El Mercado de las Flores [ ☆ Newtmas AU ☆ Parte 2 ]

Cuando abrió los ojos de nuevo la sensación de seguridad había desaparecido. El tenue olor a vainilla inundó sus fosas nasales, haciéndole sentarse sobre la cama antes de sentirse el terrible dolor que se instaló en sus caderas. Quizá fue hasta ese segundo que notó que estaba vestido y recién aseado. ¿Thomas se había encargado de ello? Ahogó una pequeña sonrisa en sus labios e ignoró el punzante dolor que se instaló en su trasero, limitándose a deslizarse con suavidad fuera de la cama, en un vago intento por ponerse de pie.

Fue el sonido de la pesada puerta abriéndose lo que recapturó su atención. La figura de Ava apareció en menos de un instante, obligándole a erguirse al acto ignorando el dolor que parecía agravarse con cada segundo que se mantenía en aquella posición.

Newt se limitó a ladear la cabeza, a tratar se observar detrás de la figura de la rubia, pero el breve carraspeó que brotó de esta le hizo desistir de la idea de buscar a Thomas, acabando por enfocar sus pardos en ella.

—Diez minutos, Newt. Brenda se encargará de dejarte listo. La subasta se llevará a cabo esta noche. Debes entender lo import... —no hubo más palabras, no cuando los ojos de la mujer estaban fijos en él y en la marca que sobresalía en la curvatura de su cuello.

Por primera vez, Newt se sintió extremadamente pequeño. Se quedó quieto, absortó en la expresión de la mujer. Retrocedió un paso cuando esta caminó hacia él, cuando le obligó a ladear la cabeza, a exponer la piel recién besada. Sintió las uñas encajándose alrededor de la marca de los labios de Thomas, se obligó a cerrar los ojos y a ignorar el segundo exacto en que la mandíbula de la mujer tronó.

—Llama a Janson —murmuró la mujer al tiempo que finalmente soltaba el cuerpo del rubio, terminando por darse la media vuelta mientras ignoraba la expresión aterrada que se dibujaba en las facciones de Brenda—. Infórmale de la mercancía defectuosa. Procedimiento B1. Lleva a Thomas a mi oficina, prepara el extractor.

Thomas se mantenía terriblemente quieto, observando el suelo que yacía debajo de sus botas. Había leído el terror en las facciones de Brenda, la advertencia que esta le había soltado apenas acudió a él. Y probablemente en aquel segundo debía comenzar a preparar su despedida para Teresa, pero ¿sinceramente? En el único que podía pensar era en Newt. Eran pocas las veces que recordaba que alguien se hubiese atrevido a tocar la mercancía, ¿cómo podía haber sido tan estúpido? Reprenderse mentalmente era inútil, no tenía caso, no cuando todo su interior temía por el destino de su dulce Juliet Rose.

Newt, Newt, Newt.

—Todos ustedes están aquí por una razón —la voz de Paige le sacó de sus cavilaciones, haciéndole elevar la mirada por primera vez, notando que la extraña quietud que se dibujaba en los rasgos de la mujer—. Son especiales. Todos y cada uno de los tuyos lo son. ¿Sabes lo que los hace especiales, Thomas? —la mujer detuvo su andar por un segundo, observando el amplio ventanal que se alzaba detrás de ella—. Sus mentes. Cualquier ser humano normal que se someta a nuestros proyectos acaba irremediablemente convertido en un crank. Solo ustedes pueden sobrevivir.

Thomas le observó confundido por un segundo, como si estuviese a punto de preguntar a qué se refería con ello, pero la mujer se limitó a sonreír, como si le leyera el pensamiento.

—No necesitamos seres humanos con memorias propias, necesitamos crear seres humanos con memorias que nos beneficien. Llámalo un proyecto a largo plazo. —Ava movió la mano, como si tratara de restarle importancia al asunto—. Pero nadie es perfecto, ¿no es así? Una vida antes de C.R.U.E.L. es imposible de olvidar. Los lazos persisten aún cuando las memorias no. Eres la prueba infalible de que nuestros procedimientos son incompletos aun a este punto.

