Amor suicida

Historia Bakudeku

La vida es el camino, pero la muerte es el destino...

Bakugo era un joven que era muy confiado, no dependía de nadie para ser el mismo, siempre ha tenido todo, dinero, una familia que lo amaba, pero él no lo consideraba tanto, siempre tenía en la mira el molestar a su amigo de la infancia, el cual era totalmente opuesto a él desde pequeños. Disfrutaba molestarlo, dado que a pesar de no tener tanto dinero como él, ese chico si era feliz con lo poco que tenía, su madre era amorosa con él, no niega que la suya también lo es con él, pero él jamás demostró tanto cariño hacia ellos, por lo que no podía ser amoroso con su familia de la nada.

Deku era un chico tímido que vivía solo con su madre, hasta un fatídico día en que su madre y él iban en un auto donde chocaron, el cual quedó destrozado con las personas de adelante prensadas, murieron por desnucamiento y la presión en sus abdómenes, entre esas su madre junto al piloto del auto. Deku quedó en coma por 1 mes enteró, cuando despertó, los recuerdos le vinieron a la mente horriblemente, comenzó a llorar y rogar que dejaran ver a su madre una última vez, pero la mejor y única amiga de su madre estaba ahí con él y fue quien le explicó todo.

-Hijo -habló bajo tomando la mano del pecoso- Tu mamá... Inko ella...

-¿Dónde está Tía Mitsuki? ¿Puedo verla?

-Estuviste en coma 1 mes... ella...

Izuku sola la veía impaciente.

-Tu madre murió hace un mes en ese accidente cariño -esas palabras lo cortaron en el alma, su madre era lo único que tenía, no tenía hermanos, ni padre, mucho menos familia, ¿qué haría sin ella? Ella era su mundo entero. Los llantos del menor se escuchaban tras la puerta, haciendo que unas enfermeras reprimieran algunas lágrimas, Bakugo estaba tras la puerta de la habitación y escuchaba cono el chico lloraba desconsolado, él había estado acompañando a su madre todo este mes que venía diligente a ver al peliverde hijo de su mejor amiga.

-Ahora vivirás aquí querido, siéntete como en casa -sonrió la mujer acariciando su cabeza, el peliverde no hablaba, solo veía el lugar y se estremecía por los recuerdos que tenía en esa casa cuando más pequeño, más precisamente, cuando el hijo de su Tía lo golpeaba desde muy pequeño.

-Tía Mitsuki... puedo vivir en mi casa... vivimos en la misma calle después de todo -dijo por lo bajo y ella negó.

-No amorcito, no es necesario, no estorbas aquí, el hospital ya te dio de alta y tengo tu custodia ahora, yo te cuidaré, Masaru y Katsuki también lo harán -el chico tembló- ¿De acuerdo? -miró hacia atrás viendo al rubio recargado en la puerta mirándolo fijamente, el peliverde desvió la mirada rápidamente y asintió ante la mujer.

_____________________

-Dormirás aquí -dijo Mitsuki cuando llegó la noche.

-P-pero este es la habitación de Kacchan...

-Exacto, es mi habitación, ¿qué tiene que hacer él aquí? -frunció el ceño sobre su cama.

-Dormirá aquí y punto, mandamos a poner otra cama para eso y así será -regañó la rubia a su hijo quien gruñó y se tapó hasta la cabeza suponiendo dormir- Buenas noches -dijo la rubia saliendo.

Deku se quedó cerca de la puerta que estaba cerrada, caminó hasta la cama que era para él ahora sin hacer el más mínimo ruido y tomó la almohada y la cobija, sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas, pero las contuvo tan pronto se formaron. Caminó de vuelta a la puerta, tomó el pomo para abrirla y una almohada azotó la puerta justo a su lado.

-¿A dónde vas? -el peliverde giró con las cosas en los brazos y lo miró sentado en la cama con mala cara.

-Perdón -miró al suelo- No quería despertarte.

-No dormía -lo observó de pies a cabeza, el chico huérfano llevaba una playera blanca, un short azul marino y unas sandalias de dormir- ¿A dónde vas? -repitió.

-A la sala.

-¿Porqué?

-No te molestaré ahí, yo solo...

-Dámela.

Izuku lo miró confundido.

