amanecer [A] -dylmas.

|Los one shots que tienen letras entre corchetes pertenecen a un hilo de o.s ligados entre sí por un abecedario, pero sin conexión en sus tramas|

Los rayos apenas comenzaban a asomarse por sobre los edificios. La leve luz que irradiaba el primer pedazo de sol del día entraban por el ventanal. Suspiré, debería haber cerrado las cortinas ayer. Ahora debía levantarme a cerrarlas o no podría volver a dormir con la potente luz golpeando en las paredes de la habitación.

Levanté las sábanas que cubrían mí adormilado cuerpo y fui levantándome de la cómoda cama. Estiré mis piernas y brazos en un intento por darme fuerzas para moverme. No esperé más, caminé hacia las cortinas pero justo cuando estaba por cerrarlas unas extrañas ganas de salir me invadieron.

Estábamos en pleno noviembre, Londres es bastante frío durante estas fechas. Por lo que el calor se mantiene dentro del cuarto gracias a los calefactores, pero fuera de este podía ver el viento mover las hojas de los árboles. Voltee un segundo a mirar el interior del cuarto. Una cama, calor puro y una muy buena almohada donde dormir. Supongo que me gusta desafiar a mi salud, porque tomé el saco que descansaba sobre el suelo y salí al balcón.

Las calles de Londres recién despertaban, sólo podía percibir algunas personas caminando por las desérticas veredas. El frío se colaba por mis manos que se mantenían expuestas, las froté entre sí intentando calentarlas. Terminé haciendo lo que no quería, metiendolas en los bolsillos del abrigado saco.

Al instante mis dedos hicieron contacto con algo metalizado y una cajita, mas no lo saqué de su lugar ni volví a tocarlo. Sólo me mantuve ahí, mirando como el sol luchaba por salir entre las nubes grises que lo oscurecían. Aún así, algunos de sus rayos se escapaban e iluminaban toda la ciudad a su forma.

Reí ante lo irónico que era la situación. ¿Desde cuándo soy de esos tipos que despiertan al amanecer para observarlo? Si alguien me hubiera dicho esto años atrás me hubiera reído mucho de eso y probablemente haya hecho una broma sobre eso porque, soy Dylan "No puedo tomarme nada en serio" O'Brien.

Seguí contemplando las luces en silenció, un silencio cómodo que venía necesitando hace bastantes tiempo. Más que el silencio, necesitaba un momento para poder pensar en qué mierda estoy haciendo con mi vida.

¿Por qué estoy haciendo todo esto?

Tenía una novia, prometida mejor dicho, que es (sin exagerar) la persona más dulce en todo el planeta. Ella es la mujer que cualquier hombre quisiera, es tan hermosa que suele deslumbrar a donde vaya. Es el tipo de chica que los hombres llaman "inalcanzables". No lo fue para mí, la amaba y ella también me amaba. Nos queríamos tanto, teníamos toda nuestra vida planeada uno junto al otro.

Creo que era demasiado joven cuando hice promesas que luego no podría cumplir. Amaba a Britt, la sigo queriendo como la gran amiga que es, pero no iba a amarla el resto de mi vida. Nunca quise lastimarla, yo enserio pensé que era el amor de mi vida pero parece que nunca lo fue.

Ella sólo fue mi primer amor, pero no aquél que va a durar para siempre. Los sentimientos que ella producía en mi ahora los hace otra persona, alguien de quién sin querer terminé enamorándome.

Britt es perfecta, pero algo en mi no puede verla sobre él. No pude elegirla a ella cuando tuve que tomar una elección por el simple hecho de que ella no es él. Viví muchísimos recuerdos con Britt, pero parecieran nada comparados con los pocos que vivimos con él.

No voy a mentir diciendo que siempre estuve seguro de mis sentimientos, claro que no. Tuve demasiadas noches sin dormir y mañanas pesadas para llegar al punto dónde me encuentro ahora. Me rompí la cabeza tratando de descifrar cuál era la razón por la que ya no quería pasar tiempo con mi novia.

Y siempre surgía él. Él y su maldita sonrisa que destruyó todo mi mundo, formandolo a su parecer. Se introdujo en mi vida tan rápido que fue demasiado tarde para decir alto.

No creo que haya podido frenarlo si hubiera tenido la oportunidad, tampoco hubiera querido frenarlo. Porque aunque no quiera aceptarlo, me tiene en sus manos completamente. Haría lo que fuera por verlo feliz, ya lo he hecho y lo volvería a hacer.

Dejé a Britt, le dije a mi familia que me atraía un hombre y lo presente como mi pareja frente a ellos, como el amor de mi vida frente a mis amigos más cercanos. Había dado tantos pasos por nosotros, pero ¿estaba preparado para dar este último gran paso?