—¿A qué se refiere? Toda mi vida he permanecido con Teresa, desde nuestra infancia nosotros...

—Toda tu vida permaneciste con nuestra Juliet Rose. Tus memorias nos guiaron a él. Tú nos entregaste a Newt. —Ava hizo una pausa, sonriendo escasamente, ignorando la reacción del menor por aquel instante—. Aun cuando lo habías protegido, aun cuando lo alejaste de nosotros, logramos encontrarlo, Thomas. Y nos arrebataste la única oportunidad de tener la flor más valiosa del planeta.

Thomas se había quedado anclado al piso, como si lo que acababa de soltar la mujer fuese absurdo. En realidad, sonaba como una garlopa cosa sacada de la nada misma. Quiso reír, lo intentó, pero la mirada de la rubia le hizo desistir de la idea.

—Eres una mente brillante, Thomas. Quizá por ello lamento mi decisión de mantenerte en las habitaciones. Mañana todo esto será borrado. Volverás a ser reiniciado, esta plática jamás habrá ocurrido y Juliet Rose no existirá para ese entonces.

El lugar era frío, en algún punto podía escuchar el constante goteo del agua cayendo. Newt se limitó a apretar los parpados, a olvidar que la molestia de la tela de algodón sobre ellos le impedía saber en qué lugar se encontraba.
Lo último que recordaba a ese punto, era a Ava, a Janson, a Brenda. Hizo un repaso mental, Thomas no figuraba en la puerta cuando ellos arribaron en su habitación. Probablemente lo habían despachado, probablemente simplemente le habían asignado otra flor más del mercado. Aquel era consuelo suficiente sabiéndose culpable de lo que había ocasionado. Pero estaba ahí, fuera de la subasta, lejos del destino que había sido escrito para él. Soltó un suspiro, se sintió egoísta. No era consciente del paradero de su guardia personal, pero podía imaginar que probablemente, no sería nada bueno.

Tommy.

Ahogó el breve sollozo que casi se fugó de sus labios, dando un pequeño salto sobre su frío lugar en el piso al segundo en que escuchó más pasos en la habitación. Retuvo el aire en sus pulmones durante un momento, poco antes de sentir como era tomado del brazo y obligado a colocarse de pie. La venda desapareció en menos de un instante, pero las ataduras en sus muñecas seguían presentes. Parpadeó ligeramente desorientado, tratando de adaptarse al matiz de azul y blanco que se alzaba a su alrededor. Había cientos de máquinas, cientos de extraños cilindros donde descansaban personas que parecían dormidas. Durante un segundo sintió sus piernas fallar, percibió el miedo, llamó a Thomas desde lo más profundo de su cabeza.

—Cuando dieron contigo, tú mismo habías estado tratando de llegar a este lugar —la voz de Janson retumbó en la soledad de la habitación, dejándose ir fría, monótona, sin vida—. Nunca entendimos la conexión que tenían ustedes dos. Ava insistió en mantenerles juntos para preservar la vitalidad en ti. Probablemente a este punto, ya considere que fue un grave error. —El hombre hizo una pausa mientras contemplaba una enorme mesa de metal frente a él, moviendo cientos de aparatos que Newt, no recordaba haber visto antes—. Yo le advertí. El neutralizador no sería suficiente.

A ese punto, el sujeto con la cara de Rata se hallaba observando a Newt, sosteniendo una jeringa en la diestra, mientras parecía perderse un breve segundo más en sus pensamientos.

—Pero ella quería que Juliet Rose brillara. Que fueras nuestra obra maestra. Eres único. Eres genéticamente perfecto. Eres el fruto de años de manipulación a genética, eres lo que habíamos estado esperando durante tanto tiempo. Lo que hay en ti no existe en la actualidad, pero eso estamos a punto de cambiarlo. Paige solo estaba dispuesta a observar a su obra maestra, yo, estoy dispuesto a recrearla.

Newt le observó absorto, en silencio. No tenía sentido. Nada de lo que aquel sujeto había mencionado tenía sentido alguno para él. ¿Por qué habría siquiera querer entrar en un lugar como aquel?