-Dame la almohada -ordenó y el otro se apresuró a levantarla y acercarse a dársela, el rubio tomó la muñeca del peliverde que cerró rápido los ojos como reflejo, esperando el golpe que nunca llegó- No te golpearé idiota, ¿tanto miedo me tienes? -Deku no respondió- Ja... imbécil -soltó su mano y lo observó de nuevo. Izuku no lo miraba- Ya ve a dormir.

Deku asintió y giró para irse, pero su cintura fue aprendida por los brazos del rubio que lo hizo tenderse en la cama del propietario de la habitación.

-¿A dónde ibas?

-A-A... dormir...

-¿En la sala? -negó el rubio con la cabeza- Yo no te dije que fueras allá a dormir -frunció el ceño.

El rubio lo miró detenidamente, la playera del peliverde había quedado elevaba por la parte de su abdomen, el rubio rio.

-¿Cuántos años tienes ya?

-17...

-¿17 y aun no tienes vello en tu abdomen? -burló y el menor se avergonzó- ¿Tienes aunque sea en su axilas? -le quitó como pudo la playera al menor dejándolo desnudo de la cintura para arriba, vio sus axilas y efectivamente, era lampiño también de ahí- ¿No eres un hombre o qué? Incluso tu trasero parece de mujer.

-Yo... -dijo bajo el peliverde- ¿Puedo dormir aquí entonces? -trató de cambiar el tema.

-No.

-Pero...

-En la sala tampoco.

-Dormiré en el suelo entonces -dijo levantándose, pero Bakugo se posicionó sobre él.

-Dormirás aquí, conmigo.

-¿Eh?

Bakugó beso al peliverde fuertemente, metiendo su lengua en la boca del menor, sentía que el contrario estaba congelado sin saber qué hacer, no reaccionaba en lo absoluto.

-Ka-Kacchan... -dijo cuándo se logró separar y sus mejillas estaban rojas.

-La cuota por dejarte quedar en mi habitación, es coger conmigo todas las noches, tienes cuerpo de mujer -apretó un pezón del chico que chilló- Por eso, debes satisfacerme, si no lo haces -sonrió- Dormirás en el patio.

El peliverde comenzó a llorar, era la primera vez que Bakugo lo veía llorar, ya lo había escuchado llorar cuando su madre le dijo que la suya falleció en el accidente, pero nunca lo había visto llorar como ahora, ni siquiera cuando le daba tremendas golpizas desde pequeños, Deku nunca había llorado, jamás, Bakugo se congeló y no supo que hacer, su cuerpo se movió solo y lo abrazó, abrazó a Deku mientras este lloraba hasta que se calmó por completo. Ambos se quedaron así, en un abrazo que pareció eterno, hasta que el menos habló.

-Kacchan...

Bakugo se separó despacio de él ambos se sentaron observándose uno al otro sin decir nada.

-Lamento lo de tu mamá... en verdad... -miró las manos del peliverde y las tomó, este se estremeció.

-G-Gracias... -unas cuantas lágrimas más salieron de sus ojos y Bakugo increíblemente las limpio, Deku lo miró a los ojos y le sonrió un poco, pero Bakugo frunció el ceño tumbándolo de espaldas en la cama- ¿Kacchan?

-Lo que dije no cambia, te dejas coger o no duermes aquí -dijo serio, Izuku solo lo miró detenidamente y se hizo notoriamente más pequeño, Bakugo se acercó a besarlo y se deleitó con eso, lo cogió un tiempo antes de que Deku se quedara completamente dormido sobre la cama del rubio. Bakugo bufó y se dispuso a dormir también no sin antes ponerle seguro a la puerta de su habitación.

