lo que causaba en el castaño y no dudó en continuar con lo que hacía. Chupó su cuello dejando una rojiza marca en la perfecta piel del castaño.

-Es que... Ohh~ -Intentó detenerlo poniendo sus manos en el pecho del contrario, pero era tan firme, sus acciones tan excitantes que se mordió el labio inferior y se dejó llevar por el placer en aquella habitación barata de hotel.

Los perfectos cuerpos de ambos se compenetraron perfectamente. La química era increíble, innegable. Los besos eran candentes y las caricias enloquecedoras. Llegaron al cielo con sus gemidos, pisaron el infierno con sus orgasmos. Cualquiera que los hubiese visto, podría jurar que la habitación estaba en llamas.

Ambos quedaron en silencio una vez se complacieron, totalmente extasiados y jadeando pensando en cuál era el próximo paso.

-Uhm... -El extraño rompió el silencio torpemente-. Yifan.

Junmyeon, quien se encontraba observando un ligero hueco en el techo de la habitación, volteó a verlo extrañado.

-¿Qué dijiste? -Inquirió y se acomodó el cabello con una mano, de dió vuelta en el lugar. El chico lo imitó quedando frente a frente.

-Yifan. -Respondió mirando fijamente los ojos del otro-. Querías saber mi nombre, ¿no? Me llamo Yifan.

-Yo soy Junmyeon. Un gusto, Yifan. -Dijo recuperando el aliento y luego... Silencio.

Segundos le tomó al castaño darse cuenta que ya la situación se estaba volviendo incómoda de modo que, se puso de pie y comenzó a vestirse.

-Wow, no parecías ese tipo de persona. -Susurra Yifan al verlo y una ligera pizca de desilusión se escuchó en el tono de su voz. A Junmyeon no le gustó nada y volteó a verlo mientras amarraba las agujetas de su zapato.

-¿Qué tipo de persona? Saber mi nombre no implica que me conozcas. No saques conclusiones sobre mí, te lo pido de favor. -El tono de voz que usó fue áspero y el rubio levantó sus manos con una leve sonrisa.

-Hey. Hey. Tranquilo. -Se sentó en la cama aún desnudo y sin intenciones visibles de querer cubrirse-. Si no quieres que saque conclusiones dame tu número de teléfono.

Junmyeon rió y negó mientras se ponía de pie terminándose de vestir. El rubio solo lo miraba en silencio, como si estuviese memorizando cada acción, gesto, movimento del otro. Justo antes de abrir la puerta, la voz de Yifan se escuchó una vez más.

-Ni un beso de despedida... -Junmyeon rodó los ojos-. Cada vez son más insensibles las personas... -Continuó quejándose el rubio y Junmyeon suspiró, caminó a él, puso su mano en la mejilla del otro y dejó un beso dulce y suave pero a la vez ardiente que hizo a Yifan llevar sus manos a las caderas del otro para atraerlo en un intento de mantenerlo cerca. El castaño se alejó, lo miró mientras lamía sus labios y sonrió leve.

-Hasta... Nunca, cariño. -Habló y sin perder esa sonrisa se fue de allí con un toque de prepotencia.

Yifan se dejó caer en la cama una vez más mirando el blanco techo y suspiró. Ese chico le había gustado.

En medio del pasillo del hotel Junmyeon se detuvo de pronto, su pecho latía acelerado y no podía entender el por qué su cuerpo emanaba tanto calor. ¿Yifan era el culpable?

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Cerca de tres semanas habían pasado del encuentro con ese rubio pero Junmyeon aún no se lo podía sacar de la cabeza. En las noches soñaba con él, sentía sus manos en su cuerpo y siempre despertaba excitado en las madrugadas. Yifan. Ese nombre lo estaba enloqueciendo. Yifan. Lo escuchaba con el simple sonido del viento. Yifan. Lo veía al cerrar sus ojos.

El Dios del Mar y los Océanos estaba enloqueciendo. Era consciente de que estaba perdiendo la razón y la poca cordura que le quedaba. Decidió comentarle a su mejor amigo para ver si lo ayudaba. Él siempre había sido bueno en eso de olvidar los amores.

-Suho, bro. No sé qué decirte. -El chico de cabello negro y ojos rasgado le entregó una cerveza y se dejó caer a su lado-. Parece que te enamoraste. -El chico ríe y se gana un ligero golpe en la cabeza.

-Yah, Minseok. No estoy para bromas. Si te dije es porque confío en tí, imbécil. -Habló frustrado y bebió la mitad del contenido en la botella molesto.

-Ya, ok. Lo siento, bro. -Se excusó el pelinegro-. ¿Y si vamos de nuevo a "El Olimpo"? ¿No crees que hablarle una vez más ayude?

-¿De qué servirá ir? No va a estar allí. -Habló derrotado y su amigo le animó.

-¿Cómo estás tan seguro? -Junmyeon quedó en silencio, pensando en las posibilidades de que sí lo volviera a ver.