—Deja de soltar mamadas —Newt apretó los labios poco ante de retroceder un paso, examinando todo a su alrededor, buscando el más mínimo detalle que se alzaba detrás de aquel sujeto—. ¿Dónde está Thomas? —arrugó ambas cejas, apretó las manos en puños, dispuesto a abalanzarse sobre el sujeto apenas este diera un paso en su dirección.

—Él es solo un experimento fallido. ¿Cuándo dejaran de necesitarse de esa extraña manera? ¡Tú un ser perfecto, él, una aberración! —El sujeto movió las manos, como si se hubiese mostrado sorprendido o quizá, hasta exasperado de la situación. Newt no lo comprendía, y probablemente, a ese punto, no quería hacerlo—. Estás contaminado por él. Pero vamos a solucionarlo, pronto serás perfecto de nuevo.

Un paso hacia atrás, quizá dos. Newt se detuvo cuando el ruido del cristal quebrándose detrás de él, llamó su atención. Había dado contra la orilla de una mesa metálica y un par de líquidos de colores, ahora yacían dispersos sobre esta. Fue un segundo de vacilación, una breve distracción, pero el ardor en su cuello le hizo saber que aquello había sido suficiente.
La fuerza le abandonó en menos de un instante, sintió como se deslizaba hacia el suelo, como todo a su alrededor comenzaba a envolverse en un manto de oscuridad. Escuchó la voz del hombre en la lejanía, escuchó una pequeña risa, pero no pudo descifrar exactamente a qué se refería.

...

Cuando abrió los ojos, la luz del sol penetraba las ventanas. La suavidad de la cama debajo de él, le hizo levantarse lentamente. Se estiró de manera felina antes de que pudiese enfocar la figura que yacía en la puerta. Thomas.

Newt sonrió escaso mientras se calzaba las sencillas deportivas, caminando con lentitud hasta el otro, pasándolo de largo. La cocina estaba apenas unos metros, la casa donde se habían refugiado esta vez, era muchísimo más pequeña que las demás, pero era algo que carecía de importancia.

Buscó en las pequeñas alacenas, sacando una caja de galletas para colocarlas en la mesa. Cogió un par de vasos desechables que había junto al fregadero, llenándolos con agua y acomodándolos de igual cuenta sobre la madera. Tomó asiento y esta vez, cogió una galleta, observando fijamente al castaño de lunares.

—¿Vas a desayunar o qué, larcho? —Newt le dio una mordida a la pequeña galleta de chocolate, poco antes de apoyar la diestra libre sobre la madera.

—He estado en el centro esta mañana. Los hombres de Paige están cerca. Debemos irnos esta noche, shank —los mieles abandonaron la tarea de vigilancia hacia la puerta principal, centrándose en la rubia figura que desayunaba a unos metros lejos de él.

—Han estado cerca en otras ocasiones. Nos iremos cuando la oscuridad sea nuestra aliada, y sobre todo, cuando tengamos un plan. A ti te encanta correr por ahí con las manos desnudas, el día que uno de esos penitentes te coja, probablemente entenderás —Newt rió con suavidad, tratando de restarle cierta seriedad a sus palabras, pero la expresión seria de Thomas le hizo saber de inmediato que había fallado.

—Ambos sabemos que no me quieren a mí.

Newt hizo una mueca incomoda ante aquellas palabras, desviando la mirada y soltando una risa amarga al aire.

—Seis años huyendo de esos mierteros deben ser suficiente experiencia —Newt volvió a enfocar su atención en las galletas, tomando una nueva para separar las dos capas y devorar con la lengua la crema del centro. Sin embargo, no completó su tarea, no cuando los dedos de la diestra de Thomas le sujetaban con suavidad el mentón.

Los labios de Thomas cayeron contra los de Newt, el beso fue lento, pausado. El sabor a galleta les hizo sonreír a ambos, dejando el beso a la mitad para parpadear y relamerse las comisuras.