Todos veían mal a Deku, si bien él era muy inteligente, era el segundo de la clase, el primero era Bakugo, estaban a nada de graduarse y entrar a la universidad, iban a la misma escuela desde siempre, todos sabían de la tragedia del menor, pero poco les importaba, seguían menospreciándolo totalmente y Bakugo solo observaba, él había dejado de hacerlo desde ese día en que se unieron en su cuarto, entre lágrimas y quejidos del menor. Pero no detenía a sus amigos cuando estos lo golpeaban o pateaban, la madre del rubio no se daba cuenta de los golpes del menor, dado que siempre permanecía en la habitación. Ya habían pasado 5 meses desde lo ocurrido con su madre, el menor lloraba todas las noches, en ocasiones después de que Bakugo prácticamente lo violara y dejara a su suerte en la cama sucia que dejaba, claro, ocupaba la del menor para hacer el acto de copular y no manchar la suya, el rubio con el tiempo sin darse cuenta, el mismo procuraba no lastimarlo tanto en el acto, procuraba prepararlo antes y no solo meter su verga de golpe en el interior del peliverde, dado que a él también le dolía, esa era su excusa más grande.

-Mamá... -sollozaba el peliverde sobre la cama, el rubio lo escuchaba todas las noches sin falta, una noche, Bakugo se paró y se fue sobre la cama del menor cubriéndolo en un abrazo, que hizo calmar al menor, por primera vez en mese, el chico dormía tranquilo, antes de que Deku despertara, Bakugo se pasaba a su cama, así fue por semanas, claro que el menor ya se daba cuenta de lo que Bakugo hacía, obviamente ante sus ojos esmeraldas, era acto de que su amigo y amor de la infancia estaba cambiando.

-¿Quieres... ser mi novio? -dijo rápido y Bakugo abrió grande los ojos por la sorpresa.

-¿Qué? -dijo con disgusto.

-Yo...

-¿Creíste que te diría que sí? Bastardo loco tu... -observó cómo los ojos del menor se ponían cristalinos y éste se detuvo de hablar mal- Yo...

-Kacchan -habló mientras lágrimas caían de sus ojos- ¿En verdad... no me quieres ni un poco? Yo... te he amado desde que eramos pequeños yo... me gusta cuando me cuidas en las noches y...

-¿Tú como...?

-Me gustas Kacchan, en verdad me gustas -dijo llorando, Deku había comprendido que, si él lloraba, Bakugo se hacía más débil ante sus actos con él.

-Tks... por supuesto que te... quiero -los ojos del peliverde se iluminaron.

-¿Lo dices enserio?

-Que si -rodó los ojos y bufó.

-¿Me besas?

-Solo si coges conmigo.

-Claro -dijo de lo más alegre, eso hizo sonreír a Bakugo.

-No cogeremos, ya no cogeremos más...

-¿Qu-Qué? Pero... ¿porqué?

-Porque seremos novios -dijo tomando sus manos- Ahora haremos el amor, idiota.

Deku se ruborizó y recibió un beso del rubio, las cosas comenzaban a mejorar de a poco en su vida, en verdad, ya no sentía ese vació, ya no tenía la necesidad de querer cortarse cada que recordaba a su madre, su Tía Mitsuki lo había estado llevando a terapia, a la cual asistía con Bakugo, pues fue un accidente en la escuela, lo que detonó sus idas al psicólogo.

Bakugo notaba que cada que sus amigos golpeaban a Deku, éste rara vez pedía que pararan, incluso no se cubría la cabeza ni la cara en absoluto, no se trataba de proteger de los golpes de los mayores, no hacía nada, es más, parecía que quisiera ser golpeado hasta la muerte.

Un día que Bakugo se había quedado solo con Izuku en casa, él entró sin aviso al baño, donde encontró a Deku con una navaja y éste se estaba cortando en el brazo, Bakugo le arrebató la navaja y le gritó.

-¿Qué mierda crees que haces? ¿Acaso quieres morir?

Izuku no dijo nada, solo se le quedó viendo.

-¿Qué diría tu Mamá si te viera imbécil?

-Ella ya no está -respondió y el rubio se congeló tragando saliva, tiró la navaja y lo reprendió, vendó sus cortadas en ambos brazos, ahora entendía porque siempre llevaba manga larga a la escuela y también en casa.

-¿Desde cuándo lo haces?

No respondió.

-¿Por qué lo haces?

Seguía sin responder.

-Respóndeme, ¿porque lo haces?

-Porque no es suficiente... -murmuró.

-¿Qué?

-¡No es suficiente! -gritó el pecoso- !!No es suficiente el dolor de los golpes que me dan en la escuela a diario, no es suficiente el dolor que me haces pasar todas las noches, no aguanto haber quedado vivo y mi madre no!! ¿Porque no morí yo en lugar de ella? Dime Kacchan, ¿porque yo vivía que nadie me quiere y a ella todos la querían?

