💙 Amantes sin odio 💛
¡Hola, nuevo One-shot, no les negaré que me he vuelto adicta a esta shipp desde el último arco del manga 😭💔, es que son simplemente hermosos y bueno, viendo la situación no creo que nuestros bebés se vuelvan a ver de la forma en que lo plasmo en mi historia. 😭💔
Capítulo es sobre la shipp EreMin.
🌊 Se basa en los capítulos 107 y 108 del manga (⚠ alerta de spoilers)
🌊 Historia narrada en tercera persona.
🌊 Se toca el tema del sometimiento, persuasión y manipulación.
🌊 Contenido yaoi no explícito.
🌊 Créditos respectivos al autor de la trama bra, Hajimr Isayama, por sus personajes.
🌊 Créditos respectivos a los autores de las imágenes utilizadas
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Podía percibirse la tensión entre ambos, la profundidad en sus ojos opacados por la oscuridad de sus pensamientos, la sequedad en sus gargantas sin ganas de pronunciar palabras, la clara molestia de verse nuevamente de frente a la fuerza.
—¡Lo pediré sólo una vez más, hablen para cerrar todo esto! —ordenó con clara molestia cerrando tras de si la reja —¿Entendieron? ¡tienen la noche entera para arreglar las cosas!— recalcó cerrando la puerta con enojo—
Los ecos sonoros de sus pasos se perdieron en la lejanía con el tiempo, haciéndoles ver, finalmente, que estaban completamente solos, atrapados entre rejas de metal nada difíciles de romper si utilizaban aquellos tontos poderes.
Armin arrugó el ceño, escondiendo su rostro entre sus piernas, soltando suspiros cansados, los ojos ajenos de Eren se posaron en él con interés, Armin podía percibir la mirada afilada en su persona, apretó los labios con molestia, fingiendo no sentir la pesada mirada sobre él.
El castaño estiró sus piernas sin quitar la mirada del rubio, una mirada penetrante, a su parecer, que parecía desnudar la fortaleza, lentamente, del menor, algo ansioso de poder admirar las orbes azuladas que representaban el mar de sus sueños codiciosos.
—¿Podrías dejar de mirarme? —se quejó por fin, con una voz aturdida y opaca —
Eren sonrió. Dejó que en la fisura de su boca se dibujara una sonrisa sínica, dejando a un lado la pobre petición del rubio aún acurrucado en el rincón de la fría celda, tratando de calentarse a sí mismo.
Armin se aferró a sus piernas disgustado, incómodo de la frialdad de la oscura celda, ni los leves rayos de luna la iluminaban, tan solo las gastadas antorchas del exterior, dejándolos entre sombras asechantes, como los ojos penentrantes y mirada perversa de quien había sido la persona más importante de su vida, su mundo, su héroe.
Eren se puso de pie con rapidez, saltando de su lugar llamando la atención del rubio, quien lo miraba de reojo alerta en caso de ataque, estiró todas sus extremidades cansado, después volvió a mirarlo de forma más desafiante.
—¿Desde cuándo comenzaste a odiarme? —preguntó sin recelo, dejando en su voz ansiedad —
El más pequeño guardó silencio, ahogó sus palabras en la boca sin forma de escape, no lo miró, dejó su vista sobre sus manos que temblaban levemente, no mostró signos de incomodidad por la pregunta, sé lo veía venir, mas la respuesta ni él la sabía.
Entonces notó el cuerpo mayor acercándose a él, pasos lentos y amanezantes que lo pusieron en mayor alerta, mirándolo de reojo con un semblante serio y a la vez preocupado, la idea de compartir la celda con él no le agradaba en lo absoluto, por muchas cosas que sabía que el castaño podía hacer con él, y eso lo tensaba al verlo caminar.
Los ruidos ecos de sus pies descalzos, tocando la frialdad del suelo, eran amenazantes, cada paso hacía al corazón de Armin latir con mayor impetú, terminó soltando sus manos de entre sus piernas, como señal de que atacaría si se sentía amenazado, y vaya que lo estaba, aún sin que él lo mirara, Eren siguió caminando, imponiendo temor en el cuerpo tembloroso de su presa sin darse cuenta.