—No dejaré que te lleven, no dejaré que... —las palabras de Thomas se interrumpieron cuando Newt le besó de nueva cuenta, esta vez, con más celeridad que el contacto previo.

—Ya no tenemos diez años, Tommy. También puedo pelear, lo sabes ¿no? —Newt ladeó el rostro y volvió a sonreír, logrando que la tensión que se disparaba de los mieles de Thomas despareciera, transformándose lentamente en calma y tranquilidad—. No volveremos a ese laboratorio, shank. Ahora ven, quiero acabarme estas oreo hoy.

Esta vez, ambos sonrieron. Thomas ocupó la silla de madera al otro lado de la mesa, cogiendo la galleta que el rubio extendía en su dirección. Aquello probablemente, duró un minuto.
El ruido en el exterior logró que ambos se pusieran de pie. El sonido de los cristales de las ventanas rompiéndose, les hizo retroceder, buscarse con la mirada y hablarse en silencio.
Newt giró el cuerpo para correr hacia la salida de emergencia que habían preparado noches atrás, cuando habían llegado por primera vez al lugar; pero se detuvo en seco cuando el aullido de Thomas llegó a sus oídos.

Sus pardos se abrieron con desesperación cuando fue capaz de notar al trío de hombres que sometían al castaño, bocabajo, contra el piso. Parpadeó confundido cuando un cuarto hombre entró por la ahora, destruida puerta del lugar: Janson, se trataba de Janson.

—¡Vete! ¡Shuck! ¡Vete, Newt!

El rubio apretó los puños un segundo, sabiendo de antemano que aquella era una batalla perdida. Observó a Thomas una última vez, con el dolor deslizándose en sus pardos, con la angustia de entender lo que estaba a punto de hacer.
Se despidió en silencio antes de que sus pies le obligaran a salir de ahí, a abandonar a Thomas, aun cuando la promesa de un reencuentro se meció silenciosa en el aire.

Salvaría a Thomas, tal como él lo había hecho tantos años atrás.

...


El fuerte pitido a su alrededor le hizo abrir los ojos con lentitud. Sentía la cabeza a punto de explotarle.
Movió las manos solo para darse cuenta de las agujas que yacían debajo de la piel de sus muñecas, de sus brazos. Parpadeó confundido antes de ladear la cabeza, de enfocar sus pardos hacia donde podía escuchar el sonido de los gritos, de los objetos rompiéndose, de la pelea. Cuando fue capaz de impulsarse hacia arriba para sentarse en la mesa metálica, notó que, a unos metros de él, Janson yacía en el piso. El hilo de sangre que brotaba de su boca le hacía saber, que no había quedado ahí por casualidad.

Se llevó la diestra a la cabeza cuando una nueva oleada de dolor le invadió, pero unas manos familiares sobre sus hombros le devolvieron de manera instantánea a la realidad: Thomas, ese era Thomas.

—Tenemos que irnos de aquí —el castaño habló atropellado mientras se deshacía de las agujas y le instaba a ponerse de pie. Newt casi obedeció, pero apenas logró poner un pie fuera de la mesa de metal, el equilibrio le abandonó, haciéndole casi visitar el piso en el que Janson descansaba.

Pero no sucedió. Los brazos de Thomas le mantuvieron de pie. El calor que inundó su cuerpo le hizo estremecer. La nueva oleada de recuerdos le acribilló sin piedad: niños, pasillos, sonrisas, Ava, Janson, Minho, Teresa, experimentos, penitentes, flores, Thomas, Thomas.

Newt se llevó la diestra a la cabeza tratando de calmar el punzante dolor en esta.

—Shuck, debemos irnos de aquí, shanks —Minho apareció justo detrás de Thomas—, tengo un pasaje seguro hasta el exterior, pero no sé cuánto tiempo Brenda pueda mantenerlo abierto.

Thomas asintió brevemente poco antes de atreverse a coger a Newt en brazos, sabiendo de antemano, que este no sería capaz de salir por su propio pie del lugar.

