💙 Costo de Salvación 💛

¡Hola, nuevo One-shot, de esta shipp!

Últimamente me ha dado por escribir sobre ellos del timeskip, cuando no se ven 😅 pero bueno, se vale soñar con lo que va a pasar.

Este escrito tenía mucho tiempo en borrador, es curioso que la trama actual esté relacionada con esta historia, ¿debería preocuparme?.

🌊Capítulo sobre la shipp EreMin.
🌊 Se basa en los últimos capítulos y trama general del manga (⚠ alerta de spoilers)
🌊 Historia narrada en 3era. persona. 
🌊 Se toca el tema de intercambio, mitología.
🌊 Contenido yaoi no explícito.
🌊 Créditos respectivos al autor de la trama bra, Hajimr Isayama, por sus personajes.
🌊 Créditos respectivos a los autores de las imágenes utilizadas.

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Todo había ocurrido tan rápido, el estruendo del arma resonó junto al retumbar de las muralla destruyéndose a trozos.

La negrura nubló su vista cuando lo escuchó llorar, el hombre que se lanzó a atrapar su cuerpo contra el suyo en un sentimiento fraterno de hermanos forzoso, al menos para Eren era así cuando se trataba de Zeke.

El negro se volvió blanco, tan repentino que lo cegó cuando alzó la mirada en un lugar nuevo, uno que curiosamente ya conocía, añoró alguna vez llegar a semejante lugar solitario e iluminado de colores en el cielo, un resplandor mágico y fuera de la realidad que dejó atrás, demasiado para un simple mortal.

La majestuosidad de aquella deidad era impresionante, su luz se reflejaba por la oscuridad del lugar inimaginable, era tan detallada la extensión de sus ramas enlogando hasta límites indefinidos, ramas gruesas con surcos y torceduras entre ellas, sin hoja alguna, solo eso, árbol de gratificante tamaño con los más hermosos resplandores de luz.

Sus ojos se abrieron impresionados por tal majestuosidad que llegó a ver en recuerdos vagos, sino es que eran sus propias memorias, la grandeza e importancia de un árbol torcido con largas ramas y resplandor entre el azul y blanco. A su cercanía, la gama de colores parecía intercalar entre los coloridos.

Esperó paciente alguna señal, llegó ahí como intruso al mundo desconocido lleno de arena por doquier, piso del suave y fino polvo que hundía los pies, de color más oscuro que la de la playa, rememoró entonces el dolor en su cabeza tras el choque con su hermano, un tacto de intento de salvación a su irremediable muerte.

—Ya veo, estoy muerto —se dijo a sí mismo con su eco rebotando por el lugar silencioso —

Pensó entonces que había fallado, que todo había fracasado y no lograría la libertad de su gente, tal vez vagaría en el infierno tras matar, su alma quedaría reprimida y viajaría inconscientemente al nuevo portador, un recién nacido que llevaría en sus manos la misión de guerra sin fin y paz más que lejana.

—No —

La fina voz llamó su atención, tenue y femenina, se giró para verla, vestida de harapos y suciedad cubriendo ese rostro infantil, sus ojos se ocultaban tras la extensión de su flequillo, cabellos rubios más que enredados colgando en la espalda, cargando entre sus manos la pequeña cubeta despostillada de madera vieja y podrida, daba pena de verla.

—¿Quién eres? —

Se atrevió a preguntar, la mujer atrapada en el cuerpo de una niña, si no es que era la misma, no respondió. Pasó de él sin mirarle, recogiendo con su cubeta parte de la arena, un movimiento delicado como sacando agua del río, recordó a su madre por un momento, pero por su apariencia, no pudo evitar recordar a Mikasa también, su mente le trastornaba pensamientos, y el silencio lo abrumaba de a poco.

Llevado por la niña, sin decir nada, Eren la seguía de cerca. Su andar era lento y torpe, sus pies hundiéndose en la arena, mientras que la niña parecía flotar, se encaminaban a la imagen alucinante del árbol majestuoso, pensó que tendría un significado diferente, y lo tenía, la niña se agachó tirando nuevamente la arena en una pequeña montaña que pronto se deshizo.