Bakugo tragó saliva, sí, eso lo había hecho sentir mal.

-¿Y quién dice que nadie te quiere?

-Nadie lo hace...

-Mi madre te adora...

-La Tía Mitsuki quería a mi madre, por eso cree quererme a mí, pero no me quiere, solo quiere el recuerdo de mi madre, tu padre no le queda de otras más que querer lo que su esposa quiera... -lloró- No puedo... y tu solo... me odias desde pequeño, siempre me has odiado...

-Imbécil -dijo Bakugo besándolo, acarició su cabello y lo abrazó, Deku recibió el abrazo- No digas que nadie te quiere, porque yo te quiero... quiero tu cuerpo y eso es suficiente, ¿que no ves? -Deku tembló y frunció el ceño sin que Bakugo lo viera.

El rubio no dijo nada a sus padres, lo mantuvo en secreto, todo hasta que, en la escuela, ocurrió lo inesperado.

-¡Profesor! ¡Profesor! -un chico entró corriendo, asustado a más no poder, interrumpiendo la clase

-¿Por qué grita joven?

-E-En el baño... -gritó y todos voltearon a verlo- ¡Hay un charco enorme de sangre!

El corazón del rubio se paralizó, miró rápidamente a su lado y comprobó lo que más le aterraba, Deku no estaba ahí. Tragó grueso y fue el primero en levantarse y salir corriendo hacia el baño, ya había más chicos en el lugar, murmurando, otros se salieron por el susto.

-¡Deku! ¡Deku! -gritaba desesperado- ¡Izuku!

-Aun lado -gritaron los profesores entrando.

Esa fue la primera vez que Baku se quedó sin aliento, no podía creer que enserio ese chico lo hubiera hecho, está demente. Gracias al cielo no pasó nada más que el susto, Izuku había intentado quitarse la vida por primera vez, Mitsuki y Masaru comenzaron a tomarle más importancia a lo que el pequeño sentía, lo llevaron a terapia y el rubio lo acompañaba. Así estuvieron, hasta que Izuku mismo, pensó que ya estaba mejor.

Ya no sentía ese vació, ya no hasta ese día que todo cayó en picada. Deku cada día estaba más confundido, Bakugo le dijo que eran novios, si, los encuentros sexuales eran más íntimos de alguna forma, más tiernos y cuidadosos, ya no lo forzaba a nada, incluso en la primera vez, Deku pedía que se detuviera, pero en el interior siempre había anhelado eso, estar junto a Bakugo, pero le dolía saber que era así, a la fuerza, pero no hacía nada de nada en esos momentos.

Todo cayó cuando Deku se acercó a Bakugo cuando estaba con sus amigos y le ofreció un jugo, Bakugo lo miró mal y el corazón de Deku ses estrujó un poco.

-¿Este idiota que quiere? -preguntó un amigo del rubio.

-Obvio, le hizo un mandado -rodó los ojos otro de ellos.

Bakugo lo miró a los ojos, Deku se preocupó, se supone que estaban saliendo.

-Gracias bastardo, ahora vete -lo empujó un poco y Deku parpadeo varias veces, sus ojos se llenaron de lágrimas y se fue por el corredor. Tiempo después Bakugo lo encontró en el baño lloraron.

-¿Qué crees que haces Deku?

-Yo-Yo solo quería darte un jugo...

-¿Enfrente de ellos? ¿Querías que te agarraran a golpes o qué?

-Yo solo quería estar con Kacchan un momento.

-Me ves a diario.

-Pero... pero nada -dijo simplemente yéndose.

Todo fue empeorando, cuando los amigos del rubio le pegaban, Deku rogaba porque él los detuviera, pero él simplemente se iba, los sueños con sollozos de Deku habían vuelto de apoco, pero seguía aferrado a Kacchan como su esperanza. Un día él los detuvo, porque vio como de la boca del menor salía sangre, esa vez lo llevó a la enfermería y Deku lo abrazó como nunca, estaba feliz porque él lo defendió.

-Tengo algo para ti -sonrió grande.

-¿Qué es? -dijo Bakugo medio sonriéndole.