No, la respuesta es no. Aún no estoy preparado para gritarle al mundo lo que soy, no tengo la fuerzas necesarias para avanzar tanto. Lo intenté. Enserio quise hacerlo por él, pero las palabras nunca terminaban saliendo de mi boca. Se quedaban allí, atoradas.

Pasé una mano por mi rostro, volví a las noches en velas destrozándome la cabeza. Había contemplado tantas veces el amanecer que verlo de vuelta sólo traía malos recuerdos a mi  mente.

Por dios Dylan, concéntrate.

Mi aliento se congelaba ante el viento helado que se llevaba todo a su paso, se oía como un fuerte silbido que atormentaba mi destruído cerebro. Supongo que estaba lo suficiente perdido como para no oír la puerta corrediza del balcón abriéndose y sólo notar su presencia cuando estaba junto a mi.

Giré mi rostro encontrándome con su bellísimo perfil admirando el salir del sol. No llevaba ningún abrigo encima por lo que sus mejillas estaban algo rosadas, sobresaliendo entre su blanca piel. Sus brazos cruzados intentaban darle el calor que su abrigo (que yo llevaba puesto) debería darle.

Me saqué el abrigo rápido y lo puse sobre sus hombros, frotando su espalda con una mano tratando de calentarlo. No podía sentir el frío, las piernas se me habían congelado tanto en segundos que comenzaban a dolerme un poco. Mas no dije nada, sólo me quedé a su lado con una mano dando caricias en su espalda.

—Pensé que no te gustaba el amanecer. —Se oía demasiado suave a comparación de la gran torrentada de aire. No quería sacar mis ojos de el, sentía que en cualquier momento se iría de mi lado y yo quedaría con el pecho completamente vacío.

—No me gusta el amanecer. —Afirmé, sin quitar los ojos de su perfil. Él mantenía su vista en el frente, casi ni percantandose de mi. Dejé caer mi brazo y me alejé unos centímetros, fue entonces que volteó a verme.

—Dylan vas a congelarte. —No esperó una respuesta mía, si no que entró a la habitación y volvió con una gran frasada envolviéndolo. Se pegó a mi y nos tapó a ambos con ella, haciendo a mi cuerpo entrar en calor. Sonreí y rodee su cintura con mi mano acercándolo lo más posible a mi. —¿Qué hacías aquí afuera?

—Pensaba, el frío me ayuda a reactivar mis neuronas —bromee provocando una leve risa en él que se desvaneció despacio. Recargo su cabeza en mi hombro y soltó un largo suspiro.

—No quiero que lo hagas si te sientes obligado. —Sabía a qué se estaba refiriendo, lo entendía. Sin embargo, no podía hablar. Ni para decirle lo mucho que me asustaba la reacción de los demás, ni para decirle lo mucho que lo amaba y que me seguiría arriesgando una y otra vez sólo por él. Seguiría luchando contra las nubes para que el sol llegue a irradiar alegría en su día.

—No me siento obligado, es que... —Utilicé mi mano libre para correr alguno de los mechones rubios y largos que caían sobre su frente. —Tengo miedo Tommy.

Thomas me miró a los ojos buscando alguna señal de broma seguramente. Al ver que hablaba enserio, dejó de sostener su lado de la frazada y me abrazó muy fuerte. Dejé que mi cabeza cayera sobre su hombro y cerré mis ojos conteniendo las lágrimas.

—Tranquilo, si esto te asusta no tienes que hacerlo. —Su voz sonaba como aterciopelada para mis oídos, al igual que sus delicadas caricias. Las manos me temblaban y no entendía bien el por qué. —No tienes por qué hacerlo Dyl, yo quiero que tú lo hagas cuanto ambos estemos seguros. Somos un equipo ¿lo recuerdas?

Moví mi cabeza dándole a entender una afirmación, pero creo que no lo convenció del todo. Ya que sus finas manos tomaron mis mejillas y me obligaron a verlo. Sus ojos destellaban preocupación y me sentí una basura por haber generado eso.

—No estás solo amor, siempre estaré para lo que necesites. Y si lo que necesitas es tiempo, te lo daré. —Sonreí débil y pegue mi frente a la suya tomando sus caderas. Thomas junto nuestras narices y movió la suya haciendo un beso esquimal, una boba sonrisa se plantó en mi rostro ante tal acción. —Te amo Dylan y para mí con que tú lo sepas estoy bien, te amo y quiero que lo recuerdes siempre.

Las lágrimas cayeron por mis mejillas, una de cada lado, como instinto. Negué sonriendo, Britt podría ser la mejor persona del mundo pero Thomas era la mejor persona de mi mundo.

—Te amo tanto. —No quise esperar y junte nuestros labios en un dulce beso, él nunca dejó de sostener mi rostro mientras nos besábamos.

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