—¿Me contestarás? —insistió sin ganas de recibir un «no» a su primera pregunta —
Armin mordió sus labios incómodo, logrando ponerse de pie lentamente sin siquiera mirarlo, dejando su cuerpo alerta a cualquier movimiento en falso, listo para atacar si era necesario, más las palabras nunca salieron y la respuesta nunca fue pronunciada.
—Bien, entonces dime ¿porqué estás aquí? —
Insistió al querer recibir una respuesta clara, escucharlo hablar y dirigirle la mirada con ese tono único de voz que tenía, ansiaba escucharlo, volvió a posar su mirada en él, una presa amanezada, preparada para defenderse, de esa manera lo identificó con la vista.
—Por Mikasa —respondió sin más — sólo por ella —recalcó en un tono frío y seco —
Eren torció la boca molesto, crujió sus dientes al escuchar sus palabras, su motivo de estar ahí, encerrado con él, era patético, nada mas que una falsa excusa.
—Que falso eres, Armin... —soltó irónico, casi burlándose de él, jamás podría engañarlo —
Armin frunció el ceño molesto ante las actitudes del castaño imponente sobre él, no quería perder, no debía, tenía sus motivos y razones de estar ahí, más no quería pelear, era imposible detener lo que pasaría si eso sucedía, no quería revivirlo, igual que las veces que lo terminaba visitando y terminaban haciendo aquellos actos que, para él, ya eran un delito grave a su moral.
—Yo no la he olvidado como tú, ¿sabes cómo se siente? —soltó como respuesta en un tono tranquilo, sin expresiones —
Su intuición y el cambio de tema lo molestó, mirando, con cierto enojo, al de piel blanquecina, parado sobre la mitad del lugar en una pose tentadora, dejando ver la claridad de su piel y el azulado de sus ojos varados en el suelo de aquella fría celda.
—Yo tampoco te he olvidado... —le confesó llamando su atención con sorpresa —
El cuerpo de Armin se estremeció al escucharlo, odiaba que siempre fuera directo por el efecto de sus palabras en él, logró mostrarse, finalmente, débil, haciéndole ver que era lo que le afectaba, y él tomaría ventaja de ello.
—Siempre he pensado más en ti que en nadie más, Armin... —habló con sinceridad acercándose más a él —
Armin comenzó a retroceder lentamente, apretando los dientes incómodo, tratando de mantener la compostura firme, si miraba los ojos esmeraldas ansiosos, él perdería definitivamente.
—¿Tú no lo has hecho? —le preguntó calándolo con sus palabras —
Armin mordió los labios, retrocedió pero sus pasos eran pequeños, los de Eren eran grandes, no faltaba mucho para sentirlo encima suyo, aquello lo aturdió, olvidó que si seguía retrocediendo tocaría pared y su vida se perdería, ante él, su cazador.
—¿Por qué no contestas, tienes miedo? —preguntó acercándose peligrosamente, lo tenía para él, había ganado —
—¡Cállate ya! —gritó desesperado — ¡Aléjate, no te acerques! —le ordenó impaciente, estirando sus manos para impedir sus pasos —
Eren sonrió, lo había hecho llegar al límite, lo admiró un momento, mirando su cuerpo temblar mientras evitaba su mirada, con los brazos estirados impidiendo su seguimiento, él mismo dió pauta a que él hiciera otro movimiento en su contra.
—No lo creo —respondió secamente al tiempo que tomaba uno de sus brazos con fuerza—ya no —inquirió sonriente apretando su brazo —
—¡Suéltame! —imploró jaloneando sus propias ropas —¡Suéltame!— repitió perdiendo la cordura y la fuerza ante él —
Eren apretó con mayor fuerza su brazo, tomando el otro para evitar sus movimientos bruscos al apartarse de él, necesitaba tenerlo cerca, más cerca, aún si necesitaba usar mayor fuerza y hacerlo contra su voluntad.