Y así como la arena se dispersó, las manos de la niña rozaron la arena pareciendo moldearla, jugar con la masa que se formaba increíblemente entre sus manos, «no está mojada, no hay manera», Eren lo sabía, se dedicó a observar las figuras que la niña moldeaba y el escenario creándose a su alrededor, pronto, figurillas idénticas a titanes surgieron, figuritas de soldados descansaban en la arena en pose de enfrentar a las bestias, fuego simulado con el polvo de la arena volando, un escenario más que magnífico a sus ojos.

Eren se dió cuenta del panorama, aquella escenografía, era el reflejo de lo que ocurría en las tierras de la isla, soldados combatiendo titanes recién creados, murallas colapsando, los titanes colosales al descubierto del sol, notó entonces su escenario, su cuerpo tendido entre los brazos de Zeke, su hermano tratando de sanarlo, vapor por doquier, sus amigos combatiendo, un escenario de guerra.

—Si no lo detengo ahora, todo mi plan fallará —habló para sí mismo tras analizar la destrucción inevitable, estaba molesto que todo se saliera de control, y la cercanía de Zeke le incomodaba en furia —

—No tienes sangre real —la pequeña habló mientras seguía moldeando figurillas en la arena, Eren carraspeó porque siempre odió ese factor —

—¿Y qué hago? —le cuestionó, pues estaba seguro de que si ella estaba ahí, era por algo —

La niña no lo miró, no directamente, pues aunque alzó su infantil rostro, no pudo ver sus ojos, dejó atrás su cubeta con arena y volvió a caminar cerca del árbol, Eren la siguió sin entender, quería respuestas, moverse y regresar, debía parar la masacre y salvar a su gente, pero ella parecía no querer decirle nada.

La niña alzó su mano, sus dedos apuntaron el interior del árbol entre un resplandor magnífico e incierto, Eren parpadeó confundido tras notar raíces creciendo en el interior del mismo, una especie de cama de ramas cruzadas como vértebras unidas entre sí, nada más extraño.

—Si salvar a Eldia quieres, entrar ahí debes —dijo la niña, esta vez, su tono se transformó a uno más maduro, como el de una joven adulta, siguió señalando el agujero —más algo debes otorgar —sentenció como una amenaza, perder por ganar, los tratos siempre eran así —

Antes de poder cuestionar, la niña tomó su mano y los recuerdos, si es que lo eran, a su mente llegaron como cinta rápida, el pasado de esa niña, la crueldad de convertirse en la fundadora del mundo actual, su esclavitud de años en aquella dimensión magistral, observadora y manipuladora del mundo y su declive, y, finalmente, su enorme poder.

Eren lo comprendió, y temió, pues tras conocer el «otorgamiento» que debía dar, su mente se nubló al pensarlo, peor aún cuando la niña alzó su mirar, dejando ver las orbes azules en lágrimas de súplica por libertad, mordía los labios cual indefensa niña castigada por un crimen injusto, y lo era, Eren cavilaba entre seguir adelante o terminar todo ahí.

—¡Sálvame! —le pidió al tomar nuevamente su mano, su tristeza le reflejaba a dos personas y era cruel, triste, pues a ambos los quería salvar —tu decides —las figurillas en la arena se transformaron en dos personas que él conocía, cabello rubio y ojos azules idénticos a los de la niña —

La dimensión cambió según sus pensamientos, ambos se presentaron ante él desconcertados, hombre y mujer, parecieron comprender la situación al obtener los recuerdos de la niña que miraba atenta el proceder de Eren y su elección, entre ellos se miraron con dolor y tristeza, no había nada más que decir ante la incertidumbre y las mentiras guardadas.

—Yo no... —Eren volvió a cavilar, el agarre de la niña le retrasaba el tiempo mientras la escenografía de guerra seguía en malas circunstancias, el tiempo no estaba de su lado, era una elección cruel, desgarradora, perder a alguien por ganar el poder de la libertad —

—Esta bien Eren —dijeron los dos, voz suave que dolía, porque ambos se miraron cómplices ante el inevitable ritual de otorgar algo a cambio de la salvación de un pueblo castigado con el tiempo —

Eren volvió a dudar, su mente podía más con él, y es que perdería de ambas formas, pero existía la salvación aún, él lo sabía y por eso debía pensar su decisión, su futuro y los viajes del tiempo de sus antecesores pidiendo ese reclamo con desesperación, todo por ellos dos.