El rubio se sentía tan familiar, tan pequeño, tan cálido. El dulce aroma de sus cabellos le hacía querer suspirar, deseando poder hundir la nariz en el medio de la dorada melena de su Juliet Rose. Aunque Minho le había ayudado a abrir la puerta a sus recuerdos, estos regresaban con lentitud, por pequeñas olas que le hacían cerrar los ojos y perderse momentáneamente en el pasado.
Recordaba el día en que había conocido a Newt, recordaba el preciso instante en que sus mieles se perdieron en los bonitos pardos de este. Recordaba no ponerle un nombre al sentimiento que surgió, al menos no hasta que alcanzó los quince. Recordaba ese día en que la lluvia les había impedido continuar el camino, obligándolos a descansar debajo de un puente en el medio de Nueva Orleans. Recordaba cuando Newt le había besado, y recordaba haberle dicho cuanto lo quería.

Recordaba los besos, recordaba el calor del cuerpo de Newt a su lado. Recordaba las bromas de este, y lo perfecta que era su sonrisa. Recordaba su afición por las oreo, y las mil veces que estuvieron a punto de ser descubiertos por hurtar un paquete de algún supermercado. Recordaba cuando Newt se cansaba de caminar, y cuando él le ofrecía llevarlo en su espalda.
Recordaba aquella ocasión en la que casi habían cedido a su deseo, pero el trueno en el exterior de la destartalada cabaña, logró que Newt temblara como un niño, ocasionando que Thomas le envolviera en la cobija. Recordaba cuando Newt le confesó que aquellos ruidos le recordaban las máquinas de C.R.U.E.L. Recordaba cuando le prometió que jamás le volvería a dejar solo en una noche de tormenta.

Recordaba aquel día, en que ellos le capturaron. Recordaba a Ava hablando, recordaba el frío metal, su cuerpo desnudo y después... Nada.

Las palabras de Minho le devolvieron a la realidad. Había caminado por los largos pasillos casi de manera automática, mientras los recuerdos llegaban a él con lentitud.
El asiático estaba frente a él, extendiendo un par de mudas de ropa en su dirección, mientras la luz del sol se colaba debajo de una puerta de madera que, en su vida, recordaba haber visto.

Bajó a Newt de sus brazos y se encargó de vestirlo con celeridad. Si bien, el rubio cooperaba de vez en cuando, el efecto de lo que sea que el sujeto con Cara de Rata le estaba haciendo, aun dejaba secuelas en su bonito muchacho.

Cuando finalmente de deshizo hasta de la última prenda de su propio traje negro, se apresuró a sujetar la cintura del rubio, ayudándole a ponerse de pie una vez más.

—Tienen diez minutos para llegar a la estación —Minho extendió la diestra una vez más, colocando un par de pequeños tickets en la mano de Thomas—, la alarma sonará en cinco. Brenda se ha asegurado de los tiempos, pero podrían no ser exactos. Quizá uno o dos minutos más.

Thomas observó al asiático dubitativo, como si estuviera a punto de negarse, pero este sonrió, casi como le leyera el pensamiento.

—Brenda y yo tomaremos otra dirección, quizá volvamos a vernos, hermano. Hasta entonces, mantente lejos de este miertero lugar.

Thomas asintió con suavidad, apretado con firmeza una de las manos de su amigo. Una sonrisa y fue todo, el asiático regresó sobre sus pasos, justo al interior del edificio.

Escuchaba las voces a su alrededor. La cabeza aun le martilleaba, mientras sus piernas le obligaban a continuar hacia adelante. Un fuerte brazo se anclaba a su cintura, y Newt, apenas podía reconocer el lugar en que se hallaba.
Cuando el atisbo de razón inundó su sistema, el terror le devoró en menos de un instante. Cual felino asustado, se separó del brazo del hombre a su lado. Parpadeó confundido, observó a su alrededor. Su nombre se deslizó en un tono familiar, pero Newt siquiera se detuvo a averiguar de dónde provenía.