Armin retrocedió de forma torpe, jalando sus ropas, intentando safarse de su agarre, lo hería, podía asegurar que sus brazos sangraban debajo de las mangas, no quería mirarlo, por nada se forzaría a sí mismo a mirarlo y perder por completo.
—¡Basta, suéltame, Eren! —le pidió ya sin importarle sentirse débil —¡Suel-
Eren no resistió, se abalanzó sobre él callándolo de forma brusca, pegando sus labios a los suyos con fuerza, logrando que Armin se estremeciera ante el tacto ajeno, retrocedió, como pudo, con pasos casi arrastras, tratando de safarse del agarre de manos sin abrirle la boca y dejar pasar la contraria, cerró los ojos tratando de respirar.
Eren estampaba con fuerza sus labios contra los fríos y secos de Armin, tratando, torpemente, de introducirse en su boca para lograr saborearla, estaba ansioso, esperaba la oportunidad y no la desaprovecharía, haría lo que fuese necesario para cumplir sus deseos, incluso siendo el malo de la historia.
Así que lo aferró más a él, tomando el control del pequeño cuerpo que arrastraba hacia atrás con facilidad, provocando posibles heridas en los pies del menor sin importarle, logró estamparlo en la pared con fuerza, Armin respondió con un quejido fuerte antes de poder, finalmente, mirarlo con miedo, mientras Eren atacaba de nuevo su boca.
—Er....—
Armin chilló al sentir la legua ajena rebuscando en su boca deseosa, arrastrando y juntando la saliva con la suya, quitándole todo el aire que podía retener, chilló nuevamente entre quejidos y gemidos ante la fuerza con la que su lengua atrapaba la suya impidiéndole moverse.
Sintió sus manos siendo levantadas contra su voluntad, colocadas encima de su cabeza, logró sentir la frialdad de la pared, encerradas en la fuerte y grande mano del castaño, sé atrevió a mirarlo, con miedo y posible arrepentimiento, Eren también lo miraba, deseoso y atacante, oprimiendo la lengua en su boca, haciéndole soltar la saliva que salía de su boca con asco, gimiendo con mayor fuerza, sin apartar la mirada de miedo de la penetrante de su cazador.
Los brillantes ojos verdes lo cazaban, podía sentir su mirada en su cuerpo que se estremecía con sus actos salvajes, la mirada deseosa que no buscaba más que placer con él, volvió a gemir mientras sentía su saliva salir como río de su boca, asco y miedo, eran las únicas sensaciones que sentía en ese momento.
Y su cuerpo volvió a estremecerse al sentir la mano fría en su pecho, gimió al sentirla recorrer todo su torso, acariciando suavemente pero con placencia, agitó sus manos encerradas sobre su cabeza, firmemente agarrradas por una sola mano del castaño, chilló con desesperación, intentando hablar con la mirada para recibir un poco de compasión, nada, Eren lo tocó con mayor fuerza.
Finalmente, Eren lo soltó, separó sus bocas de forma brusca dejando, como evidencia de sus actos, el puente de saliva escurrir de sus bocas, él lo absorbió sonriente, Armin quedó pasmado sin moverse, había conseguido su objetivo, tener a su merced al rubio, quien cayó rendido al suelo sollozando, Eren lo miró sorprendido y con culpa al descubrir que sus acciones habían arrrebasado el límite, lo había herido.
—¿Por... qué...? —lo escuchó balbucear entre sollozos —
Eren guardó un silencio incómodo, se atrevió a mirarlo totalmente destrozado, roto, su boca terriblemente dañada, dejando ver la saliva escurrir por su boca, las mangas manchadas de un rojo fresco y vivo debajo de ellas, sus pies igualmente ensangrentados, dañados, sin olvidar las orbes opacadas que habían perdido aquella hermosura del mar que, alguna vez, había admirado en ellos.
