bad boy [B] -dylmas au.

|Los one shots que tienen letras entre corchetes pertenecen a un hilo de o.s ligados entre sí por un abecedario, pero sin conexión en sus tramas|

Los gritos de mi mamá se escuchaban por toda la casa, intenté subirle más a la música pero esta ya estaba al máximo. Aún así seguía oyendo las millones de quejas de la mujer que me dió la vida, ¿nunca sé cansa de gritar? Metí mi cabeza bajo la almohada intentando asfixiarme.

La almohada se sentía muy tibia, mas no lograba quitarme el aire sólo darme calor. Suspiré y la lancé a alguna parte del cuarto, chocó contra unos discos apilados que terminaron cayendo produciendo un gran estruendo.

-¡¿Qué fue eso Thomas?!

Rodé los ojos y tapé mis oídos mientras gritaba junto a la música. Ni mis gritos ni la música en su máximo volumen podían callar los gritos de Tasha, nadie podía callarla. Desde que soy pequeño que se la pasa gritando las mil y una razones por las que debo "portarme mejor".

Supongo que esa fue la razón por la que mi padre la dejó, ya no soportaba más sus gritos. Fui un idiota al haberme quedado con ella y no haberme ido con él, como hizo Ava. Estoy seguro que habría vivido de mejor forma en Los Ángeles que en esta asquerosa casa.

-¡Te pregunté algo Thomas Brodie-Sangster! -Cerré los ojos en cuanto la puerta de mi habitación se abrió de un portazo, no quería ni ver su rostro. La música se apagó de un momento a otro y no tenía que ni preguntar para saber quién la había apagado. -¡Mira tu cuarto! ¡Es un asco!

No hice nada, sólo me quedé recostado ahí con los ojos cerrados repitiendo una y otra vez la letra de mi canción favorita. Era la única forma de apartar sus gritos de mi cabeza y que no me terminara causando una maldita jaqueca. Sin embargo, sentí el aparato de mi bolsillo vibrar.

-¡Thomas! ¡Mírame Thomas!

Abrí mis ojos y la miré, sus cabellos estaban atados en una coleta despeinada mientras su ropa estaba toda desarreglada. Le sonreí, tomé mi chaqueta y pase a su lado bajando las escaleras. Me saltee algunos escalones al seguir escuchando sus gritos y sus fuertes pisadas detrás de mí.

-¡¿A dónde diablos vas?! ¡Thomas contéstame! -La puerta no estaba cerrada con llave (como siempre) por lo que la abrí sin ningún inconveniente. Ahí estaba Dyl, sobre su motocicleta mientras fumaba un cigarrillo, me dirigió una sonrisa divertida al ver a mi madre al lado mío hecha una bruja. -¿Otra vez tú? ¡Te dije que no quería que lo veas más! ¡Te está arruinando Thomas!

No le di importancia a sus palabras y caminé tranquilo a mi amigo para saludarlo con un semi abrazo. Mi madre nos miraba desde la puerta furiosa, ella odiaba a Dylan. Lo repetía todos los días a todas las horas, habla de la mala influencia que era él para mi. Según ella, O'Brien estaba cambiándome.

Por eso mismo, cada vez que Dyl venía a casa ella lo trataba de lo peor intentando que se alejara. En cambio, Dylan sólo se ríe de sus intentos fallidos por sacarlo de nuestra casa y suele devolverles los ataques con peores palabras.

Por esa razón es mi mejor amigo.

-¡Thomas, entra a la casa ahora mismo!

Ya estaba sobre mi motocicleta poniéndola en marcha cuando Dylan volteó a mirarme expectante, ambos sabíamos que yo no volvería a entrar a esa casa. Así que le sonreí de lado, Tasha me miraba con fuego en sus ojos pero eso no hacía nada más que divertirme.

-No. -Encendí el motor y aceleré, dejando atrás todos sus gritos. Pronto sentí el rugido del motor de la motocicleta de Dylan a mi lado, me miró un milisegundo y guiñó un ojo. Reí ante su acto, así era él, tan estúpido y libre que a veces lo envidiaba. Su madre no sé la pasaba gritándole lo inservible que es, ni mucho menos trataba de alejarlo de sus amigos. No como la mía.

Se adelantó e hizo una seña con sus luces, eso significaba que debía seguirlo. Eso mismo hice, seguí sus luces por toda la ciudad cruzando el centro y cada parte de esta. Las casas se convirtieron en edificios y luego esos edificios fueron desapareciendo dando lugar a grandes campos.

No tenía ni la menor idea a dónde vamos, pero aún así lo seguí. Lo seguí toda la carretera hasta que perdimos la ciudad de vista y lo único que mis ojos alcanzaban a ver eran grandes arboladas. No cruzamos ningún auto, éramos nosotros dos y el ruido de los motores.