Debía irse de ahí, debía correr. La premisa se repitió en su cabeza al tiempo que sus piernas corrían y sus brazos apartaban a las personas delante de él. Escuchaba murmullos, escuchaba a una mujer hablar en un altavoz. Sabía que estaba en una estación de trenes, y aunque no recordaba haber estado en una, entendía lo que era.

Solo. Estaba solo. Sus piernas se detuvieron cuando el cúmulo de gente despareció. Observó a una mujer hablando por teléfono, a un niño comer una paleta. Un hombre de traje y guantes sonreía mientras hablaba cordialmente con un joven.
Newt sintió un escalofrío recorriéndole al instante en que buscó algún punto familiar: nada.

Su cabeza punzó una vez más, obligándole a llevar ambas manos hasta esta. El torbellino de recuerdos le envolvió en menos de un instante. No fue consciente de que estaba llorando hasta que sintió la humedad deslizándose por su barbilla.
Thomas, ¿dónde estaba Thomas?

Dio un paso hacia atrás poco después de haberse repasado el rostro con la palma de la diestra, borrando todo rastro de debilidad en su sistema. Sus pardos volvieron a recorrer el lugar, hallando el punto en el que un hombre le observaba con curiosidad.
Newt desvió la mirada ligeramente asqueado, sintiendo que estaba a punto de devolver el estómago. Caminó hasta que divisó el pequeño anden, donde un número considerable de personas ya esperaban lo que suponía, sería un tren.

Llenando sus pulmones de aire, el rubio se dio la media vuelta, dispuesto a volver sobre sus pasos, a salir del lugar. Debía encontrar a Thomas, debía...
Sus pensamientos se cortaron de manera abrupta cuando el hombre que divisó a varios metros de él minutos atrás, ahora se hallaba a su lado. El horrible aroma a ocre le hizo arrugar la nariz.

—¿Nos hemos visto de algún lado?

Newt le observó un segundo, poco antes de bufar.

—Largo viejo senil, no nos hemos visto nunca.

Probablemente debió pensar mejor sus palabras, porque cuando la horrible risa del hombre se dejó ir, se arrepintió el instante. Newt retrocedió al segundo en que el sujeto extendió la diestra, dispuesto a sujetarle del brazo, pero no sucedió. Un agarre familiar se estableció en su mano, unos dedos largos envolvieron su dorso en totalidad: Thomas.

—No, no se han visto nunca. ¿Nos vamos? —Thomas haló su mano con suavidad, conduciéndole a través de las personas, hasta la delgada línea amarilla en el piso que marcaba el límite para esperar el tren.

Newt deseó hablar, decir algo, pero extrañamente, se limitó a guardar silencio. Sus dedos descansaban laxos, en el medio de los de Thomas. No había incomodidad en la falta de palabras, por el contrario, la tranquilidad bailaba de un lado a otro, ocasionando que cualquier sentimiento negativo abandonara su sistema.
La cabeza volvió a dolerle por tercera ocasión. Newt cerró los ojos un instante, arrugando las cejas, ignorando el sonido del tren que arribaba al andén. La última oleada de recuerdos logró que todo su sistema vibrara, que su cuerpo entero se tensara.

Cuando Thomas lo haló hacia adelante para poder abordar el tren, Newt hizo lo contrario, halándolo en su dirección. Un beso escaso, una sonrisa de complicidad. Thomas le miró en silencio tras ello, besando esta vez y con lentitud, la punta de su nariz. El rubio rodó los ojos ante la muestra de cariño, poco antes de finalmente, corresponder el fuerte agarre que el menor aún mantenía en su mano.

—Deja de ser tan miertero y cursi, Tommy.

El castaño negó con suavidad, antes de halar al rubio hacia la pequeña puerta de metal, para finalmente, abordar el tren.


Notas Finales:

Literalmente, soñé este pequeño one-shot. Algunas variaciones pero meh. 

Tengo esa extraña capacidad de despertarme en sueños y comenzar a mover las cosas ahí. Era como ver una peli Newtmas, ahre.

Tengo más sueños raros pendientes por adaptar. De hecho proximamente se vendrá un Dylmas, todo mientras seguimos avanzando en Revenge Code. 

Las amo. Chau ~

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