💙 ¿Amigos o enemigos? 💛

¡Hola! Primer One shot de este librito, quiero decir que lo único que busco es plasmar mis ideas en base al manga o no, a través de historias diferentes.

🌊 Capítulo es sobre la shipp EreMin.
🌊 Se basa en los capítulos 107 y 108 del manga (⚠ alerta de spoilers)
🌊 Historia narrada en tercera persona.
🌊 Se toca el tema del sometimiento, persuasión y manipulación.
🌊 Contenido yaoi no explícito.
🌊 Créditos respectivos al autor de la trama bra, Hajimr Isayama, por sus personajes.
🌊 Créditos respectivos a los autores de las imágenes utilizadas

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Una pregunta difícil de responder para ambos, aquellos que eran mejores amigos, hermanos del alma, aquellos que, juntos, compartieron sueños e ilusiones, compartieron miedos y penas, lágrimas y pérdidas, tomados de las manos recorriendo un camino lleno de golpes bajos, muertes, sangre derramada y miedo, algo que juntos pudieron enfrentar con apoyo del otro.

Pero ya no más, el golpe de la guerra azotó contra todos sus pensamientos, dejándolos caer en un abismo de confusiones al conocer la verdad del mundo utópico que vivían, los enemigos que más temían nunca fueron sus verdaderos miedos ni temores, había algo más allá, a la lejanía perdido en el otro extremo del hermoso mar, aquél lago salado que ansiaban ver cuando eran niños, ahora no era más que la prueba de que vivieron recluidos del mundo por años.

Con la inminente guerra que, tras varios años estaba escrita a suceder, Eren se adelantó a los hechos, causando un genocidio que a sus ojos, no era más que el vivo reflejo de lo que vivieron con la caída del muro hace años, era el mismo patrón, la misma intención, el mismo objetivo, tan solo era diferente el enemigo, quien se trataba de su mejor amigo, y de un tierra lejana que ni siquiera habían estudiado.

El daño estaba hecho, el odio era palpable, la venganza era inminente, era cuestión de tiempo para que buscaran venganza contra sus actos, comenzando una guerra sin fin, dejando a su paso, sangre derramada de soldados devotos a su nación y odio mutuo.

Aquél panorama no era de su agrado, pensar que todo aquello sucedió por la falta de comunicación, de confianza, quizás, entre él y su equipo, de diálogo entre naciones que, con dificultad, se podía lograr sin provocar levantar armas y derramar sangre por todos lados.

El sabía que aquello sería una apuesta, demasiado riesgosa, hablar con aquellos que los consideraban «demonios» para tratar de arreglar sus desacuerdos, era difícil, incluso imposible, las armas los apuntarían en todo momento, un movimiento en falso, las gotas rojizas mancharían el suelo de lo que podía ser el mayor acuerdo de paz para la humanidad.

"Hacer eso es como suicidarte, te atarías tú mismo la soga al cuello y ellos la jalarían sin dudarlo un segundo"

Tenía razón, Eren tenía razón, pero valía la pena buscar otra salida que no fuera la guerra ni la muerte de gente inocente, estaba claro que la guerra era forzosa, siempre lo fue desde años atrás, pero buscar una salida más pacifista no costaba, aunque fuera de cierta forma imposible.

—¿Quieres volver a pelear? —

Su voz resonó en su cabeza con dureza, la voz oscura de Eren con la que hablaba, le erizaba la piel por temer a eso, no a él, si no a las peleas que cada vez eran más continuas.

—Explícame ¿qué quieres hacer? —

Fue lo único que Armin soltó al ponerse frente a la reja que los separaba sin nada seguro, eso lo sabía bien, podía ser atacado, podía provocar que Eren escapara, le echarían la culpa por «provocarlo», esa palabra lo caracterizaba ahora gracias a su actitudad agresiva.

—No tiene caso —

Dejaba en su voz, silencio, confusión; nada que lo ayudara a entender lo que pasaba por su mente, sus planes, si quiera saber si lo odiaba ahora mismo.

Armin frunció el ceño al verlo tan  relajado, indiferente, como si no supiera lo que había provocado en todo el mundo, su nombre era lo único que escuchaba desde que habían regresado, odiaba que aquél hombre, que no se parecía en nada a aquél niño con sueños, fuera nombrado con desprecio y al mismo tiempo con honra.

—La gente te odia y te venera —

No pudo evitar soltar aquello que le molestaba, como si fuera molestia con cierta envidia, lo alababan como un Dios encarnado, brindando salvación a causa de una guerra, lo miraban como una bestia buscando la libertad en nombre de toda Eldia.

—No me importa —

Respondió con ese tono grave mientras soltaba el aire con pesadez sin siquiera mirarlo, podía percibir sus ojos hundidos en la profundidad de su mente, quizá, planeando su próximo encuentro con el que decía ser su hermano, Eren sonrió divertido, dejando a Armin desconcertado ante el silencio sepulcral que los rodeaba.