Armin estaba ahí derrumbado, sollozando con todo el dolor de su cuerpo y alma, destrozado, mordiendo los dientes tratando de ya no dejar salir ni un ruido de su boca, se sentía sucio, no quería verse a sí mismo de aquella forma, quería escapar y olvidar lo anterior sucedido.
—Armin... —
—Lo intenté... — habló acariciando sus muñecas —de verdad lo intenté...—repitió dejando caer las lágrimas —
Aún con todo el dolor que sentía, se puso de pie, ya no quería permanecer ahí, aún si rompía las órdenes de su comandante, no estaría un minuto más compartiendo la celda con la persona que lo forzó y lastimó de esa forma, pero no tenía la fuerza de permanecer de pie, tampoco dejó que sus heridas sanaran, se dejó caer nuevamente al piso rendido, pero Eren lo detuvo.
—¿¡Por qué diablos no te regeneras, Armin!? —le regañó al tiempo que lo tomaba entre sus brazos con cuidado—
—¡Suéltame! —le pidió tratando de escapar de su agarre sin éxito — ¡Eren, suéltame! —le rogó desesperado entre lágrimas cansadas—
—¡No! ¡No soltaría a quien amo! — insistió apretándolo más a su pecho —
Armin mordió los dientes empujándolo con fuerza, logrando, por fin, escapar de su agarre, Eren quedó sorprendido, pero no reaccionó, miró como Armin expresaba odio y resentimiento en su mirada, más que dolor o tristeza, no lo toleraría más.
—¡Te odio! — gritó por fin con voz fuerte y grave sin mirarlo —
El eco resonó en la celda, calando sus oídos, abriendo los ojos con una sorpresa que no se llevaba desde mucho tiempo, y lo sintió, el pecho estrujándose lentamente y los latidos de su corazón desenfrenados por una verdad dolorosa que no quería aceptar de él.
—¡Te odio! —repitió, ésta vez, mirándolo fijamente —
Finalmente logró ver salir el vapor del cuerpo del menor, cubriéndolo con un aura misteriosa, opacando sus orbes azuladas dándole ese efecto de odio que le quería transmitir, no se movió ni volvió a mirarlo, estaba claro que sus palabras eran sinceras, que las había guardado tanto tiempo para poder decirlas liberándose.
No negó que se sentía fatal, roto, bajó la mirada dolido, apretando sus puños para no dejarse llevar por las fuertes palabras en su contra, sabía que se lo había ganado, Armin estaba en su derecho de «odiarlo» por forzarlo de esa manera, aún recordaba la tensión en su cuerpo y los constantes gemidos de dolor que le había provocado por sus salvajes actos forzados.
Su cuerpo fue estrellado contra la pared a su espalda, se quejó por la fuerza del golpe pero no pudo responder, trató de apartarlo pero no pudo al sentir sus manos sangrando por las uñas de Armin, se quejó por el dolor y por un momento, quiso escapar de él como un cobarde.
Recalcándole quien mandaba ahora, lo miró soportando el dolor de sus toques, notó la venganza en sus ojos, levemente iluminados con deseo, un deseo imponente, como un animal devorando a su presa.
—Armin, para ya... —suplicó entre suspiros largos —
Armin lo soltó dejándolo caer al piso rendido, cansado, aturdido; con la respiración agitada y Eren tratando de recuperarla, mirando las heridas por todo su cuerpo con sorpresa, regresando su mirada a Armin.
—Te odio —repitió haciéndolo estremecer, ésta vez, con un temor mayor— Te odio Eren Jeguer —repitió hincándose a su lado—
Eren se apartó un poco, alejándose de Armin, quien lo miraba inexpresivo, tratando de leer en sus ojos algo que lo salvara o le hiciera entender qué pasaba por su cabeza haciendo tales actos que nunca había visto en él.
—Armin yo... —
Calló al sentir el dedo ajeno cubriendo su boca pidiéndole guardar silencio, lo hizo tragando saliva asustado, no estaba así desde hace tiempo, lo miró nuevamente pidiendo respuestas del nuevo cazador.
