💙 EreMin week - Día 2: Dejavú 💛

¡Hola! Seguimos con el reto de esta semana, con nuestro shipp favorito en la EreMin week 2021 organizada por Twitter.

Agradezco de ante mano todas sus lecturas, votos y comentarios, escribo estos capítulos con gusto para ustedes 💙💛

🌊 Capítulo sobre la shipp EreMin.
🌊 ⚠️ Hay mención de los eventos mencionados en él manga actual, aunque también es una historia AU.
🌊 Historia narrada en 3ra persona.
🌊 Contenido yaoi no explicito.
🌊 Créditos respectivos a los artistas de las imágenes utilizadas.
🌊 Créditos respectivos al creador de la obra original y personajes, Hajime Isayama.

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Palabra: Dejavú

Hace alusión a un recuerdo momentáneo de una experiencia vivida que pudo haberse soñado, también, se le adjudica a los recuerdos "de las vidas pasadas" de una persona, claro, hablando metafóricamente.

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Todo en su cabeza parecía darle vueltas.

No negó la invitación con tal de verle feliz, pero Eren se sentía oprimido, el corazón le dolía extrañamente con las punzadas en la cabeza.

Todo desde aquel inicidente.

—¿Eren? —

La voz de su amigo lo hizo regresar a la realidad, soportó la punzada bajando la mano para ir a su encuentro.

La sonrisa de Armin destellaba en completa alegría, el viaje tan esperado finalmente se hacía presente después de tantos retrasos.

—¿Listo? —

Eren preguntó en cuanto llegó a su lado, Armin asintió tomándolo del brazo y llevándolo por el nuevo camino natural terroso.

La arena cubría sus pies con una sensación áspera y cálida a la vez, el sol quemaba suavemente, la brisa movía las hojas de las altas palmas verdosas y playeras.

Su destino siempre fue la playa.

En su camino, hacia el gigantesco lago azul salado, Eren se permitió recordar lo complicado que fue llegar ahí.

Se recordó a sí mismo conectado a una inmensidad de cables, con su madre llorándole aferrada a su mano derecha y su padre suplicando la mejor atención posible al lugar de blancas paredes.

Una pelea.
Un accidente.
El hospital.

Fuera de las fracturas y otras cuestiones, su estado era seguro, y aunque los dolores de cabeza no dejaban de aparecer, no se quejó en ningún momento.

Eren se odió a sí mismo por preocupar a sus padres, por causar que Armin llorara desconsoladamente sintiendo culpa, siendo que Eren había sido el caprichoso al reclamar que el bosque era mejor que el mar.

Sumamente patético.

—Prometo que iremos al mar una vez me pueda mover —

Eren selló esa propuesta como una promesa, Armin le lloró agradecido y la reconciliación hizo pie a las sonrisas y visitas continuas de Armin en su hogar para su recuperación.

"Yo se lo prometí"

Las olas golpearon la costa con suavidad, la espuma era un vaivén alucinante de agua fría recorriéndole los pies, Eren sintió tranquilidad, admirando como el sol parecía besar el mar dejando destellos en una línea recta.

—¡Vayamos al muelle! —

La vieja madera tronó a sus pies mientras los pasos acelerados del rubio lo llevaron al borde del tan mencionado mirador natural.

Los ojos de Armin brillaban más que nunca, un destello único del resplandor del beso entre el sol y el mar, con el azul más claro y nítido que dejaba en evidencia algo fascinante.

Sus ojos eran otro mar viviente.

Y tan pronto Eren se percató de ello, la punzada en su cabeza se hizo presente alertándolo nuevamente.

El escenario había cambiado rotundamente.

En un solo parpadeo, su cabeza recobró la extraña vivencia de ese momento en otro lugar, en otro momento.

Armin miraba el mar de la misma forma que ahora, con los cabellos volando sobre su cabeza y con el sonido de las gaviotas y las olas chocando de fondo.

El brillo en sus ojos, acompañados de la sonrisa, asustaron a Eren cuando, tras verlo voltearse a verlo, miró la diferencia de ropas, vestía un extraño uniforme, las marcas rojas en su rostro debajo de sus ojos, la sangre recorriendo su piel en un goteo que manchaba, de a poco, el hermoso mar azul tornándolo en uno de sangre rojiza.

—¿¡Pero... qu-que?! —

Armin seguía sonriendo, sosteniendo entre sus manos la pequeña pero definida concha perlada, áspera y blanquecina reliquia del mar.

—¡Armin! —

Sintió su cuerpo hundirse en la arena, y ante su forcejeo se miró a sí mismo con otras ropas, rasgadas y ensangrentadas, con vapor rodeándole y saliendo de su piel herida, no entendía, pero quería, no, debía alcanzarlo.

—Al final, si vimos el mar juntos, Eren —

Se sentía atrapado en un cuerpo que no era suyo, que era un simple espectador de algún recuerdo más allá de un simple flash recordatorio, era una vivencia de lo que parecían llamar "vida pasada", Hange se lo dijo durante sus terapias.

