when I was your man [🎼] -dylmas.
|Los one shots que tengan esa imagen entre corchetes son inspirados en canciones predeterminadas|
El moreno agradeció el refresco con una gran sonrisa a unos de los jóvenes camareros que los atenderían esta noche. Era inevitable para él no sonreír de aquella manera en tal festejo, su alegría no podía mantenerse dentro de su cuerpo y buscaba la forma de que todos la notaran.
Era la boda de Julia, su hermanita. Ya está claro que Juls es mayor que él, pero eso no la hacía dejar de ser la pequeña mocosa a la cual siempre cuidó con su alma. Había compartido grandes y horribles momentos con ella, más que su hermana era su mejor amiga y eso no le avergonzaba.
Y hoy, su pequeña mejor amiga acababa de unirse con el amor de su vida. Para él era inevitable no sentirse contento por su afortunada hermana, aún cuando esto significaba verla crecer e irse.
—Será mejor que dejes de tomar si no quieres terminar siendo el padrino borracho.
Esa voz dulce y afeminada que lo había tenido tan enamorado se oyó a un lado suyo. Bajó la copa de licor, apoyándola en la mesa, y volteó al encuentro con la dueña de esa especial voz.
—Britt. —No había otras palabras que salieran de su boca, la sorpresa había vuelto prisionero a su cerebro que luchaba por hacerlo hablar. Ella estaba ahí, con una ligera sonrisa adornando sus finos labios. Un vestido rosado le llegaba a las rodillas y el cabello rubio le caía como cascada por sus hombros, haciéndola lucir como un verdadero ángel.
—Te extrañé tanto Dylan. —La joven no esperó una respuesta y se aventuró a un fuerte abrazo, que le fue devuelto con tranquilidad. Habían pasado meses de la última vez que se vieron y, aunque ninguno de los dos quisiera decirlo, era necesario que se volvieran a encontrar. Después de haberlo tenido tanto tiempo lejos se sintió merecedora de ese largo abrazo y ese suave beso que el morocho había dejado en su cabello sin soltarla.
Sin embargo, Dylan pensaba que era momento de afrontarlo todo. Unos meses no podían curar sus heridas, él lo sabía, no después de haberse ido sin ninguna explicación. Había sido un idiota al haber dejado que lo destrozara de la manera en que ella hizo.
Así que la fue soltando de a poco hasta que lo único que los unían eran sus miradas. Vió arrepentimiento en la suya, algo que nunca esperó ver, pero la mayor sorpresa se la llevó Britt al notarlo tan tranquilo con su presencia.
Se comportó como una egoísta, sólo pensando en ella misma y olvidando el gran amor que había sentido por el. Ahora, el universo le daba la posibilidad de reenmendar sus errores con la invitación a la boda de Julia. Se preparó para todo, pensó en un millón de escenas donde Dylan le gritaba lo mucho que la odiaba por todo el dolor que le causó. Pero nunca se preparó para enfrentar a un relajado y contento Dylan.
—Debemos hablar. —Las palabras caían entre los dos como pesados escombros de un amor roto, el aire se tensó en cuestión de segundos. —Fui una idiota y entiendo si estás dolido conmigo o si me odias, no merez...
—No te odio, ya no. —Le interrumpió el joven, mantenía ambas manos dentro de los bolsillos de su traje. El atuendo se ajustan perfectamente a su cuerpo, dejando a simple vista su ancha espalda y buenas piernas. Era negro, ella siempre había amado lo bello que lucía con negro. —Te amé muchísimo Britt, no puedo odiarte. Ni aunque lo quiera.
Calló, porque no sabía que debía responder a eso. No lograba entender el comportamiento tranquilo de su ex novio al cual le había roto el corazón de la manera más inhumana posible. Ella había prometido cambiar pero no lo hizo, siguió con sus vicios y amigos alejándose cada vez más de él. Hasta que un día simplemente desapareció, se fue y no le dejó ni una miserable nota de por qué lo había hecho.
Y se arrepentiría toda su vida de haberle hecho eso.
—¿Cómo puede ser que no...? —Dejó su pregunta al aire, no era necesario completarla. Además, temía que la voz delatara su abrumamiento.
—Soy feliz, muy feliz. —Sabía que no mentía, su tiempo juntos la ayudo a comprender cuando sus sonrisas eran falsas o no. Dylan usaba su sonrisa más sincera, una triste e incómoda de labios cerrados pero al fin y al cabo era una sonrisa real. —Eso me ha ayudado mucho.
Nuevamente se limitó a mantenerse en silencio, aún no terminaba de comprender la situación. Él estaba ahí, después de tanto tiempo pudo volver a tenerlo en sus brazos. Pero lo sentía lejano y algo malo, como si fuera un error haberlo tocado desde un principio.
Iba a abrir la boca cuando una idea loca cruzó por su cabeza, fue como una flecha envenenada de sus propios errores que se clavaba en su pecho. No quería creer que sus suposiciones eran ciertas, porque si lo eran ella estaría acabada.
—¿Te has enamorado? —Se aventuró a preguntar, relamiendo ese inexistente ácido en su boca. No necesito palabras porque el brillo en sus ojos ya lo delataba, alguien había enamorado a su bebé. Ese destello había sido un balde de agua fría sobre su rostro, no había otra manera de describir la sorpresa que se llevó con la noticia. —¿La conozco?