Ocurrió en un pestañeo, solo dijo el nombre del chico en su cabeza.

La escena volvió a cambiar por la toma de decisión que acaba de elegir, ella desapareció, el elegido seguía de pie frente a él con la mirada perdida en el majestoso árbol iluminado, la arena comenzó a cubrirlo como una manta, una suave tormenta, sabía que pronto lo enterraría a permanecer en ese lugar, tomando el lugar de la niña.

—Ve y sálvalos a todos —le dijo, en esa voz dulce y suave que siempre le dirigió desde que eran niños, las lágrimas de Eren no se hicieron esperar, sin poder ir a su encuentro al ser arrastrado por la niña —por favor, Eren —el llamado de su voz lo hirió al punto de gritarle al desistir y cambiar de idea —

Era demasiado tarde.

—¡Armin! —

Su grito se ahogó antes de mirarlo desvanecerse entre lágrimas por la arena, como si nunca hubiera existido.

Sin remedio, cayó por el enorme agujero, siendo presa de las ramas a su alrededor que comenzaron a apresarlo, comerlo vivo, enredándose entre su cuerpo mientras el calor lo envolvía y las marcas aparecían junto al rugido del feroz titán emergiendo de su cuerpo moribundo, el retumbar se hizo presente, el paso de colosos dejando caminos de fuego alarmó a todos ante el final de sus vidas.

No faltaba mucho para terminar su anhelado sueño de salvación, más su cabeza ordenaba y dirigía la destrucción del mal mientras otra parte divagaba en el sacrificio de obtener su poder; la niña nunca lo abandonó, aún entre las llamas del fuego, lo seguía de cerca.

—¿Dónde está Armin? —le cuestionó a la niña que caminaba entre el fuego, sus ropas quemadas y el pelo carbonizado, parecía quemarse viva, ella lo miró ante el pánico de su mirada —

—Tomó mi lugar —le dijo con simpleza, logrando que Eren maldiciera en culpa mientras la veía desvanecerse como cenizas por el viento, las cuáles, llegaron a la mujer que se salvó por decisión del castaño —

Historia miraba el cielo absorta en pensamientos difusos, el viento que la abrazó corrió por su cabellera hasta su vientre, grande y abultado esperando la llegada de una vida nueva, vida que acaba de reencarnar con la esclava de la dimensión de arena, Historia sonrió con tristeza acariciando con ternura, el dolor era inminente ante el pago por libertad y salvación de un pueblo hundido en la miseria.

—Lo siento mucho, Armin —dijo mientras la lágrima cayó mojando su vientre —

Eren logró su cometido tras activar el retumbar, protegió a su pueblo y destruyó el concepto de guerra, alcanzando así la tan anhelada libertad, todo a costo de un sacrificio.

Cambiar de lugar a una persona idéntica a la niña de la dimensión, quedar varada su alma atrapada otros miles de años hasta un nuevo suceso, Armin o Historia, ese fue el dilema que tuvo que tomar, los dos dispuestos, Historia esperaba un hijo, Armin esperaba libertad, más no se negó a perderla con tal de salvar la de los otros.

Eren se odiaba, mucho, incluso después de revelar la verdad a su pueblo, no había forma de salvarle de la dimensión, lo había perdido, encerrado en un castigo injusto para alma inocente en la dimensión de arena con el árbol majestuoso.