Fue cuando comenzaba a quedarme sin gasolina que dobló a la izquierda y tomó un camino de tierra. Lo imité, sabiendo que eso destrozaría mi motocicleta, y seguimos por ese camino por varios minutos. Entonces algo se sumó a mi vista, veía grandes árboles al final del camino que se abrían en una especie de túnel. Pasamos por debajo de éste, siguiendo el túnel hasta llegar al lago. Me bajé de la motocicleta asombrado.

Una pequeña cascada emitía un extraño sonido al golpear contra el lago. El agua se veía totalmente cristalina, casi transparente, y en esta se reflejaba los miles de árboles que lo rodeaban. El paisaje era tan hermoso que había quedado asombrado.

-Gracias a Dios aquí no se escuchan los gritos de la loca de tu madre. -reí por el mal chiste de mi amigo y lo miré curioso, él me devolvió la mirada. -¿Qué tanto me miras imbécil?

Choqué mi puño contra su hombro, mejor dicho su campera de cuero, y sonreí dejando que mi vista admirara el lugar. Se escuchaba el canto de los pájaros y una tranquilidad que nunca había tenido, mierda este lugar es hermoso.

-¿Cómo conoces este lugar? Esto es demasiado lindo para un gusano como tú. -Ante mis palabras, soltó un gruñido y me empujó con bastante fuerza haciéndome tropezar. -Sin ofender.

-Púdrete. -Su voz había sonado llena de odio pero sus ojos brillaban de la gracia, era divertido bromear de esa manera con él. Camino hasta el borde del lago y se sentó en la hierba, yo me quedé parado a su lado mirando su cabello moverse por el fresco viento otoñal. -Mi padre me traía aquí cuando era pequeño a acampar, unos años después venía a drogarme con mis compañeros de clases.

Reí por su último comentario. Dylan y yo habíamos ido a diferentes escuelas, no fue hasta que lo cambiaron en el último año a la mía (por su mal comportamiento) que lo conocí. Recuerdo bien que en cuanto entró al salón, con sus jeans negros y su remera de AC/DC desgastada, todos comenzaron a hablar de él. Todos querían ser amigo del nuevo "bad boy", pero él no quería ser amigo de nadie. Nunca le hablaba a nadie ni miraba a nadie.

No fue hasta que accidentalmente volqué toda mi comida sobre él, ese día me miró a los ojos y dijo un simple "Mierda niño" pero no se enojó. No me grito, no me golpeó, sólo me llamó niño. También recuerdo que yo estaba usando una remera de Green Day. Esa fue la razón por la que, mientras él limpiaba su pantalón, me invitó a almorzar con él.

Y así empezó nuestra amistad.

Nos hicimos amigos, muy buenos amigos, y nos volvimos inseparables. A dónde iba uno, iba el otro y así con un millón de cosas. Pasamos el último año escapando de mi madre y refugiándonos en su casa a escuchar música. Sólo pasaron dos años desde la secundaria, pero se siente como si hubieran sido diez.

Me había perdido demasiado en mis pensamiento, hasta que una mano golpeando mi nuca me hizo volver a tierra.

-Auch, ¿por qué me golpeaste? -Me gire a mirarlo, topándome con su torso desnudo. Había colgado su campera y remera en el árbol y estaba por quitarse los pantalones.

De repente ya no tenía voz y sentía como si no hubiera tomado agua por años, era una extraña sensación de deseo. Pero claramente no deseo por él.

-No reaccionabas, estabas como un idiota mirando el agua. -Colgó sus jeans en el árbol y caminó lento hacia mí para detenerse delante mío. Me era imposible mantener mis ojos en su rostro, por alguna extraña razón necesita mirar su torso. -¿Acaso no vas a quitarte la ropa? ¿O quieres que te la quite yo?

Me regaló una de sus sonrisas juguetonas y pasó por mi lado sin hacer caso al rojo en mis mejillas. ¿Qué mierda me estaba pasando? Siempre bromeamos así con Dylan, ¿por qué ahora estoy reaccionando de esta manera?

-¿Por qué quieres que...? -No me dejó terminar mi pregunta cuando se metió en el lago, sus músculos se marcaron más debido al frío del agua. No seguí observándolo, mi cabeza se desconectó de mi cuerpo por un segundo. Me había quedado mirándolo embobado por mucho tiempo.

Agité mi cabeza intentando quitar los raros pensamientos, no podía permitirme seguir ese tema. Así que le hice caso y terminé desnudándome, quedado sólo en boxer. Caminé al lado y metí un pie, el agua estaba helada pero podía aguantarla.