Dolería, pero necesitaba saber si era alguna de las viejas amigas de Dylan o tal vez alguna compañera nueva de set. En este punto ya no sabía si seguir allí oyendo sobre la persona que le arrebató su última oportunidad con él o huir a su hogar donde podría refugiarse tranquila.
—Si, ha estado conmigo desde el comienzo. Siempre estuvo ahí, aún cuando ni yo lo sabía.
Decir que sus palabras no se sintieron como puñales sería mentir. Sus ojos picaban y el pecho le dolía, esa era la sensación de perder a alguien por completo. Ella lo sabía, la nueva novia de Dylan había estado junto a ellos cuando seguían juntos y fue esa chica quien sano el corazón que ella rompió.
—Me alegro por ti. —Las palabras retumbaban entre ellos, palabras vacías cargadas de total arrepentimiento y dolor. No había nada más que decir o hacer, ya todo estaba hecho.
—Britt, yo... —pero Dylan se vió interrumpido por el comienzo de una canción que tanto conocía, una sonrisa involuntaria se filtró entre sus labios al saber quién había pedido esa pista. Sin embargo, aún habían ciertas cosas que debía aclarar con la rubia antes de irse pero sus planes se vieron interrumpidos por una rosada mano que se colocó frente a él.
—¿Me concedes esta pieza? —Su sonrisa se hizo gigante, llena de alegría y un fuerte sentimiento de amor que no dejaba de rondar su cabeza al momento de tomar la mano del chico. Mientras lo guiaba hacia el centro de la pista sin soltar ni un segundo su mano, fue ahí cuando se olvidó de la chica con la cuál conversaba hace unos instantes. —Yo te invite pero los dos sabemos que tú eres el mejor guiando.
Ambos rieron antes de colocarse uno frente al otro, Dylan tomó la cintura de su acompañante mientras esté colocaba sus manos en sus hombros y comenzaban mecerse. Ninguno apartaba la mirada del otro, sin importar que la gente los estuviera viendo.
—Sigo preguntándome por qué amas tanto esta canción Tommy. —Comentó sin apartar su vista del bello rostro que tenía enfrente, los chocolatosos ojos lo mantenían cautivo.
Una de las manos del rubio bajo por el pectoral del moreno hasta terminar sobre su corazón. Fue un acto reflejo que el órgano vital del menor empezará a golpear su pecho a una velocidad inimaginable.
—It all just sounds like oh —Cantó en respuesta haciendo un falso agudo al final, que había sonado terrible pero para los oídos de O'Brien fue como una adorable melodía que se reproducía delante suyo. —Too young, too dumb to realize.
—Lo entiendo, lo entiendo. —Thomas soltó una pequeña risa que hizo al moreno temblar. Así de enamorado estaba, de pies a cabeza, rendido a los pies de aquel joven rubio que bailaba junto a él. —Eres tan tierno, aún cuando lo único que amas son las canciones tristes.
Thomas llevo su mano, que anteriormente había enloquecido a su corazón, hacia el rostro del moreno. O'brien sintió la necesidad de pegar su mejilla al tacto frío, a esas congeladas manos. Thomas se acercó lo suficiente para que sus narices se rozaran y le dió un pequeño beso esquimal.
—Las canciones tristes y a ti. Te amo Dyl. —El menor no tuvo tiempo de sentir esa explosión en su estómago cuando los labios ajenos se pegaron a los suyos en un ligero beso. Fue uno de los tantos picos que Thomas acostumbraba a darle, pero este venía cargado de otra sensación. Una más fuerte de la que había sentido nunca, algo mucho más fuerte que amor.
—Yo también te amo Tommy, muchísimo. —Una ligera sonrisa le fue suficiente para saber que eso estaba bien, que ellos estarían bien. Apretó su cintura hundiendo su rostro en su cuello y provocando que su querida pareja lo abrazara por el cuello.
Ahora su baile se había convertido en un descuidado vaivén que no formaba ni un sólo paso. Pero para ellos era más que suficiente, era todo lo que querían tener.
Fue en ese instante cuando una pequeña luz se prendió dentro del cerebro de Dylan y recordó que antes de empezar todo esto él se encontraba con otra persona. Abrió sus ojos en medio de aquel lento baile y busco entre las sombras un vestido rosado.
La encontró cerca de la puerta, estaba de brazos cruzados pero una ligera sonrisa se lucía en su rostro. Britt lo comprendió en el momento que Thomas se presentó ante ellos, lo notó en el brillo de sus ojos y el terrible amor que todas sus facciones gritaban. También lo notó en Dylan, la delicada forma en como lo trataba y lo feliz que lucía a su lado.
Ahora que los veía allí en el medio de la pista y él había notado su mirada, lo único que podía hacer era sonreírle. En respuesta recibió una sonrisa aún más grande y radiante, cargada de compresión. Vió a Dylan estrujar la chaqueta negra de Thomas a la altura de su cintura y como el mayor escondía su rostro en el pecho de su bebé.
No, realmente nunca fue su bebé. Lo supo a penas los vio, supo que el corazón de Dylan siempre le perteneció a Thomas aún cuando ninguno lo sabía.
Manteniendo esa sonrisa, que le había dedicado antes de que el chico se volviera a perder en la pista, se dirigió a la salida del salón para poder abandonar esa fiesta de la cual ya no se sentía parte.
Porque Dylan había sido su bebé, pero ahora estaba bailando con otro hombre y ella sabía que era lo mejor para los dos.
When I was your man —Bruno Mars.
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