-Es una sorpresa -sonrió levantándose, ellos se encontraban en la azotea, donde nadie los interrumpía nunca, había paz en el corazón de Deku por días, que hizo que se "recuperara" en su pensar, Bakugo si lo amaba sinceramente, pero le daba vergüenza que los demás lo vieran, por eso aceptó que se vieran a escondidas, Bakugo le decía que él trataría de hablar con sus amigos, Deku lo obedecía en todo, el timbre sonó y debían volver al salón- Adelántate, lo traeré, espero que te guste, Kacchan -dijo y bajó corriendo las escaleras.

-Nerd espera... -suspiró porque el chico no le hizo caso y llegó hasta los casilleros, de donde sacó el regalo que le tenía y corrió de vuelta entregárselo a su novio, pero se encontró con que los amigos de éste, estaba ahí con él, la sonrisa del peliverde se disolvió y se detuvo de acercarse mucho, Bakugo lo miró como diciendo "Vete de aquí", pero el peliverde no lo hizo, en su lugar volvió a formar una sonrisa en su cara y caminó hasta quedar de frente a todos ellos.

-Kacchan... -habló bajo y todos voltearon, Bakugo frunció el ceño notoriamente- ¿Qué hacen tus amigos aquí? ¿No van a clases? -seguía sonriendo.

-¿Te está dirigiendo la palabra? -frunció el ceño un chico- ¿Estás loco? -rio fuerte.

-¿No les has dicho Kacchan? -dijo Deku y Bakugo se congeló.

-¿Decirnos qué? -dijeron riendo los chicos.

-Que Kacchan y yo somos...

-¿Amigos? -reaccionó rápido el rubio y Deku se quedó quieto, su sonrisa se fue de a poco.

-¿Amigos? -rieron-¿Bakugo y tu ser amigos? -rieron más fuerte- Ahora si nos hiciste reír maldito huérfano.

-...ios -murmuró el menor.

-¿Qué?

-Novios... somos novios... no amigos -volvió a poner su sonrisa con lágrimas que comenzaba a escurrirle al ojiesmeralda, los chicos rieron fuerte y miraron a Bakugo, pero éste no decía nada.

-¿Ey viejo, es enserio? -preguntó uno.

-Que asco -dijo otro.

-¿Bakugo...?

-Por supuesto que no -eso terminó de quebrar el corazón del menor, su sonrisa se desvaneció por completo- No somos novios maldito loco, no somos ni amigos -dijo fuertemente comenzando a gritar y sus amigos rieron de nuevo- ¿Sabes? Si tanto quieres ser mi amigo, hay una forma rápida de hacerlo -dijo burlándose y sus amigos lo veían, el peliverde tenía lágrimas contenidas de nuevo- Confía que vas a nacer como mi amigo en tu próxima vida y salta de la azotea -eso fue todo, las lágrimas corrieron por sus ojos esmeralda, comenzaba a hiperventilar y salió corriendo.

-Oh amigo, ¿no crees que eso fue mucho?

-Para nada -dijo el otro comenzando a caminar junto a ellos.

El cenizo volteo a ver de reojo hacia donde Izuku había corrido, escuchaba su llanto y le dolía, pero él siempre había sido así de duro con él, que dirían sus amigos cuando de repente es amable con el chico que ha atormentado toda la vida, claro que nadie más sabía que él se lo tiraba cada que podía, era su juguete. Sí, eso era, esa era su relación. Izuku Midoriya era solo el juguete sexual de Katsuki Bakugo.

Al salir, todos iban en bola como siempre, en toda la ultima hora de clase, el peliverde no apareció por el salón. Bakugo sentía una opresión rara en su pecho, pero reprimía ese sentir. No podía estar sintiendo algo por Izuku como el peliverde le había confesado que sentía hacia él, eran novios solo para poder cogerlo cada que quisiera, para poder satisfacer sus necesidades, porque nadie podía saber que él era gay. Nadie podía saber que le gustaba el trasero que tenía Deku, sus piernas formadas sin ejercicio, su abdomen y su cintura definida... su cuello, sus pequeñas pecas por todo su cuerpo, en sus mejillas y espalda, sus hermosos ojos esmeraldas. El chico frunció rápidamente el ceño y negó moviendo bruscamente la cabeza.