—¿Acaso te importa algo de todo lo que has hecho? ¿Es divertido ver morir a gente inocente? —

También era culpable, él mismo había atacado el muelle, derribando barcos con soldados, sepultando entre restos, familias enteras, en sangre y lágrimas en sus últimos momentos, no podía borrarlo de su cabeza, a veces sentía que quien veía todo no era él, sino Berthold, quien lo atormentaba por las noches con sus sueños y recuerdos.

—Era necesario —

Aquello detonó su paciencia, siempre daba la misma respuesta sin una explicación clara, le molestaba, Armin trataba aún de entenderlo, de no juzgarlo, siempre lo hizo, pero ya no podía hacerlo, parecía otra persona, era diferente incluso consigo mismo, el Eren que conocía ya no estaba, se había perdido cuando miró la belleza de un mar inexistente.

—¿¡Porqué!? ¡¿Porqué no das una respuesta clara!? ¡No puedo adivinar lo que piensas, ya no más, me impides hacerlo, me dejaste a un lado! —

Soltó con furia golpeando las rejas con fuerza, apretando los barrotes con sus manos intentando calmar su impotencia, cerrando sus ojos para no verlo más, no tenía sentido, dejó que su corazón se estrujara al darse por vencido, por última vez, de tratar de traerlo de vuelta, no había retorno, él jamás regresaría, se fue y lo dejó solo con alguien que no era él, no su Eren.

Escuchó los ruidos ecos de sus pasos descalzos, firmes y seguros, dejándolo un poco asustado por su cercanía, no retrocedió, se aferró a los barrotes esperando, tal vez, aquello parecido a una caricia que solía darle antes, algo ilógico en una situación desastrosa como esa, no lo haría, no después de gritarle infinidad de veces.

—¿Me odias? —

Aquello le cayó por sorpresa,  obligándole a abrir los ojos, apretó con más fuerza los barrotes, sintiendo la frialdad y dureza que estos tenían, dejó escapar un leve suspiro en un tono inquietante, no lo miró, no podía hacerlo, ni él mismo entendía porque, aceptaba que por más destructivo y agresivo que fuera, fue su mejor amigo, su salvación, quizás incluso, la persona que admiró y amó por un tiempo.

—Regrésalo, regresa al Eren de antes... —

Soltó por fin las palabras que sólo salían en sus sueños, con la esperanza de que él regresara, de que su infancia regresara y rieran como solían hacerlo, de tomarse las manos mientras hablaban del mundo exterior, de los pequeños besos y caricias que se daban a escondidas de los demás reclutas a la hora de dormir.

Recargó su cabeza en la reja sin miedo, ya nada importaba, estaba débil frente a su cazador, corría el riesgo de perder ante aquellos ojos verdes, que en la penumbra, lo asechaban con precisión, leyendo cada movimiento, cómo si esperara el momento para abalanzarse sobre él y cazarlo, dejó de apretar, dejando que sus manos resbalaran por los barrotes, cansado, débil, harto de luchar sin conseguir nada.

—Armin... —

Mordió sus labios incómodo, escucharlo decir su nombre, ahora, era doloroso, lo odiaba, no quería escucharlo con esa voz ronca y oscura, ya no, ya no había dulzura cuando lo pronunciaba, lo decía de forma forzosa, sin ánimos de hacerlo.

—Es imposible, ya no podemos congeniar, ni siquiera hablar sin pelear... —se separó con dificultad de la reja —lo intenté —dijo apretando sus manos —pero ya no puedo hacerlo... —le dolió decir el «adiós» para siempre —

Lo retuvo, retuvo sus emociones que solían salir sin permiso, ya no, había madurado, por culpa de las horribles circunstancias, ya no podía llorar con tanta responsabilidad en sus hombros, una que nunca pidió a cambio de salvarle la vida, injusto, lo fue, pero no deshonraría a las personas que confiaron en él hasta ahora, debía ser fuerte, incluso frente a él.

—Bien, haz lo que creas mejor, siempre lo has hecho —

Su voz cambió, pudo reconocer al Eren recluta afirmándole que no temiera de sus desiciones, paró en seco, aún frente a la reja, dejándose llevar por los melancólicos recuerdos, hermosos y dolorosos, como un arma de doble filo.

Antes de poder reaccionar, sintió su cuerpo erizarse ante el tacto de una mano paseándole por el brazo, jalándolo de nuevo hacia la celda, pegó sus ojos en el fondo, donde sólo encontró los brillantes ojos que lo asechaban con lujuria y deseo, apretando su brazo con fuerza, impidiéndole escapar con facilidad.

—¡Suéltame! ¡Eren, suéltame! —gritó con desesperación al verse atrapado por aquél hombre —

—Repite mi nombre una y otra vez, Armin, fuerte y claro, mi pequeña presa —su voz resonó con un ente oscura —

—¡Suéltame! ¡No eres él! ¿¡Quién eres?! ¡Regrésalo! —su voz lo carcomía y mataba lentamente presa del miedo —

Eren dibujó una sonrisa, Armin se estremeció, jalanddo con fuerza sus ropas tratando de escapar, huir de un cazador sin nombre, dejando que sus miedos fueran leídos por los ojos del cazador que se acercaba a su rostro con sigilo, clavando su fría y misteriosa mirada en la inquietud de los ojos azules que suplicaban ayuda.