Libertad para Eldia a costo del sacrificio del joven rubio de añorados sueños de conocer el mundo, inocencia perdida por la guerra, costo de salvación.

~~~~~~

Con la liberación de su pueblo, Eren rompió la maldición de un pueblo sometido, algo como la paz era inalcanzable, pero logró su libertad a costa de sacrificios.

—¡Eren! —

Su vista permanecía perdida en la extensa profundidad del mar ante sus ojos, fue el llamado infantil que lo hizo regresar la vista con pesadez, el niño corrió a su encuentro abrazando sus piernas con diversión, las risillas escapaban como una melodía de  «libertad» a su parecer, no hizo mas que acariciar sus cabellos, un pequeño toque que provocó la electricidad de recuerdos dolientes.

—¡Mamá me dijo que estarías aquí, quería saludarte! —

El niño mostraba toda sinceridad bajo esa hermosa y tierna sonrisa, infante que le recordaba a él, Armin estaba presente en todos lados, su esencia en el mar, la inocencia en ese niño pequeño de ojos ámbar y cabello azabache, la calidez en cada atardecer, su inteligencia en los libros, todo le recordaba a él.

Eren le sonrió en respuesta. Le era difícil hablarle cuando la imagen de un Armin pequeño, de 6 años, se ponía sobre el infante y le hacía recordarlo, era hiriente soportar ver a cada niño sin que no lo recordara, cada soldado con el antiguo uniforme, el cabello rubio, ojos azules, incluso hablar con Historia era complicado.

—Cariño —Mikasa no había dejado de mirarlo con tristeza, pues su unión había regresado en términos diferentes —vayamos a buscar algunas conchas —sugirió quebrando el intenso silencio, el pequeño sonrió corriendo al encuentro de su madre —

Eren los vió partir en silencio, las manos entrelazadas del infante y de su hermana que consiguió parte de su felicidad al tener a su hijo, niño hermoso e inocente muy parecido a ella. El padre del niño, bien conocido por Eren, se acercó en silencio, eran amigos después de todo, y sí había algo que Eren pudiera reconocer de Jean, era que podía leerle la mente con suma facilidad.

—Lo haré esta noche. —

Habló rompiendo el silencio ante la caída del pronto atardecer, con los colores cálidos pintando el cielo, el naranja y rojo se reflejó en sus rostros serios, absortos cada quien en pensamientos que definirían su futuro.

—¿Y no retrocederás? —

Jean tenía ese tono en su voz que hacía dudar a cualquiera, incluyendo a Eren, quien no lo había dudado hasta que él se lo hizo notar, y es que no tenía asegurado que alejándose de todo podría volver a verlo, su libertad estaba más que perdida, pues la sentencia estaba ahí, y estaba dispuesto a intentarlo.

—Protege a Mikasa, Historia y a los niños por mi —no caviló en su respuesta, porque fue cobarde en responder la anterior —

Jean emitió un sonido como un gruñido asintiendo, sabía que no estaba conforme con el pedido, pues de cualquier forma lo haría tratándose Mikasa y ese niño de su nueva familia, más la mención de Historia le molestaba, porque ese era labor de Eren que le prometió a la reina.

—Te deseo suerte. —le dijo con un golpe en el hombro, voz monótona y firme —

Eren lo miró alejarse para ir al encuentro de su hijo corriendo a él, Mikasa sonrió enternecida cuando el niño voló en los brazos de su padre queriendo alcanzar el cielo, esa era la libertad que él buscaba, pero que perdió a costa de otras cosas, Mikasa nunca le perdonó su elección, y era entendible, pues ni el mismo se lo perdonaba.

Decidido se alejó sin decir nada, firme ante la idea de volver a las ruinas del fin del mundo, enormes piedras que quedaron encriptadas con la leyenda del retumbar, zona de intercambios, sus manos rascaron las piedras dejando su sangre en ella, estaba dispuesto a encerrarse para siempre en los vestigios antiguos, perdiendo su libertad.

Ocurrió en un instante, su sangre esparcida lo conectó a la antigua dimensión ligeramente cambiada, los pies se hundieron en la arena mientras caminaba sin dirección, solo paseando su mirada tratando de encontrarlo, verlo una vez más.

Encontró la pequeña cubeta hundida en la arena, despostillada y rota como si no hubiera sido usada en años, el brillo del gigante árbol seguía igual de imponente que la primera vez, aunque el azul denotaba con pequeñas lagunas en la arena, cristalina y azulada como el mar recibiendo los primeros rayos del sol.

—Eren —