—Te responderé lo que querías saber... —habló quitando su dedo mirándolo fijamente, Eren lo miró sorprendido —¡estoy aquí por ti, por nunca poder olvidarte a pesar de todo lo que has hecho y ésta estúpida guerra! —aseguró con los ojos brillantes y el rostro levemente cambiado—
Eren podía asegurar que quien hablaba no era él, era la persona que lo controlaba desde algunos años, o eso creía, pero su ojos brillaban igual que antes, haciéndole ver que las palabras sí eran suyas, igual que sus sentimientos, haciéndolo sentir dolido y, a la vez, sorprendido.
—No sabes como te odio... —repitió bajando la mirada dolido —nunca quise pensar que en verdad sentía eso por ti, pero tú lo provocaste... — aseguró formando un puño —¡es tu culpa que ahora te odie aunque te siga amando como antes! —le gritó desesperado, soltando aquello que retuvo entre lágrimas —
Armin aferró sus manos a la camisa de Eren, arrugándola con fuerza, mientras recargaba la cabeza en su pecho, apretando los dientes evitando soltar sollozos mientras sus lágrimas recorrían sus mejillas y se impregnaban en la camisa que comenzaba a mojarse.
—Lo siento... —Eren soltó por fin aún sin salir de la conmoción de las palabras dichas —tienes derecho a odiarme... —afirmó acariciando la cabeza del menor con delicadeza — pero nunca dejes de amarme Armin...—le pidió como si fuera algo tan sencillo— por favor... —suplicó besando su cabeza suavemente —
Eten rocó su mentón alzándolo suavemente, levantando la cabeza de Armin, limpió sus lágrimas y acarició su mejilla antes de acercarse nuevamente y besarlo en los labios, suave y despacio, ya no lo forzaría a hacerlo, Armin correspondió aún con dolor y lágrimas, la calidez de sus bocas y la unión de sus cuerpos era suficiente para decir que, a pesar del odio y los tiempos de guerra, eran amantes que nunca dejaron de amarse ante las horribles circunstancias de su mundo.
Eren acarició los finos cabellos dorados mientras lo pegaba más a él para protegerlo y besarlo, limpiando, de vez en cuando, las lágrimas que corrían por sus ojos cansados, Armin lo abrazó con fuerza, buscando aquél calor y protección que antes le transmitía, acaricaba sus labios con suavidad, sin ninguna intención de morderlos, los labios suaves rozaban los suyos en un compás de pasión dulce.
La noche aún seguía su curso, mientras ellos se daban cariños como antes, cuando, siendo horas altas de la madrugada, tenían pesadillas y dormían abrazados juntos, se besaban las frentes y los labios torpemente entre risas silenciosas, tomándose las manos cuando nadie más los veía, ocultando sus sentimientos al resto por medio al rechazo y a una terrible separación.
Pero no sabían que muchos con sólo mirarlos podían entenderlos, como lo era la comandante y su hermana, quienes al visitarlos por la mañana, los encontraron dormidos abrazados, Armin recostado sobre el pecho de Eren, juntando sus cabezas y las manos entrelazadas como un rompecabezas bien armado, ambas sonrieron, sabían que aquello podría ser la reconciliación a pesar del dolor que ambos sufrieron.
—Dejemos que duerman un poco más, la noche debió ser exhausta —sonrió la mayor alejándose del lugar —
La azabache los miró soltando una suave sonrisa, agradeciendo que finalmente pudieran ser como eran antes, amantes sin odio.
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¡Gracias a todos por leer, debo decir que me ha encantado tenerlos a ambos como dominantes y bueno, sin importar lo que pase en el maga (estoy sufriendo 😭💔) yo siempre adoraré a mis bebés y los haré felices aunque sea en mis historias!
Así que hasta aquí mi parte, espero sus opiniones y comentarios, muchas gracias 💖
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