—Yo también deseo al anterior Armin, Berthold, él solo es mío —habló con recelo, como si él otro pudiera escucharlo —

Armin ahogó sus gritos al sentir la fría mano contraria pasearse por su rostro con delicadeza, inmovilizándolo con ese tacto tan común entre ellos, sus ojos buscaron consuelo y respuesta en los esmeraldas, escondidos en la penumbra, brillaban, con desesperación y deseo.

—Eres solo mío... —recalcó encerrando con una de sus manos las contrarias impidiéndole usarlas — ¿cierto... —podía sentir el aire que exhalaba con pesadez — Armin? —su voz se suavizó con autoridad y deseo—

Sus manos recorrieron sus cabellos que caían sobre su rostro inexpresivo, dejando sobre si, caricias que sólo el podía hacerle, lentas y con ternura, Armin cerró sus ojos al tacto, dejándose guiar por aquellas sensaciones que desaparecieron con el tiempo, que ansiaba sentir por mucho tiempo, dejando que su cuerpo fuera controlado por él, por su tacto, sus caricias, su voz provocadora, dejando que jugará con él a su gusto.

—Responde Armin... —repitió susurrando en su oído con deseo —tú eres solo mío —aseguró con una voz poseedora —

Armin soltó el aire inquieto al sentir su mano pasearse por su pecho, levantando la camisa que vestía de forma tranquila pero deseosa, su respiración podía sentirla sobre su rostro, su cuerpo estaba a su merced, no podía negarse a nada más, ya no podía luchar y alejarse, había caído en la trampa, había sido envenenado.

Eren tomó su mentón con fuerza, dejándole sentir el roce de sus labios sobre los suyos con deseo, tratando de marcar su territorio a la fuerza, haciéndole callar los quejidos de dolor ante la fuerza contra la que jugueteaba su lengua en su boca, jalando su cuerpo a la reja, evitando que escapara, callándole para que nadie supiera que un depredador estaba a punto de tragarse a su presa,  por deseo y lujuria, poseerla y marcarla como sólo suya sin soltarla jamás.

—Armin, no te atrevas a escapar ahora... —soltó como una amenaza escalofriante —

Armin negó sin sentido, mientras Eren apretaba sus muñecas con fuerza. Armin soltó quejidos de dolor que eran callados por los besos forzosos que le impedían a su boca escapar, ahogando sus gritos de un auxilio imaginario, tragándose las lágrimas que bordeaban sus ojos ante aquellas acciones peligrosas del depredador, tenía miedo, pero no quería escapar, quería llorar, pero se tragaba sus emociones, quería gritar, pero dejaba que le callaran con sus besos, quería escapar, pero dejó que lo retuviera ahí a su merced.

Era un tonto, una persona débil, dejando que el resto hiciera lo demás por él, siempre lo fue y no dejaría de serlo, estaba seguro de que ahora mismo era él, no el colosal ni Berthold, era el niño débil que se escondía en el regazo del héroe castaño de hermosas esmeraldas, no importaba si ya no fuera él, que importaba, ahora mismo disfrutaba de ser sometido por aquella persona que llevaba su mismo nombre.

—Eren... —

Supo entonces que, nuevamente, había perdido, no había ganado respuestas del castaño, regresaría vacío al cuartel sin respuestas, ganándose la desilución de amigos y superiores.

—Soy tuyo... —confesó indefenso ante el veneno de su depredador, Eren sonrió al oírle claramente con triunfo —sólo tuyo... —

Armin no perdió el tiempo ante su último intento de regresar a ese lugar, no lo odiaba, pero no podrían regresar a lo que eran antes, ya no eran amigos, eso ambos lo sabían, si se veían, pelearían sin chistar, pero ahora mismo, como si fuera el adiós para ambos, se despedieron de una forma pasional y deseosa, egoísta en cierta forma, dejando que sus corazones latieran por el otro con frenesí, antes de que, si el mal tiempo los separaba por completo, tuvieran que enfrentarse nuevamente, como bestias derramando la sangre del otro,  sobre su cabeza como un trofeo.

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Espero les haya gustado la historia, a mi me fascinó, no me vendría mal que pasara así, para aclarar, yo amo a ambos personajes, con mi alma, mi favorito siempre será mi Armin bebé 😍💗 pero no por eso odio a Eren, ambos tienen sus pros y contras, y como en varios análisis, creo que ambos tienen la razón, no me gusta el odio hacia mí Armin, porque él, así como todos, esta buscando una solución que no involucre más guerras, quizás es difícil que suceda,  más no imposible que no se pueda lograr, ambos puntos son buenos, pero duele saber que por esto, y las memorias de sus antecesores, ahora ambos se separen, quizás, hasta la muerte 😭💔.

Me gustaría saber su opinión al respecto, les pido respeto, no solo a mi, sino entre nosotros, somos un fandom con diferentes formas de pensar, todo se respeta.

¡Espero actualizar pronto, nos vemos pronto! 💕

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