Finalmente su voz se oyó como un eco, su cuerpo se erizó de emoción al mirarlo otra vez, su cabello rubio largo como antes, el flequillo cayendo por su frente, bajo la piel blanquecina que era iluminada por el brillo de luz del árbol, sus labios formaron una mueca de sorpresa al verlo, igual que sus ojos brillantes.

—He regresado Armin —no pudo ocultar la emoción de correr a su encuentro, aventando la arena con sus pasos —

Armin permaneció inmóvil, incluso cuando Eren lo abrazó con fuerza, enrollando su cuerpo frío en los brazos del castaño, no supo como reaccionar, porque, evidentemente, no esperaba verlo de nuevo, había aceptado el intercambio con tal de darle su anhelada libertad, de entenderlo.

—¿Por qué? —Armin seguía encismado en el asombro, Eren se aferró a él tratando de recordar su cuerpo, su esencia, la suavidad de sus cabellos, el hermoso brillo y color de sus ojos azules —

—Da igual. Estoy aquí, y no me iré —respondió sin cavilar, estaba seguro de su decisión, de perderlo todo por estar con él —

Armin entendió entonces que Eren acababa de entregarse a la esclavitud con él, que acaba de sentenciar su libertad cristalizando su cuerpo en las ruinas que Armin creó a base de arena y piedras de aquella dimensión, que Eren acababa de encerrarse a sí mismo como la figurilla que Armin creó a base de arcilla y arena con agua, en un anhelado intento de recordar su imagen.

Armin comprendió entonces, que Eren había usado su poder para discernir la forma de llegar a ese lugar nuevamente, que había tocado infinidad de veces a Historia para ver lo que Armin hacia con sus manos, que había esperado hasta entonces, hasta ese día, que según sus visiones, Armin crearía una brecha con la realidad esperando ver a Eren.

—¿Lo sabías? —le recriminó en un llanto que ya no pudo controlar mientras lo abrazaba —¿esperaste tanto por esto? —le cuestionó incrédulo al tenerlo a su lado nuevamente —

—Siempre lo supe —le dijo tratando de apagar su llanto en un reconfortante y anhelado abrazo, recordando los tiempos de cuando eran niños —

El mundo siguió su curso tal como Eren esperaba, que los niños vivieran un mundo de paz, mientras ellos permanecían creando bellezas a base de arcilla y arena, entre sonrisas, mientras esperaban, sin importar el tiempo que tardara, alguna señal que los sacara de su nuevo encierro.

—¿Viste ésta realidad también? —le preguntó una vez Armin curioso —

—Tal vez —respondió sonriendo —

Armin no dijo mas, solo agradeció su presencia y con dolor aceptó que el hombre que siempre buscó su libertad, acaba de perderla por un simple mortal como él, su mejor amigo, el costo de la salvación.

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Aclaraciones:
Por si no quedó muy claro algún punto de la historia o la relación entre Eren y Armin la explico.

* Eren "muere" en la batalla, como Zeke logra atraparlo y unir sus cabezas, se conectan y llegan a la dimensión de Ymir (no es igual que en el manga original).
* Para que Eren obtenga su poder, debe liberar a Ymir con un intercambio de alguien idéntica a ella, siendo Armin e Historia los elegidos, todo por no tener sangre real.
* Eren elige a Armin y éste suplanta a Ymir quedando en la dimensión.
* La persona de la dimensión puede crear figuras que se reflejan en la realidad, esto por el dicho de "creadora Ymir" como si ella moldeara toda la historia, Armin después lo hace.
* Armin crea una especie de monumento de rocas en la dimensión para señalar que ahí estaba, antes de ser llevado a la dimensión.
* Eren utiliza los poderes del fundador a través de Historia para ver lo que Armin hacia y así poder ir con él.
* Eren descubre que ese monumento, es una relación de dimensiones y que, si se sacrifica él en una cristalización, podrá ir con Armin.

Aunque se toman hechos del manga principalmente, la historia no es igual, ni los fundamentos tampoco. Quise plasmar una historia un tanto metafórica y diferente, de esas que muchas veces ocultan cosas que no entiendes a la primera, y creo que lo conseguí, pero ustedes opinan.

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¿Que les ha parecido? A mi en lo personal, me encantó escribir esto, la idea en si era mas complicada de entender al inicio, pero gracias a aymiki-chan pude corregirlo para hacerlo mas entendible, gracias por tu ayuda pequeña 💕.

Espero sus comentarios como siempre y saber si comparten parte de mi amor por esta pareja.

Gracias por leer, nos vemos 💙💛

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