-Vamos Thomas, no seas gallina. -Me sonrió desde el medio del lado, el agua no era profunda por lo que suponía que él hacía pie. Mientras más me acercaba a él, el frío más se apoderaba de mis huesos. -Ow, la nena necesita que lo calienten ¿cierto?

Apreté mis dientes evitando morderme el labio ante su burla, había mal pensado cada una de sus palabras y ahora lo único que sentía era la sangre subir a mis mejillas.

-Callate basura. -mascullé salpicándolo un poco, quise reír por lo infantil que lucía haciendo eso. Cómo respuesta O'Brien me devolvió el gesto con un poco más de fuerza. Estuvimos un rato salpicándonos hasta que comenzamos una guerra de agua.

Tenía una de mis manos en su hombro y otra en su cabeza intentando hundirlo, pero era inútil. El desgraciado era mucho más fuerte que yo, sus músculos ni se inmutaban ante los débiles golpes de mis brazos.

-¡Mierda! -gruñí frustrado, pero me tomó desprevenido el hecho que él mismo se sumergió en las aguas. Nos habíamos acercado tanto a la cascada que la espuma no me dejaba verlo, giré sobre mi mismo intentando localizarlo pero me era imposible. -¿Dylan?

Casi salto del susto al sentir unas manos en mi cintura y una respiración en mi nuca.

-¿Qué pasa Tommy? -Su voz sonaba ronca, nunca lo había escuchado de esa manera. Sus manos apretaron mi cintura logrando que suelte un quejido, en respuesta lo sentí pegarse a mi. Tenía mi espalda pegada a su pecho desnudo, podía sentir su respiración pesada en mi cuello. Todo era tan extraño, pero no quería apartarme.

Cerré mis ojos intentando calmar los agitados latidos de mi corazón, pero de vuelta los abrí al sentir sus labios dejar besos en mi nuca. Besos húmedos. Apreté mis labios tratando de callar el suspiro que quería salir de mis labios. Esto se sentía tan bien.

-¿Q-qué estás haciendo Dylan? -la voz me tembló al hablar, me sentía tan perdido que dejé que corriera mi cabeza a un lado para seguir con sus besos por toda la unión de mi hombro y cuello.

-Sabes que es lo que estoy haciendo. -En ningún momento se apartó de mi, en vez de eso me giro aún en sus brazos quedando frente a frente. Sus ojos brillaban, algunas gotas de agua se deslizaban desde su cabello por todo su rostro hasta terminar en su mentón. Es la imagen más sexy que he visto en toda mi corta vida.

Acercó su rostro al mío sin dejar de mirarme fijo, mordí mi labio sin saber muy bien que debía hacer o decir. Sus ojos bajaron a mis labios, no me dejó procesar nada cuando ya había posado su boca sobre la mía.

Estaba besando a mi mejor amigo, mierda estaba besando a Dylan.

El maldito sabe besar muy bien, tenía una de sus manos en mi cintura y con la otra sostenía mi rostro para que no me moviera. El beso no duró ni diez segundos cuando me separé aturdido, lo miré sin comprender nada de lo que estaba pasando.

¿Qué mierda estaba pasando con nosotros?

Iba a plantearle esa duda, iba a hacerlo lo juro. Sin embargo, todas mis dudas fueron calladas en cuanto fijé mi vista en su rostro. Se veía tan bien, con su cabello mojado y sus labios semi hinchados. No pude resistirme y tomé su nuca para volver a unir nuestros labios de vuelta, está vez buscando de alguna manera saborear más su boca. Mis manos viajaron a su cabello, tratando de atraerlo lo más posible a mi.

Me sorprendí en cuanto mordió mi labio, había dolido pero a la vez había sido excitante. Un suave gemido se escapó de mi boca, Dyl se pegó más a mi y una de sus manos recorrió mi espalda hasta llegar a mi trasero. Realmente no me esperaba la maldita erección suya que sentía en mi pierna, pero estaba tan extasiado que le quite importancia. Nos besamos así durante varios minutos, separándonos algunos segundos para tomar aire. Segundos que él usaba para besar mi cuello dejando marcas que se volverían rojizas dentro de unas horas.

En uno de esos interludios en los que él pegaba sus labios a mi cuerpo me decidí a hablar.

-¿Qué se supone que estamos haciendo Dyl? -No alejó sus labios de mi cuello, sólo fue subiendo por el hasta llegar a mi rostro para dejar un casto beso sobre mis labios.

-Disfruta el momento Tommy, sé un buen chico. -Dio una rápida nalgada en mi trasero sin quitarme los ojos de encima. Reí ante lo irónico que había sonado. ¿Yo? ¿Siendo un buen chico?

-Nunca dejas de sorprenderme Dylan O'Brien -Sonreí y volví a unir nuestros labios haciendo justo lo que él dijo. Disfrutar el momento.

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