-¿Quieren ir al nuevo café? Dicen que es bueno.

Bakugo recordó que Izuku lo había invitado hace apenas unas semanas y fue con él.

-Sí, es bueno -dijo sin pensar mientras sonreía.

-Que malo Katsuki, ya fuiste y no nos llevaste.

-¿Con quién fuiste?

-¿Tu novia?

-Que les importa -gruñó- Como sea, vamos.

Un gran golpe cimbró el piso tras de él, acompañado de un crujido que sus oídos captaron, el cual se grabó tan fervientemente en su mente que jamás se borraría. Sus amigos gritaron, los demás compañeros gritaron también, horrorizados. Bakugo se había quedado totalmente quieto, no reaccionaba, tembló en su lugar, su corazón se aceleraba de a poco. "No es cierto,no es cierto, no es cierto" Repetía en su mente mientras tragaba saliva duramente, solo tenía el presentimiento estúpido de los ataques de depresión que tenía Izuku, esos pensamientos se le vinieron a la mente y se giró lentamente mirando al suelo. Su corazón se quebró y su cuerpo se paralizó al ver la escena. Esos cabellos verdes que le gustaban, estaban en el suelo, empapados de un charco de sangre que se hacía cada vez más grande, el cuerpo inerte de Izuku estaba en el suelo.

-¡Saltó desde el techo! ¡Saltó desde arriba! -gritaba desesperada una chica que lloraba junto a otras por la espantosa escena.

Bakugo miró hacia arriba y sus palabras lo golpearon como bombas reventado haciendo ecos en su cabeza.

"Confía que vas a nacer como mi amigo en tu próxima vida y salta de la azotea"

"Estúpido... Estúpido... ¡¡Estúpido!!" -gritaba internamente.

Se acercó hasta él y dejó caer arrodillándose, sin importarle que su pantalón se manchara de sangre, sangre de su Izuku, de su Deku.

-D-Deku -murmuró tocando su rostro y posando su otra mano en el suelo, sin creer lo que veía.

"Muy tarde"

Arrodillado, tomó a Izuku entre sus brazos, sin importarle que sus amigos lo vieran, sin importar que el mundo lo viera- Deku... -su voz se quebraba- Idiota, abre los ojos...

"Muy tarde"

Izuku no respondía, lo levantó levemente y unos jadearon, dado que la sangre brotaba de la cabeza del chico comenzando a salir cada vez más por el movimiento y la acción del rubio.

-Nerd... abre los ojos... No quise decir eso...

"Demasiado tarde"

Miró la mano del chico, casi junto a esta había una cajita.

"Adelántate, lo traeré, espero que te guste, Kacchan" -dijo con esa voz alegre que amaba. Esa fue la última vez que había escuchado su voz.

Era el regalo que Izuku le quería dar...

-¡No lo muevan! -gritó un profesor que lo hizo apartarse, quedó sentado en el suelo, sus amigos lo tomaron por los brazos para levantarlo, Bakugo miró sus manos ensangrentadas. No se movió, solo las miraba incrédulo.

-Ya viene la ambulancia.

El peliverde seguía en el suelo, su piel blanca estaba tornándose pálida por la falta de sangre en su sistema.

Pocos minutos pasaron, nadie más que los profesores querían acercarse al pobre chico en el suelo, al llegar los paramédicos, lo atendieron, pero el peliverde nunca fue levantado del suelo.

-Lo siento, el chico está muerto -dijo uno que hizo helar la sangre a todos- El impacto lo mató -afirmó.

-Baku... -sus amigos lo buscaron, pero ya no estaba junto a ellos- ¿Bakugo? -lo vieron correr saliendo del plantel.

Había llegado corriendo a su casa, agitado, conmocionado, su madre estaba en casa y la ignoró como de costumbre al llegar, subió a su habitación y azotó la puerta tras él, se recargó en ella y se desplomó hacia abajo, abrazó sus piernas y lloró. Lloró como nunca antes lo había hecho. Lloraba fuerte, gimoteaba y su madre trató de abrir la puerta ante los chillidos y quejidos de su hijo.

-¿Katsuki que ocurre? ¿Estás bien?