El mar abrasador se volvió violento de pronto, y mirando cómo ese cuerpo alzaba el brazo tratando de alcanzarlo, las olas se levantaron como una enorme boca que se tragó por completo a su amigo ante sus ojos, arrastrándolo a la nada donde solo cayó la concha con manchas rojas.

El sudor corrió por su frente.

Parpadeó sin cesar negándose a repetir el suceso otra vez, como una alucinación a la muerte de su amigo por culpa suya.

—¿Eren? —

La voz de Armin lo despertó al instante, parpadeando sin importarle cegarse con el sol del atardecer, enfocó sus ojos llorosos en la figura de su amigo preocupado.

—¡Lo siento mucho Armin! —

Y apenas dió respuesta, se levantó de manera precipitada y tropezó a propósito para abrazar a su amigo con fuerza, Armin suprimió el sollozo del asombro quedando estático sin saber qué decir.

Eren miró con recelo las olas acercándose, pareciendo intimidarlas al lograr que quebraran a penas se formaban, no quería sentirlas, quería aferrarse al cuerpo inmóvil del rubio que esperaba respuestas.

Le dijeron que había sido un golpe en la cabeza del impacto, pero las punzadas causaban dolores y recuerdos que no eran suyos precisamente.

Era como verse en una versión más adulta, siempre con las manos ensangrentadas y recibiendo miradas de odio y tristeza por igual, no lo entendía, pero el dolor en su pecho se hacía presente cuando, en un flasheo, un Armin mayor aparecía frente a sus ojos.

La gente lo llamaba Dejavú.

Un recuerdo a una situación que creían ya haber vivido antes y, tal vez, nunca había pasado, sino soñado.

Pero para Eren, era más que revivir una experiencia, era sentirla y verla nuevamente.

Era mirar a su Armin desapareciendo mientras él lo llamaba gritando su nombre en silencio, sin poder hacer nada.

—Eren, ¿qué pa-? —

—No entres al mar sin avisarme, por favor, Armin —

La súplica desconcertó al menor que trató de buscar explicación alguna en el abrumado rostro de Eren, pero nada más que preocupación le causó mirarlo.

—Si te sientes mal, dímelo, es culpa mía venir apenas te recuperaste —

Armin era bueno sacando conclusiones, pero definitivamente el problema no era el cansancio físico por las fracturas, o el dolor en los moretones quemándose con el sol, el problema eran los recuerdos como flashes en su cabeza que no dejaban de atormentarle desde aquel incidente.

—Solo... —Eren aferró el agarre de sus manos sorprendiéndolo —no te alejes de mi —

A vista de cualquiera, el castaño parecía formar un puchero de atención con el rubio, de apresarlo para sí mismo sin dejarle libertad, pero no era así.

—Siempre estaré a tu lado —

Armin le abrazó en respuesta, teniendo el cuidado con sus heridas expuestas, aferrándose a un abrazo más cálido que el sol, un acto que dejaba en evidencia lo verídicas que eran sus palabras.

Armin simplemente nunca mentiría, Eren lo sabía bien.

Porque incluso si el Armin que era llevado por el mar se lo dijo, su Armin también era honesto al decir aquellas palabras.

"Ambos me dijeron lo mismo en su momento, con la misma sonrisa y ese tono calmado y tranquilo"

Armin besó su frente y acunó su cabeza con cuidado sobre su pecho, entrelazando sus manos entre sí, acompañados por el sol comenzando a ocultarse.

Los dolores de Eren desaparecieron, como si el perdón finalmente llegara a su alma pudiendo descansar y admirar del atardecer al lado de Armin, su Armin.

Eren se prometió que, al regresar a casa, llamaría a Hange y le contaría sus recuerdos y su remedio, su precipitada doctora quedaría fascinada de solo escucharlo.

Y bajo la caída del atardecer, Eren cerró sus ojos y obtuvo nuevamente esa vivencia de mirar el mismo paisaje junto a un Armin más adulto, en la misma posición de reposo, acostado sobre sus piernas.

Ambos se sonrieron, en esa realidad y en la otra.

Eren tenía más que vivencias en recuerdos.

Su mente era capaz de lograr que el corazón reviviera las emociones de aquellos momentos.

Y eso, sin duda, no a todos les ocurría.

Porque Eren tenía un tipo especial de Dejavú.

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Segundo escrito de esta semana, es uno de mis favoritos sin duda 💙💛 la idea de encapsular la vida real con la del mundo de SNK es algo que me fascina escribir.

Espero que les haya gustado este escrito, espero sus comentarios de lo que les pareció.

Nuevamente, dedicó cada uno de los escritos de esta semana a mi pequeña: aymiki-chan
Y a todos los EreMin shippers amantes de esta pareja 💙💛

Muchas gracias, nos vemos mañana.

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