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Llegó la noche y Junmyeon se encontraba nervioso frente a la puerta del bar. Sus manos sudaban y Minseok a su lado solo podía reír leve por lo tierno que actuaba su amigo. Se había vestido más encantador de lo usual, se notaba su esfuerzo por verse bien. No que realmente lo necesitara, Kim Junmyeon era hermoso. De eso no había dudas.

Luego de mucho dudar al fin entraron al lugar y el castaño casi se ahoga con su propia saliva cuando lo primero que vió fue a Yifan sentado en una esquina, rodeado de almohadones y mirándolo fijo. Como si lo estuviese esperando.

Dios mío ese hombre era un Dios. Era perfecto. Sus piernas temblaron y no supo qué hacer más que ir a la barra y ordenar un trago de tequila. Minseok corrió tras él al ver sus acciones y pidió lo mismo.

-¿Qué pasa? ¿Lo viste? -Inquiere curioso el pelinegro y observa como su amigo se bebe los dos tragos sin dudarlo. Uno detrás del otro. -Hey, calma. No servirá de nada que te emborraches.

-A las cinco. Está a las cinco. -Minseok no entendió un carajo y lo miró esperando una explicación. ¿Qué pasaba a las cinco? Eran más de las diez de la noche. Junmyeon suspiró y rodó su ojos-. Que Yifan está a las cinco. -Habló bajo mostrando su reloj y así enseñando la posición. El mayor suspiró.

-¿No era más fácil decir, "está detrás de nosotros"? -Reprochó y, como la persona más discreta del mundo, se dió la vuelta para mirar al rubio, "disimuladamente".

Los rasgados ojos de Minseok se abrieron asombrados, de su boca escapó un "Wow" y sonrió levemente apenado al ver que Yifan levantaba su mano para saludarlo con una sonrisa pícara. Minseok le habló a Junmyeon sin apartar la vista del rubio.

-Si no lo quieres, me avisas. Está rebueno el Yifan. -El castaño comenzó a toser al escuchar a su amigo.

-Tú no eres gay, idiota. -Reprocha dándole un golpe en la cabeza y el otro ríe.

-Por él me dejo dar, y no consejos. Uhm~ -Muerde su labio y Junmyeon rueda los ojos.

-No tienes remedio.

-Uhm... Hola. ¿Yifan, cierto? -Dice algo nervioso Minseok y el castaño bufa sin siquiera mirar.

-No me vas a engañar, Minseok. Es el truco más viejo del mundo. ¿Pensabas que me pondría nervioso por eso? Está bueno, pero el intento no...

-Hola, Junmyeon. -La gruesa voz detrás suyo le eriza por completo y siente la necesidad imperante de que la tierra se lo trague. Se asusta por una mano en su cadera que se desliza suavemente hasta su abdomen, un cuerpo reconocido contra el suyo y un suave beso en su cuello-. ¿Qué tal un beso para saludarnos?

-Y..Yifan... No es gracioso. -Habla nervioso y temblando. El rubio lo deja ir dando un paso atrás y él se voltea para verlo de frente.

-Demoraste en regresar. -Dice con una sonrisa mientras le hacía señas al bartender para que le trajera unas bebidas.

Junmyeon no sabía qué decir. Había pensado, planificado y analizado todas las posibilidades pero jamás pensó que quedaría en blanco, sin habla. Los ojos de Yifan se posaron en los suyos y él sintió su cuerpo arder. Todos esos sueños eróticos, todas esas erecciones que había sufrido por su culpa lo hacían avergonzarse al tenerlo en frente. La mano de Yifan se posó en su mejilla y lo acarició leve.

-¿Sabes qué es lo que más me gustó de tí? -Habló de pronto y el castaño ni se inmutó en responder-. Tus mejillas.

-Ok. Estoy sobrando aquí. -La voz de Minseok se escucha de pronto haciéndolos salir del trance y ambos ríen leve al ver como el pelinegro se da la media vuelta y se va de allí.

-Lo siento. Es algo loco. -Responde aún nervioso pero la sonrisa del chico frente a él lo tranquilizó.

-No te preocupes. Es gracioso. -Le dió un sorpresivo beso en la mejilla y le ofreció su brazo. -Salgamos de aquí.

-¿Ya me quieres follar de nuevo? -Preguntó algo decepcionado Junmyeon y Yifan rió alto.

-No era mi intención, pero si eso quieres... Nunca me negaría. -El castaño bajó la cabeza algo apenado y recibió un nuevo beso en su mejilla que lo sonrojó por completo-. Solo quiero conocerte mejor. Luego, si quieres, follamos.

Una risita se le escapó al rubio y el Dios se sentía un pequeño conejo indefenso a su lado. Yifan sabía lo que hacía. Lo sabía muy bien y Junmyeon estaba cayendo en sus redes.

Hola~

Espero disfruten este Two Shot. La última parte la publico en unos días.

Si quieres 10 años de buena suerte, voten y comenten.

Les amo~

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