No respondía, su garganta dolía, sus ojos no le permitían ver, su cuerpo no le respondía en absoluto. El teléfono de la casa Bakugó sonó y su madre atendió. Katsuki abrió la puerta y bajó hasta la sala, donde su madre tenía el rostro descompuesto. Soltó el teléfono y corrió a abrazar a su hijo.

-Lo siento tanto hijo, lo siento tanto.

-¿Quién... era?

-El director...

Bakugó volvió a llorar, pero ahora abrazando a su madre y lloró como nunca.

-No pude... -gemía- No pude hacer nada...

-No, no hijo, tu no intentaste salvarlo -decía su madre- Tranquilo -acariciaba su cabello- Tranquilo, él ahora está con su madre... Ay Inko -ahora ella también lloraba abrazando a su hijo.

-No -susurró Bakugo entre sollozos- Yo lo maté...

El día del funeral del chico, Bakugo no asistió, no podía, no debía. Se sentía destrozado, sus propias palabras le pesaban, él lo había matado. ¿Por qué le dijo eso justo cuando Izuku mismo le había dicho que ya no quería dejar este mundo, porque lo tenía a él? ¿Porqué cuando Deku lo sentía a él como su luz en toda esta oscuridad en la que él vivía? ¿Porqué fue tan idiota para dejarlo y decirle todas esas idioteces?

"En otra vida" -repitió- "En otra vida".

Sus ojos tenían ojeras por debajo, muy grandes, no podía, ya no soportaba escuchar el llanto del chico en su mente, sus palabras cortándolo, el sonido de su cráneo romperse contra el suelo del plantel, ver el cuerpo inerte del peliverde en el suelo. Ya no aguantaba.

Salió de su cuarto, sus padres estaban en el funeral, la casa estaba sola. Pasó por la sala, recordó cuando trajo a Izuku a su casa por primera vez, cuando la madre del chico murió y la única amiga de la familia que le quedaba a Inko era su madre, la madre de Bakugo, él recordó cuando probó sus labios por primera vez ese mismo día, como terminó teniendo sexo con él. Recordó como lo tomó y el chico le dijo que le dolía, pero él le dijo llorón y no volvió a quejarse, frunció el ceño recordando cuando al terminar, Deku se quedó dormido y al ver la escena al final de su acto, vio sangre en las sábanas donde el peliverde estaba durmiendo.

-Debí tratarte mejor... -sacó de su pantalón la pequeña cajita que había recogido del cuerpo de Izuku- Esto era lo que me ibas a dar...

Apretó la caja y subió al ático de su casa, miró a su alrededor, buscó algunas cosas y se sentó sobre un taburete. Abrió la cajita.

Lloró de nuevo, era un pequeño llavero del personaje favorito de ambos, lloró desconsoladamente, lo sacó y lo abrazó, de la cajita cayó una pequeña cartita de apenas 3 líneas.

"Gracias Kacchan, tú me salvaste,

gracias por decir que mi vida vale,

viviré por ti, Kacchan"

Lloró hasta el cansancio, lágrimas ya no salían de sus ojos, se levantó de donde estaba sentado.

-Te amaré en nuestra siguiente vida, Deku, más de lo que te amo ahora, esta vez... te valoraré.

___________________

-Katsuki -dijo su madre entrando a su cuarto- ¿Katsuki? -la mujer dio vueltas por toda la casa y no encontró a su hijo- ¡Masaru! Katsuki no está -dijo desesperada.

-¡Hijo! ¡Katsuki! -dijo buscando por toda la casa sin respuesta alguna- Mitsuki –dijo bajó Masaru al ver la puerta del ático abierta, se miraron entre ellos y ambos subieron- N-No...

-¡Nooo! ¡Hijo! -gritaba mientras corría abrazando las piernas de su hijo- ¡No me hagas esto, no por favor! ¡Hijo!

-¿Qué hiciste hijo...? -su padre lloraba y jalaba a su esposa para alejarla del cuerpo de su hijo- ¿Porqué lo hiciste?

Al subir al ático, lo primero que vieron fue una escena horrible para todo padre, Bakugo colgaba del techo del ático, se había colgado atando una cuerda a su cuello, su piel estaba pálida y algo morada, sus ojos cerrados, no había movimiento alguno, estaba en su pijama, y en la bolsita de su pantalón, estaba asomado el llavero que Izuku le había regalado. El grito desgarrador de su madre lo hubiera hecho estremecer, su llanto y sus desesperados intentos por despertarlo, su padre lo bajó de ahí como pudo, depositándolo sobre sus piernas, quitándole la cuerda del cuello, dejando ver las marcas en su piel, la cual estaba helada, su madre le acariciaba el rostro, ambos padres lloraban desconsolados. Masaru vio el pequeño pedazo de papel en medio del lugar. Lo tomó creyendo que era una carta para ellos de parte de su hijo, pero al leerlo, encontró la respuesta a las acciones de su hijo.

-Oh Katsuki -lloró, nadie más que un peliverde le decía "Kacchan". Si bien pudo haber comprendido más allá la situación de ser amantes, amigos o el simple hecho de ser algo más como el bullying del pobre Izuku. Lo único que hizo fue ocultar esa nota y llorar junto a su esposa.

Bakugo lo había decidido. Izuku no merecía morir, no merecía quitarse la vida por la estupidez del rubio, dejó la carta y tomó el llavero, besándolo y guardándolo en su bolsillo.

Tomó la cuerda, la pasó por el riel del techo del lugar, era de fierro, por lo que con su peso no caería, la ató de forma que le fuera imposible el desatarse por el forcejeo involuntario, hizo un nudo en donde su cabeza entrara bien, movió el taburete y subió, se aseguró de medir para no tocar el piso al caer.

Pasó la cuerda por su cabeza dejándola en su cuello, la apretó y suspiro.

-Perdóname todo lo que te hice... siempre te amé, pero tenía miedo al qué dirán... lo siento en verdad. Gracias por vivir por mi... aunque yo te maté al final... -lloró un poco más- Si tú no estás... -tragó saliva- Mi propia vida no es nada... -sonrió nostálgico- Nos vemos en la próxima vida... mi Deku.

Cerró los ojos y pateo el taburete, sufrió, sufrió como nunca al dejarse caer. La gravedad hizo su trabajo atrayéndolo hacia abajo y la cuerda apretando más y más, sus piernas se movían desesperadas, sentía que todo su cuerpo le dolía, no solo su garganta, sentía como poco a poco sus extremidades dejaban de responderle, sentía como su visión se volvía roja y borrosa, la sangre inundaba sus globos oculares, los vasos de sus ojos se rompían, el oxígeno le faltaba, pero a todo esto, nunca intentó quitarse la cuerda del cuello, sus manos simplemente las posó aferrándose al cuello, la lengua salía y rogaba por aire, sentía que ese sufrimiento y dolor era justo y no era nada con lo que Izuku sintió en todos estos años. Quería remediarlo todo, pero en esta vida ya todo estaba terminado, ya era demasiado tarde para todo.

Un último suspiro fue el fin de su vida, al estar muriendo, no sabe si fue por la falta de oxígeno a su cerebro, pero vio claramente como Izuku lo abrazó una última vez, y le habló.

"Te perdono, Kacchan" -sonrió y lo besó en los labios dulcemente- "Te perdono por todo, nos veremos más tarde" -dijo y así fue como Bakugó murió.

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-Hola.

-Hola.

-¿Qué haces? Pareces triste, ¿estás buscando a alguien? -ladeo la cabeza para verle la cara.

-Si, pero creo que no lo encontraré...

El cenizo elevó la mirada y sus ojos rubíes se conectaron con los esmeraldas. El peliverde sonrió.

-Ya no tienes que buscar más, Kacchan -dijo tierno y se sentó junto a él.

-D-Deku...

-Ahora si tenemos toda esta vida para ser felices.

Bakugó soltó unas lágrimas tomando su mano acariciándola.

-Y las que siguen -dijo abrazándolo y besándolo.

-Y las que siguen -repitió Izuku llorando también mientras recibía el abrazo tan cálido que necesitaban.

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Existe un mundo sutil y energético que está más allá de nuestra percepción, en el que los lazos de amor son para siempre, por más que quieras sepárate de ese lazo, jamás podrás hacerlo, ni nadie podrá hacerlo, si no es en esta vida, es en las que vienen que podrás ser feliz, tu solo confía.

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